lunes, noviembre 03, 2025

El terrorismo de Estado contra las favelas brasileñas al servicio del golpismo de Trump y Bolsonaro


Lula y el PT frenan una movilización contra los gobernadores de la ultraderecha. 

 La masacre perpetrada por la Policía Militar y Civil en dos favelas de la ciudad de Río de Janeiro ha hecho ingresar la agenda del combate al “narcoterrorismo” al estado brasileño. Esta definición convierte al negocio del tráfico de drogas en una cuestión de seguridad nacional. Bajo esta rúbrica, Donald Trump se apresta a ordenar el bombardeo de instalaciones militares en Venezuela. Anteriormente, se había adjudicado el derecho de atacar militarmente a los cárteles que operan en México dentro del territorio de ese país. La amenaza se ha extendido a Colombia, cuyo presidente, Gustavo Petro, ha sido calificado de narcoterrorista y sancionado con la prohibición del uso de medios de pago en dólares a nivel internacional. A partir del asalto, el miércoles pasado, a las favelas Alemão y Penha, Brasil, el principal país de América Latina, ha entrado en ese circuito ‘geopolítico’. El saldo fue de más de sesenta personas asesinadas (algunas decapitadas), luego de su detención. Los muertos en esta operación superan las 120 personas. El terrorismo de estado se ha hecho cargo del ‘combate’ contra el narcoterrorismo. La Defensoría de Río de Janeiro ha reclamado que se le entreguen las cámaras de la zona y denuncia el retiro de los cadáveres del lugar, para alterar las pericias, cuyo volumen sería muy alto. 
 El asalto a las dos comunidades fue planificado, según informaciones de La Nación, desde hace un año. El Gobierno Federal y las Fuerzas Armadas fueron mantenidos al margen de esta operación para evitar que intervinieran para bloquearla. Esto convierte al operativo en una acción paraestatal y paramilitar ejercida por un estado de la Federación brasileña. Se utilizaron las fuerzas del estado carioca, bajo la dirección del gobernador bolsonarista Claudio Castro. El Comando Vermelho, objetivo de la operación, obtuvo el conocimiento de lo que se venía con cuatro días de anticipación, un “vazamento” de acuerdo a la Folha de São Paulo, efectuado por narcos infiltrados en las organizaciones policiales. El objetivo oficial del asalto, declarado después de la masacre, era la captura de Edgardo Alves de Andrade, el “Doca”, el jefe en libertad del CV. Todo indica que la versión es parte de una operación de desinformación para justificar el propósito del asalto –una acción terrorista de estado-. El “Doca” logró, sin embargo, fugarse, no sin haber dejado preparada una resistencia, que incluyó ataques con drones desde el aire. Luego de los hechos, el Tribunal Superior Electoral ha reabierto una causa de 2022 por “abuso de poder” contra el gobernador Castro. De ser condenado, deberían convocarse a nuevas elecciones en el estado de Río de Janeiro. 
 El sigilo de la operación, con el propósito expreso de apartar al presidente Lula y al estado nacional, no impidió, según los medios periodísticos, que llegara al conocimiento de las fuerzas de Seguridad nacionales, que no la compartieron con las autoridades políticas correspondientes. El sigilo había penetrado en los escalones más altos. Claudio Castro y los gobernadores filobolsonaristas cuestionan como insuficiente la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) enviada por Lula al Congreso, acerca de la Seguridad Nacional, en cuanto a establecer un estado policial. Lo acusan de responsable del aumento de la llamada seguridad pública. Después de la masacre han formado un “Consorcio de la Paz”, que plantea “(que) los estados actúen conjuntamente, con sede en Rio, para compartir información, equipo y tropas, así como reunir todos los recursos necesarios, incluso armar a la policía de tránsito –algo que está expresamente prohibido-. El “Consorcio” agrupa a los gobernadores de los estados de Río, São Paulo, Minas Gerais, Goiás, Santa Catarina, Mato Grosso do Sul y el Distrito Federal. Se trata de una clara fractura del estado federal y una suerte de ‘doble poder’ entre los gobernadores, de un lado, y el Poder Ejecutivo y, hasta cierto punto, el Congreso nacional, por el otro. Quienes no ven en este operativo la mano del ‘trumpismo’, señalan que tiene lugar cuando Lula y Trump arriban a un acuerdo arancelario y el Senado norteamericano vota la derogación de los aumentos de aranceles contra Brasil establecidos por decreto por Trump. No ven, sin embargo, una ‘conspiración’ internacional cuando todo el ataque a la favelas ha tenido el carácter de una conspiración política abierta. Un ‘apaciguamiento’ en el frente del comercio exterior podría responder a la intención de dejar las manos más libres para los gobernadores golpistas y, también, para neutralizar una reacción contra el inminente ataque a Venezuela. 
 En la primera reacción a la masacre, anunció “la conformación de una oficina conjunta entre las autoridades nacionales y locales para enfrentar el crimen organizado”. En Río de Janeiro, sin embargo, los comandos narcos son sólo una parte de la organización del crimen organizado; la otra parte la constituyen las “milicias”, las organizaciones parapoliciales de corte bolsonarista; dominan un territorio equivalente al de los comandos narcos. Lula ha preferido ignorar el movimiento golpista que envuelve lo ocurrido, para repetir que "su administración no puede aceptar que el crimen organizado siga destruyendo familias, oprimiendo a los residentes y propagando drogas y violencias por las ciudades” (La Nación, 31.10). Lula, sin embargo, sabe mejor que nadie que la vida económica de Río está dominada por el lavado de dinero en la Bolsa y en los grandes emprendimientos inmobiliarios; sin el tráfico del CV, el Primer Comando de la Capital o el Comando puro, los grandes negocios de la “cidade maravilhosa” (y no sólo de ella) entrarían en quiebra. El acuerdo arancelario con Trump le ha nublado la vista a Lula y llevado a capitular ante los golpistas. 
 Es que la ultraderecha enfrenta una encrucijada en Brasil. El 8 de enero 2023 fracasó la tentativa golpista de Bolsonaro por la oposición de los altos mandos de las Fuerzas Armadas; luego fracasó el intento de decapitar al Tribunal Superior de Justicia, para impedir la condena a Bolsonaro y a los mandos militares bolsonaristas, en especial al general Augusto Heleno. Las movilizaciones fascistas de masas, en Brasil, no alcanzan para torcer este rumbo sin el acuerdo de los mandos militares. El “Consorcio por la Paz”, por un lado, y el terrorismo de estado contra el narcotráfico, buscan remediar esas limitaciones e insertar al golpismo en la política de Trump. El bombardeo norteamericano contra instalaciones militares de Venezuela va a estremecer toda la política latinoamericana. Trump viene de reunirse con Xi Jing pin, donde la cuestión de las intenciones contra Venezuela debe haber estado arriba de la mesa. La agresión contra Venezuela está descontada por las llamadas grandes potencias, que se limitarán a un reparto de los despojos. Javier Milei acaba de poner a Argentina, en la ONU, en el campo del bloqueo a Cuba, como no lo había logrado el año pasado. Para él y para Trump, Cuba es un “estado terrorista”; el Congreso de Argentina, encantado por el salvataje de Bessent, no se pronunciado contra este voto, ni lo hará mientras discuta con Caputo la autorización a que los gobernadores puedan financiarse en el exterior para emprender sus negociados de obras públicas.
 La masacre en las favelas brasileñas es un poderoso llamado de atención. Es necesario una urgente discusión en los lugares de trabajo y estudio para convocar de inmediato a una acción de masas en Argentina contra las provocaciones y guerras del imperialismo norteamericana, con el propósito último de transformarlas en revolucionarias. Está fresco el bloqueo del peronismo y el kirchnerismo, de la CGT y la FUA y FUBA, a la movilización contra el genocidio en Gaza. En Brasil se habla de un genocidio en las favelas. 
 Fuera los masacradores y genocidas de América Latina y del mundo entero.

