viernes, mayo 31, 2019

"La lección de la Unión Soviética es que la burocracia elige la restauración capitalista"



Entrevista a Eric Toussaint, doctor en Ciencias políticas y militante internacionalista

Wilder Pérez Varona (WPV): La primera pregunta que quiero hacerle es con relación al asunto de la burocracia.
Antes de 1917 el tema de la transición socialista es una cosa: desde la Revolución de 1848, la Comuna de París (que es un episodio fundamental, pero de carácter efímero) siempre se vio limitada más bien a cuestiones de teoría, de principios, de proyección (sabemos que Marx y Engels eran reticentes a ser muy descriptivos respecto a esas proyecciones). La Revolución de 1917 colocó esta problemática de la transición en otros términos, en otro plano; en un plano que tiene elementos prácticos fundamentales. Uno de ellos tiene que ver con el tema de la burocracia, que apareció paulatinamente a lo largo de la década de 1920. Sobre esta cuestión de la burocracia tal y como fue elaborándose en esas circunstancias, ¿cómo usted define esa función de la burocracia al otorgarle un papel como un actor tan relevante, al nivel de la tríada clasista: clase obrera/ campesinado y burguesía? ¿Por qué ese lugar tan importante? Quisiera también que se expresara sobre la distinción de “clase”. Usted se cuida mucho de hablar de la burocracia como una clase; sin embargo, otros autores sí lo hacen.
Eric Toussaint (ET) [1]: Bueno, es claro que la experiencia de Rusia y luego de la Unión Soviética es, diría, casi la segunda experiencia de intento de toma de poder para empezar una transición de ruptura con el capitalismo. La primera experiencia es la Comuna de París, duró tres meses en 1871, limitada a nivel de territorio a París como tal, aislada del territorio francés y agredida. Entonces es claro que los revolucionarios como Lenin, Trotsky, y otros dirigentes del Partido Bolchevique no tenían punto de comparación con otras experiencias y concebían el problema de la transición, como mencioné en mi exposición,[2] de manera triangular, es decir, la necesidad de una alianza entre proletariado y campesinado para derrotar a la burguesía y al Imperialismo, y resistir a la agresión imperialista después de la toma del poder.
Y el tema de algo como la subsistencia y el peso del aparato del Estado zarista, que tenía una burocracia, y entonces la lucha contra la burocracia y el burocratismo era más bien concebida al inicio como una lucha contra algo que hacía parte del pasado, de la herencia zarista. Dentro del marco del desarrollo de la transición, desde los primeros años, tanto Lenin como Trotsky y otros se encontraron frente a un problema nuevo y ellos tuvieron que empezar a analizar y precisar, etcétera. Lenin no alcanzó a elaborar, diría, una teoría de la burocracia porque murió en enero de 1924, pero lo que es absolutamente cierto en el caso de Lenin es que él, en varias intervenciones sumamente claras e importantes, denunció la deformación burocrática del Estado obrero en construcción. Ya en el debate sobre los sindicatos en 1920–1921 dijo que el Estado obrero dirigido por el Partido Bolchevique tenía deformaciones burocráticas y, por lo tanto, los obreros y sus sindicatos tenían que mantener cierto nivel de independencia frente al Estado obrero deformado burocráticamente. Eso me parece muy importante.
Otro aspecto en la posición de Lenin de finales de 1922 e inicios de 1923 se encuentra en la crítica a una institución creada por el mismo gobierno, se llamaba la Inspección Obrera y Campesina, y dice Lenin que ese organismo, que tiene que servir en la lucha contra el burocratismo y al cual cada ciudadano (proletario o campesino) puede acudir y denunciar comportamientos burocráticos, dice que ese mismo organismo está totalmente burocratizado. Y ese organismo era dirigido por Iósif Stalin. Lenin propone una reforma completa de ese organismo en el cual había doce mil funcionarios. Entonces la Inspección Obrera y Campesina que, supuestamente, luchaba contra el burocratismo, en realidad ayudaba a la burocratización y agravaba el problema en el cual el Estado obrero deformado burocráticamente ya se encontraba. También hay que mencionar, porque es poco conocido, que Stalin hizo todo lo necesario para hacer desaparecer al nivel público o incluso impedir el conocimiento público de las cartas de Lenin diciendo que había que desplazar a Stalin del cargo de Secretario general del Partido.
Eso es para referirme a Lenin. Entonces yo decía en mi presentación que el problema de la transición al socialismo no se limita al triángulo burguesía/proletariado/campesinado, sino que había un cuarto actor que es la burocracia, y la burocracia no se limita a ser una herencia del pasado, en el caso de Rusia del pasado zarista, sino que la misma burocracia surge dentro del proceso de transición y se consolida como un actor que está tomando confianza progresivamente, en el curso de la transición, de sus intereses, y sus intereses (en el caso de la experiencia rusa) empezaron a distanciarse de los intereses tanto del proletariado como del campesinado y, de alguna manera, de la burguesía. Es decir, que la burocracia no tenía como objetivo de manera consciente la restauración del capitalismo y del poder de la burguesía. La burocracia no era, yo diría, una ayuda a la restauración capitalista, sino perseguía sus propios intereses y en ese caso sus propios intereses eran tener el monopolio del poder político y a partir del aparato del Estado dirigir, conducir el proceso y, de alguna manera, transformar el partido en un instrumento de la burocracia, transformar los sindicatos en correa de transmisión del poder burocrático hacia las bases y tener un desarrollo económico en el cual el proletariado y el campesinado no pueden actuar realmente en defensa de sus propios intereses, sino que empiezan a ser (en el caso de Rusia) explotados por la burocracia. La burocracia encabezada por Stalin impulsó un nivel no solamente de autoritarismo, sino también de dictadura sobre el pueblo trabajador tanto del mundo rural como de las empresas industriales o de otros sectores económicos controlados por el Estado.
Pero claro, la burocracia no genera una ideología nueva. La burocracia no va a reivindicar la ideología burguesa porque oficialmente se le está combatiendo. Entonces la burocracia, en general, tomó como vestido ideológico y como programa el programa “oficial” socialista, y habla en nombre de la profundización del proceso de construcción de una sociedad socialista porque la burocracia no genera una ideología propia, lo que implicaría distanciarse del programa oficial de la Revolución. De alguna manera la burocracia opera de manera escondida con sus propios intereses, y puede destruir tanto a las organizaciones y a las personas que quieren realmente una profundización del proceso, puede destruirlas utilizando oficialmente la defensa del socialismo.
En el transcurso de los años 1920, dirigentes como Christian Rakovsky, un dirigente bolchevique, revolucionario, importante, y luego Trotsky, empezaron a entender la especificidad de la burocracia. Se tardaron años para entender realmente de qué se trataba y es con la elaboración en 1935 del libro La revolución traicionada que Trotsky llega a una elaboración completa del análisis de lo que es un Estado burocráticamente no solo deformado, sino degenerado. Es decir, los lazos que tenía en 1935 el poder de la Unión Soviética con la Revolución y los primeros años se habían distanciado totalmente. Quedaba una sociedad que no era más capitalista, no había capitalistas en la Unión Soviética, pero el proceso hacia el socialismo, que implica democracia, control obrero, formas de autogestión, creación cultural independiente y libre, posibilidad de debate entre revolucionarios, de debate abierto, se había degradado y destruido totalmente y no había más estos espacios. Por eso Trotstky llamó a una revolución política diciendo, no es tanto una revolución social contra las relaciones de propiedad en el sector de la producción, no es una revolución de tipo anticapitalista que tiene rasgos sociales. La revolución política es necesaria para permitir al proletariado, al campesinado, a todos los trabajadores productores de riquezas, y al pueblo en general, retomar el poder político. De ahí el término “revolución política”. Y de ahí demandas que son sobre todo políticas: libertad de expresión, libertad de organización, control obrero, autogestión, pluralismo de partidos respetando la constitución.
También Trotsky lanzo un debate sobre la extensión o no de la revolución, ¿a qué sirve?, ¿para qué sirve la Internacional Comunista? Trotsky abocaba por la extensión de la revolución al nivel internacional y por la revolución permanente. Hace falta recordar que se había construido una Internacional Comunista, la III Internacional fundada en 1919, liderada entonces por Lenin, Trotsky, Zinoviev, Radek (Stalin al inicio de la Internacional Comunista no tenía ninguna presencia realmente, no era un líder conocido internacionalmente como cabeza del proceso de extensión de la revolución). Es solamente cuando Stalin logra expulsar a Trotsky del Partido Comunista en 1927 y expulsarlo del país en 1929, que él empieza a encabezar totalmente la III Internacional estalinizada y pone esa Internacional al servicio de los intereses de la misma burocracia de la Unión Soviética, y no más para extender realmente la revolución a nivel internacional.
WPV: Y a pesar de que la burocracia no genera una ideología propia, sin embargo en la práctica (a partir del devenir histórico de los llamados “socialismos reales”), gestionó de hecho la restauración capitalista en esos países. Usted apuntaba además que explotaban a las clases de campesinos y obreros, de productores en general, ¿cómo distingue entonces esa gestión y explotación burocráticas respecto a una explotación capitalista; entre la que realiza la burocracia y la burguesía?
ET: Es que durante ese largo periodo de poder burocrático, esa misma burocracia considera que todavía las condiciones no están reunidas para pasar a un proceso en el cual, como capa social se transforma en una clase para la acumulación privada de riqueza. Lo que es, yo diría, típico de la clase capitalista: una acumulación privada de riqueza.
Pero al mismo tiempo la lección de la Unión Soviética es que, al fin y al cabo, esa burocracia que no está construyendo un nuevo tipo de sistema elige la restauración capitalista y los mismos burócratas se transforman en capitalistas. Es decir que, de alguna manera, pasan la frontera como capa social y se transforman en clase capitalista. Como burócratas, antes de la restauración capitalista, pueden acumular niveles de riqueza, privilegios, etcétera, pero sus privilegios vienen de la gestión de una sociedad en la cual la gran propiedad privada, la propiedad capitalista, no existe o es totalmente marginal y eso no tiene un gran futuro, pero puede durar décadas y en un momento dado esa capa social (o una parte, una fracción de la capa social) decide que es tiempo de restaurar el capitalismo. Es lo que ocurrió a finales de los ochenta e inicios de los noventa del siglo pasado en la Unión Soviética. Personalmente pienso que es lo que ocurrió en China a partir de las Reformas de Den Xiaoping a finales de los ochenta también, y en Vietnam también tuvimos esa evolución.
Claro, la perspectiva histórica hubiera podido ser de otro tipo, es decir, una capacidad de los productores (proletariado, campesinado o trabajador intelectual) de retomar el poder a partir de una revolución política, pero eso no ocurrió y no era la perspectiva de Gorbachov. Habló de Glasnot, en términos de liberación del debate político, pero la Perestroika era introducir ya reformas en favor de la progresiva restauración capitalista. Entonces ese es el gran desafío de la sociedad de transición: cómo enfrentar el problema de la burocratización y de la consolidación de la burocracia como capa social dirigente y dominante, además cuando el país está aislado, y tiene problemas para realmente lograr aumentar la producción, aumentar su desarrollo endógeno, y responder a las necesidades de los trabajadores.
WPV: En buena medida todas las reformas de los ochenta se hicieron también con el eslogan de la democratización del socialismo burocratizado. Sin embargo, la historia de la relación entre Socialismo y Democracia ha implicado muchos conflictos, muchas contradicciones, muchos malentendidos…
ET: Es sumamente complicado porque (ustedes lo saben perfectamente en Cuba) la transición hacia el socialismo lleva al Imperialismo a una política de agresión que puede tomar varias formas. Entonces, esa actitud agresiva hace que sea complicada una total libertad de expresión dentro del marco del proceso. La misma agresión produce reacciones de limitación de la expresión, etcétera; pero claro, en un momento dado la burocracia utiliza la amenaza externa para mantener una limitación del debate político porque no le interesa realmente permitir al pueblo tener un debate político que podría fragilizar el control burocrático sobre la sociedad.
Entonces, el tema es muy complejo. Yo diría que es claro que hay que enfrentar una agresión externa que puede tomar varias formas, pero no se puede, bajo esa situación de agresión, limitar de manera exagerada la posibilidad de expresión, de organización, de protestas, etcétera.
En mi presentación yo hice referencia a Rosa Luxemburgo, que apoyó totalmente a la Revolución bolchevique. Como ustedes saben fue asesinada en enero de 1919 bajo órdenes de ministros socialdemócratas alemanes, pero ella en 1918 escribió varias cartas a los bolcheviques, que hizo públicas, para decir “compañeros Lenin, Trotsky, cuidado con las medidas que están tomando de limitación de las libertades políticas”, etcétera, porque eso puede llevar a un proceso que va a ser mortal para la Revolución soviética. Yo diría, ¿cuál es el equilibrio que debemos encontrar en la transición?, y a ese nivel hay que evaluar también la actitud de Lenin, de Trotsky y de otros… ¿qué pasó con Kronstadt, esa rebelión de marinos cerca de Petrogrado?; ¿qué pasó con la policía secreta (la Checa), que tenía posibilidad de procesos de ejecución extrajudicial, de encarcelamiento de opositores?…la cuestión de los sindicatos; es claro que hay que ser capaz de analizar esto.
Para nosotros también es importante analizar lo que ocurrió en un país como Cuba. Todo el tema libertario en los años sesenta en Cuba, seguido luego por el aumento de la influencia negativa de la burocracia de la URSS a partir sobre todo de las dificultades económicas después de la zafra de 1970, y entonces analizar y también sacar lecciones de la experiencia cubana. Es también muy importante.
WPV: Claro que hay que analizar los procesos en sus contextos particulares, pero también hay que tener en cuenta determinados límites en las prerrogativas que tiene el propio Gobierno revolucionario, digamos, para asumir la dirección y el control del proceso. En este vínculo entre Socialismo y Democracia, Ud. es partidario de una acotación de la democracia. O sea, no se trata de La Democracia sin más, no es la democracia que ha sido hegemonizada por las perspectivas capitalistas, sino una democracia acotada (socialista o de cualquier otro género, una democracia de los trabajadores).
ET: Por ejemplo, para mí una de las lecciones de la experiencia rusa es la necesidad del pluripartidismo diciendo que, dentro del marco de la transición, debe permitirse la existencia de varios partidos si ellos aceptan, respetan, la Constitución socialista, obrera. En la sociedad de transición al socialismo no se puede permitir un partido pro-imperialista llamando a la intervención exterior, o soportando la intervención exterior, o dejarle organizarse libremente, reclutar y preparar una estrategia pro-imperialista. Pero puede haber partidos diferentes, que tienen diferentes visiones de la transición, y que pueden coexistir; y el pueblo debe ser capaz, gracias a su formación política y aumentándola, de elegir entre varias opciones. Claro, favorecer el debate y convocar a consultas sobre decisiones que hay que tomar.
También yo diría que una de las lecciones de las sociedades llamadas del “socialismo real” del siglo XX es que, y me parece fundamental, deben tener al nivel económico un sector importante de economía privada, la pequeña propiedad privada. La pequeña propiedad privada de la tierra, la pequeña propiedad privada de talleres, de restaurantes, de comercios. La experiencia soviética tuvo también influencia en Cuba, de estatizar casi todo en un momento dado, lo que perjudicó al proceso. Yo estuve aquí en 1993 cuando se anunció la liberación de la actividad de los cuentapropistas y me pareció una buena medida, o los mercados libres campesinos donde los campesinos pueden llegar a la ciudad y vender sus productos. Ese espacio debía haber sido mantenido en la Unión Soviética, donde fue un desastre la colectivización forzada impuesta por Stalin a partir de 1929, y sus consecuencias tremendas en la agricultura. Es decir, que está la cuestión de la democracia política, pero también para mí debe haber una diferenciación de estatutos de productores y la pequeña producción privada, y la pequeña propiedad privada o iniciativa privada debe ser garantizada durante el proceso.
En el caso chino, vietnamita y de la Unión Soviética, que desapareció en 1991, entonces la Federación Rusa, Ucrania, etcétera, no pusieron límites a la propiedad privada y restauraron la gran propiedad privada capitalista. Y burócratas o amigos de los burócratas se transformaron en oligarcas y acumularon una riqueza tremenda como nuevos capitalistas, incluso muy agresivos frente a los trabajadores y robando a la nación una gran parte de la riqueza generada por los productores.
Entonces, el debate no es solamente sobre democracia, es también sobre las reformas económicas y el contenido social de las reformas económicas.
WPV: Sobre la cuestión de los límites al mercado, los límites a la empresa privada, en estas experiencias socialistas (incluyendo a Cuba) se ha volcado muchas veces la discusión en términos de la relación Plan/Mercado. O sea hasta qué punto el Estado planificado centralmente debe intervenir, debe acotar, limitar, la expansión del mercado. Sin embargo, se presupone que debe existir un Plan central; por lo general, es algo implícito, algo que no se llega a cuestionar. Con relación a esto se puede asumir que el Plan así concebido es también uno de los instrumentos más efectivos con que cuenta la burocracia, ¿qué opinión tiene sobre el tema?
ET: Me acuerdo de discusiones en Cuba sobre el papel del mercado, etcétera, por ejemplo el debate que hubo cuando el Che era ministro de Industria.[3] En la década de 1990 volvieron las discusiones sobre el papel del mercado, me acuerdo muy bien, fui invitado a todos los eventos sobre la globalización entre 1998 y 2008–2009. Fidel [Castro] participó en todos los eventos que duraban tres, cuatro días, en el Palacio de las Convenciones con mil o mil doscientos invitados cubanos y extranjeros, y Fidel en varias ocasiones preguntaba exactamente sobre el papel del mercado y los límites que hay que fijar al mercado.[4]
Personalmente mi respuesta es la siguiente. Es fundamental permitir y apoyar la pequeña iniciativa privada, la pequeña producción agrícola, que puede ser incluso mayoritaria pero pequeña, es decir, una mayoría de familias campesinas produciendo la mayoría de la producción agrícola. Es uno de los incentivos para aumentar la producción y alcanzar la soberanía alimentaria, para mejorar también su nivel de vida gracias al aumento de la producción con la venta de más productos, es un incentivo potente para lograr un alto nivel de producción y de calidad porque el campesino sabe que si no produce productos de calidad no va a poder venderlos en el mercado libre.
Entonces, creo que a ese nivel hubo graves errores en la conducción de la política agrícola de muchos países llamados socialistas, donde se quiso estatizar o imponer cooperativas que no eran realmente eficientes. Pero, al mismo tiempo, para mí, la planificación es fundamental y yo te diría que en las economías modernas es todavía más importante. Imaginemos un momento una revolución socialista en Europa o los Estados Unidos. La planificación es fundamental, ¿cómo puedes imaginar la lucha contra el cambio climático, si no estás planificando terminar con las centrales de producción de energía con carbón, petróleo o gas, y cambiarlo por formas de energía renovable? Eso tiene que ser planificado, porque no son las comunidades locales, las familias, las que pueden tomar esa decisión, porque la producción de energía en esta época es a gran escala. Por tanto, combatir el cambio climático tiene una relación con lo que yo decía de la producción familiar con métodos orgánicos de producción agrícola, para combatir también el cambio climático o limitar los efectos del cambio climático que ya está en curso.
Entonces, la planificación es importante. El tema es cómo hacer que el pueblo, la ciudadanía, pueda incidir en las decisiones sobre la planificación. Y ahí para mí la respuesta, de alguna manera, pasa a través de Internet, de los medios de comunicación que tenemos, la Televisión, etcétera. Se pueden presentar al pueblo varias opciones y decidir, si tomamos tal opción podemos prever que tendrá tales consecuencias sobre sus condiciones de vida, si tomamos otra opción tendría estos efectos negativos; permitir el debate sobre estas opciones, y en un momento dado, que la gente se pronuncie sobre opciones que tienen que ver con las prioridades del Plan quinquenal, para el decenio, etcétera.
Para mí la lección de las experiencias llamadas socialistas del siglo pasado, radica en que se trataba de una planificación dirigida por aparatos burocráticos que decidían qué era lo más interesante e imponían prioridades. Al contrario, hubiera sido necesario someter a debate diferentes opciones. Entonces para mí no hay que acabar con la planificación, hay que democratizar la planificación.
Precisamos una nueva opción socialista, autogestionaria, ecologista, socialista, feminista. Tenemos que abogar por esa perspectiva.
WPV: Volviendo, para terminar, al marco del evento, que ha sido la oportunidad para poder entrevistarlo, ¿qué significado tiene para Ud. realizar en Cuba este evento internacional sobre la figura de Trotsky? ¿Qué importancia le concede a dialogar con Trotsky hoy?
ET: Para mí es una iniciativa muy positiva esta conferencia sobre Trotsky. Es una conferencia académica, no es una tribuna de organizaciones políticas para reclutar, sino un debate sobre muchos aspectos diferentes de la elaboración, del aporte y del combate de León Trotsky. Durante la conferencia se analizó la lucha de Trotsky contra la burocracia, la lucha para la extensión de la revolución, la lucha para enfrentar la agresión exterior. Trotsky era el jefe del Ejército Rojo que logró derrotar a la contrarrevolución y la agresión externa en 1919–1920 en la Rusia Soviética, no hay que olvidarlo. También se analizaron durante la conferencia los aportes de Trotsky sobre los problemas de la vida cotidiana, sus aportes sobre literatura, la cultura (fue un tema importante en esta conferencia), la realidad de la sociedad soviética de los años veinte…
Y, ¿por qué es importante hacerlo en Cuba? Porque Cuba es, yo diría, el único país de los que se llamaban “países socialistas” donde no se ha restaurado el capitalismo. Hay un debate fundamental para Cuba sobre cómo, tomando en cuenta las lecciones del siglo pasado, las luchas internas en la Unión Soviética entre los años 1920 y 1930, por un lado; y las experiencias recientes de restauración capitalista en Rusia, en China, y en otros países, cómo ubicarse como cubanos, de manera soberana, y dirigir el camino hacia el futuro. Claro que es complicado porque la agresión externa sigue. Tenemos a Trump, que está restringiendo un espacio pequeño que había sido abierto durante el mandato de Obama para Cuba, que era algo limitado pero que indicaba una apertura. Ahora con Trump se están otra vez cerrando espacios. Entonces, claro que la apuesta para el pueblo cubano y los desafíos para el socialismo cubano son muy importantes.
Yo como internacionalista siempre he apoyado a la Revolución cubana, he apoyado la lucha contra el bloqueo impuesto a Cuba, he apostado por el diálogo con las cubanas y los cubanos. Y ver que hay un espacio en Cuba para repensar el aporte de Trotsky, el significado que este aporte puede tener en los debates hoy en Cuba, es una alegría para mí. Hay decenas de compañeros aquí que son revolucionarios en sus países, que pueden tener posiciones diferentes, visiones diferentes sobre el trotskismo, los hay por supuesto, hay visiones diferentes del marxismo, visiones diferentes del leninismo, del fidelismo, del guevarismo, no hay una sola visión. Hay debates, pero te puedo decir que yo siento un entusiasmo de compañeros que luchan desde hace décadas y que consideran muy positiva esta iniciativa en Cuba.

