El hijo de dos asesinados por el fascismo reconstruye su vida.
Cualquiera que comenzase su militancia en organizaciones marxistas, hablo de los años sesenta y setenta que es lo que controlo algo, hubo de pasar inevitablemente por el “manual de filosofía” de George Politzer (1903-1942): << Principios elementales de filosofía>>; hasta creo recordar que en <
> , don Mario Vargas Llosa se refería la escena de un grupo que estudiaba tal libro. Eran otros tiempos, qué duda cabe. Recientemente un anti-marxista de pro, Michel Onfray, reivindicaba sin ambages el quehacer del fusilado en 1942 debido a su militancia comunista y a sus actividades resistentes, por su labor en el campo de la psicología, por su <> teñida de la impronta freudiana modificada, de ciertos dejes behavioristas y de la Gelstat, psicología que quedaba expuesta, por cierto, en una obra que sigue siendo reeditada habitualmente: << Critique des fondements de la psychologie>>, desde su fecha de publicación primera (PUF, 1928).
Me da por pensar que hoy en día, si exceptuamos este aspecto señalado , la presencia de Politzer brilla por su ausencia, en especial en el campo de la filosofía, si se tiene en cuenta que la suya era una divulgación filosófica de brocha gorda y plagada de unas simplificaciones llevadas hasta el mismísimo exceso lo que hacía que algunos de los pensadores presentados eran tergiversados hasta el chirrido, siguiendo en esto la senda abierta por algunos textos engelsianos y ciertos trabajos de Mao << sobre la contradicción>> o sobre <> de Stalin…algunos discípulos de tal modo de actuar sí que los hubo posteriormente a las obras de Politzer, empeñados en hacer llegar sus versiones del <> al común de los mortales como quien vende manuales de aprenda usted no-sé-qué en diez días; paso de los clásicos manuales de la editorial Progreso moscovita. Parece, de todos modos, un deber de pura honestidad señalar que la intención que le guió a la escritura del libro del que hablo era la de extender el saber a los límites extra-académicoas y extra-burgueses y convertir el texto en material para la Universidad obrera que había organizado junto a Jacques Decour y Gabriel Péri, además de en arma de la lucha de clases, para lo cual abandonando los elegantes pagos académicos fue a las fábricas a aportar a los trabajadores las bases de la ciencia marxista para <>.
La breve y agitada vida de este intelectual comprometido ha pasado prácticamente desapercibida y sólo se ha usado su nombre en conmemoraciones y actos oficiales para resaltar su condición de <>, y naturalmente homenajeado desde las filas del PCF por su vida de entrega a la causa de la emancipación. Así las cosas, resulta de grandísimo interés el libro, que acaba de ver la luz, escrito por su hijo Michel Politzer ( << Les Trois Morts de Georges Politzer>>. Flammarion, 2013), y el interés del libro se puede considerar por partida doble: por una parte, por el homenaje y el acercamiento que supone de la vida del militante comunista , además de porque nos acerca a su existencia y a su muerte, y por otra, por los emotivos sentimientos que expresa el hijo del retratado; la sinceridad se adueña de las páginas y hace que Michel no tenga pelos en la lengua a la hora de pintar con claridad la vida de su padre, y de su madre Maï, del mismo modo que no ahorra críticas al uso que de él, siendo crío, se hizo como <>, ignorando su auténtica persona todavía en formación; era como si él no existiese por sí mismo, sino como hijo de dos asesinados por el fascismo, con rostro francés: su padre fusilado en el monte Valérien y su madre, de soltera Marie Larcade( nacida en Biarritz el 15 de agosto de 1905 y muerta, a causa del tifus, en Auschwitz, el 6 de marzo de 1943) , a donde fue conducida en el célebre << convoy de los 31000>> del que hablaba hace poco en un comentario que titulé Nuit et Brouillard, que se puede consultar en esta misma red
A pesar del tiempo transcurrido, la huella de sus padres permanece en la mente de Michel, pintor , escultor e ilustrador de cuentos infantiles, lo que le empujó a visitar el lugar del fusilamiento de su progenitor; visita que realizó junto a su hijo Francis y con la hija de otro fusilado, el poeta comunista Jacques Decour, en el mismo lugar una semana después del 23 de mayo de 1942, fecha en que fue fusilado su padre George Politzer.
Michel carece de documentación apropiada y sus recuerdos son vagos, no por el tiempo transcurrido, sino por la escasa, y temprana, relación que tuvo con sus padres; éstos habían desaparecido, en 1940, pasando a la clandestinidad y el pequeño, quien a la sazón tenía siete años, quedó en manos de su abuela materna, vasca y acérrima católica (algunos dirían aquello de euskaldun, fededun) que tras la segunda guerra, y la dolorosa experiencia vivida, se convirtió en combativa militante comunista…
Michel reconstruye el puzzle con diferentes materiales, desde los que andaban esparcidos por diferentes cajas de lata oxidadas por el paso del tiempo, a los que le fueron entregados por amigos y conocidos de sus padres, y fotografías que le llevan a describir, reconstruyendo, muchos de los retazos esenciales en la vida de sus padres, apoyándose también-en el caso de su padre- de la <> que todo cuadro del partido debía escribir y que un colega recuperó de los archivos soviéticos, además de su visita constante a los archivos del PCF y de la Resistencia. No se aleja el escritor de la vida, ficcionándola y embelleciéndola hasta los roces de la hagiografía, sino que sigue los hitos esenciales y se atreve a entrar en la presentación de algunos de los quehaceres especializados( psicológicos y filosóficos) de su padre, e igualmente en aquellos giros, que a su modo de ver, supiseron cierto abandono del camino del pensamiento libre o del libre pensamiento. Conocemos así a lo largo de casi cuatrocientas páginas a George y a Maï, ginecóloga de procedencia vasca, se nos hará sentir el amor que les unía y su militancia que les condujo a la violenta muerte ya señalada. Asistimos a las tres muertes de su padre que desde su juventud húngara fue un luchador, con las armas en la mano, a favor de la república roja de Béla Kun, y cuando ésta fue derrotada, huyendo de un padre autoritario, marchó a Francia en donde cursó estudios en la Sorbona y se convirtió en agregado en filosofía, y más tarde-abandonando su camino estudioso e investigador- en martillo de <>, encarnado en aquellos años por el magisterio influyente de Henri Bergson, a la sazón celebrado profesor en el prestigiosos Collège de France. Si murió como ciudadano de Hungría, más tarde murió como mente abierta al plegarse de manera absolutamente obediente a la visión fosilizada y esquemática del marxismo que imperaba en aquellos años de dominio de la vulgata dogmática; la tercera, y definitiva, muerte le vino en el nombrado monte Valérien , tras haber sido detenido y torturado en París.
El amor de hijo le empuja a reconstruir, a veces de manera entrecortada y como si perdiese el aliento, la vida, que no conoció, de sus padres, héroes que fueron asesinados por luchar contra el fascismo.
Iñaki Urdanibia
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