jueves, junio 28, 2007

El hombre nuevo.

Ensayo sobre la transformación revolucionaria de la personalidad

En este trabajo incorporaremos una serie de reflexiones que, entroncándose en el legado clásico del pensamiento marxista, nos permiten avanzar en el complejo tema del rol de la personalidad y su transformación en el proceso revolucionario, en la búsqueda de algunas definiciones esenciales para la práctica política. Este es el resultado de años de investigación basada en algunas fuentes del pensamiento revolucionario y científico que, en nuestra opinión, son una buena parte de la plataforma sobre la cual construiremos el marxismo del siglo XXI:

El pensamiento de Marx, Engels y Lenin y el Che Guevara, de quienes extraemos concepciones sobre el ser humano cuyas líneas directrices pretendemos continuar en un esquema coherente. En el caso del Che, nos basamos fundamentalmente en "El socialismo y el hombre en Cuba", verdadero manifiesto sobre el hombre nuevo.
El texto "Marxismo y Teoría de la Personalidad", del pensador francés Lucien Sève. Esta obra, publicada en 1969, constituye una colosal investigación que recorre toda la obra de Marx y sienta las bases de la concepción científica y revolucionaria del hombre.
La psicología socio-cultural cuyo más famoso exponente es Lev Vigotsky. Este, junto con Alexei Leontiev y Alexander Luria**, formaron la "troika" que en la Unión Soviética desarrolló, sobre la base del marxismo, una concepción científica sobre el psiquismo.
La teoría de la inteligencia emocional, popularizada por el investigador norteamericano Daniel Goleman.
Los aportes de la teoría de la complejidad, la cual permite comprender la evolución de la personalidad como un caso particular de todos los procesos de incremento de la organización que se dan en la naturaleza, por lo tanto, regida por sus mismas leyes.


EL HOMBRE NUEVO

ENSAYO SOBRE LA TRANSFORMACION REVOLUCIONARIA DE LA PERSONALIDAD

PRIMERA PARTE

PRÓLOGO

En este trabajo incorporaremos una serie de reflexiones que, entroncándose en el legado clásico del pensamiento marxista, nos permiten avanzar en el complejo tema del rol de la personalidad y su transformación en el proceso revolucionario, en la búsqueda de algunas definiciones esenciales para la práctica política. Este libro es el resultado de años de investigación basada en algunas fuentes del pensamiento revolucionario y científico que, en nuestra opinión, son una buena parte de la plataforma sobre la cual construiremos el marxismo del siglo XXI:

1) El pensamiento de Marx, Engels y Lenin y el Che Guevara, de quienes extraemos concepciones sobre el ser humano cuyas líneas directrices pretendemos continuar en un esquema coherente. En el caso del Che, nos basamos fundamentalmente en «El socialismo y el hombre en Cuba», verdadero manifiesto sobre el hombre nuevo.

2) El texto «Marxismo y Teoría de la Personalidad», del pensador francés Lucien Sève. Esta obra, publicada en 1969, constituye una colosal investigación que recorre toda la obra de Marx y sienta las bases de la concepción científica y revolucionaria del hombre.

3) La psicología socio - cultural cuyo más famoso exponente es Lev Vigotsky*. Este, junto con Alexei Leontiev** y Alexander Luria***, formaron la «troika» que en la Unión Soviética desarrolló, sobre la base del marxismo, una concepción científica sobre el psiquismo.

4) La teoría de la inteligencia emocional, popularizada por el investigador norteamericano Daniel Goleman.

5) Los aportes de la teoría de la complejidad, la cual permite comprender la evolución de la personalidad como un caso particular de todos los procesos de incremento de la organización que se dan en la naturaleza, por lo tanto, su dinámica está regida por leyes semejantes.

Agradecemos a Ernesto, Roberto, Daniel y Cristina por sus valiosas indicaciones que nos han permitido pulir este trabajo, por su apoyo y preocupación por este proyecto y por haber ayudado a transformarlo en realidad.

Por otra parte, nos ha acompañado el apoyo, aliento y los señalamientos de aquellos militantes que nos han ayudado en esta reflexión.

Si bien toda obra es un borrador y toda obra es colectiva, este trabajo lo es de manera especial. En primer lugar porque pretendemos abrir un debate que posibilite nuevas líneas de reflexión, este trabajo es el borrador de los que vendrán. En segundo término porque nuestro aporte original se reduce a una mínima parte del texto: si algún mérito nos corresponde es el de haber amalgamado el pensamiento de mentes brillantes.

Sabemos que el tema del hombre nuevo jamás podrá ser reducido al simple planteo catedrático, ya que nos plantea el desafío de alcanzar el escalón máximo del ser humano: el de revolucionarios. Nuestro más profundo deseo es que esta obra sea un arma certera al servicio de esa causa, que no es otra que la causa de la revolución.


* Lev Semionovich Vigotsky (1896-1934). Psicólogo soviético, fundador de el enfoque socio – cultural. Desde 1924 hasta su muerte por tuberculosis en 1934, en diez años de furia creadora, Vigotsky desarrolló sobre la base del materialismo dialéctico e histórico las bases de la investigación psicológica científica. VOLVER

** Alexei Nicolaevich Leontiev (1903-1979). Psicólogo soviético, doctor en ciencias psicológicas, profesor miembro de la Academia de Ciencias Psicológicas de la URSS. Premio Lenin 1963. Decano de la Facultad de Psicología de Moscú desde 1966. VOLVER

*** Alexander Romanovich Luria(1902-1977). Psicólogo Soviético, Doctor en Ciencias Psicológicas y Ciencias Médicas. Se lo considera uno de los «padres» de la neuropsicología moderna. VOLVER

INDIVIDUO Y SOCIEDAD

Haciendo historia

A diferencia del pensamiento dogmático, el marxismo jamás deja de inquietarnos. Engels ya expresaba en su Antidühring que «la soberanía del pensamiento se realiza a través de una serie de hombres pensantes de un modo muy poco soberano; el conocimiento que pueda alegar títulos incondicionales de verdad, se impone a lo largo de una serie de errores relativos; ni una ni otra soberanía puede convertirse en plena realidad más que a través de una duración infinita de la humanidad.»1

A este proceso histórico de pulimento, de maduración, tampoco ha escapado la propia teoría marxista. Un breve repaso nos permitirá contextualizar la actual necesidad de desarrollo teórico en el marco de la rica experiencia de estos más de 150 años de pensamiento marxista.

El «Manifiesto Comunista» fue publicado en medio de los densos nubarrones de la crisis económica que azotaba con hambrunas a Europa y presagiaba lo que fue la ola revolucionaria de 1848.

En estas terribles crisis, las masas se veían objetivamente compelidas a la acción más decidida ya que la burguesía no ofrecía más salida que morir de hambre. Repentinamente, grandes masas hasta entonces aparentemente dormidas, se lanzaban a la lucha.

Por esto, la decisión de Marx de especializarse en temas económicos tenía una evidente importancia táctica: había que predecir cuándo llegaría la próxima tormenta y preparar a las fuerzas revolucionarias para «tomar el cielo por asalto».

A modo de ilustración, transcribimos a continuación una excelente descripción, extraída de la biografía que Mayers realizó de Engels, de cómo vivió junto a Marx lo que pareció que iba a ser una gran crisis en 1857.

«Como sabemos, Engels consideraba las crisis económicas como uno de los agentes más poderosos de cambios políticos. En 1850 aventuró por primera vez (...) Ya no hay nuevos mercados que abrir. Cuando vemos que a pesar de que es imposible encontrar nuevos mercados, el sistema capitalista se ve constantemente forzado a incrementar la producción, es obvio que el imperio de los dueños de fábricas ha llegado a su fin. Y ¿entonces qué? El caos y la ruina universal dicen los librecambistas. La revolución social y la dictadura del proletariado, decimos nosotros.(...).

Por fin, en 1857, el acontecimiento que había esperado con tanta impaciencia, ocurrió(...) Ahora previó la revolución con certeza absoluta. Pero esperaba que las masas tendrían tiempo de estar completamente despiertas por la depresión crónica. Después de crisis semejantes, el proletariado golpea con más fuerza y unidad, con mejor «connaissance de cause» (conocimiento de causa), tal como un ataque de caballería tiene mucho más éxito si los caballos han de trotar durante unas quinientas yardas antes de llegar a la distancia desde la que cargarán sobre el enemigo. (...) Estaba encantado con la idea de que pronto estaría en condiciones de cambiar la Bolsa por el campo de batalla y su taburete de oficina por el caballo. Rebosaba de vitalidad: el hombre de acción revivía en él . El sábado pasado,- le escribía a Marx en el mes de diciembre - salí a cazar y estuve siete horas en la silla. Ese género de cosas me pone endiabladamente animado durante varios días; es el mayor placer físico que conozco. (...) Le escribió a su amigo: En 1848 dijimos: Ahora llega nuestro momento y en cierto modo llegó. Pero esta vez llegará plenamente, una lucha a vida o muerte. Mis estudios militares se harán inmediatamente más prácticos. Me lanzo de inmediato al estudio de la táctica y de la organización de los ejércitos prusiano, austríaco, bávaro y francés; y aparte de eso no hago sino cabalgar, es decir, cazar, porque la caza es la verdadera escuela de la caballería. Los dos amigos se confesaban mutuamente su alegría: Marx decía que a pesar de su pobreza constante, desde 1849 no se sentía tan feliz como ahora y Engels agregaba que en este colapso general se sentía ‘terriblemente confiado’, Marx trabajaba la noche entera para poner en orden sus investigaciones económicas. Quería sacar en limpio su plan antes del diluvio. Engels le enviaba todo el material que podía recoger sobre la crisis, en un torrente precipitado de mensajes.

A fines de diciembre, las cosas estaban en general más tranquilas (...) Durante mucho tiempo le preocupó la forma en que la sobreproducción había sido absorbida.»2

Estos párrafos nos trazan un panorama colorido de la enorme expectativa que despertaba en Marx y Engels las crisis económicas y la confianza que tenían en que, dadas las características internacionales que estas adquirían en el siglo XIX, una situación de este tipo sería el preludio de la revolución mundial.

Desde la perspectiva en la que se hallaban Marx y Engels, plantearse más profundamente el problema de la relación entre la determinación de la base económica y la superestructura no era posible por motivos teóricos y prácticos. En el plano teórico la investigación debía seguir el orden de determinación, por lo cual, siendo la base económica lo más determinante y la superestructura lo más determinado, era lógico concentrarse en el estudio económico. Pero profundizar en el rol de la superestructura también significaba un ejercicio mental poco práctico, ya que, como vimos, las crisis de superproducción se presentaban con una intensidad tal que no dejaban otra salida para las masas hambreadas que la insurreción.

Luego de la caída de la Comuna en Francia y de las leyes antisocialistas de Bismarck en Alemania, el movimiento revolucionario entra en un repliegue que abarca el último cuarto del siglo XIX. En esta etapa, así como el marxismo desplaza a las corrientes ideológicas pequeñoburguesas del seno del movimiento obrero europeo (anarquismo, lasalleanismo), en el interior del propio movimiento marxista se va definiendo una corriente oportunista, revisionista que, repitiendo idénticos argumentos en toda Europa, defiende una tergiversación del marxismo y realiza una práctica oportunista.

Cuando Lenin retoma el hilo del pensamiento marxista, se encuentra con este panorama de reflujo, al punto que ya se hablaba de la «muerte del marxismo». En su inmortal «Qué Hacer» critica el culto a la espontaneidad, la ausencia de principios, el desdén hacia la teoría y el practicismo reformista. Y plantea las cosas con claridad meridiana: ideología burguesa o ideología socialista, sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria, dado que el socialismo es ciencia, no surge espontáneamente de las masas. De esto se deriva la necesidad de un partido que una a los luchadores más decididos y formados para unificar el mando revolucionario, evitar la infiltración del enemigo y dar una implacable lucha contra el reformismo. El partido es la herramienta para contrarrestar la tendencia espontánea hacia el oportunismo, la que se le presenta a Lenin con la inexorabilidad de una ley. Sin embargo consideramos que este fenómeno, hasta ahora, no ha sido debidamente investigado.

Sin tomar en cuenta esta lucha contra el oportunismo, no se puede entender la fuerza espiritual que necesitaron los bolcheviques para resistir la represión, organizarse en condiciones de clandestinidad, tomar el poder y sostenerlo a pesar de la guerra de intervención. ¿Qué pasó en el resto de Europa? Lenin esperaba que la toma del poder en Rusia fuera el puntapié inicial del incendio revolucionario en todo el continente europeo, pero eso no sucedió. Lenin explica esta demora en el hecho de que el capitalismo ruso cae por ser el «eslabón más débil» de la cadena imperialista, es decir, que la victoria proletaria se explica porque en Rusia se concentraban múltiples contradicciones: entre el proletariado ruso y la burguesía, entre aquel y el imperialismo mundial y entre las nacionalidades oprimidas y el zarismo ruso.

El Che, en «El socialismo...», define así este cambio conceptual: «En el esquema de Marx se concebía el periodo de transición como resultado de la transformación explosiva del sistema capitalista destrozado por sus contradicciones; en la realidad posterior se ha visto cómo se desgajan del árbol imperialista algunos países que constituyen las ramas débiles, fenómeno previsto por Lenin.»

Pero esta nueva visión requiere de una reflexión más profunda sobre la relación entre lo objetivo y lo subjetivo. Perry Anderson, historiador marxista inglés, señala que el pensamiento marxista mantiene un Talón de Aquiles que se verifica en «(...)la permanente oscilación, (...) la potencial disyunción que existe en los propios escritos de Marx entre la atribución del primer motor del cambio histórico, por un lado, a la contradicción entre las fuerzas de producción y las relaciones de producción - pensemos en la famosa Introducción de 1859 a la Contribución a la crítica de la económía política- y, por otro lado, a la lucha de clases - pensemos en El manifiesto comunista-. La primera se refiere esencialmente a una realidad estructural o, más propiamente, interestructural (...). La segunda se refiere a las fuerzas subjetivas que se enfrentan y luchan por el control de las formas sociales y de los procesos históricos ¿Cómo se articulan estos dos tipos diferentes de causalidad o principios de explicación en la teoría del materialismo histórico?

(...) Las antinomias políticas a que daba lugar la persistente elusión o suspensión del problema fueron debatidas, por supuesto, amplia y apasionadamente: economicismo por un lado, voluntarismo por otro. Las intervenciones de Lenin durante la preguerra pueden considerarse como un esfuerzo constante por controlar y combatir estas dos posibles deducciones del legado marxista, cuyas expresiones políticas fueron las tendencias contrapuestas hacia el reformismo y hacia el anarquismo en la derecha y la izquierda, respectivamente, de la II Internacional. Pero estas intervenciones fueron meramente prácticas y coyunturales, sin fundamentación teórica. Las mismas cuestiones no resueltas han aparecido una y otra vez tanto en la política como en la historiografía marxista.»3

En respuesta a Anderson podría referirse, por ejemplo, las aclaraciones realizadas por Engels en sus cartas a Bloch, Schmidt y a Mehring, en las cuales explica que, en el marco del debate con el idealismo, ni Marx ni él hicieron el suficiente hincapié en el rol de la superestructura ideológica. No obstante, debemos admitir que el problema que planteaba Perry Anderson en 1979 sigue sin ser adecuadamente resuelto. Los desafíos de este nuevo siglo nos exigen ir más allá.

Como observamos, la historia del siglo XX deparó sorpresas de difícil asimilación: no ocurrieron otras insurrecciones «puras» como la de los bolcheviques sino que generalmente tomaron el poder aquellas organizaciones que aplicaron primeramente una estrategia de guerra popular y prolongada para crear las condiciones para la revolución. Además, la teoría que planteaba que la existencia de la gran industria y consecuente desarrollo del proletariado industrial era una condición básica para la existencia de un proceso revolucionario, ha sido refutada, los procesos revolucionarios se desarrollaron en países donde la clase obrera industrial era sumamente minoritaria o inexistente. El Che explicaba este fenómeno porque, dado el carácter mundial que adquirió la conciencia de la clase obrera, esta podía ser tomada por otras capas sojuzgadas en la medida que se forme una vanguardia que se organice y dé vida a los principios marxista - leninistas.

