miércoles, octubre 31, 2018

Tras el triunfo de Bolsonaro, la burguesía local quiere mayor flexibilización laboral



Unidad de los trabajadores brasileros y argentinos para enfrentar los planes de guerra capitalistas

El empresariado brasileño prepara una ofensiva histórica contra las conquistas de los trabajadores del país. Como ya lo hizo explícito en su campaña, el triunfante Jair Bolsonaro y su ministro de Hacienda Paulo Guedes procurarán una profundización de la reforma laboral aprobada por Temer; la principal iniciativa en este sentido es la creación de una nueva tarjeta de trabajo, “verde y amarilla”, que habilitaría la consumación de contratos individuales por fuera de los actuales Convenios Colectivos de Trabajo; así como la eliminación o limitación del aguinaldo. En sus planes de gobierno se halla también en agenda la baja de aranceles a la exportación de otros países, lo que golpearía a la industria argentina beneficiada por los acuerdos de exportación del Mercosur –en particular la automotriz, que representa el 40% del comercio con el país vecino y destina a este 7 de cada 10 unidades que produce.
En este escenario, la burguesía argentina ha redoblado su reclamo de una mayor flexibilización de los trabajadores locales, arguyendo que se hace necesaria para garantizar la “competitividad” frente a Brasil. Desde la UIA agitan que, de no avanzarse en este sentido, las inversiones se desplazarán al país vecino, y por tanto seguirán aumentando la recesión industrial y el desempleo (acicateados por las elevadísimas tasas de interés del gobierno de Macri). Es, justamente, el chantaje que viene levantando el fascista Bolsonaro en su país, quien insistió una y otra vez en su campaña, ante un país con 13 millones de desocupados, que “la opción [es] entre tener más derechos laborales y menos empleos o menos derechos y más empleos” ((Estadão, 30/10)).
Este planteo extorsivo de que la clase obrera se “apriete el cinturón” se despliega luego de grandes golpes contra los salarios, como efecto de las devaluaciones del peso y el real: “A nivel regional, la Argentina redujo su costo laboral un 50%, mientras que Brasil también mejoró su competitividad gracias a la desvalorización del real” (Alfil, 31/10). Y cuando los planes ajustadores no pueden exhibir “reactivación” alguna a su favor: tras la reforma laboral flexibilizadora de Michel Temer, en el último año crecieron en Brasil un 2,1% la suma de desempleados, subempleados o personas que desistieron de buscar empleo. Finalmente, el telón de fondo es la crisis mundial, en una etapa signada por la retracción de capitales hacia los países centrales y por la guerra comercial entre las principales economías, que tiende a cerrar mercados de exportación.
Los capitalistas ligan esta extorsión al intento de cebar la competencia entre los trabajadores de ambos países, para dividir sus fuerzas. La burocracia sindical de la CGT contribuye a esta orientación doblemente, mediante su política de tregua frente a los despidos y el ajuste y al no haber movido un dedo contra el ascenso de Bolsonaro, que amenaza la propia existencia de las organizaciones obreras de Brasil.
Contra el intento de volcar la crisis sobre nuestras espaldas e imponer un retroceso histórico de nuestras conquistas, planteamos la necesidad de acuerdos entre los sindicatos de ambos países para luchar contra el ajuste y la reforma laboral. Que los trabajadores opongamos una salida propia, mediante la nacionalización de la banca, el comercio exterior y los recursos estratégicos de los países y un plan de industrialización bajo control de los trabajadores.
Es necesaria una acción unificada, internacionalista, de los trabajadores argentinos y brasileños contra ambos gobiernos y por una transformación social de raíz.

Tomás Eps

Centenares de muertos en las minas de China



La masacre laboral alcanza a todos los sectores.

La inseguridad laboral en China se cobró la vida de otros 21 obreros debido a la obstrucción producida por el derrumbe de una roca en un túnel de drenaje que estaban construyendo en una mina de carbón, lo que “se produce habitualmente debido a las explosiones que se llevan a cabo en los yacimientos”, dijeron especialistas (China Labour Bulletin, 29/10).
El derrumbe ocurrió a altas horas de la noche en la mina Longyun, ubicada en Shandong, donde, pese al horario, había 334 mineros trabajando bajo tierra.
El de Longyun es el accidente más grave en China en este tipo de minas en lo que va de año, pero está lejos de ser el único. En el 2018 ya hubo 69 desastres en estas explotaciones, con un total de 211 muertos, mientras que en el 2017 fueron 219 con 375 fallecidos.
Aunque en los últimos años ha bajado el número de accidentes mortales, las minas en China (que ocupan a 7 millones de obreros), especialmente las de carbón, “se cuentan entre las más peligrosas del mundo” (El Comercio 29/10).
Son necesarias “mejoras para asegurar que se eliminen los accidentes prevenibles” y “que se tomen medidas de contingencia en caso de colapso o inundación de un túnel, como el de la mina Longyun”, dijeron los especialistas y añadieron que, “sin embargo, el gobierno chino parece poner más énfasis en la respuesta a los desastres que en la prevención” (CLB 29/10).
Ante el desastre, el gobierno provincial ordenó que otras 41 minas de carbón en Shandong detuvieran la producción para realizar controles de seguridad. “Sin embargo, tales controles a menudo son asuntos de forma e incluso si se descubren problemas, no hay garantía de que realmente se rectifiquen” por la negativa de las empresas dado “los costos involucrados” (ídem).
La inseguridad es una constante en muchos sectores de la actividad laboral en China. En el 2016, hubo un total de 60.000 accidentes que produjeron 41.000 muertos, según datos oficiales dados a conocer por la Administración Estatal de Seguridad Laboral, y en el 2017, también según datos oficiales, hubo 14.675 muertes por accidentes laborales.
La restauración capitalista y el incremento en la productividad y el “logro” de las “tasas chinas de crecimiento” han ido acompañados de una desprotección laboral. Pero también se ha desarrollado una resistencia obrera. En estos últimos años, los obreros chinos han respondido con distintas medidas de lucha que han hecho retroceder a patronales y autoridades y han conseguido conquistas en distintos aspectos de la vida laboral y del salario, pese a la férrea regimentación de los sindicatos y la represión contra la organización independiente por parte de los trabajadores.

Nelson Marinelli

Separación de la Iglesia del Estado: una batalla contra el capitalismo



Primera parte

La religión, las iglesias (y todo tipo de organizaciones religiosas) son, al decir de Lenin y desde una comprensión marxista, elementos de la reacción burguesa, utilizados para la protección de la explotación y la estupefacción, el adormecimiento y la regimentación de la clase obrera. En esta nota y las que siguen, la intención es poner de manifiesto el entrelazamiento orgánico entre la Iglesia (sobre todo la católica, apostólica y romana) y el Estado argentino.

Cristianismo colonial

De la mano de la colonización española, la Iglesia católica se instaló en América. Antes que eso, en España (“Santa” Inquisición mediante), se habían eliminado los vestigios de otras religiones bajo la persecución, tortura y exterminio de los judíos y protestantes. Es por eso que España sostenía una homogeneización religiosa, sosteniendo el culto católico apostólico romano, y un vínculo directo con el Vaticano.
Todas las expediciones fundacionales y de exploración contaban con al menos un sacerdote en sus filas. Su función era celebrar el culto para los expedicionarios y crear una estructura religiosa para las ciudades que se fundaran. Cada repartición de solares, acto que formaba parte de la fundación de una ciudad, tenía en cuenta un lugar principal, junto a la plaza.
En las colonias americanas, lo relativo a la regulación católica se gestionó en forma dependiente de España y Portugal y no estuvo a cargo del Vaticano sino de los respectivos reyes, tanto en lo administrativo como en lo doctrinario. Eran ellos quienes nombraban a los obispos, sacerdotes, autorizaban o expulsaban órdenes religiosas y reglamentaban la vida cristiana. A cambio de “adoctrinar en la verdadera religión”, el control absoluto en lo referido a los pueblos de la América colonial lo concentraba la monarquía. En la figura jurídica del Patronato, concedida al rey de España en 1508, éste pasó a ser quien representara la autoridad papal en las colonias, convirtiéndose en la máxima autoridad eclesiástica en sus colonias.
La Corona organizó el territorio en provincias, que en principio fueron dos: la provincia del Río de la Plata y Paraguay y la provincia de Tucumán. A cada provincia le correspondió una diócesis.
Ahora bien, las experiencias locales estaban a cargo de las órdenes religiosas que operaban en el territorio americano. Eran ellas quienes tenían la misión del adoctrinamiento en la fe católica. Para lograrlo, se valieron de los métodos de la Inquisición para “convertir” a los pueblos originarios a la fe; también, del control y gestión de casas de enseñanza primaria (En 1565 se creó la primera escuela en un convento de San Miguel de Tucumán, ocho años antes de que se estableciera la primera escuela pública en Santa Fe; la primacía continuó en manos de la Iglesia durante casi toda la época colonial, sobre todo de la mano de los jesuitas), del trabajo esclavo en sus estancias, la regulación del sistema de encomiendas y la compra y venta de indígenas.
La cesión de terrenos a la Iglesia data del siglo XVI. Las diferentes órdenes que se instalaron en suelo americano recibieron tierras en concesión. Todas ellas (jesuitas, betlemitas, dominicos y mercedarios) eran propietarias de las tierras de estancia en las que explotaban no sólo ganado, sino también esclavos. A su vez, se realizaban trabajos de agricultura, labranza y carpintería, entre otros.
El peso de las distintas órdenes en la estructura de la propiedad agraria bonaerense distaba de ser parejo, pero aun así contaban con enormes extensiones. En cuanto a la explotación ganadera, por ejemplo, tan solo los jesuitas (luego de su expulsión) dejaron un saldo de 42.000 cabezas de ganado vacuno; para la misma época (Siglo XVI), los hacendados laicos, todos juntos, apenas reunían 32.000.
Respecto al empleo de mano de obra esclava, también allí los religiosos hacían la diferencia: la explotación de esclavos fue una práctica no poco habitual entre los medianos y fuertes hacendados laicos, pero la misma fue ampliamente superada por las órdenes católicas ya que contaban con el suficiente capital líquido para comprarlos.
Los jesuitas y betlemitas fueron las órdenes que no sólo concentraban la mayor cantidad de territorio en su haber, sino que también superaban ampliamente a las demás en cuanto a cantidad de esclavos y ganado. [1]

Revolución

A principios del Siglo XIX, los movimientos independentistas inspirados en el jacobinismo protagonizaron el período revolucionario en los virreinatos americanos. Se desató, entonces, un enfrentamiento entre los clérigos españoles y los criollos: Benito Lué, de Buenos Aires, dirigió la resistencia contra la Revolución en mayo de 1810;​ Rodrigo de Orellana, de Córdoba, participó de la resistencia militar contra ella, y Videla del Pino, de Salta, apoyó las invasiones realistas. Como resultado, Orellana y Videla fueron apresados y Lue murió presuntamente envenenado. Desde entonces, y hasta 1830, no hubo ningún obispo en el territorio rioplatense.
Los religiosos criollos, en cambio, jugaron abiertamente, en alianza con la burguesía local y en ferviente defensa del libre comercio, a favor de la revolución de mayo: el petitorio del 22 de abril en favor del cabildo abierto se firma en los conventos patrocinado por los miembros jóvenes del ejército. Entre los firmantes se cuentan 16 mercedarios, más franciscanos y dominicos.
Los sacerdotes, además, integraron los órganos de gobierno post revolución: en la primera junta de gobierno, fue vocal el sacerdote Manuel Alberti; en la Junta Grande, en representación de las provincias, se contaban sacerdotes como Gregorio Funes (Córdoba), Francisco Uriarte (Santiago del Estero), Pedro Fernández (San Juan), Juan Paz (Mendoza), Pedro Castro Barros y Máximo López Cabo (La Rioja), Juan Ignacio Gorriti (Jujuy)y Manuel de Molina (Tucumán). En el Congreso de Tucumán son cerca de 16 los clérigos de un total de 32 miembros. [2]
La prédica revolucionaria que se gestaba en los conventos y se dictaba en los sermones en las misas de las iglesias. En una de las primeras decisiones, la Junta Grande convoca a una celebración en la catedral – de allí nace el Tedeum del 25 de mayo, vigente hasta nuestros días. A partir de entonces, en todos los sermones del Tedeum por el 25 de Mayo de los próximos años hablaron teólogos en defensa del estado capitalista. En el sermón anterior a la votación del 8 de agosto en el Senado, el cardenal Poli le recordó al presidente Macri que “si hoy celebramos un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, es porque en la trama de nuestra historia, nuestros próceres y el mismo pueblo nos demostraron que Dios Padre acompañó el camino, tanto en los momentos de gloria como el que conmemoramos, pero también en los tiempos de crisis y desencuentros entre los argentinos”. Síntesis del rol que juega la religión en el sostenimiento de las relaciones sociales, políticas y económicas vigentes.

