
Las distintas manifestaciones que han tenido lugar en algunas ciudades de Venezuela o, más precisamente, en algunos puntos específicos de estas ciudades, muestran de qué manera los ricos asociados de Venezuela ejercen su influencia en el país: a los ricos ni con el pétalo de una rosa. La decisión del Gobierno venezolano ha sido una de las de mayor contenido revolucionario, al golpear certeramente uno de los bastiones de la oligarquía, es decir, los medios de difusión masivos. De allí, la violenta reacción mediática.
Era de esperarse, como es de esperarse que en el futuro cualquier avance de la Revolución enfrente la respuesta agresiva, de bestia herida, de los grupos económicos que se sienten realmente amenazados por las conquistas del pueblo. En momentos como éste, se pone de manifiesto que toda lucha revolucionaria es, en esencia, lucha de clases. El pueblo desposeído reclama los espacios que le pertenecen, en la búsqueda de su liberación, y la oligarquía lucha para conservarlos y mantener así su hegemonía y sus privilegios.
En el caso de la no renovación de la concesión al canal de televisión, bandera de los ricos venezolanos, RCTV, se combinan algunos factores que explican la respuesta que han mostrado algunos sectores de la población venezolana. Por ejemplo, hay un elemento político importante, por eso vemos a algunos líderes de la oposición tratando de sacar provecho de la coyuntura, repitiendo sus acostumbradas mentiras, tratando de manipular con sus discursos hipócritas.
Por supuesto hay también un elemento económico. Esa maravillosa maquinaria de hacer dinero, que era RCTV, ha sido disminuida, aunque no aniquilada. El grupo económico 1BC siente que se le ha dado un golpe terrible al corazón de sus bolsillos, algo que le duele mucho a los ricos.
Otro elemento que impulsa a la reacción –y creo que esto es lo más importante- es la pérdida de una parte importante de su poder mediático, por el cual canalizan su influencia poderosa en la sociedad venezolana. Y esto es lo que más debe preocuparnos, es decir, el alto grado de alineación que tiene nuestra población, producto de toda esa influencia, porque nuestro pueblo no es solamente el que se identifica con el proceso, sino también el 37% que no votó por la Revolución en diciembre pasado, al que también debemos ganar para la causa revolucionaria. Buena parte de este porcentaje pertenece a lo que comúnmente se llama clase media; buena parte pertenece a los sectores populares. Lo que nosotros entendemos como clase media está conformada, entre otros, por profesionales y técnicos, es decir, pueblo asalariado, víctima también de la explotación de la oligarquía. Es decir, la mayor parte de quienes protestan hoy por la medida de no renovación de la concesión a RCTV es pueblo desposeído, pueblo explotado por los grupos económicos. Dicho de otra forma, el explotado defendiendo a su explotador; el esclavo defendiendo al amo que lo oprime. Este escenario pone de manifiesto la enorme influencia que pueden ejercer los medios de comunicación en el modo de vivir de un pueblo. Cualquiera que analice por encima el problema debe darse cuenta de que no está en juego la libertad de expresión, ni la buena educación, ni el sano entretenimiento: nada bueno se le está quitando a la gente. Todo lo contrario: se está apartando del espectro radioeléctrico la difusión de los antivalores más perversos con que puede uno enfrentarse cada día: la prostitución, la perversión sexual, el vicio, la envidia, la avaricia, la intriga, el egoísmo, la mentira, el consumismo, la mediocridad, el relajamiento moral. Uno se pregunta entonces: ¿Cómo es posible que pueblo explotado defienda a su explotador? ¿Cómo es posible que padres y madres de familia defiendan al dueño de un canal de televisión que destruye precisamente a la familia, desorienta a sus hijos y los invita al vicio y a la perversión?
Esto lo explica el grado de alineación que tiene este sector del pueblo al que es necesario concientizar. La contrarrevolución se aprovecha de ellos, engañándolos y manipulándolos, haciendo que toquen sus cacerolas, con sus ojos desorbitados y profiriendo odio y violencia. Como los hebreos en el desierto, desprecian la libertad y piden a gritos volver a su esclavitud. Debemos buscar la manera no tanto de que se conviertan en chavistas, si no de que entiendan, por ejemplo, que un individuo como Marcel Granier es su enemigo, su depredador; de que a este señor no le interesa la libertad de expresión, ni la educación, ni el sano entretenimiento, ni sus trabajadores, periodistas o artistas; que sólo los utiliza; que sólo le interesa su poder y su dinero; que es un hipócrita y mentiroso, y que como él son todos los ricos, todos los patronos: enemigos del pueblo, al que desprecian profundamente.
La reacción está en acción, para eso cuenta con pequeños grupos de disociados manifestado en las calles y de medios de comunicación, nacionales e internacionales, que siguen mintiendo y manipulando.
Nosotros sabemos qué hacer; sabemos cómo enfrentar a la oligarquía. La Revolución seguirá avanzando y ganando espacios. ¡La pelea es peleando!
Daniel Danilo Morales
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