lunes, enero 31, 2011

Egipto: la revolución no conoce fronteras


30 de enero 2011: el levantamiento popular contra el gobierno de Hosni Mubarak continúa. El domingo por la mañana salió el sol en otro día tenso después de una noche de desafío y protestas masivas contra el gobierno que convirtió el toque de queda en letra muerta. Este hecho sorprendente saca a la luz la situación real.
Es el primer día de trabajo en la capital egipcia desde que las protestas alcanzaran su punto álgido el viernes. Sin embargo, en palabras de Dan Nolan de Al Jazeera, esto "está muy lejos de ser la normalidad de siempre". Las principales carreteras de la capital han sido bloqueadas por tanques militares y vehículos blindados. Se han establecido controles militares adicionales en un aparente intento de desviar el tráfico de la plaza Tahrir, el punto central de los manifestantes. "Todavía es una escena muy tensa tener tanto militar en la capital del país", dice.
El Presidente, que sobre el papel goza de un enorme poder, hace decretos. Al ejército se le ordena llevar a cabo sus órdenes. Los que desafían el toque de queda son amenazados con graves consecuencias. Sin embargo, nadie obedece y no pasa nada.
El corresponsal de la BBC en El Cairo, resumió la situación real. De pie, delante de un enorme edificio que todavía está eructando llamas y humo, visiblemente sorprendido, dice: "La sede del partido en el poder está en llamas y no hay ningún cuerpo de bomberos a la vista. Y, por supuesto, no hay policía. El Estado aquí ha desaparecido".
Este no es el único caso. Varios edificios clave del gobierno en la capital siguen ardiendo esta mañana, prueba visible de la forma en que los rebeldes han atacado el Estado. Una multitud trató de asaltar el odiado Ministerio del Interior, el lugar adonde se lleva a la gente para ser torturada. Fueron repelidos por francotiradores de la policía que dispararon desde el tejado, dejando tres muertos.
El domingo, hombres sin identificar salieron del recinto del Ministerio del Interior en un coche y arrojaron un cuerpo a la calle. Luego abrieron fuego contra gente presente en la zona y huyeron. No hubo informes inmediatos de víctimas en ese ataque.
La gente está arriesgando sus vidas todos los días en las calles. El número de muertos se dice ahora que es más de 150, y por lo menos 4.000 heridos. Pero nadie sabe cuál es la cifra real. Sin embargo, ninguna cantidad de represión puede detener el movimiento. La gente ha perdido el miedo. Miles de manifestantes siguen acampando en la Plaza Tahrir de la ciudad. No tienen miedo a morir. Esa es su principal fortaleza, y la principal debilidad de las fuerzas que los hacen frente.
Fuentes de Al Jazeera han indicado que el ejército ha sido desplegado en la ciudad turística de Sharm el Sheij. Sherine Tadros, corresponsal de Al Jazeera en la ciudad de Suez, dijo que la ciudad había sido testigo de una "noche totalmente caótica", pero que las calles estaban tranquilas según se hizo de día. Informó que, en ausencia de policías y militares, la gente estaba "[tomando] la ley en sus propias manos", usando "palos, porras, garrotes, machetes, [y] cuchillos" para proteger sus propiedades.

La "comunidad internacional"

La "comunidad internacional" está aterrorizada por el giro de los acontecimientos. Tomado por sorpresa, EE.UU. ha sido un mero espectador durante las últimas semanas, cuando la gente salió a las calles de Túnez y Egipto. Washington entiende muy bien que los acontecimientos de Egipto tendrán consecuencias de largo alcance en otros países de la región.
Los estadounidenses y los europeos ahora están instando a Mubarak a que refrene el uso de la violencia contra los manifestantes desarmados y a que trabaje para crear las condiciones para unas elecciones libres y justas. Se dan cuenta de que lo que Mubarak ha ofrecido es demasiado poco y demasiado tarde. EE.UU. le dijo a Mubarak el sábado que no era suficiente "volver a barajar las cartas" con una remodelación del gobierno, y lo presionó para que realice una "verdadera reforma".
"El Gobierno egipcio no puede volver a barajar las cartas y luego seguir en sus trece", dijo el portavoz del Departamento de Estado, PJ Crowley, en un mensaje en Twitter después de que Mubarak despidiera a su gobierno, pero dejando claro que no tenía intención de dimitir.
"Las palabras del Presidente Mubarak prometiendo reformas deben ir seguidas de acción", dijo Crowley, haciéndose eco del llamado de Obama el viernes. Estas palabras están siendo repetidas por los principales gobiernos de Europa. En un comunicado dado a conocer en Berlín el sábado, los líderes de Gran Bretaña, Francia y Alemania dijeron que estaban "profundamente preocupados por los acontecimientos de Egipto".
"Pedimos al presidente Mubarak que renuncie a cualquier tipo de violencia contra civiles desarmados y que reconozca el derecho a manifestarse pacíficamente", decía la declaración conjunta.
"Pedimos al presidente Mubarak que inicie un proceso de transformación que debería reflejarse en un gobierno de base amplia, así como elecciones libres y justas".
Los europeos hicieron un llamamiento a Mubarak para que responda a las quejas de su pueblo y para que tome medidas que mejoren la situación de los derechos humanos en el país: "Los derechos humanos y las libertades democráticas deben ser plenamente reconocidos, incluida la libertad de expresión y reunión, y el libre uso de los medios de comunicación como el teléfono e Internet".
Pero ellos no tienen en cuenta un pequeño detalle. La única "verdadera reforma" que la gente quiere es la renuncia inmediata de Mubarak y de todos sus compinches. Esta es una reforma que Mubarak no está dispuesto a contemplar. En todas estas declaraciones la palabra democracia brilla por su ausencia. Todo el énfasis está en estabilidad. Eso va al meollo de la cuestión.
Los estadounidenses y los europeos no tienen derecho alguno a hablar de derechos humanos. Durante décadas, han apoyado el régimen brutal de Hosni Mubarak. Han financiado su ejército y la policía e hicieron la vista gorda a la represión, la brutalidad y la tortura. A cambio, Mubarak ha apoyado sus políticas en Oriente Medio. Fue una figura fundamental en la farsa de las "conversaciones de paz" y en la traición de los palestinos. Esta hermosa relación no se basaba en la democracia y los derechos humanos, sino en un cínico interés propio.
Durante años, estos mismos imperialistas han dictado las políticas económicas de gobiernos supuestamente "independientes". En el pasado muchos gobiernos árabes se llamaban a sí mismos socialistas. Llevaron a cabo nacionalizaciones y medidas en interés de los trabajadores y campesinos. Sin embargo, durante las últimas tres décadas estas políticas fueron invertidas. En 1987, en plena crisis de la deuda, el gobierno nacionalista de izquierda de Habib Burguiba fue sustituido por un nuevo régimen, firmemente comprometido con las reformas del "libre mercado".
Las llamadas "reformas de mercado" han llevado a la creciente desigualdad, la pobreza y el desempleo. Las alzas de precios de los alimentos en Túnez no fueron "dictadas" por el gobierno de Ben Ali. Fueron impuestas por Wall Street y el FMI. El gobierno de Ben Ali aplicó servilmente la medicina mortal económica del FMI durante un período de más de veinte años. Esto sirvió para desestabilizar la economía nacional y empobrecer a la población tunecina. Esa es la base real de la Revolución tunecina.
Lo mismo puede decirse de Egipto, cuando Sadat revirtió la política de Abdel Nasser y convirtió a Egipto en un satélite del imperialismo estadounidense. Su fiel lugarteniente, Hosni Mubarak, continuó y profundizó estas políticas, especialmente después de la reforma económica de 1991, que fue dictada por los norteamericanos. Estos gobiernos obedecieron ciegamente y aplicaron eficazmente los dictados del FMI, poniéndose al servicio de los intereses de los EE.UU. y la Unión Europea. Estas pautas se han reproducido en numerosos países. Ahora todo esto está amenazado.
La verdadera "preocupación" en Washington, Londres, París y Berlín es que los imperialistas se enfrentan a un colapso catastrófico de todas sus estrategias para controlar el Oriente Medio y sus enormes recursos. Esto quedó reflejado claramente en la declaración europea: "Reconocemos el papel equilibrado que el Presidente Mubarak ha desempeñado durante muchos años en el Oriente Medio. Le hacemos un llamado a que adopte el mismo planteamiento moderado para la situación actual en Egipto".
El "papel equilibrado" y el "planteamiento moderado" de Hosni Mubarak, consistió en el apoyo descarado de las políticas de los imperialistas. Por eso era un aliado inestimable de los EE.UU. e Israel. Por eso están desesperados por mantenerlo. Pero ya han fracasado. Ninguna fuerza en la Tierra puede salvarlo ahora.

El efecto dominó

Los temores de los imperialistas están bien justificados. Las revoluciones no respetan las fronteras. Los acontecimientos revolucionarios de Túnez y Egipto están sacudiendo el mundo árabe hasta sus cimientos. Desde el día en que el Presidente Ben Ali huyó a Arabia Saudita, la cuestión no era sólo qué pasaría después en Túnez, sino si el levantamiento popular se convertiría en un catalizador para el descontento en otras partes. Ahora tenemos la respuesta.
Inmediatamente después de la insurrección de Túnez hubo protestas masivas en la vecina Argelia. Ha habido manifestaciones de masas en Yemen y Jordania. La semana pasada, la BBC informó que un grupo de ex oficiales del ejército jordano presentó una carta abierta al rey pidiéndole que introdujera reformas antes de que ocurriera algo peor. Entrevistado por la BBC, el viceprimer ministro jordano contestó que sólo eran unos pocos oficiales: "No más de 150 o 200".
Los Estados petroleros corruptos del Golfo han estado sentados sobre una enorme riqueza durante décadas, mientras que millones de personas en el mundo árabe están sufriendo una terrible pobreza, desempleo y privaciones. Estos regímenes podridos son impopulares y, al igual que Mubarak, se basan en la represión. Su derrocamiento desestabilizaría un régimen árabe pro-occidental tras otro.
El Consejo de Cooperación del Golfo, un bloque económico y político poco consolidado de los Estados del Golfo Pérsico, dijo el domingo que quería un "Egipto estable".
"Estamos buscando un Egipto estable y esperando que las cosas se restablezcan pronto", dijo Abdulrahman al-Attiyah, secretario general del CCG, en el marco de un foro de inversiones malasio. También restó importancia a las preocupaciones sobre las posibles consecuencias económicas de los disturbios.
Las revelaciones recientes acerca de los acuerdos secretos entre la dirección de la OLP e Israel habrán provocado una crisis en las filas de los palestinos. Las masas y las bases de la OLP estarán indignadas y furiosas por este colaboracionismo descarado. El llamado "proceso de paz" está totalmente muerto. La fe de las masas en la dirección sufrirá un duro golpe. En este contexto, los acontecimientos de Túnez y Egipto tendrán un impacto muy serio en la forma de pensar de los palestinos.
La táctica de la llamada lucha armada no ha llevado a ninguna parte. Los cohetes de Hamás ni siquiera mellan la armadura del poderoso Estado israelí. Pero las políticas de los llamados "moderados" también han fracasado miserablemente. Ni Hamás ni Abbas tienen nada que ofrecer al pueblo palestino. Este debe confiar sólo en sí mismo, en sus propias fuerzas. La perspectiva de una nueva Intifada se vuelve cada día más fuerte. Y Túnez y Egipto le proporcionan una fuente de inspiración.
Esta lección no se ha perdido en los círculos gobernantes israelíes. Ningún gobierno está más aterrorizado por la revolución árabe que el de Israel. Cuando surgieron las primeras protestas, una fuente del gobierno israelí describió los acontecimientos en el Oriente Medio como un "terremoto". Israel estaba siguiendo de cerca la situación en Egipto, añadió, pero ingenuamente creía que el régimen de Mubarak era lo suficientemente fuerte como para soportar las protestas. "Creemos que Egipto va a superar la actual ola de protestas", dijo. "Pero refleja la frágil situación en la región".
Egipto es uno de los colaboradores más cercanos de Israel en la región. Tiene una frontera con Gaza y Mubarak ha colaborado activamente con los israelíes en estrangular la Franja de Gaza. Él ha proporcionado un valioso apoyo a Abbas y a los líderes de derecha de la OLP. Su caída sería una catástrofe para Israel y transformaría la situación en todo Oriente Medio y más allá. Sin embargo, los israelíes son incapaces de intervenir. Debe tener mucho cuidado con lo que dice de Egipto, por temor a convertir una mala situación (desde su punto de vista), en otra incluso peor.
Benyamin Netanyahu, el Primer Ministro israelí dijo a los ministros del gabinete que Israel estaba "siguiendo muy de cerca" los acontecimientos en Egipto, y añadió: "Nuestro objetivo es mantener la estabilidad y garantizar que la paz entre nosotros y Egipto siga existiendo con cualquier desarrollo". Continuó: "La causa de la inestabilidad… no tiene ninguna relación con el conflicto israelí-palestino", sino que estaba siendo provocado por factores económicos. Las protestas estaban siendo exacerbadas por los medios de comunicación sociales, dijo –"es lo que conecta los puntos"–, señalando que en el pasado, los regímenes árabes fueron capaces de mantener un estricto control sobre las noticias y las comunicaciones. Al Jazeera, dijo, estaba "jugando un papel más importante que un canal de televisión regular en occidente". Hay muchas diferencias entre Egipto y Túnez, donde las protestas obligaron al presidente y su esposa a huir del país. "El régimen de Mubarak está bien arraigado en las fuerzas armadas".
La camarilla dominante israelí no está preocupada por los terroristas suicidas y los cohetes de Hamás. Por el contrario, cada cohete que cae en un pueblo judío, cada bomba que hace saltar un autobús por los aires es una excelente noticia para los sionistas. Sirve para convencer a la gente común en Israel de que "quieren matarnos", y empuja a la población detrás del gobierno. Pero esto es algo diferente. El movimiento revolucionario de las masas árabes constituye una grave amenaza para ellos.

