Manuel Adorni, el vocero presidencial, anunció restricciones a la labor periodística que incluyen la instalación de un botón silenciador en el atril de la sala de conferencias, la elección por parte de la “audiencia” de la prensa acreditada y la participación en Balcarce 50 de youtubers adictos al oficialismo. Para blindarse en momentos de crisis y ante las denuncias por estafa contra Javier Milei y su séquito, el gobierno busca avanzar en una política de mayor censura contra la crítica.
El botón permitirá al bufón del presidente silenciar a los periodistas que hagan preguntas incómodas y cuestionen el rumbo político oficial. “Cuando se excedan un poco, les aprieto el botón”, dijo Adorni en relación a la medida. Además, adelantó que quiere establecer un “Gran Hermano periodístico” para que la “audiencia” elija a la prensa acreditada, aunque no especificó en qué consistiría esto.
Asimismo, Milei y su banda de estafadores planean permitir la entrada a la sala de conferencias de youtubers afines al gobierno, con el objetivo de orquestar intercambios a medida de las necesidades del oficialismo. Ya han autorizado el ingreso de Mariano Pérez, militante libertario y propietario del canal de YouTube Break Point, conocido por subir propaganda gubernamental y justificar todas las medidas de empobrecimiento y ataques contra los trabajadores promovidas por Milei.
Además, quieren limitar el acceso a la Casa Rosada a periodistas que mantengan una “relación de dependencia” con sus empleadores. Es decir, pretenden vedar el ingreso de periodistas independientes y de aquellos que están precarizados –una situación que afecta a gran parte de los trabajadores de prensa.
Adorni y su jefe Milei siguen los pasos del presidente norteamericano Donald Trump, quien permitió que blogueros, influencers, youtubers y personajes de redes sociales afines al magnate realizaran coberturas oficiales. Trump también dispuso que su gobierno decidiera qué periodistas y medios pueden hacerle preguntas en el Salón Oval o a bordo del avión presidencial.
Milei suele atacar a los periodistas que lo critican acusándolos de “ensobrados”, cuando él mismo le pasa sobres a periodistas acólitos del régimen, como Jonatan Viale, para que hablen bien de él y justifiquen sus políticas hambreadoras.
El último capítulo de esta orientación se vio durante las sesiones ordinarias del Congreso, donde los cronistas parlamentarios y los reporteros acreditados, cuya labor fue restringida por el gobierno, fueron patoteados. Los libertarios intentaron evitar que se retrataran los problemas que enfrentan y que quedaron en evidencia durante el discurso de Milei. El oficialismo también ha hecho escuela en reprimir periodistas y trabajadores de prensa en algunas de las protestas contra las políticas de ajuste que han tenido lugar.
Los ataques a la libertad de prensa provienen de un gobierno que refuerza sus rasgos autoritarios y antidemocráticos para aplicar en toda la línea la ofensiva de la clase capitalista contra la clase obrera, en un cuadro de crisis política y económica.
Los trabajadores tenemos más motivos para echarlos.
Nazareno Suozzi
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