En definitiva, la «debilidad» del eslabón no explicó por sí sola el hecho del triunfo de determinados pueblos a diferencia de otros, sino que sobre esta base es el accionar conciente de los pueblos y sus organizaciones revolucionarias son el factor decisivo para madurar la crisis del sistema de explotación, así como la pericia de las clases gobernantes demostró ser clave para evitarlas.

Por último, la reversión sufrida en los sistemas socialistas del este europeo, junto con la caída en el oportunismo de la mayoría de las organizaciones que en algún momento fueron revolucionarias, son hechos que han destruido la visión del socialismo como un futuro al cual la sociedad iba a llegar por fuerza de las «férreas leyes del desarrollo social». Surge el interrogante sobre la posibilidad de profundizar en la dinámica de estos fenómenos de manera que nos permita salir del análisis inmediatista que fija en tal o cual suceso fortuito las causas de un mal tan generalizado. Aparece la necesidad de estudiar el rol del factor subjetivo y de la personalidad en el proceso revolucionario.

Las condiciones de la revolución

Toda revolución es fruto de condiciones históricas concretas, pero ¿cuáles son y qué lugar tienen esas condiciones? Una explicación del tema debería evitar los extremos señalados por Perry Anderson: voluntarismo por un lado y economicismo por otro. Esta última respuesta aparece como la más cómoda. Por ejemplo, si nos preguntamos ¿Por qué en Vietnam sí se hizo la revolución y en Argentina no? La respuesta desde esta óptica es sencilla: allí las «condiciones» sí estaban dadas, Vietnam era el «eslabón más débil», Argentina no. Como vemos, esta postura termina siendo autodemostrante: Vietnam era el eslabón más débil, por eso se hizo la revolución, ¿Cuál es la prueba de que era el eslabón más débil? Precisamente, la revolución. Así es que, protegidos por el escudo de las famosas «condiciones», podemos dedicarnos a cantar loas a la sabiduría, la determinación y el coraje de los revolucionarios que tienen éxito en lejanas tierras, sin tener que afrontar la tarea de cuestionarnos nada: «ya vendrán las condiciones y las masas seguirán nuestras posiciones», conciente o inconcientemente, estos razonamientos funcionan como autojustificaciones.

En el materialismo histórico este no es un asunto nuevo; en efecto Antonio Gramsci, desde la cárcel y sin la rica experiencia de este siglo, ya había vertido claros conceptos al respecto: «(...)el elemento determinista, fatalista, mecanicista, ha sido un ‘aroma’ ideológico inmediato de la filosofía de la praxis*, una forma de religión y de excitante (al modo de los estupefacientes) pero necesaria y justificada históricamente por el carácter ‘subalterno’ de determinados estratos sociales.

Cuando no se tiene la iniciativa en la lucha y cuando la lucha misma termina por identificarse con una serie de derrotas, el determinismo mecánico se convierte en una fuerza formidable de resistencia moral, de cohesión, de perseverancia paciente y obstinada. (...) es necesario siempre demostrar la futilidad del determinismo mecánico, el cual, explicable como filosofía ingenua de la masa y, solo como tal, elemento intrínseco de fuerza, cuando es elevado a filosofía reflexiva y coherente por los intelectuales, se convierte en una causa de pasividad, de imbécil autosuficiencia(...)»4

Gramsci llama la atención sobre las consecuencias negativas que tiene sobre la actitud revolucionaria el pensamiento mecanicista. Pero ¿cuál es la alternativa? ¿debemos aceptar como única respuesta la reducción del socialismo a una «mera posibilidad»? ¿o es posible fundar sobre bases científicas una fe en la victoria? Hacia el final propondremos algunas respuestas a estos interrogantes.

Claro está que la crítica al mecanicismo no implica negar la necesidad de ciertas condiciones previas, de lo contrario, se cae en el voluntarismo, en confundir los sentimientos de la vanguardia con los de la clase. A largo plazo (ya que la lucha de clases tiene sus propios tiempos) se termina en la desazón al no estar preparados para una larga y paciente lucha.

Aunque coincidamos en que la revolución es producto de la unidad de elementos objetivos y subjetivos, la controversia aparece cuando pretendemos afinar los conceptos. Veamos qué entendemos por cada uno.

1) Elementos Objetivos

a) Factor objetivo: Es lo que se denomina una situación revolucionaria. Lenin, en un memorable párrafo de «El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo», definía este elemento de la revolución de la siguiente manera: «Mientras se trate(...) de atraerse al comunismo a la vanguardia del proletariado, la propaganda debe ocupar el primer término (...). Pero cuando se trata de la acción práctica de las masas, de poner en orden de batalla - si es permitido expresarse así- al ejército de millones de hombres, de la disposición de todas las fuerzas de clase de una sociedad para la lucha final y decisiva, no conseguiréis nada con solo las artes de propagandista, con la repetición escueta de las verdades del comunismo ‘puro’. Y es que en este terreno, la cuenta no se efectúa por miles, como hace en sustancia el propagandista miembro de un grupo reducido y que no dirige todavía masas, sino por millones y decenas de millones. En este caso tenéis que preguntaros no solo si habéis convencido a la vanguardia de la clase revolucionaria, sino también si están dispuestas las fuerzas históricamente activas de todas las clases, obligatoriamente de todas las clases de la sociedad sin excepción, en forma que la batalla decisiva se halle completamente en sazón, a fin de: 1) que todas las fuerzas de clase que nos son adversas estén suficientemente sumidas en la confusión, suficientemente enfrentadas entre sí, suficientemente debilitadas por una lucha superior a sus fuerzas; 2) que todos los elementos vacilantes, versátiles, inconsistentes, intermedios -es decir, la pequeña burguesía, a diferencia de la burguesía- , se hayan puesto bastante al desnudo ante el pueblo, se hayan cubierto de ignominia por su bancarrota práctica; 3) que en el proletariado empiece a formarse y a extenderse un estado de espíritu de masas favorable a apoyar las acciones revolucionarias más resueltas, más valientes y abnegadas contra la burguesía. He aquí en qué momento está madura la revolución, he aquí en qué momento nuestra victoria está asegurada, si hemos calculado bien todas las condiciones indicadas y esbozadas brevemente más arriba y hemos elegido acertadamente el momento.»5

La situación revolucionaria es el momento de las grandes definiciones, el momento de la acción más decidida para los revolucionarios, pero esto también lo sabe el enemigo de clase que ha aprendido a no «regalarnos» crisis. Siendo este un corto período de gran convulsión, (a lo sumo de algunos meses) es necesaria una categoría para designar a las condiciones más generales. A tales factores vamos a denominarlos condiciones materiales.

b) Condiciones Materiales: Con esta categoría se alude a la situación objetiva que se desarrolla a lo largo de años, que está dada por las contradicciones que se desarrollan en el modo de producción de una sociedad, entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el freno que le pone las relaciones de producción capitalistas. Esta se expresa en la contradicción fundamental del capitalismo, entre el carácter privado de la apropiación y el carácter social de la producción. Tales condiciones estaban ausentes, por ejemplo, en las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1810, pero actualmente, en la época del capitalismo trasnacionalizado, es difícil sostener que estas condiciones aún no estén maduras en Latinoamérica, África y Asia.

A diferencia de las burguesías de los países del primer mundo, las de los países pobres tienen más dificultades para mantener la estabilidad del sistema de explotación; una serie de mecanismos de control son puestos en juego para evitar los grandes estallidos: hacer que las crisis exploten antes de tiempo, fraccionarlas, contenerlas, hacerlas jugar a favor de las clases dominantes en el marco de un constante control ideológico. La miseria por sí sola no engendra conciencia revolucionaria, los pueblos comprenden las contradicciones sociales en la esfera ideológica, superestructural. Por esta razón, la agudización de las contradicciones en el modo de producción no se traduce automática y mecánicamente en la elevación de la conciencia revolucionaria.

Para dar respuestas adecuadas al pensamiento mecanicista debemos desarrollar la investigación que ya había planteado Gramsci: «Existiendo las condiciones, ‘la solución de los objetivos deviene ‘deber’, la ‘voluntad’ deviene ‘libre’. La moral devendría una investigación de las condiciones necesarias para la libertad de la voluntad en cierto sentido, hacia cierto fin y la demostración de que estas condiciones existen.»6 Gramsci tenía que apelar al lenguaje oscuro por la realidad que le imponía su encierro carcelario, pero evidentemente se está refiriendo a la «libertad de la voluntad» para acabar con la explotación del hombre por el hombre y la conciencia alienada. Cabe preguntarse ¿Acaso basta con la destrucción de las relaciones capitalistas de producción para dejar en el pasado la alienación? Y si esto no se da ¿se cierra el problema hablando del «déficit en el trabajo ideológico» de la vanguardia? o, yendo más allá, ¿la no superación de la alienación no será la «demostración del fracaso histórico del marxismo»?

Para dar respuesta a estos interrogantes debemos centrarnos en el factor subjetivo, en el rol del partido revolucionario y del cuadro, desechando las esperanzas en que la gran crisis resolverá los problemas por nosotros. Para acabar con la tiranía imperial deberemos vérnosla con crisis que son descargadas de acuerdo a una estrategia de dominación centralizada; por nuestra parte tendremos que preverlas y llegado el caso, ocasionarlas.

2) El Factor Subjetivo

Como vimos, la optimización del control por parte del imperialismo ha permitido al sistema continuar agudizando sus contradicciones sin que se le enfrentara un avance equivalente en la conciencia del proletariado. Para dar respuesta a este hecho, el marxismo debe prestar especial atención al elemento conciente, el factor subjetivo. Esto supone una profundización en los valores marxistas y su proceso de encarnación en el pueblo, porque contrariamente a lo que logra el capitalismo, debemos sacar lo mejor de cada ser humano para hacer realidad la revolución.

A tal fin es preciso abandonar la postura ingenua que idealiza a la clase obrera como la «portadora natural de los valores revolucionarios.» Desde esta visión se niega la supervivencia de prejuicios burgueses en las masas populares y en la vanguardia muchos años después de la revolución. En consecuencia, se subestima peligrosamente la tarea de educación revolucionaria integral, de conformación del hombre nuevo.

Profundizar en lo subjetivo nos permitiría avanzar más allá del simplismo que implica achacarle todas las responsabilidades de los procesos de reversión al reformismo a una serie de señores malintencionados. Los marxistas somos optimistas en cuanto a la posibilidad de perfeccionamiento del espíritu humano, pero tal vez hayamos pecado de cierta subestimación de la complejidad del proceso de transformación que desemboca en el hombre nuevo. Ahora bien, al sopesar los errores del optimismo histórico, jamás olvidamos la diferencia cualitativa de estos con los que cometen aquellos filósofos posmodernos que celebran irónicamente las derrotas del hombre y no sus victorias, los que se relamen cínicamente con aire de autosuficiencia ante cada traspié de los que luchan o los que consideran que la experiencia revolucionaria del siglo XX fue un simple absurdo evitable.

Es necesario, por lo tanto, ver la transformación del sentido común de la humanidad hacia la asimilación profunda de la moral comunista como un proceso sociohistóricamente determinado.

Más allá de la voluntad personal, una revolución se gesta a través de años de injusticia, inmoralidad, falta de esperanzas para el pueblo. En ese marco, es preciso que se conforme una vanguardia**, la existencia de un conjunto de personas fieles al marxismo, que comprendan a su pueblo y lo orienten en su organización con determinación y capacidad táctica para conducirlo en las distintas adversidades.

Esta organización, a su vez es producto de años de lucha teórico-práctica de un pueblo, una tarea colectiva en la que los pueblos van creando a sus líderes y dando ejemplo a las futuras generaciones.

Las revoluciones de este siglo confirman un aporte fundamental de Lenin y del Che Guevara: la importancia del factor subjetivo, encarnado en una sólida organización de vanguardia que surja del pueblo y lo conduzca a la victoria. Para ello no basta la autoproclamación de fidelidad al marxismo, un sinnúmero de organizaciones se han proclamado marxistas sin haber llegado a traducir esta pretensión en una actitud consecuentemente revolucionaria; mientras que otras que durante años mantuvieron una línea de clase, terminaron deslizándose por el tobogán del oportunismo que siempre tiende el enemigo.

Sin una profunda asimilación de la teoría revolucionaria no se puede mantener a largo plazo una práctica revolucionaria. Y si esto está bastante confirmado en épocas de auge revolucionario, en un retroceso como el que hemos vivido, este fenómeno se presenta con mayor contundencia. La experiencia mostró en muchas ocasiones la actuación oportunista de organizaciones que pretendieron ser marxistas y revolucionarias, pero esto no abona en lo más mínimo las teorías que interpretan este hecho «por derecha» y niegan la necesidad de la teoría y la organización. Esto significa ir a contrapelo de la historia, es tomar las debilidades propias de un basamento moral que apenas comienza a desarrollarse en la humanidad para pretender volver a la época en que los pueblos del mundo no contaban con una herramienta teórica tan valiosa. Efectivamente, los movimientos populares que no se enfilaron hacia el socialismo y que no se plantaron sólidamente desde el marxismo, viraron al campo enemigo con la mayor rapidez. A su vez, el hecho históricamente demostrado de que si el partido revolucionario se burocratiza las masas retroceden ¿no es acaso una prueba contundente del rol decisivo de la vanguardia?

La conclusión que es posible extraer de este hecho es que no basta «decirse» marxista para dominar la teoría. A su vez, entenderla no implica comprenderla, es decir, estar «consustanciado» con los valores revolucionarios, ser un hombre nuevo. Aún así, la famosa frase de Bertold Brecht nos recuerda que «luchar muchos años» no es lo mismo que hacerlo «toda la vida». Todo esto sin olvidar que el proceso de forja de un partido revolucionario no se da en el vacío sino que sus cuadros surgen de una clase con su historia de lucha, su cultura, su idiosincrasia. No obstante, al margen del basamento moral comunista y de su concreción, el partido revolucionario, es imposible el desarrollo del hombre nuevo. A su vez, como vimos, este proceso es de una complejidad tal que escapa a la mera voluntad individual, aunque sin ella sería imposible.

Se trata entonces de un proceso que sin prescindir de la conciencia individual, es de carácter colectivo. Lenin, en «La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’...» plantea que «la disciplina férrea necesaria para la victoria del proletariado» se mantiene, controla y refuerza «Primero, por la conciencia de la vanguardia proletaria y por su fidelidad a la revolución; por su firmeza, por su espíritu de sacrificio, por su heroísmo. Segundo, por su capacidad de vincularse, aproximarse, y hasta cierto punto, si queréis, fundirse con las más grandes masas trabajadoras, en primer término con la masa trabajadora proletaria, pero también con la masa no proletaria. Tercero, por lo acertado de la dirección política que lleva a cabo esta vanguardia; por lo acertado de su estrategia y de su táctica políticas, a condición de que las masas más extensas se convenzan de ello por experiencia propia (...) Sin estas condiciones, los intentos de implantar una disciplina se convierten, inevitablemente, en una ficción, en una frase, en gestos grotescos. Pero por otra parte, estas condiciones no pueden brotar de golpe. Van formándose solamente a través de una labor prolongada, a través de una dura experiencia; su formación se facilita a través de una acertada teoría revolucionaria, que a su vez, no es un dogma, sino que solo se forma definitivamente en estrecha relación con la práctica de un movimiento que sea verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario.»7

Haciendo un repaso de las condiciones que permiten la elevación de la conciencia aparece el grado de complejidad del cambio cultural implicado. De hecho hoy se suele poner (y con razón) el acento en el hecho de que el factor subjetivo tiene un aspecto objetivo, que no se puede hacer avanzar por un simple voluntarismo. Sin embargo lo que falta es una caracterización profunda de esa objetividad del carácter subjetivo. Para un primer acercamiento a la cuestión, es preciso debatir con las posturas que simplifican el proceso revolucionario.

