domingo, mayo 21, 2006

AGUSTÍN TOSCO : EJEMPLO DE DIRIGENTE SINDICAL CLASISTA Y REVOLUCIONARIO.


Agustín José Tosco nació un 22 de mayo de 1930 en la localidad de Coronel Moldes, 80 km. al Sur de Río Cuarto, provincia de Córdoba.

"Nací en el sur de Córdoba en el año 1930. Mis padres eran campesinos y yo trabajé junto a ellos, desde chico, una parcela de tierra. Después de cursar el colegio primario, me trasladé a la ciudad e ingresé como internado a una escuela de Artes y Oficios. Allí se discutía mucho y ese diálogo permanente me incitaba a profundizar la lectura. Siempre me gustó leer. En mi propia casa con piso de tierra y sin luz eléctrica; me había construido una pequeña biblioteca, precaria pero accesible. De adolescente solía preferir a Ingenieros; aunque positivista, enseñaba cosas. Cuando a los 17 años salí a buscar una nueva ocupación, recibí enseñanzas de otra índole: me aceptaban como aprendiz y entonces no me pagaban o me pagaban poco.
Corría la liebre. Tan solo al cumplir la mayoría de edad conseguí incorporarme a Luz y Fuerza como ayudante electricista en el taller electromecánico, donde ahora soy técnico especializado. Por aquella época ya había adquirido conciencia de los conflictos sociales, y había decidido también tomar partido por mi clase. A los 19 años fui elegido subdelegado, a los 20 ascendí a delegado. Mientras tanto, Perón subía al poder y yo miraba con simpatía al movimiento que levantaba un eslogan contra Braden."

Podríamos agregar que donde cursó, en calidad de interno, el ciclo básico industrial, Escuela de Trabajo Presidente Roca, fue elegido presidente del Centro de Alumnos y cuando es designado para hablar en el cierre del ciclo ataca el sistema que se lleva adelante en la escuela, se niega a recibir el diploma de parte del director y es ovacionado por sus compañeros.

-¿Qué objetivos persigue como dirigente y como hombre?
"-Hago lo que hago porque quiero a la justicia. Si bien yo nací en una familia de pequeños propietarios y no he experimentado la injusticia que sufre tanta gente, tantos trabajadores, sé que no sólo lucha contra ella quien la padece, sino también quien la comprende. Claro que la represión la hemos sufrido nosotros también. Pero lo fundamental es que todos los que tenemos un concepto de justicia y equidad, debemos luchar para construir una nueva sociedad que permita al hombre salir de la enajenación a que lo conduce este sistema que afecta hasta el derecho de vivir. La mortalidad infantil, el analfabetismo, la deficiencia sanitaria, la falta de vivienda son parte de este sistema injusto.
-¿Cómo llegó a estas convicciones? ¿Estudiando?
-Sí, a través de la lectura. Yo estudié en la escuela primaria y luego hice un curso de cuatro años en una escuela técnica. Más tarde, tres años en la Universidad Tecnológica, donde me recibí de electrotécnico. Por lo demás, leí lo que cayó en mis manos: José Ingenieros, fundamentalmente, y también novelas y ensayos sobre los problemas del movimiento obrero.
-¿Es difícil lograr coherencia entre lo que uno piensa y lo que uno hace?
-Es difícil, si más aún en este tipo de sociedad cuando nosotros pretendemos tener una moral que no sea la típica de esta sociedad, nos encontramos permanentemente con esta tabla de valores, que pretende colocar a toda la población bajo su imperativo. Ahora es difícil, pero no imposible. Llevar a la práctica las ideas de uno requiere un esfuerzo, pero mucha gente lo hace."

Intervenidos y reprimidos su sindicato y la CGT Regional, muere en la clandestinidad, producto de una dolorosa enfermedad infecciosa, el 5 de noviembre de 1975.
Su cortejo fúnebre es acompañado en Córdoba por una inmensa multitud nunca antes vista.


