miércoles, noviembre 30, 2016

El origen de la familia: de cómo Engels desmintió a Moisés



Hace 196 años nacía el fundador, junto a Carlos Marx, del socialismo científico y de la Primera y Segunda Internacional. Su obra también hizo aportes fundamentales al pensamiento feminista.

Federico Engels nació un 28 de noviembre de 1820, en Barmen, en la norteña provincia alemana de Renania
En esta nota repasaremos su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Fue una de sus obras más leídas y discutidas a lo largo del Siglo XX y aún en la actualidad.
Como dice la intelectual feminista Alejandra Ciriza “El texto de Engels busca, a la luz de los conocimientos existentes en su época, explicaciones sobre la relación entre organización familiar y propiedad privada en un momento histórico, hacia fines del siglo XIX, en que la burguesía escribía la elegía de la mujer doméstica y el varón productivo. Un momento en el cual los efectos del avance de las fuerzas productivas se hacía sentir sobre la vida de las mujeres de la clase obrera, tal como Engels mismo lo había advertido en su conocido escrito sobre la situación de la clase obrera inglesa publicado en 1845; un momento, por añadidura, de ascenso de la moral llamada victoriana, que controlaba a ultranza la moral sexual de las mujeres a la vez que manifestaba abierta tolerancia hacia la doble moral masculina”.

La monogamia y el patriarcado tuvieron un principio

Luego de la muerte de Marx, Engels se dedicó abnegadamente a ordenar los manuscritos que había dejado para terminar y publicar los tomos dos y tres de El Capital. Pero además entre las pilas de cartas, apuntes y artículos inacabados que encontró en el estudio de su amigo había una serie de notas que llamaron su atención sobre el carácter de la sociedad prehistórica. Marx había estudiado el libro del antropólogo estadounidense Lewis Morgan La sociedad primitiva o investigaciones en las líneas del progreso humano desde el salvajismo hasta la civilización a través de la barbarie (1877) que intentaba rastrear la evolución de la organización social humana desde su estado primitivo hasta la modernidad.
Morgan estudiando las tribus iroquesas en Estados Unidos registraba el impacto del desarrollo técnico y las concepciones cambiantes de los derechos de propiedad sobre la estructura tribal y familiar. Planteaba que el avance del salvajismo a la civilización equivalía al paso de las tribus consanguíneas a una unidad familiar patriarcal y monógama (o nuclear).
En base a los escritos detallado que Marx había realizado del libro de Morgan, Engels escribe su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado en el prefacio plantea: “En América, Morgan descubrió de nuevo, y a su modo, la teoría materialista de la historia descubierta por Marx cuarenta años antes, y, guiándose de ella, llegó a contraponer la barbarie y la civilización, a los mismos resultados esenciales que Marx”.

La mujer y las sociedades primitivas: divergencias entre los socialistas

En la segunda mitad del Siglo XIX, importantes dirigentes de la socialdemocracia alemana escribieron textos sobre la mujer y la familia.
En 1879 August Bebel publicó su libro La mujer y el socialismo, donde sostenía que “desde el principio de los tiempos la opresión ha sido el destino común de la mujer y del hombre que trabajan”. Bebel sugería que antes de que se desarrollase la familia, las mujeres ya “eran propiedad de la horda o de la tribu, sin derecho a elegir ni a decir que no”.
Karl Kausky por su parte, entre 1882 y 1883 dio a conocer una serie de artículos sobre las relaciones sexuales primitivas con la misma lógica.
A diferencia de Bebel y Kautsky, Engels demostró que las sociedades humanas primitivas no se basaban en el patriarcado, sino en un sistema comunitario de relaciones sexuales. Explica que “hasta 1860 ni siquiera se podía pensar en una historia de la familia. Las ciencias históricas se hallaban aún, en este dominio, bajo la influencia de los cinco libros de Moisés. La forma patriarcal de la familia, pintada en esos cinco libros con mayor detalle que en ninguna otra parte, no sólo era admitida sin reservas como la más antigua, sino que se la identificaba –descontando la poligamia- con la familia burguesa de nuestros días, de modo que parecía como si la familia no hubiera tenido ningún desarrollo histórico; a lo sumo se admitía que en los tiempos primitivos podía haber habido un período de promiscuidad sexual”.

Los hombres destruyeron a los viejos dioses y moldearon nuevos

Para Engels el estudio de la historia de la familia comienza en 1861, con el “Derecho materno” de Bachofen, que basándose en la literatura clásica antigua, mostraba el paso del “heterismo” (primitivamente los seres humanos vivieron en promiscuidad sexual) a la monogamia y del derecho materno al paterno. Según Bachofen, esto se produce entre los griegos “a consecuencia del desarrollo de las concepciones religiosas, a consecuencia de la introducción de nuevas divinidades, que representan ideas nuevas, en el grupo de los dioses tradicionales, encarnación de las viejas ideas; poco a poco los viejos dioses van siendo relegados a segundo plano por los primeros.” Para él “no fue el desarrollo de las condiciones reales de existencia de los hombres, sino el reflejo religioso de esas condiciones en el cerebro de ellos, lo que determinó los cambios en la situación social recíproca del hombre y la mujer”.
Por ello Engels plantea que “tal concepción, que estima la religión como la palanca decisiva de la historia mundial, se reduce, a fin de cuentas, al más puro misticismo.” Sin embargo “no disminuye su mérito como investigador que ha abierto una nueva senda, ya que ha sido el primero en sustituir las frases acerca de aquel ignoto estadio primitivo con promiscuidad sexual por la demostración de que en la literatura clásica griega hay muchas huellas de que entre los griegos y entre los pueblos asiáticos existió, en efecto, antes de la monogamia, un estado social en el que no solamente el hombre mantenía relaciones sexuales con varias mujeres, sino que también la mujer mantenía relaciones sexuales con varios hombres, sin faltar por ello a los hábitos establecidos.”

Las creadoras de la vida eran las mujeres

En las sociedades primitivas en las que los hombres no tenían un dominio sobre la naturaleza y vivían de la recolección, la caza y la pesca, lo que predominaba era la escasez. Las mujeres participaban de las tareas para la sobrevivencia en igualdad con los varones, no existía una división sexual del trabajo. Además gozaban de un lugar privilegiado, porque cumplían un rol crucial en la reproducción de la especie al ser consideradas las creadoras de vida. Esto hacía que los lazos de parentesco se definieran por línea materna. Además los niños pertenecían a la comunidad y eran criados socialmente.
Con la aparición de la agricultura la humanidad pegó un salto enorme, los hombres comenzaron a dominar la naturaleza, poniéndola al servicio de sus necesidades. Engels señala que fue el trabajo, la actividad productiva, lo que le permitió a los hombres salir del reino animal. Pudieron comenzar a abandonar la vida nómade y empezar a planificar asentándose en un lugar. Esto les permitió incrementar los productos necesarios para sobrevivir y a acumular riquezas que en un primer momento pertenecían a todos los miembros de la comunidad. Pero con el desarrollo a gran escala de la agricultura y la ganadería se produce un excedente también a gran escala, así se generaron las bases materiales para que surgieran nuevas formas de vida que transformarán ese sistema social colectivo. Surgirá una división entre quienes producían y trabajaban, la gran mayoría de la sociedad, y una pequeña minoría que no trabaja y vivía a costa del trabajo ajeno. Esta minoría es la que va a poseer el poder da las armas, ejercer el gobierno y apropiarse de las tierras. De esta forma surge también la propiedad privada y las primeras formas de Estado.

El monopolio de la propiedad derroca el derecho materno

Estas transformaciones irán de la mano de un cambio enorme en la situación de las mujeres. Las clases dominantes querrán dominar la capacidad reproductiva de las mujeres para que los varones se aseguren su descendencia y puedan así heredar sus riquezas y poder político y militar a sus hijos verdaderos. Cambiando de esta forma el derecho hereditario materno por el paterno.
Para ello fue necesario controlar el cuerpo de la mujer, recluyéndolas al interior del hogar y estableciendo para ellas la obligación de la monogamia. De esta forma la mujer sale de la esfera de la producción social quedando confinada a la de la reproducción social. La dominación y el poder masculinos tienen una base material, el monopolio de la propiedad y su transmisión por vía paterna. Con el tiempo y el surgimiento de las ciudades el matrimonio se extenderá a las clases explotadas por medio de la ideología que impartía el Estado y la Iglesia entre otras instituciones.
Retomar este libro tiene una importancia crucial en nuestros días en que el movimiento de mujeres en distintas partes del mundo se moviliza de forma multitudinaria, como en Argentina contra los femicidios o en Polonia por el derecho al aborto.
El mismo Engels dice: “El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuño también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción. Esta baja condición de la mujer, que se manifiesta sobre todo entre los griegos de los tiempos heroicos, y más aún en los de los tiempos clásicos, ha sido gradualmente retocada, disimulada, y en ciertos sitios, hasta revestida de formas más suaves, pero no, ni mucho menos, abolida”.

Jazmín Jimenez Lic. en Sociología / @JazminesRoja

El marxismo y la Antigüedad Clásica griega



Transición a la época clásica de Grecia y su colapso desde la lupa del marxismo.

Es una realidad que la escuela del marxismo en su análisis de la historia y los procesos de lucha de clases han centrado su atención en los años de existencia del capitalismo. Desde la aparición de la burguesía en el seno del feudalismo del siglo XIII hasta el siglo XX donde esta es protagonista de la fusión del capital bancario con el industrial que le da origen al monopolio y este a la fase superior del capitalismo, el imperialismo, que sigue hasta nuestro días. Y es precisamente porque es el sistema al que los marxistas le queremos poner fin.
Pero esto no quita el hecho de que para analizar el sistema que impera hoy es necesario tener en cuenta el periodo de las polis clásicas y transición al feudalismo. Como lo ha hecho Perry Anderson, un historiador marxista inglés, profesor y editor de la revista New Left Review.

Transición a la Polis clásica

Desde la invasión de un pueblo indoeuropeo, los minios o proto-griegos, a las islas de Asia menor entre el 2000 y 1900ac; podemos ver una cierta homogenización del territorio de la Grecia Continental. Empezamos a tener palacios micénicos con la sala del trono en el centro, una fortaleza rodeada de muros que resguarda al rey, sus familiares, jefes militares y dignatarios de palacio. Este con una función predominantemente defensiva y de preservación del tesoro real. En contraposición con el de los pueblos cretenses, que también ingresaron por oriente a la Hélade, que no estaban fortificados y finalmente perecen ante el modelo palacial micénico. La escritura en esta época tenía una función plenamente burocrática donde contabilizaba recursos, esclavos, carruajes de guerra (que fueron introducidos por estos pueblos desde oriente y significo un gran avance científico y militar), etc.
En la cúspide de la pirámide de la división social estaba el Ánax, un rey con control militar (equipamiento de carros, movimiento de unidades, etc.), de la economía y también la vida religiosa. Delegaba responsabilidades a sus dignatarios de palacio que llevaban su poder a donde fuera necesario. En contraposición tenemos a los Basileus o reyes vasallos (dependientes del rey Ánax). Eran guerreros aristocráticos con posesión de tierras y personajes célebres como Agamenón o Menelao, de los que hablaba Homero, son parte de esta clase.
Respecto a la esclavitud podemos inferir que si bien existió en esta época y era el estrato social más bajo de la sociedad. No formaba el pilar de emancipación de clase para los ciudadanos libres, siguiendo la idea de Perry Anderson en Transición de la Antigüedad al Feudalismo, que pasaría a ser con la era clásica.
Sintetizando tenemos una sociedad con dos claros polos de poder. El Ánax con sus dignatarios y la aristocracia guerrera Basileus, por sobre el resto de la ciudadanía (trabajadores libres, esclavos, etc). Hay varias teorías de por qué cae este modelo. Lo que podemos inferir es que la expansión de los dorios en el Peleponeso, Creta y Rodas hizo desaparecer los dominios del Ánax. Y este nuevo contexto daría paso a la era de los Basileus. Lo que no sabemos, pero consideramos probable al ver que la historia de la humanidad ha sido la historia de la lucha de clases, es si hubo choques entre el Ánax y el grupo de los Basileus que solían rendirles tributo y esto ayudó también a su caída.
A partir del 1200 y hasta el 1100 a.c, tenemos lo que se conoce como Época Oscura. Al caer el modelo palacial micénico y perderse la escritura tenemos poca evidencia pero creemos que fue la época de los basileus. En este contexto se da la guerra contra Troya donde triunfan los aqueos (griegos) y una liga de reyes iguales que se enfrentaron a esta.
A partir del 800 a.c se da la consolidación de urbanizaciones regidas por una aristocracia que en la época previa había logrado derrotar a la monarquía. Se recupera la escritura con el ingreso del alfabeto fenicio y se reanuda el comercio con siria y el oriente próximo, apareciendo las primeras monedas.
Los núcleos urbanos eran en esencia residencias para agricultores y terratenientes. El consejo como organismo de gobierno era exclusivamente aristocrático. Pero este orden empieza a quebrarse con la aparición de los llamados Tiranos. Eran representantes de una nueva clase poseedora, hija de la acumulación de capital, que supo conectar sus demandas con la de los sectores oprimidos. “La presión combinada del descontento rural por abajo y de las nuevas fortunas por arriba quebraron el estrecho dominio aristocrático en las ciudades”, siguiendo a Perry. Dando lugar en los siglos VII y VI a la irrupción de los tiranos en el poder. Una vez ahí se vieron obligados a emprender una serie de reformas en favor de los oprimidos. Desde Pisístrato a Clístenes y con las famosas reformas de Solón (a pesar de que este último no era un tirano, más bien era un reformista que buscaba mediar entre los aristócratas, nuevos poseedores y trabajadores libres) no se cuestionaron las bases del poder aristocrático, se dieron situaciones de ampliación de los derechos ciudadanos como por ejemplo la aparición de la Ekklesia o asamblea popular y la división de la ciudadanía en 10 demos con elección de un General. Se desvió el descontento de los oprimidos y se empezó a consolidar una Grecia con una base económica de medianos propietarios rurales.