 Jorge Altamira
 31/10/2025

Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación: el andamiaje estatal al servicio del capital


A través del Boletín Oficial, el gobierno anunció la aplicación de la ley 27.738 “Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030” aprobada por consenso en octubre de 2023 a través de los “Lineamientos” desarrollados por el Secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología, Darío Leandro Genua. 
 En la ley original se mencionan 10 desafíos estratégicos, desde erradicar la pobreza, y la vulnerabilidad ambiental, Bioeconomía y biotecnología alimentaria, el desarrollo de la industria espacial e informática, cómo investigar el Mar Argentino para un uso sostenible y la transición energética. Si bien es una falacia de conclusión pensar que una ley de Ciencia pueda lograr por sí sola “erradicar la pobreza”, los Lineamientos que decreta Genua se apoyan en las interpretaciones que hace el gobierno liberticida, a saber, disponer del conjunto del aparato científico tecnológico estatal como un subsidio directo hacia el capital. 
 En resumidas cuentas, los lineamientos estratégicos a abordar son cuatro, efectivamente los cuatro sectores que más divisas ingresan al país: Agroindustria, Minería y Energía, Economía del Conocimiento y la Innovación y Salud. Genua plantea que es necesario enfocarse sólo en estos 4 aspectos en términos de que el contexto global de “modificaciones en la composición y orientación de los flujos comerciales, financieros y tecnológicos” y una “demanda energética tanto en términos del consumo interno como en el comercio internacional” y que para ello es necesario financiar los aspectos que puedan “resolver vulnerabilidades internas al tiempo de responder a los desafíos globales”. 
 Lo que está planteando el Secretario en sus lineamientos es un ordenamiento del sistema CyT estatal en el marco de los requerimientos del imperialismo, que pide como tributo del rescate al gobierno el conjunto de los bienes públicos que posee el Estado Argentino y convertirlos en commodities que favorezcan los mercados financieros de la deuda nacional, entre ellos ya se encontraba el Plan Nacional Nuclear. 
 Para cada uno de los lineamientos se busca desarrollar las líneas que más rindan al capital, a saber: en Agroindustria busca promover la producción de alimentos, bioinsumos, aprovechamiento del Mar Argentino. En Minerales y Energía busca promover el uso eficiente de la energía, búsqueda y explotación de minerales y materiales fundamentales para la industria electrónica, energía nuclear y energías alternativas. 
 En Economía del conocimiento e Innovación hace referencia a “software y servicios informáticos, biotecnología, nanotecnología, audiovisual y videojuegos, servicios profesionales intensivos en conocimiento, robótica e industria 4.0.” y señala que dicha industria en 2024 se colocó tercera como generadora de divisas a nivel nacional, detrás de la agroindustria y el sector energético petroquímico. El principal punto que señala en este aspecto es la producción en el ámbito de la ciberseguridad y ciberdefensa. 
 En Salud remarca y elogia que “según datos de la Encuesta sobre I+D del Sector Empresario Argentino (ESID) que realiza la Dirección Nacional de Información Científica, en la última década se registró una importante expansión de las actividades de investigación clínica. Esto ha dado lugar a la instalación en el país de diversas empresas o instituciones que ofrecen servicios de gestión de investigación clínica al sector farmacéutico (CRO). Las CRO articulan con centros de investigación, instituciones médicas, hospitales, clínicas, fundaciones u otros actores, los cuales llevan adelante las investigaciones. A diferencia del segmento de laboratorios, este conjunto de firmas es liderado por filiales de empresas multinacionales” 
 Entre las tecnologías a priorizar señala que “Las tecnologías prioritarias son: Inteligencia Artificial y ciencia de datos, biotecnología, nanotecnología, robótica y automatización, TICs, tecnología nuclear, espacial y satelital, tecnologías médicas y bioingeniería, tecnologías cuánticas y tecnologías emergentes como la tecnología vestible (wearables) y las neurotecnologías.” 
 Una vez más, el gobierno toma el pulso de los especuladores internacionales que encuentran en Argentina un pool de siembra que va eliminando las legislaciones ambientales, que envenena a la población local con agroquímicos. El mismo pulso señala que, en el marco de una guerra del imperialismo norteamericano con China, el primero buscó asegurar su propia cadena de suministros en materia de minerales, litio y tierras raras, como así también hidrocarburos que suministren a los mercados que son negados a Rusia.
 Las empresas de IA han puesto el ojo en Argentina y en su programa nuclear como un botín que permita continuar con el desarrollo de una industria que hoy tiene características más de burbuja financiera que de maquinaria productiva.
 La contracara del conjunto de estas medidas es la desarticulación de cientos de grupos de trabajo que investigan ciencias básicas y que no hacen a los intereses de la burguesía que hoy se vuelca la especulación financiera, y a los subsidios estatales para subsistir.
 Los trabajadores de la ciencia y tecnología todavía no han puesto su voz en este escenario de desguace o lo han hecho bajo experiencias orientadas por las autoridades de las instituciones que buscan su propio salvataje, adaptándose a las demandas del aparato liberticida o apostando a un recambio favorable en 2027, que los han llevado al inmovilismo. Abramos un debate sobre la profundidad de la crisis y la inviabilidad del sistema actual. 

 Sergio Yeti
 31/10/2025

Los gobernadores se alinean con la reforma laboral antiobrera de Milei y Trump


Una reunión para convalidar el Presupuesto 2026 de ajuste y la agenda reaccionaria del gobierno. 