* Filosofía de la práxis era un eufemismo que utilizaba Gramsci para referirse al marxismo en los textos que escribía dentro de la cárcel. Seguir

** Gramsci definía así el proceso de formación de la conciencia del proletariado: "Autoconciencia crítica significa, histórica y políticamente, la creación de una élite de intelectuales; una masa humana no se ‘distingue’ y no se torna independiente per se, sin organizarse (en sentido lato), y no hay organización sin intelectuales, o sea, sin organizadores y dirigentes, es decir, sin que el aspecto teórico del nexo teoría-práctica se distinga concretamente en una capa de personas ‘especializadas en la elaboración conceptual y filosófica’. Pero este proceso de creación de intelectuales es largo, difícil, lleno de contradicciones, de avances y retrocesos, desbandes y reagrupamientos, y en él la ‘fidelidad’ de las masas (y la fidelidad y la disciplina son inicialmente la forma que asume la adhesión de la masa y su colaboración al desarrollo de todo fenómeno cultural) es puesta a dura prueba. El proceso de desarrollo está vinculado a una dialéctica intelectuales-masa; el estrato de los intelectuales se desarrolla cuantitativa y cualitativamente; pero todo salto hacia una nueva ‘amplitud’ y complejidad del estrato de los intelectuales está ligado a un movimiento análogo de la masa de los simples, que se eleva hacia niveles superiores de cultura y amplía simultáneamente su esfera de influencia, entre eminencias individuales o grupos más o menos importantes en el estrato de intelectuales especializados." El materialismo histórico... Pág. 17.
El carácter específico de la sociedad socialista

1) Planteo del problema

En términos sencillos, el planteo sería el siguiente: si el socialismo es la sociedad superior, ¿No tendrían que «tender espontáneamente» todos los pueblos del mundo a buscar ese orden superior y a mantenerse y progresar en el mismo? ¿por qué, entonces, se dan los procesos de retroceso hacia el capitalismo?. Cuando analizamos los procesos de burocratización* del Este Europeo dando una respuesta afirmativa a la primera pregunta, se llega a sostener que los pueblos van «siempre para adelante», con la conclusión de que la única causa que impide al pueblo revolucionario avanzar es una «camarilla pequeñoburguesa» y su accionar contrarrevolucionario conciente. Anida en la izquierda la difusa sensación de amargura que proviene de considerar que el proceso revolucionario tendría «necesariamente» que haber sido más corto, si no fuera por alguien en particular que actuó aviesamente, llegándose a descalificar la idea misma de la necesidad de un partido revolucionario.

La hipótesis de la conspiración global de la mala fe permite mantener «atada con alambre» una teoría que supone la victoria mundial «a la vuelta de la esquina» con una realidad que desmiente cualquier optimismo mágico.

Si observamos bien, en la simple descripción de los hechos ya surge la contradicción. ¿Qué le sucede a un pueblo que es capaz de arrebatarle el poder a las fuerzas coligadas del imperialismo, pero que es impotente para desburocratizar el estado socialista y posteriormente termina entregándose al enemigo de clase? ¿En qué quedaron la previsiones de una avanzada revolucionaria mundial para la década de los ‘90 una vez caídas las burocracias del este europeo?

La base de la apreciación errónea es aquella que ya había definido Gramsci, cuando en el «Benedetto Croce...» planteaba el tema de la compleja relación entre teoría y práctica:

«Existen diversas filosofías o concepciones del mundo y siempre se hace una elección entre ellas. ¿Cómo se produce esta elección? ¿Es un hecho puramente intelectual o más complejo? ¿Y no ocurre a menudo que entre el hecho intelectual y la norma de conducta exista contradicción? ¿Cuál será, entonces, la verdadera concepción del mundo: la afirmada lógicamente como hecho intelectual, o la que resulta de la real actividad de cada cual, que se halla implícita en su obrar? Puesto que el obrar es siempre un obrar político ¿no puede decirse que la filosofía real de cada cual se halla toda contenida en su política? Este contraste entre pensar y obrar, esto es, la coexistencia de dos concepciones del mundo, una afirmada en palabras y la otra manifestándose en el obrar mismo, no se debe siempre a la mala fe. La mala fe puede ser una explicación satisfactoria para algunos individuos singularmente considerados, o también para grupos más o menos numerosos, pero es insatisfactoria** cuando el contraste se verifica en las manifestaciones de la vida de las amplias masas: en tal caso dicho contraste solo puede ser la expresión de contradicciones más profundas de orden histórico social.»8

Vemos pues que en este párrafo de Gramsci están claramente delineadas ciertas direcciones de pensamiento que debemos focalizar: por un lado pone la atención en el aspecto extra intelectual del obrar humano, por otro y sobre esta base, define que la falta de coherencia entre las palabras y los actos humanos, dada su profunda generalidad, no pueden ser explicados con el solo argumento de la mala fe. Por último, llama la atención sobre el carácter histórico, no eterno, del contraste entre lo que se dice y lo que se hace. Gramsci apunta en este párrafo contra un modelo estrecho y simplista de la actitud, que solo toma en cuenta los factores racionales en un individuo aislado y ahistórico. Llama la atención sobre la subestimación de la compleja transformación requerida en la personalidad para el desarrollo consecuente del socialismo. En ese modelo estrecho la personalidad aparece como un recipiente vacío, una estructura fija que alberga en su interior teorías e intenciones concientes y racionales y no como un sistema en el cual la transformación de las condiciones de vida y la asimilación de la nueva concepción del mundo trae aparejada una transmutación de la totalidad. Esta visión era advertida por Leontiev como una falencia de la psicología burguesa que «hace pasar la conciencia del hombre de clase por eterna y universalmente humana, la representa como algo absoluto, sin atributos e ‘insuperable’».9

Por esta vía, sin olvidar jamás la responsabilidad histórica de quienes traicionaron a la revolución en la dirección de organizaciones del proletariado, podemos entender que ninguna haya mantenido la actitud revolucionaria por una centuria; que las constantes recaídas en el oportunismo, repetidas una y otra vez desde mediados del siglo XIX, fueron producto de un proceso de maduración de la conciencia de los pueblos a nivel mundial. Este hecho es un llamado de atención para todos aquellos que pretendemos luchar contra la injusticia: no basta no desear hacer las cosas mal para hacerlas bien, no basta la buena voluntad de no repetir los errores del pasado, nadie tiene la garantía de no caer en el oportunismo. Asimismo, esta reflexión señala la profunda ligazón que existe entre la esencia de la nueva sociedad y la esencia de la nueva personalidad. Fue el Che, en su polémica de los años 63/64, quien expuso un modelo de caída del socialismo en el cual esta relación es puesta en un primer plano.

2) Debates del Che Guevara en el 63/64

En estos debates, el Comandante establece un contrapunto con aquellos que mantenían una excesiva confianza en la posibilidad de desarrollar el socialismo valiéndose exclusivamente de estímulos materiales y sin una lucha constante por restringir la acción de la ley del valor y demás categorías de la sociedad mercantil.

En su trabajo «Sobre el sistema presupuestario de financiamiento» plantea: «Entendemos que durante cierto tiempo se mantengan las categorías del capitalismo y que este término no pueda determinarse de antemano, pero las características del período de transición son las de una sociedad que liquida sus viejas ataduras para ingresar rápidamente a la nueva etapa. La tendencia debe ser, en nuestro concepto, a liquidar lo más vigorosamente posible las categorías antiguas entre las que se incluye el mercado, el dinero y, por lo tanto, la palanca del interés material o, por mejor decir, las condiciones que provocan la existencia de las mismas(...)» y más adelante: «La ley del valor y el plan son dos términos ligados por una contradicción y su solución; podemos pues decir que la planificación centralizada es el modo de ser de la sociedad socialista, su categoría definitoria y el punto en que la conciencia del hombre alcanza, por fin, a sintetizar y dirigir la economía hacia su meta, la plena liberación del ser humano en el marco de la sociedad comunista». En «El socialismo...» el Che advierte: «Se corre el riesgo de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas del capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etc.) se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adoptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo. De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Ese instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social.»

Si analizamos bien los debates de aquella época, que parecieran remitir a temas puramente económicos vemos que en realidad no podían hallar su solución exclusivamente en ese terreno. En efecto, estas reflexiones abren nuevas preguntas ¿en qué consiste el carácter específico del «trabajo de zapa» que realiza el interés material sobre el desarrollo de la conciencia? ¿Cómo se logra y qué implica la definitiva victoria de los motivos morales por sobre los materiales?

Solo se puede abordar estas cuestiones tomando en cuenta la compleja transformación psíquica necesaria para el desarrollo del socialismo. La clave radica en que la nueva sociedad tiene como rasgo distintivo aquel que señalara el Che para la personalidad del hombre nuevo, que «los valores adquieren categorías nuevas». Así como el capitalismo no puede sostenerse sin revolucionar constantemente las fuerzas productivas, el socialismo, sobre la base del avance de la producción, debe fomentar una dinámica idéntica en el plano de los valores y las actitudes revolucionarias para su supervivencia.

Ahora bien, la respuesta al problema de la contradicción entre estímulos morales y materiales no puede ser abordada de manera simplista. Quienes solo se fijaban en el cálculo de productividad para fundamentar la necesidad de los estímulos materiales, terminaron considerando a los estímulos morales como un elemento decorativo. Con esto desdeñaban el trabajo de zapa que ejerce sobre la conciencia socialista el hecho de que el mayor esfuerzo haya sido logrado a cambio de un premio material. Pero por otro lado, el trabajo masivo con los estímulos morales no depende de la mera firma de un decreto; es parte de la grandiosa y compleja tarea de la construcción de una nueva humanidad. En la encrucijada actual del pensamiento marxista, no se puede seguir avanzando en el plano de la teoría económica sin primero dejar en claro algunos puntos fundamentales de la concepción marxista del hombre y su consecuencia, la teoría del hombre nuevo. A su vez, las respuestas que se puedan hallar a este respecto servirán como un nuevo fundamento para ir demoliendo la soberbia de los economistas neoliberales, quienes, desde una concepción estática y estrecha del ser humano, miran con desprecio todo lo que no esté de acuerdo con su dogma.

Nos encaminamos así por la vía de la investigación que el Che había vislumbrado cuando afirmaba «El hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada. Precisamente este es uno de los puntos fundamentales de nuestro estudio y de nuestro trabajo y en la medida en que logremos éxitos concretos sobre una base teórica o, viceversa, extraigamos conclusiones teóricas de carácter amplio sobre la base de nuestra investigación concreta, habremos hecho un aporte valioso al marxismo - leninismo, a la causa de la humanidad.»


* Cuando hablemos de "burocratización" para referirnos al estado en que cayeron las sociedades euroorientales se hará desde el lugar de quienes consideramos que estos sistemas, si bien debían ser superados, significaron el adelanto más importante en la organización política en milenios. Valga esta diferenciación para no confundir la nuestra con la crítica que contrapone el socialismo "burocrático" al capitalismo "ágil y democrático". Hasta el capitalismo más eficiente será siempre insoportablemente burocrático para el pueblo.

** La edición con la que contamos dice "satisfactoria", pero es a todas luces un error.

Lo social y lo psíquico

Llegamos aquí a la cuestión de la vinculación entre lo psíquico y lo social; un punto en el cual, ante el temor a caer en reduccionismos psicologistas o en alguna otra variante del idealismo, el pensamiento revolucionario no concretó las respuestas que ya hace años estaban a la altura de sus herramientas de análisis.*

Esto se debe, por un lado, a que el progreso del conocimiento no depende solo de la concatenación lógica de juicios coherentes, sino de la praxis social por medio de la cual se produce la necesidad del conocimiento. Las condiciones para el desarrollo de dicha necesidad, en este caso concreto, están dadas por la caída del Muro de Berlín, el pronunciado reflujo que vivió el movimiento revolucionario mundial y el desarrollo de la hegemonía cultural por parte del enemigo de clase. Por otra parte, como vimos, esta realidad obedece a que la teoría debió ahondar siguiendo el orden de determinación que se verifica en la realidad objetiva, comenzando por el modo de producción, que determina, finalmente, todo el devenir social. Con este aspecto aclarado, Marx pudo fundamentar claramente el carácter derivado de la superestructura. Tenía que abandonar el camino iniciado en su juventud, con los Manuscritos de 1844, donde el tema de la personalidad es abordado con párrafos sugerentes, pero aún carentes de una concepción más profunda sobre el rol de la estructura económica, si bien a lo largo de su obra Marx retoma constantemente estos temas.

¿Cuál es el lugar de la personalidad en el esquema base-superestructura? El filósofo francés Lucien Sève lo define del siguiente modo: "los individuos, aunque son determinados funcionalmente por la base social (y sus superestructuras) en la misma medida que las superestructuras en sí, no surgen sobre esta base con características superestructurales, sino que, en cierta manera, engranan lateralmente en ella y se le subordinan por entero, aunque no tengan en ella su fuente misma. Propongo el concepto de yuxtaestructura para designar este tipo específico de conexión esencial (...)(en la cual) por definición una de las estructuras se encuentra –aunque sus cimientos posean una existencia y un origen independientes- subordinada por completo a la otra, y entonces su determinación funcional, necesariamente recíproca, ofrece el aspecto de una circularidad orientada: en última instancia, una de las estructuras es siempre la determinante" 10

La situación en la que nos encontramos recuerda aquella que vivió el psicólogo soviético Lev Vigotsky en 1924, cuando los materialistas fisiologistas se negaban a abordar el problema de la psiquis. «Ser materialistas en fisiología no es difícil. Pero prueben serlo en psicología y, si no lo logran, continúen siendo idealistas»11 Hoy, parafraseando a Vigotsky podríamos decir «Ser materialistas en economía política no es difícil. Pero probemos serlo articulando la economía política con el problema de la personalidad y, si no lo logramos, continuemos siendo idealistas.»

Vamos a profundizar en el tema de la articulación entre el devenir social y la personalidad individual siguiendo con las explicaciones de Lucien Sève:

«El punto del cual partimos y que respecto de cualquier humanismo filosófico**, de cualquier idealismo psicológico, marca un límite desde donde ya no se puede regresar, es el fundamental descubrimiento que se consigna en la Sexta Tesis sobre Feuerbach***: la exterioridad y, si cabe decirlo, el carácter ajeno de la esencia humana con relación al individuo aislado, a la forma psicológica. La base de la personalidad no es una personalidad básica. Las relaciones sociales no son pautas culturales, comportamientos - tipo, formas de conciencia, etc., sino posiciones objetivas que los hombres ocupan en el sistema de la producción, la propiedad, la distribución sociales. Por ejemplo, el capitalismo no es espíritu de empresa + sed de ganancia + ética protestante, etc., sino un conjunto de relaciones objetivas, extrañas en sí mismas a los procesos psicológicos y a las representaciones ideológicas cuyo soporte constituyen, irreductibles a «roles» individuales y a «mentalidades» colectivas. So pena de hacer aparentemente infranqueable el foso que separa el campo de una psicología de la personalidad y el de las ciencias sociales, incluidas las psicosociales, hay que comenzar por aferrarse a esta diferencia cualitativa que existe entre individuo concreto y conjunto de las relaciones sociales, a la ausencia de correspondencia inmediatamente visible y pensable entre uno y otras.