Wilder Pérez Varona
La Tizza

Notas:

[1] Eric Toussaint. Doctor en Ciencias políticas de las universidades de Paris VIII y de Liège. Militante internacionalista. Autor de varios libros editados en Cuba: Crisis Global y alternativas desde la perspectiva del Sur (Editorial Ciencias sociales, 2010, http://www.cadtm.org/Crisis-global-y-alternativas-desde), Las Finanzas contra los pueblos. La Bolsa o la Vida (Editorial Ciencias sociales, 2004, http://www.cadtm.org/La-Bolsa-o-la-Vida-Las-Finanzas), entre otros.
[2] Se refiere a la ponencia presentada en el Coloquio Internacional dedicado a León Trostky realizado en La Habana entre el 6 y el 8 de mayo de 2019, cuya sede fue la casa Benito Juárez. Ver la ponencia: Eric Toussaint, “Lenin y Trotsky frente a la burocracia y a Stalin. Revolución rusa y sociedad de transición”. En http://rebelion.org/docs/256387.pdf.
[3] Ver Che Guevara, El Gran Debate Sobre la economía en Cuba, Editorial Ocean Press, 2018, 424 páginas, ISBN: 978–1–925317–36–7, https://oceansur.com/catalogo/titulos/el-gran-debate-2.
[4] Ver por ejemplo: http://www.fidelcastro.cu/es/discursos/discurso-en-la-clausura-del-v-encuentro-sobre-globalizacion-y-problemas-del-desarrollo-en.

