jueves, agosto 28, 2025

Netanyahu ordena una sentencia de muerte contra el pueblo palestino


Luchemos en todo el mundo para impedirlo.

 Israel comenzó la ofensiva terrestre para ocupar la Ciudad de Gaza, la capital de la Franja, amenazando con desplazar por la fuerza -o asesinar- al millón de personas que la habita. Un genocidio sostenido por las armas y la impunidad garantizada por Estados Unidos, sus cómplices de la Unión Europea, los países árabes y lacayos de la laya de Javier Milei. 
 El gabinete de seguridad israelí anunció el viernes que tomaría el control de la Ciudad mientras Netanyahu ordenaba abrir negociaciones “inmediatas” con Hamas para liberar a los rehenes sin que esto significara obstruir la invasión. En realidad, el ejército ya había confirmado que iniciaba la segunda fase de la ofensiva “Carros de Gedeón”. La “fase preparatoria” implica la expulsión de miles de palestinos según los datos de la Oficina de las Naciones Unidas para los Asuntos Humanitarios (OCHA). Durante los últimos 8 días, el 95 % de las personas que salieron de la Ciudad lo han hecho para huir del incesante bombardeo sionista a Zeitun, uno de los barrios “históricos” de la Ciudad Vieja. Fueron convocados 60.000 reservistas. 
 La “toma de control de Gaza” es una farsa: lo que planea el gobierno es que la ciudad sea completamente destruida y los sobrevivientes enviados al gigantesco campo de concentración montado en el sur, “a una zona humanitaria sin Hamas ni terrorismo, y desde allí comenzarán a partir en grandes cantidades hacia terceros países», según se regocijó el ministro de Finanzas israelí, el colono fascista Bezalel Smotrich, en una conferencia sobre nuevos asentamientos judíos en Cisjordania El gobierno genocida dice que la ciudad es “el bastión gubernamental y militar de la organización terrorista Hamás”, como antes catalogó a Rafah y otras ciudades de la Franja. Sin embargo, una investigación conjunta de varios medios británicos, incluido The Guardian, reveló que por lo menos el 83 % de los palestinos asesinados en Gaza eran civiles, según una base de datos clasificada de la inteligencia militar israelí. 
 Netanhayu volvió a decir que la “guerra” solo terminará con la devolución de los rehenes y la expulsión y desarme de Hamas. El ministro de Defensa, Israel Katz, prometió que las "puertas del infierno" se abrirán para Hamas si no acepta las condiciones de Israel. Dijo que “la ciudad enfrentará el mismo destino que Rafah y Beit Hanún", reducidas a escombros con un número escalofriante de muertos y heridos. 
 El jueves, aviones de guerra israelíes destruyeron un campamento de desplazados en Deir al-Balah. Los misiles dejaron un enorme cráter y causaron una devastación total. También atacaron el barrio Sheikh Radwan, en el noroeste, “dejando una masacre total. Había cadáveres en charcos de sangre, algunos aún jadeando, con heridas devastadoras y restos humanos esparcidos por la calle” (Al Jazzera 21/8). 
 El mismo viernes el ejército ordenó a las autoridades médicas gazatíes y a las organizaciones humanitarias que abandonaran la Ciudad porque iban a expulsar al millón de hambrientos que la habita. El desmantelamiento de los servicios de salud y su traslado hacia el sur, tal y como pretende Israel, es clave para lanzar una ofensiva total (EP 22/8). 
 Olga Cherevko, portavoz de la OCHA, dijo que no serán “parte de ningún desplazamiento forzoso”, aseguró a EL PAÍS. “La ayuda debe estar presente allí donde la gente decida estar. Si la gente decide quedarse en el norte, nos quedaremos”. “Forzar a centenares de miles de personas hacia el sur generará un desastre todavía mayor”, afirma la OCHA. Si Israel lanza una nueva ofensiva, “muchos ni siquiera tendrán fuerza para desplazarse” aseguró el jefe de la UNRWA, Philippe Lazzarini. Lo mismo dijo Tess Ingram, portavoz de Unicef: “Estamos hablando de una posible escalada militar en una zona que acaba de ser clasificada como zona de hambruna. La gente allí está más que agotada; no tiene capacidad para desplazarse”.
 A casi dos años de la invasión, los sionistas controlan el 86 % de Gaza. El viernes, la principal autoridad mundial en crisis alimentarias, la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC) respaldada por las Naciones Unidas, declaró oficialmente una hambruna en fase 5 «catastrófica». 
 Casi un tercio de la población de Gaza -641 000 personas- ya se enfrenta al «hambre, la indigencia y la muerte», mientras que otra 1,14 millones se encuentra en la fase 4 de «emergencia». El suministro de alimentos ha colapsado: el 87 % de los camiones de ayuda de la ONU fueron interceptados en julio, las panaderías están cerradas, los precios de la harina de trigo se han disparado un 3.400 % desde febrero y las familias buscan comida entre los escombros y la basura. El Comité de Revisión de la Hambruna calificó la crisis de «totalmente provocada” y advierte que “si no se aplica un alto el fuego... las muertes evitables aumentarán exponencialmente”. 
 Netanhayu repite cada vez que está ante un micrófono que la hambruna es una mentira de los medios y las ong. “No se puede imaginar nada más cínico: personas muriendo de hambre mientras las fuerzas israelíes invaden y destruyen cualquier forma de vida que queda. Esto conducirá a un desastre humanitario total y absoluto”, le respondió Médicos Sin Fronteras. “La historia se repite”, dijo en una rueda de prensa en Tel Aviv la esposa de un rehén, Lishay Miran. “Hay un acuerdo sobre la mesa que puede salvar a los cautivos vivos y dar un entierro digno a los difuntos. Hamas lo ha aceptado, pero el primer ministro se esfuerza en decretar una sentencia de muerte para los vivos y una de desaparición para los muertos”. 
 Un comunicado de Hamas prometió resistir cualquier ofensiva sobre la Ciudad y advirtió a Israel de la expulsión de los habitantes de Gaza y su destrucción “no será un día de paseo por el campo”. 

Olga Cristóbal 
 23/08/2025

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