Asamblea Constituyente del año 1813

La Asamblea Constituyente del año 1813 suele postularse como “progresista”. Por su supuesta representatividad y el alcance de sus resoluciones, el gobierno de CFK la presentó como la asamblea que forjó “las bases constitucionales del Estado de derecho”. Claramente, se refiere al estado de derecho como el derecho individual, garante de las relaciones sociales existentes. [3]
Entre las resoluciones reivindicadas, se incluyen la denominada “libertad de vientres”, libertad de prensa, el fin a la encomienda, mita y yaconazgo y la declaración del principio de soberanía de los pueblos, entre otras. Pero la Asamblea Constituyente y soberana del ‘13 no cumplió con dos de los tres objetivos que se propuso: no declaró la independencia ni sancionó una Constitución. Al contrario, reforzó los lazos con la burguesía inglesa, echó a los únicos cinco diputados electos por la deliberación popular (los de la Banda oriental), declaró el sostenimiento de la religión católica como culto oficial del Estado y garantizó la continuidad del Patronato. Este legado se sostendría a lo largo de todas las asambleas constituyentes celebradas en nuestro país: el Patronato seguiría vigente hasta 1966, y desde la Constitución de 1826 (pasando por la promulgada en 1853 y su reforma de 1949) hasta la reforma en 1994, se obligaría a que el presidente fuera católico y a evangelizar a los pueblos originarios. Es decir: se aceptó la libertad de cultos bajo la hegemonía inclaudicable del catolicismo.
La Asamblea del año 13, convocada para forjar la “unión nacional” entre la oligarquía porteña y las provinciales, a la medida del Reino Unido, para impedir que “el populacho” interviniera en forma activa y directa, se valió también de la intervención eclesiástica para garantizar el orden necesario funcional a la burguesía criolla.

El Vaticano

La “Santa Sede” tomó abiertamente partido por el bando realista y se negó a mantener cualquier relación con los gobiernos independentistas de América.
Fue recién en 1824 que, por primera vez, una delegación romana visitó los nuevos países de América Latina. Uno de los integrantes de dicha delegación, el sacerdote Mastai (que luego se convertiría en el Papa Pío IX), sería, para fines del siglo XIX, el encargado de construir una nueva estrategia, social y doctrinaria, para que el catolicismo mundial se enfrentara, global y nacionalmente, a la modernidad liberal.
Esto es importante destacarlo porque el Vaticano tuvo que comenzar a jugar otro rol, más activo y a la ofensiva, luego de las revoluciones independentistas con el objetivo de dotar a la religión de una nueva legitimación. El catolicismo ibérico, entonces, tuvo su continuidad en América Latina, pero tuvo que “reinventarse”.
Las líneas centrales de este proceso fueron debatidas por las autoridades católicas en un gran encuentro que se celebró en Roma en 1870 y que pasó a la historia como el Concilio Vaticano I. Uno de los objetivos del mismo es la reafirmación de la Iglesia Católica como única religión en los estados nacientes, con una conducción jerárquica, centralizada y con presencia pública y temporal en cada Estado [4].

Terreno legal

En cuanto a la presencia de la Iglesia en lo que respecta al terreno jurídico en nuestro país, podemos testificar presencia clerical en el dictado de las constituciones de 1819, 1824 y en la de 1853, donde empieza la presencia del catolicismo laical, con Facundo Zuviría, como presidente de la Asamblea Constituyente de dicho año. Muchas constituciones provinciales fueron redactadas por hombres del clero. Y hasta 1906 hubo obispos y curas en el Congreso.
El clero está en la institucionalización del país y es un factor que juega sus cartas como una de las patas fundacionales y de sostenimiento del estado capitalista argentino.

Flor Palombo

[1] “Iglesia, sociedad y economía colonial”, de la UNLP en http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.204/pm.204.pdf
[2] “El papel de la Iglesia en la Revolución de Mayo”, en https://www.clarin.com/entremujeres/entretenimientos/arte-y-cultura/papel-iglesia-revolucion-de-mayo_0_SydyNJcPXl.html
[3] Rath, Roldán. La revolución clausurada. Editorial Biblios. 2013.
[4] Mallimacci. El mito de la Argentina laica. Capital intelectual. 2016.

Repudio a Trump en su visita a la sinagoga que sufrió el atentado



Manifestantes señalaron que el discurso xenófobo del presidente alienta hechos como el tiroteo del sábado, cuando un antisemita mató a 11 personas.

Tras el tiroteo de un hombre a una sinagoga en Pittsburgh (Pensilvania), que dejó once muertos y seis heridos y ha sido calificado como “el más letal contra la comunidad judía en la historia de los Estados Unidos”, el presidente estadounidense Donald Trump visitó en la tarde del martes la ciudad, pero fue repudiado por una concentración de centenares de personas.
Los manifestantes denunciaron que crímenes de odio (tanto contra judíos como contra afroamericanos, personas LGBT, musulmanes, latinos) como el perpetrado por Robert Bowers se ven alentados por las declaraciones y políticas del mandatario contra los migrantes, y su complicidad con el accionar de grupos supremacistas. “No es bienvenido en Pittsburgh hasta que condene públicamente el nacionalismo blanco”, señalaba una de las pancartas.
En ocasión del atentado en Charlottesville, cuando un supremacista atropelló una manifestación antifascista dejando un muerto y decenas de heridos, la reacción inicial del mandatario fue repudiar la violencia “de todos los bandos”. Grupos como el Ku Klux Klan apoyaron la candidatura del republicano y en sus listas para estas elecciones hay figuras como Arthur Jones, el candidato de esta fuerza por Illinois, que definió al Holocausto como “la mentira más grande de la historia”. O Rusell Walker, candidato por Carolina del Norte, quien dijo que “no hay nada de malo en ser racista” (Clarín, 31/7).
Desde la asunción de Trump, y al calor de la creciente actividad de grupos de extrema derecha, vienen creciendo los crímenes de odio –desde el acoso y el vandalismo hasta los atentados. En 2017, primer año de mandato del magnate, se reportaron 1.986 ataques contra la colectividad judía, un 57% más que en 2016 -el mayor incremento anual en décadas. De conjunto, los crímenes de odio por cuestiones religiosas, raciales y de género vienen creciendo sin pausa ya desde los últimos años del gobierno de Barack Obama: pasaron de 5.800 en 2015 a 6.100 en 2016.
El accionar del autor del atentado se encuentra inescindiblemente ligado al mensaje de odio que emana desde el Estado, como exhibe su actividad en Gab, una red social de la ultraderecha. Bowers escribió en Gab “¡Abre los ojos! ¡Son los sucios malos judíos los que traen a los sucios y malos musulmanes al país!“, mientras que Trump promulgó meses atrás un veto para impedir el ingreso a Estados Unidos de refugiados y migrantes musulmanes. El mandatario ha calificado la actual caminata de centroamericanos en México como una “invasión”; Bowers, en sus redes, sostuvo que debía matar judíos por ser responsables de “las masivas caravanas humanas de jóvenes de Honduras y El Salvador invadiendo” Estados Unidos.
El atentado a la sinagoga se integra también a la serie creciente de asesinatos en masa en el país, que sumaron 346 en 2017 y alcanzan, con el episodio de Pittsburgh, 294 en lo que va del año. El caldo de cultivo de esta violencia social es la ejercida por el Estado norteamericano fronteras afuera, con las masacres imperialistas en Medio Oriente (incluyendo Palestina, ya que el gobierno yanqui ha dado su aval a las masacres de Netanyahu en Gaza) y las amenazas de invasión contra otros países como Venezuela, y adentro, con fuerzas represivas pertrechadas con armas militares que ejecutan el gatillo fácil contra negros y latinos.
Con el cinismo que lo caracteriza, Trump se montó sobre el atentado a la sinagoga para plantear un reforzamiento de este escenario: sus “condolencias” por el hecho incluyeron el planteo de que “los resultados podrían haber sido mucho mejores si hubieran tenido un guardia armado” y sostuvo que “deberíamos trabajar en reforzar las leyes relacionadas con la pena de muerte”. Del lado demócrata, se ha buscado explotar el hecho en función de las elecciones del 6 volviendo sobre el problema del control de armas.
El valor de las concentraciones en Pittsburgh contra Trump es que oponen al accionar de los elementos ultraderechistas la movilización popular.

Prensa Obrera

¿Qué literatura de Cuba es funcional al Gran Hermano editorial y mediático?



Cuba es un país de cultura que produce artistas en grandes cantidades. Profesionales de la música o la danza que residen en la Isla han conseguido reconocimiento y promoción en el exterior, al margen de condicionantes políticos. No es el caso de la literatura. Quienes han logrado publicar en editoriales extranjeras son, en su mayoría, quienes centran su obra literaria –y sus declaraciones públicas- en el ataque al gobierno y al sistema político de la Isla.

Elisa Carrió: entre la dictadura genocida y el Grupo Clarín



En las últimas semanas estuvo en el centro de la escena. La eterna diputada, autodenominada “fiscal de la República” denuncia compulsivamente. Pero, ¿por qué nunca dio explicaciones sobre su rol como funcionaria judicial durante la última dictadura militar? ¿Y el silencio cómplice sobre la masacre de Margarita Belén?

Elisa Carrió se jacta de ser la que “armó” Cambiemos y amenaza constantemente con “romper” la coalición oficialista, integrada por el partido que ella dirige, la Coalición Cívica ARI, el PRO y la UCR.
Más allá de ocupar una banca en la cámara baja, el terreno donde más cómoda se mueve es el de los medios hegemónicos. Su última jugada para captar la atención de los mismos y echar más nafta al fuego (autogenerado por la crisis económica) fue el intento de juicio político al Ministro de Justicia, Germán Garavano.
¿Cuáles son los vínculos que le permiten a Carrió manejarse con tal impunidad? Dejar en ridículo al presidente Mauricio Macri, desafiándolo a que “la eche” o a la “imperturbable” Ministra de Seguridad Patricia Bullrich con declaraciones como “A Bullrich le ponen droga para que encuentre, pero el negocio sigue”.