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2/5/1930 - 4/11/1975

Agustín, el Gringo, Tosco

Por Juan Carlos Cena y Elena Luz González Bazán, especial para Villa Crespo Digital

El Agustín como lo llamaban algunos de sus compañeros, otros el Gringo, otros, simplemente Tosco, nace poco después de que revienta la bolsa de Wall Street. En nuestro país, el modelo agro exportador estaba en un proceso de agotamiento, y en forma paralela comenzaba un proceso industrializador de productos primarios.

Agustín nace, se cría, y desarrolla parte de personalidad dentro de un marco rural, en Moldes, a 80 kilómetros de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba. La dura realidad social penetraba en su hogar, los pisos de su casa eran de tierra apisonada.

Tosco fue esos hombres que militó la terquedad de la esperanza, un autodidacta, anduvo siempre en la búsqueda de ampliar el conocimiento, como una manera de ser cada más libre, buscó perfeccionarlo a través de la lectura y el estudio, éste, fue uno de las modalidades para ampliar el conocimiento, tanto humanísticos, políticos o técnicos; el otro, fue el de bucear en las aguas profundas de la practica concreta, y combinaba la teoría con esa práctica, en un ejercicio permanente de comprobación.
El otro aspecto de su personalidad, pero que tiene que ver con la integralidad del hombre, fue la de cumplir con los mandatos que le daban sus iguales: los compañeros, la de ser buen trabajador, la de tener una actitud correcta frente al trabajo, ante sus compañeros en la relación social diaria, ser solidario, una de las formas era la de transmitir sin egoísmos el conocimiento acumulado del oficio, cualidad de esa particularidad, que es ignorada en los mundos académicos cuando se trata de la descripción de un trabajador

Una fuerte concepción fue la de obrar siempre en forma colectiva, lo demostraba en los hechos concretos, hablaba y actuaba en plural siempre rodeado de sus pares.
Desarrolló su pensamiento buscando otra realidad para el Movimiento Obrero Argentino, que se centraba en la rotura de las cadenas que lo oprimían.

Tuvo claro que la democracia sindical no pasaba por la hegemonía del dedo, sino por las asambleas de cada sector, cuerpo de delegados o generales únicos órganos soberanos que consolidaban y refrendaban la lucha del movimiento obrero. Nada podía sustituir a las asambleas, ellas eran superiores a los cuerpos directivos.

Fue claro al señalar que el reclamo económico solamente, era una trampa tendida por los explotadores. Este, el patrón, trataba de penetrar con esa concepción, la de pelear solo por el salario y otras reivindicaciones parecidas. Era la ideología del economicismo que se inmiscuía en el seno de las luchas de los trabajadores para desviar el problema central, la lucha de clases en el marco de la lidia por la liberación nacional, para terminar con la explotación del hombre por el hombre.

Acabar, definitivamente, con explotados y explotadores, terminar con los sueños de los explotadores que quieren que los trabajadores trabajen de la cuna a la tumba.

Eso fue lo que intentaron en intentan en la actualidad los dirigentes obreros participacionistas o colaboracionistas, y los llamados burócratas en los tiempos contemporáneos, cuando buscaban y buscan artimañas para que la lucha sólo sea por el salario. Y que además, el Movimiento obrero fuera apolítico, tal como lo pretendían y pretenden las patronales, el Estado y las burocracias entregadas.
Tosco y sus compañeros, expresaban distintas corrientes del pensamiento político local y nacional, tuvieron claro que no se puede introducir ningún partido político en forma preeminente, ni darle un tinte partidario al sindicato. Entre los trabajadores, en el seno de la clase obrera conviven y existen distintas expresiones, identidades, creencias y pensamientos. Por eso sostenían que la política sindical es la forma política más importante y compleja a desarrollar. Tosco nunca confundió el papel del militante de un partido político, con la de un militante gremial, son total y absolutamente diferentes.

Sabía que la elección del delegado era de vital importancia. Era el momento donde se ejercía la democracia obrera en forma directa sin intermediarios. El delegado es la raíz que nutre de savia al sindicato, que viene desde los socavones de la clase trabajadora. Una vez elegido el delegado, pasa a ser la voz de todos, el que transporta las ideas y las palabras de todos, el ya no es más él, él es todos los compañeros que lo eligieron para que lleve la voz del conjunto. Las cualidades debían ser muy sencillas; ser un buen trabajador y un mejor compañero.