(...)Aunque es indudable que en las realidades sociales objetivas encontramos formas psicológicas - tales como las creencias y sentimientos sociales, las formas psicológicas de la conciencia de clase, etc.- esto de ningún modo se vincula con una capacidad que poseería la sociedad de tomar, originaria y misteriosamente, la forma psicológica sin pasar por el psiquismo de los individuos concretos sino, al contrario, con el hecho de que la forma psicológica del individuo concreto se proyecta, a su vez, sobre los datos sociales. Hay en esto un conjunto de determinaciones dialécticas recíprocas, donde es muy posible extraviarse si se pierde la brújula del materialismo histórico. Al parecer, suele creerse que el punto de vista de la prioridad radical de las formas sociales del psiquismo y de la conciencia sobre las formas individuales es materialista y marxista por excelencia. En realidad, quien se quede allí no sale del idealismo, por cuanto atribuye a la sociedad como tal forma psicológica, o sea que la psicologiza. Pues bien, si la esencia social de las formas psicológicas es independiente de los individuos, si las superestructuras e ideologías, al igual que las infraestructuras, son en esencia no psicológicas, esto quiere decir precisamente que el hecho de que ellas cobren también forma psicológica no es de origen social. Por paradójico que esto pueda parecer a un materialismo simplista, la idea de que la forma psicológica pasa de los individuos a la sociedad, y no a la inversa, es justamente la que expresa el punto de vista en verdad materialista: en su origen, no hay psiquismo fuera de los individuos concretos sino por medio de estos(...).»12

Precisamente porque Sève pudo reflexionar en este nivel de profundidad sobre el vínculo entre lo social y la personalidad, afirmaba con certeza «Hay un vínculo directo entre el descubrimiento de la esencia humana real, el fundamento científico de la política comunista y la adopción conciente del punto de vista del proletariado.»13

La miseria de las corrientes psicológicas en boga (psicoanálisis, psicología cognitiva-conductual , sistémica, etc.) radica en su negación ideológica hacia el materialismo histórico. Terminan entonces eternizando las particularidades del psiquismo del hombre actual. Manifiestamente, con ello, terminan dando el mismo carácter absoluto a los valores y vicios de la sociedad burguesa y en última instancia, al capitalismo como modo de producción «natural». No pueden, por lo tanto, imaginar, visualizar, un modelo de la evolución de la personalidad. Ante tamaña falencia, y a pesar de los velos ideológicos que aún impiden el desarrollo científico, no es extraño que los aportes de Vigotsky, Luria y Leontiev deban ser hoy reconocidos mal que les pese a los mercaderes de la ciencia. Son esos velos los que impidieron ayer y hoy a esta ciencia seguir el camino que ya en 1930 marcaba Vigotsky siguiendo a Marx, cuando planteaba que «la construcción psicológica completa de los individuos depende directamente del desarrollo de la tecnología -el grado de desarrollo de las fuerzas productivas- y de la estructura del grupo social al que el individuo pertenece.»14

Hoy no basta con hacer estudios económicos o sociopolíticos, es preciso profundizar en la personalidad para describir la fuente de energía que permite al militante resistir y luchar en las más difíciles situaciones. Si hace un siglo, cuando Plejanov escribió «El Papel del Individuo en la Historia» podía describir esa fuerza señalando que «El gran hombre (...) ve más lejos que otros y desea más fuertemente», en la actual etapa del desarrollo del pensamiento marxista es menester profundizar en el significado real de ese desear más fuertemente.

Profundizar en los confines de la personalidad nos permite entrar en una de las últimas fortalezas donde el idealismo erigió su trinchera de ignorancia. Consideramos que la ciencia revolucionaria tiene una potencialidad enorme para profundizar con una metodología contundente en este punto. Un materialismo histórico que pretenda prescindir del rol de la personalidad del individuo en la sociedad es tan metafísico e idealista como el humanismo que toma a la historia como mero escenario de los hombres (o en el caso extremo, como escenario de las «grandes personalidades») y no ve al psiquismo como producto de su tiempo y de su clase. El materialismo histórico como proyecto de investigación queda trunco si no se vincula la evolución social con la del tipo de personalidad que produce cada sociedad, a su vez, este brinda las bases científicas para comprender el tema del ser humano.

Pensar el tema del hombre nuevo requiere de un grado de audacia teórica, de imaginación, para poder salir de la atmósfera cultural que nos impone el capitalismo. Requiere también de la guía epistemológica del marxismo y de los aportes del materialismo histórico, así como de un modelo científico de la personalidad.


* Nos hemos referido más profundamente al tema del individuo y la sociedad en el artículo "La Sexta Tesis sobre Feuerbach y la concepción marxista del hombre." Publicado en Revista Sexta Tesis Nº 2 y en el sitio web www.6tesis.com.ar.

** El humanismo filosófico especulativo niega el rol determinante del conjunto de las relaciones sociales en la conformación del psiquismo humano. Por lo tanto, desde este humanismo, el lugar de la investigación científica es ocupado por la invención de categorías ahistóricas e inherentes al individuo aislado que explican el devenir de la personalidad.

*** La Sexta Tesis sobre Feuerbach expresa que "La esencia del hombre no es ninguna abstracción inherente al individuo aislado. En su realidad es el conjunto de las relaciones sociales."

La personalidad

Para comprender el complejo funcionamiento de la personalidad explicaremos brevemente cómo surge y cuáles son sus características.

La personalidad es un producto esencialmente histórico social: «La personalidad, no es de ningún modo precedente con relación a la actividad que (el ser humano) realice, al igual que la conciencia humana, la personalidad es generada por la actividad. La investigación del proceso de génesis y transformación de la personalidad del hombre en su actividad, que transcurre ante condiciones sociales concretas, es asimismo el quid para su comprensión psicológica científica.» 15

En primer lugar es necesario remarcar, que al hablar de las condiciones de existencia concretas en las que se crea la personalidad humana, no sólo hacemos alusión a su carácter histórico, sino también a su origen, que se ancla en la realidad objetiva. Es importante, para desterrar toda concepción idealista de la personalidad, que nos quede más que clara la idea de la terrenalidad de la personalidad. La psiquis humana es la imagen subjetiva o reflejo psíquico de la realidad objetiva. Ahora bien, si el acerbo cultural es la fuente del desarrollo de la personalidad, el cerebro es su base material.

La psicología es una ciencia joven, en la que aun persisten escuelas de pensamiento, algunas con base científica y otras no tanto. Estas últimas son mayormente de raigambre religiosa o moral, cargadas de idealismo.

Con respecto al estudio psicológico de la conciencia y la personalidad, han primado esencialmente dos posturas, que fueron criticadas por el psicólogo soviético Alexei Leontiev, quien las ha superado ampliamente.

Una de estas visiones, considera a la psiquis humana surgida a partir de la influencia del medio sobre los sistemas receptores del sujeto, que provocan fenómenos de respuesta, objetivos y subjetivos; en otras palabras, se reciben estímulos del mundo y hay una respuesta del sujeto. La otra postura ve al sujeto como el portador de un alma innata que ejerce su influencia sobre el mundo.

La respuesta, como vimos, se aclara al introducir la categoría de actividad: «La conciencia -plantea Leontiev- está determinada por la unidad cotidiana social de las personas, que de acuerdo con la definición de Marx y Engels, no es algo distinto al proceso real de su vida.

¿Pero, qué es la vida humana? Es un conjunto, o más precisamente, es un sistema de actividades que se sustituyen unas a otras.

En la actividad tiene lugar la transición del objeto a su forma subjetiva, a la imagen; además, en la actividad se produce el paso de la actividad a sus resultados objetivos, a sus productos. La actividad tomada desde este aspecto actúa como un proceso en el cual tienen lugar los pasos de transición mutuos entre los polos ‘sujeto-objeto’. ‘En la producción se objetiva la personalidad; en el consumo se objetiva el objeto’.»16

Por consiguiente, en la actividad concreta del sujeto con los objetos o con otros sujetos, el hombre se transforma y transforma al mundo. La actividad es la responsable de la formación de la conciencia y la personalidad.

Desde el punto de vista evolutivo (filogénesis de la personalidad), cabe destacar el papel singular y determinante ejercido por dos actividades humanas por excelencia: el trabajo y el lenguaje.

La actividad es además la responsable de la similitud y diversidad interpersonal. Similitud porque la actividad del individuo humano es un sistema incluido dentro de otro, el de las relaciones de la sociedad, al margen de las cuales esa actividad no existe en absoluto, esto imprime ciertas características culturales y regionales. Diversidad por la imposibilidad de que dos personas tengan exactamente la misma experiencia de vida. Evidentemente, en la sociedad dividida en clases, estas diferencias están terriblemente exacerbadas.

Veámoslo con algunos ejemplos:

Carlos hijo de un alto empresario, desconoce el hambre, fue a los mejores colegios, hereda la empresa de su padre, pierde el sueño si no tiene el último modelo de BMW, sin embargo no le tiembla el pulso a la hora de despedir a obreros de su fábrica.

Juan hijo de un changarín, sufrió desnutrición infantil, su rendimiento escolar fue muy bajo porque le quedaron secuelas cognitivas, sumadas a su baja talla, repitió de grado y no terminó la primaria, comenzó a inhalar pegamento en el colegio junto a algunos de sus compañeros, fue violado en un instituto de menores, murió en la calle luego de una situación muy confusa.

Claro está que estos son tan solo dos ejemplos ilustrativos que no pretenden agotar la enorme posibilidad de destinos de la vida, pero que ponen en claro el grado de ceguera de los psicologismos innatistas.

Por consiguiente, la base real de la personalidad del hombre es el conjunto de sus relaciones con el mundo, que se realizan a través del conjunto de sus diversas actividades. Las actividades del sujeto son las unidades de las que parte el análisis psicológico de la personalidad.

La actividad se define como el proceso que es estimulado y orientado por un motivo, en el que se ha objetivado una necesidad. Definir acabadamente los conceptos de necesidad y motivación, es de fundamental importancia para dar por tierra con concepciones hedonistas o deterministas, que hablan de la «naturaleza humana» en términos tales como: El hombre nace egoísta, el hombre busca el puro placer, el hombre está dominado por pulsiones sexuales.

La necesidad por entero humana, no se limita a ninguna «herencia genética» o «impulso espiritual», sino que se gesta en la actividad social: «Es verdad que el camino general que recorre el desarrollo de las necesidades humanas comienza a partir de que el hombre actúa para satisfacer sus necesidades elementales, vitales; pero más adelante esta relación se invierte y el hombre satisface sus necesidades vitales para actuar. Este es el camino esencial del desarrollo de las necesidades del hombre. Pero este camino no puede ser directamente inferido del movimiento de las propias necesidades porque en él está implícito el desarrollo del contenido objetivo de aquéllas, es decir, de los motivos concretos de la actividad del hombre».17

Como vemos, el estudio de las necesidades nos lleva al estudio de los motivos de la actividad, que son su contenido objetal. Los motivos, presentan básicamente dos propiedades: impulsan la actividad y le otorgan lo que se denomina un sentido personal. Los sentidos personales son las valoraciones que el sujeto le va asignando a las significaciones sociales, que son aquellos conceptos objetivos, que se estabilizan en el devenir histórico. Veamos un caso: todos conocemos qué es un Hospital desde el aspecto conceptual, pero dependerá de la experiencia personal que tengamos, para que en algunos despierte sentimientos positivos, por ejemplo, si nos recuerda el nacimiento de un hijo, o negativos si en él perdimos a un querido familiar.

Volviendo a los motivos, cuando en el individuo se gesta su estructura, no todos presentan la misma importancia: unos a la vez que impulsan la actividad le otorgan un fuerte sentido personal, estos se llaman motivos dadores de sentido, mientras que otros carecen de esta función significadora y se denominan motivos-estímulos.

Debido a la complejidad y diversidad de las relaciones humanas con el mundo, surgen múltiples motivos que coexisten en la personalidad, pero aquellos que generan un fuerte sentido personal siempre ocupan un sitio jerárquico más elevado. Es decir que a partir de las circunstancias concretas de vida, cuando mayor sea la valoración que un sujeto le asigne a un motivo, mayor será el sentido personal que adquirirá su realización exitosa, despertará mayor repercusión emocional, será más motivadora, tendrá mayor importancia toda actividad que facilite o frustre su éxito.

La formación de la personalidad presupone la estructuración de una configuración relativamente estable de las principales líneas motivacionales jerarquizadas entre sí, estableciéndose un sistema armónico de sentidos personales. Pero dicha estructuración lejos de ser estática, refleja la dinámica de la actividad misma, motivos que ocupan un lugar subordinante de otros, pueden descender a la posición de subordinados o incluso pueden perder por completo su función generadora de sentido.

Una nota de la Revista «Resistencia», de las FARC-EP, que reproducimos a continuación, ilustra claramente la dinámica entre actividad, necesidad, motivación y objetivos, en la formación de la personalidad de un revolucionario, que se plasman en una determinada forma de sentir de pensar y de actuar:

«¿Por qué ingresó a la guerrilla?

Esta es una de las preguntas más comunes que se hace a guerrilleros y guerrilleras de las FARC-EP por la prensa nacional o extranjera, por amigos, por políticos o por los servicios de inteligencia en extenuantes interrogatorios cuando se cae en manos del enemigo. Y la respuesta aparentemente es obvia, resumiendo, pues por el pueblo.

No es así. No es precisamente lo común en tod@s, porque son muchos los motivos que hacen que una persona decida dar toda su vida, sus aspiraciones, sus sueños e ilusiones a una causa tan general, tan común, pero tan noble y humana como la revolución para cambiar el sistema económico cruel e infame en el que vivimos. Lo que sí es común en todos es la admiración por la justeza de los objetivos de la lucha.

Jenny ingresó porque le gustaba ver a las guerrilleras uniformadas que inspiraban en los hombres de su región respeto, ese respeto que no sentía en su entorno familiar, ni en la escuela. Ellos comentaban: «esa mujer sí vale, mire cómo explica de bien el por qué está en esa lucha, por qué debemos luchar los del sindicato..., ésa sí.»

Y cuando entra una columna de guerriller@s a los pueblos, el comentario general es de admiración porque esos jóvenes se incorporan a la lucha en nombre de su pueblo, para que l@s niñ@s puedan comer bien, tener acceso a la salud y educación, jugar, bailar y vivir como tal y no trabajar desde los 4 años. Por este motivo ingresó Juliana.

Y Jorge, ese flacuchento alegre, trabajador y cantante, ingresó porque quería cantar y hacer reír a l@s colombian@s pero dentro de un país más justo. No sabía cómo era la guerrilla, sólo escuchaba en la radio de su casa que era mala, que mataba, que secuestraba, que violaba el Derecho Internacional Humanitario ( DIH ) etc. Pero él veía que cuando las guerilleras y guerrilleros llegaban a los pueblos, a las casas, la gente los recibía con cariño. Entendía que una cosa es el miedo y otra el afecto. Y fue afecto lo que aprendió a sentir, este músico improvisado quien nunca tuvo oportunidad de ir al conservatorio de música a pulir su talento. No sentía miedo sino respeto y aprecio y quería compartir con esa gente porque entendía lo que explicaban.

Hernando ingresó porque pensaba que siendo guerrillero de las FARC-EP podía tener más presencia entre las mujeres de su pueblo, luego, en filas, vio que la cosa era más complicada, que había que dejar tanto vicio, que había que estudiar, aprender a leer y escribir, conocer el mundo y la misma Colombia por medio de los libros, las charlas de camaradas y el contacto con el pueblo, que la vida es mucho más que posar. Ahora vive feliz porque aprendió a ser un revolucionario.

Hoy estas personas dejaron de ser simples seres, de observar la vida pasar, ahora la viven, trabajan y cada uno aporta lo mejor para sacar adelante la liberación de nuestro pueblo, para construir la sociedad que nos merecemos, inspirados en el ideario bolivariano, en el marxismo, en el leninismo, en la teoría fariana arrancada de nuestra práctica. No importa el sexo, la edad, la raza, la religión, el tamaño. Bonit@s o fe@s.»18

Como vemos aquí, estos ejemplos nos muestran claramente lo dinámico que son los cambios motivacionales y de cómo la actividad va moldeando la personalidad. Para finalizar transcribimos una cita de Leontiev donde claramente define a la personalidad en el marco de la sociedad dividida en clases: "La estructura de una personalidad es una configuración relativamente estable de las principales líneas motivacionales, jerarquizadas dentro de sí. Se trata de que es incompleto describirla como ‘orientación de la personalidad’, y es incompleto porque, incluso cuando existe en el hombre una clara línea rectora de la vida, ella no puede mantenerse como única. El servir al fin elegido, a un ideal, no excluye ni absorbe en absoluto otras relaciones vitales del hombre, las que, a su vez, forman motivos generadores de sentido. Hablando metafóricamente, la esfera motivacional de la personalidad siempre posee una pluralidad de cimas, lo mismo que el sistema objetivo de conceptos axiológicos que caracteriza la ideología de una sociedad, de una clase dada, de una capa social que se comunica y es asimilado (o rechazado) por el hombre.