 El presidente Javier Milei convocó a la casi totalidad de los gobernadores para sellar el apoyo a la reforma laboral antiobrera, la reforma tributaria y del Código Penal, con la linea de la continuidad del ajuste fiscal y del proyecto de Presupuesto 2026 presentado por el Ejecutivo nacional, tras la victoria electoral del oficialismo. El saldo de la reunión puso de relieve la adhesión de los gobernadores al ajuste nacional, replicandolo en sus provincias, y su subordinación a lo lineamientos del FMI, luego del fracaso electoral de la “linea de ajuste independiente” de Provincias Unidas. 
 La reunión contó con el núcleo duro del gabinete presidencial y con representación de 20 de las 24 jurisdicciones nacionales, con gobernadores, algunos vicegobernadores y el jefe de Gobierno porteño, y la ausencia anunciada -directamente no fueron invitados- de cuatro gobernadores peronistas, entre ellos el bonaerense Axel Kicillof. 
 Milei calificó la reunión como “extremadamente positiva”, dando cuenta de una subordinación total de los gobernadores a los planes del gobierno y el FMI, comenzando con la anunciada reforma laboral antiobrera, que plantea regresar a los trabajadores a la esclavitud, señalando que hubo “consenso absoluto” entre los asistentes respecto a avanzar en esta dirección. 
 El presidente de la nación, quien encabeza el ajuste sobre los trabajadores, no se privó de reconocer los esfuerzos de los gobernadores por replicar la misma política en sus provincias, manifestando que “hay que reconocer que las provincias hicieron un ajuste de un poco más de tres puntos. Estamos todos laburando en la misma línea”. 
 Que la reunión implicó un acto de subordinación total lo dejó de manifiesto que el gobierno pasó a un tercer plano cualquer agenda respecto al reclamo de los gobernadores por la coparticipación de impuestos, señalando que cada jurisdicción tendrá que resolver como financiarse e imponiendo su propia agenda, con el proyecto de Presupuesto 2026 de ajuste, el pacto fiscal y las reformas reaccionarias que anunció el gobierno. 
 Entre los ausentes de la reunión estuvieron Axel Kicillof (Buenos Aires), Gildo Insfrán (Formosa), Ricardo Quintela (La Rioja) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego), debido a que siquiera fueron invitados -aunque Kicillof estuvo reclamando ser convocado. Se trata de un sector del peronismo que ha quedado disminuido tras las elecciones y que no expresa ninguna alternativa para los trabajadores frente a las tareas planteadas, siendo el mismo sector que fue a las elecciones legislativas dejando pasar el ajuste, ausente en las calles, cómplice de la extorsión del imperialismo norteamericano contra la población y subordinando toda lucha concreta contra el ajuste a “reforzar el Congreso”. 
 La mención de Milei respecto a que los gobernadores y las provincias se financien por sus propios medios está directamente vinculada a las presiones del imperialismo para explotar petroleo, minerales y los recursos de las provincia, como parte de la entrega de la Argentina a los Estados Unidos como garantía ante el endeudamiento nacional y los favores de Trump a Milei. 
 La reunión de Milei con los gobernadores deja expuesto que no existen diferencias de fondo entre las variantes capitalistas, quienes solo pujan por mejorar la posición de los mandantes capitalistas, utilizando a los trabajadores y sus reclamos como moneda de cambio. 
 Los trabajadores debemos reforzar nuestra organización independiente para derrotar la ofensiva antiobrera que prepara Milei, con una fuerte campaña contra la reforma laboral antiobrera y con el ajuste que impacta en Salud, Educación, Cultura, entre algunos sectores, y con la movilización popular y los métodos históricos de acción directa de los trabajadores. 

 Marcelo Mache

Las reformas laborales noventistas que ampliaron la desocupación y el hambre


Promesas de trabajo formal para aplicar modificaciones patronales que facilitaron despidos, precarización y flexibilización laboral.

