sábado, julio 22, 2017

¿Cómo llegó la izquierda española al golpe de 1936?



Breve recorrido histórico desde la Comuna de Asturias, el golpe del 36, la revolución en Cataluña y las estrategias de la izquierda. Por qué no triunfó y por qué la victoria era posible.

La descomposición del régimen

Por 1931 España se encontraba en un contexto de crisis económica y política, provocados por el crack de la bolsa de Wall Street del 30 y debido al fin de la Primera Guerra Mundial, donde se perfiló como exportadora de materias primas para las grandes potencias. El régimen monárquico español estaba en descomposición y las viejas clases sociales, como la nobleza y el clero, se aliaban con la alta burguesía que no podía resolver las principales demandas democráticas como la reforma agraria, absolutamente necesaria para millones de campesinos en estado de pobreza, y la libertad de los pueblos oprimidos de la península ibérica (Cataluña, País Vasco principalmente) y del protectorado de Marruecos que pasará a ser el principal bastión de la reacción.
Con la caída de Primo Rivera, que había entrado al gobierno mediante un golpe, la corona real quedaba muy debilitada y terminó cediendo a la presión de las movilizaciones obreras, campesinas y estudiantiles a convocar elecciones municipales.

El Panorama político

Fue aplastante el triunfo en las elecciones municipales por parte de los socialistas y republicanos, el 14 de abril de 1931, situación que determinó la caída de Alfonso XIII y la instauración de la Segunda República.
Para el revolucionario ruso León Trotsky, a partir de la caída del antiguo régimen se abría un proceso revolucionario largo. Una situación mucho más dilatada en tiempo, sin embargo, a la que vivió el proletariado ruso.
Cataluña se encontraba en pleno proceso de radicalización y las masas laboriosas pujaban por la independencia. Es en esta locación donde Izquierda Comunista Española (ICE) liderada por Andreu Nin y Juan Andrade, que se identificaban con el trotskismo, y el Bloque Obrero y Campesino (BOC) cuyo dirigente era Joaquín Maurín tenían mayor desarrollo. Los dirigentes anarcosindicalistas de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) aglutinaban importantes facciones de la clase trabajadora pero se dividieron entre quienes se sumaron a la ilusiones republicanas y quienes se lanzaron a aventuras insurreccionalistas, situación que expuso y debilitó a importantes sectores de la vanguardia. El pequeño Partido Comunista Español en aquel momento se encontraba a la deriva debido a un período de marcado sectarismo que tenía por entonces la Tercera Internacional: tachaban de socialfascista a la socialdemocracia y esto no les permitía tener un diálogo fluido con amplios sectores de la clase trabajadora, situación que sin embargo revieron más adelante.
En este contexto de radicalización, las juventudes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) giraron a posturas más hacia la izquierda, momento en el cual Trotsky planteaba la entrada del ICE de Nin al Partido Socialista aprovechando el llamamiento que hacían algunos dirigentes de este partido al trotskismo para ayudarlos a luchar contra el ala derecha del PSOE. La ICE tomó una postura sectaria aquí y optó por fusionarse con el BOC de Maurín, partido cuya estrategia era hostil al trotskismo y cuyo programa había sido criticado hace tiempo por Trotsky y el mismo Nin. Años más tarde esta alianza daría lugar al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM).
Trotsky calificó a este partido de “centrista”, en sus palabras “el centrismo de izquierda, sobre todo en condiciones revolucionarias, está siempre dispuesto a adoptar de palabra el programa de la revolución socialista (…) siempre piensa que es prematuro, hay que preparar la opinión de las masas, en cambio teme a romper sus relaciones amistosas habituales con sus amigos de la derecha (…)” (La Victoria era posible, CEIP, Introducción).
Fue una primera oportunidad perdida. Las diferencias entre Nin y el revolucionario ruso se iban profundizando porque, como indicaba Trotsky, si bien el PC era un partido diminuto llevaba consigo las banderas que había usurpado de la Revolución de Octubre y de esta manera logró capitalizar el desencanto de la juventud socialista con sus direcciones, ensanchando su corriente militante y dándole paso al estalinismo en el territorio español.

La Comuna de Asturias

El periodo en el cual republicanos y socialistas ocuparon el gobierno se lo denomina bienio reformista y fue un proceso en el cual las masas hicieron su experiencia y quedaron desencantadas al ver que las promesas de reforma agraria eran insuficientes para un campesinado que empezaba a tomar la demanda por iniciativa propia. En este contexto fueron reprimidos por la República en la Masacre de Casas Viejas. Esto significó la pérdida de un importante apoyo popular que desembocaría en la caída del gobierno socialista de Manuel Azaña en las elecciones del 33, donde llega al poder la unión de Derechas y Agrarios, dando inicio al conocido bienio negro.
Fue un periodo caracterizado por el ascenso de la represión y prisioneros políticos; donde se dieron procesos revolucionarios cada vez más radicalizados. En el 34 dos paros nacionales, en Madrid y Barcelona, son derrotados en gran parte porque sus direcciones terminaron claudicando. Distinto fue en Asturias donde las direcciones se ven sobrepasadas por las masas llegando a la insurrección. La dirección de la CNT anarquista jugó un papel nefasto y en lugar de paralizar el servicio de trenes, evitando la llegada de las tropas de Franco, dejó ingresar a las mismas y la Comuna termina sucumbiendo con un saldo de centenares de muertos y miles de presos, generándole una importante herida a la vanguardia obrera.