¿Y ahora qué?

¿Qué sucede cuando una fuerza irresistible se encuentra con un objeto inamovible? Para Egipto no hay vuelta atrás. Mubarak ha optado por seguir con la misma manera antigua y fracasada de tratar con la revuelta nacional, haciendo promesas de cambio y alteraciones cosméticas con el fin de aferrarse al poder. No va a funcionar. Todo depende de dos cosas: el impulso de la insurrección popular y el papel de los militares.
Hay tanques en las calles. Pero están rodeados por el pueblo revolucionario. Los manifestantes suben a los tanques, hacen un llamado a las tropas que a menudo responden con signos de aprobación.
Las tropas abrieron fuego ayer en la Plaza de la Liberación (la Plaza Tahir), probablemente por encima de las cabezas de la gente. Este era fuego real. Pero la gente no se inmutó. Por el contrario, cuando oyeron los disparos la gente corrió hacia el lugar donde estaba teniendo lugar el tiroteo. En otras palabras, estaban corriendo hacia el peligro, y no alejándose. Este pequeño detalle es muy importante. Demuestra los límites del poder militar.
El movimiento no ha sido intimidado por una demostración de fuerza. El impulso continuado de la insurrección plantea la necesidad de quitar del timón a Mubarak, a su familia y su liderazgo político. La cúspide militar hará sus cálculos sobre la base de un delicado acto de equilibrio. La necesidad de asegurar su propia influencia y privilegios es mucho más importante para ellos que la preservación de Mubarak.
La revuelta continúa expandiéndose y ganando impulso en las principales ciudades egipcias, y los manifestantes exigen la eliminación de Mubarak y su régimen. Las masas saben que la posición del régimen es insostenible. Sienten que ya han conseguido una victoria. En las calles hay un ambiente de alegría, de euforia. Esta euforia se transmite a todas las capas de la población. Se trata de un estímulo mucho más poderoso que el vino.
La BBC preguntó a un anciano de clase media que había huido de los disturbios de El Cairo si pensaba que las manifestaciones habían ido demasiado lejos. Con una voz temblorosa por la emoción, respondió: "¡Las manifestaciones son maravillosas! ¡He estado esperando esto toda mi vida!".
Nuevos y dramáticos acontecimientos se están preparando y sacudirán el mundo.