Época Clásica

La consolidación de la polis clásica la tenemos en el marco de las Guerras Médicas (500 a 479 a.c) donde la Liga de polis Phanelinica derrota a los persas en la batalla de Mícola en Jonia. Pasamos de tener aristocracias guerreras a hoplitas, que eran ciudadanos de la clase media que se armaban a sí mismos e iban a la guerra. Pasamos de venerar los triunfos individuales y el destacar de los héroes homéricos a condenar estas formas, por poner en peligro al conjunto de los guerreros.
La financiación de este triunfo griego vino de los Kakoy (poseedores que no integraban a la aristocracia). Lo que con el conocido como ciclo de oro de Pericles, debido precisamente a las reformas que este impulso, integraron a este grupo social en el gobierno, que termino por sustituir una casta gobernante por otra. Y llevaron a la liga de Delos, con Atenas a la cabeza a ser una fuerte economía de corte mercantilista. En oposición a la Liga del Peloponeso con Esparta a la cabeza, la cual nunca tuvo la transformación de las demás polis en democracia y mantuvo una monarquía dual, con aristocracia incluida e importante participación de la gerousia (consejo de ancianos).
Pero el suceso que le dio a Atenas y a la Grecia de aquel entonces un desarrollo económico y florecimiento urbano sin precedentes, fue la incorporación de grandes cantidades de esclavos. En palabras de Perry “Las comunidades relativamente igualitarias de campesinos pueden congregarse físicamente en ciudades, pero lo que no pueden crear, en la simplicidad de su estado, es una brillante civilización ciudadana de tipo que la Antigüedad iba a presenciar ahora por primera vez.” Tal fue la importancia del modelo de producción esclavista para la emancipación de clase que otorgó a los ciudadanos que los momentos de mayor desarrollo filosófico, político y de las artes fue cuando el número de esclavos era mayor y en algunos casos hasta superior al de los estratos libres.
La salvación que tuvo el campesinado con la cancelación de la servidumbre por deudas fue gracias a la importación de esclavos que logró cubrir la ausencia de mano de obra. El costo de compra que tenían era bajísimo, al igual que el costo de “mantenimiento”, esto hace que se generalice el uso incluso para los ciudadanos libres más humildes.
El desarrollo de la democracia griega con sus instituciones clásicas, bule (consejo de 400 con representantes de cada estrato), Ekklesia y Areopagus (corte suprema), que dio a los ciudadanos participación política en un sistema democrático directo también fue gracias al sistema esclavista que los eximió del peso de las deudas y la opresión que tenían antes de él.
El periodo clásico de Atenas culmina con la Guerra del Peloponeso (431 a 404 a.c) que enfrentó a las ligas que lideraban Esparta y Grecia y que termina con la sumisión de esta última a Esparta como estado vasallo. Si bien hubo intentos de restauración democrática a partir de este suceso las castas gobernantes hicieron uso de su poder en favor de otra polis dominantes y más de delante de la Roma que empezaba a consagrarse como nuevo polo de poder. Con el apogeo de Roma el modelo esclavista recibirá un impulso aún mayor debido a que esta polis basaba su producción agraria en enormes latifundios privados y concentraciones enormes de tierras que necesitaban mucha mano de obra, en contraposición a la Atenas predominantemente “clase mediera”.
Como conclusión no está de más resaltar la utilidad del análisis marxista para comprender la historia de la antigüedad. Para así poder tener una caracterización más certera de un presente donde, si bien no somos esclavos, lo único que nos diferencia de ellos es que tenemos la posibilidad de, y no en todos los casos, elegir qué mano nos oprime o con que soga nos asfixian.

Santiago Daniel García

Las huellas de un gigante

La mirada del coordinador del Grupo de Curas en Opción por los Pobres en Argentina

Los mitos, sagas o leyendas suelen jugar con las imágenes de un gigante entre “normales” o un “normal” entre pigmeos. Con menos desproporción, pero la misma idea, la Biblia narra una escena entre David, un joven desarmado y Goliat, un gigante pertrechado para la batalla.
En la literatura, el caso emblemático se da en el caso de Gulliver (un “normal”) y sus viajes, siendo el caso su paso por Liliput donde habitan seres humanos de 15 cms. Algo semejante (pero inverso) se da –por ejemplo– en el viaje de Odiseo y su encuentro con Polifemo, un cíclope gigante.
Los relatos de gigantes o de pigmeos parecen repetirse en innumerables culturas. Y las resoluciones suelen ser variadas, sea el caso del triunfo del débil o la incomprensión de los pequeños. Sirva esta imagen de la diferencia, en esta ocasión, solamente para contrastar dos personajes que ameritarían calificaciones. Se reconozca que decir que alguien es “un gigante” o que es “un pigmeo” suele aludir –esperemos que se entienda de un modo meramente metafórico ajeno a toda posible discriminación– a las estaturas morales, ciudadanas, de valores de algunos personajes.
Esta semana, luego de la crisis profunda provocada por el inesperado (y dudosamente honesto) triunfo del “no” en el plebiscito colombiano, aceptando varias de las propuestas que los defensores del “no” habían llevado (más alguna nota incluida a último momento que permite –según Humans Right Watch– impunidad para sectores militares) se firmó un “acuerdo definitivo” de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP. Fue notable la movilización permanente de sectores, particularmente juveniles a partir del triunfo del “no”. Quizás los jóvenes, donde ocurrió la mayor tasa de abstención en el plebiscito, vieron que todo podía derrumbarse, pero lo cierto es que su militancia fue notablemente insistente. Y 50 días después del “no” se volvió a firmar el “acuerdo definitivo” de “paz”. Todo acuerdo de este tipo supone ceder, renunciar, dialogar, acompañar, y hasta “tragar algún sapo”. Un acuerdo, en un contexto como el colombiano, solo es posible si hay grandeza. Y es, precisamente en este contexto de grandeza donde emerge la liliputiense figura de Alvaro Uribe, ex presidente de Colombia, abanderado (y con complejo de creerse dueño) del “no”. Su microscópica estatura moral solo pretende mirar las próximas elecciones nacionales y la posibilidad de que su partido el “Centro Democrático” (doble sic) se imponga electoralmente. No importa la vida o la paz, no importan las víctimas, los desplazados… Desde su microscopia entiende que “el mejor enemigo es el enemigo muerto”, y la mejor paz, “la de los cementerios”. Nunca faltan quienes añoran su figura (“acá haría falta que vuelva Uribe” dicen los homólogos que en Argentina reclaman a los militares), guiados por idéntica chatura y nulo análisis. Sin duda, en el hoy latinoamericano se hizo notar a los ojos del mundo, este magro personaje.
De modo idéntico, y especialmente con los años, se fue agigantando la figura de Fidel Castro. Un detallado análisis de su paso por la historia excede estos párrafos y nuestra capacidad. Aunque no es difícil reconocer que mucho, ¡muchísimo!, del imaginario sobre Fidel que hemos recibido se origina en “fuentes gringas” caracterizadas por objetividad cero, e intencionalidad perversa, a las cuales expresamente elijo no creerles. Me resisto entrar en el análisis simplista de señalar que “Fidel Castro mató gente” como si San Martín, Güemes, Bolívar, Santander y demás “próceres” no lo hubieran hecho. Sólo un sensato análisis de las realidades históricas, metodologías, posibilidades, etc. permitiría una primera conclusión justa a ese dicho; el simplismo caricaturesco no aporta nada al análisis. Pero señalemos que hubo una época marcada a fuego por grandes personajes de los más diversos modos de pensamiento que dejaron una huella para la historia: Fidel, Kruschev, Mao, Kennedy, Churchill, De Gaulle, Juan XXIII… Todos personajes diferentes que supieron marcar huella en sus países, el mundo y el futuro. Mirando estos personajes y comparándolos luego con los paradigmas de la mediocridad de los 90 sus estaturas alcanzan dimensiones de verdaderos gigantes, sea cual fuere su ideología. Mirar a Kruschev y a Yeltsin, a Kennedy y a Bush, Churchill y Blair, De Gaulle y Sarkozy, Juan XXIII y Juan Pablo II, Perón y Menem, sirve para mirar el abismo de dos miradas de la historia y el mundo.
Recién después podríamos detenernos en el análisis de la política de Fidel y su concreción en Cuba. El sólo hecho de la trascendente figura de Castro en el micro-universo cubano (me refiero a la pequeñez geopolítica que representa Cuba, y especialmente a partir de la caída del muro) refleja la grandeza de su personalidad. ¿Hace falta señalar la vigencia de políticas cubanas después de la “muerte de las ideologías”? Médicos cubanos en Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia y Argentina sin duda “dicen” mucho más que las “bases militares” yanquis en Perú, Colombia o demás países a los que Macri quiere sumarse. Se dirá que Cuba “exportó su revolución” al mundo, como si EEUU no hubiera exportado su aberración. El sólo hecho de ver a los gusanos de Miami “algo dice”. Muchas veces es bueno saber dónde se paran algunos para saber dónde pararse uno y en este caso quiero estar “en la vereda de enfrente”. Insisto, no voy a analizar la “revolución cubana”, pero sí puedo decir que la figura de Fidel se fue agigantando con los años. Y escuchar a Fidel era escuchar un sabio.
Un liliputiense y un gigante fueron importantes en el presente latinoamericano de estos días. Ambos dejan caminos y huellas. Caminos y huellas que podemos mirar y transitar, pero sin olvidar que nuestra estatura cívica, moral y humana está en juego detrás de esos pasos.

Eduardo de la Serna
Tiempo Argentino

WikiLeaks publica más de 500.000 documentos diplomáticos de EE.UU.

WikiLeaks publicó hoy más de 500.000 documentos de la diplomacia de Estados Unidos desde 1979, develando algunos de los sucesos más importantes como la revolución iraní y la crisis de los rehenes, así como el levantamiento islámico saudita.
A seis años de la primera difusión de unos 250.000 cables clasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos filtrados por WikiLeaks, la organización liderada por Julian Assange volvió a publicar 531.525 documentos diplomáticos desde 1979.
“En 1979 parecía que la sangre nunca se detendría, decenas de países vieron asesinatos, golpes, revueltas, bombardeos, secuestros políticos y guerras de liberación”, escribió Julian Assange en un comunicado divulgado en el sitio web de WikiLeaks.
En este nuevo paquete de documentos se encuentra información sobre acontecimientos relevantes como la Revolución islámica de Irán y la crisis de los rehenes en 1979, cuando 66 estadunidenses fueron tomados cautivos después de fue invadida la embajada de Estados Unidos en Teherán.
Otros temas cubiertos en los cables incluyen la invasión de Afganistán por la Unión Soviética que permitió a Arabia Saudita y a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) entregar miles de millones de dólares a combatientes mujahidines, fomentando el alzamiento de Al Qaeda.
El fundador de WikiLeaks dijo que ello llevó a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, la invasión de Afganistán e Irak por parte de Washington y la creación del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
También se incluyen en los cables nuevos documentos sobre el Ejército Republicano Irlandés (ERI), que en 1979 mató a Louis Mountbatten, quien tenía el título nobiliario de lord y era primo de la reina Isabel II de Reino Unido, así como la elección de Margaret Thatcher como primera ministra británica, según el diario británico Express.
El incidente nuclear de Three Mile Island y la ascensión de Saddam Hussein al poder en Irak y la subsiguiente guerra iraní-iraquí, son algunos de los incidentes durante el año citado por Assange, quien se encuentra refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres desde 2012.
En Medio Oriente, el levantamiento islámico saudita y los Acuerdos de Camp David entre Israel y Egipto llevaron no sólo a la actual dinámica de poder regional, sino que cambiaron decisivamente la relación entre el petróleo, el islam militante y el mundo.
La primera publicación de documentos diplomáticos de Estados Unidos se produjo hace seis años y desde entonces WikiLeaks ha publicado 3,3 millones de cables.

