lunes, mayo 26, 2025

Cristina Kirchner, una motosierra “nac & pop” para pilotear el próximo default


Cristina Kirchner aprovechó la jornada del 25 de mayo para presentar el planteo político que presidirá su próxima campaña electoral. Al evocar el aniversario de la asunción de Néstor Kirchner, en 2003, recordó que le tocó a su marido pilotear “el noveno defolt” de la historia, y comparó al tándem Milei-Caputo con “la tablita” de Martinez de Hoz y “el 2001”. Cristina alude de esa manera al experimento iniciado mucho antes del 2001 por Menem y Cavallo, para ocultar su propio linaje cavallo-menemista. En Argentina, a todo defolteador serial le sucede un “pagador serial” -ese fue el papel de los gobiernos kirchneristas entre 2003 y 2015. Pero semejante sangría ni siquiera condujo al pregonado “desendeudamiento”: después de haber pagado casi 200.000 millones de dólares en los tres gobiernos “nac y pop”, cuando CFK dejó la presidencia se debía lo mismo que en diciembre de 2001. El nuevo turno de los pagadores seriales le tocó a los Férnandez -Alberto y Cristina- bajo el gobierno que precedió a Milei. Su ministro, Martín Guzmán, revalidó con creces a la hipoteca usuraria que dejó Macri, a través del canje de 2020. Pero esa historia quedó afuera de la evocación de la ex presidenta. En cambio, Cristina anticipó el defolt de la experiencia Milei-Caputo, y le dejó un interrogante a la platea. ¿Será el peronismo en el gobierno, el encargado de pilotear “el décimo defolt”? 
 Cristina puso en duda la cuestión, cuando sacó conclusiones del reciente ausentismo electoral. Su diagnóstico no ofreció dudas: los que dejan de votar a Milei, dijo, “no quieren volver con nosotros” . Sin querer, puso de relieve la extraordinaria crisis de régimen que traduce un abstencionismo del 50%. Pero si los arrepentidos de Milei no quieren votar a los opositores, es por la complicidad manifiesta de esos opositores con el gobierno de Milei. El partido justicialista que preside Cristina alberga a los gobernadores y parlamentarios que, por diferentes caminos, han avalado las leyes de ajuste, los decretazos y vetos presidenciales. El elenco sindical que apoya a Cristina o a Kicillof avaló con la complicidad o el inmovilismo todos los ataques al salario, a las jubilaciones o al derecho del trabajo. 
 Cristina Kirchner no sacó esta conclusión, al preguntarse por qué os ausentistas le dieron las espaldas. En cambio, atribuyó el rechazo político recibido en las elecciones a las razones opuestas: para competir con los derechistas, hay que asumir sin remilgos la agenda derechista. Así, a ex presidenta convocó a sus compañeros de locro a “repensarnos”. Enseguida dijo de qué se trata: ejemplificó primero con una oficina pública “burocrática y mal atendida”, el sonsonete que Milei y Sturzenegger emplean para justificar el despido de empleados públicos. Luego, responsabilizó de la decadencia de la educación pública a “los docentes que faltan”, una forma sinuosa de aludir a las huelgas a pocos días de un decreto oficial que acaba de prohibirlas. Finalmente, no faltó la convocatoria a una “actualización laboral”, el lenguaje con que todos los precarizadores del trabajo aluden a las reformas laborales. Este es el programa con el cual CFK se postula para pilotear “el décimo defolt”. No dejó dudas, en este sentido, de que un futuro gobierno pejotakircherista dejará en pie toda la herencia antiobrera de Milei-Caputo. 
 Las últimas palabras del discurso fueron dirigidas a la interna. Dijo lo previsible: exaltaciones a “dejar de lado los egos” y “evitar la fragmentación”, la cual “se puede evitar si se discuten ideas”. Pero los destinatarios de ese mensaje, Kicillof y los intendentes, ya se adelantaron a ella en la adaptación a la agenda derechista. La lista de intendentes peronistas del conurbano que quieren reelegirse y establecer sus propias tratativas con el gobierno nacional crece de hora en hora. Kicillof, por su parte, ya le ha aplica descuentos a los docentes que hacen huelga. Los personeros del pejota-kirchnerismo están embarcados en una frenética competencia para ver quién se acomoda mejor a los “tiempos de la motosierra”. Entre el locro y el pastelito, el discurso de Cristina de este 25 formó parte de esa disputa reaccionaria. 

 Marcelo Ramal 
 25/05/2025

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