Londres, 30 de enero de 2011

Crisis del capitalismo: repensando alternativas desde América Latina


¿En qué radica la esencia de la crisis, más allá de la fenomenología de sus manifestaciones? ¿Por qué integral, sistémica y civilizatoria? ¿Qué alternativas emancipatorias se debaten en las actuales condiciones históricas de América Latina y el Caribe? La tercera pregunta es la principal para nuestro encuentro, porque estamos reunidos aquí luchadores y personas comprometidas. Pero precisamente por eso es tan conveniente formular las dos primeras preguntas.
Comienzo recalcando que las alternativas no pueden existir apartadas del capitalismo, sino en el proceso de una verdadera guerra contra él. Esa afirmación mía parte de una posición intelectual que analiza las realidades desde la hipótesis de que ellas contienen un conjunto de conflictos cuyo control resulta decisivo para el funcionamiento del sistema, y de que esos conflictos son diferentes, pero tienen una articulación entre sí. Es decir, si se trata de la emancipación humana y social me guío por los conflictos, y no solamente por la descripción del sistema y su funcionamiento, o por la descripción de la emancipación. Considero que esta cuestión teórica tiene una enorme importancia práctica, que a veces es decisiva.
Paso a comentar la primera pregunta. La esencia de la crisis que confronta el capitalismo está en su naturaleza actual, no en un alto nivel de las luchas contra él. A mi juicio, esta es una premisa básica para los anticapitalistas.
¿Cuál es la naturaleza del capitalismo imperialista hoy? Sus cambios recientes, ¿son inevitables?, ¿son irreparables? No me toca desarrollar este punto, pero es imprescindible profundizar en su conocimiento. Solo añado que es necesario distinguir entre lo que es resultado de la maduración de tendencias inherentes al sistema capitalista y a más de un siglo de su fase imperialista, y los hechos y características de la etapa más reciente del capitalismo. Entre estas últimas, por ejemplo, el fin del concierto de naciones que rigió durante tanto tiempo las relaciones entre sus potencias y la suerte de ultraimperialismo de la actualidad, o el tránsito del neocolonialismo que caracterizó a la madurez mundial del sistema a un nuevo complejo neocolonialista selectivo.
Si atendemos al movimiento histórico, y no solo a la estructura económico-social y el funcionamiento del sistema, quisiera destacar cuatro de los instrumentos que el capitalismo utiliza en la actualidad: un desmontaje de gran parte de las conquistas obtenidas durante el siglo XX; un alto nivel de prevención antisubversiva ―junto a la represión pero más importante que ella―; el desarme o la neutralización de las alternativas que pretenden levantarse en su contra; y una gran guerra cultural mundial, que he tratado en numerosos trabajos, y que es la pieza clave de su estrategia. Todos estos son retos provenientes del sistema de dominación, para los revolucionarios y para las resistencias de los de abajo.
Paso al segundo aspecto de la esencia de la crisis del capitalismo: no es causada por el nivel y la fuerza de la actuación de los revolucionarios, ni de resistencias organizadas.
Hace cien años, la hegemonía burguesa europea de “la bella época” del imperialismo temprano se basaba en un gigantesco auge de las fuerzas económicas y las relaciones sociales del sistema, la explotación de las mayorías, más moderada en los centros y a través del más salvaje colonialismo o el intercambio desigual en el resto del mundo, y una larga paz entre las potencias.
Entre 1914 y 1945 esa hegemonía se rompió en pedazos y se desprestigió a fondo: la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión, el predominio del fascismo en aquel continente y la Segunda Guerra Mundial fueron los hitos principales de aquella crisis. Pero la Revolución bolchevique, los primeros años de la URSS y la Internacional Comunista crearon una nueva realidad fuera del capitalismo y opuesta a él, hubo grandes revoluciones en México y en China, se pasó de las resistencias culturales al nacionalismo político en Asia y África y hubo revoluciones por la liberación nacional en varios lugares. Se fueron extendiendo las ideas y las luchas socialistas.
No hablaré del período 1945-1989/91, porque es muy conocido, solo quiero recordar que durante esa época hubo grandes revoluciones e el Tercer Mundo, un gran número de conflictos y profundos cambios de las personas, entre otros eventos. El capitalismo fue negado o desafiado en muchísimos terrenos.
Hoy no estamos a ese nivel. Las luchas de clases y de liberación nacional han sufrido una profunda disminución a escala mundial en las últimas décadas. El capitalismo se recompuso y pasó a la ofensiva con una gran efectividad. Pero en América Latina estamos tratando de revertir la situación. ¿Cómo le podremos sacar provecho a la crisis que sufre el capitalismo a causa de su naturaleza actual?
Menciono entonces desafíos para los revolucionarios y para las resistencias de los de abajo, provenientes de sus propias realidades: dispersión de sus fuerzas, confusiones y divisiones, falta de claridad en las estrategias, escasez de organizaciones efectivas, poco desarrollo de un pensamiento creador que sirva como ayuda y guía, y pocas habilidades movilizadoras de la acción política. Pero todo eso y mucho más será discutido en este Taller.
Comento la segunda pregunta. La crisis integral, ¿lo es realmente? ¿Es indispensable que sea tan completa, o es un recurso subjetivo que acostumbramos a utilizar, causado por el peso tan tremendo que tiene el determinismo en las elaboraciones intelectuales correspondientes a la modernidad capitalista? Es muy comprensible que ese determinismo nos influya mucho, pero estamos obligados a liberarnos de él.
Ante todo, la crisis no es integral. Si atendemos a la financiera que se desató hace poco en 2008, se puede constatar que:
1- no disminuyó el poder de los Estados Unidos, y quizás reforzó la convicción entre los demás imperialistas de que es inevitable que ese país ostente el poder supremo;
2- demostró que el poder del Estado sigue siendo fundamental para mantener el dominio económico capitalista;
3- China, India, Brasil, Rusia y algunos otros países del Tercer Mundo no sufrieron la crisis;
4- América Latina no ha sido doblegada por esa crisis; y
5- el grupo constituido por numerosos países que son los más empobrecidos y abandonados del mundo viven su crisis permanente, ajena a la crisis financiera citada.
Lo fundamental del capitalismo contemporáneo ha seguido funcionando: la hipercentralización, la financiarización y el cobro de tributos, el saqueo sistemático y el necolonialismo selectivo, los mecanismos internacionales que son propiedad de ellos y una potencia que es suprema en lo militar y lo político, y predominante en lo cultural.
La crisis del medio en que vivimos es gravísima y es palpable que será cada vez peor. Pero también es, por lo mismo, un indicador serio de los datos esenciales del conflicto. Nosotros hemos avanzado en integrar esa crisis a nuestras luchas y a nuestras ideas, ellos no la integran a sus posiciones por dos razones básicas: no se lo permite la lógica depredadora de su sistema económico y de dominación, y no tenemos fuerzas suficientes para obligarlos a hacerlo. Desarrollamos los aspectos más creativos de nuestras ideas y sentimientos cuando integramos la conciencia ecológica hacia nuevas concepciones del mundo, el orden social y la vida; es decir, damos pasos creativos importantes que ya los capitalistas no pueden dar, nos adelantamos y nos vamos volviendo superiores a ellos.
Cuando tengamos fuerzas suficientes, podremos extender a cientos de millones de personas humildes esa conciencia ecológica y movilizarlos para luchar por ella, y se integrará en un complejo emancipador poderoso y opuesto al capitalismo, pero sobre todo creador de una nueva manera de vivir y de entender el mundo.
Considerar civilizatoria la crisis depende de la posición teórica que compartamos. A mi juicio, “civilización” es uno de los conceptos centrales del dominio cultural e ideológico capitalista surgido en Europa, que tuvo un aire científico sociológico con aquella clasificación colonialista de “salvajes, bárbaros y civilizados”, y una ideología abierta de colonialismo y racismo con la oposición “barbarie-civilización”, que tantos estragos ha hecho, pero que ya combatía José Martí hace un siglo y cuarto. “Civilización” está cargado de un sentido de clasificación de las personas, de dominación sobre las mayorías y destrucción del equilibrio con el medio natural, en nombre del dominio que el llamado “hombre civilizado” debía ejercer sobre la naturaleza.
Comparto totalmente lo que plantean los materiales del Taller, incluido el salto cultural necesario para vencer y superar al sistema hegemónico capitalista, pero prefiero calificar a ese salto de liberador.
Situados en un terreno diferente y opuesto, partimos de constatar que la cultura del capitalismo ha sido la única capaz de sustentar una dominación mundial, y que debemos aprovechar la debilidad que se está apoderando de sus fundamentos para combatirla a fondo, levantar la cultura nuestra y desarrollar sus instrumentos. Los lenguajes no son inocentes, pueden servir a la dominación o a la liberación. Necesitamos liberar el lenguaje, para pensar desde nosotros y para nosotros, identificarnos, apreciarnos y sentirnos capaces, y poder actuar eficazmente.
No comentaré nada sobre el carácter sistémico de la crisis, para continuar con los comentarios a la tercera pregunta, que ya inicié con esta última idea.
En América Latina y el Caribe se está dando un proceso que es favorable, en términos generales, a la conquista de alternativas emancipatorias. A los efectos del trabajo que llevaremos a cabo en el Taller, quisiera distinguir cuatro aspectos de esas alternativas. Es necesario analizarlos y profundizar en cada uno de ellos, pero sin olvidar nunca que no existen separados unos de otros, ni será posible, a mi juicio, obtener el logro de cada uno de ellos sin vincularlo en grados más o menos íntimos con los otros. Esos aspectos son: el mejoramiento humano; la justicia social; la liberación nacional; y avances tendientes a la integración continental de un bloque de revolucionarios y de aliados que estén dispuestos a pelear por su autonomía y sus intereses.
Considero que una victoria muy importante de los movimientos y las ideas emancipatorias actuales es que están logrando integrar cada vez más y con mayor profundidad los dos primeros aspectos. Ambos constituyen anhelos muy antiguos de los seres humanos y tienen una historia muy larga de sentimientos, ideas, luchas y sacrificios en todo el mundo.
Hace dos siglos, en nuestro continente se pusieron a la orden del día al mismo tiempo y se relacionaron la libertad, la justicia social y la integración continental, lo cual fue un acontecimiento trascendental a escala mundial. La gran revolución social victoriosa de Haití logró la independencia nacional del primer Estado de la región. La revolución fue la vía predominante para la creación de aquellos Estados soberanos, a través de procesos que combinaron la libertad y la justicia social, lo que les permitió movilizar a muchos miles de personas; la revolución puso su impronta a la época de la independencia. La nación y el nacionalismo tuvieron significados anticoloniales y populares, cuando en Europa apenas comenzaban a tener importancia, y ejércitos internacionalistas decidieron la suerte de la mayor parte de la América del Sur.
En las nuevas repúblicas la libertad fue muy recortada, la justicia social fue negada a las mayorías, las naciones se forjaron paulatinamente ―tanto que algunas no se han completado todavía― y el capitalismo mundial logró mantener vínculos favorables a él, que el imperialismo convirtió en neocolonialismo. Pero el resultado de conjunto fue un formidable avance, le dio singularidad a este continente en la universalización del capitalismo y constituyó un gran aporte cultural que mantiene vigencia y utilidad hasta hoy.
Ese aporte forma parte de una acumulación cultural continental que se desplegó en el curso del siglo XX: identidades, experiencias, ideas, resistencias, rebeldías, capacidades económicas, cultura política y social latinoamericanas. Esa acumulación es capaz, potencialmente, de enfrentar en mejores condiciones que otras regiones del mundo los males a los que ha sido sometido en las últimas décadas y la rapacidad y la agresividad del imperialismo. Es un punto de partida idóneo para las actividades y las ideas emancipatorias actuales, pero estas tendrán que ser, sin embargo, muy ambiciosas y profundamente creativas y originales.
En 2011, nuestro continente vive un tiempo que puede llegar a ser de cambios trascendentales. Después de un final de siglo desolador, la primera década de este registró avances muy notables en cuanto a la formación de un polo de logros y atracción de las causas populares, compuesto por movimientos sociales combativos y gobiernos populares muy consecuentes. Otros Estados buscan autonomía respecto al imperialismo, y crecen las coordinaciones latinoamericanas. Ganan terreno las iniciativas y la idea de la integración de los países de la región. Al mismo tiempo, ningún análisis serio podrá obviar los innumerables escollos, insuficiencias y enemigos que tiene este proceso.
El momento es incierto, y prefiero referirme a él mediante algunas preguntas. ¿Se levantarán en el continente nacionalismos enfrentados al imperialismo, capaces de formar gobiernos y bloques sociales fuertes, ganar legitimidad por sus actos y encontrar fuerza en la memoria y la cultura de rebeldía, de expresarse a través de políticas, acciones e ideologías en las que participen las colectividades? ¿Serán capaces esos nacionalismos de comprender la necesidad de establecer coordinaciones internacionales antiimperialistas como un requisito para ser factibles, poder luchar, triunfar, mantenerse y avanzar?
Y si eso sucede, ¿qué predominaría: los intereses de sectores minoritarios, pero con influencia decisiva en la economía y las instituciones, y hegemónicos en la sociedad; o los intereses de la sociedad, a través de las movilizaciones, la concientización y las organizaciones populares que luchen por sus objetivos y se opongan al imperialismo y a todos los sistemas de dominación? ¿O será que en la situación actual una o la otra opción solo podrán salir adelante coordinándose, o inclusive uniéndose? Pero, ¿es posible que sostengan ese tipo de relaciones, o una opción deberá gobernar a la otra?
La causa principal actual de las resistencias y las movilizaciones populares es la injusticia social, más que la cuestión nacional. Quizás la primera necesidad a resolver sea unir ambas culturas de rebeldía, la nacional y la social, en causas que se pongan al servicio de las necesidades y los anhelos de los pueblos. Esa tarea es sumamente difícil, y exigirá ―entre otras cosas― superar historias y prejuicios que separan las diversas vertientes y hacer análisis muy críticos de los propios proyectos, las organizaciones, los métodos, el alcance que se da a los objetivos, los lenguajes. Habrá que aprender bien en qué consiste el “rescate” de lo nacional, y qué demandas y creaciones resultan imprescindibles y no postergables en materia de justicia social.
Pero serán las prácticas lo decisivo, y como le sucede a todo el que entra en política en tiempos cruciales, las cuestiones trascendentales del poder y de la organización aparecerán en toda su centralidad. Y pronto se abrirá paso una exigencia del proceso: se trata de hacer realmente una nueva política, que deberá ser no solamente opuesta, sino muy diferente a la política que hacen los que dominan.
Una cosa es comprender que la política del campo popular comete muchos errores y quizás todavía se parece demasiado a la de sus adversarios, y otra es creer que toda política es perversa, porque eso a quienes conviene es a los dueños capitalistas de la política. Es como la idea de que todo poder es perverso: solo sirve a quienes tienen el poder, mientras los que nunca lo han tenido pierden la posibilidad de tomarlo, equivocarse y aprender ejerciéndolo, y crear poder popular.
El notable desarrollo de la cultura política de los pueblos de la región ha sido determinante para que las vías políticas del sistema ―diseñadas para ofrecer recambios electorales de la dominación― se hayan vuelto contra él. Hoy millones sienten que es posible luchar otra vez por la vida y el futuro en América, y se ponen en marcha. A mi juicio, el alcance, las victorias y la permanencia de los procesos de cambio dependerán en última instancia de la calidad y el peso de las luchas de los movimientos populares organizados, combativos y concientes. Su potencial de liberación de las personas y los grupos humanos es muy grande, sus propuestas alternativas son más capaces de expresar las complejidades, las necesidades y los sueños, y sus experiencias podrían ser aportes muy importantes a la nueva política necesaria.
Destaco dos rasgos muy positivos de esos movimientos populares en cuanto a la relación entre sus especificidades y el movimiento en su conjunto. Uno es su gran capacidad de comunicarse e intercambiar experiencias e ideas, apoyarse en asuntos concretos y, en situaciones cruciales para sus países, reunirse para emprender y sostener campañas. El otro es que muchos pertenecen a redes u organizaciones internacionales, sea de su tipo de movimiento o con un fin determinado. En la medida en que lo político vaya teniendo su lugar en los movimientos populares, será más factible armonizar sus necesidades y sus iniciativas con los principales problemas generales del continente. También es muy probable que entonces aparezcan otros problemas que todavía no se advierten bien.
No hay que olvidar la larga historia de controles, cooptaciones y manipulaciones de los movimientos sociales por parte de los poderes en cada país, ni la de las presiones y negociaciones de aquellos para sacarles a los dominantes demandas o ventajas para sus sectores. Así se han reformulado también consensos y hegemonías. No se trata de un toma y daca entre iguales: el mango de la sartén casi siempre lo ha tenido el poder. Pero lo necesario hoy no es reformar esa historia, sino acabar con ella, crear un nuevo orden de relaciones y avanzar hacia una nueva política y un nuevo sistema.
Los poderes revolucionarios deben evitar la antigua tentación de mandar, y también abandonar las creencias en que la diversidad social actuante los debilita y lesiona la unidad. Los movimientos deben defender sus identidades y sus campos de actuación, aportar su riqueza, pero priorizar en las grandes luchas la liberación de todos y el poder popular, sin el cual nunca estarán seguros ni irán muy lejos los éxitos de cada uno.
Opino que si las alianzas autónomas se profundizan y los poderes populares se desarrollan y tienden a extenderse, será inevitable una escalada imperialista y sobrevendrán conflictos violentos. Ante esa situación, la radicalización de los procesos será imprescindible para su propia sobrevivencia. Serían suicidas los retrocesos y las concesiones desarmantes frente a un enemigo que sabe ser implacable, pero lo principal es que, dado el nivel que han alcanzado la cultura política de los pueblos y las esperanzas de libertad, justicia social y bienestar para todos, los movimientos, los poderes y los líderes prestigiosos y audaces podrán multiplicar las fuerzas populares, si ponen la liberación efectiva de los yugos del capitalismo en la balanza de sus convocatorias a luchar.
No será suficiente pelear de riposta. La palabra “alternativa” ha expresado muy bien lo más ambicioso del campo popular durante una época terrible. Hoy sigue siendo necesario ser alternativos, y más de una vez expresa lo que podemos lograr. Sin embargo, la política revolucionaria no podrá conformarse con ser alternativa, porque la naturaleza del sistema lo ha situado históricamente en un callejón sin salida, pero su poder y sus recursos actuales le permiten maniobrar, e inclusive dejarle un nicho de tolerancia a algunas alternativas, para que se “naturalicen” como parte de las realidades y se desgasten. En la medida en que vayamos obteniendo triunfos sobre los dominantes y cambios de nosotros mismos, convertiremos las alternativas en procesos de emancipación humana y social.
Nuestra política no puede ser moderada, porque ya aprendimos que ninguna evolución progresiva llevará a la humanidad a una liberación decretada y ninguna crisis ―por extensa o profunda que sea― será suficiente para acabar con el imperialismo. Por lo tanto, estamos obligados a ser muy creativos, a convocar todas las cosas espontáneas que puedan ponerse a nuestro favor, pero al mismo tiempo a hacer cada vez más intencionada nuestra actuación, más meditada, debatida y consensuada, más hija de un pensamiento que tenga puntos de partida diferentes, y no solo opuestos a las dominaciones, y que sea capaz de pensar y actuar en otro terreno. Un movimiento que comprenda que cada aparente lugar de “llegada” es solo un hito que señala el camino hacia nuevas y complejas creaciones. Solo así nos acercaremos a la victoria.