La Jornada

El “misterio” de la reactivación y la incertidumbre por Trump



Cambiemos se pregunta cuando llegarán los “brotes verdes”. Mientras se especula sobre las medidas que tomará Donald Trump. En el interregno domina la incertidumbre.

Nadie duda que el año terminara con una caída económica de alrededor de 2,5 %. Se trata de una retracción mayor a la prevista por el Gobierno en el Presupuesto 2017. El “segundo semestre” nunca llegó.
En algunas actividades la recesión es más pronunciada. Según Orlando Ferreres, en el acumulado hasta octubre la industria tuvo una baja de 2,8 %. El Indec comunicó que la producción de energía retrocedió 4,2 % en el tercer trimestre en relación al año pasado. El dato de energía actúa como un indicador transversal de toda la economía. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el fin de semana largo el consumo fue 5 % menor que en 2015. Son solo algunos indicadores que ilustran la situación general.
"Anoche, Felipe Larraín (ex ministro de Economía chileno del gobierno de Sebastián Piñera) me preguntó cuándo arranca y le respondí que es un misterio", esta declaración fue un sincericidio en que incurrió la semana pasada el ministro de Producción, Francisco Cabrera. El “misterio” se refiere al momento en que comenzará la reactivación.
Es un “misterio” que invade al gobierno en pleno. Transcendidos mediáticos indican que desde la Jefatura de Gabinete los funcionarios más encumbrados iniciaron consultas a algunos especialistas para ver cuándo estiman que aparecerán los “brotes verdes” en el consumo y la economía.
La única noticia buena para el Gobierno viene de los fugadores de capitales y evasores de impuestos que están entrando al blanqueo. Es algo, pero no alcanza. Pocos economistas arriesgan que habrá una reactivación fuerte en 2017. Los más sensatos asumen que a lo sumo se verá un rebote de la caída de este año. Por ahora, públicamente pondera más el optimismo de la voluntad que el pesimismo de la razón.
Por debajo, la falta de reacción de la actividad económica se traduce en internas en el gabinete (la más notoria entre Alfonso de Prat Gay y Federico Sturzenegger), reclamos industriales que en algunos casos llegan al pedido de una nueva devaluación “light” y malestar social. El hándicap oficial es la gobernabilidad prestada por la oposición patronal y la tregua de las cúpulas sindicales.

Dominio imperialista

En 2015, Estados Unidos fue el tercer destino en importancia de las exportaciones argentinas: con U$S 3.346 millones explicó el 6 % de las ventas externas. A su vez, Argentina realizó importaciones desde el país del norte por U$S 7.700 millones, representando el 13 % del total de las compras externas. Para nuestro país, el saldo del comercio exterior fue negativo en U$S 4.268 millones.
Estados Unidos pasó a ocupar el tercer lugar entre los socios comerciales de Argentina, detrás de Brasil y China. Algunos analistas se basan en este hecho para poner límites a los efectos que el proteccionismo del nuevo presidente pueda tener sobre nuestro país. Se trata de una visión parcial debido a que las relaciones económicas no se reducen al intercambio comercial.
El capital yanqui tiene un peso predominante en la economía nacional, disputando el primer lugar en la inversión extranjera radicada en estas pampas. Según la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham), esa entidad cuenta con 622 empresas asociadas que emplean a 360 mil trabajadores, explican el 18,6 del Producto Interno Bruto y el 38 % de la recaudación fiscal. El 44 % de los socios son empresas de origen estadounidense, 10 % representantes de empresas norteamericanas y el 46 % restante con capital proveniente de otros orígenes.
Hoy otros factores, como, por ejemplo, el peso del capital financiero y la estructura de dominación mundial a través de organismos multilaterales. Pero los datos expuestos exhiben las fuertes relaciones económicas y dan una dimensión del impacto que puede tener el giro en las políticas de Estados Unidos a partir de la asunción de Donald Trump. Pero no es todo.

Efecto Trump

Las repercusiones de las medidas que tome Trump no puede medirse solamente por el efecto directo sobre el comercio y las inversiones en Argentina, sino por las modificaciones que puedan implicar sobre los parámetros sobre los que se movió la acumulación de capital a nivel mundial en los años recientes.
Muchos analistas exhiben cierto consenso en el muy probable inicio de una época de dólar fuerte, incluso algunos aventuran una muy dudosa vuelta al patrón oro, producto de la combinación de estímulo fiscal y mayor restricción monetaria en Estados Unidos. En simultáneo, avizoran el regreso a escena cierto nivel moderado de inflación en el país del norte.
Para nuestra región, los especialistas del establishment financiero prevén que la llegada a la Casa Blanca del nuevo presidente podría hacer caer a la mitad las ventas de bonos globales de América Latina y el Caribe, ya sea de gobiernos o de empresas. No se trata sólo de opinólogos. Los que hacen estas afirmaciones son ejecutivos del J.P. Morgan y otros bancos de inversión que operan con la deuda pública.
Las posibles causas que señalan son varias. El proteccionismo que promete Trump afectaría a los prestamistas latinoamericanos por la baja de impuestos a las corporaciones que retornen capitales al país del norte. No sólo eso. El plan de infraestructuras que proyecta el nuevo presidente, más allá de la escala que alcance, aumentaría el costo de la deuda pública de Estados Unidos vía incremento del déficit estatal, y encarecería, a su vez, el crédito internacional.
La dosis real de cada una de las iniciativas de Trump está por ver, pero de conjunto presionarían en el sentido de una salida de capitales de países “emergentes” en un vuelo a la calidad. Además, podrían empujar hacia la baja los precios de las materias primas que exporta América Latina.
Las novedades acentuarían un proceso previo. Las materias primas cambiaron de tendencia en 2014 y los datos para Latinoamérica ya mostraban un descenso en la inversión extranjera directa que alcanzó un máximo de U$S 147 mil millones en 2012 bajando a U$S 129 mil millones en 2015. Ni que decir que el capital especulativo (no el de inversión) tendría más motivos para iniciar el viaje hacia economías centrales.
Desde la asunción de Cambiemos, Argentina está viviendo una realidad relativamente distinta en relación a los flujos de capitales, esencialmente por el ingreso de divisas con fines especulativos y la escalada de deuda externa. Sosteniendo las altas tasas de interés que paga el macrismo por la emisión de deuda tal vez logre capear la tormenta frente a las medidas de Trump. Todo entra en el terreno de la especulación.
Aun así, América Latina y el Caribe están atravesando su segundo año consecutivo de recesión. Este hecho no puede pasar inadvertido en nuestro país. No sólo porque es un fenómeno que, según la Cepal, no ocurría desde la década perdida del ochenta, sino porque la recesión de la región la explica en gran medida Brasil, el principal socio comercial de Argentina. Allí la recuperación esperada para el año próximo también se está revisando a la baja, tanto que casi no va a crecer.
Ni siquiera las transformaciones que pudiera tener el, para Argentina lejano, Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que “integra” económicamente a México y Estados Unidos sería neutral. Un analista local habló, para establecer algún tipo de comparación, de “efecto tequila” II. Hay que recordar que el primero sacudió al esquema de la convertibilidad de Domingo Cavallo y Carlos Menem. Hoy las condiciones son distintas, pero no está de más tenerlo como referencia.
La recuperación hacia el año próximo a la que apuesta Cambiemos está apoyada en el endeudamiento externo para empujar la obra pública. Por lo cual, en gran medida, todas las proyecciones están sujetas a lo que haga Donald Trump. Esperar y ver.

Giros

Los cambios en la política económica de Estados Unidos siempre impactaron fuertemente en América Latina y en Argentina.
Hacia fines de los años 1960 se comenzó a verificar el fin del “boom” de la posguerra. Una expresión sintética fue fin del sistema de las paridades cambiarias fijas que perduraron hasta 1971. Estados Unidos abandonó el patrón oro y en marzo de 1973 se autoriza la libre y total flotación del dólar, de tasas de interés y de precios. Las materias primas variaron en tendencia alcista hasta 1980, cuando comienza un período de amortiguación.
Dictaduras mediante, el endeudamiento de los países de América Latina que en 1970 llegaba a un total de U$S 20.900 millones de dólares pasó a ser en 1980, luego de absorber eurodólares y petrodólares, de U$S 243.000 millones. Ese esquema para la región se modificó cuando Paul Volcker decidió subir en 1979 la tasa de interés que establece la Fed de los Estados Unidos. Así condujo a crisis de deuda externa. Hoy los países de esta parte del mundo están con mejores guarismos de deuda, pero el ejemplo histórico sirve para ver el impacto que tienen los cambios bruscos en la política yanqui.
Durante la década de 1990, el auge neoliberal llegó a América Latina a través del “Consenso de Washington” que, con desigualdades, condujo a privatizaciones y ataques profundos a las condiciones de vida obrera. Esa situación trastocó en el nuevo milenio cuando varios gobiernos neoliberales de la región quedaron, o fuertemente deslegitimados o directamente impugnados en las calles.
El “viento de cola” por la plena incorporación de China a la economía mundial y la política crediticia laxa de Estados Unidos favoreció a Latinoamérica que tuvo su “década ganada”. Desatada la crisis mundial de 2008 la región tuvo un interregno en el que logró despegarse en simultáneo que desaceleró su crecimiento hasta la actual recesión.
Entre la demagogia de Trump en la campaña electoral y el programa que llevará a la práctica intervendrá la política y la negociación con el establishment económico de la principal potencia mundial. Pero no hay dudas que giros importantes, de mayor o menor proporción, están inscriptos en la situación. Por el momento reina la incertidumbre.