Cultura del Trabajo
Uno de los aspectos que debemos rescatar de entre las cenizas que el neoliberalismo destruyó, es la cultura del trabajo.
Tiene que ver con la relación social diaria, permanente, en el lugar de trabajo, en el sindicato, en el barrio, en los clubes de trabajadores. En el lugar de trabajo con la transmisión del oficio, transferencia de las enseñanzas centenarias que vienen de un proceso de acumulación del conocimiento. Labor que le correspondía a los trabajadores mayores, como un mandato no escrito, sin egoísmos de por medio. La transmisión oral de los más grandes a los más jóvenes, de los maestros hacia los aprendices, como en las grandes comunidades antiguas, donde el consejo de ancianos era la fuente de toda sabiduría.

Los trabajadores reconocen a sus maestros en el oficio y el trabajo diario, esta es parte de la esencia de una cultura de la transmisión, de la solidaridad, del compañerismo, de los códigos entre trabajadores, que se verifica en la vida cotidiana del trabajo y en la lucha por sus derechos.
Afirmamos que el neoliberalismo bregó por aniquilar todo lo que tenga que ver con la cultura del trabajo, había que imponer la desindustrialización del país y darle la bienvenida a un país con grandes pizarras, acciones y cotizaciones, más todos los privilegios a los bancos; o sea, el modelo financiero de concentración económica. Para imponer esta desindustrialización había que derrotar y posteriormente liquidar a la clase obrera, física y culturalmente.

DOS TIPOS DE SINDICALISMO
Por otro lado, el Gringo definirá dos tipos de sindicalismo, nudo esencial de un pensamiento que marcará las diferencias y contradicciones entre los dirigentes obreros, los que utilizan a la clase obrera para sus intereses particulares y los que son auténticos representantes.
Estas afirmaciones las realiza en medio de la lucha ideológica y política con el participacionismo que estaban demostrando sobradamente, estas premisas, no sólo por su accionar, sino por los niveles de burocratización y corrupción, enquistados en los sillones, eran favorecidos con todas las prebendas, se habían corrompido. En esto se les iba la vida a los dirigentes burocráticos, en componendas con los grupos y sectores de poder, con las fuerzas armadas dando legitimidad a los golpes de estado.
Por otro lado, y fundamentalmente, el sindicalismo peronista se había transformado en la expresión política del ausente partido justicialista y la expresión contestaría de las masas peronistas. Aquellas habían virado hacia la resistencia, hacia la confrontación y hacia una búsqueda de nuevos dirigentes. Muchos dirigentes luego se burocratizaron, que antes fueron parte de la Resistencia Peronista, mientras unos pelearon por la vuelta de Perón, otros planteaban el peronismo sin Perón.
Por eso el pensamiento de Tosco giraba sobre la trascendencia de esos momentos de lucha del movimiento obrero y los trabajadores, y el carácter de clase que debía adquirir el sindicalismo.

Por esto, la premisa de Tosco, su pensamiento sobre el Sindicalismo de Liberación se asienta sobre tres banderas: la de unidad y lucha, la de justicia social, soberanía política y liberación nacional.
Además de la lucha sindical particular de su sindicato participaba en la confrontación general, en la esfera institucional y política del momento, estaba la disputa clandestina contra la dictadura encabezada por Onganía, autodenominada Revolución Argentina. En esa pelea Tosco plantea un sindicalismo para disputar en todos los espacios, no había que dejar ningún flanco descuidado, depende, afirmaba: "del momento en que se viva, de cómo instrumentar esa lucha, bregar para que sea la clase obrera y el pueblo los que la llevan adelante". Teniendo en claro siempre, que sólo la democracia de bases es la forma y que no puede ser suplantada por otras maneras de funcionamiento, y que es la relación que existe y debe continuar entre dirigentes y las bases, mecanismo y ejercicio que logra la concientización de todos y reafirma su compromiso para la lucha.
Las asambleas que se realizaban, y realizan por sectores, en unidades o sectores de trabajo, estaban acorde con la línea de pensamiento del Gringo, que el recogía de viejas tradiciones obreras, que las recreaba y la plasma en la practica. En la resistencia, en clandestinidad, o en una situación institucional normal, nunca esa democracia de bases, esa relación social y política entre dirigentes y cuerpos de delegados puede ser suplantada por otras formas.