Fuente: http://medium.com/la-tiza/la-lecci%C3%B3n-de-la-uni%C3%B3n-sovi%C3%A9tica-es-que-la-burocracia-elige-la-restauraci%C3%B3n-capitalista-be801bb25126

Acto a 50 años del Cordobazo // Nestor Pitrola

Cómo financió Occidente el Estado Islámico y cómo mienten sobre Siria

“Fue un grave error entregar las armas a un estado tramposo”

A los guerrilleros en los ETCR y todos los colombianos

Es hora de levantar la voz contra la mezquindad humana del sistema encabezado por el uribismo y la embajada de los Estados Unidos contra el sueño de paz de millones de almas que buscan poner fin a más de medio siglo de confrontación armada.
Que porquería de Fiscalía tenemos los colombianos que para liberar, recapturar y después practicar una legalización de captura a un invidente, tenga que doparlo hasta causarle inconciencia llevándolo al borde de la muerte.
Ningún colombiano necesita ser jurista para entender que nada de lo que diga una persona drogada forzosamente –como ocurrió con Santrich– puede ser legal. Esa “legalización de captura” fue una ilegalidad, un abuso de autoridad. Deben responder el ex Fiscal General y hasta los médicos que se prestaron para esa infamia rastrera.
Presidente Duque, no le vuelva la espalda a la Constitución, no traicione su juramento. No dinamite la independencia de los poderes con ese odio sordo que solo busca hacer trizas y dejar sin efecto el Acuerdo de Paz de la Habana. No se rasgue las vestiduras proyectándose como un presidente impoluto frente al narcotráfico, porque usted sabe muy bien que su jefe político Álvaro Uribe Vélez es un mafioso dueño de una huella imborrable. Recuerde a Pablo Escobar Gaviria regocijándose con su actual jefe político a quien califico como “ese bendito muchacho”, que siendo director de la Aeronáutica Civil le autorizo la operación de las pistas del Yari de donde salieron cargamentos de cocaína que inundaron las calles de los Estados Unidos.
Por ese solo gesto delictivo, Uribe puede ser calificado para la posteridad como el precursor del narcotráfico en Colombia. No ignore que en esa decisión esta la génesis de la desgracia que envolvió a todo el país.
Tampoco finja un dolor que no existe por las víctimas del conflicto cuando su jefe tiene las manos manchadas con la sangre derramada por el paramilitarismo. Memoria Histórica afirma que el paramilitarismo asesinó en Colombia a más de 100 mil colombianos, crímenes que continúan en el fondo oscuro de la impunidad. Que responda Uribe por los Falsos Positivos que hoy quieren reactivar como lo denuncia con acierto The New York Times. Que responda por el desplazamiento forzado de la población campesina y el despojo violento de 8 millones de hectáreas de tierra. Que Uribe y Marta Lucía Ramírez digan la verdad sobre los muertos de la Comuna 13 de Medellín y de las fosas donde los escondieron. Que bueno sería para Colombia que los terceros involucrados en el conflicto, no los militares, también digan la verdad.
Presidente, frente a esa campaña mediática sucia con la que usted y su fracción política quieren demoler el sentimiento más hermoso que palpita en el corazón de los colombianos, que es el de la paz.
Compañeros de los ETCR: en nombre de los Comandantes Militares del antiguo Estado Mayor Central de las FARC, Comandantes de frentes y columnas, impactados por la traición del Estado al Acuerdo de Paz de la Habana, les reiteramos autocríticamente, que fue un grave error haber entregado las armas a un Estado tramposo, confiamos en la buena fe de la contraparte. Qué ingenuos fuimos al no recordar las sabias palabras de nuestro Comandante en jefe Manuel Marulanda Vélez, cuando nos había advertido que las armas eran la única garantía de cumplimiento de los acuerdos. La triste realidad es que nos pusieron conejo.
Que la paz de Colombia siga siendo nuestro estandarte. Vamos a seguir luchando por ella. Debemos continuar la lucha. Colombia necesita un nuevo Gobierno, verdaderamente democrático que cumpla la palabra empeñada y haga realidad el más elevado de todos los derechos.
Llamamos a todos los colombianos a movilizarse en defensa de la paz. La minga de todos por la paz es el camino.

Iván Márquez

Para cumplir con Trump fusilan la paz

Al Gobierno de los Estados Unidos sólo le importa su fracasada “Guerra contra las drogas” y que su Ley se aplique en territorios de otras naciones, por esto dicta órdenes para que los gobernantes colombianos retomen la erradicación forzada con Glifosato de cultivos de uso ilícito, y para que extraditen a los EEUU a los negociadores de paz de las desmovilizadas FARC.
Afortunadamente la posición sumisa que mantiene el Gobierno de Duque y Uribe ante el régimen de Trump, no es compartida por la mayoría de las colombianas y colombianos, muchos de ellos exigen mantener los Acuerdos de Paz y hacer valer la soberanía nacional.
El pasado 15 de mayo la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) determinó que mantiene la garantía de no extradición del ex negociador de Paz de las FARC, Jesús Santrich y exigió su inmediata liberación; lo que motivó la reacción de la élite seguidora de Trump, encabezada por Duque y el Fiscal Martínez, quienes desconociendo la orden de libertad, fabricaron falsas pruebas para recapturarlo.
Ahora Duque convoca a los Partidos de su desleída coalición de Gobierno, en un intento por rehacer la cohesión del régimen a fin de reformar la justicia para poder cumplir los dictados de Trump de extraditar a Santrich.
Es centenaria la historia de las traiciones hechas por las clases dominantes a pactos firmados con el pueblo colombiano, ésta última tan descarada, que hasta el New York Times dijo el viernes pasado que “con la nación liderada por oponentes de los Acuerdos, la Paz se estaría desintegrando, lo cual sería un desastre para el país, para la región y para la causa de la democracia”.
También el pasado 24 de mayo, 79 Congresistas de EEUU en carta dirigida al Secretario de Estado Pompeo le piden que presione al Presidente colombiano para que cumpla e implemente los Acuerdos de Paz firmados con las FARC.
Tras la firma de los Acuerdos de Paz, según el más reciente informe de INDEPAZ han sido asesinados 135 ex combatientes y 702 líderes sociales, sólo en lo corrido de este año han asesinado 88 líderes sociales; Genocidio que demuestra la nula voluntad de las élites gobernantes en Colombia, para “sacar la violencia de la política” y transitar un camino de solución política del conflicto interno.
El negociador de paz de las FARC, Joaquín Gómez rechaza la traición de Uribe a los los Acuerdos de paz y expresa que:
“Uno de los grandes errores de las FARC fue haber negociado el proceso de paz con un Gobierno que no tiene soberanía.
Hasta que no se cambie la Doctrina de la Seguridad Nacional, van a seguir los muertos, va a continuar la impunidad y esto va en ascenso progresivo e interminable de líderes sociales, sindicalistas y todo aquel que disienta del establecimiento. Esa doctrina considera el paramilitarismo como una fuerza auxiliar para hacer los trabajos sucios que el Ejército institucional no puede hacer. Son crímenes que se están dando de manera sistemática, ellos saben lo que se está dando y no pasa nada”.
A mediados de mayo Iván Márquez, el jefe negociador de paz de la FARC también dijo que:
“Fue un grave error haber entregado las armas a un Estado tramposo, confiamos en la buena fe de la contraparte. Qué ingenuos fuimos al no recordar las sabias palabras de nuestro Comandante en jefe Manuel Marulanda Vélez, cuando nos había advertido que las armas eran la única garantía de cumplimiento de los acuerdos”.
Hace dos semanas el Séptimo Congreso de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) exigió:
“La implementación de los Acuerdos de Paz, las plenas garantías políticas y económicas para la reincorporación de los exguerrilleros. Solicitamos a la Corte Constitucional ratificar la decisión del Congreso de la República al hundir la propuesta del Gobierno contra la JEP y la Paz. Asimismo, instamos al Gobierno a reanudar los diálogos y el proceso de solución política con el ELN”.
Es un clamor nacional “pasar la página de la guerra” y encaminar al país por una ruta de paz, democratización, justicia social y soberanía; está por consolidar un liderazgo forjado en la movilización ciudadana que haga realidad este sueño para Colombia y deje atrás los planes de guerra perpetua de Trump y Uribe.

