Israel continúa los ataques contra infraestructura civil de Yemen y ahora amenaza con bombardear los puertos de Ras Issa, Hodeida y As-Salif.
La escalada se intensificó después de que un misil lanzado el 4 de mayo desde territorio yemenita, impactara cerca del aeropuerto Ben Gurión, en Tel Aviv, tras franquear el llamado escudo de hierro, provocando, temporalmente, la suspensión de los vuelos civiles.
Durante meses, el movimiento de resistencia que controla el 30 % del territorio de Yemen -donde vive la mayor parte de la población del país- fue ejerciendo una solidaridad activa con el pueblo palestino, atacando con drones a Israel y a los buques mercantes de sus aliados que circulan por el Mar Rojo.
Los ataques a Israel rara vez logran traspasar el escudo defensivo, pero el comercio marítimo que pasa por el canal de Suez se vio gravemente afectado con pérdidas de millones de dólares al mes, ya que han provocado una caída del 73 % en el tráfico de contenedores y una caída del 87 % en el comercio de gas licuado.
Por esto Estados Unidos se vio obligado a incrementar su presencia en el Mar Rojo. Sin embargo, contrarrestar los ataques hutíes -estos realizados con drones comparativamente baratos– le representa un gasto millonario. Trump escaló y atacó territorio yemení asesinando a civiles y refugiados. Fue respondido por los hutíes, quienes atacaron a su flota de guerra.
El medio estadounidense Foreign Affairs publicó que, tras siete semanas y media de intensos ataques aéreos contra más de 1.000 objetivos distintos, la campaña de bombardeos del gobierno de Trump contra los hutíes ha fracasado. Dice la revista: “A pesar de haber gastado más de 2.000 millones de dólares en ataques contra Yemen, Washington finalmente no pudo contener a Ansarolá y se vio obligado a aceptar un alto el fuego”.
En los chat del gabinete de Trump que se hicieron públicos hace más de un mes, sobre el inminente ataque a Yemen, el vicepresidente J.D.Vance retomó su insidia contra Europa y argumentó que si solo el 3 % del comercio estadounidense pasa por el Canal de Suez, en comparación con el 40 % del comercio europeo, “¿por qué Estados Unidos tiene que llevar a cabo una operación naval en el Mar Rojo?” A su vez trascendió la alarma que hay en el Pentágono por la escasez de municiones debido a la guerra en Ucrania.
Trump, en una puesta en escena para disfrazar la derrota como una victoria, declaró en una reunión en el Salón Oval que los hutíes se habían rendido, que no querían pelear más y por eso había aceptado firmar un alto al fuego. Lo cierto es que el movimiento popular yemení Ansarolá mantiene su poder y ha reforzado sus posiciones en el país árabe, aunque también es cierto que aceptaron cesar los ataques sobre los barcos mercantes del Mar Rojo, acuerdo que no incluye a Israel.
Los hutíes fueron quienes más demoraron en ratificar públicamente el acuerdo y, cuando lo hicieron, reiteraron que el mismo no incluía al país gendarme del imperialismo en Medio Oriente. El jefe del Consejo Político Supremo de Yemen, Mahdi Al Mashat, confirmó que “no renunciaremos al apoyo a Gaza, cueste lo que cueste”.
En las vísperas del acuerdo, Netanyahu incrementó los ataques a Yemen para intentar su fracaso, pero Trump tiene intereses en varios puertos.
Israel necesita cubrir ese franco cuando se apresta a intensificar los ataques sobre Siria y cuando se prepara para avanzar en la limpieza étnica de Gaza, al mismo tiempo que enfrenta una de las mayores crisis políticas de su historia, con movilizaciones cada vez más masivas que piden el cese de la guerra y la renuncia de Netanyahu.
A Trump, además del gasto militar -millones de dólares desde marzo en miles de bombas y misiles utilizados en los ataques, junto con siete drones derribados y dos aviones de combate que se hundieron- y la resistencia de los hutíes -quienes ya vencieron a Arabia Saudita- lo motivan objetivos vinculados a Egipto e Irán para firmar el acuerdo.
Egipto, que es el principal afectado por la caída del comercio por el canal de Suez -una pérdida de 800 millones de dólares al mes- está siendo presionado por Trump para que acepte a los refugiados gazatíes.
Para CNN, “El acuerdo de no agresión mutua entre Estados Unidos y los hutíes busca impulsar las negociaciones sobre el acuerdo nuclear iraní”, a pesar de que el informe anual de evaluación de amenazas, publicado el 25 de marzo por los servicios de inteligencia estadounidenses, destacó que en Irán no se está construyendo, actualmente, un arma nuclear.
Desde el 2015, los hutíes resisten el ataque militar y el bloqueo de Arabia Saudita que ocasionó una de las mayores hambrunas en lo que va del siglo. Yemen es el país más pobre de Cercano Oriente y sin embargo es -desde que Hezbollah se replegó en el Líbano debido al aislamiento interno y el escaso apoyo de Irán- el único país que responde bélicamente al genocidio israelí del pueblo palestino. El resto de los gobiernos del Medio Oriente, en cambio, colaboran activamente con el régimen del apartheid sionista. Es necesaria una nueva primavera árabe para quitarlos a todos de su sitio.
Aldana González
13/05/2025