Funcionaria judicial durante la última dictadura militar

Corrían los últimos días de abril de 1976, cuando el general de brigada salteño Antonio Facundo Serrano asumió como gobernador de facto en la provincia de Chaco. Poco y nada se sabía de este militar que en poco tiempo se transformó en uno de los “baluartes” de la dictadura genocida en el norte del país.
Quien asumiría como Subsecretaria de Educación de la Provincia en 1978 era una persona muy cercana a Serrano, María Elisa Rodríguez, ni más ni menos que la madre de “Lilita”.
Pero los vínculos de Elisa Carrió también se extienden por “filiación paterna”.
Según algunas crónicas, su padre, Rolando “Coco” Carrió, militante de la Unión Cívica Radical, había heredado junto a su hermano una estación de servicios, ubicada en el pueblo Quitilipi (Chaco) sobre la Ruta Nacional 16. Durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983) esa estación fue una de las principales proveedoras de combustible del distrito militar que comandaba Héctor Rodolfo Ormaechea, desde su rol como Jefe del Regimiento del Chaco. Actualmente, la estación trabaja para la petrolera anglo-holandesa Shell.
Hasta el momento nada para reprocharle a la fundadora del ARI, nadie es culpable del accionar de sus progenitores. Pero a partir del año 1978 la misma “Lilita” iba a “sacar provecho” de sus vínculos familiares.
El 7 de enero de dicho año y mediante el decreto provincial 72, que lleva la firma del Gobernador de facto Serrano, Elisa Carrió iniciaría su carrera dentro de la función pública nombrada como “Asesora de fiscalía del Estado”. Para su cargo del puesto debió jurar por los estatutos del Proceso de Reorganización Nacional
En tiempos en los que las fiscalías se inundaban de pedidos de hábeas corpus y reclamos por desapariciones de personas, “Lilita” se dedicaba a hacer la vista gorda en los juzgados.
Quien sacó a la luz, hace algunos años, el pasado oscuro de la “garante de la República” fue su hoy socio político dentro del oficialismo gobernante, el diputado Eduardo Amadeo, en una columna de opinión en el portal La Política Online en el año 2010: “Obviamente, ello no la hace responsable de los crímenes de la dictadura, salvo que se tome en cuenta que una de las peores masacres de ese tiempo, la de Margarita Belén, en el que se asesinaron 22 militantes políticos, estaba en trámite en su jurisdicción, y Elisa Carrió guardó un silencio cómplice que seguramente facilitó la impunidad de sus autores. (…) Carrió fue en ese momento -cuando muchos de quienes ella agrede cotidianamente se jugaban la vida- una colaboracionista; de aquellas que eran rapadas al final de la II Guerra Mundial por su apoyo a los nazis”.
La de Margarita Belén, una de las mayores masacres conocidas en la provincia de Chaco en la cual se asesinaron 22 militantes políticos, estaba en trámite en su jurisdicción. Elisa Carrió guardó un silencio cómplice facilitando la impunidad de sus autores. Consultada en su momento, la respuesta llena de cinismo de Carrió (como nos tiene acostumbrados) fue que “necesitaba de la obra social”.
Pero la carrera de “Lilita” dentro del Poder Judicial en plena dictadura no se detendría allí. El 21 de agosto de 1980 a partir de la Resolución 522 del Superior Tribunal de Justicia, Elisa Carrió accede al cargo de Secretaria de la Procuración del Superior Tribunal de Justicia del Chaco, con jerarquía y nivel de Juez de Cámara. Desempeñaría ese cargo durante los últimos años de la dictadura, renunciando al mismo en 1983.
Mucha agua corrió bajo el puente, pero quizás este pasado oscuro explique algunas de las posturas que tiene en la actualidad la diputada oficialista respecto a los genocidas.
Recordemos que se ausentó en la votación por el 2x1 en Diputados, pero justificó la domiciliaria para los represores: “No creo que responda al derecho humanitario que gente de 80 años esté detenida en cárceles comunes”. Esbozó con total impunidad.

Los Carrió y el grupo Clarín

Uno de los aspectos más aberrantes de la última dictadura argentina, fue el secuestro y desaparición de bebés de los detenidos-desaparecidos y la apropiación de los mismos por familiares de los militares o cercanas a los mismos.
El caso más resonante fue el del matrimonio de los fundadores y propietarios del diario Clarín Roberto Noble y Ernestina Herrera de Noble.
El caso, lejos de esclarecerse, sembró más dudas cuando en el 2015 la Jueza Federal de San Isidro (y viuda de Nisman) Sandra Arroyo Salgado dictó el sobreseimiento de Herrera de Noble.
Vale recordar que en el año 2011 ante la posibilidad de una extracción compulsiva de sangre a los hijos del matrimonio Noble varios políticos manifestaron su repudio, entre ellos, Eduardo Duhalde, Francisco de Narváez o Margarita Stolbizer. Pero Elisa Carrió fue más allá y manifestó “los hijos de Herrera Noble son nuestros hijos”.
Además de “sus hijos”, Felipe y Marcela Noble Herrera eran clientes de su primo-hermano, el abogado Alejandro Carrió.
Alejandro Carrió, primo-hermano de Lilita fue abogado de Clarín y expuso durante la audiencia pública del año 2013 defendiendo los intereses del monopolio ante el proyecto de la Ley de Medios, aduciendo que la misma no respetaba la sustentabilidad del negocio y (paradójicamente) la libertad de expresión.
El caso de los hijos de los Noble-Herrera fue más que resonante en los medios de comunicación. No así el de los hijos del histórico CEO de Clarín, Héctor Magnetto, donde Carrió esta denunciada de ser participe directa.
A mediados de 2010, en la radio La Voz de las Madres entrevistaron a José Pirillo, ex director del extinto diario La Razón, y ex socio de los diarios Clarín y La Nación en la empresa Papel Prensa S.A. En dicha entrevista Pirillo se despachó: “Cuando rompo con ellos, decido publicar en La Razón, todo esto que está saliendo en la luz hoy: la apretada a los Graiver, la colaboración con los militares, cómo era el tema de los hijos de (Ernestina Herrera de) Noble. E inclusive de los hijos de Magnetto, que nadie habla”.
A continuación, el entrevistado no dudo en asegurar que Carrió se encargó, desde su puesto en la justicia chaqueña, de ayudar al empresario de Clarín, Héctor Magnetto, en los papeles para la adopción de sus herederos: “Comenzábamos (en La Razón) a publicar el tráfico de chicos y robos de bebes en el Chaco. En ese momento, Magnetto me llama y me pide que por favor no publique eso. Entonces le digo: ‘Héctor, pero ¿qué pasa?’. Y me dice textual: ‘Es que José, esto me afecta a mí y a mi esposa. Porque a mis hijos me los consiguió Elisa Carrió. Y entonces no quiero que se publique esto’”.
Carrió, dirigente histórica del ala conservadora de la degradada Unión Cívica Radical, construyó su carrera política bajo el manto y el amparo de los estrechos vínculos entre el centenario partido político y la última dictadura militar.
Desde el aval de Ricardo Balbín y Francisco Manrique para con el golpe del 76 hasta los 310 puestos ocupados (sobre todo en intendencias) de funcionarios de la UCR durante el período 1976-1983.
Hoy Carrió es una militante activa de la reconciliación con los genocidas. Y a la vez goza de un blindaje mediático por parte de los medios hegemónicos que intentan brindarle un “manto de transparencia” a Cambiemos.
Ahondando un poco en el pasado de la diputada resulta indignante que se llene la boca hablando de republicanismo y moral, siendo cómplice y partícipe de la época más oscura de nuestra historia.

Martín Leonardi

Trotsky y una política para vencer al fascismo



En medio del fervor reaccionario y xenófobo en Brasil a causa del balotaje entre el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro y el candidato del PT Fernando Haddad, reseñamos aquí los escritos de Trotsky, el revolucionario ruso que propone el único camino para enfrentar a la derecha y con el mejor método: el de la lucha de clases.

Muchos hablan de Bolsonaro como un “fascista”. Lo cierto es que el fascismo como tal es mucho peor que eso. El nazismo en Alemania, en las puertas de la Segunda Guerra Mundial son la confirmación de este fenómeno aberrante y despreciable. Aquí reseñamos brevemente los escritos de León Trotsky reunidos en el volumen La lucha contra el fascismo en Alemania. El dirigente de la Revolución Rusa de 1917 junto a Lenin y fundador del Ejército Rojo, en los escritos que reúne este volumen de Obras Escogigas del CEIP y la Casa Museo “León Trotsky” no solo analiza, sino que propone una línea política de combate, mediante la lucha de clases, para derrotar al fascismo.

¿Qué es el fascismo?

Los textos que comprenden este volumen incluyen innumerables lecciones de estrategia y táctica así como también diversos conceptos teóricos y lecciones programáticas a la luz de un nuevo fenómeno de la época: el fascismo.
Pero ¿qué es el fascismo o mejor dicho que fue el nacionalsocialismo alemán? Veamos: “la llegada al poder de los ‘nacionalsocialistas’ significará sobre todo el exterminio de la flor y nata del proletariado alemán, la destrucción de sus organizaciones […] el trabajo infernal del fascismo italiano aparecerá, probablemente, como un experimento pálido y casi humanitario en comparación con el trabajo del nacionalsocialismo alemán” (p. 89), advertía el revolucionario ruso año y medio antes de la toma del poder por parte de Hitler en 1933.
El capitalismo alemán había llegado tarde a la escena internacional, porque el mundo ya había sido repartido en colonias y mercados a manos de las demás potencias imperialistas de Europa. Así, una desenfrenada carrera por superar ese retraso y la derrota militar sufrida en la Primera Guerra Mundial, supuso un impulso sin precedentes del capitalismo alemán hasta convertirlo en el más pujante de todo el continente europeo. Justamente en ese dinamismo económico y su choque con las consecuencias de aquella derrota expresada en el Tratado de Versalles que imponía el pago de las reparaciones de guerra que condicionaban al capitalismo alemán, se manifestaran las convulsiones violentas de la Alemania de entreguerras.
“El capitalismo ruso resultó ser [a comienzos del siglo XX, N. de R.] debido a su extremo retraso, el eslabón débil de la cadena imperialista. El capitalismo alemán aparece en la situación actual como el eslabón más débil por la razón opuesta: es el capitalismo más avanzado en una Europa que se encuentra en una situación sin salida” (p. 106).
El dominio creciente de EEUU en la economía mundial contrasta con la decadencia de Europa. La pauperización de la pequeñoburguesía, la degeneración de sectores de la clase obrera en lumpen proletariado serán el caldo de cultivo de las fuerzas crecientes del fascismo alemán. La socialdemocracia llevó al proletariado alemán, el más numeroso y organizado al exterminio de la Primera Guerra, pero su misión continuó no ya en la administración de los planes capitalistas y la búsqueda de reformas sino en la entrega abierta de las viejas conquistas del proletariado. Sin embargo, a las fuerzas del capitalismo alemán esta situación le era insuficiente para sacarse el chaleco de fuerza que contiene su necesidad de expansión.
“Así comienza la misión histórica del fascismo. Este moviliza a las capas sociales situadas inmediatamente encima del proletariado y que temen ser arrojadas a sus filas; las organiza y las militariza con los medios del capital financiero, bajo la cobertura oficial del Estado, y las orienta hacia la destrucción de las organizaciones obreras […] El fascismo no es solo un sistema de represión, violencia y terror policíaco. El fascismo es un sistema particular de Estado basado en la extirpación de todos los elementos de la democracia proletaria en la sociedad burguesa. La tarea del fascismo no es solo destruir a la vanguardia comunista, sino también mantener a toda la clase en una situación de atomización forzada” (p.108).
La traición del Partido Comunista Alemán (KPD) y la Tercera Internacional (o Internacional Comunista) que se negó al frente único obrero, darán lugar al éxito del fascismo; y la consecuencia no será, claro está, la realización de las ilusiones pequeñoburguesas sino la concentración del poder en una enorme fuerza reaccionaria para la realización del programa de los monopolios, es decir el camino a una nueva guerra que solo podría evitarse si se imponía la revolución socialista.

El Frente único obrero: ¿Cómo romper cabezas nazis?

