
Operación Fangio, de Arnol Rodríguez —que acaba de ser publicado en ocasión de la XV Feria Internacional del Libro—, es un texto que relata de manera excelente lo que fue el secuestro de Juan Manuel Fangio, y lo hace con una prosa atractiva. Describe también el momento histórico cubano y, en especial, la lucha clandestina en La Habana en 1957 y los primeros meses de 1958.
Fangio secuestrado por el movimiento 26 de Julio en La Habana en 1958
El bosquejo de la historia de Cuba que allí se hace y el enfoque que se da de la tenebrosa personalidad de Fulgencio Batista y su ascenso al poder, debieran leerla todos nuestros jóvenes. Pocas veces he apreciado tan clara exposición de las ideas del proceso histórico cubano en forma sintética, amena, como telón de fondo de un gran acontecimiento en concreto. Se recoge también en el libro la repercusión nacional e internacional de aquel suceso memorable y brinda citas que son de extraordinario valor.
Se subraya la amistad que llegó a establecerse entre Fangio y sus captores. Pienso que es necesario investigar qué otro secuestro con fines políticos tuvo en el mundo las características de este, pues me parece algo singular lo sucedido aquel 23-24 de febrero de 1958. Invito a nuestros investigadores a procurar si hay alguno parecido. Esto también marca la singularidad cubana, porque las relaciones fraternales que se llegaron a establecer entre los captores y el secuestrado, y la manera en que se trató a este último, es algo original, o por lo menos excepcional, en secuestros con factores políticos. Esto muestra la calidad moral de los compañeros que trabajaron en ello, que no es otra que la de la misma Revolución que representaban.
Está presente aquí un humanismo profundo en un momento complicado y ante un hecho de por sí complicado. Este libro muestra la originalidad de la Revolución Cubana, es una pieza más para demostrar que es indispensable estudiar la historia de Cuba, en especial su relación con la ética, que ha sido una constante en estos 200 años. La ética del capturado y la de los captores salta a la vista como una hermosa enseñanza, pues mantuvieron una amistad que duró hasta la muerte de Fangio en 1995. Al leerlo pienso que este relato debe servir para nuevos empeños en divulgar la historia del país y sus hechos más concretos.
Sé que ya se ha hecho algo sobre el tema, pero valdría la pena que nuestros medios, la televisión y el cine, prepararan otro material en que este caso se ajuste exactamente a lo señalado en el libro, porque se parece mucho a la ficción; si se lee sin conocer los hechos y sin haber tenido tan profunda relación con ellos, podría pensarse que es una ficción. Ficciones preparadas a partir de la historia misma de Cuba y sus hechos excepcionales pueden servir de mucho a nuestros guionistas. Aspiro a que ellos estudien esta historia y así tendremos programas televisivos o cinematográficos de tanto valor o más que algunos de los que hoy apreciamos en nuestros medios.
Propongo que hagamos un encuentro de guionistas con relación a la historia de Cuba para explicarles la información y la percepción que tenemos, ya que puede ser cantera fundamental para nuevos guiones cinematográficos. Hace falta, desde luego, talento y vocación revolucionaria. El libro de Arnol sobre Fangio me sirve de antesala para esta iniciativa.
Se destaca también en el texto, de manera particular, la personalidad de varios compañeros, entre ellos Faustino Pérez. Tuve una amistad entrañable con él. Faustino llegó a ser, con el tiempo, el líder natural de la lucha clandestina en La Habana y en el occidente del país. Era en el Occidente lo que Frank País en Oriente. Faustino, Frank y Celia Sánchez son las tres figuras fundamentales y más simbólicas del apoyo a la lucha revolucionaria en los llanos de Cuba.
Faustino era martiano y fidelista, como aspiramos que sean nuestros hijos, nuestros nietos y todos nuestros descendientes. Su ejemplo perdurará como el de los grandes personajes de la historia, y entre ellos perdurará el recuerdo de la forma firme e inteligente con que dirigió la operación del secuestro de Fangio y la entrega del mismo a las autoridades argentinas. Puede usted apreciar todo esto en el libro hermosamente escrito por Arnol Rodríguez, uno de los protagonistas de aquella acción.
Armando Hart Dávalos
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