Las correlaciones internas de las líneas motivacionales dentro del conjunto de las actividades del hombre forman algo así como un ‘perfil psicológico’ general de personalidad. A veces este se conforma caracterizándose por su chatura, por su carencia de verdaderas cimas, entonces es cuando el hombre toma lo pequeño que hay en la vida por grandioso, en tanto que ni siquiera ve lo grande. Esa pobreza de la personalidad puede, en determinadas condiciones sociales, combinarse con la satisfacción de un conjunto desmedidamente amplio de necesidades cotidianas. En esto, dicho sea de paso, consiste la amenaza psicológica que entraña la moderna sociedad de consumo para la personalidad del hombre."19



1. Antidühring. Engels. Ed. Cartago. Vª Ed. Pág. 73. Seguir

2. Engels. G. Mayer. Ed. Intermundo. Págs. 161/162. Seguir

3. Tras las Huellas del Materialismo Histórico. Perry Anderson. Ed. Siglo XXI. Págs. 36 - 37.Seguir

4. El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. Ed. Nueva Visión. Págs. 18 y 19.Seguir

5. La enfermedad infantil del «izquierdismo» en el comunismo. Lenin. OO.EE. en 4 Tomos. Tomo IV. Ed. Problemas. Pág. 403. Seguir

6. El materialismo histórico... Pág. 106. Seguir

7. La enfermedad infantil... Lenin. OO.EE. en 4 Tomos. Ed. Problemas. Tomo IV. Págs. 325/326. Seguir

8. El materialismo histórico... Pág. 10. Seguir

9. Cit. en El problema del Inconciente. Filipp Bassin. Ed. Granica, 1972. Pág. 262. Siguiendo esta definición de Leontiev, para referirnos al psiquismo en su grado de desarrollo actual usaremos la expresión hombre de las sociedades divididas en clases, en contraposición al hombre nuevo. Seguir

10. Marxismo y Teoría de la Personalidad. Lucien Sève. Ed. Amorrortu. Pág. 148 Seguir

11. OO.EE. de Lev. Semionovich Vigotsky. Tomo I. Ed. Visor. Pág. 19 Seguir

12. Marxismo... Lucien Sève. Págs. 237/238. Seguir

13. Idem Pág. 358. Seguir

14. La modificación socialista del hombre. Artículo publicado en «La Genialidad y otros textos inéditos». Lev Vigotsky Ed. Almagesto. Pág. 110. Seguir

15. Actividad... Pág. 142. Seguir

16. Idem Pág. 65. Seguir

17. Idem Pág. 160. Seguir

18. Revista digital «Resistencia Internacional» No. 25 del 5/12/00. Página oficial de FARC-EP. Seguir

19. Actividad... Pág. 181. Seguir

La Sexta Tesis sobre Feuerbach y la concepción marxista del Hombre.

Mario Guilli

El presente artículo destaca la proyección científica de las bases filosóficas del materialismo dialéctico en relación al tema del hombre, en especial de la VIa. Tesis sobre Feuerbach.

Se revisan debates en torno a la concepción marxista del ser humano, tanto en Occidente como en Rusia, a lo largo de este siglo.

Se detalla el proceso de interiorización, mediante el cual el ser humano se individualiza a la vez que se socializa. Asimismo, se destaca el papel de este proceso en la formación de la conciencia.

Se explican los conceptos de actividad, conciencia y personalidad como niveles de complejidad progresiva de la conducta humana.

Por último, se desarrollan algunas conclusiones, en las cuales destacaremos aspectos del marxismo que aparecen confirmados por la investigación científica y aspectos a desarrollar en el futuro.

Algún día, cuando nuestros deseos se transformen en realidad, el sistema de explotación que hoy gobierna al mundo será historia. Ese día, muchas indignidades de nuestra vida cotidiana serán vistas con la misma extrañeza con la que hoy vemos el esclavismo. Ya abolidas las condiciones que mantienen los intereses de clase de la burguesía, las ciencias sociales dejarán definitivamente en el pasado el velo ideológico que hoy les impide desarrollarse. A pesar de lo difícil que nos es hoy transportarnos a ese nuevo sentido común, no nos cabe duda que reconoceremos al año 1845 como aquel en que la humanidad, representada por el genio de Karl Marx, descubrió su propia esencia, expresada en la VIa. Tesis sobre Feuerbach: "La esencia del hombre no es ninguna abstracción inherente al individuo aislado. En su realidad es el conjunto de las relaciones sociales." (a)

Pero su desconocimiento por parte de la mayoría de los que hoy adhieren al marxismo, la ignorancia de sus profundas implicancias, constituyen una muestra clara del estado comatoso en que se encuentra la lucha ideológica.

En este trabajo, explicaremos por qué el marxismo es la base metodológica sobre la cual se puede profundizar en el terreno del ser humano por el camino de la ciencia, para no terminar en los callejones sin salida a los que nos conduce el idealismo.

El tema del hombre, del psiquismo humano, fue esbozado en sus determinaciones fundamentales por Marx y Engels. Pero a lo largo de este siglo, el punto no fue adecuadamente desarrollado sino por un escaso número de intelectuales, sin llegar a encarnar en sentido común del conjunto del movimiento revolucionario. Precisamente por ello es en este tema donde la reacción filosófica burguesa ha tenido los mayores éxitos en su tarea de quebrar el amplio frente teórico marxista en una primera etapa, para pretender arrojarlo, más tarde (avanzada ya la crítica y detenido el proceso revolucionario mundial) al baúl de los recuerdos.

Los propios marxistas terminamos encogiéndonos de hombros y mascullando las farragosas explicaciones de la burguesía justo en el punto en que más apegados teníamos que estar a nuestras probadas raíces metodológicas. Justo en el punto en que estabamos en condiciones de brindar una nueva revolución teórica, como la que implicó el desarrollo del materialismo histórico y la economía política en el siglo pasado.

Mas, antes de introducirnos de lleno en la cuestión del hombre, es necesario detenernos en la concepción dialéctica de la esencia.

¿ COMO SE LLEGA A LA ESENCIA ? (b)

"Esencia es la categoría de la dialéctica materialista que designa el aspecto interno, oculto, relativamente estable de los objetos y procesos, aspecto que determina su desarrollo. La esencia, en cuanto base interna de los objetos siempre se revela, se manifiesta. El fenómeno es el aspecto exterior, menos estable que la esencia, de las cosas y de los procesos de la realidad. El fenómeno es la esencia relvelada, puesta de manifiesto".(1)

La esencia no "aparece" directamente, sino a través del fenómeno. La esencia se devela mediante el trabajo científico de abstracción. Ahora bien, hay dos formas de realizar una abstracción:

a) Abstracción generalizadora:

Es una generalización externa, empírica, es decir, derivada de la experiencia sensible, prácticamente inmóvil. ¿Cómo se realiza ? Se toma una masa de fenómenos singulares y se señala que tienen en común. El resultado es la aplicación de un razonamiento inductivo, es decir, aquel que va de lo singular a lo universal.

Por ejemplo:

Mosca N°1..tiene 6 patas
Mosca N°2..tiene 6 patas
Mosca N°3..tiene 6 patas
Mosca N°1000.tiene 6 patas

CONCLUSIÓN: Todas las moscas tienen 6 patas.

Esta forma de abstracción es la más infecunda para penetrar en la esencia de los objetos. Marx le daba legalidad en la medida en que "al subrayar y precisar bien los rasgos comunes, nos evita la repetición".(2)

El problema surge cuando se pretende hacer pasar a una abstracción generalizadora por esencial. Esto es lo que sucede a menudo, desde posiciones filosóficas especulativas, en relación al tema del hombre. En efecto, por este método, se puede llegar a definir que la esencia del hombre es su capacidad de pensamiento abstracto, de fabricar herramientas, de aprender lenguajes articulados, etc.. Asimismo, los filósofos idealistas incorporan categorías abstractas y ahistóricas: el alma, la capacidad creadora, la capacidad de amar, de creer en Dios y algún burgués agregará "su egoísmo intrínseco".

Aquí la esencia aparece como un aspecto separado de la singularidad de los objetos (o de los hombres) concretos que tienen vida, movimiento real.

Por esta vía llegamos a una concepción genérica y abstracta del hombre, parcial, unilateral. Las características del hombre no aparecen integradas como lógica consecuencia del movimiento de su desarrollo, sino estáticas y desarticuladas. El individuo, así, termina siendo un mero portador de cualidades que se derivan de un género abstracto "El Hombre", cualidades universales, inmutables, ahistóricas. Esto es precisamente lo que Marx y Engels critican a Ludwig Feuerbach:

"No llega nunca (...) hasta el hombre realmente existente, hasta el hombre activo, sino que se detiene en el concepto abstracto ‘el hombre’, y sólo consigue reconocer en la sensación el ‘hombre real, individual, corpóreo’; es decir, no reconoce más ‘relaciones humanas’ ‘entre el hombre y el hombre’ que las del amor y la amistad, y además, idealizadas. No nos ofrece crítica alguna de las condiciones de vida actuales (...) se ve obligado (...) a reincidir en el idealismo precisamente allí donde el materialista comunista ve la necesidad y, al mismo tiempo, la condición de una transformación radical tanto de la industria como de la organización social."(3)

EN RESUMEN: La abstracción generalizadora es un momento en el proceso de conocimiento, momento de la equiparación, momento analítico. Es una operación de la lógica formal que consiste en destacar los aspectos que se repiten en una cantidad de elementos singulares asimilables a un mismo género.

gráfico1: Abstraccion generalizadora

b) Abstracción Concreta:

Marx explica que "Lo concreto es concreto porque es síntesis de múltiples determinaciones y por lo tanto, unidad en la diversidad".(4)

El conocimiento de las múltiples determinaciones es el camino para llegar a la esencia del proceso. Para ello es necesario tomar a un objeto concreto (Por ejemplo, un modo de producción, una mosca, un hombre) como una totalidad orgánicamente estructurada, donde cada parte es indivisible del todo.

En nuestro ejemplo anterior, mediante la abstracción generalizadora, las patas de la mosca aparecían como un rasgo desconectado del resto de la estructura del insecto. Pero a nosotros no nos interesa tanto saber cómo lo concreto singular es en general sino cómo en general se produce lo concreto singular. Entonces veremos cómo las 6 patas de la mosca son entendibles en el marco de las particularidades intrasistémicas del organismo de la mosca, que a su vez sólo es explicable como respuesta adaptativa eficaz para su sobrevivencia en el marco de las condiciones en las cuales se halla inmersa la mosca.

La abstracción concreta nos permite comprender las contradicciones lógicas del desarrollo, cómo es que lo simple va dando lugar a lo complejo. Así es como generalizamos dialécticamente, es decir no cosas, sino relaciones, nexos internos, movimiento, tránsitos, es decir, la marcha de las contradicciones esenciales.

Como dice el filósofo francés Lucien Sève: "Para superar el nivel de las generalidades abstractas y de los conceptos correspondientes, es necesario romper resueltamente con la identificación de la esencia con un objeto general y en consecuencia con cosas. Hay que ubicar el análisis en las relaciones internas fundamentales.(5)

En la VIa Tesis, Marx aplica el método de análisis concreto al ser humano, descubriendo la verdadera causa del psiquismo en el conjunto de las relaciones sociales. Aquí surge otro tema delicado ¿cómo entender este conjunto de relaciones ? La respuesta está en la concepción materialista de la historia, que remarca una y otra vez el carácter determinante de las relaciones que entablecen entre sí los individuos para producir bienes materiales. Es decir "(los individuos) se encuentran ya con sus condiciones de vida predestinadas, por así decirlo; se encuentran con que la clase les asigna su posición en la vida y, con ello, la trayectoria de su desarrollo personal; se ven absorbidos por ella".(6)

El ser humano se desarrolla en una determinada sociedad. En esta, las fuerzas productivas (máquinas, materias primas, mano de obra humana) funcionan organizadas por ciertas relaciones de producción. Estas conforman la base material sobre la cual se levanta una multifacética superestructura ideológica. En este marco se realiza la reproducción social del hombre, el cual a través de su actividad, va desarrollando su conciencia, sus hábitos, sus valores, su producción, etc. es decir, su proceso de vida.

"La historia humana aparece como un proceso de historia natural; sus actores son sin dudas los propios hombres, pero hombres producidos en las relaciones sociales y por ellas, de las cuales, según la formula de El Capital ‘el individuo es socialmente la criatura, haga lo que haga para librarse de ellas’".(7)

El marxismo descubre así que la esencia del hombre está excentrada del individuo, hallándose en el conjunto de las relaciones sociales, en el medio social en el que se desarrolla el mismo, sin olvidar en ningún momento el carácter determinante de las relaciones objetivas de producción sobre las restantes relaciones socio-culturales.

En este artículo nos proponemos demostrar, en consonancia con lo expresado por Alexei N. Leontiev (c), que "Karl Marx descubrió el método adecuado para el análisis científico del origen y funcionamiento de la conciencia humana, social e individual. Como resultado (...) el objeto de la investigación de la conciencia se trasladó del individuo subjetivo a los sistemas sociales de la actividad.(8)

gráfico2: Abstraccion concreta

DEBATES EN OCCIDENTE

En este punto resumiremos la importante labor filosófico-crítica realizada por Sève en torno a la significación de la VIa. Tesis sobre Feuerbach y las desviaciones de que ha sido objeto por parte de algunos filósofos occidentales. Nos hemos permitido agregar algunas acotaciones que, creemos, enriquecen estas críticas. Como veremos, tanto el humanismo filosófico-especulativo como el existencialista de Sartre se caracterizan por la excesiva primacía otorgada al individuo, mientras que en el caso del anti humanismo teórico, se absolutiza la determinación estructural.

1) HUMANISMO FILOSOFICO ESPECULATIVO:

¿ Qué es la especulación filosófica ? Es un vicio del pensamiento por el cual se pretende llegar a la esencia de un objeto de estudio partiendo de bases abstractas, dejando a la realidad objetiva como mero "cajón de ejemplos" para justificar dichas especulaciones. El marxismo es una filosofía de nuevo tipo, porque parte de bases empíricamente demostrables y no pierde en ningún momento su contacto con la ciencia.

El error fundamental de estos autores consiste en que ubican en las obras de la juventud de Marx, especialmente en los Manuscritos de 1844 la "Psicología del Marxismo".

Ciertamente, en dichos Manuscritos, encontramos sugestivas referencias a temas psicológicos, pero concebidas desde una postura aún idealista y especulativa en torno al esencial tema de la relación entre el ser humano y el proceso histórico.

Aún no había madurado la inversión materialista del año posterior. En efecto, en el primer manuscrito podemos leer: "La relación del obrero respecto del trabajo genera la relación con ese trabajo de un hombre ajeno a él y situado fuera de él. La relación entre el obrero y el dueño o patrón del trabajo, como se le suele llamar. Por lo tanto, la propiedad privada es producto, resultado, consecuencia del trabajo alienado, es decir, de hombre alienado, de trabajo que se ha vuelto ajeno, de vida que se ha vuelto ajena, de hombre que se ha vuelto ajeno. Es verdad que hemos extraído el concepto de trabajo alienado ( de vida alienada) de la economía política, como resultado del movimiento de la propiedad privada. Pero del análisis de este concepto se desprende que, aún cuando la propiedad privada aparece como fundamento, la causa del trabajo alienado, es más bien su consecuencia, tal como en el origen los dioses no son causa sino efecto de la aberración del entendimiento humano. Más tarde, esta relación se convierte en una relación de acción recíproca"(9) Y luego: "Nos preguntamos ahora: ¿Cómo llega el hombre a alienar su trabajo, a volverlo ajeno? ¿Cómo se basa esta alienación en la esencia del desarrollo humano? Ya hemos dado un gran paso hacia la solución de este problema al transformar la cuestión del origen de la propiedad privada en la de la relación del trabajo alienado con la marcha del desarrollo de la humanidad."(10)

Como vemos, en los Manuscritos de 1844, Marx define una relación recíproca entre propiedad privada y el trabajo alienado, donde la determinación fundamental está del lado de este último.