 La reforma laboral que tiene en agenda Javier Milei, con el pretexto de una supuesta generación de empleo formal, tuvo su fracaso en los '90 y los años siguientes, con las sucesivas modificaciones al régimen laboral, que introdujeron mayor precarización y flexibilización y culminaron con el estallido social de diciembre del 2001, y un crecimiento exponencial de la desocupación y la pobreza. 
 El primer antecedente al respecto del menemismo vino con la reforma laboral con la sanción de la Ley de Empleo 24.013, a fines de 1991, cuyo propósito fue flexibilizar el trabajo y los contratos laborales para adaptarlos a las necesidades del mercado y las patronales. Con esta reforma, se incorporaban una multiplicidad de modalidades precarias de empleo, más conocidas como “contratos basura”, generando una división adicional entre los trabajadores, entre permanentes y contratados. 
 Como Milei, el argumento de Menem para vulnerar los derechos de los trabajadores, satisfaciendo los reclamos del FMI y las patronales, fue la supuesta creación de puestos de trabajo y la formalización de los existentes, cosa que nunca sucedió –las patronales prefirieron pagar las indemnizaciones creadas a tal fin (derogadas recientemente por Milei) antes que regularizar trabajadores, para bajar costos. Los capitalistas se valieron de estas reformas para perjudicar a los trabajadores, continuando con el trabajo informal, ampliando sus ganancias y el número de desempleados, haciendo creer las filas de los desocupados. 
 Ademas, el menemismo redujo las contribuciones aptronales a la seguridad social, vaciando la caja de la Anses y las jubilaciones: en un beneficvio extraordinario que nunca se retrotrajo y que es uno de los pilares de las jubilacioens de indigencia que paga actualmente el Estado. 
 A mediados de los '90 incluso avanzaron más allá, con el convenio del Smata y Fiat, aplicando la política de convenios específicos que luego serían replicados en la industria, donde se redujeron los salarios un 40%, se descalificó a los trabajadores a la condición de “aprendices” y se atacó la jornada de 8 horas, la estabilidad laboral y el régimen de vacaciones, todo bajo la condición de creación de 5.000 empleos formales que nunca existieron. 
 Ya a fines de la década y del segundo gobierno de Menem, en 1998, se sancionó la Ley 25.013, que introduciría reducciones en las indemnizaciones y facultades discrecionales para las patronales y los sindicatos para reformar las condiciones laborales de los convenios. Esta ley derogó la mayor parte de los contratos basuras de la Ley de Empleo, pero solo porque el régimen laboral ya había sido degradado a la misma situación de vulnerabilidad. 
 Lo que vino después de estas reformas antiobreras fue aún peor, con la conocida Ley Banelco (Ley 25.250) bajo el gobierno de Fernando de la Rúa, con el escándalo de las coimas en el Senado como agregado. Esta reforma planteaba la extensión del periodo a prueba (algo que hizo Milei recientemente con la Ley Bases), el ataque a la ultraactividad de los convenios, la habilitación de los convenios por empresa incluso por sobre convenios de mayor jerarquía (rama o industria) y beneficios para los capitalistas con la disminución de las contribuciones patronales y subsidios, entre otras cosas. 
 Todo este proceso, lejos de llevar a un crecimiento del trabajo gracias a las facilidades a las patronales y la flexibilización de las condiciones laborales, solo conllevó un aumento de la desocupación y una caída general de los salarios, con los capitalistas explotando una mayor rentabilidad. 
 Milei ahora pretende que volvamos a profundizar esta orientación, que siguen sucesivamente los gobiernos capitalistas para defender los negocios patronales, con el mismo latiguillo del trabajo, cuando la economía sigue hundiéndose y con el antecedente que todo ataque contra los trabajadores siempre vino de la mano de más despidos, desocupación, ajuste y pobreza. 
 Hay que derrotar eta ofensiva del gobierno y sus colaboradores, rompiendo con la política criminal de la burocracia cegetistas y el peronismo colaborador, con la movilización popular y la lucha de clases, deteniendo cualquier intento de una nueva reforma laboral antiobera en los términos en los que la población trabajadora le dijo que no a la reforma jubilatoria de Macri en 2017 y paró así la reforma laboral en carpeta del macrismo. 