Fernando Martínez Heredia
La Ventana

Egipto: la apuesta al gatopardismo

En el día de ayer Hillary Clinton declaró ante la prensa que lo que había que evitar a toda costa en Egipto era un vacío de poder. Que el objetivo de la Casa Blanca era una transición ordenada hacia la democracia, la reforma social, la justicia económica, que Hosni Mubarak era el presidente de Egipto y que lo importante era el proceso, la transición. A diferencia de lo ocurrido en otra ocasión, el Presidente Obama no exigiría la salida del líder caído en desgracia. Como no podría ser de otro modo, las declaraciones de la Secretaria de Estado reflejan la concepción geopolítica que Estados Unidos ha sostenido invariablemente desde la Guerra de los Seis Días, en 1967, y cuya gravitación se acrecentó después del asesinato de Anwar el-Sadat en 1981 y la asunción de su por entonces vicepresidente, Hosni Mubarak. Sadat se había convertido en una pieza clave para Estados Unidos e Israel –y de paso confirió a Egipto la misma categoría- al ser el primer jefe de Estado de un país árabe que reconoció al Estado de Israel al firmar un Tratado de Paz entre Egipto y ese país el 26 de Marzo de 1979. Las dudas y los rencores que aún abrigaban Sadat y el primer ministro israelí Menájem Begin como consecuencia de cinco guerras y que tornaban en interminables las negociaciones de paz fueron rápidamente dejados de lado cuando tanto ellos como el Presidente James Carter se notificaron que el 16 de enero de ese año un estratégico aliado pro estadounidense en la región, el Sha de Irán, había sido derrocado por una revolución popular y buscó refugio en Egipto. La caída del Sha fue seguida por el nacimiento de la república islámica bajo la conducción del Ayatolá Ruhollah Jomeini, para quien Estados Unidos y toda la “civilización estadounidense” no eran otra cosa que el “Gran Satán”, el enemigo jurado del Islam.
Si la violenta eyección del Sha sacudía el tablero de Oriente Medio, no eran mejores las noticias que provenían del convulsionado traspatio centroamericano: el 19 de Julio de 1979 el Frente Sandinista entraba a Managua y ponía fin a la dictadura de Anastasio Somoza, complicando aún más el cuadro geopolítico estadounidense. A partir de ese momento, el delicadísimo equilibrio de Oriente Medio tendría en Egipto el ancla estabilizadora que la política exterior estadounidense se encargó de reforzar a cualquier precio, aún a sabiendas de que bajo el reinado de Mubarak la corrupción, el narcotráfico y el lavado de dinero crecían a un ritmo que sólo era superado por el proceso de pauperización y exclusión social que afectaba a sectores crecientes de la población egipcia; y que la feroz represión ante los menores atisbos de disidencia y las torturas eran cosas de todos los días. Por eso suenan insoportablemente hipócritas y oportunistas las exhortaciones del presidente Obama y su Secretaria de Estado para que un régimen corrupto y represivo como pocos en el mundo -y al cual Estados Unidos mantuvo y financió por décadas- se encamine por el sendero de las reformas económicas, sociales y políticas. Un régimen, además, donde Washington podía enviar prisioneros para torturar sin tener que enfrentar molestas restricciones legales y la estación de la CIA en Cairo podía operar sin ninguna clase de obstáculos para llevar adelante su “guerra contra el terrorismo.” Un régimen, además, que pudo bloquear la internet y la telefonía celular y que apenas si despertó una mesurada protesta por parte de Washington. ¿Habría sido igual de tibia la reacción si quien hubiera cometido tales tropelías hubiese sido Hugo Chávez?
Dado que Mubarak parecería haber cruzado el punto de no retorno, el problema que se le presenta a Obama es el de construir un “mubarakismo” sin Mubarak; es decir, garantizar mediante un oportuno recambio del autócrata la continuidad de la autocracia pro estadounidense. Como decía el Gatopardo, “algo hay que cambiar para que todo siga como está.” Esa fue la fórmula que sin éxito alguno Washington intentó imponer en los meses anteriores al derrumbe del somocismo en Nicaragua, apelando a la figura de un personaje del régimen, Francisco Urcuyo, presidente del Congreso Nacional cuya primera y prácticamente última iniciativa como fugaz presidente fue la de solicitar al Frente Sandinista, que venía aplastando a la guardia nacional somocista por los cuatro rincones del país, que depusiera las armas. Lo depusieron a él al cabo de pocos días, y en el habla popular nicaragüense el ex presidente pasó a ser recordado como “Urcuyo, el efímero.” Lo que ahora está intentando la Casa Blanca es algo similar: presionó a Mubarak para que designara a un vicepresidente en la esperanza de que no reeditase el fiasco de Urcuyo. La designación no pudo haber sido más inapropiada pues recayó en el jefe de los servicios de inteligencia del ejército, Omar Suleiman, un hombre aún más refractario a la apertura democrática que el propio Mubarak y cuyas credenciales no son precisamente los que anhelan las masas que exigen democracia. Cuando estas ganaron las calles y atacaron numerosos cuarteles de la odiada policía y de los no menos odiados espías, soplones y organismos de la inteligencia estatal, Mubarak designa al jefe de estos servicios nada menos que para liderar las reformas democráticas. Es una broma de mal gusto y así fue recibida por los egipcios, que siguieron tomando las calles convencidos de que el ciclo de Mubarak se había terminado y que había que exigir su renuncia sin más trámite.
En la tradición del socialismo marxista se dice que una situación revolucionaria se constituye cuando los de arriba no pueden dominar como antes y los de abajo ya no quieren a ser dominados como antes. Los de arriba no pueden porque la policía fue derrotada en las luchas callejeras y los oficiales y soldados del ejército confraternizan con los manifestantes en lugar de reprimirlos. No sería de extrañar que alguna otra filtración tipo Wikileaks devele las intensas presiones de la Casa Blanca para que el anciano déspota abandone Egipto cuanto antes para evitar una re-edición de la tragedia de Teherán. Las alternativas que se abren para los Estados Unidos son pocas y malas: (a) sostener el régimen actual, pagando un fenomenal costo político no sólo en el mundo árabe para defender sus posiciones y privilegios en esa crucial región del planeta; (b) una toma del poder por una alianza cívico-militar en donde los opositores de Mubarak estarán destinados a ejercer una gravitación cada vez mayor o, (c) la peor de las pesadillas, si se produce el temido vacío del poder que sean los islamistas de la Hermandad Musulmana quienes tomen el gobierno por asalto. Bajo cualquiera de estas hipótesis las cosas ya no serán como antes, pues aún en la variante más moderada la probabilidad de que un nuevo régimen en Egipto continúe siendo un fiel e incondicional peón de Washington es sumamente baja y, en el mejor de los casos, altamente inestable. Y si el desenlace es el radicalismo islamista la situación de Estados Unidos e Israel en la región se tornará en extremo vulnerable, habida cuenta de que el efecto dominó de la crisis que comenzó en Túnez y siguió en Egipto ya se está dejando sentir en otros importantes aliados de Estados Unidos, como Jordania y Yemen, todo lo cual puede profundizar la derrota militar estadounidense en Irak y precipitar una debacle en Afganistán. De cumplirse estos pronósticos, el conflicto palestino-israelí adquiriría inéditas resonancias cuyos ecos llegarían hasta los suntuosos palacios de los emiratos del Golfo y la propia Arabia Saudí, cambiando dramáticamente y para siempre el tablero de la política y la economía mundiales.