Pablo Anino

martes, noviembre 29, 2016

Lo que dijo Fidel del Che vale para él mismo



En este triste momento recordemos lo que dijo Martí: “No es que los hombres hagan pueblos, sino que los pueblos en su hora de génesis suelen ponerse vibrantes y triunfantes, en un hombre.”
Y las palabras de Fidel sobre el Che el 18 de octubre de 1967, son a su vez aplicables a Fidel:
La muerte del Che —como decíamos hace unos días— es un golpe duro, es un golpe tremendo para el movimiento revolucionario, en cuanto le priva sin duda de ninguna clase de su jefe más experimentado y capaz.
Pero se equivocan los que cantan victoria. Se equivocan los que creen que su muerte es la derrota de sus ideas, la derrota de sus tácticas, la derrota de sus concepciones guerrilleras, la derrota de sus tesis. Porque aquel hombre que cayó como hombre mortal, como hombre que se exponía muchas veces a las balas, como militar, como jefe, es mil veces más capaz que aquellos que con un golpe de suerte lo mataron.
Sin embargo, ¿cómo tienen los revolucionarios que afrontar ese golpe adverso? ¿Cómo tienen que afrontar esa pérdida? ¿Cuál sería la opinión del Che si tuviese que emitir un juicio sobre este particular? Esa opinión la dijo, esa opinión la expresó con toda claridad, cuando escribió en su mensaje a la conferencia de solidaridad de los pueblos de Asia, Africa y América Latina que si en cualquier parte le sorprendía la muerte, bienvenida fuera siempre que ese, su grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se extienda para empuñar el arma.
Y ese, su grito de guerra, llegará no a un oído receptivo, ¡llegará a millones de oídos receptivos! Y no una mano, sino que ¡millones de manos, inspiradas en su ejemplo, se extenderán para empuñar las armas!
Nuevos jefes surgirán. Y los hombres, los oídos receptivos y las manos que se extiendan, necesitarán jefes que surgirán de las filas del pueblo, como han surgido los jefes en todas las revoluciones.
No contarán esas manos con un jefe ya de la experiencia extraordinaria, de la enorme capacidad del Che. Esos jefes se formarán en el proceso de la lucha, esos jefes surgirán del seno de los millones de oídos receptivos, de las millones de manos que, más tarde o más temprano, se extenderán para empuñar las armas.
No es que consideremos que en el orden práctico de la lucha revolucionaria su muerte haya de tener una inmediata repercusión, que en el orden práctico del desarrollo de la lucha su muerte pueda tener una repercusión inmediata. Pero es que el Che, cuando empuñó de nuevo las armas, no estaba pensando en una victoria inmediata, no estaba pensando en un triunfo rápido frente a las fuerzas de las oligarquías y del imperialismo. Su mente de combatiente experimentado estaba preparada para una lucha prolongada de 5, de 10, de 15, de 20 años si fuera necesario. ¡El estaba dispuesto a luchar cinco, diez, quince, veinte años, toda la vida si fuese necesario!
Y es con esa perspectiva en el tiempo en que su muerte, en que su ejemplo —que es lo que debemos decir—, tendrá una repercusión tremenda, tendrá una fuerza invencible.
Su capacidad como jefe y su experiencia en vano tratan de negarlas quienes se aferran al golpe de fortuna. Che era un jefe militar extraordinariamente capaz. Pero cuando nosotros recordamos al Che, cuando nosotros pensamos en el Che, no estamos pensando fundamentalmente en sus virtudes militares. ¡No! La guerra es un medio y no un fin, la guerra es un instrumento de los revolucionarios. ¡Lo importante es la revolución, lo importante es la causa revolucionaria, las ideas revolucionarias, los objetivos revolucionarios, los sentimientos revolucionarios, las virtudes revolucionarias!
Y es en ese campo, en el campo de las ideas, en el campo de los sentimientos, en el campo de las virtudes revolucionarias, en el campo de la inteligencia, aparte de sus virtudes militares, donde nosotros sentimos la tremenda pérdida que para el movimiento revolucionario ha significado su muerte.
Porque Che reunía, en su extraordinaria personalidad, virtudes que rara vez aparecen juntas. El descolló como hombre de acción insuperable, pero Che no solo era un hombre de acción insuperable: Che era un hombre de pensamiento profundo, de inteligencia visionaria, un hombre de profunda cultura. Es decir que reunía en su persona al hombre de ideas y al hombre de acción.
Pero no es que reuniera esa doble característica de ser hombre de ideas, y de ideas profundas, la de ser hombre de acción, sino que Che reunía como revolucionario las virtudes que pueden definirse como la más cabal expresión de las virtudes de un revolucionario: hombre íntegro a carta cabal, hombre de honradez suprema, de sinceridad absoluta, hombre de vida estoica y espartana, hombre a quien prácticamente en su conducta no se le puede encontrar una sola mancha. Constituyó por sus virtudes lo que puede llamarse un verdadero modelo de revolucionario.
Suele, a la hora de la muerte de los hombres, hacerse discursos, suele destacarse virtudes, pero pocas veces como en esta ocasión se puede decir con más justicia, con más exactitud de un hombre lo que decimos del Che: ¡Que constituyó un verdadero ejemplo de virtudes revolucionarias!
Pero además añadía otra cualidad, que no es una cualidad del intelecto, que no es una cualidad de la voluntad, que no es una cualidad derivada de la experiencia, de la lucha, sino una cualidad del corazón, ¡porque era un hombre extraordinariamente humano, extraordinariamente sensible!
Por eso decimos, cuando pensamos en su vida, cuando pensamos en su conducta, que constituyó el caso singular de un hombre rarísimo en cuanto fue capaz de conjugar en su personalidad no solo las características de hombre de acción, sino también de hombre de pensamiento, de hombre de inmaculadas virtudes revolucionarias y de extraordinaria sensibilidad humana, unidas a un carácter de hierro, a una voluntad de acero, a una tenacidad indomable.
Y por eso le ha legado a las generaciones futuras no solo su experiencia, sus conocimientos como soldado destacado, sino que a la vez las obras de su inteligencia. Escribía con la virtuosidad de un clásico de la lengua. Sus narraciones de la guerra son insuperables. La profundidad de su pensamiento es impresionante. Nunca escribió sobre nada absolutamente que no lo hiciese con extraordinaria seriedad, con extraordinaria profundidad; y algunos de sus escritos no dudamos de que pasarán a la posteridad como documentos clásicos del pensamiento revolucionario.
Y así, como fruto de esa inteligencia vigorosa y profunda, nos dejó infinidad de recuerdos, infinidad de relatos que, sin su trabajo, sin su esfuerzo, habrían podido tal vez olvidarse para siempre.
Trabajador infatigable, en los años que estuvo al servicio de nuestra patria no conoció un solo día de descanso. Fueron muchas las responsabilidades que se le asignaron: como Presidente del Banco Nacional, como director de la Junta de Planificación, como Ministro de Industrias, como Comandante de regiones militares, como jefe de delegaciones de tipo político, o de tipo económico, o de tipo fraternal.
Su inteligencia multifacética era capaz de emprender con el máximo de seguridad cualquier tarea en cualquier orden, en cualquier sentido. Y así, representó de manera brillante a nuestra patria en numerosas conferencias internacionales, de la misma manera que dirigió brillantemente a los soldados en el combate, de la misma manera que fue un modelo de trabajador al frente de cualesquiera de las instituciones que se le asignaron, ¡y para él no hubo días de descanso, para él no hubo horas de descanso! Y si mirábamos para las ventanas de sus oficinas, permanecían las luces encendidas hasta altas horas de la noche, estudiando, o mejor dicho, trabajando o estudiando. Porque era un estudioso de todos los problemas, era un lector infatigable. Su sed de abarcar conocimientos humanos era prácticamente insaciable, y las horas que le arrebataba al sueño las dedicaba al estudio; y los días reglamentarios de descanso los dedicaba al trabajo voluntario.
Fue él el inspirador y el máximo impulsor de ese trabajo que hoy es actividad de cientos de miles de personas en todo el país, el impulsor de esa actividad que cada día cobra en las masas de nuestro pueblo mayor fuerza.
Y como revolucionario, como revolucionario comunista, verdaderamente comunista, tenía una infinita fe en los valores morales, tenía una infinita fe en la conciencia de los hombres. Y debemos decir que en su concepción vio con absoluta claridad en los resortes morales la palanca fundamental de la construcción del comunismo en la sociedad humana.
Muchas cosas pensó, desarrolló y escribió. Y hay algo que debe decirse un día como hoy, y es que los escritos del Che, el pensamiento político y revolucionario del Che tendrán un valor permanente en el proceso revolucionario cubano y en el proceso revolucionario en América Latina. Y no dudamos que el valor de sus ideas, de sus ideas tanto como hombre de acción, como hombre de pensamiento, como hombre de acrisoladas virtudes morales, como hombre de insuperable sensibilidad humana, como hombre de conducta intachable, tienen y tendrán un valor universal.
Los imperialistas cantan voces de triunfo ante el hecho del guerrillero muerto en combate; los imperialistas cantan el triunfo frente al golpe de fortuna que los llevó a eliminar tan formidable hombre de acción. Pero los imperialistas tal vez ignoran o pretenden ignorar que el carácter de hombre de acción era una de las tantas facetas de la personalidad de ese combatiente. Y que si de dolor se trata, a nosotros nos duele no solo lo que se haya perdido como hombre de acción, nos duele lo que se ha perdido como hombre virtuoso, nos duele lo que se ha perdido como hombre de exquisita sensibilidad humana y nos duele la inteligencia que se ha perdido. Nos duele pensar que tenía solo 39 años en el momento de su muerte, nos duele pensar cuántos frutos de esa inteligencia y de esa experiencia que se desarrollaba cada vez más hemos perdido la oportunidad de percibir.
Nosotros tenemos idea de la dimensión de la pérdida para el movimiento revolucionario. Pero, sin embargo, ahí es donde está el lado débil del enemigo imperialista: creer que con el hombre físico ha liquidado su pensamiento, creer que con el hombre físico ha liquidado sus ideas, creer que con el hombre físico ha liquidado sus virtudes, creer que con el hombre físico ha liquidado su ejemplo.