¿Qué significa esto? Que si la propiedad privada, (que es una forma de organización de las relaciones sociales, de la base social) tiene su origen en el trabajo alienado (que luego el joven Marx intentará ver como derivado de la "esencia del desarrollo humano"); entonces, el proceso social queda invertido de manera idealista. O sea, por extensión, el proceso histórico queda determinado por una esencia humana previa a dicho proceso. ¿Qué causa la alienación? Por este camino Marx terminaba en el callejón sin salida de las explicaciones metafísicas y ahistóricas (el ser humano está determinado por sus potencias esenciales)

La aceptación sin crítica de estos postulados implica la negación de toda la obra posterior de Marx, desde las Tesis y la Ideología Alemana hasta El Capital, donde se afirma exactamente lo contrario.

Desde esta concepción pre-científica, ciertos autores reaccionan contra la idea de que la esencia humana está en el conjunto de las relaciones sociales (basadas estas en las relaciones de producción), para dar a la subjetividad lugar central en el devenir histórico.

Un ejemplo es el de Roger Garaudy (d), que reemplaza el texto de la VIa. Tesis por uno imaginario: "el individuo es el conjunto de las relaciones sociales" (e), entendiendo estas no desde el materialismo, sino como la simple "intersubjetividad", aceptable para cualquier espiritualista. Confundiendo individuo con esencia, o sea, existencia con esencia, Garaudy termina en abstracciones generalizadoras acerca del "hombre", como poseedor de características ahistóricas. El hombre se caracteriza por ser "sujeto de la historia", por su carácter creador, su tendencia a la "superación dialéctica". Invierte de manera idealista las relaciones entre el proceso histórico: es el hombre quien "produce" las relaciones sociales. En síntesis, para Garaudy "el hombre es un creador a imagen de Dios." (11)

El mismo hincapié en los Manuscritos del ´44, idéntico desdén hacia la inversión materialista del ´45, a partir de la VIa. Tesis, se repite en otros autores: Por ejemplo, el freudo (¿marxista?) de la Escuela de Francfort, Erich Fromm, o en el filósofo marxista italiano, radicado varios años en nuestro país, Rodolfo Mondolfo.

Como vemos, la VIa. Tesis es la piedra de toque para la comprensión del humanismo revolucionario marxista.

La desviación espiritualista surge como respuesta errónea al dogmatismo soviético y a las desviaciones burocráticas del sistema socialista; pero también como resultado de una visión idílica de la democracia burguesa (sólo posible para los intelectuales alejados de los sufrimientos del pueblo) . En efecto, "embelleciendo" a un hombre genérico con una libertad abstracta e individual, terminan, como mansos liberales, justificando la democracia burguesa.

Para el marxismo, en cambio, la libertad es un producto socio-histórico concreto, determinado por una etapa del desarrollo de la humanidad.

Sólo la lucha revolucionaria es expresión de la actuación libre del desposeído en el marco del poder de la burguesía. Más allá de la misma, el pueblo es tan "libre" como el ganado en los campos del terrateniente: puede alimentarse, copular, tener hijos, pero su vida le es ajena, pertenece al burgués, para quien sus trabajadores sólo se diferencian de su ganado cuando se plantan firmes por su dignidad.

Si lo que se pretende es profundizar en el tema del rol de la personalidad en el proceso revolucionario no nos cabe la menor duda de que es en las referencias del Che, desde su ardor y su ausencia total de afectación, donde podemos encontrar un enfoque prometedor, pero jamás aportaran claridad las elucubraciones de los filósofos idealistas que, desde un marxismo almibarado, terminan camuflando el carácter mutilante y embrutecedor del capitalismo.

2) HUMANISMO EXISTENCIALISTA:

Esta corriente surge con el intento de Jean Paul Sartre de construir una concepción del ser humano acorde con el marxismo, a tal fin se basa en el existencialismo y el psicoanálisis.

Aparece a mitad de este siglo, oponiéndose a las ideologías burguesas clásicas y a una enseñanza filosófica conservadora, según la cual el hombre es definido por una esencia metafísica, ahistórica, de propiedades universales e inmutables (por ejemplo, la concepción religiosa del hombre determinado por el "alma"). Esta es la base sobre la cual la burguesía fundamenta su "fetichismo de valores". Es decir, a un hombre cuya esencia es abstracta y ahistórica corresponden valores que se presentan también como ahistóricos, inmutables, al margen del devenir social. Por ejemplo, los valores expresados por los diez mandamientos son presentados por la Iglesia como eternos y absolutos.

Ahora bien, en su intento por oponerse a la concepción burguesa de que el hombre en general es definido por una esencia humana abstracta, Sartre postula la simple inexistencia de alguna esencia que determine al ser humano. Con esto, Sartre termina siendo tan metafísico como aquellos a quienes pretende superar ¿ por qué ? porque volvemos al hombre en general, pero definido por una libertad abstracta. Si la burguesía postula, por ejemplo que todos los hombres están condenados por el pecado original, Sartre define que todos los hombres están condenados a una libertad general y ahistórica. ¿Libertad para que? para elegir un proyecto individual de vida.

Con esto se aleja del marxismo. El materialismo histórico destruye radicalmente la creencia ideológica burguesa en una esencia humana abstracta, pero con el objeto de fundarla en bases concretas, descubriéndola en el conjunto de las relaciones sociales. Sartre pierde de vista el excentramiento social de la esencia humana, así como la imposibilidad de que los hombres modifiquen profundamente esta esencia que no sea de manera colectiva, por intermedio del proceso revolucionario, cuyas raíces se hayan en las contradicciones que surgen en la actividad productiva material.

Por ello, Sartre remite todo esto a la elección y al proyecto "libres" del "hombre", es decir, de hecho, del individuo en general, concebido como soporte y fuente últimos de todas las relaciones sociales. Con ésto, el capitalismo no queda absuelto de ser la causa de la mutilación que realiza en la personalidad de desposeído.

"El hombre no es nada más que lo que hace de sí mismo" dice Sartre, en las antípodas del materialismo histórico.

3) ANTIHUMANISMO TEORICO:

Es la postura del filósofo francés Louis Althusser. El mismo destaca el salto cualitativo del `45 pero, perdiendo de vista la unidad dialéctica entre continuidad y ruptura, niega la existencia de importantes elementos que se mantienen más allá del `45.

Desde allí critica a los humanismos filosófico-especulativos, pero con el objeto de "prescindir de los ‘servicios teóricos’ del concepto de hombre" por ser "inutilizable desde el punto de vista científico". En efecto, para Althusser "se puede y se debe hablar abiertamente de un antihumanismo teórico de Marx"(12) . El antihumanismo althusseriano es resultado de su intento de unificar el marxismo con el psicoanálisis y con el estructuralismo de Lévi-Strauss. Pero con tal fin practica una revisión de la dialéctica materialista.

¿En qué basa Althusser su pretensión de eliminar del marxismo el concepto de hombre? Recordemos que Marx jamás renunció a dicho término, a pesar de remarcar, en todas las referencias posteriores al ‘44 la determinación de la personalidad humana por las relaciones sociales en general y las de producción en un lugar primario.

No es del fundamento marxista de donde extrae esta conclusión, sino de su adhesión a la teoría psicoanalítica de Sigmud Freud y la versión estructuralista de Jacques Lacan, las cuales postulan la primacía funcional de inconciente sobre la conciencia, la cual queda reducida a un simple efecto de aquél, a una "pobre cosa". Por otra parte, el antihumanismo de Lévi-Strauss (criticado en esta revista) es un corolario de su visión psicoanalítica.

Niega de la forma más radical a la conciencia su posibilidad de guiar al hombre, ya que, para él, este es el punto central de la ideología burguesa.

En lugar de "hombres" Althusser define al individuo como "sujeto-agente de las prácticas sociales del proceso histórico". (13)

Ahora bien, ¿Cómo compatibilizar esta teoría con el marxismo, el cual implica el reconocimiento del rol de la conciencia de clase en la lucha revolucionaria con el psicoanálisis y la teoría de Lévi-Strauss, que postulan la total primacía del inconciente sobre el comportamiento humano individual y social?

A nuestro entender, ésto lo logra provocando una separación entre teoría y práctica "El antihumanismo teórico de Marx (que él atribuye a Marx, consideramos nosotros) es un antihumanismo filosófico, no práctico. (14)

En efecto, Althusser en su vínculo con los militantes debía reconocer que "Los revolucionarios... saben que todo depende, en última instancia de los militantes, de su conciencia de clase, de su abnegación y de su coraje." (15)

O sea, el filósofo antihumanista debe reconocer en la práctica revolucionaria el rol de la personalidad y del esfuerzo conciente, contradiciéndose radicalmente a sí mismo.

Al respecto, Lenin aporta una clara definición del problema "La idea del determinismo que establece la necesidad de los actos del hombre y rechaza la absurda leyenda del libre albedrío, no niega en un ápice la inteligencia ni la conciencia del hombre, como tampoco la valoración de sus acciones. Muy por el contrario, sólo la concepción determinista permite hacer una valoración rigurosa, sin imputar todo lo imaginable al libre albedrío. Del mismo modo nada, tampoco la idea de necesidad histórica, menoscaba en nada el papel del individuo en la historia: toda la historia se compone precisamente de acciones de individuos que son indudablemente personalidades. (El subrayado es nuestro). (16)

En conclusión, la concepción marxista del hombre implica la unidad dialéctica entre el reconocimiento del carácter determinante de las relaciones sociales de producción y el carácter determinado de la actividad subjetiva que el individuo realiza en su marco socio-cultural. Negar el primer elemento termina en una apología del capitalismo, así como en un voluntarismo, al diluir la naturaleza alienante de este sistema; mientras que negar el segundo nos lleva a un determinismo a ultranza que oscurece el rol de la personalidad en el proceso revolucionario.

EL DEBATE SOVIETICO:

A lo largo de este siglo, los marxistas occidentales poco supieron acerca de lo ocurrido en el socialismo en torno a la psicología. En nuestra anterior publicación destacábamos, en este sentido, la producción teórica de Lev Semionovich Vygotski (1896-1934), quien sentó las bases de una concepción científica del hombre y lideró, en sus 10 años de trabajo, el trío conformado junto a Alexei Nicolaievich Leontiev (1904-1978) y Alexander Romanovich Luria (f) (1902-1977).

Vygotski entra en el escenario científico de la joven patria soviética en 1924, polemizando con Béjterev (g) y Pavlov (h), reconocidos científicos enmarcados en la reflexología (i), corriente psicológica que mantenía una fuerte oposición a la psicología subjetivista encarnada en el introspeccionismo. Esta corriente sostenía que para la investigación psicológica era necesario basarse en las observaciones hechas por el sujeto acerca de su propia conciencia. Los reflexólogos, acertando en la crítica al subjetivismo que este método implica, terminaban dejando de lado la categoría de conciencia y es aquí donde Vygotski apunta: "La reflexología no abandonará (su) estadio de primitiva ignorancia sobre la psique mientras se mantenga alejada de ella y continúe encerrada en el estrecho círculo del materialismo fisiológico. Ser materialista en fisiología no es difícil. Pero prueben serlo en psicología y, si no lo logran, continúen siendo idealistas." (17)

El aire de apertura intelectual y honestidad científica que se mantenía en esos momentos traducía la dureza de la polémica en la profundización del conocimiento, no en la descalificación prejuiciosa del rival. Por ello, Vygotski es invitado a integrar el staff del Instituto de Psicología de Moscú, en el que trabajó hasta su muerte por tuberculosis, diez años después:

"En los años que precedieron a su muerte, Vygotski pronunció numerosas conferencias y escribió extensamente acerca de los problemas de la educación, (...)

Generalmente despreciaba la psicología que ponía el acento en los tests de capacidad intelectual, imitando a los test de Coeficiente Intelectual que estaban en auge en Europa y los EE.UU..

Erróneamente, Vygotski fue acusado de defender los test psicológicos colectivos y se le criticó de ‘gran chauvinista ruso’, por afirmar que los analfabetos aún no habían desarrollado las capacidades intelectuales asociadas a la moderna civilización, así como se desprendía de los resultados de las expediciones al Asia central.

Dos años después de su muerte, el Comité Central del Partido Comunista publicó un decreto en el que se prohibían los tests en la U.R.S.S.. Al mismo tiempo, todas las revistas psicológicas importantes dejaron de publicarse por lo menos durante veinte años. Tocaba a su fin un período de intensa agitación intelectual y experimentación". (18)

Recién en 1956, su libro Pensamiento y Lenguaje vuelve a la circulación en la U.R.S.S., tres años después de la muerte de Stalin.

Cuarenta años más tarde, la mayor parte del movimiento revolucionario marxista continúa ignorando sus aportes.

ACTIVIDAD-CONCIENCIA-PERSONALIDAD

Hasta aquí hemos intentado brindar un breve panorama de algunos problemas que presenta la interpretación filosófica de la concepción marxista del hombre.

Ahora veremos los desarrollos concretos realizados por la ciencia psicológica que permiten entender el proceso de desarrollo de la personalidad humana a partir del reflejo del conjunto de las relaciones sociales, del medio socio-cultural.

En efecto, siendo éste un problema sumamente complejo y multidetermiado, es el marxismo la guía metodológica capaz de profundizar científicamente en este tema. Como lo señala Leontiev: "El secreto central de la psiquis humana, ante el cual se detuvo la investigación psicológica, consistía en la propia existencia de los fenómenos psíquicos internos, en el hecho de la representación por el sujeto del mundo que lo rodea. Esto secreto psicológico no pudo ser descubierto por la psicología premarxista ..." (19)

¿Cómo explicar lo específico del psiquismo humano? Karl Marx, en su primer libro de El Capital ya lo definía al hablar sobre la característica especial del trabajo humano. En un célebre párrafo expresa: "Una araña efectúa operaciones semejantes a las de un tejedor y una abeja empequeñece la habilidad de más de un arquitecto con la estructura de sus celdillas de cera. Pero lo que desde el comienzo distingue al peor arquitecto de la abeja más experta es que el arquitecto construye la celdilla en su cabeza antes de trasladarla al panal. El resultado en que culmina el trabajo preexiste idealmente en la imaginación del trabajador. No se trata de que sólo produzca un cambio de forma en las materias naturales, al mismo tiempo realiza su propio objetivo, del cual tiene conciencia, que determina como ley el modo de su acción y el cual debe subordinar su voluntad." (20)

grafico3: Cuadro comparativo de las concepciones del hombre analizadas

La relación del animal con el mundo no se halla mediatizada en absoluto, es decir, reacciona en dependencia a sus necesidades naturales, sin separarse del mundo que refleja.

La conciencia es un modo de adaptación superior que permitió al hombre dominar el mundo. Al regular su actividad externa por medio de objetivos idealmente preestablecidos, el hombre multiplicó sus energías al racionalizarlas y al potenciarlas a través de herramientas y de la complejización de la división social del trabajo. Así es que nuestros antepasados pudieron hacer frente a enemigos naturales mejor equipados biológicamente y hacer un aprovechamiento cada vez más eficiente del medioambiente.

Al surgir el desarrollo socio-cultural, entran a regir otras leyes, superiores a las biológicas. Los avances no aparecen ahora al ritmo más lento de las variaciones genéticas, sino a través del perfeccionamiento de los avances culturales, transmitidos de generación en generación.

¿Cómo es que el individuo humano adquiere conciencia? El niño viene al mundo con un cerebro altamente desarrollado, que es condición necesaria pero no suficiente para dicho preceso.

Para ello es preciso que el niño se forme en un medio socio-cultural. En la cultura se hayan objetivados, contenidos, los logros históricos del género humano, ¿cómo? en las máquinas utilizadas para producir medios de vida, el lenguaje, el arte, instituciones educativas, etc.