Atilio A. Boron

La grave crisis alimentaria


Hace solo 11 días, el 19 de enero, bajo el título de “Es hora ya de hacer algo”, escribí:
“Lo peor es que en gran parte las soluciones dependerán de los países más ricos y desarrollados, quienes llegarán a una situación que realmente no están en condiciones de enfrentar sin que se les derrumbe el mundo que han estado tratando de moldear…
“No hablo ya de guerras, cuyos riesgos y consecuencias han transmitido personas sabias y brillantes, incluidas muchas norteamericanas.
"Me refiero a la crisis de los alimentos originada por hechos económicos y cambios climáticos que aparentemente son ya irreversibles como consecuencia de la acción del hombre, pero que de todas formas la mente humana está en el deber de enfrentar apresuradamente.
“Los problemas han tomado cuerpo ahora de súbito, a través de fenómenos que se están repitiendo en todos los continentes: calores, incendios de bosques, pérdidas de cosechas en Rusia [...] cambio climático en China [...] pérdidas progresivas de las reservas de agua en el Himalaya, que amenazan India, China, Pakistán y otros países; lluvias excesivas en Australia, que inundaron casi un millón de kilómetros cuadrados; olas de frío insólitas y extemporáneas en Europa [...] sequías en Canadá; olas inusuales de frío en ese país y en Estados Unidos…”
Mencioné igualmente las lluvias sin precedentes en Colombia, Venezuela y Brasil.
Informé en aquella Reflexión que “Las producciones de trigo, soya, maíz, arroz, y otros numerosos cereales y leguminosas, que constituyen la base alimenticia del mundo -cuya población asciende hoy, según cálculos a casi 6 900 millones de habitantes, ya se acerca a la cifra inédita de 7 mil millones, y donde más de mil millones sufren hambre y desnutrición- están siendo afectadas seriamente por los cambios climáticos, creando un gravísimo problema en el mundo.”
El sábado 29 de enero el boletín diario que recibo con noticias de Internet, reprodujo un artículo de Lester R. Brown publicado en el sitio web Vía Orgánica, fechado el 10 de enero, cuyo contenido, a mi juicio, debe ser ampliamente divulgado.
Su autor es el más prestigioso y laureado ecologista norteamericano, quien ha venido advirtiendo el efecto dañino del creciente y cuantioso volumen de CO2 que se viene lanzando a la atmósfera. De su bien fundamentado artículo, tomaré solo párrafos que explican de forma coherente sus puntos de vista.
“Al comenzar el nuevo año, el precio del trigo alcanza niveles sin precedentes…
“…la población mundial, casi se ha duplicado desde 1970, aún seguimos creciendo a un ritmo de 80 000 000 de personas cada año. Esta noche, habrá 219 000 bocas más que alimentar en la mesa y muchas de ellas se encontrarán con los platos vacíos. Otras 219 000 se sumarán a nosotros mañana por la noche. En algún momento este crecimiento incesante comienza a ser demasiado para las capacidades de los agricultores y los límites de los recursos terrestres e hídricos del planeta.
“El aumento en el consumo de carne, leche y huevos en los países en desarrollo que crecen rápido no tiene precedentes.
“En los Estados Unidos, donde se cosecharon 416 000 000 de toneladas de granos en 2009, 119 000 000 de toneladas se enviaron a las destilerías de etanol a fin de producir combustible para los automóviles. Eso bastaría para alimentar a 350 000 000 de personas al año. La enorme inversión de los Estados Unidos en las destilerías de etanol crea las condiciones para la competencia directa entre los automóviles y las personas por la cosecha de granos mundial. En Europa, donde buena parte del parque automotor se mueve con combustible diesel, existe una demanda creciente de combustible diesel producido a partir de plantas, sobre todo a partir del aceite de colza y de palma. Esta demanda de cultivos portadores de aceite no solo reduce la superficie disponible para producir cultivos alimentarios en Europa, sino que también acelera el desbroce de los bosques tropicales en Indonesia y Malasia a favor de las plantaciones productoras de aceite de palma.
“…el crecimiento anual del consumo de granos en el mundo desde un promedio de 21 000 000 de toneladas anuales en el período de 1990 a 2005 ascendió hasta 41 000 000 de toneladas al año en el período 2005 a 2010. La mayor parte de este salto enorme puede atribuirse a la orgía de inversiones en destilerías de etanol en los Estados Unidos entre 2006 y 2008.
“Al propio tiempo que se duplicaba la demanda anual de crecimiento de granos, surgían nuevas limitaciones por el lado de la oferta, inclusive cuando se intensificaban aquellas de larga data como la erosión de los suelos. Se calcula que la tercera parte de las tierras cultivables del mundo pierden la capa vegetal más rápido que el tiempo que se necesita para la formación del suelo nuevo a través de los procesos naturales, perdiéndose así su productividad inherente. Están en el proceso de formación dos grandes masas de polvo. Una se extiende por el noroeste de China, el oeste de Mongolia y el Asia Central; la otra se ubica en el África Central. Cada una de ellas es mucho mayor que la masa de polvo que afectó a los Estados Unidos en el decenio de 1930.
“Las imágenes de satélite muestran un flujo constante de tormentas de polvo que parten de estas regiones y generalmente cada una de ellas transporta millones de toneladas de capa vegetal valiosa.
“Mientras tanto, el agotamiento de los acuíferos reduce rápidamente la extensión de las áreas irrigadas de muchas partes del mundo: este fenómeno relativamente reciente es propiciado por el empleo a gran escala de las bombas mecánicas para extraer el agua subterránea. En la actualidad, la mitad de la población del mundo vive en países donde los niveles freáticos descienden a medida que el bombeo excesivo agota los acuíferos. Una vez que se agota un acuífero hay que reducir necesariamente el bombeo según el ritmo de reposición si no se quiere que se convierta en un acuífero fósil (no renovable), en cuyo caso el bombeo cesará totalmente. Pero más tarde o más temprano los niveles freáticos descendentes se traducen en una elevación de los precios de los alimentos.
“Las extensiones irrigadas disminuyen en el Oriente Medio, sobre todo en Arabia Saudita, Siria, Iraq y posiblemente Yemen. En Arabia Saudita, que dependía totalmente de un acuífero fósil hoy agotado para su autosuficiencia en cuanto al trigo, la producción experimenta una caída libre. Entre 2007 y 2010, la producción de trigo saudita descendió en más de dos tercios.
“El Medio Oriente árabe es la región geográfica donde las escaseces de agua crecientes provocan la mayor reducción de la cosecha de granos. Pero los déficit de agua realmente elevados están en la India donde según las cifras del Banco Mundial hay 175 000 000 de personas que se alimentan de granos producidos mediante el bombeo excesivo [...] En los Estados Unidos, el otro gran productor de granos del mundo, se reduce el área irrigada en estados agrícolas fundamentales como California y Texas.
“El ascenso de la temperatura también hace que resulte más difícil aumentar la cosecha mundial de granos con la rapidez suficiente para ir a la par del ritmo sin precedentes de la demanda. Los ecologistas que se ocupan de los cultivos tienen su propia regla generalmente aceptada: por cada elevación de un grado Celsio en la temperatura por encima del nivel óptimo durante la temporada de crecimiento cabe esperar un descenso del 10% en el rendimiento de los granos.
“Otra tendencia emergente que amenaza a la seguridad alimentaria es el derretimiento de los glaciares de montañas. Esto es especialmente preocupante en los Himalayas y la meseta del Tibet, donde el hielo que se derrite procedente de los glaciares alimenta no solo a los grandes ríos de Asia durante la estación seca como el Indo, el Ganges, el Mekong, el Yangtzé y el Amarillo sino también los sistemas de regadío que dependen de estos ríos. Sin este derretimiento de los hielos la cosecha de granos experimentaría una gran caída y los precios ascenderían proporcionalmente.
“Por último, y a largo plazo, los casquetes de hielo que se derriten en Groenlandia y el oeste de la Antártica, unido a la expansión térmica de los océanos, amenaza con elevar el nivel del mar hasta seis pies durante este siglo. Incluso una elevación de tres pies provocaría la inundación de las tierras arroceras de Bangladesh. También dejaría bajo agua a buena parte del Delta del Mekong, donde se produce la mitad del arroz de Viet Nam, el segundo exportador de arroz del mundo. En total, hay aproximadamente 19 deltas fluviales productores de arroz en Asia donde las cosechas se reducirían considerablemente a causa de la elevación del nivel del mar.
“La inquietud de estas últimas semanas es sólo el principio. Ya no se trata de un conflicto entre grandes potencias fuertemente armadas sino más bien de mayores escaseces de alimentos y precios ascendentes de los productos alimentarios (y del trastorno político a que esto conduciría) que amenazan a nuestro futuro mundial. A no ser que los gobiernos procedan pronto a revisar las cuestiones de seguridad y desvíen los gastos de usos militares hacia la mitigación del cambio climático, la eficiencia hídrica, la conservación de los suelos y la estabilización demográfica, según toda probabilidad el mundo enfrentará un futuro de más inestabilidad climática y volatilidad de los precios de los alimentos. Si se siguen haciendo las cosas como hasta ahora, los precios de los alimentos solo tenderán a subir.”
El orden mundial existente lo impuso Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial, y reservó para sí todos los privilegios.
Obama no tiene forma de administrar la olla de grillos que han creado. Hace unos días se derrumbó el gobierno de Túnez, donde Estados Unidos había impuesto el neoliberalismo y estaba feliz de su proeza política. La palabra democracia había desparecido del escenario. Es increíble como ahora, cuando el pueblo explotado derrama su sangre y asalta las tiendas, Washington expresa su felicidad por el derrumbe. Nadie ignora que Estados Unidos convirtió a Egipto en su aliado principal dentro del mundo árabe. Un gran portaaviones y un submarino nuclear, escoltados por naves de guerra norteamericanas e israelitas, cruzaron por el Canal de Suez hacia el Golfo Pérsico hace varios meses, sin que la prensa internacional tuviera acceso a lo que allí ocurría. Fue el país árabe que más suministros de armamentos recibió. Millones de jóvenes egipcios padecen el desempleo y la escasez de alimentos provocada en la economía mundial, y Washington afirma que los apoya. Su maquiavelismo consiste en que mientras suministraba armas al gobierno egipcio, la USAID suministraba fondos a la oposición. ¿Podrá Estados Unidos detener la ola revolucionaria que sacude al Tercer Mundo?
La famosa reunión de Davos que acaba de concluir se convirtió en una Torre de Babel, y los estados europeos más ricos encabezados por Alemania, Gran Bretaña y Francia, solo coinciden en sus desacuerdos con Estados Unidos.
Pero no hay que inquietarse en lo más mínimo; la Secretaria de Estado prometió una vez más que Estados Unidos ayudaría a la reconstrucción de Haití.

Fidel Castro Ruz

Enero 30 de 2011

6 y 23 p.m.

domingo, enero 30, 2011

Revolución en Egipto – El poder está en la calle


Después de cinco días de revolución el movimiento sigue creciendo en tamaño e intensidad. El toque de queda nocturno pasado fue ignorado, y el día de hoy hay más gente en las calles que ayer. Un nuevo toque de queda fue decretado para las 4 de la mañana, hora egipcia, pero este no es más eficaz que el anterior. Incluso antes de que el toque de queda entrara en vigor, un gran número de manifestantes se reunía en las calles.
"La calle no está siendo organizada por los partidos, no está siendo organizada por el Estado. No está controlada por nadie." (Al Jazeera)
Al seguir los acontecimientos hora a hora, me vino a la memoria el siguiente incidente de la Revolución Francesa. El 14 de julio de 1789, poco después de la toma de la fortaleza de la Bastilla, el rey francés Luis XVI le preguntó al duque de Rochefoucauld-Liancourt: "¿Es esto una revuelta?" Ante lo cual el duque pronunció la respuesta inmortal: "Non Sire, c'est une révolution " - "No señor, es una revolución".
En Egipto, estamos asistiendo a una revolución a toda marcha. Después de cinco días de luchas colosales, este hecho ha penetrado hasta los cráneos más obtusos. La revuelta popular se extiende cada hora que pasa. Es como un caudaloso río que se desborda y arrasa con todas las barreras que se levantaron para contenerlo.
Durante la noche toda la policía desapareció de las calles de la capital. Tanques y vehículos blindados están en las calles de El Cairo, donde los fuegos de la violencia del día anterior aún continúan humeantes. Los servicios de telefonía móvil se han restaurado en la ciudad, pero Internet sigue bloqueado.
Mientras tanto, el número de muertos ha aumentado a 53 según los informes, hasta la jornada de protesta del 28 de enero. En Suez, donde al menos veinte personas han muerto, los cuerpos de los mártires fueron llevados por las calles mientras la gente gritaba consignas revolucionarias. En El Cairo los presos políticos han tomado el control de una cárcel. En Giza, la gente ha quemado la comisaría de policía y están atacando a la policía. Quemar vehículos policiales se ha convertido en algo común en las calles egipcias. En un caso, un grupo de manifestantes trató de empujar un vehículo blindado al río Nilo.
Después de la retirada de la policía ha habido muchos informes de saqueos. La gente sospecha que esto ha sido organizado deliberadamente por el régimen con el fin de crear la impresión de anarquía y caos. Está claro que las cárceles se abrieron para dejar salir a los elementos criminales que han sido armados para tal fin. La televisión egipcia ha mostrado escenas de destrucción de objetos preciosos en el histórico Museo de El Cairo.
Es un secreto a voces que se trata de una maniobra para destruir la revolución. El gran número de policías armados que ayer estaban disparando contra los manifestantes desarmados se esfumaron para ser vistos como lumpenproletarios armados dispuestos al ataque. Varios de los saqueadores que han sido capturados por los manifestantes resultaron ser policías encubiertos.
En respuesta, se han establecido comités de vecinos en Suez y Alejandría para mantener el orden y evitar los saqueos. En algunos lugares, estos comités están incluso dirigiendo el tráfico. Hay una urgente necesidad de generalizar los comités y armar al pueblo. Debemos recordar el lema de la Revolución Francesa: "Mort aux-voleurs!" (¡Muerte a los ladrones!)