Nelson P Valdés

Lecciones de Fidel



Realizar el sueño de Martí anunciando que venía “una revolución nueva” fue un decir y hacer del Manifiesto del Moncada y del proceso revolucionario cubano. Desde entonces las expresiones personales o colectivas de Fidel y sus compañeros del 26 de Julio, y, después, del nuevo Partido Comunista Cubano, lograron una identidad entre la palabra y el acto que es necesario entender, pues si no, no se entiende nada.
La realidad es más rica que la palabra, y ya enriquecida, ésta vuelve a enriquecerse con lo nuevo que deja ver el pensarla y hacerla. Así, en la expresión del párrafo anterior se trae a la memoria un sueño, el de José Martí, quien será realmente considerado como “autor intelectual de la revolución cubana”.
Es un sueño del pasado, pero es un sueño que anunció una revolución nueva en la que, con otros héroes e intelectuales cubanos, tendrían también fuerte presencia Marx y Lenin, y en que al socialismo de estado, encabezado entonces por la URSS, la República Popular China y múltiples movimientos de liberación nacional, Fidel y la Revolución Cubana añadirían objetivos y valores fundamentales –martianos-, en los que no sólo destaca la moral como reflexión ética sino como moral de lucha, como arma contra la corrupción, como meta para la cooperación, la solidaridad, y la mente. Esos sueños, renovados una y otra vez, buscaron y buscan superar, en todo lo que se puede, el “individualismo”, el “consumismo”, el “sectarismo” y la “codicia”, enemigos jurados de los oprimidos y explotados de la Tierra.
En algo no menos importante se diferenció la Revolución Cubana, y es que en su paso por el socialismo de estado, siempre se empeñó en lograr que sucediera a la insurrección y a la guerra de todo el pueblo un socialismo de estado de todo el pueblo. Ese objetivo planteó varios problemas ineludibles, entre ellos, la necesidad de combinar las organizaciones jerárquicas centralizadas y las descentralizadas, con las autónomas y horizontales, en que las comunidades del pueblo ejercieran una democracia directa y otra indirecta nombrando a candidatos que sin propaganda alguna merecieran la confianza de quienes los conocían.
Allí no quedó el empeño. Como reto para realizarlo se planteó, ante la opresión y la enajenación, la necesidad de animar los sentimientos, la voluntad y la mente de los insumisos, para que hicieran suyo el nuevo arte de luchar y gobernar. Al mismo tiempo las propias vanguardias buscaron liberarse de los conceptos dogmáticos que sujetaban al pensamiento crítico y creador.
Al desechar el “modelo de la democracia de dos o más partidos entre los que elegir”, un “modelo” que originalmente sirvió a aristocracias y burguesías, para compartir el poder, el Partido Comunista Cubano tampoco siguió los modelos de la URSS y China. A impulsos del Movimiento del 26 de Julio, que a raíz de su triunfo decidió disolverse, al Partido Comunista Cubano le fue asignado el objetivo de asegurar y defender la Revolución de todo el pueblo, con la participación y organización de sus trabajadores, campesinos, técnicos, profesionales, estudiantes y en general con la juventud rebelde.
La lógica de organizar el poder del pueblo estuvo muy vinculada con la de hacer fracasar cualquier intento de golpe de estado, invasión o asedio, lo que se probaría a lo largo de más de medio siglo, frente a las reiteradas incursiones del imperialismo y frente al criminal bloqueo que habría hecho caer a cualquier gobierno que no contara con la inmensa mayoría del pueblo organizado.
Si en la invasión de Playa Girón y a lo largo de su desarrollo Cuba contó con el apoyo de la URSS y del campo socialista, ni la estabilidad de su gobierno ni las reformas y políticas revolucionarias que logró emprender se habrían realizado si el gobierno de todo el pueblo hubiera sido suplantado por un régimen autoritario, burocrático o populista. El gobierno del pueblo cubano no sólo mostró ser una realidad militar defensiva, sino particularmente eficaz en el impulso a la producción, a los servicios –que en medio de grandes trabas y errores inocultables—logró grandes éxitos, muchos de ellos reconocidos como superiores a los de países “altamente desarrollados”.
A las garantías internas y externas de la democracia de todo el pueblo, de su coordinación y unidad necesarias, se añadió el carácter profundamente pedagógico y dialogal del discurso político, y todo un programa nacional de educación, que iba desde la alfabetización integral –literal, moral, política, militar, cultural, social, económica y empresarial- hasta la educación superior y el “impetuoso desarrollo de la investigación científica”.
Es cierto que en todos esos ámbitos, el movimiento revolucionario enfrentó problemas que no siempre pudo resolver, o resolver bien; pero en medio de los más de 50 años de criminal bloqueo y de incontables asedios por parte del poderoso vecino del Norte, de las corporaciones imperialistas y su complejo militar-empresarial, político y mediático, y tras la restauración del capitalismo en el inmenso campo socialista, Cuba fue y es el único país que mantiene su proyecto socialista de un “mundo moral”, o de “otro mundo posible” como se acostumbra decir, o de “otra organización del trabajo y la vida en el mundo” como dijo el clásico.
Entre las nuevas y viejas contradicciones, Cuba sigue hasta hoy poniendo en alto un socialismo que, con Martí presente, es respetuoso de todos los humanismos laicos y religiosos. Es más, Cuba sigue haciendo suya la lucha contra el poder de los dictadores y contra la opresión y explotación de los trabajadores, sin que por ello haya olvidado la doble lucha, que sus avanzadas propusieron desde el l959: “una rebelión contra las oligarquías y también contra los dogmas revolucionarios”.
Si en tan notables batallas hay contradicciones innegables, no por eso han dejado de oírse, y en parte de atenderse, enérgicas reconvenciones que con frecuencia han hecho Fidel y numerosos dirigentes históricos de la Revolución contra corrupciones, incumplimientos, abusos, que con la economía informal y el mercado negro, han sido y son –hoy más que nunca- el peligro estructural e ideológico más agresivo, que renueva y amplía la cultura de la tranza, del individualismo y el clientelismo, de la corrupción, la cooptación y la colusión.
No es cosa de referirse aquí a todo lo que frente a las incontables ofensivas, nos enseñan Fidel y la Revolución Cubana para la emancipación de los seres humanos y para la organización del trabajo y de la vida en la tierra. Ni es cosa aquí de profundizar en las lecciones que nos da un líder como Fidel que se negó a que se hablara de “castrismo”, y que logró frenar todo culto a la personalidad. Pero si hasta para sus enemigos a menudo resulta imposible acallar el respeto que se ven obligados a tenerle, no son de olvidar tantos y tantos actos de su vida que se inscriben en un reconocimiento necesario.
Este enunciado de algunas lecciones de Fidel que aparecen en sus discursos y no sólo en sus numerosas contribuciones a la Revolución Cubana, quiere ser más bien un ejercicio de pedagogía por el ejemplo, un llamado que preste atención a aquéllos modos de pensar, actuar, construir, luchar y expresarse, que permiten comprender por qué, tras la restauración del capitalismo en el “campo socialista”, con la firmeza de Fidel y del pueblo cubano, sólo la pequeña Isla de Cuba ha logrado mantener la verdadera lucha socialista, que incluye la democracia como gobierno de todo el pueblo, y como reorganización de la vida y el trabajo por una inmensa parte de trabajadores y ciudadanos organizados. Y en esa lucha, que va a las raíces de la condición humana, se cultiva y defiende el respeto a los distintos modos de pensar y creer de laicos y religiosos, con búsqueda permanente de la unidad en medio de la diversidad de insumisos y rebeldes y con una clara postura martiana y marxista.
Precisar –con otros muchos-- los pensamientos compartidos por Fidel y por las masas revolucionarias del pueblo cubano, es adentrarse en una historia particularmente rica de un pueblo en lucha por la emancipación. Fidel, el “Movimiento 26 de Julio” y el pueblo cubano son sucesores de vigorosas proezas rebeldes en las que destaca, la de Maceo, héroe primero de la larga lucha por la independencia y por la libertad, a la que siguió, como gran revolucionario, muerto en batalla, uno de los pensadores más profundos y precisos de la historia universal, como fue José Martí, expresión máxima del liberalismo radical, pues no sólo fue uno de los primeros en descubrir el imperialismo como una combinación del colonialismo y el capital monopólico, sino en descubrir los lazos de los movimientos independentistas de su tiempo con las luchas de los pobres y los proletarios, posición que lo hizo sumarse a los homenajes póstumos a Carlos Marx por haber sido éste, como dijo “un hombre que se puso del lado de los pobres”.
Fidel, y el Movimiento 26 de Julio vienen de esa cepa. En su pensar y luchar los acompaña incluso la inteligencia de aquellos teólogos que destacaron en la Habana de fines del siglo XVIII y principios del XIX, y que son un antecedente de la teología de la liberación… En las conversaciones de Fidel con Frei Betto y en numerosos actos en que el problema religioso se planteó, Fidel dio amplias muestras de un gran respeto al humanismo que se expresa en la religión cristiana y en otras religiones. Ese respeto es hoy más necesario que nunca, pues corresponde a una de las viejas y nuevas formas de la liberación humana, en lucha por el derecho a lo diferente, por la igualdad en la diversidad, ya sea de religiones o de posiciones laicas, o de variaciones de razas y de sexos o de afinidades sexuales, o de edades y nacionalidades. Bien lo dijo Fidel muchas veces: “No somos antiamericanos. Somos antiimperialistas”
Orientarse en las lecciones de Fidel para entender y actuar en la emancipación humana, contribuye a desentrañar lo que sus palabras tienen de ejemplar y de actos para pensar y actuar en circunstancias similares, captando lo parecido y lo distinto, e incluso el quehacer del “hombre concreto que se es y que se descubre a sí mismo”, como dijo Armando Hart.
Con ese objetivo de comprensión y acción, cabe señalar --a manera de profundizar en el hilo del pensamiento--, lo que las lecciones de Fidel tienen de metas y valores: 1º para la organización, 2º para la estrategia y la táctica, y 3º para el juicio favorable o contrario a la emancipación en que se defienden y renuevan concretamente las verdaderas metas de la lucha.
El discurso político de Fidel ha sido –insistimos y precisamos otra gran tarea-- para que pueblo y trabajadores puedan defender y participar cada vez más, en la organización y marcha de un estado de todo el pueblo. El objetivo de organización se mantuvo y mantiene en más de medio siglo de bloqueo del imperialismo, y se inscribe en una cultura de la confrontación y de una concertación, que sin aferrarse a la lucha abierta, y sin ceder en los principios en “la lucha suave”, parece caracterizar a los procesos revolucionarios de nuestro tiempo. Tanto la práctica de la confrontación como la de la concertación implican medidas de organización de la moral, de la conciencia y de la voluntad colectivas. Suponen también un claro planteamiento de que la concertación puede darse en medio de conflictos y en medio de una lucha de clases que sigue incluso cuando parecen predominar los consensos. La experiencia de Cuba a ese respecto es inmensa, y no sólo en defensa de su propia revolución y por los variados enfrentamientos y acuerdos con Estados Unidos, sino por haber participado en la guerra de Angola contra el ejército del antiguo país colonialista y racista de África del Sur, --el más Poderoso del Continente-, y tras haber ayudado a su derrota, y haber logrado que se sentara en la mesa de negociaciones hasta llegar a un compromiso de paz. Si la historia de la guerra y de la paz en África, con un inmenso destacamento de fuerzas cubanas dirigidas por Fidel desde La Habana, es una de esas formas de la realidad que superan la imaginación, también es otra experiencia, que junto con la resistencia inconcebible a un bloqueo de más de cincuenta años confirma la capacidad de Cuba para actuar en una historia en que como la de Colombia, también combina un proceso revolucionario que alterna confrontaciones y concertaciones. Si semejante posibilidad está y estará llena de incógnitas, nada impide explorar los nuevos terrenos de la guerra y la paz en un mundo cuyo sistema de dominación y acumulación se encuentra en crisis terminal.