Por eso el Gringo irá conformando un módulo donde confluirían la teoría y la práctica, teoría que se asienta sobre la vida misma, sobre las experiencias, sobre aquellos teóricos a los cuales consulta, nombra y que levanta sin ningún resquemor: ¨yendo a la dialéctica de la historia y como decía el gran Lenin, al avance del proceso revolucionario se intensifica el proceso contrarrevolucionario¨ .

Su planteo antiburocrático, antipatronal, antiimperialista se enmarca en la teoría de la dependencia, por eso la lucha por la liberación nacional y social, por eso la concepción del sindicalismo de liberación, esencial en el proceso de transformación hacia una nueva sociedad.

Cabe una aclaración, en 1970 se publica un trabajo de investigación de los brasileños Theotonio Dos Santos y Enrique Cardozo, ex presidente de Brasil, ambos elaboran la Teoría de la Dependencia. Países centrales y periféricos. Un centro hegemónico y un conglomerado de naciones en nivel de dependencia, económica, social, políticamente hablando.

Por tal razón, la consigna del sindicalismo para la liberación nacional que emanaba del pensamiento del Gringo Tosco, se ratifica en esa investigación y se llena de contenido. La doctrina sindical tosquiana la hace suya, levanta las banderas de justicia social y liberación nacional, formando parte de todos los planteos

Tosco atacaba de esa forma los conceptos del liberalismo económico y del totalitarismo político que se habían hecho carne en la burocracia sindical, aquella que encarnaban las intervenciones a los sindicatos para frenar la democracia y la participación de las bases, porque de esa forma se paraba el avance de la conciencia en la lucha, la que se adquiría, la que era parte de ser la ¨vanguardia organizada y combativa de los demás sectores populares...¨ .

EL PAPEL DE LA CLASE OBRERA Y DEL MOVIMIENTO OBRERO EN EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN
Tosco no sólo analizaba al movimiento obrero, sino el lugar que le cabe a la clase obrera como sujeto histórico de las transformaciones revolucionarias, de la sociedad, donde la vanguardia no estaba solamente en un partido político, sino en la única clase social capaz de generar esos cambios: la clase obrera.

El sistema capitalista mundial concentra los medios de producción, pero necesita de una clase obrera que venda su fuerza de trabajo en el mercado laboral en forma vil. La resistencia a esa vil venta de la fuerza de trabajo genera la que se denomina lucha de clases, contradicción fundamental: entre la burguesía y el proletariado, entre explotadores y explotados.

Sólo los explotados son los que pueden terminar con las imposiciones del sistema. Un sistema que utilizaba, y utiliza, los medios represivos, la persecución, imponiendo una ideología y una cultura que intenta desnaturalizar las necesidades de la clase trabajadora y el pueblo; inculcando formas culturales donde pregona la necesidad del apoliticismo y el egoísmo en sindicatos y durante la lucha sindical.

Es dable de tener en cuenta, y es una enseñanza, que la burguesía, nunca abandonó la lucha de clases, ni concilió con la clase obrera.
Atento a ello el Gringo afirmaba a modo de reflexión ¨cada compañero tiene, no sólo el derecho sino él deber de pensar políticamente y la opción de estar afiliado o no, de ser militante o no, de una agrupación política¨ .
Con ese nivel de confrontación y enunciando la lucha de clases, se plantea en su pensamiento, que el apoliticismo es una malformación política reaccionaria, que va contra los intereses de la clase obrera y que sólo es necesaria para la clase de los explotadores, siendo la burocracia sindical su vehículo, aliada incondicional.

Tosco reafirmaba al decir: "…el rol de la clase obrera no es participar como socio menor y subalternos en las esferas del poder de la oligarquía y de la reacción, sino impulsar las transformaciones revolucionarias que cambien en profundidad este sistema de opresión, de explotación y miseria. El papel de la clase obrera es ser vanguardia organizada y combativa de los demás sectores populares para lograr la liberación social y nacional de los argentinos".
A la gesta del Cordobazo la definía como que ¨fue una rebelión obrera y popular (...) surgió de la clase obrera y del pueblo. Lo esencial del Cordobazo es que surge de los trabajadores y de los estudiantes y que ellos por sus convicciones salen a la calle a luchar¨.