Tal vez así de simple se resume la política planteada por Trotsky para que el Partido Comunista Alemán encabece una lucha seria, física y hasta el final contra el ascenso de Hitler y los nazis al poder.
Si bien el partido nazi, tiene su origen a inicios de los años 20, será recién a partir del crack de 1929 donde el impacto de la crisis mundial empujó a millones de personas a la miseria de la noche a la mañana. La hiperinflación, actuó como un ácido corrosivo sobre los ahorros de la pequeñoburguesía y ni que hablar de los magros salarios de los trabajadores y campesinos pobres. Sobre esa levadura, la desesperación de las clases medias, se levantaba el partido nazi y Hitler era cada vez más visto como un salvador, con sus ansias imperialistas y xenófobas.
Ante esta situación, León Trotsky planteaba una línea política de combate para intervenir, conocida ya en los primeros cuatro Congresos de la Internacional Comunista, dirigidas por él mismo y por Lenin, como el “Frente único obrero”. Política que solo conocía un método, el de la lucha de clases.
Veamos como planteaba la cuestión: “El Partido Comunista debe llamar a la defensa de aquellas posiciones materiales y morales que la clase obrera ha logrado conquistar en el Estado alemán. Me refiero directamente al destino de las organizaciones políticas obreras, los sindicatos, periódicos, imprentas, clubes, bibliotecas, etc. Los obreros comunistas deben decir a sus compañeros socialdemócratas: ‘Las políticas de nuestros partidos se oponen inconciliablemente; pero si los fascistas vienen esta noche a destruir el local de tu organización, vendremos corriendo, con las armas en la mano, para ayudarlos. ¿Nos prometen que si nuestra organización es amenazada correrán a ayudarnos?’. Esa es la quintaesencia de la política del período actual. Tenemos que afinar así toda nuestra agitación” (p. 45).
Sin embargo, la capitulación cobarde del estalinismo en Alemania se encargaba de inventar una “teoría” a tono para cubrir su política y entregar las posiciones conquistadas sin luchar. Esa pseudo teoría decía que la Socialdemocracia alemana se había convertido en “social-fascista”, poniendo un signo igual entre el reformismo y el fascismo. Dice Trotsky sobre los estalinistas: “ellos reducen todo el problema a saber si es mejor morirse de hambre con Brüning o con Hitler. Nosotros no planteamos el problema de cómo y en qué condiciones es mejor morir, sino de cómo luchar y vencer […] es necesario lanzarse al combate general antes de que la dictadura burocrática de Brüning sea reemplazada por el régimen fascista, es decir, antes de que sean aplastadas las organizaciones obreras” (pp. 123-124).
Lejos de ello, la Socialdemocracia era el partido mayoritario entre el proletariado industrial y era el más importante de Europa, ya que desde la época de Marx y Engels venía educando en las ideas socialistas a generaciones enteras de trabajadores. Por lo tanto, la pelea que proponía Trotsky mediante el Frente único obrero, era que a través de la experiencia las masas obreras terminen por darse cuenta de que con su partido tradicional no iban a superar los límites de la democracia capitalista, que ya ahogaba a la clase obrera mediante la crisis económica por un lado y que por otra parte no era una dirección seria a la altura de enfrentar al ascenso del fascismo.
Pero, luchar juntos contra el fascismo; ¿significa subordinarse políticamente a los reformistas? Trotsky responde claramente a esta cuestión: “¡Ninguna plataforma común con la socialdemocracia o los dirigentes de los sindicatos alemanes, ninguna publicación, ninguna bandera, ningún cartel común! ¡Marchar separados, pero golpear juntos! ¡Ponerse de acuerdo únicamente sobre la manera de golpear, a quién golpear y cuando golpear! Uno puede ponerse de acuerdo aún con el mismísimo diablo, con su abuela e incluso con Noske y Grzesinsky, con la única condición de no atarse las manos”. Y más adelante agrega que “cada fábrica debe transformarse en una fortaleza antifascista con su propio mando y sus destacamentos de combate. Es necesario contar con un mapa de los cuarteles y de todas las otras fortalezas fascistas en cada ciudad, en cada distrito. Los fascistas intentar sitiar los bastiones revolucionarios. Hay que sitiar al sitiador”. (p. 102). Como vemos, la política de Trotsky estaba muy lejos del pacifismo charlatán que imponía la dirección del Partido Comunista Alemán, dirigido por Stalin desde la URSS.
Sin embargo el Partido Comunista Alemán quería evitar el combate y Trotsky plantea que “desde septiembre de 1930, es decir, desde hace un año y tres meses, venimos proponiendo un programa práctico de acuerdos con los obreros socialdemócratas. ¿Qué se hecho en este sentido? Casi nada. El CC del KPD se ocupó de todo menos de lo que constituía su tarea central” (p.103).
Así y todo Trotsky a través de cartas y artículos tenía la esperanza de enfrentar y vencer, y planteaba que había que querer la victoria. Esa esperanza no era “romántica” sino que estaba basada en la experiencia de la revolución rusa de 1917, cuando mediante el frente único obrero se derrotó el intento de Kornilov de aplastar a los soviets, y luego de la victoria sobre el reaccionario general, se puso en marcha la locomotora de la revolución con destino hacia la toma del poder en Octubre y entonces la victoria fue definitiva.
El tiempo pasaba y la predicción de Trotsky se iba a cumplir lentamente. Allí decía: “Obreros comunistas: ustedes son cientos de miles, millones, que no tienen ninguna parte a donde ir, no habrá suficientes pasaportes para ustedes. Si el fascismo llega al poder, pasará como un temible tanque sobre sus cráneos y sus espinazos. Su salvación se encuentra en una lucha sin cuartel. Solo una lucha unitaria con los obreros socialdemócratas puede conseguir la victoria. ¡Apresúrense, obreros comunistas, porque les queda poco tiempo!” (p.105).
Hacia 1933, el ascenso al poder de Hitler, sin lucha ni resistencia por parte de las masas era un hecho. Lentamente la maquinaria de guerra se ponía en marcha para la carnicería humana conocida como la Segunda Guerra Mundial.
En el plano de la política hacia los comunistas, la lección que Trotsky saca de Alemania no dejan dudas sobre la incapacidad de la Internacional Comunista como dirección a la altura de luchar contra los agentes del capital financiero, sean fascistas o “democráticos”. No había más que hacer en el seno de la Tercera Internacional fundadapor él junto a Lenin y un puñado de revolucionarios que ya por ese entonces se encontraban o en el destierro por el mundo, en un planeta sin visado, o muertos en los campos de concentración estalinistas.
Ante semejante traición en Alemania, Trotsky y sus camaradas ponen manos a la obra para la construcción de una nueva internacional revolucionaria, la Cuarta Internacional.
Hoy, en el siglo XXI, cuando la situación mundial está atravesada en la actualidad por múltiples contradicciones, disputas comerciales, crecimiento de nacionalismos de derecha y xenofobia de un lado y de neo-reformismos por otro, los escritos reunidos en el volumen aquí tratado son de indispensable lectura para la formación y reflexión sobre los problemas candentes que enfrentaran los trabajadores. Aún no se manifiestan en las dimensiones que sí lo hicieron cuando se escribieron los textos de este libro, pero sus reflexiones y lecciones programáticas son un acervo indispensable para los revolucionarios a fin de prepararse para situaciones de mayor convulsión política, que estallarán más tarde o más temprano ante nuestros ojos.

Daniel Lencina
Marco Pollo
Trabajador MadyGraf (ex Donnelley)

A 35 años del triunfo de Alfonsín



Alfonsín recibe el mando de manos del dictador y genocida Bignone

Con la asistencia de su hijo Ricardo, la figura de Raúl Alfonsín fue homenajeada por Macri inaugurando una muestra en el Museo de la Casa de Gobierno. El llamado “padre de la democracia” fue el que posibilitó la transición de la dictadura militar al gobierno de la burguesía en su versión democrática.

Este lunes 29 de octubre, comenzaron una serie de homenajes a Raúl Ricardo Alfonsín, a 35 años de su triunfo electoral, el 30 de octubre de 1983. Macri inauguró la muestra "Alfonsín x Alfonsín" en la Casa Rosada, donde participaron dirigentes radicales y macristas. El presidente dijo "su figura es fuente de inspiración para construir una Argentina más justa".
Para conocer un poco la historia, las elecciones 1983 fueron acordadas por el gral. Bignone y la Multipartidaria un año antes, luego de lograr una “transición ordenada” de la crisis militar provocada por la guerra de Malvinas y la crisis económica entre los militares y los partidos patronales tradicionales, sobre todo el PJ y la UCR.
La UCR se presentó con la fórmula Raúl Alfonsín-Víctor Martínez (52,75%); el PJ a Ítalo Luder-Deolindo Bittel (40,16%); el Partido Intransigente (PI) con Oscar Alende-Lisandro Viale (2,3%); también el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) con Rogelio Frigerio-Antonio Sajonia (1,19%); la Alianza Demócrata Socialista, el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Socialista Popular, el MAS (0,28%, 42.500 votos) y el Partido Obrero (0,09, 13.087 votos).
La pcia. de Bs. As, quedó en manos de la UCR, junto a Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Misiones y Río Negro; el PJ con 12 pcias. y 3 con partidos provinciales.
“La derrota de las tropas argentinas en la guerra de Malvinas, en junio de 1982, aceleró la crisis de la dictadura militar e impidió a las fuerzas armadas condicionar el proceso de transición a la democracia exigido por la mayoría de la sociedad”. (http://www.educ.ar/sitios/educar/recursos/ver?id=14747).
La primera afirmación es correcta. Sin embargo la segunda niega que fue la Multipartidaria formada luego de la guerra (PJ, UCR, PI, PC, etc.) y la caída militar de 1982 la que sostuvo un año más al gobierno militar (nombrando al genocida Bignone) para permitir que sus partidos se recompusieran ante la población y hacer una transición ordenada hacia la democracia de la burguesía. Es que unos y otros habían participado con intendentes (por ej. el radicalismo mantuvo 310) y otros cargos durante la dictadura militar. Lo mismo que la burocracia sindical. Su desprestigio en la población era muy importante. El bipartidismo que jugaron luego del levantamiento de la proscripción del PJ fue impulsado por Perón y Balbín. El mismo Balbín antes del golpe dijo que había que actuar contra la “guerrilla fabril”. De hecho, Alfonsín recibió el bastón presidencial del genocida Bignone.
Alfonsín tuvo que “renovar” el discurso en 1983, con su prestigio ganado por fundar la APDH, para ganar el sector esperanzado con su promesa que “con la democracia se come, con la democracia se educa, con la democracia se cura”, lo que se demostró falaz durante su mandato. A pocos días de asumir, presentó la ley Mucci que favorecía la multiplicación de sindicatos por gremios, favoreciendo la injerencia del Estado y dividiendo artificialmente las bases. La burocracia y las bases se enfrentaron a este proyecto que los debilitaba.
Con respecto a los Derechos Humanos dijo: “El país ha vivido frecuentemente en tensiones que finalmente derivaron en la violencia espasmódica del terrorismo subversivo y una represión indiscriminada con su secuencia de muertos y desaparecidos. (…) La lucha entre sectores extremistas, así como el terrorismo de Estado, han dejado profundas heridas en la sociedad argentina. (…) La manera de restañar esas heridas no puede girar en torno a venganzas o resentimientos que serían innobles en sí mismos, cuando no inmorales en muchos casos, en cuanto pudieran comprometer al destino del país en estériles fijaciones sobre el pasado. (…) Esto no exime de tremendas responsabilidades al terrorismo subversivo, que debió haber sido combatido con los medios que la civilización actual pone en manos del Estado y no a través del empleo de medios similares a los condenados por el conjunto de la comunidad nacional”. (Alfonsín, Discurso de asunción) Esta posición conocida como “teoría de los dos demonios” fue la que se plasmó en el Nunca Más y la CONADEP y que luego fue base de la Obediencia Debida (otorgada en el levantamiento de Semana Santa de 1987) y el Punto Final.
Por otro lado, ya en 1985 aplicó el Plan Austral: congelamiento de precios, tarifas y salarios primero y luego aumento de las exportaciones y la privatización de empresas públicas (antes que Menem). La UOCRA de Gerardo Martínez interviene la combativa seccional Neuquén que había emprendido duras huelgas. El SMATA persigue a los delegados que dirigen la lucha de Ford en 1985. La UOM, el Sindicato de la Carne y la UTA también expulsa a delegados combativos elegidos por sus compañeros. Las bases se pronuncian en defensa de sus representantes y levantan campañas democráticas junto a organizaciones de izquierda y derechos humanos.
En el PJ del 83 había renunciado a su candidatura Antonio Cafiero. Luego de la oposición a la ley Mucci, la “normalización sindical”, el proceso antiburocrático del 84-85 (especialmente con la burocracia que venía de apoyar la dictadura) y las huelgas generales de Ubaldini fue canalizado por Cafiero quien salvó al PJ a través de la Renovación ganándole a Alfonsín en las elecciones legislativas del 87). Alfonsín empezó una rápida caída. Uno de los mayores conflictos que debió enfrentar fue el maestrazo de 1988. Aunque logró derrotar el conflicto, el desgaste estaba en marcha. La democracia no había garantizado la educación y en 1989, con la hiperinflación enfrentó un alzamiento de los pobres (la democracia no dio de comer) contra los precios de los supermercados con 14 muertos por la policía. Los hospitales públicos estaban derruidos (la democracia tampoco curó).
Es que Alfonsín venía para desviar las aspiraciones democráticas de las masas (una contrarrevolución democrática), no a desarrollarlas.
En la próxima presidencial con el verso del “salariazo”, pero también con un gran sector de la clase media que apoyó las privatizaciones generalizadas ganó Menem. Alfonsín tuvo que adelantar el traspaso a quien acompañando la política mundial, terminó en la aplicación del neoliberalismo de Menem, totalmente entreguista a las potencias imperialistas. Alfonsín, no se opuso a este curso. En la Asamblea Constituyente restrictiva de 1994, Alfonsín acordó la reelección presidencial por cuatro años, apoyando a Menem.

