La propuesta liberticida fue saludada por Robinson, quien dejó en claro que la iniciativa es del gobierno argentino, "nosotros no lo pedimos, ellos lo ofrecieron" y agregó que debe ser Argentina quien lidere y convoque a los demás países de la región a sumarse a la “lucha contra el narcotráfico”. Si bien no se sabe cómo y dónde funcionará este centro de inteligencia regional, se dejó trascender que Estados Unidos destinará fondos extensibles al 2026 para su puesta en pie. La ONU también apoya la iniciativa y a través de la Oficina contra la Droga y el Delito (UNODC) y por medio del Programa contra la Droga Sintética en Argentina (DROSINAR), que cuenta con el auspicio de INL encabezada por Robinson, han “capacitado a más de 1500 funcionarios de instituciones federales y provinciales en la identificación, investigación, persecución penal y desmantelamiento de redes de tráfico ilícito de drogas sintéticas” (Clarín 16/10).
De esta manera los liberticidas buscan granjearse el apoyo del imperialismo en la “lucha contra el narcotráfico” y transformarse en un enclave del mismo en la región, a través de todo tipo de concesiones, lo que intensifica la intromisión de los servicios de inteligencia en la región, sobre todo de EE. UU, que, a finales del gobierno de Alberto Fernández, rubricó un memorándum de entendimiento que habilita acciones técnicas y el patrullaje del río Paraná por parte de marines yanquis. El ministerio de Seguridad es quien tiene más aceitada la “colaboración” con EE. UU a través de entrenamiento, equipos y en lo que respecta a la seguridad de las cárceles.
El centro de inteligencia regional, que incluye, en los papeles, a Brasil, Uruguay y Paraguay, apunta a las importaciones de origen chino, uno de los mayores productores de precursores químicos, como el fentanilo, el más utilizado para estirar las sustancias y que causa estragos en la sociedad yanqui, considerado una epidemia que es causante de más de 100.000 muertes al año. Marcelo Bergman director del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (CELIV) de la Universidad de Tres de Febrero en una entrevista dada a la CNN señaló que el uso de fentanilo en EE. UU “tiene sus orígenes en un problema que ellos incubaron durante muchos años, que es dar este tipo de opioides como calmantes posoperatorios y muchos quedaron adictos, por lo que debieron buscar en el mercado negro lo que no le recetaban los médicos” (CNN 17/10). En la misma entrevista Bergman señaló que en América Latina, hasta el momento, no hay registros serios de altos niveles de circulación.
Al igual que en el marco de la crisis de 2001 en el que comenzaron a pulular las cocinas de paco, concentradas sobre todo en el conurbano bonaerense, el fentanilo comienza a extenderse en la Argentina en un contexto de crisis extrema. Como antecedente nos tenemos que remontar a febrero de 2022 cuando una mezcla de cocaína con cerfentanilo (sustancia más potente aun que el fentanilo, utilizada para dopar grandes animales) dejó un saldo de 24 personas muertas y más de 80 intoxicados.
Con la pandilla libertaria al mando de las herramientas del Estado y la priorización de la libertad de mercado y el desfinanciamiento de la salud pública, se reúnen todas las condiciones para la extensión de drogas sintéticas a base de fentanilo, que ingresa de manera ilegal por la frontera norte del país o por ciudades portuarias como Mar del Plata o el puerto de Buenos Aires. Queda a las claras la responsabilidad estatal y gubernamental que debe garantizar el control fronterizo, que también ha sufrido la motosierra de Milei. En agosto pasado Federico Sturzenegger anunció la desregularización aduanera y esta semana se conoció la noticia que el gobierno se apresta a privatizar el paso fronterizo de Paso de los Libres. Una invitación al contrabando de todo tipo de productos y sustancias. Así la lucha de “patrulla” Bullrich contra el narcotráfico es una farsa y lo que quiere desarrollar la ministra es la ampliación de los servicios de inteligencia, que blinden al episódico gobierno de Javier Milei. El desfinanciamiento de la secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (ex Sedronar) y del sistema de salud en general, es la confesión de parte de esta política.
“Patrulla” Bullrich toma el libreto de la DEA al perseguir al narcomenudeo, sacando de circulación a los eslabones más débiles de la cadena de comercialización de estupefacientes, mientras se da vía libre a “supertraficantes”, que en muchas oportunidades son financistas de campañas electorales de los partidos del régimen.
La burguesía y el capitalismo no pueden combatir a fondo el narcotráfico ya que son parte necesaria este mercado que mueve millones a costa de la salud y la vida de los trabajadores del mundo.
Lucas Giannetti
20/10/2024
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