sábado, septiembre 13, 2025

Nepal: una rebelión iconoclasta disuelve el gobierno civil


Las Fuerzas Armadas recrudecen la represión ante el incipiente armamento popular.

 La rebelión popular que sacude a Nepal, liderada por la denominada “Generación Z”, es decir, la juventud menor de 30 años, recuerda a los grandes levantamientos populares ocurridos durante el final de la guerra civil que impuso la república tras más de 10 años de combates intensos. 
 La rabia, asociada a una limitación importante del acceso a redes sociales, rápidamente se extendió como un repudio a la “casta política”, más específicamente contra los hijos de los funcionarios -muchos de ellos pertenecientes al Partido Comunista Maoista, abanderado de la guerra civil y la República. El odio profundo contra las instituciones estatales y sus funcionarios se mostró en las turbas enfurecidas que entraron en escena en el repudio generalizado al régimen político y la brutal represión que dejó más de 20 muertos en la primera jornada de protestas. 
 Las cuatro jornadas de combates callejeros han hecho desplomar al gobierno, han provocado la renuncia del ministro del Interior -por las primeras muertes de manifestantes-; siguieron la renuncia del Primer Ministro y, tras él, de todo el gabinete que debió ser evacuado por el ejército en helicóptero. El telón de fondo de estas manifestaciones fue el incendio del Parlamento, de la Casa de Gobierno y de las casas personales de funcionarios y exfuncionarios –incluso el asesinato de la esposa de un exprimer ministro. El ministro de Finanzas fue obligado a desfilar desnudo mientras era apedreado por la multitud. 
 Los partidos mayoritarios, el Partido Comunista Unificado, así como el Congreso Nepalí -que integraban la coalición oficial de gobierno- han abandonado sus cargos. El “vacío de poder” ha sido ocupado por las Fuerzas Armadas, que se desplegaron desde la noche del martes para contener las protestas. Se ha decretado un toque de queda y convocado a la población a devolver el armamento obtenido en la lucha callejera contra la policía, que también abandonó las calles. La cifra de muertos se ha elevado a más de 30 personas, los heridos orillan el millar aunque sin precisiones oficiales. 
 Nepal es uno de los países más pobres de Asia. Su PBI per cápita se encuentra por debajo de los 1.500 dólares. La pobreza, según datos oficiales, supera el 20% de la población, pero se concentra sobremanera en la juventud de 15 a 40 años, que representa más del 40% de la población. El contraste social entre estos y los hijos de los funcionarios -conocidos como “nepokids”- es el elemento recurrente al ser consultados por el desprecio total a los funcionarios y las instituciones estatales. El odio a la monarquía se trasladó, al cabo de sólo dos décadas, a los partidos que establecieron la república. La mayoría aplastante obtenida a repetición por los diversos partidos comunistas (stalinista y maoista) no se ha traducido en un avance sobre la oligarquía, más bien estos han ocupado el lugar dejado por la monarquía desplazada.
 La juventud movilizada no tiene una dirección política clara. Los sindicatos, manejados por los partidos de gobierno, que se han mantenido al margen de toda la movilización, ahora se encuentran deslegitimados para plantearse como una dirección posible. El asalto a las cárceles ha arrojado como resultado la liberación del expresentador de televisión, Rabi Lamichhane, un opositor derechista que ha recogido cierta popularidad por su mensaje anticorrupción que fue apresado por una irregularidad menor y condenado por el Tribunal Supremo.
 Por el momento, ha llamado a la calma, aunque apoya la movilización y sus reclamos. Su principal convocatoria fue a dejar de atacar los establecimientos oficiales y preservar la documentación gubernamental. Las Fuerzas Armadas, al reconocer la incapacidad de una salida concertada por la movilización decidió ocupar el gobierno y espera “entregarlo a un gobierno civil de unidad nacional” una vez que sea controlada la situación.
 La manifestación de la juventud nepalí, su ostensible odio hacia las instituciones del Estado y los funcionarios, ha dado pie a la apertura de una situación revolucionaria, que no ofrece una salida revolucionaria, por el momento, al menos.

 Joaquín Antúnez 
 11/09/2025

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