Gabriela Liszt
@gaby_liszt

Más de 37.000 personas están desaparecidas en México

José Ángel Alvarado platicaba con su prima Nitza Paola afuera de la casa de sus suegros, en el poblado Buenaventura, en el norteño estado de Chihuahua, México, cuando un comando de militares los detuvo. Esa misma noche, otros militares se llevaron también a la sobrina de ambos, Rocío Irene, de su propio domicilio. Ocurrió el 29 de diciembre de 2009 y nunca más se volvió a saber de ellos.
En una misma familia tres personas se encuentran desaparecidas y forman parte del total de las 37.435 que el Gobierno mexicano contabilizó entre 2007 y abril de 2018. Las mismas autoridades han reconocido que la cifra puede ser mucho mayor por los muchos casos que no son denunciados, y por los que se hayan acumulado desde abril.
Por el caso de José Ángel, Nitza Paola y Rocío Irene, el Gobierno mexicano se encuentra sometido a juicio en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Es la primera vez (después de los casos de la época llamada de la Guerra Sucia, en la década de los 70, en la que cientos de mexicanos involucrados en la guerrilla fueron desaparecidos) en que México está en el banquillo de los acusados, ahora en el contexto de la guerra contra el narcotráfico, según informa Alejandra Nuño a Equal Times. Ella, a nombre de la Comisión de Derechos Humanos de las Mujeres de Chihuahua, llevó el caso al sistema interamericano de protección.
Por otra parte, no es extraño que varios miembros de un clan familiar se encuentren ausentes, ya sea porque fueron aprehendidos por fuerzas del Estado o porque fueron sustraídos por particulares, particulares que, por lo general, cuentan con la complicidad de representantes corruptos de las fuerzas del orden, ya sean policías o militares.
También engrosan las cifras varios familiares de José. Éste vive ahora en la Ciudad de México, donde ha tenido que refugiarse después de haber recibido repetidas amenazas de muerte por exigir justicia para sus dos hermanos, un primo y dos colaboradores de aquellos que fueron desaparecidos por la mafia en el estado de Guerrero –uno de los estados más pobres del país–.
Residentes todos ellos de la localidad de Chilapa, se encontraron en el mal momento en el mal lugar, sin que se tenga certeza de por qué se los llevó un comando de delincuentes perteneciente a uno de los grupos mafiosos que se disputan la zona, –un conflicto permanente por el que este pueblo ocupa el tercer lugar como municipio más violento del país, de acuerdo con el estudio realizado por el organismo Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal–. Chilapa es, a todos los efectos, la puerta por la que sale la goma de opio que se produce en la sierra y en la montaña de esta zona de Guerrero.
Después del suceso, gracias al GPS de la camioneta en la que viajaban y que también se llevó el comando que los secuestró, la familia Díaz Navarro pudo saber dónde se encontraban sus familiares, pero la policía no quiso ir a rescatarlos “por miedo” a que se desatara una balacera y hubiera muchos muertos. Eso fue lo que argumentó la autoridad y así lo platica José a Equal Times.
Este hecho, desafortunadamente, no era uno aislado. Hacía dos semanas que un comando militar había ejecutado a un grupo de supuestos secuestradores en otro estado, y dos meses antes habían desaparecido 43 estudiantes del poblado de Ayotzinapa, en el mismo estado de Guerrero. Este último evento trágico tuvo repercusión internacional y la investigación que hizo el gobierno de México fue sometida a análisis y, posteriormente, descalificada por un grupo especial conformado a instancias del propio Gobierno, con el apoyo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Los 43 estudiantes de Ayotzinapa siguen sin aparecer y las familias de las víctimas no aceptan la versión oficial que concluyó que un grupo de narcotraficantes incineró a los jóvenes y se deshizo de los restos tirándolos un río.
Como todos los familiares de desaparecidos, exigen que los 43 aparezcan con vida.

Todo México pareciera una fosa clandestina

Algunos de esos más de 37.000 desaparecidos podrían encontrarse entre los cuerpos que ya se han desenterrado de las 1.307 fosas clandestinas registradas por la institución encargada de la defensa y protección de los derechos humanos en México, la CNDH (Comisión Nacional de los Derechos Humanos).
En estas, y gracias especialmente al trabajo de los colectivos de madres y familiares de los desaparecidos, se han hallado 3.926 cuerpos. Hace menos de un mes se encontró la última fosa en el estado de Veracruz, donde se ubicaron 166 cráneos.
La situación de los desaparecidos en México es tal que ya se tuvo que aprobar una ley en materia de desaparición forzada de personas; hubo necesidad de establecer un registro de todos los desaparecidos y se instaló un Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.
El titular de la Secretaría de Gobernación (equivalente al Ministerio del Interior en otros países), Manuel Navarrete Prida, informó de que gracias al cotejo de información en distintas instancias del Estado mexicano ya se logró establecer 4.500 coincidencias entre los restos encontrados y los reportes de personas desaparecidas; y de ellas, 340 ya han sido identificadas con nombre y apellido. Trescientas personas se encontraban como desaparecidas desde hacía más de 10 años.
Para dar una idea de la tragedia que viven miles de familias mexicanas y centroamericanas (muchos migrantes que atraviesan el territorio mexicano rumbo a Estados Unidos también han desaparecido), desde 1980, el Grupo de Trabajo sobre Desaparición Forzada de Personas, de la Organización de Naciones Unidas, tuvo conocimiento de un total de 56.363 casos relativos a 112 Estados, con los cuales estableció comunicación y solicitó su atención.

La causa: el uso de las fuerzas armadas en el combate al narcotráfico

En opinión de Santiago Corcuera, quien fue miembro de ese Grupo de Trabajo (2004-2010), y su presidente de 2006 a 2009; e integrante del Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU, de 2013 a 2017; el origen de esta nueva oleada de desaparecidos se encuentra en la guerra que el expresidente Felipe Calderón inició contra el narcotráfico en 2006, lanzando a las Fuerzas Armadas a las calles a realizar tareas de seguridad pública.
“Al final del gobierno (del presidente Vicente) Fox no había desaparecidos contemporáneos. Su gobierno había sido muy permisivo con el narcotráfico y no se reportaban desapariciones. En 2008 empezaron a llegar tantos casos al Grupo de Trabajo que sus integrantes se alarmaron; por ello pidieron hacer una visita en 2011. México reportaba más casos que cualquier otro país”, recuerda Corcuera.
Corcuera asegura que todos los relatores de la ONU y todos los organismos de derechos humanos han llegado a la conclusión de que ahí donde se toma la decisión equivocada de usar a las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública se provoca una espiral de violencia. “Es un tornado de destrucción masiva”, dice el experto.
Toda la responsabilidad política e histórica “y espero que algún día sea también jurídica, es de Calderón Hinojosa”, subraya.
Aunque sea difícil imaginarlo, en esas estadísticas se incluye a niños: los pequeños de 0 a 4 años de edad que están desparecidos son 547; de 5 a 9 años están desaparecidos 517, y los adolescentes de 10 a 14 años son 1.861.
Del total de las 37.435 personas que faltan, el número de hombres prácticamente triplica al de mujeres: 27.913 y 9.522, respectivamente.
En opinión de Alejandra Nuño, en México no existe una sola causa de las desapariciones, pues depende de la edad, profesión, lugar, sexo, nacionalidad y otros elementos adicionales. “Las desapariciones de niños y niñas no responden al mismo modus operandi que las de personas migrantes o de profesionistas, estudiantes o mujeres”, afirma.
Por otra parte, la CNDH ha criticado el uso inexacto, por parte de las autoridades nacionales, de “los conceptos: desaparecidas, extraviadas, no localizadas y ausentes, para referirse a todas aquellas personas de las que se desconoce su paradero”, lo que dificulta “conocer cuántos acontecimientos derivaron de una conducta delictiva imputada y/o cometida por agentes del Estado y/o particulares y cuáles obedecen a otras circunstancias”.
El Gobierno recientemente electo en México, encabezado por el centro-izquierdista Andrés Manuel López Obrador (tomará posesión del cargo el 1 de diciembre), ha generado una gran expectativa entre las miles de familias de los desaparecidos. Ordenó la realización de varios encuentros en diversos estados del país, en donde a veces él y, en otras ocasiones, algunos integrantes de su equipo, escucharon las sentidas y conmovedoras denuncias sobre la inacción del actual Gobierno. La futura Administración se ha comprometido a actuar.
Sin embargo, la principal causa a la que se atribuyen las desapariciones, la participación del Ejército en las labores de seguridad pública y la lucha contra el tráfico de drogas, no desaparecerá en el futuro inmediato.
A pesar de que fue una de sus promesas de campaña, López Obrador ya anunció que las Fuerzas Armadas no se retirarán de las calles porque las policías no están capacitadas para enfrentar a la delincuencia organizada. Su equipo tuvo que aclarar posteriormente que el retiro de los militares se hará cuando se hayan profesionalizado las policías.
Según Nuño, la impunidad es el factor fundamental por el cual el fenómeno sigue presente en el país: “Si desapareces a una persona no existen consecuencias en este país”.

Irma Rosa Martínez Arellano
Equal Times

Irma Rosa Martínez Arellano es una periodista interesada en temas de derechos humanos. Trabaja en los medios de comunicación desde inicios de la década de 1980: tanto radio como televisión y medios impresos, y ha sido corresponsal en Washington. También ha trabajado en la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.

Apuntes primarios tras la victoria de Bolsonaro…

A propósito de la derrota, reivindicar también lo positivo...

Cuando se pierde siempre es más fácil ver lo negativo. Sobre todo cuando esa derrota significa la victoria del fascismo. Sin embargo, viéndolo por el lado positivo, hay algunos logros interesantes.
El primero fue tener 46 por ciento de los votos, en una situación como la que se vive en Brasil luego del golpe de Estado contra Dilma y la prisión de Lula. Es un apoyo muy significativo. Además, en algo sumamente simbólico: se logró la victoria en todo el Nordeste.
El segundo es el surgimiento de un liderazgo nuevo, más joven, dentro del PT, que se posiciona con un apoyo electoral importante y, dependiendo de las actuaciones, se puede proyectar a futuro. La renovación de liderazgos, que se hacía difícil, se puede gestar a partir de ese apoyo y consolidar en la lucha contra un gobierno que será necesario resistir.
El tercero es haber remarcado la presencia de un hilo de lucha histórico, representado por Lula, por el MST y las organizaciones sociales-sindicales, que se consolidaron en un proyecto común de lucha y no sirvieron de escalera a la derecha como en otros lugares.
El cuarto, y más importante, es el aprendizaje que deja la derrota, cuando se asume con mirada estratégica. Entonces se puede analizar mejor y hacer autocrítica, desde los errores puntuales cometidos, que siempre es más fácil verlos en los otros, hasta las equivocaciones estratégicas que son más importantes.

La victoria nunca está a la vuelta de la esquina...