ELN

Trump quiere matar de hambre a Venezuela

Ahora se anuncian sanciones contra el programa de alimentos subsidiados

Las sanciones que el gobierno de Estados Unidos aplica contra entidades y personas en Venezuela persiguen un triple objetivo. En primer lugar, apropiarse de depósitos y otros activos venezolanos. En segundo término, colocar la duda sobre la integridad de estas personas y entidades. Por último, pero quizás lo más importante, ahogar por hambre al pueblo venezolano y su Revolución Bolivariana.
“Sanciones económicas como castigo colectivo: El caso de Venezuela” se denomina el documento publicado por Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación de Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés, Washington DC ) y Jeffrey Sachs, profesor de economía y director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad Columbia (Nueva York) que puede consultar en http://cepr.net/images/stories/reports/venezuela-sanctions-2019-05-spn.pdf.
El importante trabajo (que ya mencionamos en nuestro artículo “El costo del bloqueo contra Venezuela” y que puede leer en https://cajaderespuestas.blogspot.com/2019/05/el-costo-del-bloqueo-contra-venezuela.html) cifra en más de 40.000 el número de personas muertas entre 2017 y 2018 por consecuencia directa del bloqueo norteamericano y estima que la situación podría empeorar de mantenerse la situación en 2019.
El gobierno norteamericano (como ya vimos también en el artículo “EEUU reconoce responsabilidad sobre crisis en Venezuela” que está disponible en https://cajaderespuestas.blogspot.com/2019/05/eeuu-reconoce-responsabilidad-sobre.html) no solo no se arrepiente de esas acciones sino que se vanagloria de ello y lo considera resultado directo de los éxitos de su trabajo en materia de política exterior.
El documento Weisbrot-Sachs encuentra que al analizar “algunos de los impactos más importantes de las sanciones económicas impuestas a Venezuela por el Gobierno de EEUU desde agosto de 2017; y encuentra que la mayor parte del impacto de estas sanciones no se ha producido en el Gobierno, sino en la población civil”.
“Las sanciones redujeron la ingesta calórica de la población, aumentaron las enfermedades y la mortalidad (tanto para adultos como para menores) y desplazaron a millones de venezolanos que huyeron del país como producto del empeoramiento de la depresión económica y la hiperinflación. Las sanciones agudizaron la crisis económica de Venezuela e hicieron casi imposible estabilizar la economía, lo que contribuyó aún más a un mayor número de muertes. Todos estos impactos perjudicaron de manera desproporcionada a los venezolanos más pobres y vulnerables”, continúa el documento.
Los autores agregan más adelante: “Encontramos que las sanciones han infligido, y progresivamente infligen, daños muy graves a la vida y la salud humanas, incluidas más de 40 000 muertes entre 2017 y 2018; y que estas sanciones encajarían en la definición de castigo colectivo de la población civil, tal como se describe en las convenciones internacionales de Ginebra y La Haya, de las cuales Estados Unidos es signatario. Estas sanciones también son ilegales según el derecho internacional y los tratados que ha firmado EEUU, y parecería ser que también violan la legislación estadounidense”.
El castigo colectivo se ha aplicado a lo largo de la historia de la humanidad en varias oportunidades y siempre ha sido considerado un horror derivado de la aplicación más brutal de acciones bélicas, que siempre se han considerado injustificables.
El general estadounidense (cuando no) William Sherman -un reputado asesino de indígenas americanos- durante la Guerra Civil de ese país (lo publicó el propio señor en su libro Memoirs of General W.T. Sherman), es uno de los primeros en definir por escrito las condiciones de aplicación del castigo colectivo a través de la siguiente orden militar: “Solo a los comandantes de los cuerpos de ejército se les confía el poder de destruir fábricas, casas, desmotadoras (de algodón), etc., y para ellos se establece este principio general: en los distritos y barrios donde el ejército no está involucrado, no deberá ser permitida la destrucción de dicha propiedad; pero si la guerrilla o los asaltantes acosan nuestra marcha, o si los habitantes queman puentes, obstruyen los caminos o manifiestan una hostilidad local, los comandantes del ejército deberían ordenar y hacer cumplir una devastación más o menos implacable según la medida de esa hostilidad”.
En definitiva, si el pueblo acepta mi invasión, no hay problema. Si se resiste, reviéntenlo.
El castigo colectivo fue aplicado antes de Sherman y se aplicó muchas veces también después de que el señor ya era abono. Expertos en esto fueron los nazis y toda la laya fascista, que no tuvieron parangón en asesinar a la población civil en los territorios ocupados, particularmente millones de civiles soviéticos.
Esta barbaridad de don Sherman fue expresamente prohibida en el Convenio de Ginebra relativo a la Protección de Personas Civiles en Tiempo de Guerra, comúnmente conocido como Cuarto Convenio de Ginebra, aprobado en 1949 y de obligatorio cumplimiento aún para los estados que no lo hubieran suscrito.
El artículo 4° de este Convenio define a las personas protegidas: “Personas protegidas por el Convenio son las que, en un momento dado y en cualquier manera que se produzca, estén, en caso de conflicto u ocupación, en las manos de una Parte en conflicto o de una Potencia ocupante de la cual no son nacionales” y el 13° establece que sus disposiciones “...cubren la totalidad de las poblaciones de los países en conflicto, sin ninguna distinción de carácter desfavorable basado, en particular, en la raza, nacionalidad, religión u opiniones políticas, y están destinados a aliviar los sufrimientos causados por la guerra”.
El artículo 33 del Convenio señala: “La persona protegida no puede ser castigada por un delito que él, o ella, no haya cometido. Castigos colectivos, así como todas las medidas de intimidación o de terrorismo están prohibidas. El pillaje está prohibido. Las represalias contra las personas protegidas y sus bienes están prohibidas”.
Imagine que, si esto se establece en tiempos de guerra, y -hasta ahora- ni Estados ni nadie ha declarado ninguna guerra contra Venezuela, su población civil debería gozar de todas las condiciones de tiempos de paz y no verse sometida a los ahogos.
Sin embargo, las sanciones lo que buscan es ahogar en privaciones a todas y todos los venezolanos. Como para muestra, dicen, alcanza solo un botón, basta con ver las sanciones que se estarían preparando contra los responsables del programa CLAP.
Los CLAP son los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción, que junto con el Estado han logrado que seis millones de familias reciban mensualmente una importante porción de la canasta básica alimentaria a precios subsidiados.
Según informa Telesur, tras sancionar a diez empresas de transporte marítimo que trasladaban comida a Venezuela como parte del programa CLAP, el gobierno de Estados Unidos prepara una nueva serie de acciones coercitivas contra funcionarios y compañías vinculadas a este sistema de distribución de alimentos subsidiados.
Según la agencia de noticias Reuters, que cita fuentes anónimas de Washington, se trataría de la imposición de una batería de sanciones y cargos criminales en la Justicia estadounidense contra efectivos militares, funcionarios civiles, y empresas venezolanas y extranjeras relacionadas al Programa CLAP.
Cuando ya las consecuencias del ahogo son sentidas por parte de toda la población venezolana, particularmente por los más vulnerables, es imposible evitar que las palabras de Sherman resuenen en la cabeza: “hacer cumplir una devastación más o menos implacable”.
¿Hasta dónde permitirá la comunidad internacional que lleguen los Estados Unidos?

Pablo Siris Seade
Caja de Respuestas

jueves, mayo 30, 2019

La “peronización” del Cordobazo, el anticordobazo



Cuando el 29 de mayo de 1969 los trabajadores cordobeses marchaban desde las fábricas y lugares de trabajo por las calles de Córdoba hacia el centro de la ciudad, enfrentándose y derrotando a los piquetes policiales, lo hacían al grito de “luche, luche y no deje de luchar por un gobierno obrero, obrero y popular” y establecían el que fue el rasgo distintivo y relevante de esta huelga que hirió de muerte a la dictadura de Onganía provocando una situación revolucionaria.
Que los trabajadores salieran a la lucha y se enfrentarán a la represión no era una novedad en la historia de la clase obrera argentina, que incluso lo hicieran sobrepasando a sus direcciones sindicales y rompiendo la parálisis de las mismas e incluso como respuesta al colaboracionismo de estas con el gobierno, tampoco fue nuevo. Lo que sí fue novedoso es que la consigna cantada tenía una clara delimitación de clase y de asociación con los planteos y el programa del socialismo revolucionario rompiendo con la identificación de los trabajadores con el nacionalismo burgués. Para hacerlo más claro aún, el 29 de mayo de 1969 en Córdoba no se reclamó por el fin de la proscripción del peronismo y del propio Perón y la exigencia de que este vuelva, sino por un gobierno de los obreros.
El peronismo no estaba a la cabeza de este levantamiento obrero y popular, ni en Córdoba ni en los que se produjeron en el resto del país. La burocracia sindical, identificada con el peronismo, había llevado a la derrota todas las luchas que se desenvolvieron para enfrentar los ataques a los derechos y conquistas laborales, a las condiciones de vida del conjunto de la población, resultado además de un parate de la economía, de la inflación, del alza desmesurada de impuestos, todo ello apoyado con una fuerte represión. La burocracia peronista había concurrido a la asunción de Onganía luego del derrocamiento de Illia, y lo hizo con la venia del propio Perón que dio su cuota de apoyo al golpe llamando a “desensillar hasta que aclare”, es decir, a hacer una tregua mientras Onganía entraba a las universidades con los “bastones largos”, y avanzaba sobre los trabajadores. El peronismo se encontraba desarticulado entre el colaboracionismo directo y la parálisis a la cual lo llevaba Perón. Los dirigentes sindicales que participaron del Cordobazo y del paro nacional del 30 convocado por ambas CGTs lo hicieron a la rastra de la iniciativa obrera que le quería poner fin a las derrotas y defender así que la crisis capitalista que sacudía a la Argentina y al mundo, no recayera sobre sus espaldas. Y esto fue corroborado por los hechos posteriores, no solo por la nacionalización de los “azos” sino fundamentalmente por el proceso de expulsión de la burocracia de las comisiones internas y de los gremios, como fue el SitraC-SitraM y luego el propio Smata Córdoba ganado por la lista Marrón dirigida por René Salamanca, para señalar los casos más emblemáticos. Perón y el peronismo, en el gobierno desde 1973, buscó bloquear este proceso: el pacto social, la ley de asociaciones profesionales e incluso la represión fueron las principales herramientas usadas pero fue finalmente el golpe genocida del 76 el que vino a poner fin al período abierto con el Cordobazo con la aniquilación física de 30.000 luchadores.
Es decir, que el “luche por un gobierno obrero y popular” implicaba una “desperonización” de la clase obrera que abría un rumbo propio y potenciaba aun más el derrumbe de la dictadura y del régimen de conjunto.
El Cordobazo planteó al conjunto de la clase capitalista la necesidad de operar un cambio de frente y poner en marcha un operativo de restauración de la autoridad del Estado, es decir, el “anticordobazo”. En un marco de divisiones y enfrentamiento como resultado de la propia crisis económica la burguesía debía encontrar la salida para retomar el control de la situación e imponerles a los trabajadores el costo de su crisis. Esta fue la esencia del “Gran Acuerdo Nacional” (GAN) de Lanusse, pero para llevar adelante este operativo, sacar a los trabajadores de las calles y de los sindicatos e internas, se necesitaba autoridad política que nadie tenía, a excepción del proscripto Perón, el mismo al que las masas cordobesas no había acudido para irrumpir ese 29 de mayo.

“Luche por un gobierno obrero”

La transformación de las consignas (del “luche por un gobierno obrero” al “luche y vuelve”) dependió de varios factores. El primero de qué comprensión tenían los trabajadores y fundamentalmente el activismo de cuál era el programa y los medios que aseguraran la dominación del proletariado, es decir, su propio gobierno. Y como señalaba Política Obrera N° 61: “Acorde con esto, aún es muy confuso, su pensamiento acerca de la necesidad de construir un partido proletario socialista”.
La penetración de las corrientes socialistas revolucionarias, de aquellas que se reivindicaban del marxismo y levantaban la dictadura del proletariado como estrategia, en el seno de la vanguardia era muy escasa.
Nuestra organización (Política Obrera) debutó caracterizando que Perón no iba a retornar al país en 1964 (algo a lo que apostaba el conjunto de la izquierda) porque la burguesía no lo requería y que sí iba a hacerlo cuando la clase a la que respondía, la clase capitalista, lo necesitara. Es decir, que pudo prever que la ausencia de corrientes revolucionarias desarrolladas abría la posibilidad de peronizar la situación. Así lo decía el artículo citado de Política Obrera: “El movimiento de mayo se presenta entonces carente de programa y liderazgo revolucionario. Es sobre esta carencia sobre la que especulan las variantes izquierdistas del peronismo y de los grupos pequeñoburgueses que todos los días dedican una parte de su tiempo a ´peronizarse. Es sobre esta carencia, también, sobre la que especula el Partido Comunista”. Política Obrera era una organización muy reciente y pequeña aún, que había desenvuelto una política de “proletarización” que la había llevado a penetrar físicamente en las fábricas. Pero este proceso era aún incipiente.
El proceso de peronización tampoco era sencillo y estaba destinado fundamentalmente a sumar a aquellos que al calor de la lucha fueron ganando posiciones, es decir, que debía desarrollarse una “colonización” política de los mismos.
Una definición de cómo se irían parando estas fuerzas se vivió en el Congreso de agosto de 1971, convocado por las direcciones de Sitrac y Sitram para constituir una tendencia nacional clasista. En el congreso “se hizo presente la casi totalidad de las internas, cuerpos de delegados, ´provisorias´ y agrupaciones que estaban protagonizando una verdadera revolución dentro y fuera de los sindicatos” (PO 9-6-16).Y la declaración de convocatoria decía entre otras importantes definiciones que “Es una importante tarea de las organizaciones sindicales clasistas y revolucionarias luchar por la independencia gremial y contra cualquier injerencia estatal y patronal en los sindicatos, bregando por la derogación del actual régimen legal de asociaciones profesionales (ley 14.455 y decretos reglamentarios) y de toda legislación que interfiera y anule el derecho de huelga y acción gremial directa (leyes de conciliación y arbitraje…)” y que “los sindicatos y la CGT deben ser los organismos de la unidad proletaria en torno a sus intereses de clase” .
Evidentemente un rumbo clasista para intervenir y sostener la acción obrera, a la hora de definirse y votar “las agrupaciones Vanguardia Obrera Mecánica, Vanguardia Metalúrgica y Trinchera Textil, agrupaciones orientadas por el PO, votaron su apoyo a la declaración presentada por las direcciones clasistas, como fundamento a la constitución de una tendencia clasista nacional. No lo hicieron los sectores peronistas asistentes al Congreso -Peronismo de Base-, no podría haberlo hecho la JP o el PC que, junto a los gremios independientes orientados por Tosco, no fueron y lo sabotearon. Tampoco las agrupaciones maoístas (VC y PCR), que retiraron su apoyo al documento de base, o el PRT-EC que planteó no ponerlo a la firma. Una política que los colocaba como rehenes de la izquierda peronista, una conducta que se repetiría en el plenario de Villa Constitución de abril del ’74. La conducta del PRT La Verdad (Moreno) esta relatado en su historia oficial: ´la tendencia del Banco Nación (orientada por el PRT-LV, coincidiendo con Sitrac-Sitram supeditó la discusión política a la coordinación de medidas de organización y trabajo, para evitar la ruptura del plenario´. Es decir, tampoco la hizo suya… ¿Quiénes la votaron? Los representantes del PO” (ídem).