A 30 años de su desaparición podemos decir sencillamente: se fue el Gringo, el respetado por todos. Nos quedaron sus enseñanzas a través de la lucha y de la práctica concreta de su militancia. Otros rasgos además lo distinguían como la intransigencia en la defensa de sus principios, su tremenda fuerza moral y ética, su amor a la libertad; fue un rebelde obrero, duro, pero esa severidad nunca le hizo perder la ternura que le profesaba a todos sus compañeros.
Desde entonces la figura del Gringo Tosco se recorta lenta y obstinadamente, venciendo al silencio y al olvido, ensanchando día a día el campo de la memoria.

Argenpress, 4-05-2005


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El Gringo Tosco

Por Osvaldo Bayer

Qué alegría profunda. Poder verlo de nuevo a Agustín Tosco en el video documental Tosco, grito de piedra, de Adrián Jaime. Tosco, como siempre, lleno de vida, saludando con el puño izquierdo cerrado. Oírlo en los grandes mitines de la gloria de los obreros de aquellos tiempos. Hablar claro, decir la cosas sin temor a las calificaciones partidistas. Agustín Tosco, el mejor líder obrero que conocí en mi vida. Un Hijo del Pueblo.
Los monumentos en la Argentina no están para los hacedores de la dignidad y de la solidaridad sino para los generales genocidas, como aquel del “desierto”. Para los héroes del pueblo, y más si es bien de abajo, no hay monumentos. No, ahí, en este documental, aparece tal cual fue: con su ropa humilde, con su rostro al frente, con su palabra clara, absolutamente clara y sus propósitos de llevar justicia a todos los barrios.
Lo conocí en el congreso organizativo de la CGT, en 1956. Congreso que era nada menos que presidido por un capitán de navío, Patrón Laplacete. Nada menos. Las Fuerzas Armadas con el automandato de ser ellas las que dictaban la vida obrera. Realidades argentinas. Pero también ese dirigente obrero de 26 años, allí con esa claridad y ese coraje civil a toda prueba: no, señores, así no se hacen las cosas. Ni con bombardeos, ni a balazos, ni con cárceles, ni dictaduras uniformadas. Sí con asambleas y con marchas por la calles. A los 27 años de edad ya era secretario general de Luz y Fuerza de Córdoba.
El film sobre él nos trae los momentos fundamentales. Tosco en las calles del Cordobazo, Tosco en las asambleas obreras, Tosco en los actos con miles de obreros y estudiantes. Su palabra. Un país para todos, con pan para todos, con techo para todos, con escuelas para todos. Y fundamentalmente con trabajo para todos, y allí, los obreros, sí el trabajo, pero también cultura, y las horas de descanso para la cultura, jugar con sus niños, el amor con sus mujeres. Agustín Tosco, cariñosamente “El Gringo”. Querido para siempre, para siempre en el recuerdo.
Voy en busca de algo que escribí hace doce años. Cuando los “gordos” de la CGT trataban por todos los medios de ningunear la figura más limpia de la historia sindical argentina de las décadas del ’60 y del ’70. Y lo dije así: “Tosco no era antiperonista, era antiburócrata. Un enemigo acérrimo de la burocracia sindical. Porque justamente allí, para él, estaba el cáncer del movimiento obrero: la falta de democracia de base, el caudillismo, la prebenda, el acomodo, en fin, la corrupción”. Barrionuevo, un símbolo de todo eso. “Es decir, el fiel reflejo de la falta de democracia interna que perennemente habían padecido los dos partidos clásicos de la política argentina.” Y en esto no fue con eufemismos. Siempre los denunció, sin pelos en la lengua, con el adjetivo que los pintaba de cuerpo entero. Basta con dos ejemplos. Dijo Tosco, textualmente: “Rucci y sus discípulos son prisioneros por sus compromisos con los detentadores del poder, presos de la custodia que les presta el aparato policial; presos de una cárcel de la que jamás podrán salir: la de la claudicación, indignidad y participacionismo”.
