Para los evistas, la denuncia es parte del plan para evitar una nueva candidatura de Morales devenido el principal opositor al presidente Arce, también del MAS. Recordemos que este año hubo un intento de golpe de Estado, posteriormente denunciado por Evo Morales como un autogolpe, que terminó con el general aliado a Arce preso por el fallido levantamiento.
Los bloqueos
A los seguidores de Evo se suman demandas sociales y económicas y van in crecendo las consignas políticas que reclaman el acortamiento del mandato de Luis Arce. El dirigente campesino Vicente Choque, por caso, cortó todo diálogo y expresó que no van a levantar los piquetes hasta lograr elecciones adelantadas.
Es que la disputa entre Morales y el actual presidente, Luis Arce, quien fue su ministro de Economía durante su mandato, se da en plena crisis económica.
Este miércoles se sumaron numerosos cacerolazos reclamando por la carestía -según el Instituto Nacional de Estadística de Bolivia, entre enero y septiembre de este año la inflación alcanzó a 5,53%, la más alta en una década- y un paro general de transportistas, con piquetes incluidos, reclamando por la falta de combustibles. Esta carencia, acentuada por los recientes bloqueos, se prolonga por la crisis energética que vive el país desde el 2023. Hasta ahora, el gobierno solamente ha logrado levantar algún piquete aislado por algunas horas pero estos van en aumento.
Segun el gobierno, el aparato productivo boliviano pierde 191 millones de dólares por día debido a los bloqueos de carreteras, y en lo que va del año ya van 48 días de bloqueos de carreteras, con demandas variadas de distintos sectores, lo que ha generado pérdidas económicas superiores a los 3.000 millones de dólares.
Crisis
Bolivia sufre una crisis por falta de divisas producto de la caída en su producción de hidrocarburos. El crecimiento económico durante el gobierno de Evo se asentó en la exportación de hidrocarburos pero la falta de exploración y el agotamiento de los pozos ha hecho que las rentas que recibía el Estado se desplomen, pasando de 5.489 millones de dólares al año, en 2014, a menos de 1.700 millones de dólares actualmente.
La escasez de dólares derivó en el desabastecimiento periódico de combustible, que el Estado todavía subvenciona y tiene dificultades para pagar, lo que ha ocasionado largas filas en las estaciones de servicio. Tampoco es posible conseguir dólares al tipo de cambio oficial -la brecha cambiaria llegó a ser del doble- ni acceder a los dólares que las personas tienen en los bancos; además, aumentaron las restricciones del uso de tarjetas de crédito y débito en el exterior. Actualmente, los pagos por internet y retiros en el exterior están restringidos a un promedio de 100 dólares semanales.
Con los últimos bloqueos, los transportistas denuncian que el gobierno aprovecha para aplicar un “gasolinazo encubierto”, debido a que puso en el mercado gasolina y diésel más caros, que oscilan, respectivamente, entre los 6,2 y 6,8 bolivianos por litro (0,9 centavos de dólar y 1 dólar), mientras que el combustible corriente subvencionado, que cuesta 3,7 bolivianos (0,54 dólares), es imposible de conseguir. Esto generó a su vez un aumento del boleto.
El gobierno incluso llegó a anunciar estos días un cambio en el horario laboral para que fuera de corrido y evitar el traslado al mediodía.
Como en la Argentina, la crisis económica es consecuencia de un régimen de explotación de materias primas expoliador que no se aprovechó ni para cambiar la matriz productiva del pais ni mucho menos para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Las dos facciones del MAS que están en disputa en Bolivia formaron parte de ese mismo proceso. Para que los golpistas del gobierno de Añez sigan presos donde están y no surja ningún Milei, los trabajadores de Bolivia tendrán que encontrar un rumbo independiente del MAS.
Aldana González
24/10/2024
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