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Las lecciones Fidel en el juicio de las conductas seguidas son también particularmente creadoras y fecundas en la crítica de aciertos y desaciertos, y no sólo de conductas políticas o morales --con llamados de atención, dictámenes favorables o desfavorables, aprobaciones y reprobaciones, elogios y estímulos, sino, con sus reflexiones sobre las mejores formas de actuar para alcanzar las metas emancipadoras.
En cualquier caso es indispensable tener presente que las lecciones de Fidel, incluso cuando a primera vista suenen a veces como meras formas de hablar, obvias o elementales, encierran a menudo formas de incesante conducta real antes desacostumbrada, antes desentendida y desoída como guía de la acción que se vive, y que sólo aparece con la vinculación de la palabra y el acto. Con esa amalgama se hace la historia.
En aquél discurso que Fidel pronunció la noche del 8 de enero de 1959, a su llegada a la Habana, dijo entre sus primeras palabras: “…la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa…Y sin embargo queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil: quizás en lo adelante todo sea más difícil…” Y a esa afirmación que podía frenar el ilimitado entusiasmo reinante añadió, más como explicación que como excusa: “Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario…” Aclaró lo que entraña no engañar ni engañase. “¿Cómo ganó la guerra el Ejército Rebelde? Diciendo la verdad. ¿Cómo perdió la guerra la tiranía? Engañando a los soldados.” El mensaje era la primera lección del arte revolucionario de gobernar para ganar. No engañar al pueblo ni dejar que el pueblo se engañe con los triunfos. Y tras narrar, como ejemplo, en qué forma, decir la verdad, había servido para el triunfo del ejército rebelde, concluyó: “Y por eso yo quiero empezar –o mejor dicho, seguir—con el mismo sistema, el de decirle al pueblo siempre la verdad.”.
La práctica de la verdad y la práctica de la moral serían los valores y los medios de una lucha revolucionaria, que además organizaría su legítima defensa, frente a las tradicionales ofensivas de “la zanahoria y el garrote”, de la corrupción y la represión permanentemente renovadas y armadas por la oligarquía y el imperio. Tanto la verdad como la moral practicadas serían constitutivas de un proceso que necesariamente tendría que armarse para defenderse.
En aquel discurso en la Plaza de la Revolución en que Fidel empezó a definir cómo sería la democracia en Cuba, y en aquella plaza donde había un inmenso “lleno” de guajiros y de trabajadores de la caña, de las fábricas y de los servicios, Fidel le preguntó al pueblo: “En caso de tener que escoger, ¿qué preferirían? ¿Un voto o un rifle?” Y se oyó un grito gigantesco: “¡Un rifle!” El clamor vehemente y el gozo inmenso de la multitud, determinó la meta y la organización de un ejército y un estado del pueblo y de los trabajadores. De paso expresó la temible dificultad que para los imperialistas presentaría invadir a Cuba…Fue esa una de las primeras clases para aprender a tomar decisiones. Planteó, además, uno de los más difíciles problemas a resolver: el de la lucha política y armada de todo el pueblo, y el de la construcción de un estado de todo el pueblo, con mediaciones que de por sí eran distintas a las mediaciones de los estados de corporaciones y complejos, pero que requerían combinar a la vez los conocimientos especializados que se trasmiten en institutos y universidades con el saber de los pueblos. Lograr una decisión acorde con el proyecto del estado del pueblo, y lograrla con el saber del pueblo y con el uso óptimo de los conocimientos técnicos y científicos más avanzados sería a lo largo de toda la historia cubana, una de las principales tareas de toda la población militante y trabajadora con sus distintas especialidades y conocimientos. En ella el aprender a aprender fue y es una experiencia muy rica para cada uno y todos los participantes. En ella también destaca la organización de un estado y un sistema político que para ser de todo el pueblo y para ser a la vez eficaz en la defensa, en la producción, en la distribución, en el intercambio, en los servicios tiene que plantearse constantemente el problema de la libertad y la disciplina sin que una avasalle a la otra ni disminuya su respectivo peso en las argumentaciones y las decisiones. A ese objetivo –que necesariamente debe vencer muchas contradicciones-- se añaden combinaciones de estructuras y comportamientos que tradicionalmente se plantearon como opuestos. Para funcionar en el interior de la Isla y en sus relaciones internacionales, el estado del pueblo revela una necesidad ineludible el combinar las organizaciones coordinadas con las jerárquicas centralizadas y descentralizadas; el combinar la democracia directa con la democracia representativa, de donde deriva el problema del Estado de todo el pueblo y del Partido Comunista de la Revolución Nueva, Martiana y Marxista, con militantes cuyos méritos comprobados puedan ser confirmados una y otra vez y cuya misión consiste en lograr el mejor funcionamiento y coordinación de las fuerzas y empresas estatales, y en la defensa e impulso de una revolución democrática y socialista, de veras nueva por sus prácticas y principios, por su moral comprobada en la conducta, y por “su hablar a la conciencia del hombre, al honor del hombre, a la vergüenza del hombre…”
Las contradicciones que en el proceso necesariamente aparecen corresponden por un lado a las de una “clase subordinada” –como diría Gramsci-; pero subordinada al Poder del Pueblo y no al de las corporaciones, y en que al motor moral e ideológico de exigencias ejemplares en sus miembros, se añaden los oídos y los ojos del propio pueblo, organizado desde las asambleas locales hasta la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Si en todo este proceso, la moral de lucha y cooperación es fundamental, precisamente lo es porque se trata de hacer una “revolución nueva” como dijo el Manifiesto del Moncada, cuyo propósito vital consiste en “realizar el sueño irrealizado de Martí”, y en la que “…lo decente y lo moral es raíz fuerte y poderosa de lo revolucionario recordando que la base de la moral está en la verdad” como también señaló Fidel en su lección sobre la vanguardia. “La vanguardia – sostuvo—trasmite con su acción y su pensamiento, la teoría, la ideología revolucionaria que viene de un marxismo no sólo aprendido de los libros sino de las experiencias propias en la vida”. Y en relación al conocimiento, desde los inicios de la Revolución, Fidel precisó que como parte esencial, el método del saber y el hacer se apoya en el saber anterior del pueblo y en el que adquiere en el curso de la lucha, como había dicho el “Ché”.
Es cierto que al destacar palabras y actos a los que ninguna revolución había dado semejante peso ni en sus teorías, ni en sus ideologías, ni en su práctica, es necesario añadir dos comentarios más que de ellas derivan: uno es que representan no sólo a la nueva revolución que se inicia en Cuba, sino a la que debe plantearse en el mundo entero –con el pensar y el hacer de la inmensa variedad de pueblos, naciones y condiciones en la lucha de clases.
Dominar totalmente la actual desesperanza que deriva del fracaso de reformas y revoluciones que dieron al traste con la moral como filosofía vital y como práctica colectiva e individual, es sin duda el camino que habrá de seguir la Humanidad para salir de esa terrible desesperanza que señaló recientemente Noam Chomsky en palabras precisas.
Superar la desesperanza es la nueva batalla y en ella Fidel con Cuba tienen otra gran experiencia que ofrecer a la Humanidad. A partir de movimientos como el de Cuba, y tomando en cuenta el estado actual de las luchas, de las organizaciones y de la conciencia rebelde, como en el llamado del Moncada, se ha vuelto necesario plantear en el mundo entero una Revolución realmente nueva. Y si en Cuba encontramos logros increíbles alcanzados en la lucha por una independencia, un socialismo, una democracia y una libertad de veras, y vemos que en ella hay aún serias limitaciones a superar, en ella encontramos también lo más avanzado que en la organización del trabajo y la vida ha alcanzado la Humanidad. Cualquier intento por salir de la desesperanza necesitará más pronto de lo que nos imaginamos tomar en cuenta las aportaciones de Cuba para la organización de otro mundo posible Y al hacerlo encontrará confirmada la aportación de Cuba a una nueva revolución democrática y socialista, leyendo la sentencia que se dictó contra los intentos conspirativos de un grupo que bajo los auspicios de la URSS pretendió organizar un Estado y un Partido como los que –en su largo ocaso—la URSS implantó en los países satélites y en su propia tierra.
Abordar el problema en relación al debate que se da sobre la democracia directa y la representativa, y de la Revolución social en que los pueblos se organicen en formas puramente horizontales, es fundamental para advertir el sentido que Fidel ha dado a una y otra posición en el curso de sus palabras y sus juicios.
Entre los problemas que plantea la alternativa uno es el que se refiere a las limitaciones y contradicciones internas de los propios partidos y organizaciones comunistas, socialistas, populares y de liberación nacional o regional. Es cierto que el control de los gobiernos por los pueblos es la solución fundamental pero que su organización debe hacerse, a sabiendas –entre otras fuentes—de lo que le dijo Fidel en Chile a una inmensa multitud, cada vez más presionada por los agentes provocadores de la CIA, por los “maoístas”, ya infiltrados de arriba abajo, y por organizaciones supuestamente más radicales que la Unidad Popular encabezada por el Presidente Allende. Cuando Fidel, tras un emocionante discurso en la Plaza Municipal de Santiago, ya tenía ganada a la multitud y levantando la mano y la voz le preguntó animoso: “¿Ustedes creen que el pueblo se equivoca?” y el pueblo le contestó con un clamoroso ¡NOOOOOO! Fidel le contestó a toda voz, como si estuviera conversando: “Pues fíjense que sí”. A lo que sucedió una inmensa risa solidaria contra los provocadores del golpe, y en apoyo a Fidel y la Unidad Popular.
Tiene razón Marta Harnecker cuando en su América Latina y el socialismo del siglo XXI a diferencia de lo ocurrido en el XX afirma que “debe ser la propia gente la que defina y fije las prioridades”, la que controle eficiencia y honestidad de un trabajo “no alienado” y de cualquier vicio burocrático, administrativista, centralista y autoritario. Ella misma hace ver que no estamos contra la democracia representativa sino contra la que no es representativa de los trabajadores y las comunidades. Marta Harnecker recuerda que Marx plantea que hay que descentralizar todo lo que se pueda descentralizar, y sostiene con razón que el estado que tiene fines sociales lejos de debilitarse se fortalece con la descentralización. Hoy, en México, el zapatismo por su lado ha realizado el máximo empeño para que los pueblos y comunidades aprendan a gobernar y para que el estado del pueblo se integre de tal modo al pueblo que ya no se pueda hablar del estado sin referirse al pueblo, y a las comunidades, no sólo organizadas en formas coordinadas y jerárquicas, sino en redes de resistencia, cooperación y “compartición”, que dominen las artes y las ciencias así como el saber popular, y que a la cultura general del aprender a aprender y a informarse añadan conocimientos especializados, que puedan cambiar si lo quieren a lo largo de la vida. Por su parte ese gran pensador que fue el comandante bolivariano Hugo Chávez hizo particular énfasis en que “sin la participación de fuerzas locales, sin una organización de las fuerzas desde abajo, de los campesinos y los trabajadores por ellos mismos, es imposible el construir una nueva vida”. La Venezuela del Presidente Nicolás Maduro hizo realidad ese objetivo, al organizar sus fuerzas desde abajo, dispuestas a dar la vida para defender su independencia, su libertad y su proyecto socialista…Por eso precisamente la oligarquía y el Pentágono, no pudieron realizar el “golpe blando” que tanto prepararon en todos los terrenos contra el pequeño pueblo del Caribe, rico en petróleo…
En el párrafo citado, Chávez recuerda que el proyecto del control del poder por las comunidades, fue el de los soviets con que Lenin quiso estructurar el estado de los trabajadores y las comunidades de la Unión Soviética, y añadió con razón que con el tiempo, la URSS “se convirtió en una república soviética sólo de nombre” y, ahora, hasta el nombre se ha quitado.
Si tras esta exploración del cuerpo político y revolucionario del siglo XXI volvemos a las lecciones de Fidel, recordamos aquélla, entre muchas, más con que queremos dar término a este breve recuento. En el juicio a Escalante y a propósito de las intromisiones de la Unión Soviética -que en tantos otros casos apoyó a Cuba, pero que no por su solidaridad tenía derecho alguno de patrono-, el pensamiento de Fidel, del Fiscal, del Partido, y de Cuba Revolucionaria precisó claramente lo que la Revolución en esa Isla es dentro de la historia universal y por lo que puede contribuir tanto --con sus experiencias—a la historia universal.
Con el juicio a Escalante y su grupo se derrotó deliberadamente la intención de hacer de Cuba un satélite de la URSS. La sentencia del Fiscal expresó todas las lecciones de Fidel al rechazar las falsas acusaciones de Escalante y su “grupo de conspiradores” que se habían vuelto agentes de la Gran Potencia. El Fiscal, en su sentencia, negó terminantemente la falsa acusación de los conjurados contra el gobierno cubano de que estaba persiguiendo a los miembros del antiguo Partido Comunista, antes llamado Partido Socialista Popular, y afirmó que no sólo gozaban éstos de todo respeto sino que se les consideraba como miembros activos de la Revolución. El Fiscal denunció calumnias miserables, como que había un frente antisoviético y tachó de serviles a quienes lanzaban tales infundios. Y lo más importante, se expresó en un párrafo en que se advierte que las lecciones de Fidel ya se habían vuelto lecciones de colectividades, Ese párrafo decía “Lo que no nos perdonan estos enanos es ser capaces de pensar y actuar independientemente, al apartarnos de los clisés de los manuales, lo que no nos perdonan es la fe en la capacidad de nuestro pueblo para seguir su camino, la decisión de dar nuestro aporte a la causa revolucionaria.” Y añadía: “Nadie puede endilgarnos el calificativo de satélites y por eso se nos respeta en el mundo. Y ésta nuestra práctica revolucionaria, es una actuación conforme al marxismo—leninismo, a la esencia del marxismo-leninismo”, una esencia que concretamente deriva de la acción y la reflexión del pensar y el hacer revolucionario en el acá y el ahora y no en el antes y el allá.
Si la situación crítica del mundo y de sus alternativas ha sembrado la desesperanza, hay grandes experiencias para la organización de la libertad, de la vida y el trabajo en otro mundo posible y necesario. Entre ellas destaca la Cuba marxista y martiana.
Podríamos detenernos en muchas otras lecciones fundacionales, precisarlas y ampliarlas, pero en la imposibilidad de incluir su inmenso número y de analizar con detalle las formas de actuar a que las lecciones conducen, voy a destacar algunas más, relacionadas con las motivaciones y acciones conducentes al logro de las metas revolucionarias.
Fidel –en sus reflexiones y acciones- plantea una lucha, una construcción y, una guerra integral que incluye los problemas empresariales, militares, políticos, ideológicos y culturales, así como los de la comunicación y la información. Aquí las lecciones adquieren un carácter de tal modo colectivo que sólo se pueden expresar como obra de la Revolución y de las crecientes avanzadas de un pueblo que venía del “Estado del Mercado Colonial” y del “Complejo empresarial-militar-político y mediático” y que así como lo dejaron, con la cultura que lo dejaron, con la moral que en a muchos de sus miembros enajenados dejaron --a muchos de sus miembros enajenados--, con el analfabetismo integral que a tantos de ellos la opresión les impuso, y, eso sí y también con numerosísimos contingentes de admirable resistencia moral, intelectual y colectiva, que entre todas esas desigualdades, frenos y también virtudes innegables, inició la marcha de la emancipación y aprendió, con las juventudes revolucionarias, a aprender mucho de lo que su memoria y saber ignoraban, y que él y las juventudes fueron haciendo suyo.
La construcción del nuevo poder se inició al mismo tiempo en el estado, en el sistema político, en la sociedad, en la defensa integral, en la cultura y la economía, en la información y la comunicación, el arte y la fiesta. Adentrarse en ella puede empezar por la construcción y la transición a un estado del poder del pueblo. En ese terreno Ricardo Alarcón de Quesada ha escrito –con toda experiencia- un libro sobre Cuba y su lucha por la democracia. En ese y muchos otros escritos puede verse que al objetivo de la democracia como poder (Kratia) del pueblo (Demos) en un Estado-Nación corresponde necesariamente a una variante historia de la lucha de clases y por la independencia. Entre las variaciones más profundas de esa historia se encuentra el “Período Especial” tras la disolución del bloque socialista, y el que hoy vive Cuba con el paulatino cese del Bloqueo a que la sometió Estados Unidos.
Hoy, más que nunca, la principal defensa del proceso revolucionario cubano consistirá en la atención creciente a la democracia integral, y en ella a la organización permanente del diálogo y la interacción entre sus miembros, como tarea prioritaria. Nuevamente, la democracia de todo el pueblo será el arma más poderosa con que cuente Cuba. ¡Vencerá! ¡Venceremos!

Pablo González Casanova. Ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

lunes, noviembre 28, 2016

Fidel



Documental de la realizadora Estela Bravo. Inicia con imágenes, inéditas en aquel entonces, de Fidel nadando en una playa con parte de su escolta personal.

Hasta siempre Comandante



Con motivo del fallecimiento del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz

La Revolución Portuguesa: "El 25 de noviembre de 1975 es el fin de la crisis revolucionaria”



La Revolución Portuguesa: "El 25 de noviembre de 1975 es el fin de la crisis revolucionaria”
Segunda parte de la entrevista con Miguel Ángel Pérez Suárez, investigador de la Universidad Nova de Lisboa especializado en historia del movimiento obrero portugués entre 1974 y 1980.