Hombre fundamental en el Cordobazo, una de las rebeliones justas más increíbles de la historia de nuestro pueblo. Obreros y estudiantes. Lucha a brazo partido contra el Ejército. Y esto aparece en el film en escenas que muestran todo el arrojo de la gente para terminar con las humillaciones. Son muy sentidas las intervenciones de los testigos, protagonistas muy cercanos a este luchador de abajo, cuando relatan las características personales de Tosco en esos días. Por supuesto, la cárcel. Las injustas detenciones bien prolongadas que sufrió este dirigente de Luz y Fuerza. Condenado a ocho años por un tribunal militar, recuperó la libertad a los diecisiete meses. Sus cartas: nunca vencido, nunca lágrimas, siempre esperanzas.
Trelew. Cuando el golpe contra la cárcel que liberó a dirigentes del ERP trató de liberarlo también a Tosco, él se negó. Creía más en la fuerza de sus compañeros de las fábricas que obligarían a la dictadura militar a finalmente dejarlo en libertad. Un momento indescriptible cuando sale, por fin, de atrás de las rejas para respirar nuevamente el aire de la libertad.
El retorno de Tosco a Córdoba fue triunfal.
Y seguirá siendo él mismo un dirigente sindical que primero trabajaba y luego era dirigente, sin ningún dinero adicional, ni auto con chofer. Su línea fue clara: alianza con los peronistas surgidos de la base y repudio valiente a los peronistas del populismo demagógico y corrupto. No a Osinde, a López Rega, a Otero (a) “Oterito”, el ministro de Trabajo, que una vez dijo: “Si el general Perón me manda a limpiar su baño, voy y lo limpio”.
Pero cuando Rucci, el secretario general de la CGT oficialista, cae víctima de un atentado, Tosco será el primero en estar contra esa acción. Dirá: “Nuestro gremio, Luz y Fuerza, denunció permanentemente a la burocracia sindical cuyo principal exponente era José I. Rucci. Mas ello no llevará a nuestro gremio nunca a la acción de los atentados personales para desembarazar al sindicalismo argentino de tránsfugas y traidores. Sólo la lucha por la plena democracia sindical de bases se considera camino apta para la autodeterminación de los trabajadores. Por eso se condenó abiertamente el asesinato del secretario general de la CGT Nacional”. Como se ve, lo denomina taxativamente asesinato.
Pero, igual, la persecución a Tosco por parte del gobierno justicialista de Isabel va a ser despiadada. En octubre de 1974 es intervenido el sindicato de Luz y Fuerza, Tosco va a pasar a la clandestinidad, perseguido. Es cuando se va a enfermar y no se lo puede internar, porque iba a ser ejecutado cuando se supiera el lugar donde se encontraba. Es atendido por amigos médicos que también se juegan la vida. Hasta que Tosco muere, el 5 de noviembre de 1975. Tenía apenas 45 años de edad.
Pero ahora vendrá lo peor. A su entierro irán miles de cordobeses. A pesar de las amenazas de la Triple A gubernamental. Cuando comenzaron los discursos de despedida, comenzó la venganza del régimen. Desde los techos, a balazos, la policía y sus ayudantes. La violencia extrema. La gente tuvo que huir. Quedó el cementerio sembrado de zapatos, carteras de mujer, paraguas. El poder corrupto se despedía de quien sólo quería un país justo para todos.
Pero siempre el tiempo hace justicia. ¿Quién respeta hoy a ese gobierno corrupto hasta la médula de los huesos, quién se acuerda de sus represores? Serán maldecidos por todos los tiempos. En cambio, la figura de Tosco emerge cada vez más en la esperanza de que vengan otros como él. El film nos permite conocerlo más, estar otra vez con él. Ver su fuerza. Y sus triunfos, a pesar de los corruptos, de los traidores, de los deshonestos, de los uniformes. Tosco, grito de piedra. El espontaneísmo de las masas. El Cordobazo. La honestidad, la humildad. La enorme fuerza que le dio el ideal de soñar con una sociedad sin hambre y sin explotación. Sí, repitámoslo: un Hijo del Pueblo.

Página/12, 04/11/05


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