“Luche y vuelve”

El nacimiento de Montoneros, un grupo de jóvenes provenientes en su mayoría de Tacuara, fue el secuestro de Aramburu (el general que dio el golpe contra Perón en el 55, cabeza de la Fusiladora) un año después del Cordobazo, que fue fusilado por la represión contra la resistencia peronista y por la desaparición del cadáver de Eva Perón. Se dio así el primer paso en colocar los símbolos que permitieran recrear la “identidad peronista” de los trabajadores, que no había estado presente en el Cordobazo.
La “identidad peronista” fue colocada como la marca indeleble que no se podía violar para someterse a una salida dirigida por el propio Perón. Un caso paradigmático fue el de la FAR, integrada por ex izquierdistas que se autocriticaron de no haber comprendido a Perón y su vigencia en las masas para pasar a formar parte del peronismo junto a Montoneros.
El grueso de las corrientes actuantes al calor del proceso abierto por el Cordobazo fue de alguna manera asimilada al operativo de abandono de la consigna del gobierno obrero y a ser parte de un operativo de salida a la crisis que finalmente desembocaría en la convocatoria a elecciones en marzo de 1973. Cerrar la situación revolucionaria abierta por el Cordobazo llevando a los trabajadores a validar a un gobierno de la clase capitalista.
El 11 de marzo de 1973 en las elecciones convocadas por Lanusse triunfa la fórmula Cámpora-Solano Lima, puesta por Perón ante las chicanas con que Lanusse trabó su candidatura. Cámpora ganó apoyado por la izquierda peronista, por Montoneros, las FAR, etc. que desenvolvió una campaña con el luche y vuelve. La izquierda peronista creció enormemente al calor de esta campaña, incluso con el guiño del propio Perón que alababa las “formaciones especiales”, a la vez que entre sus íntimos adelantaba la necesidad de un “somatén” (lo que luego fue la Triple A) y durante los 45 días que duró el gobierno de Cámpora relegó del escenario a la derecha y a la burocracia sindical. El triunfo de Cámpora fue saludado por toda la izquierda, a excepción del PO, como un triunfo popular, cuando era la cabeza de playa para el desembarco de la derecha liderada por el propio Perón, que rápidamente ocuparon ministerios claves, y organizaron el enfrentamiento físico con la vanguardia que los echaba de los sindicatos y de las fábricas. La orden de largada fue el ataque a la multitudinaria movilización que había marchado a Ezeiza a recibir a Perón el 20 de junio provocando una verdadera masacre.

Anticordobazo

No faltó mucho para comprobar el verdadero papel que Perón venía a jugar que era enterrar al Cordobazo, y liquidar la situación abierta por éste. Cuando el gobierno de Cámpora no había cumplido un mes Perón retorna a la Argentina y a la masacre de Ezeiza le siguió el desplazamiento de Cámpora del gobierno, la entrega de este a Lastiri, yerno de López Rega y la llegada de Perón al gobierno.
Cámpora y Perón pusieron en pie el pacto social con la CGT y la CGE, el mismo que CFK reivindicó en su discurso en la Rural para sostener su planteo de un “Contrato Ciudadano”. Con el pacto social se suspendieron las paritarias, se congelaron los salarios (a la baja) y los precios (al alza). Junto al pacto social se aprobó la ley de asociaciones profesionales que reforzaba a la burocracia sindical.
Para imponer ese pacto, que hacía agua por todos lados, con desabastecimiento y luchas obreras, la represión empezó a cobrar forma y fuerza. En Córdoba en febrero del 74 por inspiración del propio Perón se da un golpe contra el gobernador, ligado a la izquierda peronista. Y comienza un operativo selectivo, primero, de represión contra el activismo, sería el debut de la Triple A que en pocos meses se extiende a todo el territorio del país.
Todo ello era el anticordobazo en marcha. Sin embargo las corrientes que se identificaban con el Cordobazo profundizaron su sometimiento a la orientación establecida por la clase capitalista.
El Partido Comunista que en marzo del 73 había conformado la Alianza Popular Revolucionaria que llevaba como candidatos a Oscar Alende, proveniente del frondicismo, y Horacio Sueldo, un sector de izquierda de la Democracia Cristiana; en octubre de ese año vota a la fórmula Perón-Perón militando previamente contra el intento de forjar una fórmula obrera que se opusiera al propio Perón encabezada por Agustín Tosco y Jaime. El propio Tosco desechó aceptar la candidatura que hubiera opuesto en los hechos al Cordobazo contra el Anticordobazo. Esta orientación política Tosco la sostuvo en el plenario de Villa Constitución del 74 donde se opuso a la constitución de una coordinadora nacional en defensa de los sindicatos, comisiones internas y activistas antiburocráticos y clasistas, así como la convocatoria a un 1° de Mayo independiente de Perón. Tosco privilegió un frente que incluyera a la izquierda peronista que le había dado la espalda al plenario antiburocrático nacional convocado por las internas recuperadas de Acindar, Metcon y Marathon. Esto cuando ya se había producido el Navarrazo . El ERP que había saludado el triunfo de Cámpora conformó el FAS (Frente de Antiimperialista y por el Socialismo) con un programa de colaboración de clase, un “frente patriótico y democrático”, como una “rama política” de su acción guerrillera.
El morenismo que había armado al PST con un sector de la socialdemocracia (Coral) si bien mantuvo su independencia en el terreno electoral cuando comenzó el avance represivo integró el Grupo de los 8, una entente con los partidos patronales (UCR, PRC, PSP, PI, UDELPA, PDP).
Es decir, las tendencias a la colaboración de clases en oposición al planteo del Cordobazo se fueron acentuando a pesar de la evidencia del operativo en marcha.

Conclusión

Finalmente, el peronismo se reveló como incapaz de ponerle punto final a la situación abierta por el Cordobazo. El Villazo, la huelga general de 45 días en junio-julio del 75 contra el Rodrigazo y en defensa de las paritarias, son dos expresiones de que la clase obrera no había perdido su capacidad de intervención. La burguesía, que había acordado en apelar al propio Perón para cerrar el ciclo abierto en mayo del 69, comenzó a preparar una masacre contra el movimiento obrero y popular apelando a la intervención de las fuerzas armadas, es decir, el golpe genocida del 76. Truncando así la evolución del movimiento obrero y la superación del propio peronismo.
Es por ello que la vigencia del Cordobazo está planteada por sus métodos (el del paro activo, el de la asamblea de fábrica, el de la lucha contra la burocracia, el de la unidad obrero estudiantil, etc.) pero fundamentalmente por sus objetivos.
Hoy el kirchnerismo viene a plantearles a los trabajadores que la salida al gobierno de Macri es el pacto social del 73 y pagarle al FMI, la historia ha sido elocuente a dónde nos llevan. Sobre ese balance sostenemos nuestra lucha por el gobierno de los trabajadores, por la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera que la conduzca a la victoria.

Eduardo Salas

¿Lo peor ya pasó? Un interrogante actual y que se proyecta más allá de las elecciones presidenciales

El gobierno intenta hacer propaganda sobre una mejora en perspectiva de la economía y, sin embargo, los datos estadísticos del propio oficialismo devuelven otra realidad, la que sigue definida por la recesión y la inflación, más allá de las obras de infraestructura inauguradas, especialmente en la ciudad capital de la Argentina. Un gran interrogante es como afecta esta situación en la disputa del consenso electoral, incluso luego de la renovación presidencial, especialmente con los condicionantes de política económica futura, gane quien gane las elecciones presidenciales en octubre próximo.
La recesión continúa y el INDEC lo señala en los últimos datos oficiales, a marzo del 2019, que la actividad económica cayó un -6,77% respecto de marzo del 2018, e incluso, se revirtió el signo alentador que propagandeaba el gobierno, cuando señalaba que mes a mes, la actividad venía creciendo, poco, pero creciendo. Sobre esa base sostenían que lo peor ya pasó. En efecto, en diciembre del 2018 la actividad económica había crecido respecto del mes anterior un 0,4%, en enero del 2019, un 0,5%, en febrero de este año otro 0,1%, y ahora en marzo, la reversión es de -1,3%, desarmando el discurso alentador del oficialismo y confirmando una tendencia recesiva que complica la situación económica del 2019. Es más, la caída acumulada en un año es del -5,7%. [1]
En el informe del INDEC se comprueba que es el sector de la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca el único que manifiesta crecimiento con un 10,8% en marzo. Mientras, en el otro extremo, figuran en baja el comercio minorista y mayorista con un -14,6%, principalmente explicando por el deterioro de la capacidad de consumo popular. También en fuerte retroceso está el sector de la industria manufacturera con un -13,2%. En este caso resuena el incremento de cierres de empresas y los despidos de personal, tanto como el cierre de negocios por la baja del consumo.
Los datos recesivos explican al mismo tiempo el superávit externo de 1.131 millones de dólares para abril del 2019, como consecuencia de 5.305 millones de dólares de exportaciones y 4.174 millones de dólares de importaciones, los que sumados alcanzan 9.479 millones de dólares de intercambio comercial de la Argentina, una evolución negativa del -16,2% respecto a abril del 2018. [2] Hay decrecimiento del comercio exterior, desmintiendo la propaganda oficial de una mayor inserción del país en el mundo. El dato real es la baja de insumos importados, imprescindibles para un sector industrial dependiente de bienes de capital e intermedios. La suba del dólar por devaluaciones sucesivas disminuye la capacidad de compra de la dependiente industria local e impacta en la recesión, al tiempo que incrementa el peso de la deuda sobre el conjunto del PBI, los bienes y servicios finales producidos en un ejercicio.