 Marcelo Mache

domingo, noviembre 02, 2025

Masacre en Río de Janeiro y crisis política


Mientras el imperialismo norteamericano prepara el asalto final sobre Venezuela. 

 La Masacre de Río de Janeiro, con un saldo de 132 muertos, no puede ser considerada por fuera del contexto internacional, de la injerencia de Trump y su política de intervención en América Latina bajo la acusación de “narcoterrorismo” a todo opositor político a sus posiciones. 
 Las primeras investigaciones oficiales sobre los eventos ocurridos en la madrugada del martes en los complejos Alemao y Penha, han confirmado la barbarie acometida por la policía. Los peritajes de los cuerpos evidencian signos de torturas, quemaduras, ejecuciones sumarias. Los jefes del operativo fingieron lamentar “una letalidad que se creía probable, pero no deseable”. Sin embargo, la megaoperación -que contó con la participación de 2.500 efectivos- y el traslado de los combates a la Sierra de la Misericordia fueron planificados previamente por las propias fuerzas policiales que interpusieron una “pared” de oficiales de élite, fuertemente armados, del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE). Las bandas criminales, que el gobernador Castro busca catalogar como narcoterroristas -en sintonía con Trump- están lejos de suponer una amenaza al monopolio estatal de la fuerza. Múltiples analistas políticos brasileños, así como expertos en delito, aseguran que estos grupos, si bien están fuertemente armados, no tienen comparación con una fuerza regular, ni siquiera con organizaciones armadas como las FARC. Los asesinados fueron mayoritariamente jóvenes reclutados en los barrios más pobres de Río al servicio de un oscuro entramado delictivo. Jóvenes que combatían en ojotas y sin remera fuerzas de élite policial que los torturaron y asesinaron en la oscuridad de un monte. El principal objetivo del operativo era detener al capo narco “Doca”, que todavía se encuentra prófugo.
 La policía, en un operativo que demoró interminables horas, citó a los familiares para reconocer los cuerpos en los hospitales cercanos a las favelas – el IMF y el Hospital Getulio Vargas-. La situación terminó en represión ante el malestar de las familias por las demoras y la negativa a entregar los restos. 
 El operativo policial fue vitoreado por la ultraderecha brasileña como el modelo a imitar en todo el país. En las últimas horas, fue replicado en San Pablo por Tarcisio de Freitas, aunque en este caso, se trató de una acción sumamente medida –arrojó sólo una víctima mortal y un herido-. El operativo buscaba ejecutar órdenes de detenciones de la banda más imponente de Brasil: el Primer Comando Capital (PCC). A diferencia de las operaciones en Río, los destinos fueron barrios cerrados y urbanizaciones de ricos, donde viven los capos del delito. La operación, ampliamente publicitada, sin embargo, no logró encontrar a los principales implicados. Se sospecha que ninguno de ellos vive en Brasil. La violencia vista el martes en Río, conocida en las jornadas de miércoles y jueves, ha llevado a reactivar causas contra el gobernador Claudio Castro por abuso de poder político y económico, que se encuentran en la última instancia judicial, en manos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), e involucran al presidente del Parlamento regional, Rodrigo Bacellar. Al mismo tiempo, el juez Alexandre de Moraes, ha solicitado a Castro que se presente el próximo lunes 3 de noviembre ante el Tribunal Supremo Federal a declarar y dar cuenta sobre el operativo del martes, bajo riesgo de acusación de violar los derechos humanos.
 La ofensiva de la ultraderecha cuenta con un aval de Trump. Lula, por su parte, ha tomado distancia de las polémicas públicas con Castro. Ha firmado una resolución presidencial que eleva la protección a fiscales y policías. La derecha ha montado una operación política en su contra. El contraste político entre los dichos de Lula y la “cautela” oficial en sus declaraciones y acciones, contrasta con las de los dirigentes de base en las barriadas asediadas por la violencia narco y policial. Las denuncias de los delegados barriales en Alemao y Penha expusieron una situación de crisis humanitaria en las favelas.
 Por otro lado, la iniciativa de Castro busca esconder una profunda fractura política en las filas del bolsonarismo y la lucha intestina por la candidatura para enfrentar a Lula en 2026. Castro, una figura en declive, es catalogado como un oportunista por la prensa brasileña. De ahí, las acusaciones que ubican al megaoperativo como una acción electoral en favor de su política de mano dura. Las intenciones de Castro, egoístas y oportunistas, no están en juicio. Lo que debe ser caracterizado es el alcance político de este globo de ensayo ejecutado por los círculos bolsonaristas contra el gobierno nacional. Diversas investigaciones, aparecidas en Folha de Sao Paulo, denuncian que las autoridades militares nacionales ocultaron el operativo al gobierno nacional; también se denuncia la filtración del operativo al Comando Vermelho. Las irregularidades se multiplican rápidamente. La descomposición social y política de Brasil busca ser aprovechada por una banda cívico militar de delincuentes para alinear al país más grande de América Latina en una empresa de rapiña internacional. No pueden entenderse de otra manera las súplicas de Flavio Bolsonaro (hijo) a Donald Trump para que bombardee las costas de Brasil.

