Javier Milei logró que, en el transcurso de tres meses, la tasa de desocupación haya pasado del 5,7% al 7,7%. Sumado a los despidos en el Estado, las patronales hacen lo suyo descargando sobre sus trabajadores el peso de las políticas recesivas del gobierno.
El dato fue arrojado por el último informe del Indec sobre “Mercado de Trabajo”, correspondiente al primer trimestre 2024. Este salto en la desocupación, obedece, por un lado, al reguero de despidos en el sector público como parte del ajuste fondomonetarista, y, por otro, a las cesantías en el ámbito privado, con la recesión económica como telón de fondo. Según Cepa, entre el cuarto trimestre 2023 y el primer trimestre 2024, se destruyeron 404 mil puestos de trabajo.
Sucede que a través de la paralización de la obra pública, la apertura de importaciones y el retroceso del consumo (fruto del desplome salarial), el gobierno ha constituido un cuadro verdaderamente recesivo. Sin ir más lejos, según el propio Indec, en el primer trimestre del año el PBI cayó 5,1%, en términos interanuales. El producto bruto se derrumbó especialmente en el sector de la construcción (-19,7%) y de la industria manufacturera (-13,7). En ese sentido, la Formación bruta de capital fijo tuvo un descenso del 23,4%.
Los capitalistas le pasan la factura de la crisis a sus trabajadores, dejándolos sin empleo. En muchos casos, incluso, estamos hablando de empresarios que han amasado fortunas y tienen la espalda suficiente para preservar los puestos de trabajo. La reforma laboral recientemente aprobada en el Senado agravará la desocupación ya que abarata enormemente los despidos quitando sumas del cálculo de las indemnizaciones, legalizando el trabajo informal, extendiendo el período de prueba, estableciendo el fondo de cese laboral, etc.
Finalmente, la persecución por parte del gobierno al movimiento piquetero busca evitar que los nuevos contingentes de desocupados encuentren un canal para organizarse por trabajo genuino.
A su vez, entre el cuarto trimestre 2023 y el primer trimestre 2024, la tasa de población económicamente activa (personas que tienen empleo o están buscando uno) disminuyó 0,6 p.p. Como vemos, rige el famoso “efecto desaliento”, donde aumenta la desocupación pero algunos desisten de buscar trabajo ante la desesperanza de no encontrarlo. Al mismo tiempo, la presión sobre el mercado laboral, entre los desocupados y los ocupados que están buscando más trabajo porque no les alcanza el sueldo, aumentó del 27,4% al 29,5%.
También pasó del 2% al 9% el porcentaje de trabajadores que “no trabajaron en la semana”. Dicho fenómeno probablemente responda a la proliferación de suspensiones con reducción salarial en el conjunto de la industria. Es sumamente preocupante ya que las mismas suelen configurar la antesala de despidos masivos.
Necesitamos enfrentar los despidos y las suspensiones con el paro y la ocupación de planta. Derrotemos a este gobierno construyendo desde abajo la huelga general. Es Milei o los trabajadores.
Sofía Hart
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