El FMI y la realidad condicionan el presente y el futuro

Constituye una preocupación la coyuntura recesiva, agravada con la inflación de precios, cuya tendencia alarma para el conjunto del 2019, con un registro similar al del 2019. Repetir un valor entre 40 y 50% para el presente año agravará el presente y el futuro cercano de la mayoría de la sociedad empobrecida y de menores ingresos, más del 60% de la población, incluida la discriminación de género al interior de la referencia. La cuestión se agudiza por el condicionante estructural que la situación supone hacia adelante, sea repetición del gobierno Macri para un nuevo periodo, o cualquiera que lo suceda con el FMI exigiendo se cumpla el ajuste y la regresiva reforma laboral, previsional y tributaria.
Por eso interesa profundizar en el estado de la conciencia social sobre el momento económico y político. Es una cuestión a dilucidar en los discursos y propuestas electorales. ¿Qué imaginan que ocurre en el pensar y sentir de la sociedad desde el oficialismo y las oposiciones? ¿Alcanza para el oficialismo con profundizar un sentimiento crítico al gobierno kirchnerista por 12 años entre 2003 y 2015, especialmente en materia de corrupción? ¿Resulta suficiente la comparación de la situación económica en el tiempo de los gobiernos K contra la pérdida de derechos e ingresos en estos años bajo gobierno Macri, tal como sostiene el kirchnerismo? ¿Existe lugar para un camino del medio entre un gobierno Macri y otro Kirchnerista? ¿Hay posibilidad para una propuesta de izquierda explícita, más allá de las hegemónicas?
Esta última pregunta supone también discutir que se considera una propuesta de izquierda en la coyuntura actual. Es una premisa que proponen algunos diagnósticos para toda la región, destacando el avance de la ofensiva de las derechas y la política intervencionista de EEUU en la región, especialmente sobre Venezuela y Cuba.
Me toca compartir ámbitos de militancia y de relaciones personales, asociadas a un abanico de ideas a la izquierda del arco político, e incluso críticos al orden capitalista. En esos espacios, estos interrogantes son parte del debate regular y las respuestas y enfoques ensayados en los debates son diversos, lo que dificulta la síntesis necesaria de amplios espacios de confluencia ideológica por transformar la realidad.
Están quienes sostienen que la izquierda se define la unidad de quien resulte más efectivo en culminar con el ciclo de gobierno Macri, algo aún dificultado por la irresuelta interna del peronismo, que involucra al “peronismo federal” y a la alianza entre el PJ y Unidad Ciudadana, la que arrastra un colectivo de partidos políticos con diversa tradición en la izquierda y el centro (categorías difusas pero generalizadas en la prensa). Otros sostienen un camino más vinculado a la experiencia de la izquierda partidaria, que encuentra en el FIT al principal polo de atracción electoral, al mismo tiempo que sostienen los límites de una estrategia que no involucra una unidad más amplia con sectores muy diversos de la acumulación política de la izquierda, en el ámbito social, cultural y político. Coexisten con esas posiciones las propuestas abstencionistas e incluso los que imaginan la potencialidad de una articulación política y social que acumule para el futuro.
Claro que todavía falta tiempo, escaso, por cierto, para la materialización de alianzas electorales y la confirmación de candidaturas, todo lo que ocurrirá en menos de un mes. Ello incluye la alquimia de “colectoras electorales”, corte de boletas mediante en las elecciones provinciales, válido muy especialmente para la elección en la Provincia de Buenos Aires, un tema que está pendiente de resolverse.
En este corto lapso se dirimen posicionamientos políticos diversos que contribuirán a esclarecer muchas de las dudas actuales y encaminarán colectivos sociales en uno u otro sentido.
Será un tiempo de discusión sobre propuestas programáticas relativas al corto y mediano plazo, como que hacer con el condicionante del acuerdo con el FMI, siendo muy pocos los que pretenden confrontarlo y muchos los que piensan renegociar sin afectar el contenido regresivo de sus términos. En el mismo sentido se puede pensar en la continuidad o no de un modelo productivo sustentado en el agro-negocio; en la energía basada en las promesas relativas a los hidrocarburos no convencionales surgidas de la explotación del yacimiento Vaca Muerta; la industria de armaduría y la continuidad de los mecanismos especulativos que definen el fuerte endeudamiento y la dependencia de los fondos externos, sean inversiones productivas o financieras.

Articulación popular

Más allá del debate programático, la discusión involucra las mejores o peores condiciones que se generan en la construcción de alternativa. Por un lado, la continuidad de un gobierno que manifiesta que un consenso electoral confirmará el rumbo de estos 4 años y se acelerarán los mecanismos e instrumentos para su concreción. La contracara es la posibilidad de construir consensos para discutir alternativa a futuro bajo un gobierno que suponga la derrota electoral del gobierno Macri.
Todo lo cual se procesa en un marco de descontento que se expande socialmente y un conflicto social que no termina de explotar, aun cuando está el llamado a Paro Nacional para el próximo 29/5. Una fecha simbólica, a medio siglo del Cordobazo, emblemática lucha histórica que expresó una acumulación de unidad obrero estudiantil, por ende, de sectores de ingresos relativamente elevados; a contramano de una penuria social que suponen los alicaídos ingresos actuales de trabajadoras, trabajadores y sectores medios.
Resulta prematuro anticipar el final de estos debates en la coyuntura, aunque puede ser estimulante que se generen espacios de contención de diferentes posicionamientos político electorales, ejercidos en unidad de acción en el conflicto social, pensando en el proceso político posterior a la asunción a fines del 2019 de un nuevo gobierno en la Argentina.

Julio C. Gambina

Notas:

[1] INDEC. Estimador mensual de actividad económica. Marzo de 2019, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/emae_05_1946015599C0.pdf (consultada el 27/05/2019)
[2] INDEC. Intercambio comercial argentino. Cifras estimadas de abril de 2019, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_05_191E0031A3A3.pdf (consultada el 27/05/2019)

El paro y después



Patricia Bullrich declaró estar “harta de los paros y piquetes”, pero el paro demostró que la clase obrera y amplias capas populares están hartas de ella, de Macri y de las consecuencias del régimen del FMI. Fue el mayor paro durante el gobierno de Macri, cuando falta poco para que expire su mandato. A 50 años, el Cordobazo mostró su vigencia histórica en dos sentidos contradictorios: que la clase obrera argentina tiene su enorme potencial entero a pesar de los golpes que está recibiendo y que su gran obstáculo es la burocracia sindical y el nacionalismo burgués, tan colaboracionistas como los participacionistas de aquella época. Por su lado, Macri, los gobernadores, la burguesía en su conjunto, han mostrado, en otra tentativa capitalista fracasada, que son una clase que agotó su capacidad de sacar al país del agravamiento de su dependencia semicolonial y de una espiral de miseria social.
La huelga de 24 horas fue unánime en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán y también desde Santa Cruz hasta Salta y Jujuy. Resulta interesante que el gobernador Juan Manzur en Tucumán informó que no descontará el día a los administrativos y el gobernador Gerardo Morales en Jujuy lo contrario, que descontará rigurosamente. Pero en ambas provincias el paro estatal fue fuertísimo.
En la industria el paro fue macizo. En los bancos y servicios también. Sólo se mostraron fisuras en enclaves donde la flexibilización laboral y la desarticulación sindical ha dado tal dominio a la patronal que prima el terror al despido, por caso ciertos supermercados, centros gastronómicos, en varios ingenios azucareros o en Arsat. Pero, por otro lado, pequeños comercios cerraron sus puertas por miles en todo el país; por protesta o porque no venderían nada, da igual. El paro aeronáutico fue total, las low cost pudieron volar parcialmente debido al paro de dos horas por turno de los controladores aéreos -cumplido a rajatablas por los trabajadores- por su carácter de “servicio esencial” semimilitarizado que proviene de la época del kirchnerismo y que respeta la burocracia sindical de esa actividad.
El “muro” de Bullrich emplazado en el Puente Pueyrredón, usado en el G20, pasible de ser electrificado mediante generador incorporado, y el impresionante operativo conjunto de tropas que terminó hiriendo a Mary Medina, del Polo Obrero, sólo retrató un régimen en ruinas, que apela al resorte último del Estado: el aparato represivo. Es la “herencia” que le preparan a los Berni que puedan asumir ante los inevitables tiempos tormentosos que vendrán antes o después de octubre.

La burocracia

La foto patética de Héctor Daer, Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez y Carlos Acuña, pidiendo soluciones urgentes al gobierno del FMI, no pudo ocultar que la estrategia es que éste será el último paro ante Macri, a quien le sacaron las papas del fuego durante todo el mandato. La queja de Daer por la “salud” en particular, indica que el mensaje cifrado es “larguen algo de los fondos de las obras sociales”, ilegalmente retenidos. Por lo demás, a negociar algún puestito en las listas del PJ, porque las de Macri son un quemo.
Hugo Moyano, el sindicalista que hizo campaña con Macri, pero generosamente aceptado por el kirchnerismo, hizo conferencia de prensa aparte, pero no tuvo un discurso distinto. Un ala y otra confluyen en la mesa del PJ para apoyar a la fórmula Fernández-Fernández. Roberto Baradel, desde un acto muy modesto en Córdoba, no desentonó con el resto de la burocracia sindical. “Con este paro, la gente va tomando conciencia”, “tendríamos que unirnos todos como en el Cordobazo”. Resulta de un cinismo impresionante. Tal vez ocurra que cuando “se unan todos” pase efectivamente como en el Cordobazo, que obreros y estudiantes pasen por arriba de él y de toda la burocracia sindical que le firma las paritarias a la baja, sin lucha alguna, al Macri final. Al que está golpeado, debilitado, repudiado y colgando del hilo de un Fondo Monetario que corre el peligro de hundirse junto con él.

Los piquetes y el Plenario Sindical Combativo

Las “ollas para visibilizar el hambre” del Fresimona del moyano-kirchnerismo, junto al trío San Cayetano, fueron una orientación funcional al paro matero. También consistente con el llamado a la “unidad nacional” del Vaticano para “cuidar a Macri” de manera que termine el mandato aunque cierre diez fábricas por día, nos castigue a tarifazos y reviente la Anses. Pero no se hicieron o no tuvieron relevancia alguna. Incluso la izquierda que se adaptó a ellas quedó en ridículo, como ocurrió con cierto sector en la zona norte.
En cambio, una potente voz del paro fueron los piquetes del Plenario Sindical Combativo, el Polo Obrero y la izquierda. Y luego, el acto central en el Obelisco (ver páginas centrales). Un papel parecido jugó este sector en distintas localidades del país, como en el acto de la Plaza Independencia en Tucumán, donde Ariel Osatinsky, secretario general de Adiunt y candidato a gobernador del FIT por el PO, cerró un acto de frente único. Lo mismo hicieron Raquel Blas, secretaria general de la CTA en Mendoza y Alejandro López, secretario general de ceramistas en Neuquén, ambos oradores en importantes actos obreros de esas provincias.
Desde el Puente Pueyrredón, un piquete de más de mil compañeras y compañeros, desde la primera hora se plantó frente a las tropas y desarrolló una jornada combativa explicando y explicando nuestra posición en favor de un paro activo nacional de 36 horas con abandono de tareas, como fue hace medio siglo el Cordobazo. Lo propio hicimos en La Noria, la Panamericana o la Autopista del Oeste, donde confluyeron delegaciones obreras con piqueteros y militantes de izquierda: el Sutna, AGD, Ademys, metrodelegados, la seccional Oeste del Sarmiento, los Suteba combativos, internas gráficas, plásticas, choferes de la 60, Expreso Lomas y otras líneas, internas de ATE, el infaltable Polo Obrero, centros de estudiantes y militantes de la izquierda.
Señalamos que el desarrollo del paro muestra que es posible el paro activo, que es el camino que muestran las grandes luchas de la etapa, evocando la movilización masiva de cien mil mujeres por el aborto legal un día antes. Explicamos a los cuatro vientos que una jornada como ésta podría movilizar a millones de trabajadores desde sus lugares de trabajo, lo que sería el réquiem de Macri y abriría una situación donde los trabajadores tomen la iniciativa política para derrotar a un régimen en crisis.
Desde las reuniones preparatorias y la conferencia de prensa previa, el Plenario Sindical Combativo mostró su sentido y vigencia, al ser la única voz opuesta a la de las distintas alas de la burocracia sindical y postulando al clasismo como dirección alternativa de la clase obrera, como lo resaltaron Alejandro Crespo, Ileana Celotto y otros compañeros oradores. Ellos marcaron también una perspectiva política y programática al llamar a la vanguardia obrera y a los trabajadores a apoyarse en el Frente de Izquierda, que es la única fuerza política que plantea la ruptura con el FMI y una salida de los trabajadores para que la crisis la paguen los capitalistas.