A propósito del Frente Popular y el golpe del 36

El Frente Popular estaba constituido por la socialdemocracia, los republicanos, el PC -y años después de su fundación- se integrarían el POUM y los anarquistas de la CNT llegando a ocupar cargos en la Generalitat de Cataluña. Estaba basado en la colaboración de clases y la protección de la propiedad privada amenazada por los obreros que pusieron a producir las fábricas y los servicios de transporte bajo gestión propia; también postergaban la reforma agraria por tiempo indefinido. Mientras, los trabajadores impulsaban organismos de autoorganización y potenciaban el doble poder. Ya antes del ingreso del POUM, que se había distanciado de Trotsky y llegó a la expulsión de los trotskistas de la Cuarta Internacional del partido, este frente se dedicó a desarmar las milicias obreras, a reforzar el ejército republicano oficial y a reprimir abiertamente las huelgas campesinas.
Gran parte del ejército oficial, cuando fue la insurrección franquista de 36, se pasó al bando reaccionario. La política criminal de no armar al pueblo en defensa de la república, por parte del Frente Popular, fue desoída por los trabajadores que una vez más tomaron las armas. Pero ésta contrainsurrección proletaria entró en su fase de retroceso y en el 37 se le puso fin al heroico proceso revolucionario español, no sin antes derramar ríos de sangre de la clase trabajadora.

La Victoria era posible

Siguiendo a Trotsky “La responsabilidad de esta situación recae directamente sobre los estalinistas, los socialistas y los anarquistas, o más exactamente, sobre sus dirigentes, que han subordinado la revolución a los intereses de la burguesía”.
El revolucionario ruso insistía en que, ante la avanzada del fascismo, debía defenderse la democracia burguesa pero con los métodos de la lucha de clases que prepararía el derrocamiento de aquel sistema de opresión sobre la clase trabajadora, para reemplazarla por uno donde los obreros creen sus propios organismos de gobierno y dominio.
“En el proceso de defensa de la democracia burguesa el partido del proletariado no debe asumir ninguna responsabilidad respecto a la democracia burguesa, no debe entrar en su gobierno, sino que debe conservar plena libertad de crítica, de acción, frente a todos los partidos del Frente Popular”, León Trotsky.
Exactamente lo opuesto a las tareas que emprendió el POUM, debido en gran parte, a su balance de que en España no había situación de doble poder como sí la hubo en Rusia. A partir de tal conclusión el partido de Nin formó parte del Frente Popular suponiendo que la burguesía sería cola del mismo y ocurrió exactamente lo opuesto, el POUM se convirtió en el consejero “revolucionario” del resto de los partidos hegemónicos del frente, que exclamaban “primero la guerra y luego la revolución”.
En España donde las condiciones estaban dadas para una revolución socialista hacía falta un partido con una perspectiva revolucionaria que, en lugar de hacer frente con el estalinismo y la burguesía, hiciera llamamientos al campesinado a tomar las tierras, armara a la clase obrera, e instara a que desarrollase sus propios organismos de autodeterminación en reemplazo de los de la democracia burguesa. La clave era organizar un Frente Único con el resto de los sindicatos y organizaciones de “izquierda” para ganar lo mejor para sus filas y repeler al fascismo y, en la retaguardia, luchar contra el "termidor" estalinista.
He aquí la gran diferencia con la Revolución de Octubre. Pero a pesar de todo esto Trotsky siempre destacó la valentía de las filas de la CNT y del POUM, e inclusive de Nin, asesinado por el estalinismo. La enorme lucha que dio el proletariado y el campesinado español, y las sobradas muestras de la superioridad demostradas por la gestión socialista, permitieron la reducción de la jornada laboral y la puesta en funcionamiento de servicios esenciales, como el transporte, reduciendo ampliamente las tarifas. Quedan enormes enseñanzas para ser estudiadas con detenimiento por todo aquel que aspire a una sociedad sin opresores ni oprimidos. Para no repetir los mismos errores y dar con los mismos aciertos, porque ante todo, la victoria era y será posible.

Santiago Fucík
Estudiante Terciario Nº 46 | Ramos Mejía
Marc Ferrer
Barcelona

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