 Joaquín Antúnez 
 31/10/2025

Sudán: un nuevo capítulo de la barbarie en la guerra civil


La caída de El Fasher deriva en crímenes masivos contra la población civil. 

 La captura de la ciudad de El Fasher por parte de las Fuerzas de Acción Rápida (FAR) del general Mohamed Hamdan Dagalo, alias “Hemdeti”, derivó en uno de los episodios más brutales de la guerra civil sudanesa, cuando estas tropas emprendieron una espiral de crímenes contra la población civil. Se afirma, por ejemplo, que 460 pacientes y familiares fueron ejecutados a sangre fría en un hospital de la ciudad, y que personas con discapacidades, dificultades para huir, también fueron rematadas. A esto se suman las denuncias de violaciones masivas de mujeres y niñas. 
 La caída de El Fasher, una de las ciudades más importantes de la región de Darfour, corona un bloqueo de dieciocho meses en que las fuerzas de “Hemdeti” sometieron a la población local -al estilo de Israel en la Franja de Gaza- a la hambruna. Pero la historia viene de mucho más lejos: a comienzos de siglo, “Hemdeti” lideró las milicias Yanyaweed, que iniciaron una limpieza étnica contra las poblaciones negroafricanas (fur, masalit y zaghawa) de Darfour, tras una sublevación de los agricultores de la región contra el régimen sudanés, entonces bajo el puño del dictador Omar al-Bashir. 
 La guerra civil de Sudán, que en dos años y medio de conflicto ya dejó más de 50 mil muertos y 10 millones de desplazados, enfrenta a las FAR de “Hemdeti” con otro general, Abdel al-Burhan. Estas dos figuras protagonizaron un golpe militar en 2021 que puso fin a la experiencia de gobierno de transición cívico-militar, surgido poco después del levantamiento popular que puso fin a la dictadura de al-Bashir. Sin embargo, al-Burhan y “Hemdeti” comenzaron a librar pronto una pulseada de poder que planteaba, entre otros focos de conflicto, el de la integración de las FAR a las fuerzas regulares. 
 Con El Fasher en sus garras, las FAR alcanzan el control de la mayor parte de Darfour, una región que es importante tanto desde el punto de vista económico como territorial. Cuenta con oro y fronteras con Chad y Libia, a través de las cuales, las fuerzas de “Hemdeti” trafican minerales y reciben armamento de los Emiratos Arabes Unidos. 
 El gobierno de al-Burhan, en tanto, domina el este del país, incluyendo las costas sobre el Mar Rojo por donde se exporta el petróleo. En marzo, retomó el control completo de la capital, Jartum. Al-Burhan cuenta, según el diario madrileño El País (31/10), con el respaldo de Rusia, Egipto y Arabia Saudita. 
 Este escenario de fuerzas plantea la posibilidad de una nueva partición de Sudán, que ya vio independizarse al sur en 2011, tras dos guerras civiles sangrientas, que fueron seguidas por otra guerra civil entre los partidarios de Salva Kiir y Riek Machar, un conflicto que nunca se disipó del todo. 
 El golpe de al-Burhan y “Hemdeti”, en 2021, desplazó el centro de gravedad política desde las masas en lucha al ejército y reintrodujo a Sudán en el escenario de la barbarie y la guerra imperialista. Para salir de este pantano, se necesita una nueva oleada revolucionaria. 

