miércoles, septiembre 10, 2025

Francia: Una gran crisis política envuelta en una crisis fiscal


El primer ministro francés, el centrista François Bayrou, ha recibido un rechazo a su pedido de “voto de confianza” en la Asamblea Nacional. Ese voto era la condición para presentar un ajuste de 44 mil millones de euros en el Presupuesto Nacional (unos 50 mil millones de dólares). La decisión de someterse al voto fue tomada en solitario, sin el acompañamiento del gabinete ni de Macrón. Por un momento, Bayrou creyó que contaría al menos con la abstención del partido socialista. En estas circunstancias, el pedido fue catalogado como “un suicidio” o “una apuesta loca”. Un colega de gabinete le espetó que propiciaba “una muerte en escena”. Más allá de estos gestos afrancesados, el Presupuesto de Bayrou contemplaba un aumento del gasto armamentista y excluía de mayores impuestos a las grandes compañías y a los altos ingresos (Le Monde, 9.9) 
 El endeudamiento del Estado francés asciende al 114% de su PBI; los títulos públicos de Francia cotizan por debajo de los de Italia y España, y empatan con Grecia. La prensa prevé que Francia deberá someterse a un acuerdo con el FMI. El líder de la bancada del Partido Socialista (PS), Boris Vallaud, expuso claramente esta cuestión: “en 2017, el déficit estaba por debajo del 3%. Hoy es superior al 5,2%. La protección social tenía superávit, ahora está en déficit y la deuda ha aumentado en un billón” (La Nación, 09/09). La elevación de la edad de retiro en dos años no sirvió para detener la crisis del Tesoro. Los intereses de la deuda se han convertido en el primer ítem del gasto público. 
 Macron se apresuró a anunciar que postularía a otro primer ministro a la brevedad, sin aludir a qué coalición de gobierno recurriría para que sea aprobado por la Asamblea. El Partido Socialista reclama la primacía para el recambio, sin clarificar el ajuste que está dispuesto a ejecutar. Rompería de ese modo el Nuevo Frente Popular, porque La Francia Insumisa pide la renuncia de Macron y la convocatoria a elecciones para Presidente. El NFP denuncia al “imperialismo ruso” y apoya la guerra de la OTAN. Marine Le Pen, de Rassemblement National (RN), desafió con un recorte “en serio”, que debería a alcanzar los 100 mil millones de euros, quitando “gastos tóxicos”, como definió al sistema de asistencia médica. El planteo le quita a la ultraderecha la máscara populista, que venía prometiendo mayores gastos sociales y hasta la reducción de los años de retiro a su nivel anterior. Es un viraje abierto hacia la gran patronal francesa y un guiño a la política de Macron en cuanto a la guerra imperialista contra Rusia. La crisis no es ‘francesa’ sino europea, porque Alemania y Gran Bretaña sufren, respectivamente, crisis financiera e industriales, y una política de guerra que buscan financiar con ajustes sociales extraordinarios (desmantelamiento de los programas residuales de pensiones, educación y salud pública). 
 La Francia Insuma (LFI) -el partido de Jean-Luc Melenchon- niega que siquiera exista una crisis de deuda, a la que considera un invento del gobierno para justificar el ajuste. Este recurso retórico le sirve para defender los gastos sociales en la carrera electoral. Desde el Partido Socialista hasta la propia Le Pen, ofrecen a Macron alternativas para alcanzar gobiernos de coalición o, como llaman en la política francesa, cohabitación –distinto signo político entre el Palacio Elíseo (Casa de Gobierno) y el Matignon (Parlamento).
 Emmanuel Macron ha rechazado la cohabitación; la intención es volver a repetir la maniobra de disolver la Asamblea Nacional para imponer el ajuste por decreto en el interregno hacia nuevas elecciones. Pero ese “juguemos en el bosque mientras el lobo no está”, se ve perjudicado en estos momentos por una ola creciente de huelgas y la realización de una jornada de lucha, el jueves 11, con la consigna “bloqueemos todo”.
 Alentados desde los chalecos amarillos hasta sectores ‘apolíticos’ o ‘anti políticos’, incluso de la ultraderecha, han sumado a La Francia Insumisa y otros sectores de izquierda, como el NPA o Revolución Permanente, así como varios sindicatos y las centrales sindicales (con exclusión de la CFDT y de FO). Habrá boicot al consumo, al comercio, al transporte; se van a “dejar de usar las tarjetas de crédito por un mes”, y “comprar masivamente boletos de avión para cancelarlos a último momento”. No existe una declaración política ni reivindicaciones. Será una jornada de choques con la policía. Un movimiento a la altura del impasse político francés.
 La “Intersindical” que aglutina a las ocho principales centrales obreras francesas, ha convocado a la abstención. Ha llamado a movilizar el 17 de septiembre. Desde las movilizaciones contra las reformas de pensiones, que escaparon al control de la burocracia sindical en el momento más álgido del conflicto, la presencia de la burocracia sindical en la calle se había desvanecido. 

 Joaquín Antúnez 
 09/09/2025

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