¿Cómo fue la continuidad del proceso revolucionario y cómo influye la evolución de la situación interna del Ejército?
Básicamente hay una sucesión de crisis y profundización de las tensiones en el Ejército, que se expresa en el ascenso y caída de seis gobiernos provisionales.
Esta situación de movilización social permanente va a estar de hecho en el origen de toda una sucesión de crisis políticas que se desarrollan hasta marzo del 75 y en noviembre del 75 hay un pronunciamiento militar que es una especie de autogolpe. En julio del 74 hay una propuesta que viene del general Spínola que es para reforzar los poderes del presidente y retrasar las elecciones legislativas, esta propuesta que es rechazada por el MFA, implícitamente conllevaba la disolución del MFA y la vuelta a los cuarteles. La propuesta es defendida por el primer ministro del primer gobierno provisional y cuando es rechazada presenta la dimisión y es la primera crisis de gobierno, pos 25 de abril. También en el medio de estas crisis políticas está la cuestión de la autodeterminación o la independencia inmediata de las colonias africanas, con una polémica entre Spínola y el MFA que se cierra en el verano cuando aquel reconoce el principio de la independencia inmediata de las colonias. El 28 de septiembe, se produce una nueva crisis política, los partidarios civiles de Spínola organizan una manifestación de apoyo y eso provoca una movilización del movimiento obrero y de la izquierda que colocan barricadas en la entrada de la capital. Es un movimiento de masas verdadero que provoca la intervención del MFA que sustituye a los civiles en las barricadas y la manifestación no llega a realizarse. Spínola dimite y asume el gral. Costa Gomes. Hay una nueva reconfiguración gubernamental por lo tanto en transición es el tercer gobierno provisional, tres gobiernos en seis meses. Toda esta sucesión de acontecimientos políticos provoca en la burguesía portuguesa un movimiento de pánico que les lleva a apoyar verdaderas aventuras derechistas y está en la base de un movimiento de fuga de patrones al extranjero. Es por lo tanto el inicio del movimiento de ocupación de empresas que se va a desarrollar a fines del 74 principios del 75. Una última crisis política importante dentro de este primer período es el golpe militar del 11 de marzo del 75.
Estas crisis políticas se dan en el marco de la movilización social...
Sí, esto se produce también en un ambiente de crisis social, aumento del desempleo, ocupaciones de empresas y es un golpe dirigido por Spínola que está muy mal organizado y fracasa en pocas horas. Spínola era un “De Gaulle” un tipo conservador, siempre con bastón de general, quería una vuelta al orden social, un régimen político más conservador presidencialista y eliminar el principio de insubordinación dentro de las FFAA y el fracaso de este golpe va a dar un empujón decisivo a la izquierda del MFA. El MFA realiza una asamblea la misma noche del 11 de marzo en la que se votan medidas que son en sí mismas profundamente revolucionarias. Se extingue la Junta de Salvación Nacional que es reemplazada por un Consejo de la Revolución. El MFA declara que la revolución portuguesa es una revolución socialista, y enfrentados de hecho a la situación de la ocupación de los bancos por los trabajadores por iniciativa del sindicato, se decide la nacionalización de la banca privada y la formación de un nuevo gobierno provisional, que va a ser el cuarto. Es un gobierno muy interesante porque la izquierda está reforzada e incluso entran intelectuales de formación marxista muchas veces a la izquierda del PC. No hay números excesivamente claros, el MFA en las cartas abiertas que hace antes del 25 de abril agrupa aproximadamente mil oficiales, pero era un tercio del total como mínimo y tenía influencia en la mayoría del Ejército.
¿Qué medidas toma este nuevo gobierno provisional?
Este cuarto gobierno provisional va a tomar medidas muy importantes durante su mandato como es la ley de reforma agraria y la nacionalización de los sectores básicos de la economía portuguesa, cuando hablamos de nacionalizaciones siempre son empresas portuguesas, el capital internacional nunca va a ser tocado por las nacionalizaciones.
El 25 de abril del año 75 se celebran las elecciones para la asamblea constituyente que había sido compromiso del MFA el año anterior. Son unas elecciones con participación masiva, 93% del censo y dan la victoria al Partido Socialista, que gana con el 38% de los votos y es el único partido que tiene una representación verdaderamente nacional. El segundo partido en el Partido Popular democrático, que tiene un 26% de los votos, tiene muy buenos resultados en el centro y norte de Portugal pero es un partido marginal en el sur del país y una cosa parecida le ocurre al PC, que tiene un 12,5% de los votos, tiene buenas votaciones en Lisboa y el sur del país, pero en el norte y en el centro es un partido marginal con alrededor del 3 al 5% a nivel global en esas zonas. Hay otros tres partidos que obtienen representación parlamentaria, otro partido de derecha CDS tiene aproximadamente un 7% de los votos, el MDP un 4% y un pequeño partido maoísta consigue un diputado en Lisboa. Aparte de todo esto, hay un 7% de votos en blanco que es la opción que había defendido el MFA para los portugueses que no tuviesen las ideas claras. Es un porcentaje significativo que conviene tener en cuenta.
¿Cuál es el significado o la importancia que tiene esta votación?
En base a esta votación popular que se va a construir un movimiento o “campo político” (habría que buscar un concepto más adecuado), que defiende un modelo “democrático occidental” que va a estar apoyado por la dirección socialdemócrata, por los otros partidos más a la derecha, la Iglesia Católica, que representa básicamente a capas medias tanto del campo como de la ciudad y que es un campo político y social que va a surgir en oposición a otro campo revolucionario, protagonizado socialmente por la clase obrera industrial y el proletariado agrícola del sur y tiene como representantes políticos al PC y a otros partidos de la izquierda revolucionaria. Es a partir de este momento cuando se empieza a movilizar un campo social democrático pero no revolucionario. Hay una figura que va a polarizar la lucha política en este verano/otoño del 75 que es Vasco Gonçalves, es un militar claramente influenciado por el PC, no declarado públicamente, pero los partidos más a la derecha lo identifican como de la línea política del Partido Comunista. Hay dos luchas obreras importantes en este período que van a polarizar el ambiente político: la ocupación de la emisora de radio católica Radio Renascença, por los trabajadores y de un diario que era dirigido por un militante socialista el diario República. Ambos son ocupados y entran en autogestión y los ministros socialistas en protesta por la ocupación abandonan el gobierno en julio de 1975 y son seguidos por el PPD. Esto en medio de una contestación de calle muy importante al curso revolucionario del proceso por parte del PS y la derecha.
¿En este contexto, continúa la crisis política?
A principios de agosto surge el quinto gobierno provisional que va a ser encabezado por Vasco Gonçalvez cada vez con mayor crítica y mayor apoyo al mismo tiempo. A mediados de agosto hay una sucesión de manifestaciones de masas sobre todo a favor del quinto gobierno. Es un gobierno muy débil, no cuenta con la presencia oficial de partidos políticos y su principal apoyo partidario que es el PC es de alguna forma retirado en el momento de su fundación con la publicación de un documento del CC del partido que reconoce la existencia de una crisis del proceso revolucionario y la necesidad de construir una base social de apoyo más amplia, reconociendo implícitamente que este quinto gobierno no es la solución a la crisis.
En este cuadro, en agosto del 75 se convoca en Lisboa a sucesivas manifestaciones a favor y en contra del gobierno y hay un momento clave, prácticamente de poder en la calle, probablemente el momento en que el péndulo gira definitivamente hacia la derecha. Durante el mes de agosto surge en el seno del MFA una corriente de izquierda moderada, se la llama así pero hay que reconocer que tenía posiciones realmente de izquierdas, que contesta la figura de Vasco y plantea la necesidad de reconstituir una base de apoyo más sólida para el proceso. Finalmente a fines de agosto hay una asamblea del MFA que desautoriza al Vasco y este presenta la dimisión en el mes de septiembre se va a formar un gobierno provisional Pinheiro de Azevedo en el que se reconfigura una coalición de partidos acorde con la representación de los mismos en las elecciones de abril, más peso de los militares más moderados, el PS y el PPD que vuelven al gobierno. El PC se mantiene en la coalición con un ministro, pero en las semanas siguientes va a estar en la cabeza de una movilización contra el gobierno, que es una movilización de masas. Se producen dos movimientos importantes, surge una organización clasista de los soldados que se llama Soldados Unidos Vencerán, que defiende la formación de un doble poder en los cuarteles y por otro lado hay grandes conflictos sindicales protagonizados por el Partido Comunista. Hay una huelga del metal en octubre y una gran huelga de la construcción en noviembre, que termina que una gran concentración en Lisboa que retiene a los diputados durante más de un día dentro del parlamento.
Estos conflictos sociales, en este cuadro de movilización permanente, en la calle, de surgimiento de una organización autónoma de soldados que defiende el fin de la jerarquía tradicional en el seno del Ejército, una serie de regimientos que se sitúan en la extrema izquierda del ejército caen en una provocación el 25 de noviembre del 75. Básicamente entran en amotinamiento y eso es el pretexto para que los sectores conservadores del ejército se lancen a un golpe contra ellos y en pocas horas descabecen a la extrema izquierda militar. Ese día varios regimientos de extrema izquierda son atacados por fuerzas conservadoras y se declara el estado de sitio en la región de Lisboa, hay una tentativa de movilización popular a favor del golpe por parte de algún sector del PC pero hay un compromiso supuestamente no escrito entre la dirección del PC y la derecha del MFA para cerrar el proceso y mantener el PC legal dentro del marco constitucional que surgirá después.
El 25 de noviembre de 1975 es el fin de la crisis revolucionaria. Lo que va a quedar es un movimiento social muy grande y organizado pero que le va a faltar un apoyo armado que era la izquierda del MFA y Portugal va a vivir en los próximos años un proceso de agitación social profundo pero dentro de un cuadro no revolucionario, simplificando un poco. Una cosa significativa es que el PC llega al final sin crisis internas. La figura de Cunhal que es un dirigente con un prestigio enorme es fundamental para que en medio de este proceso no haya habido crisis o rupturas y se haya mantenido la línea que era definida en particular por el secretario general.
¿Cómo es que se impone el reflujo del proceso?
La derrota se produce por “salamización” que es un término que utilizamos los historiadores en Portugal para describir la política de dividir y anular, cortar en rodajas como un salame los diferentes sectores de la sociedad, en el caso de la creación de la dictadura el salazarismo hizo eso con la derecha, cortando lo que no le interesaba y comiéndose lo que le interesa. Acá hay algunas derrotas parciales importantes como la contra-reforma agraria en el 77 que va a estar en la base de la devolución de las tierras a sus antiguos propietarios y también una devolución de las empresas autogestionadas a los antiguos patrones. Además topes salariales que imponen en 1977, 1978 y 1979 salarios muy debajo del mínimo, aumentos muy por debajo de la inflación real. Esto provoca lucha y hay una represión a nivel empresas muy fuerte. Ya en los años 80 el Estado se va a desentender de la situación financiera de las empresas estatales, lo que va a llevar a falta de pago de salarios, proceso de lucha, como hay procesos a nivel particular o local y no contestación global contundente, en fin el proceso de derrota se prolonga en los años 80 con fenómenos nuevos, se va a dividir el movimiento sindical en el año 78, la central sindical nueva UGT va a dividir al movimiento obrero con políticas muy pro patronales y a final de los años 80 ya son las derrotas definitivas de los batallones fundamentales del proletariado, química, siderúrgica, celulosa y cuando las empresas son definitivamente privatizadas ya lo son en una dimensión muy pequeña.
¿Cómo se ve hoy en Portugal esa experiencia y qué balances hizo la izquierda?
Se recuerda como un momento explosivo, bonito y alegre, se habló de primavera portuguesa, el Partido Comunista sí tiene análisis profundos tanto de la época como posteriores: dos textos de Cunhal, un libro publicado en el 99 por el 25° aniversario de la revolución, con un balance no muy autocrítico pero sí crítico del proceso revolucionario, aunque siempre dentro de una línea frente populista y en ese libro habla de un acuerdo tácito entre la dirección del PC y la “derecha” del MFA, la primera vez que se reconoce de forma pública y hoy día sabemos que no fue tácito, que hubo reuniones cara a cara, porque el 25 de noviembre había una tendencia al levantamiento de regimientos influenciados por el PC y convocatoria a huelga general de sindicatos influenciados por el PC. Un caso famoso es el de obreros de la construcción que bloquean los cuarteles con hormigoneras. Todo eso es frenado por la dirección del PC. En la extrema izquierda después del 25 de noviembre hay un proceso interesante que básicamente refuerza a la UDP (pro albaneses) que después del PC es la que más crece. Va a ser el gran partido de la extrema izquierda en la década siguiente. El trotskismo existente en Portugal durante el proceso son grupos muy pequeños en comparación sobre todo con los otros grupos de la extrema izquierda y a partir de los año 80 entra en un proceso sobre todo la corriente mandelista tiene algunos buenos resultados electorales, está por conseguir diputados por sí misma pero lo hace en una dinámica externa al movimiento obrero, en un contexto en que este está muy vaciado, el mandelismo lanza movimientos de todo tipo, estudiantil, ambiental, mujeres, y creo una base social diferente, nueva, pero no proletaria.