 Gustavo Montenegro

¿Qué significa la tregua que pactaron Donald Trump y Xi Jinping?


Este jueves 30, los líderes de Estados Unidos y China, Donald Trump y Xi Jiping, pactaron una tregua comercial de un año en una cumbre que celebraron en Busan, Corea del Sur. China acordó suspender durante un año los controles a las exportaciones de las estratégicas tierras raras, mientras que Estados Unidos suspendió los mayores controles a las exportaciones de semiconductores, y se suspendieron los nuevos aranceles recíprocos al transporte marítimo. A su vez, Estados Unidos redujo en 10 puntos porcentuales los aranceles a los productos chinos relacionados con el fentanilo, disminuyendo el arancel promedio al 45%, mientras que China acordó reanudar las compras de soja y habilitar el control de TikTok por una empresa norteamericana. 
 El repliegue se produce luego de la escalada que protagonizaron ambas potencias en las últimas semanas, que prefiguraba un choque con derivaciones inciertas. Sin embargo, este repliegue, no representa una reversión de la tendencia a una confrontación decisiva entre ambas potencias. Hacia adelante, se acelerará la carrera de ambos países para dominar las cadenas de suministro y hacerse de los recursos naturales, tecnológicos y militares para poder prescindir y, a su turno, someter a su adversario. 

 La escalada previa

 Recordemos que en el llamado “Día de la Liberación”, cuando Trump anunció aranceles exorbitantes para todo el mundo, China y Estados Unidos se enfrascaron en una escalada que llevó los aranceles recíprocos por arriba del 100 %. La decisión de China de restringir las exportaciones de siete elementos de tierras raras y los imanes relacionados —utilizados en armamento, automóviles y electrónica— fue un punto de inflexión en esa escalada. Es que China domina la mayor parte de la producción de tierras raras (entre un 60% y un 70%) y de su refinación (un 90%), y sus restricciones amenazaron con paralizar la industria yanqui y la industria automotriz internacional. Por esta razón, Estados Unidos redujo los aranceles sobre los productos chinos al 30 % como parte de una tregua de 90 días, que posteriormente se extendió, y China redujo sus aranceles sobre los productos estadounidenses al 10 % y comenzó a permitir nuevamente el flujo de tierras raras. 
 Esta dinámica había tenido un antecedente bastante inmediato. En diciembre de 2024, Washington había anunciado restricciones a las exportaciones a China con el objetivo de limitar el desarrollo de microchips avanzados para la inteligencia artificial con uso militar. El Estado chino respondió, en aquel momento, con la prohibición a la exportación de galio, germanio, antimonio y grafito, metales clave para la fabricación de semiconductores o baterías. 
 En el marco de la tregua arancelaria iniciada en mayo y prorrogada en agosto por otros 90 días más, Estados Unidos sostuvo las restricciones al envío de chips de alta tecnología al gigante asiático. China, por su parte, dejó de comprarle soja a Estados Unidos y recrudeció las investigaciones antimonopolio contra grandes empresas estadounidenses como Google, DuPont, Nvidia y Qualcomm. 
 Pero en las últimas semanas, faltando un mes y medio para que se venza la tregua arancelaria, se produjo un mayor recrudecimiento de las hostilidades. A finales de septiembre, la Oficina de Sanciones de Estados Unidos amplió la lista de empresas a las que se les prohíbe el acceso a la tecnología norteamericana, afectando especialmente a empresas chinas. A su vez, Estados Unidos impuso nuevos aranceles a los buques de fabricación china en puertos estadounidenses. Como respuesta a todo esto, China elevó a principios de octubre sus controles de exportación de tierras raras a un nuevo nivel. Así, estableció un régimen global de licencias que, de aplicarse con rigor, le otorgaba a China la posibilidad de dictar qué productos de alta tecnología se fabrican fuera de sus fronteras y quién los fabrica. Trump respondió amenazando con nuevos aranceles del 100% y con cancelar la cumbre entre ambos líderes del jueves 30. 

