Más allá de cualquier versión, el imperialismo norteamericano y el estado sionista han instalado un escenario de guerra en la región, cuyo propósito último es socavar los planes nucleares de Irán (que no deben confundirse con la construcción de armamentos atómicos) y avanzar en un cambio de régimen en ese país y a nivel internacional. El bombardeo balístico opera como un paraguas para reforzar las operaciones de masacre contra Gaza y Líbano y una guerra contra Yemen y Siria. En Líbano, concretamente, apunta a instalar una dictadura de tipo especial cuya base de poder sean las fuerzas sionistas en carácter de ocupantes. Es parte de una guerra mundial cuando se tiene en cuenta que Egipto y Turquía se acaban de incorporar al bloque BRICS junto a Irán, en la reciente reunión en Kazán, Rusia. La decisión del gabinete de Netahyahu de desalojar el norte de Gaza y poner ese territorio bajo tutela militar, acompañado de un propósito similar en Líbano, muestra una ruptura estratégica del régimen político internacional en Medio Oriente, en línea con lo que ocurre a escala planetaria.
Esta guerra de masacre sólo puede tener fin con una lucha revolucionaria de los trabajadores contra las burguesías imperialistas, por la conquista de los derechos nacionales de los pueblos oprimidos y la revolución socialista internacional. La instalación de una república laica y democrática en Palestina significa, por sobre todo, el derecho al retorno de las masas expulsadas y confiscadas por la guerra sionista, que es lo contrario al slogan en boga de un estado único de árabes palestinos y judíos, que consagraría la desigualdad, discriminación y opresión de los primeros en beneficio de la gran burguesía internacional. El derecho al retorno y la lucha por los Estados Unidos socialistas del Medio Oriente corresponde a la dinámica de la revolución permanente en el oeste de Asia.
Comité Editorial Política Obrera
26/10/2024
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