El proceso de socialización del niño es, al mismo tiempo, su proceso de individuación. El mismo no se da mecánicamente, la relación entre el sujeto y el objeto siempre está mediada por la actividad. Este es el medio para la adquisición de conciencia.

Ya destacamos al genio de Lev Vygotski, como el primer psicólogo que supo llevar los postulados filosóficos marxistas acerca del hombre al plano de la ciencia concreta. Precisamente fue él quien denominó a este proceso de socialización-individuación como interiorización, categoría que permite desarrollar las consecuencias científicas de la VIa. tesis sobre Feuerbach y que define como "la reconstrucción interna de una operación externa". (21)

Leontiev al respecto aclara que "el proceso de interiorización consiste no en el hecho de que la actividad externa se introduzca en un ‘plano de la conciencia’ interna que la precede; la interiorización es un proceso en el cual precisamente se forma este plano interno".(22)

Es decir, en las etapas tempranas del desarrollo, el lenguaje no impacta sobre funciones psíquicas ya establecidas, sino que es el estímulo para su formación. Así lo explica Luria: "La idea principal de Vygotski, explicativa de la organización del acto voluntario, está basada en el análisis del desarrollo lingüístico del niño.

En la primera etapa del dominio del lenguaje, la madre dirige al niño, orienta su atención (‘toma el balón’, ‘levanta la mano’, ‘¿dónde está muñeca?’, etc.) y el niño cumple estas instrucciones verbales.

Al darle al niño estas instrucciones verbales la madre reorganiza su atención: separando la cosa nombrada del fondo general, organiza con ayuda de su propio lenguaje los actos motores del niño. En este caso el acto voluntario está dividido entre dos personas: el acto motor del niño comienza con la locución verbal de la madre y termina con las propias acciones del niño (L. S. Vygotski, 1956). Sólo en la etapa siguiente del desarrollo, el niño domina el idioma y comienza a darse órdenes verbales a sí mismo... Por eso el origen del acto voluntario es la comuncación del niño con el adulto." (23)

En resumen, "los procesos psicológicos humanos superiores específicos -dice Leontiev- pueden generarse sólo en la interrelación del hombre con el hombre, es decir, como procesos interpsicológicos y sólo después, comienza el individuo a realizarlos por sí solo. Además, algunos de ellos pierden ulteriormente su forma externa, primitiva, transformándose en procesos intrapsicológicos." (24)

Desde esta perspectiva se pregunta: "¿Qué es la conciencia? La conciencia es el conocimiento compartido, en el sentido de que la conciencia individual sólo puede darse si existe una conciencia social, una lengua, que sea su substrato real. En el proceso de producción material los hombres producen también su lengua, que les sirve no solamente como medio de comunicación, sino también como portadora de los valores socialmente creados fijados en ella." (25)

Esta estrecha relación entre lenguaje y conciencia ya era señalada por Marx y Engels, quienes indicaban que "el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real, que existe también para los otros hombres y que, por lo tanto, comienza a existir también para mí mismo." (26)

El lenguaje permite una duplicación ideal del mundo objetivo, permite clasificarlo, abstraer de los objetos y procesos sus caracteres necesarios y separarlos de los contingentes. "El sistema de signos -como señala Vygotski- reestructura todo el proceso psicológico." (27)

La producción de conciencia es, pues, consecuencia del desarrollo del lenguaje. Este, a su vez, halla su origen en la producción de bienes materiales. Es en dicha producción donde surge el modo específicamente humano (socializado), de producción y satisfacción de necesidades: "El hambre -señala Marx- es el hambre, sin embargo el hambre que se satisface con carne cocida, comida con cuchillo y tenedor, es un hambre distinta de la que devora la carne cruda con ayuda de manos, uñas y dientes... La produción no produce sólo un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto." (28)

Sólo en el desconocimiento de este punto se puede basar toda la mitología de moda acerca de los instintos innatos como determinantes de la conducta humana.

Ahora bien, a partir de la tesis del papel fundamental de la actividad comunicacional en la formación de la conciencia, se puede pensar que la psicología marxista desemboca en una concepción del hombre basada en una mera intersubjetividad: el "otro" (en abstracto) me determina.

Pero el marxismo aborrece estas abstracciones nebulosas, pretende ir de lo concreto real a lo concreto pensado. Es en este punto donde, al analizar las condiciones concretas en las que se desarrolla el proceso de reproducción social del ser humano, el marxismo jamás pierde su sólido anclaje en el materialismo histórico. Volvamos a los ejemplos citados: la madre que le dice a su hijo "toma el balón" y desarrolla con ello su atención puede ser la esposa de un exitoso explotador o empleada del servicio doméstico que vé por un rato a sus hijos que se irán a dormir sin comer. Esto marca grandes diferencias, a las que se refería Lenin cuando afirmaba que "El capitalismo ha estrangulado, aplastado y destruído una masa de talentos entre los obreros y campesinos trabajadores. Estos talentos han sucumbido bajo la opresión de la necesidad, de la miseria, del ultraje a la personalidad humana." (29)

No obstante, esta determinación no es mecánica, las circunstancias no se imprimen directamente en el sujeto; la percepción misma del mundo implica ya una actividad, tal como Marx lo destaca en su Ia. tesis sobre Feuerbach.

Así mismo, en la IIIa. tesis, podemos leer: "La doctrina materialista, según la cual los hombres son el producto del ambiente y de la educación, y cambian en la medida que cambia el ambiente y la educación, olvida que el ambiente es modificado precisamente por los hombres y que el educador mismo debe ser educado". Es decir, la actividad es el medio por el cual el hombre asimila la realidad y por el cual puede transformarla, al tiempo que se transforma.

La actividad, pues, resulta un punto de transición, de mediación entre lo psíquico y el mundo. A través de la actividad objetal o comunicativa, lo subjetivo refleja al mundo o a la inversa, se objetivan los productos de la subjetividad (30). Por ejemplo: Cuando un obrero produce una silla realiza a través de su actividad el tránsito desde su idea hacia la realidad, o sea, objetiva su idea a través de su actividad. A la inversa, usted, cuando lee este artículo, a través de esa actividad, vuelve subjetivas las ideas objetivadas en las letras impresas.

En síntesis, la conciencia es producto de la actividad del individuo en un medio socio-cultural concreto. A partir de esta concepción el marxismo logró penetrar en el estudio de la estructura interna de la conciencia. Como destaca Leontiev: "La psicología burguesa hace pasar la conciencia del hombre de clase por eterna y universalmente humana, la representa como algo absoluto, sin atributos e ‘insuperable’... Desde ese punto de vista la conciencia es una especie de ‘luminiscencia’ interna, que puede ser clara o brumosa o incluso extinguirse por completo, como ocurre, por ejemplo, en un desvanecimiento profundo". (31)

La dialéctica logró penetrar en el estudio de las condiciones esenciales para la producción de esa "luminiscencia": el conjunto de las relaciones sociales.

¿En qué radica el razgo fundamental de la concepción materialista de la conciencia? Según Leontiev consiste en el hecho de que la "realidad se revela al hombre en la estabilidad objetiva de sus propiedades, en su independencia respecto de la actitud subjetiva que el hombre tiene acerca de ella y de sus exigencias presentes, o como suele decirse, ‘se presenta’ a él. En ese ‘estar presente’ consiste en rigor el hecho de la conciencia, el hecho de la transformación del reflejo psíquico inconciente en reflejo conciente."

A lo que el psicólogo ruso Filipp Bassin agrega "la adquisición de conciencia de la realidad objetiva como tal (su ‘estar presente’, en el sentido atribuido a este término por Leontiev) influye profundamente sobre todo el desarrollo posterior de la actividad del pensamiento y del comportamiento (32). Ya que "el proceso basado en el ‘estar presente’, aparece (...) como un medio especial de regulación extrema de la actividad cerebral, o sea, de regulación en circunstancias extraordinarias en las cuales otros medios, menos eficaces , de dirección, de las operaciones de pensamiento y del comportamiento resultan insuficientes" y como resultado de ello "el hombre se ha vuelto inconmensurablemente más rico en sus posibilidades de actuar sobre el mundo a partir del momento en que se encontró en condiciones, no sólo de percibir, pensar y sentir, sino además de ser conciente de que es un ser que percibe, siente y piensa." (33)

Tanto Leontiev como Bassin señalan la equivalencia entre el concepto del "estar presente" y el de "modelo", proveniente de la cibernética; el primero de los autores, al respecto define: "Llamamos modelo a aquel sistema (conjunto) cuyos elementos se encuentran en relación de semejanza (...) respecto a los elementos de otro sistema (de modelos). Resulta totalmente evidente que bajo esta amplia definición de modelo se encuentra la imagen sensitiva en particular." (34)

En resumen: La conciencia es un medio para la regulación de la actividad que consiste en la formación de un modelo subjetivo de la realidad objetiva.

En este punto, cabe mencionar que toda la actividad conciente, a su vez, es regulada por la personalidad.

La misma es una estructura compleja conformada por distintos niveles: En el nivel inferior de la personalidad, la estructura biológicamente más condicionada es el temperamento (cuya incidencia en la personalidad socializada es tema de discusión). El temperamento sería el conjunto de propiedades del sistema nervios. Luego, los procesos psicológicos superiores que se van formando como resultado de la actividad y comunciación social a lo largo de la vida del hombre. Incluye las sensanciones, percepciones, pensamientos, emociones, sentimientos, atención, memoria y voluntad. El tercer nivel está formado por la experiencia social e incluye los conocimientos, hábitos, habilidades y costumbres adquiridos por el hombre en el curso de su vida en determinadas condiciones sociales de existencia. Por último el nivel superior de la personalidad es su orientación e incluye las aficiones, deseos, intereses, actitudes, ideales, una visión valorativa ideal y las convicciones volitivas concientes del hombre. (35)

La personalidad, la autoconciencia de la individualidad al margen del grupo, es producto del desarrollo socio-histórico de la humanidad, su formación es producto de la complejización de los distintos vínculos sociales. "Cuanto más lejos nos remontamos en la historia -escribió Marx-, tanto más aparece el individuo -y por consiguiente el individuo productor- como dependiente y formando parte de un todo mayor." (36)

Vemos así que la actividad dió origen a la conciencia, y que ésta, a su vez, fue la condición para la aparición histórica de la personalidad.

Al comenzar el análisis del psiquismo humano a partir de la actividad estamos empleando el método de ascención de lo abstracto a lo concreto, es decir, partir de la categoría más indeterminada, para llegar a la más compleja (personalidad).

Este fue el método que utilizó Marx para escribir El Capital, donde comienza a desarrollar el movimiento dialéctico desde la producción de mercancías. La ascensión de lo abstracto a lo concreto es el método para estudiar las totalidades complejas.

Un último tema es el de las formas inconcientes de la actividad psíquica superior. Debido al carácter de este artículo sólo mencionaremos algunos resultados a los que ha llegado la psicología dialéctica:

1) Las formas inconcientes de la actividad psíquica superior son una cualidad especial de reflejo psíquico cuya función es orientar al hombre.

2) El inconciente humano se diferencia fundamentalmente de la actividad inconciente del animal, ya que aquél es una adquisición del individuo en un medio socio-cultural. El inconciente humano se enmarca en un psiquismo regido por el lenguaje, que estructura de manera determinante su funcionamiento. Con ésto, la investigación científica da por tierra con el mito del inconciente como herencia ancestral del prehomínido.

3) Existe una graduación entre la plena conciencia y la absoluta inconciencia. Así mismo, las relaciones entre conciente e inconciente no son sólo de antagonismo como postula el psicoanálisis, sino también de cooperación y sinergismo.(37)

grafico4: Cuadro historico-logico de las categorias de actividad, conciencia y personalidad

CONCLUSIONES

Llegado a estas conclusiones lamentamos haber dejado una importante cantidad de puntos en la oscuridad.

Si algún lector nos reprocha que, a causa del grado de generalidad con la que se encaró el tema, la conexión de las ideas aquí vertidas con la práctica es difícil de encontrar, le daremos la razón.

Sin embargo, nos alegraría que este artículo haya servido para que el lector, convencido de que es la teoría de Marx la que nos abre el camino al conocimiento del hombre, se motive a continuar sus propios senderos de profundización.

De lo explicado podemos concluir:

GNOSEOLOGIA Y CONCEPCION DEL HOMBRE

Queda clara la correspondencia existente entre las tesis generales de la de la teoría del conocimiento marxista y los descubrimientos de la ciencia psicológica. En efecto, los grandes postulados filosóficos que establecieron los fundadores del materialismo dialéctico no son sino la base de la futura investigación.

A esto se refería Lenin cuando afirmaba en sus Cuadernos Filosóficos que la teoría del conocimiento debería fundarse en las posteriores confirmaciones que aportarían varias áreas del saber, entre las que menciona a la psicología evolutiva (del desarrollo mental del niño, según la denominación leninista) y la psicología en general.

Estas confirmaciones cobran especial importancia en una época en que los profesores idealistas se ensañan contra el materialismo absolutizando el rol del inconciente y el carácter equívoco de la palabra.

El ser humano desarrolla su actividad en el mundo basándose en un propio "modelo" del mundo y de sí mismo.

Este "modelo" jamás llega a ser una copia exacta. Es un mapa que construye el hombre y que le señala aquello que le aparece como más significativo. Los marxistas afirmamos que todo modelo es aproximado, relativo, perfectible. Pero, en la medida en que el fin de todo modelo es guiar al hombre en el mundo, es en la práctica donde se evalúa su correspondencia con la realidad objetiva.

Lo que nos diferencia de los intelectuales idealistas es que éstos hallan su regocijo en expresar la frase más ingeniosa acerca de "la relación fallida del hombre con el mundo", mientras que los marxistas luchamos para que los pueblos tomen conciencia de su situación, mejoren su "modelo del mundo y de sí mismo" con el fin de tomar el poder y construir el socialismo.

LA SEXTA TESIS Y SU RELACION
CON EL HUMANISMO REVOLUCIONARIO

La Sexta Tesis, corroborada por los más diversos descubrimientos científicos, nos marca que la existencia del hombre concreto jamás puede ser separada de la sociedad en concreto en la que se desarrolla y de la base material de esa sociedad. El ser humano que puede producir el capitalismo es una versión cada vez mas empobrecida y degradada.

Como expresa Lucien Sève:

" Hay un vínculo directo entre el descubrimiento de la esencia humana real, el fundamento científico de la política comunista y la adopción conciente del punto de vista del proletariado".

Sólo la transformación de la base material de la sociedad, a través de la toma del poder por parte de la clase obrera y el pueblo, puede aportar las condiciones necesarias para la construcción del hombre nuevo.

Decíamos en él número anterior:

"La VIa. Tesis arrebata al capitalismo y a sus lacras sus pretensiones de ser ‘eternos’ y ‘naturales’ para restablecerlos en su lugar de producciones socio-históricamente determinadas. Nos llama a no resignarnos: nada hay de natural en el hombre socializado, no es posible encontrar las causas de las miserias de la humanidad en alguna instancia abstracta inherente al individuo aislado, sino en el conjunto de las relaciones sociales.

La VIa. Tesis es la bandera de todos aquellos que vemos el futuro con optimismo fundamentado".

Toda ilusión de construir una humanidad mejor al margen de la más implacable lucha de clases no es sino el canto de sirena de la ideología burguesa. Ninguna "pedagogía democratizadora", ni "cooperativismo", ni "Era de Acuario", ni "ecologismo" ni ninguna ilusión neoprogresista librara a nuestros hijos de sufrir, en grados hoy inimaginables, la barbarie capitalista.

MARXISMO Y CIBERNETICA

Como hemos visto al analizar la categoría de conciencia, su rasgo fundamental, el "estar presente", es equivalente a las categorías cibernéticas de "modelo" y "modelización", tal como lo destacaba Filipp Bassin y Alexei Leontiev hace más de 20 años. Si a esto sumamos que desde hace más de 30 años los filósofos soviéticos vienen destacando la necesidad de incorporar el enfoque cibernético, entenderemos el tamaño del retraso histórico del que somos responsables.