Juan Dal Maso
juandalmaso@gmail.com

"Esta explosión social no va a tener fin"



Primera parte de la entrevista con Miguel Ángel Pérez Suárez, investigador de la Universidad Nova de Lisboa especializado en la historia del movimiento obrero portugués entre 1974 y 1980.

Contanos el proceso en líneas generales
Antes que nada deberíamos hablar de la dictadura portuguesa y la importancia que tiene el conflicto de las colonias africanas. Portugal venía de una dictadura larga que había sido implantada en 1926 y tiene una evolución hacia los sistemas fascistas europeos. Obviamente a lo largo de tanto tiempo sufre muchas variaciones y cuando llega al final es difícilmente identificable como fascista pero tiene matriz fascista y represiva. Las víctimas de la dictadura no son numéricamente muchas, pero Salazar crea un sistema represivo altamente eficaz que evita la participación de la movilización social de raíz y los pocos que se movilizan son reprimidos. Por otro lado, hay un alto grado de consenso que se rompe en los años ’60. Va surgiendo una sociedad cada vez más parecida al Occidente de Europa, con otras pretensiones y prioridades. Y es en los años ’60 que estalla la “guerra colonial”, que en África se llama de “liberación nacional” y la derecha portuguesa la nombra como “guerra de ultramar”. Este tema de la guerra es el que destruye totalmente los consensos de la dictadura en las clases medias, ya que la movilización para la guerra de toda la juventud deshace la base de apoyo social que tenía la dictadura. La guerra supone para la juventud de clase media portuguesa un servicio militar de cuatro años, con por lo menos dos de servicio activo en África, con todo lo que ello implica en la vida familiar. Esto va a generar todo un movimiento de sectores refractarios, porque básicamente la familia portuguesa pasa a tener motivos para estar contra el gobierno. La guerra colonial radicaliza al movimiento estudiantil, que es muy dinámico hacia la caída de la dictadura, el 24 de abril de 1974. Por otro lado, otra cosa importante de la guerra colonial es que Portugal no tiene medios para vencer ni capacidad militar ya que es un ejército regular luchando contra fuerzas guerrilleras en territorio hostil, lo que también coloca las finanzas del Estado en una situación crítica antes de la revolución. El gasto militar representa el 46 o 47% del presupuesto del Estado. En septiembre de 1973 hay una asamblea clandestina de oficiales de baja graduación que se reúne por motivos corporativos pero que en una serie de reuniones sucesivas toma conciencia política, llega a la conclusión de que la guerra colonial tiene que tener una solución política y que para que haya una solución política tiene que caer la dictadura, y en febrero de 1974 toma la decisión de hacer un golpe militar para tirar al gobierno. El golpe se realiza el 25 de abril aunque hay una tentativa fallida en marzo y es recibido con un entusiasmo popular desbordante que se va a transformar rápidamente en una explosión social del norte al sur de Portugal. El 1 de mayo del 74 se organizan manifestaciones para festejar el día del trabajo, que son tremendamente masivas y que suponen un plebiscito al golpe de Estado y reflejan el apoyo que tiene el nuevo régimen. A partir del golpe del 25 de abril institucionalmente el principal depositario del poder es el MFA que crea una junta de salvación nacional compuesta por 6 generales, esta junta nombra un gobierno provisional civil y existe desde este momento el pleno ejercicio de las libertades civiles y democráticas y el compromiso de construir un régimen democrático con la promesa de celebrar elecciones libres en el plazo de un año. El gobierno provisional tiene representantes de los partidos de la oposición y de otros sectores, liberales, pero en particular, el PC, PS y MDP que es un frente de fuerzas de oposición que viene de la época de la dictadura. Este gobierno se forma a mediados de mayo y una de las primeras medidas es una ley constitucional que crea las bases de un Estado social en Portugal, con educación pública, seguridad social, servicio de salud pública y crea un salario mínimo nacional que en la práctica supone un aumento salarial para más de la mitad de la población activa.
¿Cómo es la participación de la clase trabajadora en todo este proceso?
Esta ley de bases del Estado social, ya se promulga en medio de una oleada de huelgas sin precedentes en Portugal, es una oleada de huelgas muy vasta, empieza en Lisboa, se extiende a toda la capital y llega a todos los puntos industriales significativos del país. Son huelgas son en primer lugar reivindicativas. Se exigen mejores salarios y condiciones de trabajo, pero hay reivindicaciones políticas importantes, en aproximadamente un tercio de ellas se exige el “saneamiento” de los cuadros y empresarios más represivos y más identificados con la dictadura. A nivel organizativo, surge de estas huelgas, que son huelgas a nivel de empresas, una red muy extensa de Comisiones de Trabajadores electas en asambleas, que es una realidad muy magmática que es muy difícil de cuantificar pero que podrá haber sido de tres a cuatro mil comisiones de este tipo, posiblemente agrupando a la gran mayoría de la población activa asalariada. Este aspecto es importante porque existía un aparato sindical corporativo creado por la dictadura dentro del cual la oposición y en particular el PC habían hecho trabajo y habían conquistado la dirección de algunos sindicatos corporativos. De estos sindicatos ya en 1974 se había creado una coordinadora que después el 25 de abril aparece legalmente y encabeza la conquista del aparato sindical corporativo en su conjunto.
¿Cómo funcionaban estas comisiones de trabajadores?
Normalmente lo que ocurría en las empresas es que los trabajadores que tenían ideas de izquierdas organizan asambleas en las que se vota un cuaderno de reclamos y se elige una comisión representativa. Esto ocurría masivamente después del 25 de abril, se hacen asambleas y se votan comisiones provisionales. Se presentan los cuadernos reivindicativos a la patronal si acepta no hay huelga si no, hay huelga, en general los conflictos son cortos y terminan en victorias, con los cuadernos reivindicativos aceptados casi íntegramente.
¿Surgen otros movimientos populares?
Al lado de todas las huelgas surgen otros movimientos populares y sociales importantísimos en las áreas urbanas y en particular Lisboa y Oporto, empiezan a surgir comisiones de vecinos, que se enfrentan a los problemas de todo tipo que había en los barrios humildes de las ciudades. El de los vecinos es un movimiento que es muy importante porque va a ir a formas de acción directa enfrentando problemas muy graves de los barrios menos ricos de las grandes ciudades, falta de servicios sociales, falta de espacios de ocio y socialización, y van a asumir formas de lucha muy importantes.
También a partir del movimiento huelguista de la industria, este movimiento se proyecta a los campos de latifundios del sur de Portugal, que desata un proceso muy importante de movilización social que en junio/julio ocupa los principales latifundios del país. Una idea importante es que esta explosión social no va a tener fin. La guerra social acaba de empezar y se mantiene más o menos en avance hasta el final del proceso en otoño del 75.
¿Qué nivel de poder social y político lograron las comisiones y qué política tenían las organizaciones de izquierda?
Las comisiones de trabajadores, de vecinos (moradores) y otros órganos en el campo a otros niveles en mi opinión configuran lo que son órganos de dualidad de poderes. El gran problema en particular de las comisiones de trabajadores es que nunca se van a centralizar ni unificar y esto está totalmente relacionado con la línea política del PC que es el partido hegemónico del movimiento. El PC tiene una línea de tradición stalinista de dividir la revolución en dos fases y la no asunción de tareas socialistas en esta fase de la revolución. Como yo creo que la cuestión del partido es fundamental, este aborto del doble poder se debe a la falta de una línea de dirección política revolucionara. Es significativo que a nivel de la comisiones de vecinos rápidamente se alcancen niveles de organización a escala regional y nacional. Era un movimiento un poco más independiente del PC y no era movimiento obrero que era la parte más esencial del PC. Esto ocurre en las organizaciones de vecinos, mientras que en las de trabajadores hay una primera coordinación a finales de 1974 la comisión inter-empresas es una coordinadora hegemonizada por la izquierda revolucionaria: UDP, PC(R), la generalidad de los grupos de extrema izquierda, MES, PRP que eran partidos con implantación obrera, un partido maoísta MRPP, que si no la apoya explícitamente tiene militantes que participan en esta iniciativa, que consigue organizar una movilización de masas en febrero de 1975. Esta coordinadora se extingue por sí misma y ya en verano del 75 hay una coordinadora que se llama Cinturón Industrial de Lisboa que es organizada por el PC y que es lo que ahora sigue existiendo como sigla de la coordinadora de CT.
¿Cuáles son los elementos que permiten analizar estas comisiones como experiencias de dualidad de poderes?
La cuestión de si son órganos de doble poder o no, no es sencilla y es lo que comentaba antes, yo creo que para que haya un doble poder revolucionario tiene que haber un partido revolucionario no dando la línea de una forma autoritaria pero que establezca un diálogo con el movimiento de una forma global y que consiga que la línea revolucionaria sea de todo el movimiento. En la medida en que el PC no cumple este papel, este proceso de constitución de un doble poder aborta. Sí es verdad que durante el proceso revolucionario, sectores de la izquierda militar y algunos grupos de las izquierdas revolucionarias asimilan estas experiencias a un poder soviético o formas de doble poder e incluso en el seno del ejército surge una corriente de izquierda revolucionaria que se identifica con el Gral. Otelo Saraiva de Carvalho y llega a plantear en el verano del 75 una estructura de democracia directa y poder popular que se basa en estas comisiones. Esto es en agosto del ’75 pero son proyectos hechos desde arriba, burocráticos y no pasan del papel salvo una excepciones como la de Setúbal una ciudad industrial al sur de Lisboa, muy importante, donde las comisiones de vecinos y de trabajadores se coordinan de forma temprana y donde la izquierda más de izquierda tiene un papel muy influyente. Es importante porque en la ciudad de Setúbal hay varios fenómenos interesantes, la existencia de estas coordinadoras juntas, un periódico regional en autogestión y que se hace la voz del poder popular en la ciudad y retrospectivamente hay que señalar que en el año 76 cuando vienen las elecciones presidenciales y Otelo es candidato es el más votado en el distrito de Setubal, llega al 42% de los votos. Esta corriente de la izquierda militar se escinde en el verano del 75, surgen varias tendencias, una moderada que es el grupo de los 9, la de Vasco Goncalves próximo al PC y una más de “ultra izquierda” que es la que encabeza un poco Otelo y se identifica con grupos de extrema izquierda, en particular con un grupo guevarista PRP, un grupo pequeño pero que tiene alguna implantación obrera, sin dejar de ser un grupo pequeño en ningún momento.
También se dieron ocupaciones de fábricas, contanos un poco sobre eso....
La forma de lucha ocupación del lugar de trabajo aparece desde los primeros conflictos que ocurren desde el 25 de abril pero son ocupaciones como forma de lucha. La autogestión se empieza a multiplicar en otoño del 74 y responde a la amenazas directa de desempleo, falta de pago de salarios y la huida de patrones a España, Brasil u otros países. No hay un número acabado, pero se calcula que hay de 800 a 900 empresas en autogestión del ’74 al ’75, con situación legalizada ante el estado. Al lado de estas empresas hay unas 300 que son intervenidas por el Estado, con una norma legal que le permite cesar las comisiones administrativas de empresas privada y poner gestores del estado. Las autogestionadas en general son pequeñas empresas y las intervenidas son empresas estratégicas, con dimensión mediana o grande y que van a ocupar en la economía portuguesa el lugar de grandes empresas: una cadena de supermercados, empresas de construcción, el corcho, que tienen un significado económico por una cosa u otra, emplean muchos trabajadores o influyen en el ingreso de divisas. Al lado de esta realidad todo el sector financiero y sector industrial básico y transportes nacionalizados y dinámicas de participación de los trabajadores muy radicales dentro de las empresas. Sobre la autogestión, el proceso entrará en una inversión en los años finales de la década de los 70 en un contexto político de austeridad y de intervención del FMI en la economía portuguesa, en el 77 empieza la austeridad y la intervención del FMI en el 78.

Juan Dal Maso
juandalmaso@gmail.com