El FIT

El paro no tendrá continuidad. Pero colocó a la clase obrera marcando presencia. Una bocanada de aire cuando el escenario político es anestésico, plagado por la politiquería de las combinaciones y crisis de los partidos que se preparan para administrar la quiebra argentina y pasarle la factura a la clase obrera. La convención radical votó, con más número que en 2015, seguir en Cambiemos, aunque explote el desplome de Macri para pedir puestitos. Pero el rumbo adoptado es de la clase capitalista. El de los diez puntos que ninguna fuerza política firma, pero que tampoco enfrentan, porque toda la burguesía los apoya.
Ya está claro que la defección de Cristina está en línea con la homilía del Tedeum que bajó del Vaticano el día de la patria. La “unidad nacional” para garantizar la gobernabilidad de un ajuste fondomonetarista que fracasará una y otra vez y llevará a convulsiones sociales inevitables. Esa es la función del contrato social que impulsan los Fernández-Fernández: maniatar a los sindicatos como hace cincuenta años, cuando vino Perón a enfrentar el proceso revolucionario abierto por el Cordobazo. Aprendieron la lección y nosotros tenemos que llevar a la clase obrera y los explotados la lección del Cordobazo: romper con el nacionalismo de conciliación de clases, luchar por el gobierno obrero y popular.
Lo que hoy significa confrontar con el recambio del pejotismo ante el derrumbe de Macri. Combinando cada día la acción de lucha y la disputa electoral en la perspectiva de la independencia política de los trabajadores, con la fórmula Del Caño-Del Plá a la cabeza.
Llamamos al resto de la izquierda a una lista común para trazar una línea divisoria nítidamente marcada entre los partidos de la burguesía y nosotros. Más que nunca por un Congreso de toda la izquierda, que inicie una gran campaña política para que la crisis la paguen los capitalistas. Por una salida de los trabajadores y la izquierda.

Néstor Pitrola

miércoles, mayo 29, 2019

El movimiento estudiantil y el Cordobazo



El movimiento estudiantil jugó un papel fundamental en el Cordobazo así como en los distintos levantamientos obreros y populares que recorrieron nuestro país durante los años ’60 y ’70. La totalidad de los historiadores coincide en caracterizar este período como el de una franca “radicalización” de la juventud, fenómeno que es una marca de la época a nivel mundial. Los jóvenes cordobeses que coparon las calles en mayo del ’69 siguieron el ejemplo de los estudiantes parisinos, que un año antes habían protagonizado su propio mayo, desafiando desde las barricadas la represión de De Gaulle y despertando una huelga general en Francia que hizo tambalear al mundo capitalista de posguerra. Ese mismo año, del otro lado del muro, los jóvenes checos se sublevaron contra los tanques rusos, poniendo en jaque a la burocracia estalinista y a su maquinaria de poder. En Asia, la ofensiva vietnamita haría retroceder al imperialismo yanqui, combinada con una fuerte agitación juvenil al interior de los Estados Unidos. La irrupción estudiantil cruzó todos los regímenes y continentes, desde Japón a México, y es en ese escenario que tuvo su origen una corriente socialista y revolucionaria en la Argentina: la Tendencia Estudiantil Revolucionaria Socialista -TERS- (1967) y luego la Unión de Juventudes por el Socialismo -UJS- (1972).

Antes

Los inicios de esta fase de radicalización juvenil se remontan a una década atrás. El proceso de movilización de 1958, conocido como la “laica o libre”, representó un antes y un después en las organizaciones estudiantiles, convirtiéndose en la lucha educativa más masiva de la historia argentina. La FUA y la FUBA movilizaron 300 mil personas frente al Congreso de la Nación. Fue el fin de una etapa oscura, derechista, en que las banderas del reformismo del ’18 se malversaron en el apoyo a gobiernos militares y gorilas –de Uriburu a Aramburu y Rojas. El reformismo estudiantil -UCR, PS, PC- chocó de frente contra su propio gobierno, el de Frondizi, que se propuso reglamentar el artículo 28 de la ley del ministro de la “Libertadora”, Dell'Oro Maini, por el cual se les daba a las universidades privadas la posibilidad de emitir títulos habilitantes. La capitulación de las diferentes formaciones nacionalistas burguesas ante esta orientación privatista emanada de los organismos financieros internacionales sería la tónica que marcaría los subsiguientes 60 años de educación argentina, sin excepciones.
La Revolución Cubana es el otro gran antecedente de peso para explicar la participación juvenil en el Cordobazo. Su impacto político fue directo. Bajo el lema “en Cuba los barbudos, en Argentina los bigotudos”, Alfredo Palacios fue electo como senador por la Ciudad de Buenos Aires. En la izquierda, provocó un verdadero cataclismo acompañado por la crisis chino-rusa. La “revolución por etapas” del estalinismo se hace añicos y florecen las críticas a Moscú. El PC pierde buena parte de sus cuadros universitarios en manos de una fracción que luego evolucionaría al maoísmo y pasaría a dirigir la FUA. Es el momento de las llamadas “nuevas izquierdas”. En este contexto se da el surgimiento de Política Obrera, que nace en 1964 demarcada del nacionalismo, el estalinismo y el foquismo. En 1959, el movimiento estudiantil dice presente en la lucha obrera del frigorífico Lisandro de la Torre. Lo que algunos denominan la “partidización” del estudiantado fue el rediseño político del movimiento frente al agotamiento de la experiencia reformista y este marcado giro a la izquierda.

Durante

El golpe de Onganía fue un intento de cortar este proceso de radicalización por una vía represiva. El 29 de julio de 1966, al mes de asumir, suprimió por decreto los organismos de cogobierno y obligó a los rectores y decanos a transformarse en interventores sometidos al Ministerio de Educación. La resistencia de estudiantes y docentes, que tomaron algunas facultades, daría lugar a la llamada “Noche de los Bastones Largos”, cuando la guardia de Infantería irrumpió en Exactas, Arquitectura y Filosofía y Letras de la UBA y encarceló a 400 personas. En Córdoba, el integralismo social-cristiano -que inicialmente había apoyado el golpe- y el reformismo comienzan una huelga en repudio a las nuevas autoridades. El 12 de septiembre de 1966 es asesinado a quemarropa el estudiante Santiago Pampillón, también obrero de Ika-Renault y militante de Franja Morada. En respuesta los estudiantes ocuparon el barrio Clínicas, recibiendo el apoyo de numerosos sectores del movimiento obrero. El “Plan Taquini”, diseñado en 1968 -recientemente homenajeado en su 50° aniversario por el ministro Finocchiaro y una Franja Morada macrista que poco y nada tiene que ver con la agrupación de Pampillón- se propuso crear nuevas universidades regionales con el objetivo de evitar las grandes aglomeraciones en las casas de estudio, consideradas un “foco rojo”. Así, entre 1971 y 1973 la represión al movimiento estudiantil-docente estuvo acompañada por la creación de catorce universidades nuevas.
El Cordobazo fue el punto más alto de una tendencia nacional. La movilización estudiantil había tenido un salto en las luchas de Corrientes y Rosario. En la Universidad del Nordeste, la privatización del comedor había aumentado el valor de la comida en más de un 600%. El 15 de mayo de 1969 más de 4000 personas se movilizaron en Corrientes reclamando la baja de los precios. La policía respondió con una violenta represión en la que es asesinado el estudiante Juan José Cabral. Dos días más tarde, la rebelión estudiantil se trasladó a las calles de Rosario, donde la policía mató de un tiro en la cabeza a otro estudiante: Adolfo Bello. A pesar de las amenazas de represión, 4000 personas marcharon en repudio. La policía disparó sobre ellas y un estudiante secundario, Norberto Blanco, de 15 años, cayó muerto. El 29 de mayo, un día antes del paro convocado por la burocracia vandorista de la CGT, obreros y estudiantes ganaron las calles de Córdoba y expulsaron a la policía de la ciudad. Política Obrera interviene con una amplia agitación entre los obreros automotrices y la TERS se hace fuerte entre los estudiantes secundarios. El proto-foquismo de la época no apareció y el morenismo, que había perdido su regional a manos de la fracción de Santucho[1], careció de expresión política en esas jornadas.

Después

El Cordobazo puso en retirada a la dictadura de Onganía y su política represiva. Los estudiantes reconquistaron la legalidad de sus organizaciones, dando lugar a una etapa de reconstrucción de los centros y federaciones. A partir de 1970 se dieron grandes luchas por la eliminación de los exámenes de ingreso y por la separación de los interventores designados por los militares y de las camarillas profesorales ligadas a ellos. El movimiento secundario organiza coordinadoras y movilizaciones contra la imposición de una reforma reaccionaria. En la universidad, se destaca la experiencia del cuerpo de delegados de Filosofía y Letras, donde miles de estudiantes enfrentaron los ingresos restrictivos y el intento de desmembrar la facultad, separando a las carreras de Sociología y Psicología. En Córdoba, la FUC arma cursos preparativos para los exámenes de ingreso en la sede de Luz y Fuerza. Un movimiento de masas de miles de secundarios se organiza en cuerpos de delegados y franjas masivas toman la línea del boicot al examen (impulsada centralmente por la TERS) e imponen el ingreso de casi todo el estudiantado luego de varias represiones. A fines de ese año, el PC decide romper la FUA, que entonces estaba en manos del FAUDI (PCR), es decir, de la que hasta hace poco era su propia juventud. La división de la FUA era parte de una política internacional de la burocracia de la URSS, que pretendía controlar la radicalización juvenil que a partir del ’68 se había instalado en todo el mundo (una radicalización que incluirá también a Bolivia, donde la Asamblea Popular de 1971 vota colocar a la universidad bajo la dirección de la COB, la central obrera).
La burguesía responde al Cordobazo con un operativo de “institucionalización”. Balbín y Perón acuerdan poner en pie “La Hora del Pueblo”, una coalición de los principales partidos patronales, seguidos por el PC, para desviar el clima de efervescencia popular hacia una salida político-electoral. Las corrientes maoístas y guevaristas -FAUDI (PCR), TUPAC (VC), TAREA (PRT)- se ahogaron en una política petardista, que renunciaba a la organización de las masas en pos de acciones violentas de aparato. Su consigna “ni golpe ni elección, revolución” no conducía a ningún plan serio de combate contra la dictadura y dejaba inerme al movimiento frente al plan que tenía como eje recrear las ilusiones en Perón. FAUDI termina entregando la FUA a Franja Morada y abandona la “revolución” para apoyar a... ¡López Rega! En contraposición, la TERS logra un importante desarrollo resultado de su actividad de masas en la universidad. Pasa de tener un delegado a la FUA por el CEFyL de la UBA (Roberto Gramar) a establecer un bloque que consagrará un miembro en la Junta Ejecutiva (Pablo Rieznik). Sobre esta base, en 1972 un congreso de más de mil jóvenes decide fundar la UJS.
El operativo retorno logra imponerse y hacia 1973 la JUP experimenta un crecimiento meteórico en la universidad. Su “primavera”, sin embargo, es efímera. El ministro Taiana pone en caja a los llamados “decanos montoneros”, restaura la ley universitaria de Onganía y termina dejando su lugar a Ivanissevich. Militantes como Ortega Peña caen víctimas de la Triple A y la dirección de la JP se bate en retirada, abandonando las posiciones conquistadas en el movimiento estudiantil para pasar a la clandestinidad y el guerrillerismo. En la UBA, el auto-declarado fascista Ottalagano -quien aún conserva su cuadro en el Consejo Superior por tratarse de un rector de un “período democrático”- cesanteó a 10 mil docentes y nombró a 2 mil “celadores” (policías de civil) que persiguieron y entregaron a los activistas.

