jueves, septiembre 18, 2025

Rebelión popular en Indonesia


"Tememos la ley marcial”, afirma Andhika Wirawan, profesora de la Universidad de Pembangunan Jaya» (Il Fatto Quotidiano, 10/09). «Si se reanudan las protestas, ¿cómo responderá Mister Prabowo? Podría aprovecharlas para consolidar su poder.» (The Economist, 06/09). 
 “Mister Prabowo” es el presidente de la República de Indonesia que en estas semanas se ve obligado a enfrentar una rebelión popular. Cuñado de Suharto - histórico dictador de décadas y décadas, que impuso su régimen con la matanza de medio millón de obreros y campesinos comunistas en la década del 60 del siglo pasado– y teniente general de las fuerzas armadas, el presidente Prabowo gobierna el país con el apoyo de ocho partidos parlamentarios y la oposición de un solo partido; la cooptación de los partidos ha sido promovida sistemáticamente con las finanzas públicas y, en la visión de “Mr. Prabowo”, debe ser “permanente” (The Economist). Para completar el cuadro del estado “armonioso y floreciente” de la democracia y de los derechos civiles en el país surasiático hay que describir la naturaleza de la policía indonesa: fundada por el dominio colonial japonés y herramienta clave en represión de la dictadura, con jefes y cuadros heredados enteramente de las décadas autoritarias. 
 En ese contexto se produjo una rebelión popular con manifestaciones masivas de la juventud proletaria y el movimiento estudiantil. A pesar del crecimiento económico (5 %) y de la baja inflación (2 %), la economía nacional vive una ralentización de la producción, caída del consumo, despidos e inflación de alimentos. A lo que hay que añadir un aumento del 25% de los desocupados entre los jóvenes graduados en los últimos tres años. La tensión social generada por los problemas económicos ha desatado protestas que han sido reprimidas por la policía. En una manifestación del 29 de agosto murió «el taxista Affan Kurniawan, de veinte años, [que] fue atropellado por un vehículo blindado de 14 toneladas del cuerpo paramilitar (Brimob) y arrastrado varios metros mientras los manifestantes intentaban bloquear el vehículo» (Il Fatto Quotidiano, 10/09). La manifestación fue sucesiva a «la huelga nacional del 28 de agosto, [donde] el gobierno respondió desplegando más de 1200 policías y utilizando cañones de agua y gases lacrimógenos» (Il Fatto Quotidiano). La huelga fue causada por el accionar del gobierno que «había prometido recortar 19 mil millones de dólares en gastos innecesarios para financiar un programa de almuerzos gratuitos para estudiantes, pero los recortes afectaron a sectores como la salud y la educación, provocando aumentos de impuestos de hasta el 250 % en algunas ciudades». 
 «En medio del caos, vándalos desconocidos incendiaron dos edificios del parlamento regional en las ciudades de Makassar y Mataram. Al día siguiente, vándalos saquearon las casas de cinco funcionarios, entre ellos Sri Mulyani Indrawati, ministra de finanzas.». Aunque las movilizaciones masivas defienden su derecho a la protesta en forma organizada contra la policía, se producían actos vandálicos por parte de servicios y agentes provocadores. De hecho, «los estudiantes organizadores de las protestas dicen que los agentes provocadores son los responsables de los daños, no ellos». El mismo presidente es sospechado de haber organizado grupos islamistas y desordenes en 1998 para legitimar la dictadura de Suharto y permitir su permanencia en el poder gracias la ley marcial. Prabowo intenta utilizar los hechos vandálicos de los servicios para consolidar su poder y volverlo más autoritario, como indican su declaración que «algunas protestas tienden hacia el terrorismo y la sedición».
 Las tentativas autoritarias del cuñado de Suharto se producen en un mundo capitalista que navega siempre más en plena tormenta.

 Michele Amura 
 14/09/2025

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