El discurso de Mubarak

"El poder tiende a corromper," dice el refrán, "El poder absoluto corrompe absolutamente." El Presidente sufre de los mismos delirios de grandeza que afectaba a las capacidades mentales de todos los emperadores romanos y del zar de Rusia en el pasado. El discurso de anoche del presidente Mubarak, lejos de calmar la situación, ha arrojado gasolina sobre las llamas.
El mensaje del pueblo es fuerte y claro. Pero el Presidente no lo escucha. Es ciego y sordo y ha perdido el uso de la razón. Un hombre que se ha acostumbrado a estar rodeado de una camarilla de cortesanos serviles pendientes de cada palabra suya pierde todo contacto con la realidad. Comienza a creer en su propia omnipotencia. La línea de la frontera entre la realidad y la fantasía se vuelve borrosa. Tal estado de ánimo es similar a la locura.
Viendo a Mubarak hablar, uno tenía la impresión de ver un hombre que ha perdido todo contacto con la realidad y está jugando con sus propias fantasías. Él prometió que todo sería mejor de ahora en adelante, si el pueblo confía en él. Proclamó el cese de su gobierno y que amablemente nombrará a otro. Hará los cambios necesarios. Pero no va a tolerar el caos y el desorden. Cualquier persona que desobedezca no puede esperar ninguna piedad.
Esta es la voz del Padre del Pueblo, el faraón duro pero benevolente que decide todo para el beneficio de sus hijos. Pero el pueblo de Egipto no está formado por niños pequeños y no tiene necesidad de un faraón que tiene que enviar su ejército a las calles para mantenerlos obedientes.
El gobierno ha renunciado como era de esperar y ha sido nombrado un "nuevo" gobierno (por Mubarak). El primer ministro será Rachid Mohamad Rachid - un millonario y exministro de la inversión, el comercio y la industria. Rachid se identifica con las denominadas reformas "neoliberales" que han contribuido a las penurias de las masas: el desempleo y el aumento de los altos precios, y de la pobreza.
Este nombramiento es suficiente para revelar la fisonomía exacta del "nuevo" gobierno. Es una provocación al pueblo en las calles. Desde entonces, Omar Suleiman, de 74 años y jefe de los servicios de inteligencia del Estado ha sido nombrado Vicepresidente. Ya que Suleiman es uno de los principales secuaces de Mubarak, se trata de la provocación más descarada contra las masas. Esto demuestra hasta cuán alejado de la realidad está Mubarak.
Si el discurso del presidente tenía la intención de calmar las cosas, tuvo el efecto contrario. Ayer por la noche la BBC habló por teléfono con un hombre que había salido a la calle todo el día: "Tenía la intención de irme a la cama durante unas horas y luego continuar manifestándome mañana, pero después de oír hablar a Mubarak inmediatamente llamé por teléfono a todos mis conocidos para que salieran y se manifestaran, y me volví a la calle."

La "amenaza islamista"

Los medios de comunicación occidentales repiten constantemente la idea de que los Hermanos Musulmanes están detrás de las protestas, y que son la única alternativa a Mubarak. Esto es falso. El hecho es que, al igual que todos los demás partidos políticos, los Hermanos Musulmanes han sido completamente sorprendidos por este movimiento. Al principio ni siquiera lo apoyaron, y su papel en la organización de las protestas ha sido mínimo.
Los Hermanos Musulmanes recientemente cambiaron sutilmente su mensaje antes de las últimas protestas. El diputado Mahmud Izzat habló para alentar las protestas: "La gente quiere libertad, la disolución de este Parlamento inválido. Desde el principio esto es lo que los jóvenes han estado gritando y estamos con ellos.", le dijo Izzat al canal de noticias Al-Jazeera. Y pasó a criticar a "la fuerza excesiva" de los servicios de seguridad.
Sin embargo, los Hermanos no han organizado las protestas y en las manifestaciones se ven muy pocos fundamentalistas barbudos. La mayoría de los activistas son jóvenes, muchos de ellos estudiantes, pero también hay muchos jóvenes desempleados de los barrios pobres de El Cairo y Alejandría. Ellos no están luchando por la introducción de la sharia, sino por libertad y empleo. .
El hecho del asunto es que estos reaccionarios no quieren este movimiento revolucionario y tienen un miedo mortal al mismo. Las personas que salían de las mezquitas para manifestarse en las calles de Suez después de las oraciones del viernes lo hicieron a pesar del hecho de que el imán les dijo que no participaran en las protestas. El papel reaccionario de los fundamentalistas se demuestra por el influyente islamista al-Qaradawi, que, de acuerdo con Aljazeera, "insta a la gente a no atacar las instituciones del Estado."
Los propios Hermanos están divididos y en declive. Hossam el-Hamalawy le dijo a Al Jazeera:
"Los Hermanos han sufrido divisiones desde el estallido de la Intifada de Al Aqsa (Jerusalén). Su participación en el Movimiento de Solidaridad de Palestina cuando llegó a confrontar con el régimen fue abismal. Fundamentalmente, cada vez que su dirección llegaba a un compromiso con el régimen, especialmente la dirección más reciente del Guía Supremo actual, desmoralizaba a sus cuadros de base. Conozco personalmente a muchos Hermanos jóvenes que abandonaron el grupo. Algunos de ellos se han unido a otros grupos o se mantuvieron independientes. A medida que el movimiento en la calle crece y las direcciones de base se implican en él, la dirección de arriba no puede justificar por qué no son parte de la nueva insurrección."

Repercusiones internacionales

Si el gobierno y todos los partidos políticos fueron tomados por sorpresa, esto es aún más evidente en el caso de los gobiernos occidentales. Después de haber negado cualquier posibilidad de un levantamiento en Egipto hace sólo una semana, los dirigentes del mundo occidental en Washington están ahora con la boca abierta.
Obama y Hillary Clinton parece estar teniendo dificultades para mantenerse al día de la situación. Sus declaraciones públicas demuestran que todavía no han comprendido la realidad sobre el terreno. Expresan su solidaridad con los manifestantes, pero aún están a favor de mantener un diálogo amistoso con el gobierno que está disparando balas y gases. Este deseo de montar dos caballos al mismo tiempo, puede ser comprensible, pero es un poco difícil de hacer cuando los dos caballos están corriendo en direcciones opuestas.
El presidente Obama, como todos saben, se especializa en correr hacia todas las direcciones a la vez. Pero su especialidad principal es la de no decir nada, pero diciéndolo muy bien. Él aconseja a Egipto que introduzca la democracia y ofrezca a los ciudadanos trabajo y un nivel de vida decente. Pero ni él ni ninguno de sus predecesores tuvieron ningún problema en colaborar con Hosni Mubarak, a pesar de que sabían que era un tirano y un dictador. Sólo ahora, cuando las masas están a punto de derrocarlo, de repente empiezan a cantar las alabanzas de la democracia.
La petición de Obama de más empleos y mejores condiciones de vida en Egipto suena muy hueca. Fue Estados Unidos quien estuvo detrás de la "reformas" económicas de 1991, que llevaron a Egipto al tipo de "liberalismo" que dio lugar a la enorme desigualdad, la riqueza obscena para unos pocos y la pobreza y el desempleo para la gran mayoría. Más que cualquier otra cosa esto es lo que ha creado la actual situación explosiva en Egipto. En este contexto, el consejo de Obama es la peor clase de cinismo.
La preocupación de Washington no está motivada por consideraciones humanitarias y democráticas. Está motivada por el interés propio. Egipto es el país árabe más importante en el Oriente Medio. En comparación, Túnez es un país pequeño y relativamente marginal. Pero, históricamente, lo que pasa en Egipto tiende a comunicarse a toda la región. Es por eso que todas las camarillas gobernantes árabes están preocupadas, y es por eso que Washington está preocupado.
Y tienen razón para preocuparse. Pero los círculos gobernantes israelíes están aún más preocupados. Mubarak es un instrumento útil de la política exterior israelí. Como un "moderado" (es decir, un títere de occidente) él ayudó a mantener la ilusión de un "proceso de paz" fraudulento que mantuvo a las masas palestinas bajo control, mientras que los israelíes consolidaron sus posiciones. Él apoyó al igualmente "moderado" Abbas y a otros dirigentes de la OLP, que han traicionado las aspiraciones del pueblo palestino. Y apoyó la llamada guerra contra el terror.
Fue, pues, muy útil tanto para los estadounidenses como para los israelíes. Sus servicios fueron bien recompensados. Los EE.UU. subsidiaron su régimen con una suma de alrededor de $5.000 millones al año. Egipto es el cuarto mayor receptor de ayuda estadounidense, después de Afganistán, Pakistán e Israel. La mayoría de este dinero fue gastado en armas, un hecho que ha sido dolorosamente revelado a los manifestantes en casa cuando leen en las etiquetas de los botes de gas lacrimógeno las palabras "Made in USA", escritas en ellos. Estos mensajes de Washington hablan a los manifestantes egipcios con una elocuencia mucho mayor que los discursos de Obama.
La eliminación de Mubarak, por lo tanto, implica eliminar a uno de los elementos más importantes en materia de política exterior de EE.UU. en el Oriente Medio. Además, pondrá en peligro a los "moderados" (pro-estadounidense) regímenes árabes. Ya las protestas masivas crecen en Jordania y Yemen. Otros los seguirán. La propia Arabia Saudí no está segura.
Los imperialistas se miran horrorizados. De la noche a la mañana todos sus esquemas están deshaciéndose. Malcolm Rifkind, ex conservador ministro de Exteriores británico, dijo en la televisión de la BBC cuando se le preguntó por su punto de vista sobre la situación: "Bueno, esto ha sido preparado durante mucho tiempo. Cualquiera que sea el gobierno que llegue al poder en Egipto no será pro-occidental. Pero no hay mucho que podamos hacer al respecto."

El ejército

El ejército es lo único que separa a Mubarak del abismo. ¿Cómo va a reaccionar el ejército? El ejército ha sustituido a la policía en las calles. La relación entre los soldados y los manifestantes es insegura y contradictoria. En algunos casos hay confraternización. En otros casos, ha habido enfrentamientos con los manifestantes.
Con el fin de poner fin a la rebelión, sería necesario matar a miles de manifestantes. Pero es imposible matarlos a todos. Y no hay garantía de que las tropas estén dispuestas a obedecer la orden de disparar contra manifestantes desarmados. Los oficiales del ejército saben que un incidente sangriento bastaría para romper en pedazos al ejército. Parece muy poco probable que estén dispuestos a asumir el riesgo. En el día de hoy el sitio web de la BBC especula sobre el papel del ejército:
"En términos generales, los egipcios respetan a su ejército, que todavía es visto como un baluarte patriótico en contra de su vecino Israel, con quien fue a la guerra en 1967 y 1973.
"Pero la policía antidisturbios vestida de negro, la Fuerza de Seguridad Central (Amn al-Markazi), pertenece al Ministerio del Interior y ha estado en la vanguardia de la mayor parte de los violentos enfrentamientos con los manifestantes.
"Mal pagados y en su mayoría analfabetos, son alrededor de 330 mil si se suma la Policía de Fronteras. Ellos mismos se amotinaron por los bajos salarios en los primeros años del gobierno del presidente Mubarak y tuvieron que ser controlados por el ejército.
"El ejército tiene una fuerza similar - 340.000 - y está bajo el mando del general Mohamed Tantawi, quien tiene estrechos vínculos con los EE.UU. (que acaba de visitar el Pentágono).
"Cuando el señor Mubarak ordenó al ejército salir a las calles de El Cairo y otras ciudades a última hora del viernes, su objetivo era respaldar a la policía antidisturbios que había sido, en gran medida, superada en número por los manifestantes.
"Pero muchos de éstos están esperando que el ejército estará a su lado o, al menos, actuará como una fuerza de freno hacia la policía, que ha estado actuando con excesiva brutalidad en toda esta protesta.
"De ahí los aplausos que recibieron las columnas de vehículos del ejército, cuando se dirigían a El Cairo el viernes por la noche.
"Hasta ahora, el presidente Mubarak ha contado con el apoyo de las fuerzas armadas.
"Él fue, después de todo, un oficial de carrera de la fuerza aérea que, repentinamente, fue catapultado a la presidencia cuando Anwar Sadat fue asesinado en 1981.
"Pero si estas protestas continúan y se intensifican surgirán voces veteranas dentro del ejército que estarán tentadas de instarlo a que renuncie".
Los días del régimen de Mubarak están contados, y esto debe estar quedando claro a los jefes del ejército, que deben pensar en su propio futuro. Incluso si las fuerzas de seguridad logran sofocar las protestas de hoy, ¿cómo van a sofocar las que sucedan la semana que viene, o el mes que viene, o el próximo año? El poder está, de hecho, tirado en la calle, esperando que alguien lo recoja. Pero, ¿quién lo hará? Si un partido, como el Partido Bolchevique de Lenin y Trotsky, estuviera presente, la conquista del poder por la clase obrera estaría en el orden del día. El problema es que este partido no existe todavía.
A falta de un partido revolucionario y de una dirección, la situación actual puede terminar en un punto muerto. En tales situaciones, el Estado mismo, en la forma del ejército, tiende a elevarse por encima de la sociedad y a convertirse en el árbitro entre las clases. En Egipto y otros países de Oriente Medio hay una larga historia de tales cosas, empezando por la figura de Gamal Abdel Nasser. Es posible que una parte de los jefes del ejército decidan voltear a Mubarak.
El movimiento de masas es lo suficientemente fuerte como para derrocar al antiguo régimen. Pero aún le falta el nivel necesario de organización y de dirección para constituirse como un nuevo poder. En consecuencia, la revolución será un asunto de larga duración, que deberá pasar por una serie de etapas antes de que los trabajadores estén en condiciones de tomar el poder en sus manos. Habrá una serie de gobiernos de transición, cada uno más inestable que el anterior. Pero sobre una base capitalista ninguno de los problemas fundamentales se podrá resolver.
Sin embargo, la caída de Mubarak abrirá las compuertas. La clase obrera ha despertado a la lucha. Durante los últimos cuatro años ha habido una ola de huelgas en Egipto. Los trabajadores aprovecharán la democracia para presionar por sus demandas de clase. La lucha por la democracia abrirá el camino para la lucha por el socialismo.

