El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, visita la Argentina para reforzar la tutela del imperialismo yanqui sobre el rumbo de nuestro país. La instalación de bases militares, la entrega de bienes comunes y limitar la injerencia económica de China serían algunas de las exigencias del funcionario norteamericano hacia Javier Milei, como retribución por haber destrabado el préstamo del FMI.
Con la firma del nuevo acuerdo con el Fondo, el gobierno dejó al país a merced de la voluntad de Trump, que busca frenar la creciente influencia de los capitales chinos en nuestro territorio. En la reunión con Bessent, Milei reafirma su vocación de someterse a las directivas de la Casa Blanca, lo cual incluye oficiar de peón en la guerra comercial lanzada contra el gigante asiático.
Los yacimientos de litio y el complejo agroexportador local representan campos de disputa estratégica entre ambos bloques. Por un lado, la existencia de siete proyectos de litio en Argentina con inversión china (uno en Jujuy, cuatro en Salta y dos en Catamarca) despierta enorme preocupación en el gobierno estadounidense, que busca terminar con el liderazgo del país asiático en materia de producción de baterías. Por otra parte, Estados Unidos quiere evitar a toda costa que la empresa china CCC Shanghai Dredging Corporation se haga de la concesión de la Hidrovía del Paraná, lo cual le daría enorme preeminencia en el comercio exterior argentino.
Sin dudas Bessent viene a imponer un trato prioritario para las multinacionales norteamericanas en ambos rubros, así como en la obra pública. Esto último también es en detrimento de China, como lo muestra que permanezca frenada la construcción de las represas en Santa Cruz, cuyo financiamiento provenía de Pekín. Otro objetivo del secretario del Tesoro norteamericano es presionar para que Milei condene cualquier intento de China de utilizar a Argentina como base de triangulación para seguir exportando a Estados Unidos eludiendo el arancel del 125% fijado por Trump.
Tensar relaciones con China tendría obviamente un costo enorme para el gobierno de La Libertad Avanza. El gigante asiático no solo es el principal comprador de las materias primas que exporta Argentina, sino además el acreedor de más de la mitad de las reservas del Banco Central por el swap de monedas con el Banco Popular de China (unos U$S 18.000 millones). Este viene de auxiliar a Milei permitiéndole refinanciar los U$S 5 mil millones usados para pagar importaciones, que vencían a partir de junio. Semejante poder de decisión sobre las finanzas del país genera disgusto en Washington, como acaba de explicitar Claver Carone (enviado del Departamento de Estado de Estados Unidos para América Latina). La respuesta del gobierno argentino fue un mangazo de un swap con el propio Tesoro norteamericano por U$S 10.000 millones, fiel a la rapidez de reflejos para seguir endeudando al país en toda ocasión propicia.
Entre las temáticas del encuentro, trascendió el reclamo de Estados Unidos de reponer la ley de patentes, sancionada durante el menemismo y derogada en 2012, para que los laboratorios argentinos vuelvan a pagar regalías por veinte años a los laboratorios extranjeros, restituyendo un negocio que involucra miles de millones de dólares. Según fuentes diplomáticas, el emisario de Trump también requirió una mayor apertura importadora por parte de Argentina y la eliminación de la prohibición de exportar ganado en pie (con menos valor agregado), acentuando la matriz primarizante de la economía nacional.
Tampoco olvidemos que Bessent es un representante de los fondos de inversión -fue jefe de la sede londinense de Soros Fund Management e inversor del fondo QFR Capital Management-, y, como tal, viene a la Argentina ávido de encontrar nuevos negocios para el capital financiero internacional sobre la base de acelerar la privatización de las empresas nacionales y de la salud y educación públicas.
Todos los análisis concuerdan que su visita también obedece al interés yanqui de instalar bases militares en la Patagonia, sobre todo en Tierra del Fuego por tratarse de un paso bioceánico y estar más cerca de la Antártida. Como vemos, con Milei en el poder, la renuncia a la soberanía nacional es cada vez más profunda.
La agenda de concesiones al imperialismo refuerza la necesidad de echar a este gobierno entreguista, que, día tras día, agrava la dependencia semicolonial de nuestro país y hunde al pueblo trabajador. Más que nunca, fuera yanquis de Argentina y América Latina, fuera FMI, fuera Milei.
Sofía Hart
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