Viví en Brasil entre 1980 y 1985. Recorrí buena parte del país. Vi nacer al MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra), y todavía recuerdo aquel primer campamento de Encrucilhada Natalino, la ocupación de la Fazenda Annoni… Cuánta lucha, cuánta esperanza, cuánta fuerza colectiva…
Vi nacer al PT, y en la primeras elecciones sus candidatos tenían 200 votos con suerte y viento a favor. Ya de regreso al Uruguay, y después desde Ecuador, seguí vinculado a muchos compañeros y compañeras del PT y al MST.
Se creía imposible que el MST conquistara tierra para plantar primero y luego la haga producir, pero la fue conquistando y fue resistiendo y la fue haciendo producir, aunque falte mucho claro. Se creía casi imposible que Lula llegara a la presidencia, pero después de muchos años y mucha lucha llegó.
La victoria nunca está a la vuelta de la esquina, hay que caminar y caminar, luchar y luchar y nunca se llega a la victoria total o la victoria final. Nada es fácil. Nadie regala nada. El problema está en creer que las luchas son fáciles y pasan por ganar alguna que otra elección. La lucha es permanente, nunca se termina. Lamentablemente, muchos jóvenes crecieron a la sombra de un puesto burocrático durante los gobiernos progresistas y no se dieron cuenta que eso les cayó de arriba por un rato. Que era producto de muchas luchas. A no ser los que se acomodaron en ese puesto conscientes de lo que hacían.
Hay que saludar a los compañeros y compañeras de Brasil que pelearon bien. Algunos y algunas me enviaron mensajes hoy, casi llorando… Pero un rato nomás, porque mañana seguirán en la trinchera que les toque, y posiblemente en una lucha más difícil. Pero, ¿era fácil la lucha de los obreros paulistas contra la dictadura? ¿Era fácil ocupar tierras, resistir y producir en aquellos comienzos del MST durante la dictadura?
En fin.. La lucha recién empieza en Brasil y en todo lado… y nunca ha de terminar...

Kintto Lucas

martes, octubre 30, 2018

Raúl Alfonsín



La victoria de Raúl Alfonsín, 35 años atrás fue un hecho inédito, aunque no por ello inesperado.

Superó holgadamente al candidato del peronismo, Ítalo Luder, y obtuvo un triunfo plebiscitario, con una votación superior incluso a la obtenida por Cámpora en el 73. Se impuso también en la provincia de Buenos Aires de la mano de un candidato prácticamente desconocido, Alejandro Armendáriz, sobre el ex intendente de Avellaneda, Herminio Iglesias.
Alfonsín recogió el voto no sólo de la pequeña burguesía, sino también de grandes franjas de trabajadores, porque supo capitalizar el repudio a la camarilla peronista que había gobernado entre 1974-1976. Por caso, Luder, como presidente provisional del Senado durante una licencia de Isabel Perón, fue quien firmó el decreto de “aniquilamiento de la subversión”, llevando a un nuevo nivel el asesinato de activistas a manos de la Triple A y la represión militar, iniciada en el Operativo Independencia, en Tucumán, en lo que fueron los prolegómenos de la dictadura. Supo explotar la denuncia de la amnistía pactada por el PJ con los militares y del matonismo de la burocracia sindical, encabezada entonces por Lorenzo Miguel.
Su victoria aplastó electoralmente tanto a la derecha como a la izquierda. El Partido Comunista y la izquierda peronista habían apoyado la candidatura de Luder, con la expectativa de recoger los despojos de una eventual crisis del peronismo.
La candidatura de Alfonsín había sido bendecida por un ala del imperialismo, partidario de jugar a fondo la carta “democrática” frente a la crisis de las dictaduras militares, incluso antes de que se definiera la interna radical. Alfonsín conquistó ese apoyo con su oposición pro-imperialista a la aventura militar en Malvinas. Ocurrida la derrota, fue uno de los arquitectos del relevo ordenado de un régimen que se caía a pedazos y del reaseguro de todos los compromisos coloniales asumidos por éste con el imperialismo, especialmente, el pago de la deuda externa.
“La burguesía ha modificado su régimen político, pero la clase social que está en el poder es la misma clase de explotadores”, resumía Prensa Obrera en un artículo donde caracterizábamos el gabinete del flamante gobierno de Raúl Alfonsín, dominado por banqueros e industriales.

Ilusiones y desilusiones

Las expectativas democráticas en el alfonsinismo chocarían rápidamente con la realidad.
El aparato represivo de la dictadura fue preservado. Alfonsín quiso negociar que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas juzgara a los genocidas –una depuración necesaria para restablecer el rol de los militares–, pero éste lo rechazó. Bajo la presión de una enorme movilización democrática, tuvo lugar el Juicio a las Juntas, en manos de tribunales civiles, en el que fueron condenados sólo cinco de los nueve miembros que integraron las tres Juntas Militares. La capitulación alfonsinista ante los levantamientos carapintadas daría lugar a las leyes de obediencia debida y punto final. Los indultos de Menem coronarían la impunidad de los represores.
La renegociación de la deuda culminaría en un fracaso completo y en un nuevo recule; le seguiría el Plan Primavera, que planteaba un plan de privatizaciones a gran escala, pero el gobierno de Alfonsín ya se encontraba políticamente liquidado y se mostraba impotente frente a una desorganización económica imparable. En el último tramo, Alfonsín recurriría a la represión y al militarismo (masacre de La Tablada, encarcelamiento de la dirección del Partido Obrero, declaración del estado de sitio), pero de todos modos tuvo que anticipar el traspaso del mando a Menem.
La trayectoria posterior del “padre de la democracia” incluiría el Pacto de Olivos, que habilitaría la reelección de Menem; el padrinazgo de la Alianza y la arquitectura de un pacto de “unidad nacional” para sustentar la presidencia interina de Eduardo Duhalde, el masacrador de Puente Pueyrredón.
El triunfo electoral de Alfonsín fue conmemorado esta mañana en la Casa Rosada.
Mauricio Macri le dedicó un discurso de cinco minutos que leyó de un teleprompter. Se reunieron para escucharlo Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde; Enrique Nosiglia y Daniel Angelici, dos radicales “expertos” en operar servicios y jueces. Los miembros de la Corte Suprema asistieron en pleno. También estuvo presente Patricia Bullrich, por el ala “bolsonarista”. A su turno, Ricardo Alfonsín, que explora la creación de una variante “progresista” dentro de Cambiemos, dijo haberse emocionado con las palabras de Macri.
Un homenaje a la medida del régimen que Alfonsín inauguró 35 años atrás.

Jacyn

Piedras, masas y votos en Argentina

Con 138 votos a favor la Cámara de Diputados aprobó el miércoles 24 el presupuesto nacional para el año próximo. Hubo 103 votos en contra, 8 abstenciones y 7 ausentes. Todo indica que en tres semanas el Senado completará la sanción del Presupuesto.
Previsible victoria oficialista (ver Cómo evoluciona la coyuntura en Argentina , texto fechado 40 días atrás). Primó otra vez el frente amplio burgués (Fab), el cual pese a duras luchas internas sostiene y proyecta al gobierno de Mauricio Macri. La votación en Diputados es doblemente importante para el oficialismo porque Argentina ingresa en un trimestre de extrema crisis económica y creciente tensión social, cuyo desenlace está todavía en cuestión. El saldo de votos en la cámara baja muestra una correlación de fuerzas inalterable en favor del gran capital.
Al igual que en este resultado legislativo, el Fab y todos los sectores que se le subordinan serán clave para la evolución y resultado de la fase de saneamiento capitalista en curso. Macri cuenta además con respaldo de países decisivos, como se verá en pocas semanas más, cuando desembarquen en Buenos Aires los mandatarios del G-20. Por su parte, las fragmentadas cúpulas sindicales transforman medidas de lucha en medios para desarmar y desviar a los trabajadores. Hay que recordar –porque pasó al olvido mientras estaba ocurriendo- la huelga general del 25 de septiembre, cuyo resultado más evidente es la aprobación del Presupuesto. Con el mismo sentido se programa ahora otra huelga general, esta vez por 36hs, para la segunda quincena de noviembre.

Significado de la media sanción

La votación sobrevino tras una movilización frente al Congreso. Aunque en cantidad notoriamente menor a las registradas desde diciembre pasado, hubo una concentración importante. No participaron los principales sindicatos. Los llamados “movimientos sociales”, organizaciones de izquierda y fragmentos de quienes acompañan a Cristina Fernández (principalmente destacamentos movilizados por intendentes del conurbano), marcharon contra la aprobación del Presupuesto. Cuando algunas de las columnas se aproximaban al Congreso, un grupo de entre 50 y 100 personas tomó la vanguardia y comenzó a lanzar piedras y palos contra los policías resguardados tras una imponente valla de hierro que impedía avanzar sobre el edificio. Enseguida aparecieron bombas molotov y otros dispositivos ruidosos que caldearon la situación. Del Congreso salió un grupo de diputados alineados con la Sra. Fernández y, además de oponerse a la salida de un camión hidrante, derribaron desde dentro algunas vallas de contención, lo cual recrudeció la ofensiva del grupo atacante. Mientras tanto, las columnas de izquierda y los mal llamados “movimientos sociales” detuvieron su marcha. “Son los kirchneristas –se oyó- no les hagamos el juego”. Drones de algunos medios de comunicación permitieron ver un escenario claramente fracturado, en el que algunas decenas de personas redoblaban los ataques, la policía esperaba y el conjunto de los manifestantes se mantenía a distancia.
Mientras tanto en el recinto de Diputados la bancada identificada con la ex Presidente apelaba a todos los recursos para impedir la sesión.
Todo lleva a pensar que el gobierno demoró al máximo el momento del contraataque. Comenzó con un camión hidrante. Algunos minutos después, apeló a las escopetas con cartuchos de un gas lacrimógeno aparentemente perfeccionado respecto del usado tradicionalmente en estos casos. A continuación hubo disparos de balas goma.
A esa altura ocurrieron tres hechos a resaltar: las columnas principales sobre la Avenida de Mayo comenzaron a retroceder y en un punto hicieron media vuelta y marcharon en sentido contrario. También la mayoría de quienes habían asumido el enfrentamiento directo retrocedió. Sólo un grupo menguado pero de redoblada beligerancia continuó lanzando bombas molotov y otros objetos, trajo contenedores de basura de calles aledañas y los incendió, aunque a demasiada distancia del vallado policial. Allí terminó la capacidad de acción de ese grupo no identificado.
Llegó el momento entonces de la policía. Salieron motos que persiguieron a rezagados de la retirada masiva. Ocuparon el espacio total de la Plaza de los dos Congresos y dejaron fuera de ese perímetro a todo eventual manifestante. Mientras tanto, con excepción de las organizaciones de izquierda, todos emprendían la retirada definitiva hacia los ómnibus y hacia la estación Constitución. La jornada había terminado. Durante esa retirada hubo 28 detenidos, 24 de los cuales fueron liberados esa misma noche. Los cuatro restantes, extranjeros, salieron al día siguiente, pero se les amenaza con la expulsión del país. En el recinto se restablecía la calma y comenzaba un maratón de naderías que duraría 14 horas, antes de levantar la mano para aprobar el Presupuesto.