Insistimos, pues, como lo hicimos en el anterior articulo, en lo importante que sería, si es que todavía nadie lo está haciendo, que encaremos la tarea colectiva de incorporar dialécticamente y hasta sus últimas consecuencias a la cibernética en el marco del marxismo. (j)

Debemos terminar de una vez por todas con este divorcio histórico entre la filosofía y la política, esta separación entre filósofos apolíticos y políticos burdamente pragmáticos que llevó a la bancarrota a importantes sectores del movimiento revolucionario mundial.

En efecto, en este caso, vemos como hemos perdido durante décadas la capacidad de profundizar en una categoría central para el marxismo como es la de conciencia, con todas las implicancias que la misma tiene en el plano individual, y en el social, salvando las diferencias.

EL CUADRO REVOLUCIONARIO
Y LA LUCHA IDEOLOGICA

De este análisis surge la necesidad de mejorar nuestros elementos de transmisión de ideología, con el objetivo de que cada marxista tenga el modelo más ajustado y más amplio del mundo.

Optimizarlos hasta lo imposible, dado que el retraso en este plano es enorme. Enfrentamos a las ultimas técnicas didácticas y propagandísticas con libros del siglo pasado que, no por brillantes, dejan de ser insuficientes. Los esfuerzos que hacemos por llegar a las masas con un populismo bienintencionado no hacen más que reproducir el modelo del enemigo. En esta época, creemos que no es pérdida de tiempo luchar por aclarar nuestra conciencia, aprendiendo a pensar dialécticamente.

En efecto, la dificultad en la metabolización de la dialéctica revolucionaria es sin duda alguna un punto no resuelto del marxismo. Desde Marx, que se quejaba de haber sembrado dragones y cosechado pulgas, hasta las frustradas ilusiones leninistas en una respuesta revolucionaria europea a la Gran Revolución Socialista de Octubre y terminando con la debacle del socialismo Euro-oriental, el "techo" volvió a presentársenos insistentemente.

Hoy comprendemos que la lucha contra la conciencia burguesa requerirá más empeños que los previstos por los clásicos. Reflexionar más profundamente acerca de este "techo sociohistórico" lejos de ser derrotista, nos dará la tensión necesaria para resolver el problema.

En este sentido, cabe reflexionar que si definimos el rol de la lengua como constructora de la conciencia y como "portadora de los valores socialmente creados fijados en ella", se hace evidente la necesidad de realizar una profunda crítica del sentido común de la burguesía que se puede traficar en las expresiones de los revolucionarios. Esto implica una tarea de vigilancia constante, a la cual no podemos llevar a cabo sin remontarnos cotidianamente a las alturas de la abstracción filosófica.

Sabemos que no será la investigación filosófica por sí la que acabe en la práctica con la sociedad burguesa, pero ya hemos vivido en este siglo las suficientes experiencias de intentar construir el socialismo sin la necesaria cuota de pensamiento dialéctico como para repetir el error.

El bombardeo de mensajes del enemigo produce distorsiones en el pensamiento y sentimiento del revolucionario, pero ésto no se traduce automáticamente en el abandono total del marxismo.

En efecto, la burguesía tampoco pretende ésto. Lo que se busca es la neutralización, es decir, como explicaba Von Klausewitz en su famoso libro "De la guerra", la derrota no significa la aniquilación del enemigo sino la pérdida de voluntad de combatir.

Un marxista confundido, que haya perdido valoración por su teoría, sin esperanzas en la posibilidad de victoria, avergonzado del marxismo a causa de los "imperdonables errores cometidos", aunque milite, es todavía un marxista neutralizado.

Obsérvese que en esta descripción de la neutralización hemos abundado en categorías psicológicas: hablamos de voluntad, valoración, confusión, etc. La pregunta es: ¿Cómo la teoría se estructura en relación con la personalidad del revolucionario?. Es aquí donde el marxismo no ha dado respuestas a la altura de sus herramientas de análisis. Perdidos en los océanos de las explicaciones sociológicas y macroeconómicas, donde el marxista mejor y más a menudo se mueve, nos olvidamos del individuo, del cuadro, columna vertebral de la revolución.

Tal vez sigamos pensando que, por ejemplo, hablar de clase social es más materialista que hablar de vergüenza.

Fíjense si serán fuertes estos perjuicios que para penetrar en este terreno, el mismo Che, en El Socialismo y el hombre en Cuba, decidió referirse en estos términos:

"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo que el verdadero revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible concebir un auténtico revolucionario que no tenga esta cualidad."

La humildad del comandante para expresar una verdad tan evidente, nos hace pensar en cuan flacos fueron los costados flacos del movimiento revolucionario mundial.

Pretender una victoria definitiva sobre una cultura de clase con milenios de experiencia, sin prestar la menor atención a estos temas fue en cierto sentido simplista, entendible en relación a la juventud en términos históricos, del movimiento revolucionario clasista. Pretendíamos la revolución socialista a escala mundial sin tener una concepción materialista de los sentimientos.

El amor internacionalista, y su par dialéctico, el odio de clase, implica la valoración del marxismo. Una teoría se transforma en arma para la lucha, en guía para la vida sólo en la medida en que encarna en seres humanos concretos, es decir, cuando a un contenido cognitivo se le une un contenido afectivo de una alta valoración.

Es necesario, por ello, producir una teoría científica sobre la convicción revolucionaria y una técnica apoyada en ella. Se hace evidente que, a nivel psicosocial, el cambio del capitalismo al comunismo implica el abandono del lucro como motivación para grandes masas humanas, promoviendo la solidaridad como motor para el desarrollo social. Esto implica una gran cantidad de cambios sistémicos en la personalidad del individuo que sólo podemos comenzar a esbozar (por ejemplo, aumento de la autoestima, confianza en la capacidad de superación del conjunto del pueblo, en el colectivo revolucionario de dirección, nueva relación en el deseo y el deber, etc.). En efecto, las experiencias de los países socialistas del este Europeo han demostrado que la sola construcción de la base económica socialista no produce, por sí sola, la desalienación. Este estado de cosas se resumía en la frase "El Estado hace como que nos paga y nosotros hacemos como que trabajamos" que expresaba cuán poco motivado estaba el trabajador en estos países.

Desde allí debemos comenzar a investigar quienes luchamos por la única sociedad digna, donde la motivación para la producción social no sea el egoísmo, sino el compañero ser humano. Quienes deseamos la sociedad sin clase, el comunismo.


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BIBLIOGRAFIA COMENTADA

Siquismo Humano. Origen y Estructura. Dr . Arturo Osvaldo Di Stefano. Edit. Cientec. El Dr. Di Stefano fue Jefe de Servicio en el Hospital Borda. Su enfoque se basa en un correcto planteamiento filosófico, comentado la obra de Lucien Sève y un buen desarrollo de la ciencia psicológica concreta. Une lo didáctico con lo riguroso y profundo, es un buen material para empezar a conocer la concepción marxista del hombre. El parágrafo sobre la esencia fue extractado de este libro.

Problemas filosóficos en Psicología (1984) González Serra. Edit. Pueblo y Educacion-La Habana –Cuba. Es otro material que permite conocer, de manera compendiada, los planteamientos básicos de la filosofía y de la psicología que se desarrolló en el campo socialista.

Marxismo y Teoría de la Personalidad.- Lucien Sève. Edit.Amorrortu ( 1973 ). Es el estudio más profundo que conozcamos sobre el desarrollo de la concepción del hombre en los trabajos de Marx y Engels. Es sólido, contundente y de una profundidad dialéctica que a veces se hace difícil de seguir. Su limitación aparece al momento de profundizar en el plano psicológico. Los párrafos de El Debate en Occidente se basan casi por completo en la crítica realizada por Sève.

Actividad – Conciencia - Personalidad. Alexei Nicolaievich Leontiev. Edit . Pueblo y educación. La Habana – Cuba –Su lectura no es sencilla, sobre todo sin mayores conocimiento en la materia. La obra despliega el movimiento dialéctico del psiquismo humano siguiendo el método de ascensión de lo abstracto a lo concreto. Pese a que algunos de sus desarrollos ya han sido superados, creemos que el día que el marxismo madure como para escribir "El Hombre" como el tratado al nivel de "El Capital" esta obra será un importante estudio preliminar, junto con la de Lucien Sève.

El problema del Inconciente – Filipp Bassin. Granica (1972). - Es una obra para especialistas en ciencias psicológicas o para aquellos que con obstinación se dedican a no dejar ningún hueco en su formación teórica. Traten de acometer esta obra cuando estén empapados en el tema. Tiene una excelente historia del concepto de inconciente. La significación de esta obra, además de su interés científico específico, es la de demostrar que el inconciente es reflejo de la realidad objetiva y la de contrarrestar los mitos que el tema ha suscitado. Asimismo, demuestra la potencialidad del marxismo como base metodológica para la profundización del tema.

Contribución a la Crítica de la Economía Política – Karl Marx – El capítulo acerca del método nos brinda una clara exposición de las bases de la investigación dialéctica. Si puede leerlo luego de ver el parágrafo acerca de la esencia ampliará su panorama.

La Ideología Alemana – Marx – Engels. - La primera obra del marxismo maduro, contiene los primeros desarrollos de la VIa. Tesis. (no olvidar que sus autores no quisieron publicarla).

OTRA BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

Manual de Materialismo Dialéctico. – Makarov y otros. Ed. Pueblos Unidos.

Vygotski, Memoria y Vigencia. Guillermo Blanck (comp.) Ed. Cultura y Cognición.

OO.EE. Lev Semionovich Vygotski – en III tomos – Ed. Visor.

La Formación de los Procesos Psíquicos Superiores – Lev S. Vygotski – Ed. Grijalbo.

Cuadernos Filosóficos – Lenin – 00.CC. Tomo XXIX – Ed. Progreso.

El Capital – Ed. Ciencias del Hombre (00.EE Marx y Engels).


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(1) Manual de Materialismo Dialéctico - Makarov y otros - Ed. Pueblos Unidos - 11a Edición.; pag. 256.

(2) Contribución a la Crítica de la Economía Política - Karl Marx- Ed. Estud scú desde 1966.

3) La Ideología Alemana. Marx y Engels - Ed. Pueblos Unidos - 5ta. Edición - Pg. 48/49.

4) Contribución... Pg. 213

5) Marxismo y Teoría de la personalidad - Lucien Sève - ed. Amorrortu (1973). Pg.246.

(6) La Ideología... Pg.61

(7) Marxismo... Pg.65

(8) Actividad, Conciencia, Personalidad, Leontiev, Ed. Pueblo y Educación - La Habana - Cuba Pg. 103

(9) Manuscritos de 1844. Marx. Citado en Marxismo...Pag. 63

(10) Ibid. Pag. 63

(11) Cit. en Marxismo Pags. 66/67-"Se puede ser Comunista hoy?" de Roger Garaudy.

(12) por Marx de Louis Althusser. Cit. en Marxismo... pag. 72.

(13)Zona Erógena, otoño/91, pág. 31.

(14) Ibid., pág. 28.

(15) La Filosofía como Arma de la Revolución, pág. 20.

(16) Lenin, "Quiénes son los ‘amigos del pueblo’ y cómo luchan contra los socialdemócratas". oo.cc. 2º ed. Cartago, 1969;T. I pág. 170.

(17) OO.EE. de Lev Semionovich Vygotski en III Tomos. Ed. Visor. Pag. 19.

(18) Vygotski, Memoria y Vigencia. Guillermo Blanck (Comp.) Ed. Cultura y Cognición. Pag. 66/67.

(19) Actividad... pag.18

(20) El Capital. Libro primero. OO.EE. Marx y Engels. Tomo I. Ed. Ciencias del Hombre (1973), pag. 187/8.

(21) La formación de los procesos psíquicos superiores. Lev S. Vygotski. Ed. Grijalbo, pag. 93.

(22) Actividad... pag.79

(23) Conciencia y Lenguaje. A. R. Luria. Pablo del Río Editor, pag. 107/8.

(24) Actividad... pag. 78

(25) Ibidem, pag. 79

(26) La ideología... pag. 31

(27) La formación... pag. 63

(28) Contribución... pag. 203

(29) OO.CC. Lenin, Tomo XXX, pag. 54

(30) Actividad... pag.65/6

(31) Citado en El Problema del Inconciente. Filipp Bassin.

Ed. Granica, 1972; pag. 262

(32) Ibidem, pag. 262/3

(33) Ibidem, pag. 264

(34) Actividad... pag. 42/43

(35) Psicología Social. Platonov y otros. Ciencias del Hombre. 1977.

(36) Contribución... pag. 194

(37) Problemas filosóficos de la Psicología. Dr. Diego Jorge González Serra. Ed. Pueblo y Educación. La Habana, Cuba; pag.98/108.



(a) Das menschliche Wesen ist kein dem einzelnen Individuum inwohnendes Abstraktum. In seiner Wirklichkeit ist es das ensemble der gesellschaftlichen Verhältnisse. Valga el original en alemán para salvar la posibilidad de cualquier error de traducción.

(b) En este punto extractamos las explicaciones del Dr. Arturo Di Stefano en su libro "Siquismo humano, Origen y Estructura de Ed. Cientec.

(c) Leontiev, Alexei Nicolaevich (1903-1979). Psicólogo soviético, doctor en ciencias psicológicas, profesor miembro de la Academia de Ciencias Psicológicas de la URSS. Premio Lenin 1963. Decano de la Facultad de Psicología de Moscú desde 1966.

(d) Roger Garaudy: Psicoanalista Francés. En su intento de unificar al marxismo con el psicoanálisis, terminó revisando al primero a favor del segundo.

(e) Comparar con el original: "La esencia del hombre es el conjunto de las relaciones sociales"

(f) Luria Alexander Romanovich (1902-1977). Psicólogo Soviético, Doctor en Ciencias Psicológicas y Cs. Médicas. Se lo considera uno de los "padres" de la neuropsicología moderna.

(g) Béjterev, Bladimir (1897-1957): Fisiólogo, neurólogo y psicólogo ruso. Creador de la doctrina del compartamiento como un sistema de reflejos, a partir de los cuales se constituye la actividad, tanto psíquica como social de las personas. A esta teoría se la conoce como reflexología, considerándosela la antítesis de la psicología empírica y subjetivista.

(h) Pavlov, Ivan Petrovich (1848-1936): Fisiólogo ruso. Estudió el sistema nervioso con métodos experimentales. En los últimos cuarenta años de su vida se dedicó al estudio de la actividad nerviosa superior, centrándose en la investigación de la base neurofisiológica de los procesos psicológicos. Fue Premio Nobel en 1904.

(i) Reflexología: Corriente psicológica integrada por los postulados de Béjterev sobre los reflejos concatenados (como aquellas reacciones de respuesta del organismo a estímulos externos en situaciones experimentales) y por los postulados de Pavlov sobre los reflejos condicionados. Cabe señalar que, pese a sus críticas, Vygotski jamás pregonó el antipavlovismo barato que se practica en nuestros tiempos. Pavlov fue un genio; reducir sus descubrimientos a una versión burdamente simplificada de su experimento de salivación de los perros sólo es muestra de ignorancia. Pavlov descubrió la dialéctica de los mecanismos fisiológicos cerebrales fundamentales. Pavlov no se dedicó al estudio psicológico, sino al estudio de las leyes neurodinámicas que subyacen a dichos fenómenos. A pesar de sus errores conceptuales, era conciente de que correspondía a la psicología "edificar la superestructura superior" cuyos cimientos eran colocados por él y sus colaboradores.

(j) Avanzada ya la tarea de impresión tomamos conocimiento de un excelente libro realizado por doctores en ciencia cubanos y soviéticos "La dialéctica y los métodos generales de investigación científica" publicado en 1985, por la Editorial de Ciencias Sociales de La Habana, donde se dedican sendos capítulos a la categoría de modelo, a la cibernética y a la teoría de la información. Estos temas, a nuestro entender, forman parte de lo que será la futura revolución teórica marxista; aunque todavía haya que desarrollar las consecuencias de sus postulados para la praxis revolucionaria.