miércoles, junio 04, 2025

El Garrahan, la cara visible de un cambio de tendencia


La lucha de los trabajadores del Hospital Garrahan ha despertado diferentes reacciones. No faltaron las exhortaciones a defender la “atención pediátrica de excelencia”, como si esa atención no hubiera sido largamente vulnerada, en el propio Garrahan y en todos los hospitales, al cabo de décadas de vaciamiento presupuestario, privatización periférica y desinversión. Sólo los trabajadores de la salud lucharon contra esa tendencia destructiva y por medio de huelgas extraordinarias -como la que tuvo lugar en el propio Garrahan en 2005. Más recientemente, en 2024, el Hospital protagonizó un reguero de huelgas por el salario. 
 En cambio, algunos 'observadores' colocaron otra alerta: advierten sobre un cambio de tendencia en el movimiento de las masas. Apenas unos días atrás, una movilización de delegados de numerosas líneas de colectivos se dirigió a la sede de la UTA, a repudiar un acuerdo salarial que dejaba sus salarios básicos por debajo de la pobreza. Lo mismo ocurría con los maestros de la provincia de Buenos Aires, que se sirvieron de un paro decretado por la FEB para rechazar masivamente otro acuerdo salarial ruinoso -esta vez, entre el “nac y pop” Kicillof y Baradel. En Catamarca, 20.000 maestros y estudiantes autoconvocados derrotaban la tentativa del gobernador Jalil de implementar una reforma educativa reaccionaria, ya ¨consensuada¨ con la burocracia sindical docente. Mientras tanto, los profesionales en discapacidad salían a las calles para denunciar el colapso de un sistema de tercerización de prestaciones en estado de fundición. Hasta los actores, que suelen sintonizar el ánimo popular, protagonizaron su propio piquete contra el cierre del Instituto Nacional del Teatro. En La Salada, la tentativa de dejar en la calle a miles de feriantes, en protección de un puñado de marcas extranjeras, desató una rebelión en Puente La Noria. 
 No se trata solamente de movilizaciones o paros. Su denominador común es haberse levantado contra el bloqueo de las burocracias tradicionales, y, en algún caso, también de la 'izquierda'. En el Garrahan, los residentes lograron un recule del gobierno con la huelga indefinida. Luego, una votación reñida de la asamblea de trabajadores del Hospital estuvo cerca de rechazar la conciliación obligatoria oficial. Los delegados de los colectivos, por su propia iniciativa, convirtieron a su último paro en una huelga activa, con piquetes y cortes donde se reclamaba la huelga por tiempo indeterminado hasta arrancar el salario de 2.500.000 pesos. Es el mismo salario que reclaman los residentes.
 La ruta de la reacción obrera se levanta contra la miseria salarial oficial. Pero también contra la férrea colaboración de la burocracia sindical con la política de cepo al salario y liquidación del derecho laboral. Entre renuncias y retiros -Pablo Moyano, Daer- la CGT ha desaparecido del escenario político. Presentó un amparo en la Justicia para defender un derecho que no ejerce -el derecho a huelga. Antes que el magistrado suspenda el reaccionario decreto oficial, los residentes y trabajadores de la Salud se habían encargado de convertirlo en una hoja al viento. 


 Impasse por “arriba”

 Los opinólogos semioficialistas le advierten al gobierno: que la “estabilidad económica” no sea empañada por la “inquietud social”. Uno de los mayores sostenedores de Milei-Caputo, Ricardo Arriazu, se sumó a las alarmas: estudien la economía, pero también la “sociología”, dice el ex asesor de Martínez de Hoz-Videla y Menem-Cavallo. Lo que no perciben estos ´estudiosos´ es que la olla a presión por abajo se alimenta al mismo tiempo de un impasse que crece por arriba y en las vacilaciones políticas que genera. El supuesto “equilibrio” macroeconómico que saludan los ‘economochantas’ es un fraude: el préstamo del FMI no ha servido más que para financiar una monumental salida de capitales -importaciones, turismo, intereses de deuda pública y privada. La tentativa de acumular reservas con emisión de deuda ha terminado en un papelón financiero, pues el gobierno consiguió 1000 millones de dólares a costa de pagar tasas propias de un país en default. A pesar de los elogios de Trump y Georgieva, el capital internacional ha dejado a la Argentina en compás de espera, al menos, hasta las elecciones de octubre. Lo mismo vale para los dólares del “colchón”. Este impasse económico lo pagan los de abajo, pues la recesión se prolonga, las suspensiones y despidos siguen a la orden del día, la caída del consumo popular no cesa y la “baja” inflación resulta gigantesca para salarios y jubilaciones virtualmente congelados. Las horas extras y las changas marchan en retirada -con excepción del Uber, que se ha convertido en la changa preferida de obreros industriales, maestros y hasta profesores universitarios. 

 Elecciones

 Este escenario social explosivo tiene lugar en las vísperas de las elecciones nacionales y cuando ya han transcurrido varios comicios en las provincias. El protagonista de estos turnos electorales ha sido el ausentismo, que ha golpeado por sobre todas las cosas a una oposición perdedora -el pejotakirchnerismo y “la izquierda nacional y popular”. El fastidio popular le dio las espaldas a los que colaboraron con el gobierno liberticida desde el Congreso Nacional y las gobernaciones, trasladando a los trabajadores de las provincias el ajuste de Milei-Caputo. Naturalmente, la abstención es expresión de otro impasse político, en este caso, del movimiento de las masas. Pero es la que empieza a ´descongelarse' con las luchas del Garrahan, Catamarca, los choferes y tantos otros. Es necesario abonar este cambio de tendencia, por un lado, desarrollando activamente las autoconvocatorias y coordinadoras, huelgas y movilizaciones; por el otro, desenvolviendo ante los luchadores las implicancias políticas de su lucha, en medio de un escenario nacional y mundial surcado por crisis políticas y financieras y guerras imperialistas. Vamos a la campaña electoral en medio de este escenario político excepcional. 

 Marcelo Ramal 
 03/06/2025

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