Resultados inmediatos

Hasta aquí, los hechos. La interpretación da lugar a conclusiones rotundas:
# Macri tuvo un importantísimo triunfo político: un tercio de los votos obtenidos provienen de diputados peronistas;
# el bloque de Unidad ciudadana (Fernández) sufrió una triple derrota: en la calle, en el recinto y ante el grueso de la opinión pública, convenientemente intoxicada además por los medios de comunicación;
# se quebró en la calle la insólita alianza entre kirchneristas y organizaciones de izquierda, aunque en gran medida se mantuvo dentro del Congreso;
# estas últimas actuaron con tino y consecuencia, puesto que una vez terminadas las refriegas rodearon la Plaza y volvieron con sus banderas a las cercanías del Congreso (algunas de ellas, ubicadas sobre la Avenida Callao, fuera del foco de enfrentamiento, se mantuvieron todo el tiempo allí);
# el gobierno recompuso la eficacia de un aparato represivo capaz de neutralizar manifestaciones de este tipo con costo cero o incluso saldo político positivo: no se reportaron heridos, los detenidos fueron liberados de inmediato;
# el activo militante pudo observar la conducta de quienes pusieron en marcha un enorme aparato logístico y en pocos minutos, como queda dicho, retrocedieron y usaron ese mismo aparato para regresar a sus lugares, cuando en realidad se había convocado a “una vigilia” en torno al Congreso, a fin de presionar con presencia masiva a los diputados que debían votar;
# quedó así comprobado que por parte de los fragmentos del kirchnerismo el llamado a movilización tenía como objeto respaldar un intento de impedir la sesión del Congreso y, cuando el propósito fracasó, abandonaron el terreno y dejaron sólo a las organizaciones de izquierda, que al final tampoco hicieron la “vigilia”;
# las posteriores denuncias a la “feroz represión” mostraron a algún sindicalista fallido al borde de la desesperación, escudándose en la defensa de dos de las personas detenidas. Pero mostraron ante todo que: 1) estos pseudo dirigentes no tienen la menor noción de lo que significa “feroz represión” y, 2) no parecen comprender -y por ende no pueden educar a la clase trabajadora- la existencia y función del Estado burgués. Parecen creer que en un sistema democrático burgués no hay represión y que ellos pueden implementar situaciones como las vistas el 24 frente al Congreso sin ninguna consecuencia. La ex presidente tenía a Alemania como país modelo para Argentina. Sería interesante que alguno de sus seguidores intentara hacer ante el Bundestag en Berlín lo que hicieron en el Congreso en Buenos Aires. Sus lamentos por la “feroz represión” adelantan demasiado: vendrán razones de mayor fuste para sus quejidos como sindicalistas sometidos al Estado;
# todo esto redunda en capital político para la burguesía y su gobierno, que tiene así más base de apoyo para afrontar un pico crítico en los próximos meses.

Balance

Sea que se lo mire desde una batalla puntual, desde la perspectiva de educación y organización de masas, o incluso desde una pedestre mirada electoralista, el 24 de marzo fue un fracaso para sus organizadores y una frustración para cualquier participante consciente.
Piedras en ínfima proporción si se tiene en cuenta lo ocurrido en el mismo lugar en diciembre del año pasado; masas sin comparación cuantitativa y cualitativa con las participantes en aquella ocasión; proyección de votos inversa a la esperada por quienes intentaron hacer fracasar la aprobación del presupuesto. Todo en sentido inverso al previsto por la sofisticada “teoría del helicóptero”.
El aparato policial y de seguridad mostró que es infantil pretender doblegarlo a piedrazos, con un grupo de avanzada y un país como espectador a distancia. La táctica desestabilizadora de la protoburguesía opositora se reveló ilusoria. Y las izquierdas que la acompañaron tienen ante sí la certeza de que sin la participación activa de las masas, desde sus organismos reales y con dirigencias genuinas, no se le doblará el brazo al Fab. Esto desemboca inexorablemente en un fracaso electoral de la oposición capitalista en 2019 y una barrera para la acumulación parlamentaria de fuerzas antisistema.
El saldo viene a ratificar algunas interpretaciones y enseñanzas de los últimos años. Queda claro que no existe una genuina movilización social contra el gobierno, pese a que en esta fase puede inferirse un rechazo amplio y creciente, aunque pasivo.
Es verdad que algún hecho excepcional podría detonar la carga explosiva alimentada por ese rechazo. Frente a tal hipótesis, caben dos respuestas netas: en las actuales condiciones, no sería usufructuada por las hilachas del gobierno anterior ni podría ser conducida por una fuerza antimperialista y anticapitalista. Por el contrario, favorecería aún más al gran capital, con éste u otro gobierno de la misma naturaleza.
Queda señalado el significado positivo de que, esta vez, al menos un sector de las organizaciones de izquierda no se haya involucrado con los grupos de choque ostensiblemente dirigidos desde dentro del Congreso por diputados peronistas-cristinistas. Ese distanciamiento no se vio dentro del recinto: allí se mantuvo el frente único anti-Macri de la izquierda con la burguesía advenediza y en función de una táctica inmediata de derrocamiento del gobierno. Concluir con esa política putschista es condición primera para afirmar una estrategia de la clase obrera, inseparable de la construcción de una organización revolucionaria de trabajadores.
Están planteadas entonces tres condiciones urgentes e insoslayables para responder a la coyuntura estratégica en la que está empantanado el movimiento obrero y el conjunto del pueblo argentinos: romper con la subordinación a la táctica putschista-golpista de los restos desesperados del gobierno anterior; convenir un programa de acción con reivindicaciones transicionales y con la propaganda de un gobierno obrero y popular; apelar a todos los recursos organizativos necesarios y posibles –bajo el concepto general de frente único de clase- para alcanzar la unidad social y política de las grandes masas y dar base social a la existencia de un nuevo y poderoso partido de trabajadores y jóvenes urbanos y rurales.

Luis Bilbao
@BilbaoL

Un feriado para recibir al G20



El gobierno decretó un feriado para el 30 de noviembre en la Ciudad de Buenos Aires con el propósito de apuntalar el operativo de militarización y vaciamiento de la ciudad que marcará la reunión del G20. Ese día, más de 20 mil efectivos de seguridad custodiarán la cumbre de mandatarios en un virtual estado de sitio. “Si alguien tiene la posibilidad de pasar unos días fuera de la Ciudad, sería bueno que lo hiciese”, le confió un funcionario porteño al diario La Nación (29/10).
El despliegue incluirá un triple anillo de seguridad alrededor del complejo Costa Salguero, donde se desarrollará el cónclave. A la protección de los mandatarios estarán abocados efectivos de Gendarmería, Prefectura, la Policía de Seguridad Aeroportuaria, la Federal, la Bonaerense y la Policía de la Ciudad, así como miles de custodios personales. Habrá aviones de combate, aviones-radar de la Fuerza Aérea yanqui, helicópteros y también barcos, buzos y lanchas sobre el Río de la Plata.
Para facilitar el trabajo de las tropas, se restringirá fuertemente la circulación. No podrá haber vuelos en un radio de 45 kilómetros y cerrarán los aeropuertos de El Palomar, Morón y San Fernando. Los trenes no podrán llegar a Retiro.
En estas condiciones, la promesa de Patricia Bullrich de que se respetará el derecho a la protesta es un desatino. Al revés, el gobierno se prepara para la represión: las fuerzas locales recibieron capacitación extranjera para el operativo, el Ministerio de Seguridad recibió todo tipo de vallados como donativos y adquirió cinco tanquetas blindadas de origen belga que están equipadas para el lanzamiento de gases lacrimógenos. Las fuerzas de seguridad vienen de reprimir las protestas contra el presupuesto.
A su vez, las fuerzas de inteligencia han coordinado un listado de 2000 “violentos” a los que no se les permitirá su arribo al país. En él figuran los nombres de personas que se han manifestado contra cumbres previas del G20. La coordinación entre fuerzas represivas en la persecución de opositores caracterizó a las dictaduras del continente.
La cumbre del G20, que reúne a las principales potencias capitalistas y algunos países en “vías de desarrollo” como Argentina, no podría sesionar sin este gigantesco operativo de intimidación. Son los máximos responsables de la guerra que ha devastado el Medio Oriente y Africa, de las catástrofes migratorias que atraviesan Europa y ahora también a América Central, y de la miseria y la superexplotación de cientos de millones de seres humanos.
El gobierno de Macri ha acelerado el tratamiento del presupuesto y espera la votación favorable del Senado para llegar a la cumbre con ese regalo para sus mandantes. Las vísperas del cónclave, en tanto, podrían coincidir con un nuevo paro aislado convocado por la burocracia de la CGT, aunque ya han aclarado que no habrá movilización alguna bajo el pretexto de los “incidentes” en el Congreso durante el debate presupuestario. Es decir, en caso de concretarse, sería un nuevo paro matero para descomprimir la bronca popular ante el ajuste.
Es importante que las organizaciones obreras, estudiantiles y de mujeres deliberen y se movilicen durante los días de la Cumbre en rechazo a las políticas imperialistas y al pacto de Macri, los gobernadores y el FMI.

Prensa Obrera

Claudia Cinatti: "Bolsonaro expresa un fenómeno político mundial, que es el hundimiento de los partidos tradicionales"



El Círculo Rojo entrevistó a Claudia Cinatti, columnista internacional de La Izquierda Diario, sobre el triunfo de Bolosnaro y su relación con el avance de "las derechas" en el mundo, la relación con Trump y las disputas con China en la región.

¿Cómo ves el avance de esta derecha en Brasil en el marco del desarrollo de las derechas en el mundo?
Evidentemente tienen varios elementos en común, con una tendencia que viene profundizándose, sobre todo, a partir de la crisis en 2008 y de una licuación del centro político que había sido hegemónico en el momento pico de la globalización y el neoliberalismo. Entonces lo de Bolsonaro tiene mucho en común con el ascenso electoral de esas variantes de extrema derecha. El fenómeno político es el hundimiento de los partidos tradicionales, en el caso de Brasil el PSDB que era lo que hegemonizaba por derecha el espacio antipetista, y que ahora pasó a ocupar Bolsonaro.
Ahora bien, el bolsonarismo no es un fenómeno hegemónico, y creo que si solo lo leemos como un giro a la derecha o como un ascenso de la extrema derecha nos vamos a equivocar, porque el fenómeno más profundo es de polarización política y social.
La extrema derecha no es igual en todos lados. En Europa las variantes de extrema derecha tienen un perfil soberanista y nacionalista. El propio Trump es una combinación de conservadurismo social y proteccionismo económico. Bolsonaro por su parte tiene un programa extraño para este tipo de derecha que es un programa de apertura, casi neoliberal clásico. Entonces se ve que son fenómenos heterogéneos, pero es una tendencia que se viene imponiendo, por lo menos en esta primera etapa, donde la crisis de los partidos tradicionales es capitalizada por estas variantes de extrema derecha.
Sin embargo, no se puede leer como algo lineal, donde por ejemplo si tomamos el caso de América Latina, y vemos a México que es el segundo país en importancia de la región, la tendencia es la opuesta, donde ganó López Obrador, que es una tendencia contrapuesta a la de Bolsonaro.
¿Qué relación puede haber entre el triunfo de Bolsonaro en Brasil y un posible triunfo del trumpismo en las elecciones de medio término en Estados Unidos?
El alineamiento, al menos en principio, del gobierno de Bolsonaro se ubicó en el campo del trumpismo, inclusive haciendo declaraciones en cuanto a la relación con China. La relación es con ese sector de la derecha.
El problema que tiene Bolsonaro con su aliado estadounidense, es que Trump no es un Gobierno muy estable y que ahora va a disputar una elección de medio término muy complicada. Esto es así porque Trump se basa en una división muy profunda, es un Gobierno polarizador, no es un Gobierno con políticas hegemónicas. Lo que tiene a favor es que la economía estadounidense lo viene ayudando. Pero no es un presidente muy popular y se ha puesto en el centro de la campaña, convirtiendo en los hechos a las elecciones de medio término estadounidenses en un referéndum sobre su Gobierno.
Es una jugada peligrosa porque, como señalan todas las encuestas, es muy probable que los demócratas ganen la mayoría en la Cámara de Representantes, lo que debilita su posición y su gobernabilidad. Es decir que a Bolsonaro no le garantiza en si mismo estabilidad estar con Trump, en una situación muy volátil y con una situación económica en la que todos los analistas señalan que el crecimiento no es sustentable en el largo plazo.
Por eso para Bolsonaro ser “amigo” de Trump no le garantiza ni estabilidad ni gobernabilidad.
¿Cómo juega el triunfo de Bolsonaro en la disputa que hay entre China y Estados Unidos en la región?
Evidentemente América Latina está en el foco de esta guerra comercial entre Estados Unidos y China. La posición de Bolsonaro es del lado del Trump. Ahora bien, la participación de China en la economía de la región y en particular de Brasil es muy importante.
La relación de la economía brasileña con China es fundamental, es el principal destino de sus exportaciones de soja y de mineral de hierro, forma parte de los BRICS… Entonces no parece que eso se resuelva de una manera sencilla, por más que Bolsonaro haga declaraciones en contra de China y tome el bando de Estados Unidos. Eso tampoco quiere decir que estando con Estados Unidos vayan a llegar automáticamente inversiones para Brasil, si no se generan las condiciones y el Gobierno de Bolsonaro no es capaz de pasar todas las reformas y privatizaciones que le convenga a Estados Unidos. Entonces yo creo que en este punto Brasil y la región, va a seguir siendo un terreno de disputa.

