Un reciente informe, elaborado sobre números del Indec, refleja que el 48,5% de los estudiantes universitarios vive en hogares pobres: un salto interanual de casi 20 puntos porcentuales. El gobierno ajusta a la educación superior en el marco de un ajuste mayor contra la población trabajadora que atenta contra la formación profesional.
El estudio realizado por la consultora exQuanti refleja un fuerte hundimiento en la pobreza de quienes acuden a la universidad para realizar sus estudios, que se agrega a la situación dramática que viven millones de trabajadores en el país, como resultado de la caída de los salarios, el empleo, la suba de la inflación y el ajuste en marcha.
El planteo de arancelamiento para estudiantes extranjeros no residentes, como puerta para un arancelamiento general futuro, que esgrime el gobierno nacional terminaría por excluir a cientos de miles de estudiantes que apenas pueden cursar bajo las actuales condiciones. Cabe señalar que prácticamente no existen estudiantes extranjeros “no residentes” en la universidad pública.
Un año atrás los estudiantes universitarios representaban el 30,7% de hogares pobres, y si tomamos la cifra correspondiente a la llegada de Javier Milei tenemos que estos se encontraban en el 33,8%.
Esto se da en el cuadro de un fuerte ajuste educativo, donde el 85% de los docentes cobra salarios de pobreza, al igual que un 60% de los trabajadores no docentes, siendo lo que prima, en todo el ámbito universitario, la incapacidad de cubrir una canasta básica y llegar a fin de mes.
Esta circunstancia es una de las mayores causales de deserción estudiantil, no solo afectando las trayectorias universitarias individuales de los estudiantes sino la graduación de profesionales para cubrir la demanda de puestos es diversos sectores de la industria y servicios vitales para la población.
El ajuste de Milei logró empujar 14,7 puntos la pobreza entre los estudiantes universitarios en tan solo tres meses, quienes no solo deben afrontar los gastos comunes de toda persona (alimentos, alquiler, servicios, etc.) sino que cuentan con gastos asociados a la propia universidad, como transporte, apuntes, libros, comida, etc.
La universidad pública ya cuenta con diversos niveles de arancelamiento, con cursos pagos de extensión universitaria y posgrados pagos a los cuales no puede acceder la mayor parte del estudiantado.
La masiva marcha educativa del pasado 2 de octubre puso de relieve esta situación con estudiantes pobres apoyando el reclamo de docentes pobres en el cuadro del ajuste del gobierno que busca liquidar la educación pública. El planteo de arancelamiento para los extranjeros busca generar un chivo expiatorio para “justificar” el ajuste, además de introducir el debate de la privatización de la educación superior, que es vista por el Ejecutivo nacional como un gasto actual y negocio a profundizar.
El gobierno viene de vetar la Ley de Financiamiento Universitario contra la movilización masiva de cientos de miles de estudiantes y trabajadores. Ahora se abre paso la lucha para derrotar el veto con distintos procesos de deliberación y acciones que se están discutiendo en los establecimientos universitarios, con una marcha convocada ante el Congreso de la Nación para este miércoles 9. Desenvolvamos esta orientación para derrotar el ajuste de Milei.
Marcelo Mache
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