Alan Woods
sábado, 29 de enero de 2011

Túnez: ¡hacia una huelga general nacional contra el gobierno de Gannouchi!


El miércoles, 26 de enero estuvo marcado por más manifestaciones masivas por todo Túnez en contra del gobierno de "unidad nacional", cuyos ministros clave provienen del gobierno del odiado dictador Ben Ali: el mismo dictador que las masas obligaron a huir hace dos semanas.
Las estructuras regionales de la central sindical UGTT habían convocado huelgas generales en Sfax, El Kef, Sidi Bouzid, Jendouba, Kairouan, Siliana, Gabés, Nabeul y otras ciudades. Las huelgas y movilizaciones tenían una consigna común y un objetivo unitario: derrocar al gobierno, que las masas correctamente consideran simplemente una continuación del odiado régimen del RCD de Ben Ali.

El gobierno suspendido en el aire

Mientras tanto, en la capital, miles de jóvenes, llegados de todos los rincones del país como parte de la Caravana por la Liberación, aún estaban acampados en frente a los edificios del gobierno en la explanada de la Kasbah. Los intentos de la policía antidisturbios el lunes y el martes para echarlos habían fracasado. El General Rachid Ammar, Jefe de Estado Mayor del Ejército de Túnez, que fue destituido por Ben Ali por negarse a usar el ejército contra el movimiento revolucionario, también intentó que los manifestantes despejaran la zona para permitir trabajar al gobierno. Utilizando la enorme autoridad que el Ejército y él mismo han ganado dando la impresión de estar al lado del pueblo contra Ben Ali, se dirigió a la multitud.
Les dijo que sus reivindicaciones eran justificadas y les dio garantías de que el Ejército “defendería su revolución”. También les aseguró que el Ejército "respetaría la Constitución" (aunque no dijo cuál) y les pidió, amablemente, que se fueran: "Me encantaría que este lugar quedara despejado, para que el gobierno pueda trabajar". Sin aparecer demasiado cercano al actual gobierno de Gannouchi (el ex Primer Ministro en Ben Ali), también añadió que en el interior del complejo gubernamental, el cual está cercado por los manifestantes desde el domingo, "no hay sólo ministros, sino también funcionarios que están tratando de posibilitar que el país funcione".
Y a continuación añadió una advertencia ominosa: "Vuestro movimiento puede ser manipulado por otros elementos, para crear un vacío de poder, y cuando hay un vacío de poder, el Ejército tiene que intervenir". Ni bonitas palabras corteses, ni amenazas veladas funcionaron. La multitud aplaudió extáticamente, cantó el himno nacional, elogió al general del ejército al que ven como que se ha puesto al lado de la revolución... pero se mantuvo sólidamente en la explanada de la Kasbah, bloqueando el edificio del gobierno. Los jóvenes revolucionarios que han marchado a la capital tienen una idea muy clara de por qué están allí: "La batalla se decidirá en Túnez. Esta es la razón por la que hemos venido. El gobierno debe ser derrocado. Son como un cáncer, que necesita ser extirpado, no puede dejarse ni una pizca". (Ver video de la sentada ante la oficina del Primer Ministro)
Esto realmente muestra el enorme poder del movimiento revolucionario en el momento actual y la correlación de fuerzas extremadamente favorable. El Jefe de Estado Mayor del Ejército se ve obligado a ir a hablar con el pueblo personalmente y les pide que por favor se vayan y dejen trabajar al gobierno, y cuando se niegan no hay nada que pueda hacer. ¿Quién tiene el poder en Túnez? ¿Las calles o el gobierno y el Estado?
En el interior, después de haber entrado por alguna puerta trasera, el consejo de ministros se reunió y anunció que iba a haber una " remodelación inminente del Gobierno". Pero el anuncio nunca llegó. Y 48 horas más tarde, todavía no ha llegado. También hubo rumores de que se estaba formando un "Comité de Sabios", pero nada ha salido de eso. Esto demuestra realmente las enormes dificultades a que se enfrenta la clase dominante de Túnez (y sus titiriteros imperialistas) en la búsqueda de un gobierno que sea aceptable para las masas y que tenga cierta legitimidad. El movimiento revolucionario de los trabajadores y los jóvenes no les permite recuperar el control completo de la situación.
El martes vimos los primeros intentos de la contrarrevolución para reagruparse. Bandas de matones y milicias del RCD asaltaron las oficinas regionales del sindicato UGTT en Gafsa, Kasserine (Oeste) Beja (Norte), Monastir, Mehdia (Centro) y otros. En la región minera de Gafsa, una banda de matones armados con palos, cuchillos y cadenas, atacó las oficinas del sindicato regional e hirió a varios sindicalistas presentes. El ejército intervino, tirando disparos de advertencia y los desalojó de las instalaciones. También en la capital de Túnez, se había convocado una manifestación a favor del gobierno de unidad nacional. Esto formaba parte de una campaña de los medios de comunicación "contra las huelgas", "contra el caos", contra la "obstrucción de la economía" y, en general, contra los "elementos extremistas dentro de la UGTT". Mostrando la auténtica correlación de fuerzas, la manifestación reunió a unas 200 personas y fue rápidamente dispersada por los manifestantes anti-gubernamentales a pesar de tener una fuerte protección policial (ver video). Si la situación no se resuelve decisivamente a favor de los trabajadores y la juventud, estas manifestaciones podrían crecer y la reacción podría obtener apoyo en las calles. Pero en la actualidad, es extremadamente débile.

Huelgas generales regionales y manifestaciones masivas

Es en este contexto que las huelgas regionales se están llevando a cabo hoy, miércoles 26, y podrían ser cruciales para forzar la caída del gobierno. En la declaración llamando a la huelga, la UGTT regional en Sfax dejó en claro cuáles eran los objetivos del movimiento:
"Después de examinar la situación general en el país y los últimos acontecimientos políticos y sociales a la luz de la revolución de nuestro pueblo, y lo que se está tramando en su contra por conspiraciones internas y externas destinadas a eludir sus objetivos y logros, hemos decidido iniciar una huelga general para el Miércoles, 26 de enero 2011 en defensa de las reivindicaciones de nuestro pueblo para derrocar al gobierno del antiguo régimen y para disolver el Reagrupamiento Constitucional Democrático (RCD". (Ver texto completo en inglés y en árabe).
Ésta, y las otras huelgas regionales, son claramente huelgas generales políticas para el derrocamiento del gobierno, que demuestran el carácter revolucionario del movimiento de los trabajadores tunecinos y el carácter extremadamente avanzado de sus reivindicaciones.
También muy significativo es el hecho de que las estructuras sindicales regionales y los comités revolucionarios están tomando cada vez más las tareas de la administración de la vida pública y económica en sus propias manos. Además de los ejemplos que ya hemos mencionado en Siliana (donde el consejo revolucionario regional ha expulsado al gobernador y, en la práctica, tomado el poder) y en Sidi Bou Ali, la UGTT de Sfax también ha comenzado a tomar decisiones sobre la economía. La declaración dice:
"Por la buena disposición de la Oficina Ejecutiva Regional para prestar servicios básicos y vitales a los ciudadanos, decidimos excluir de la huelga general a los trabajadores en los sectores vitales, especialmente hospitales y clínicas, agua y electricidad, gas y panaderías, y los enterradores municipales, también hemos decidido asegurar los viajes desde y hacia la isla de Kerkennah".
Así, pues, los sindicatos no sólo están convocando una huelga política para derrocar al gobierno existente, sino que también han decidido los sectores de los trabajadores que deben continuar trabajando bajo su autoridad a fin de garantizar los servicios básicos esenciales. Esta es una respuesta a coro estruendoso de la burguesía y los reformistas acerca del "caos" y la "obstrucción". De hecho, es precisamente el poder obrero y el control de los trabajadores, lo que puede garantizar el orden, pero un orden revolucionario, no el orden capitalista. Esto ya se demostró con la creación de comités de autodefensa en los barrios para mantener el orden contra las bandas del RCD y la policía.
La manifestación en Sfax, la segunda ciudad más grande del país y el centro industrial más importante, fue gigantesca, de proporciones históricas. En algunos informes se habla de 100.000 manifestantes, e incluso los medios de comunicación burgueses sitúan la cifra en "más de 50.000". El ambiente era muy radical y airado como se puede ver en los siguientes videos (video 1, video 2).
Entre las consignas que corearon los manifestantes estaban: "El pueblo quiere derrocar al gobierno", "¡Túnez es libre. Fuera el RCD!", "¡Túnez es libre. Abajo el gobierno!", y mostrando una gran conciencia de la repercusión internacional de la revolución de Túnez: "Thawra hatta'l Nasr [revolución hasta la victoria], de Túnez a El Cairo". Otro eslogan que se escuchó en la manifestación era "Túnez es árabe. No al tutelaje extranjero" y "Túnez es árabe. No al tutelaje estadounidense", en oposición a la visita del Vicesecretario de Estado para Asuntos de Oriente Medio estadounidense, Jeffrey D. Feltman, que se encuentra actualmente en Túnez. Muchos sospechan que EE.UU. había intervenido por la forma en que Ben Ali fue reemplazado por un gobierno lleno de sus propios ministros y hay un profundo sentimiento anti-imperialista por la persistencia de EE.UU. de continuar entrometiéndose entre bastidores para abortar la revolución. La manifestación concluyó con un llamamiento de la UGTT regional para que los manifestantes marchen sobre la capital, Túnez, el jueves 27, para unirse a la Caravana de la Liberación para el derrocamiento del gobierno. Ese es también el día fijado por el sindicato de profesores de secundaria para su huelga nacional.
Manifestaciones masivas similares tuvieron lugar en pueblos y ciudades de todo el país, incluidos Nabeul (vídeo), Kairouan (vídeo), Djerba (vídeo), Kelibia (vídeo), así como en Túnez capital, donde hubo enfrentamientos con la policía y la presencia de provocadores del RCD.
Como hemos venido insistiendo durante varios días, existe una situación en la que los trabajadores y los jóvenes podrían tomar el poder con relativa facilidad. El gobierno está suspendido en el aire, forzado a entrar en sus propias salas de reuniones a través de puertas traseras, sin poder utilizar el Ejército ni la policía para aplastar el movimiento y buscando desesperadamente una salida. Un último empujón por parte del movimiento revolucionario lo haría caer. Una huelga general a nivel nacional junto con ocupaciones de las empresas y lugares de trabajo y una marcha sobre la capital podría derrocar al actual gobierno débil. Un llamamiento a las filas del Ejército y a los agentes de la policía que quieren crear un sindicato paralizaría la fuerza efectiva del Estado capitalista.