La indispensable necesidad de la resistencia

La suerte está echada. Ya no hay encuestas que sirvan para dibujar resultados incomprobables. Lo cierto es que un fascista ha llegado a la Presidencia de Brasil por el voto de millones. El hecho es grave por donde se lo mire y no solo para los locales sino que indudablemente esta votación repercutirá de manera aún impredecible en el resto del continente.
Bolsonaro ha ganado con cerca de diez puntos de ventaja gracias a muchos factores que habrá que analizar a partir de este mismo momento. Uno de ellos, el fundamental, es esta insistencia que abarca a muchos sectores populares de no tener en cuenta que en el marco de estas democracias burguesas y absolutamente controladas por los enemigos de los pueblos, seguir insistiendo en ir voluntariamente a competir en ese tinglado es como poner el brazo en la boca de un león hambriento. A ver si nos convencemos de que cuando ellos dicen “democracia” nos están preanunciando precisamente todo lo contrario de lo que nos imaginamos.

A esta altura de las circunstancias, luego de una nueva prueba de jugar el partido en el campo del enemigo, con el líder popular maniatado y censurado, hubiera sido mejor retirarse de la competencia denunciando que en esas condiciones el fraude estaba consumado. Bolsonaro hubiera ganado igual pero por lo menos el hecho político logrado hubiera sido mostrar que esas instituciones que se dicen “soberanas” no lo son, y se han ido convirtiendo en la gran trampa de la auténtica democracia: la popular, participativa, surgida desde las bases y no desde las campañas de intoxicación masiva.

Para engordar este camino fallido han servido como siempre, varios elementos: por un un lado las repetidas artimañas de los medios de comunicación hegemónicos, mentirosos, cloroformadores, hacedores de escenarios tan ficticios como efectivos a la hora de taladrar el cerebro de muchísima gente con conciencia política cero.
A esto hay que sumarle el efecto “Lula encarcelado”: vaya que sirvió quitarlo del tablero con la violencia que significan ese cúmulo de datos sobre corrupción jamás comprobados. No solo eso, sino tratar de humillarlo hasta la saciedad para que su carisma no influya como venía ocurriendo hasta que fue encerrado en Curitiba.

Luego habrá que computar otros elementos ineludibles que han arropado la victoria de quien ha realizado una campaña electoral cargada de amenazas a los sectores populares y que ha abierto la puerta a la violencia sectaria, muy parecida a la que vivió Alemania en los días brutales de Adolf Hitler. En ese aspecto, no hay que olvidar cuánto y cómo han jugado las reaccionarias iglesias evangélicas pentecostales, quienes convirtieron en sus sermones a Bolsonaro en el “ángel de la salvación” y a Lula y sus seguidores en los “demonios” a destruir. Otro tema a tener en cuenta es cómo ha jugado el voto anti-PT, como resultado de muchas mentiras pero también de inocultables hechos de corrupción en el que indudablemente cayeron varios de sus dirigentes. De esta forma se alimentó desde esos flancos débiles las embestidas de la derecha. Seguir negando esto, a esta altura, no sirve de nada. Y de ninguna manera significa que se ignoren los múltiples aspectos positivos que tuvo su gestión, sobre todo en tiempos de Lula.

No es casualidad que fueron precisamente los movimientos sociales que apoyaron por izquierda electoralmente al PT los primeros que advirtieron en varias ocasiones que se estaba errando el camino por la vía del neodesarrollismo, pero muchos prefirieron mirar para un costado.

Ahora, como dijo Joao Pedro Stedile, del MST y repitió en la noche post electoral el propio Fernando Haddad: el único gran camino que le queda al pueblo brasileño es el de la resistencia. Para ello, no sirve desanimarse ni caer en pozos depresivos por más fuerte que sea golpe recibido. Hay muchos y muchas en Brasil, y es necesario enfatizar en el rol jugado todos estos años por los Sin Tierra y los Sin Techo, pero también la fuerza que le imprimieron a la lucha las mujeres y disidencias sexuales, que no han dejado de pelear ni un solo día, Muchas veces sumidos y sumidas en la impotencia de no ser escuchadas por quienes tenían la obligación de hacerlo y otras, enfrentando a sicarios, terratenientes millonarios en hectáreas y reales, a depredadores de la Madre Tierra, a xenófobos, a racistas o a distintos tipos de policías. Para ellos y ellas, hablar de resistencia es moneda corriente y seguramente, por ser parte de quienes ha amenazado Bolsonario en la campaña electoral, tendrán que seguir en primera línea de la batalla contra la burguesía saqueadora y opresiva. El tema es no dejarlos solos y solas, como ocurrió en parte durante varios períodos del gobierno Temer. Ellos y ellas son parte de una vanguardia de unidad popular que habrá que ir construyendo paso a paso a partir de ahora, incorporando como sea al movimiento sindical brasileño. Es imprescindible allí y en otros países que sufren tiranías de derecha, que sus respectivos fuhrers (con Bolsonaro a la cabeza) no les resulte fácil la gobernabilidad, desgastando sus mandato autoritarios, rechazando sus bravatas y denunciando local e internacionalmente sus brutalidades. Al fascismo “made in Brazil” no se le puede conceder ni la más mínima ventaja en estos cuatro años de mandato. Por Marielle Franco, por Moa y por todos los jóvenes que han caído en manos de la barbarie de los “camisas negras” de Bolsonaro.

Carlos Aznárez

¿Qué se puede esperar de Bolsonaro?

La pregunta, en realidad, debería ser más amplia: ¿hacia dónde irá Brasil en los próximos años? Si nos atenemos a los trapos sucios de Jair Bolsonaro, divulgados por la prensa internacional durante las últimas semanas, fascismo puro y duro. Si se consideran algunos elementos, menos centrados en el personaje, la explicación puede ser más rica en matices. En realidad no se trata de blanquear al próximo presidente, un outsider, sino de saber qué puede pasar en la octava economía del mundo: un país habitado por 208 millones de personas, que dobla en extensión a la Unión Europea y que suele ser frecuentemente asociado -desde que el intelectual vienés Stefan Zweig publicó un libro al respecto, en 1941- a la idea de futuro.
Pese a ello en Brasil, ahora mismo, no se respira mucho optimismo. Como decía el humorista Millôr Fernándes en tiempos de crisis, aquél es un país con "un enorme pasado por delante". Un pasado que da pistas. La primera: Bolsonaro será presidente pero, al igual que Lula da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016), no tendrá un poder absoluto. Eso siempre y cuando, claro, no rompa las reglas del juego. En caso de que respete la Constitución, lo previsible es que el parlamento de Brasilia siga siendo el gran escenario de negociación. Es algo a lo que un país que tiene más de treinta partidos representados en el parlamento está muy acostumbrado. En ese marco, Bolsonaro y su Partido Social Liberal (PSL) no lo tendrán fácil: contarán con un porcentaje de escaños similar al de Ciudadanos en España (10%).
¿Qué margen de maniobra dejará eso? Pues considerando que el código deontológico del citado PSL impide alianzas con la izquierda y que negociar con los parlamentarios sectorialmente, como pretendía Bolsonaro, no parece viable, lo probable es que tenga que entenderse con los partidos de centro-derecha (en Brasil, llamado Centrão). El Centrão es una decena de grupúsculos que controlan el 40% de los escaños (más o menos como el PP en España), conforman una malla clientelista con ramificaciones en casi todos los Estados y defienden, ante todo, sus intereses: durante años, constituyeron la base parlamentaria de los Gobiernos de izquierda hasta que, en 2016, promovieron el impeachment… contra la izquierda. En estas presidenciales no han logrado rematar la faena, pero siguen mandando.
Su poder territorial, de hecho, sigue siendo inmenso. Un fenómeno interesante en estas elecciones ha sido, en efecto, la bifurcación del voto: en bastantes estados, Bolsonaro ha ganado la elección presidencial mientras que en la local, para Gobernador, se ha impuesto un centrista. Es el caso del sureño estado de Paraná: Bolsonaro ganó allí con un 56% y el candidato a Gobernador, centrista, con un 59%. Esto a lo que en realidad remite es a la naturaleza del Centrão: se trata, más que de un conjunto de partidos ideológicamente afines, de familias político/empresariales que parasitan y al mismo tiempo garantizan la reproducción del sistema. Estamos, pues, ante el auténtico catalizador y contrapeso de la política brasileña.
Con Bolsonaro, los fieles de la balanza no parece que vayan a cambiar mucho. Pero lo que se pesa, sí: no solo la colaboración entre este centro y esta derecha, si se concreta, será inédita sino que proyectará a algo más que a dos grandes conjuntos de familias políticas. De hecho, la nueva derecha brasileña se ha erigido en estas elecciones en representante de una oligarquía periférica emergente, ligada al agronegocio y sostenida por los 44 millones de evangélicos y su Teología de la Prosperidad (que contraponen a la Teología de la Liberación). El Centrão, por el contrario, representa una vieja lógica de poder (con capacidad informal de veto) que tiene su matriz en el estado de São Paulo, el más rico y desarrollado.
El quid de la cuestión radica, en realidad, en que ambos polos se necesitan: en 2016, el centro necesitó a la derecha para desalojar del Gobierno, vía impeachment, a Dilma Rousseff. Tenía muchas ambiciones pero sobre todo temía dos cosas, que los Juegos Olímpicos de Río consolidaran el liderazgo político de la expresidenta y que la explotación del petróleo, inédita en Brasil, proporcionara una base material sólida a la izquierda. Era, pues, el momento y la derecha apoyó. Ahora, sin embargo, esa misma derecha es la que reclama empatía: el agronegocio, que ya genera uno de cada tres empleos en Brasil y supone el 44% de las exportaciones, necesita inversiones, no solo traducidas en dinero, sino en decisiones políticas.
Y 'decisiones políticas' quiere decir iniciativas capaces de alterar dinámicas tradicionales. En concreto: la patronal del agronegocio pide desde sus bases en estados periféricos (como Mato Grosso do Sul, Rio Grande do Sul o el ya citado Paraná) una fuerte inversión en infraestructuras que permita colocar sus cosechas en los mercados internacionales sin depender tanto de puertos ya insuficientes, como el de Santos, que está en el estado de São Paulo. También reclama carreteras e incluso hidrovías que permitan sacar sus zafras por el Amazonas. Si Bolsonaro impone un programa así estará afectando a los intereses de la centralizadora y especuladora oligarquía paulista. Aquí hay, pues, un escollo potencial.
De todos modos hay otro terreno donde el entendimiento, incluso inmediato, parece más plausible: el gasto público, que desde 1995 ha crecido un 58% y actualmente carcome las finanzas e hipoteca el futuro, se ha convertido en una obsesión política compartida por centro y derecha. Ahí, un severo plan de ajuste, como en la Argentina de Mauricio Macri, parece avecinarse. Y ello hasta el punto de que este último debiera constituir el motor del próximo Gobierno: útil tanto para descoser los avances sociales tejidos por la izquierda (sobre todo en el empobrecido Nordeste) como para obtener (privatizaciones mediante) los apoyos políticos que Bolsonaro necesitará en el parlamento y, por qué no, en el ávido capital exterior.
En cuanto al resto de asuntos candentes, desde la política presupuestaria hasta las libertades públicas pasando por las políticas de seguridad, sociales y medioambientales, la actuación de Bolsonaro es probable que tienda a subsumirse al modelo de crecimiento adoptado, a la evolución de las relaciones de fuerza y por supuesto, a la coyuntura. En la práctica, el nuevo presidente hará lo que más le convenga en cada momento: de hecho, no debieran descartarse manipulaciones, golpes de efecto e incluso algunas desagradables sorpresas. La izquierda, mientras tanto, zozobra: está políticamente descabezada; orgánicamente fragmentada; institucionalmente limitada y con su capacidad de movilización lastrada. Y ojo porque el poder desgasta pero -como decía Giulio Andreotti- la oposición desgasta aún más.

Juan Agulló
El Diario (España)