 Las razones del repliegue 

A diferencia de la guerra comercial impulsada por Trump bajo su primer mandato, la actual confrontación ha encontrado a China mejor preparada. Y es evidente que Xi le ha dado a Trump de su propia medicina. 
 Muy tempranamente China ha sido consciente del poder de fuego con el que cuenta con su cuasi monopolio de las tierras raras. Nos referimos a los 17 elementos químicos que resultan indispensables para la producción de autos eléctricos, teléfonos inteligentes y aviones de combate, entre otras cosas, que le otorgan a China un enorme poder en el control de la cadena de suministros. De hecho, ya en 1992 Deng Xiaoping había señalado que “así como Medio Oriente tiene el petróleo, China tiene las tierras raras”. En 2010 el gigante asiático utilizó su dominio de las tierras raras contra Japón, lo que motivó un pronunciamiento por parte de la Organización Mundial del Comercio contra China en 2012.
 Pero así como ha sido consciente de su potencial, China también lo ha sido de sus limitaciones en el terreno tecnológico, especialmente en el de los microchips, y de dependencias de las importaciones. Por eso en 2015 lanzó el programa Made In China 2025, con el objetivo de superar su atraso tecnológico, reducir su dependencia de las importaciones e incrementar su productividad laboral (ver la sección “La puja tecnológica” en “De donde viene y adónde va China”). El lanzamiento en 2013 de la Iniciativa de la Ruta y la Franja fue otra forma de sortear su dependencia comercial de Estados Unidos, diversificando su entramado comercial. Es por eso que, en septiembre de este año, el valor de las exportaciones chinas han crecido en un 8,3% interanual, a pesar de las restricciones norteamericanas y la caída del comercio con Estados Unidos. 
 En contraste con la previsión china, Estados Unidos recién ahora se ha volcado a superar su dependencia de las tierras raras producidas y refinadas por China. Trump ha planeado crear una reserva estratégica de minerales y establecer un precio mínimo para las tierras raras, agilizando los trámites de permisos y reduciendo drásticamente las normas medioambientales para acelerar la construcción de minas y plantas de procesamiento. De hecho la administración norteamericana ha tratado de adquirir minerales críticos por el orden de los mil millones de dólares, como parte de una campaña de acumulación de reservas, y el Estado yanqui se ha volcado a la adquisición de participaciones en empresas mineras, como MP Materials, Lithium Americas y Trilogy Metals (Financial Times 20/10).
 Esta dinámica es lo que explica que muchos hayan señalado que China mantiene una ventaja respecto a Estados Unidos en la guerra comercial. El semanario inglés, The Economist, tituló su editorial del 23 de octubre: “Por qué China está ganando la guerra comercial”. Chris Miller -el autor de Chip War, un libro dedicado a mostrar el rol de los chips como la infraestructura crítica de la civilización moderna y a analizar la puja entre ambas potencias por el dominio de los semiconductores- señaló en un reciente artículo de opinión que China “sigue ganando” la guerra comercial (Financial Times 27/10). Como balance de la cumbre entre Trump y Xi, un artículo publicado en The New York Times (reproducido por La Nación 31/10) afirma que “Xi sale fortalecido de Busan, pero deja que Trump cante victoria”. Mientras, el Financial Times sostiene que “China emerge como un ‘rival a la par' de Estados Unidos”, mostrando un contraste entre la situación de China con Japón, Malasia y Corea del Sur. Es que en las reuniones que mantuvo Trump con los mandatarios de los países asiáticos, estos se vieron obligados a hacer concesiones, incluyendo acceso a sus mercados y la promesa de invertir cientos de miles de millones de dólares en Estados Unidos, a cambio de una modesta reducción de aranceles. 
 Sin embargo, también hay que incorporar al panorama general que Trump afirmó no haber hablado en la cumbre sobre Taiwán, algo que le preocupa especialmente a China ante el armamento sistemático de la isla gracias a la asistencia del imperialismo yanqui. A su vez, Trump afirmó no haber aceptado la venta de los avanzados chips de IA Blackwell de Nvidia a China, aunque indicó que sí abordó el acceso a otros chips de la compañía. 

 La preparación de la ofensiva 

Sea como fuere, es claro que cada potencia apunta a superar, en el marco de la tregua, sus propios flancos débiles.
 Tal es así que, una vez concluida la cumbre Trump-Xi, el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, señaló que China “cometió un grave error” al amenazar con suspender las exportaciones de tierras raras, ya que “alertó a todo el mundo de ese peligro”, y que Estados Unidos se protegerá de una eventual nueva crisis de suministro de tierras raras “en un plazo de 12 a 24 meses”. Hay que apuntar también que Trump, en la víspera de la cumbre de Busan, anunció el retorno de las pruebas de las armas nucleares, interrumpiendo más de tres décadas de moratoria nuclear. Lo hizo en respuesta al gobierno ruso, que lanzó recientemente el misil crucero Burevestnik y el torpedo nuclear Poseidón, pero también como una señal de poderío militar a Xi Jiping. 
 Por su parte, China seguirá intentando superar su retraso en materia de desarrollo de semiconductores. En la cuarta sesión plenaria del XX Comité Central del PCCh, que tuvo lugar el 23 de octubre pasado, se sentaron las bases del nuevo plan quinquenal de China. Allí, volvió a quedar clara su determinación de dominar la manufactura avanzada y lograr la autosuficiencia tecnológica y, entre otras cosas, “acelerar la construcción de capacidades de combate avanzadas y propulsar la modernización de la gobernanza militar” (Comunicado de la IV Sesión Plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China). Hay que recordar, a su vez, el impactante desfile militar que protagonizó el Ejército chino en Tiananmen, en el marco del 80 aniversario de la victoria china contra Japón, a principios de septiembre.
 El repliegue, como se ve, no inaugura un período de paz y estabilidad. Ambas potencias “retroceden” con el único objetivo de tomar impulso y lanzarse más decididamente a una confrontación decisiva.

 Pablo Giachello