¡Abajo el gobierno! Pero, ¿cuál es la alternativa?

Sin embargo, para derrocar al gobierno hace falta dar una respuesta a la pregunta: ¿con qué sustituirlo?. Aquí es donde hay más confusión y esa confusión, junto con la falta de dirección, han impedido al movimiento tomar el poder hasta ahora.
Los partidos de oposición legales son parte del gobierno actual y no tienen autoridad entre las masas, ya que no desempeñaron papel alguno en la revolución y se quedaron con Ben Ali hasta el mismo final. El antiguo Partido Comunista (Ettijdad) es probablemente el peor de todos. Después de haber condicionado su participación en el gobierno a que no hubiera ministros vinculados al RCD, ¡se quedó en el gobierno de todas maneras y pasó a organizar manifestaciones y a hacer campaña a favor del mismo! Deben de estar inspirados en el marxismo, versión Groucho Marx, basado en el lema: "Estos son mis principios, y si no te gustan... bueno, ¡tengo otros!".
La dirección de la UGTT, el Buró Ejecutivo, también estaba a favor de participar en el gobierno, pero las fuerzas más radicales en el Consejo de Administración (el Comité Central) la obligaron a retirar sus ministros y, más tarde, a llamar a la acción para derrocar el gobierno. En estos momentos, el Buró Ejecutivo de la UGTT está llevando a cabo frenéticas negociaciones en su sede nacional con todo tipo de figuras liberales, defensores de los derechos humanos, abogados, etc., para elaborar una propuesta de un nuevo gobierno ¡que luego presentará al presidente interino, Fouad Mebezza, para su aprobación! Esto es cretinismo parlamentario de la peor calaña. El ejecutivo de la UGTT se encuentra bajo una enorme presión de los obreros revolucionarios y los jóvenes para liderar la lucha por el derrocamiento del actual gobierno. Sin embargo, en lugar de derribarlo mediante la acción, la dirección de la UGTT quiere pedir al gobierno actual, cortésmente, ¡que designe a uno nuevo!
Pero incluso entre los elementos más avanzados de la izquierda revolucionaria en la UGTT y también en los pequeños partidos políticos de izquierda, que eran ilegales hasta hace muy poco, parece que no hay una idea clara de qué o cómo reemplazar el gobierno de Gannouchi.
La convocatoria de huelga general de la UGTT de Sfax habla de "sustituirlo por un gobierno de salvación nacional en el que los enemigos de nuestro pueblo estén excluidos". Este es un lema muy bueno y muy similar al del recientemente formado Frente 14 de enero, que habla de "un gobierno interino que goce de la confianza del pueblo, de las fuerzas políticas, sociales y sindicales militantes progresistas y de la juventud." El Frente 14 de enero se compone principalmente del Partido Comunista de los Obreros de Túnez (PCOT), el Partido del Trabajo Patriótico y Democrático, y algunas corrientes más pequeñas a la izquierda, nasseristas y nacionalistas árabes de izquierda.
La declaración del Frente 14 de enero, correctamente, habla de la necesidad de ampliar el alcance de los comités:
"El Frente saluda a todos los comités, asociaciones y formas de auto-organización popular y les invita a ampliar su ámbito de intervención a todo lo que concierne a la conducción de los asuntos públicos y aspectos diversos de la vida cotidiana".
En pocas palabras, está llamando a los comités revolucionarios a tomar el poder, para convertirse en soviets reales. Lo que falta es el aspecto crucial de la necesidad de vincularse a nivel local, regional y nacional, convirtiéndose así en la base para el poder dual a nivel nacional, no sólo a nivel local o regional, como ya ocurre en algunos lugares.
Entre las organizaciones del Frente está la recién creada Liga Obrera de Izquierdas, que el 24 de enero emitió una declaración llamando a: "lograr una Constituyente y un gobierno obrero democrático del pueblo, con un programa social y económico que ponga fin a la orientación neo-liberal impuesta por el capital mundial". Esta es claramente una reivindicación más avanzada, ya que define que el nuevo gobierno debe ser un gobierno de los trabajadores, un gobierno democrático y un gobierno del pueblo. La formulación es un poco confusa, pero si lo que quiere decir es que debe haber un gobierno que responda a los intereses de las masas revolucionarias de los trabajadores que han hecho esta revolución, entonces no hay objeción.
Pero, ¿cómo va a formarse tal gobierno? En nuestra opinión, un gobierno revolucionario no puede basarse en ninguna de las instituciones del antiguo régimen, sino que debería establecerse sobre la base de los comités y consejos revolucionarios ya existentes, las estructuras sindicales regionales y los comités sindicales de los trabajadores en las empresas. Debería convocarse en la capital una asamblea nacional de delegados de estos órganos, aprovechando la presencia de la juventud revolucionaria de todas las provincias. Deberían elegir de entre ellos un gobierno revolucionario provisional de salvación nacional para convocar una asamblea constituyente en el menor espacio de tiempo posible.
De la misma manera que la izquierda revolucionaria dentro de la UGTT ha impuesto su retirada del gobierno Gannouchi y una llamamiento a su derrocamiento, también debería obligar al CC de la UGTT a adoptar un programa para un gobierno de salvación nacional basado en los comités revolucionarios.

Abajo la dictadura y el sistema capitalista al que sirvió

El Frente del 14 de enero también pide la expropiación de "la anterior familia gobernante, de sus parientes y asociados cercanos, y de todos los funcionarios públicos que utilizaron sus posiciones para enriquecerse a costa del pueblo," así como "la renacionalización de las instituciones que se han privatizado". Estas reivindicaciones son absolutamente correctas y, de hecho, la expropiación de las propiedades del clan Trabelsi y de todos sus asociados sería un enorme paso adelante que daría a semejante gobierno control sobre las palancas fundamentales de la economía. Si a eso se añadiera las propiedades de todas las potencias imperialistas que apoyaron y se beneficiaron del régimen de Ben Ali, entonces el capitalismo en Túnez habría sido abolido. Sin embargo, el Frente no se define por una ruptura total con el capitalismo y, en su lugar, habla de la necesidad de "formular una política económica y social que rompa con el enfoque capitalista liberal", como si hubiera otro enfoque al capitalismo que fuera más favorable para los trabajadores y el pueblo.
Hay que decir claramente que la clase dominante ya está muy preocupada por el movimiento revolucionario de los trabajadores transgrediendo el sagrado derecho de la propiedad privada. Así es como una revista de negocios describía la situación:
"La revolución tunecina ha entrado como una tormenta en las empresas e instituciones públicas. Se está persiguiendo a los directivos en los aparcamientos de las empresas y colectivos de trabajadores están pasando a la auto-gestión”.
El artículo continúa: "los trabajadores tunecinos, en empresas e instituciones públicas han traído la revolución a sus lugares de trabajo" y "directores y gerentes de empresas públicas han tenido que correr en busca de refugio, seguidos por una multitud de trabajadores vengativos". Concluye: "la esperanza del gobierno y los empresarios es que el movimiento se limite a los funcionarios corruptos vinculados al clan Ben Ali-Trabelsi. Pero no es seguro que este será el caso".
Si hubiera un llamamiento serio por parte de la izquierda sindical, para que los trabajadores ocupen sus lugares de trabajo y pongan en práctica el control obrero, ese movimiento se propagaría como un reguero de pólvora. Ya hay casos en que los trabajadores han exigido la apertura de los libros de sus empresas con el fin de investigar los actos de corrupción del clan Trabelsi. Los trabajadores de la Agencia Tributaria han expulsado a sus directores y se han apoderado de los expedientes que arrojan luz sobre algunos de esos casos. El potencial está allí para un movimiento que no sólo desarticularía todo el aparato del Estado anti democrático de la dictadura, sino que también eliminaría el sistema económico capitalista al que sirvió.

¡Abajo el gobierno de unidad nacional! ¡Por una huelga general nacional! ¡Por un gobierno revolucionario basado en los comités y en los sindicatos! ¡Por una asamblea constituyente revolucionaria! ¡Por un Túnez socialista revolucionario! ¡Por una Federación Socialista Árabe, con plenos derechos democráticos para todas las minorías étnicas, nacionales y religiosas!

Jorge Martín

Túnez y Egipto, ese mismo clamor de justicia social de los pueblos.


Tras apoyarse durante 30 años en el aparato policial en un sistema político dominado
por un partido a su servicio,el presidente de Egipto, aliado de Occidente, enfrenta estos días una movilización popular en su contra sin precedentes.

El régimen político del Presidente Hosni Mubarak, se ven enfrentado a una accedente movilización del pueblo egipcio…se esta frente a un alzamiento popular…a céntrica plaza Tahrir de El Cairo, que ha sido ocupada por grupos de manifestantes pidiendo el final de 30 años de opresión y sumisión a las políticas Norteamericanas. El gobierno ha sacado a los militares a las calles y bloqueados las redes sociales por internet, las comunicaciones vía celular han sido intervenida…mientras la comunidad internacional, pareciese observa con reserva, los acontecimientos, no se escuchan voces de condena por las muertes en estos días…la chispa que ha encendido la pradera, ha sido…el alto desempleo, la inflación y la corrupción, que ha creado enormes distancias entre ricos y pobres. Esto último, no debería parecer conocidos acá en Chile, donde el poder económico ha ahondado en esa brecha de la desigualdad social.
Estamos frente a una clara demostración, de la importancia que pueden adquirir las redes sociales, como una poderosa herramienta de organización y movilización…“Lo que sucede en Egipto fue casi totalmente organizado en Facebook”, destacó el politólogo y bloguero Iskander al Amrani.
El “Movimiento 6 de abril”, adalid de las protestas, lanzó varios días antes de las manifestaciones una especie de encuesta en Facebook con esta pregunta: “ se manifestará usted el 25 de enero?”
Casi 90 mil personas respondieron “sí” en la web. Pocos días más tarde tuvieron lugar las mayores manifestaciones contra el régimen del presidente Hosni Mubarak, que lleva 30 años en el poder.
Las autoridades no comentaron públicamente esta irrupción de las redes sociales y de las nuevas tecnologías de la comunicación en la política y la seguridad.
Sin embargo, el sitio de miniblogs Twitter confirmó desde Estados Unidos que el martes fue bloqueado en Egipto.
El sitio internet sueco Bambuser, que permite ver directamente en internet videos filmados por teléfono móvil o webcam, también fue bloqueado.
El martes los teléfonos celulares no funcionaban en el sector de la Plaza Tahrir, en el centro de El Cairo, donde se congregaron miles de manifestantes….el efecto Túnez al parecer se ha expandido en los pueblos, que toma la decisión de luchar y alzar sus voces ante los abusos del modelo económico capitalista…en Chile se alzan los pasajes del transporte publico, las alzas de los combustible y un gobierno empresarial de derecha se apronta a sepultad la educación publica…la gente continua preocupada de la farándula, del circo mediático de la clase política corrupta.
Lo de Túnez y Egipto, son una muestra de ese único camino que tienen los pueblos….organizarse y luchar.

Sheshenko Taras