Balance y vigencia

Miguel Talento, en ese entonces presidente de la FUBA (rebautizada como “FULNBA” por la JP), afirma que el proceso de radicalización juvenil tuvo en la lucha armada a su mayor hito. Sin embargo, entre radicalización y foquismo no hay una línea recta. El militarismo fue una vía de escape ante los sucesivos desplantes de Perón, para una JP que no quiso ni pudo romper con él. La “juventud maravillosa” se opuso a la organización política independiente de los trabajadores y la juventud, que era la tarea que había dejado planteada el Cordobazo, y buscó abortar ese proceso que estaba en marcha optando por una salida que la llevaría a su auto-destrucción. El pasaje de la JP al foquismo no implicó una ruptura con la burguesía, sino el intento de forzarla a un compromiso al que ésta ya no estaba dispuesta. Los hitos hay que buscarlos en otro lado: la unidad obrero-estudiantil de Córdoba, en el congreso de Sitrac-Sitram, en el plenario clasista de Villa Constitución y en las coordinadoras inter-fabriles que voltearon con dos meses de huelga a Rodrigo-López Rega, cuya evolución vino a cortar el golpe del ‘76.
En 2006 un dirigente del Sitrac cordobés, Gregorio Flores (hoy fallecido), decía en sus Lecciones de batalla que “las condiciones para llevar adelante aquellos sueños de las décadas del ‘60 y ‘70 nos brindan posibilidades mucho mejores que en el pasado”. Entre diversos factores, el “Goyo” menciona la evolución de la crisis mundial del capitalismo, la crisis del peronismo como dique de contención de las masas y que “hoy, a diferencia de los años setenta, en todos los movimientos masivos de lucha están a la cabeza las mujeres y esto no es un dato menor, sino un salto cualitativo”. El presente verde de la juventud argentina da cuenta de que estas conclusiones son mil veces más actuales que cuando fueron escritas, hace trece años. El desafío de los revolucionarios es elaborar una política para llevar a las nuevas generaciones a la victoria, superando los nuevos-viejos bloqueos que la burguesía interpone en su camino.

Julián Asiner
Prensa Obrera

[1] En 1965 Palabra Obrera, la organización de ese entonces de Nahuel Moreno, fundó junto con el Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP), dirigida por Mario Roberto Santucho, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Nahuel Moreno incidió en el vuelco de Santucho hacia el foco armado pero, ante el llamado de este a organizar la lucha armada, Moreno respondió con un texto que planteaba que el método no se correspondía con la situación de la Argentina. Ello derivó en la escisión en 1967/1968 entre PRT-El Combatiente (Santucho), de orientación foquista, y el PRT-La Verdad, dirigido por Moreno. (Véase: Rath, Christian; “1955/1969: Las crisis políticas y la izquierda”; En Defensa del Marxismo #49, Rumbos, Buenos Aires, marzo 2017).

Balance de las elecciones europeas



La crisis capitalista hace su trabajo. Entre la descomposición y la desintegración

Las elecciones europeas han marcado un retroceso de los dos bloques políticos principales del Parlamento Europeo, el Partido Popular Europeo (PPE) y la socialdemocracia, que por primera vez no sumarán entre ambos una mayoría absoluta. Estas elecciones pese al carácter no obligatorio, sino optativo, han visto incrementarse a los votantes (aunque apenas supera la mitad del padrón), evidenciando el interés político que habían despertado. Los pronósticos y encuestadores daban por sentado un notable progreso de las fuerzas derechistas y ultraderechistas que podían pasar a bloquear el Parlamento de la UE. Esto no fue así.
En el análisis de los resultados no podemos solo comparar los guarismos actuales con los anteriores de hace cuatro años. Porque estas elecciones ‘continentales’ tienen como base no solo la situación de conjunto de la evolución europea, sino también los procesos que se van dando en el terreno nacional.
A grandes rasgos, tanto el centroderecha del PPE, como el centroizquierda de la socialdemocracia, pagan el costo por la aplicación de las políticas de ajuste implementados desde la bancarrota económica de 2007/2008, pasando a representar un ‘proyecto europeo’ desacreditado y crecientemente cuestionado. El caso emblemático es Alemania, donde la CDU de Merkel y la socialdemocracia, que cogobiernan ese país, sufrieron un desplome electoral. Más a la izquierda, es esta aplicación de las políticas de ajuste la que ha llevado a una derrota de Syriza en estos comicios y al adelantamiento electoral en Grecia.
En parte, la caída de los dos grandes bloques ‘del centro’ ha sido capitalizada por el llamado bloque “liberal” abiertamente defensor de la UE y por los Verdes, que crecen en la cantidad de bancas. Abulta el número de los primeros, el partido de Macron en Francia, que no existía en las elecciones de 2014. Pero, considerando que el ‘joven’ presidente ‘liberal’ ha sufrido un fuerte descenso respecto a los votos sacados en la elección que lo llevó al poder, erosionado por la eclosión de la lucha de clases evidenciada con los ‘chalecos amarillos’. En el caso de los verdes, capitalizan la creciente ola de movilizaciones de la juventud estudiantil (y obrera) contra el cambio climático y la disconformidad de amplios sectores ante la falta de perspectivas económico-sociales en la sociedad capitalista en crisis para las nuevas generaciones. Su elección más notable se dio en Alemania, donde desplazan del segundo lugar a la socialdemocracia. Ambos entrarán en el radar de alianzas de los dos primeros bloques.
Asistimos a un escenario de gran volatilidad política y electoral.

El ‘avance’ y la crisis de la derecha

El Cinco Estrellas italiano, el partido que se presentaba como la gran fuerza antisistema, se despeña al tercer lugar de las europeas cayendo 15 puntos con respecto a la última elección. Sufre así un abandono de parte de su electorado de izquierda o centroizquierda ante el hecho de que hizo un gobierno de coalición con la derecha fascistoide de Salvini.
Macron, que había obtenido 32% en las parlamentarias y aplastado a Le Pen en el ballotage presidencial, apenas supera en estos comicios el 20%. Algunas fuerzas de la extrema derecha progresan, pero otras retroceden (Alemania, etc.) e incluso se derrumban.
Las variantes de la extrema derecha obtienen un 25% de las bancas, avanzando solo entre 2 y 3 puntos, y triunfan en el Reino Unido, Francia, Italia, Hungría y Polonia. En estos dos últimos países, los gobiernos de Viktor Orbán y Jaroslaw Kaczynski obtienen votaciones plebiscitarias. Matteo Salvini también logra una victoria política en Italia, y no sólo por el primer lugar de la Liga, sino porque ha dejado muy atrás a su socio de gobierno Cinco Estrellas, lo que supone que podría ampliar su poder ante una nueva elección y explorar tras ella una nueva coalición (por ejemplo, con Forza Italia de Berlusconi y/o Fratelli). Alternativamente, esto puede plantear un acercamiento del Cinco Estrellas con el Partido Democrático, que en los comicios europeos quedó segundo, chupando una parte del electorado del ‘partido antisistema’.
Pero por fuera de estos éxitos, en Francia, Le Pen marcó el paso más o menos en el mismo lugar respecto a los anteriores comicios europeos, aunque salió primero, superando a Macron. El español Vox entró al parlamento europeo pero no logró trasladar los avances que había hecho en las elecciones generales. En Holanda se derrumbó el partido xenófobo de Geert Wilders (si bien a expensas de una fuerza similar), en Austria retrocedió el FPO (en medio de un escándalo por sobornos rusos, que ha volteado al gobierno obligando a adelantar las elecciones nacionales) y los fascistas xenófobos de Amanecer Dorado perdieron la mitad de los votos en Grecia.
Analizado de conjunto, no se produjo un tsunami electoral derechista xenófobo y reaccionario. Esta elección desigual de la extrema derecha y su escaso progreso está mostrando las dificultades de este sector. La burguesía de la UE, mayoritariamente, evita avanzar en este tipo de propuestas ‘nacionalistas’. Tanto Putin de Rusia, como Trump de EEUU, alentaron a la derecha, en una extensión de la guerra ‘comercial’ en curso. Pero incluso varios de los referentes del espacio derechista fueron morigerando sus ataques a la UE y sus proclamas de ruptura con la misma, buscando asegurar una mayor flexibilidad del Banco Europeo en los rescates a los grupos capitalistas locales en crisis. Asistimos a un escenario donde se combinan el agotamiento de la Unión Europea imperialista y los límites que encuentran los planteos de tipo autárquicos. La crisis capitalista mundial no solo no ha sido superada, sino que se está llevando puesto al emprendimiento contrarrevolucionario más audaz encarado por el imperialismo: la constitución de la Unión Europea. Son muy fuertes las tendencias a la desintegración del bloque UE y avanza la descomposición económica y la amenaza de nuevas recesiones y cracks.

El Brexit

El del Reino Unido es un caso especial para analizar. En las vísperas de los comicios renunció la primera ministra Theresa May. El empantanamiento político y parlamentario del Brexit ha redundado en una caída tanto de los conservadores como de los laboristas. En el flanco ‘nacionalista’, resucitó el Ukip (el partido que gano el referéndum por el Brexit, por la ruptura de Gran Bretaña con la UE, hace unos años), ahora llamado Partido del Brexit, que ganó las elecciones con el 30%, cinco puntos por encima de los comicios de 2014. En el flanco europeísta, los liberal-demócratas lograron el segundo lugar, empujando al tercer puesto al laborismo. En las elecciones municipales de hace unas semanas, los conservadores se habían derrumbado y el laborismo había tenido una pequeña caída. Corbyn ya ha tomado nota del problema, coqueteando con la posibilidad de un nuevo referéndum o nuevas elecciones, lo que de todos modos gambetea el problema, porque no se pronuncia taxativamente ni por la permanencia ni por la salida de la UE, como un modo de arbitrar entre las posiciones encontradas en su partido.

La izquierda

La elección del llamado bloque de izquierda avanza en Portugal, donde el Bloco de Esquerda asciende del 5 a casi el 10% (a expensas de una fuerte caída del PC). Pero en general el desempeño de la izquierda europea se caracteriza por un estancamiento o marcado retroceso. Como Podemos-IU, que sumados pierden cinco bancas (en 2014 habían logrado 11) y se desmorona en las elecciones locales en España, donde pierden casi todos los ayuntamientos donde habían progresado. Su electorado fue recuperado por un resurgimiento del PSOE: Podemos está pagando el precio de su seguidismo a este partido y su impotencia para constituir una alternativa de izquierda. En la ciudad de Madrid (en la misma fecha de las elecciones europeas hubo elecciones autonómicas y municipales), una combinación de fuerzas de derecha –incluyendo a Vox- desplazó a la alcaldesa centroizquierdista Manuela Carmena. En tanto que Ada Colau sufre un revés en Barcelona que la obligará a una negociación con los independentistas de ERC, que ganaron y duplicaron su cantidad de concejales (la CUP, en cambio, perdió sus tres lugares). El partido de Charles Puigdemont (Junts) también hizo una buena elección y este fue electo a pesar de estar en el exilio, prófugo de la justicia de la monarquía española.
En Grecia, la derrota de Syriza por casi diez puntos frente al centroderechista Nueva Democracia obligó a Alexis Tsipras a convocar elecciones adelantadas con la amenaza de una próxima derrota. Este reposicionamiento de las fuerzas tradicionales (el viejo Pasok quedó tercero como parte de un frente), muestra los retrocesos que puede acarrear una política entreguista en la izquierda, que capituló en toda la línea frente a la Troika. Esta pseudo izquierda (Syriza en Grecia, Podemos en España, Melenchon en Francia, etc.) intentó presentarse como la gestora de un ‘ajuste’ que hecha por ella (como lo está haciendo en Portugal la alianza del Bloco de Esquerda con el PS en el gobierno), sería más ‘suave’ que si le hiciera directamente los partidos del gran capital. Se convirtió así en el verdugo –o cómplices de los verdugos- de las conquistas y condiciones de vida de los trabajadores.

Lo que viene

La pérdida de una mayoría absoluta por parte del PPE y los socialdemócratas plantea una reconfiguración de las alianzas políticas en el parlamento comunitario. Estas reconfiguración estará marcada por la guerra comercial y las tendencias a la disgregación de la Unión, empezando por las amenazas arancelarias de Trump y la agudización de las disputas en el propio eje franco-alemán.
El flojo desempeño de la izquierda plantea un debate de estrategias y de programa. Es necesario oponer a la Unión Europea imperialista y a la derecha nacionalista un planteo revolucionario, que defienda la autodeterminación de los pueblos, la confraternización de trabajadores y refugiados, y la unidad socialista de Europa. La historia no puede volver la realidad a los viejos moldes capitalistas, exige superar el capitalismo. La principal tarea estratégica es reconstruir la Internacional obrera y socialista, la IV Internacional y formar Partidos Obreros Revolucionarios en cada país.

Gustavo Montenegro