sábado, mayo 24, 2025

La dolarización endógena de Caputo, mientras la licitación de deuda de Estados Unidos queda desierta


La campaña de Luis Caputo para que “la gente saque la plata del colchón” ocurre en un momento ‘inoportuno’. El miércoles reciente, el fracaso de una licitación de deuda pública del Tesoro norteamericano derrumbó a la Bolsa norteamericana y a otras tantas de los llamados países emergentes. Los certificados de acciones argentinas que cotizan en Nueva York cayeron junto con los títulos del Tesoro en especial los bonos Globales, elevando el riesgo país por encima de los 600 puntos. Una mala señal para los colchoneros que estuvieran dispuestos a usar el dinero guardado para comprar deuda pública argentina o invertirlo de cualquier otro modo. El aumento del riesgo encarece todos los planes de nuevas deudas que ha imaginado Caputo para sumar dólares a las reservas del Banco Central.
 La licitación de Trump recaudó suscripciones primarias por apenas 16 mil millones de dólares, para financiar los agujeros fiscales del Tesoro norteamericano, que rodean los dos billones de dólares al año. La suba de la tasa de interés del bono a veinte años al 5.08 % ha encarecido todos los otros plazos de deuda –a 10 y 30 años-. Este aumento sube el peldaño del déficit fiscal y convierte al pago de intereses en la mayor cuenta del presupuesto de Estados Unidos. La deserción de la licitación obedece precisamente a que el proyecto de Presupuesto que Trump ha enviado al Congreso contiene toda clase de rebajas de impuestos al capital y de exenciones impositivas, que anuncian un agravamiento del déficit y una mayor necesidad de financiamiento. Trump se excusa con el planteo de que las rebajas impositivas alentarían el crecimiento económico y reducirían el impacto relativo de la deuda sobre la economía. Todos los informes especializados en la cuestión presupuestaria niegan esta posibilidad. EEUU tiene una deuda pública de 35 billones de dólares; la reducción impositiva lo privaría de tres billones de dólares, hipotéticamente, a lo largo de diez años.
 Para el historiador británico Niall Ferguson, la crisis fiscal condena a Estados Unidos a la pérdida de la primacía mundial, al incapacitarlo para aumentar el gasto en la defensa nacional. Las tres calificadoras internacionales de deuda le quitaron a EEUU el grado máximo, lo que afectó inmediatamente la calificación de los principales bancos. La descalificación de la deuda afecta por sobre todo a los Fondos de Pensión, porque desvaloriza sus activos, con los cuales garantiza el pago de las cuentas de afiliados. La prensa financiera ha vuelto a recordar el caso de Liz Truss, una primera ministra británica, que fue volteada en 45 días por la Bolsa de Londres, cuando presentó una rebaja similar de impuestos, con un impacto demoledor en los Fondos de Pensión. Lo ocurrido con la licitación de bonos del miércoles va en la misma dirección. Queda por ver lo que ocurrirá con el Presupuesto en el Capitolio. 
 James Dimon, el jefe del JP Morgan, no la ve mucho mejor, porque acaba de declarar que la inversión en créditos conlleva “mucho riesgo”. No se trata sólo, sin embargo, de ‘riesgos’ y de presupuestos. Trump ha ordenado a Apple que rompa la cadena de producción de los iPhone con China, para producirlos íntegramente en Estados Unidos; de lo contrario, le impondría aranceles descomunales. Probablemente tenga en vista alguna salida intermedia, porque el planteo es de imposible cumplimiento. Pero el 9 de abril pasado, el anuncio de aranceles de dos y tres dígitos porcentuales al resto del mundo, provocó una quiebra del mercado de deuda pública como no se había visto desde el 20 de marzo de 2020, cuando la OMS declaró oficialmente la pandemia del Coronavirus. 
 La desvalorización de la deuda norteamericana ha impulsado, de nuevo, el precio del oro y de las tenencias en las cadenas de activos “coin”. Sea como fuere, el dólar pierde la condición de refugio de valor, aunque no lo sustituya ninguna divisa alternativa. Es en estas condiciones que Caputo invita a “la gente" a dolarizar el gasto corriente y a desarrollar una dolarización “endógena”. El mesadinerista de Milei quiere meterle más presión a una olla que está al máximo. 

 Jorge Altamira
 23/05/2025

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