Israel se encuentra preparando un ataque misilístico contra Irán en forma sistemática. La acción guarda una relación con la prosecución de las masacres en Gaza y Líbano por parte del Estado sionista. El objetivo de estas masacres es imponer un cambio de régimen político en Palestina y Líbano, algo insustentable sin la neutralización de Irán. La dinámica ascendente de la guerra de exterminio y el asesinato del liderazgo histórico de Hamas y Hizbollah, ofrece un momento excepcional para un bombardeo de misiles y drones contra Irán. Es lo que han buscado Netanyahu y su gabinete en todo momento, desde que bombardeó la embajada de Teherán en Damasco, en abril pasado, seguido por los asesinatos cometidos en la misma capital de Irán, en ocasión de la asunción del mando por el nuevo presidente de la nación persa. Cuando se tiene en cuenta la situación en su conjunto, queda claro que la dirección político-militar de la guerra se encuentra en manos del imperialismo norteamericano. Lo confirma el reclamo de Estados Unidos para que no sean bombardeadas las instalaciones nucleares bajo tierra de Irán. Sea verídica esta exigencia o una cortina de humo para hacer exactamente lo mismo que se aparenta negar, el imperialismo norteamericano ha fijado los parámetros estratégicos de esta guerra. De acuerdo a informaciones pertinentes, solamente el Pentágono tendría el armamento para perforar los túneles que esconden las investigaciones y ensayos nucleares de Irán.
La filtración de información de la Agencia Nacional de Investigación Geoespacial de Estados Unidos, hace pocas horas, confirma que a la batuta del operativo militar la tiene el imperialismo norteamericano. La autenticidad del informe de esa filtración ha sido confirmada por CNN y no cuestionada hasta ahora. Obviamente, puede ser un operativo de desinformación, pero no lo es el alcance de la cobertura de esa Agencia en el planeamiento y seguimiento de una guerra. El informe de la Agencia no dice cuáles son los activos que serán bombardeados por Israel, pero sí describe el material que usará Israel, en especial los bombardeos a distancia. El ministro de Infraestructura, Eli Cohen, advirtió de todos modos que los sitios nucleares siguen en pie como posibles objetivos. La vulnerabilidad de Israel ha quedado de manifiesto en la incapacidad de intercepción de misiles de Hizbollah por parte del ejército sionista y del dron que destruyó uno de los domicilios de Netanyahu. De haber estado ahí, se habría consumado el mayor asesinato de la historia de Israel, que Netanyahu no identificó con el que se cargó con la vida de Itzak Rabin, primer ministro del Estado en la década de los ochenta, a cargo de un fundamentalista sionista, sino con el asesinato accidental de Yaha Sinwar, el jefe de Hamas, por una patrulla israelí. El martes pasado tuvieron lugar ejercicios militares de las fuerzas armadas sionistas para la guerra contra Irán, con la inclusión de operaciones de recarga de combustibles en el espacio aéreo, en caso de que los encargados de ello se precipiten a tierra.
Como ocurrió cuando se organizó la defensa de Israel contra el primer ataque de Irán en represalia a lo ocurrido en la embajada de Damasco, un conjunto de Estados árabes deberán formar parte del ataque israelí, abriendo un espacio aéreo de cerca de 1.500 kilómetros. Los emiratos del Golfo ya se anotaron para el caso, a pesar de la amenaza de represalia por parte de Teherán. El ataque sin precedentes que Netahyahu prepara contra el Estado persa, requiere una articulación internacional que sólo puede llevar a cabo Estados Unidos, lo cual lo convierte en la dirección política de este gigantesco paso adelante en el desarrollo de la guerra mundial.
Por el lugar excluyente del imperialismo norteamericano en la guerra, las elecciones en Estados Unidos son evaluadas en función de esta situación. Como todo parece indicar que el final será, como nunca, cabeza a cabeza, no se puede excluir el estallido de una crisis política de magnitud y una nueva tentativa de golpe de Estado. Esto sugeriría que el ataque deberá esperar a que se clarifique ese escenario, algo que podría no ocurrir. Pero la crisis norteamericana no es el único mojón; también podría estallar en los Estados que habiliten el espacio aéreo al Estado sionista, al resto del Medio Oriente y al norte de África y el Cáucaso sur. En Moldavia ha estallado una crisis política ante el resultado inconcluyente del referendo para el ingreso a la Unión Europea; en Georgia se multiplican las manifestaciones pro OTAN para derribar al gobierno prorruso en la víspera de nuevas elecciones.
Existe una interrelación insuperable entre la guerra imperialista, la lucha nacional de las naciones oprimidas y las crisis políticas, o sea, la creación de situaciones revolucionarias propicias para terminar con las guerras y los gobiernos imperialistas.
Jorge Altamira
21/10/2024
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