lunes, septiembre 30, 2019

Alberto Fernández: ajuste a la “uruguaya”



Ante 450 empresarios en Córdoba reunidos por la Fundación Mediterránea, Alberto Fernández ratificó el pacto social con congelamiento de salarios y precios, es decir, suspensión de paritarias en el medio de un creciente aumento de los precios (todavía no se trasladó al comercio minorista el aumento de los precios mayoristas del 11,4%) y declaró su voluntad de pagar la deuda contraída por el gobierno de Macri.
La noticia es que Fernández adelantó que se inclina por una renegociación de la deuda “a la uruguaya”. Tres días después en Bariloche en el cierre de la 40ª Convención del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) los funcionarios que acompañaron al ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, declararon que “hay consenso sobre el enfoque de Alberto Fernández de encarar una renegociación de la deuda ´a la uruguaya´” (La Nación, 28/9). No sorprende la coincidencia, dado que el fracasado “reperfilamiento” está en la misma sintonía.

¿Qué es la salida “a la uruguaya”?

En mayo de 2003 Uruguay, durante el gobierno de Jorge Battle, logró la reestructuración “amistosa” del 40 por ciento de su deuda externa e interna, cuyo total tenía un volumen prácticamente equivalente a un año de su Producto. Esa renegociación significó una postergación de 5 años en el pago del capital que vencía, pero mientras tanto se seguían pagando regularmente los intereses. Es decir, se pagaba el total de la deuda sin ninguna quita en un plazo más prolongado y, obviamente, con intereses.
El acuerdo se considera “amistoso” porque los acreedores (el 95%) acordaron voluntariamente. Pero para el pueblo uruguayo no tuvo nada de amistoso, ya que la condición que pusieron es que el país tendría que alcanzar un superávit cercano al 4% del PBI, a costa de un ajuste descomunal. Los salarios estatales se congelaron durante varios años e incluso como no fue suficiente, llegó a haber reducciones del 10% sobre el salario nominal. De entrada y de un saque, hubo una mega devaluación del 80%. El dólar pasó de 18 a 32 pesos. La confiscación llegó al bolsillo de los asalariados tanto públicos como privados mientras tenían lugar podas en el gasto social, en educación, salud y en materia jubilatoria.
Esta propuesta ha despertado el entusiasmo de algunos fondos de inversión. Se dice, incluso, que Alberto Fernández habría terminado de elaborar la propuesta en consulta con varios de ellos. El entusiasmo se explica porque dichos fondos tienen colocado sumas importantes en títulos y pretenden salir indemnes con las inversiones que realizaron.
Pero hay voces, en el propio mundo financiero y empresario, que pone en duda que esto sea suficiente para que las cuentas cierren. Uno de los cuestionamientos principales proviene del propio FMI quien señala que con ese esquema se coloca en tela de juicio la capacidad de la Argentina de devolverle los fondos que dicha entidad desembolsó. Los funcionarios del Fondo abogan por una quita. En el caso ucraniano, una de las renegociaciones más recientes, el FMI intervino activamente en un acuerdo que incluyó una poda del 20% del capital. Pero incluso en este caso, estaríamos ante un rescate de la deuda, si tenemos presente que, en la actualidad, los títulos argentinos se cotizan al 45 o 50% de su valor nominal. Un vez más sería un negocio fabuloso para fondos buitres que qespeculan con esta cartera de bonos depreciados.
El consenso del que hablan los funcionarios de Lacunza está asentado más sobre una expresión de deseos que en la realidad. Daniel Artana, referente de Fiel, señaló que “esto (el pago de los intereses), si uno suma los intereses que se pagan al sector privado y a los organismos multilaterales, requeriría para la Argentina pagar U$S 11.000 millones de intereses el año que viene y los siguientes. El gobierno debería decir, en caso de hacer la propuesta, de dónde va a sacar los 11.000 millones de dólares en los primeros años. Ahí aparecen las dudas".
A su vez, Miguel Zielonka, de Econviews, le dijo a El Cronista que “es una buena intención” pero “para ser creíble una propuesta en esa línea debe mostrar un programa fiscal con un superávit primario aun mayor que lo que habíamos comprometido al Fondo (1% del PBI)”.
“Si solo se estiran los plazos y no hay quita, es un acuerdo muy normal y una buena noticia para los mercados”, sostiene el gerente de Desarrollo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Claudio Zuchovicki, lo cual es una verdad de Perogrullo ya que bonos que hoy están muy por debajo de su valor nominal y son llamados “bonos basura” serían reconocidos al 100%, un negocio redondo sobre todo para los fondos buitre. El problema (como reconoce el mismo Zuchovicki) “es que tengas capacidad de pago después. Lo que están diciendo es 'dejame no pagarte, me recupero económicamente y después te puedo pagar'. Si Argentina crece, lo va a poder pagar, si no crece, estaríamos igual”.
¿Cuáles son los planes de Fernández para garantizar la capacidad de pago? Fomentar fuertemente las exportaciones, montado sobre tres ejes: Vaca Muerta, el campo y la megaminería. En el medio del paro mundial por el ambiente, el enunciado es una provocación, pero, al margen de ello, además no garantiza la provisión de dólares para hacer frente a los compromisos de pagos. En el caso de Vaca Muerta, a través del economista Guillermo Nielsen, Fernández ya definió su política: lo primero que haría sería una reducción de impuestos (lo que confirma que el superávit fiscal no se lograría con mayores tributos al capital sin con un ajuste sobre los trabajadores) pero además los pulpos petroleros que actúa en Vaca Muerta constituirán un fideicomiso en Nueva York, donde las empresas podrán depositar los dólares que les ingresen por las exportaciones que superen los índices actuales, o sea que les garantizan la fuga indiscriminada de capitales. ¿Será este el modelo para el sector minero? En el caso de los exportadores agrícolas, ya actúan así, a su modo, reteniendo los dólares.
En otras palabras, Argentina ni siquiera dispondría de las divisas provenientes de sectores claves para hacer frente a los compromisos de la deuda. Esto mientras el país tiene cerrado el acceso al mercado de crédito. Está claro que las cuentas no cierran.

Los nac&pop y esa obsesión… por ajustar

La “salida a la uruguaya”, como se ve, no resulta viable, en primera instancia. El “tema de la deuda” va a estar en el centro de nuevos y más graves episodios de la bancarrota nacional que no será resuelta con un triunfo claro de Fernández el 27 de octubre.
De lo que los trabajadores deben tomar nota, es que despejado el panorama, lo único que queda firme es el ataque a las masas y sus condiciones de vida. Los elogios de Axel Kicilof y Fernández al modelo portugués, a la renegociación uruguaya, etc. vienen de la mano de una caída drástica del salario, de una mayor precarización laboral y de la liquidación del régimen previsional.
Las luchas del movimiento piquetero y el sindicalismo combativo y la campaña del FIT-Unidad son las herramientas para que los trabajadores adquieran una conciencia política propia e intervengan en la crisis para que sea pagada por los capitalistas.

Eduardo Salas y Pablo Heller

Haití, tres semanas sublevada contra el gobierno y el desabastecimiento de combustibles



Las nuevas declaraciones del presidente solo despertaron la bronca popular

Esta semana, la crisis hatiana se agudizó aún más y desembocó en una nueva movilización multitudinaria el pasado viernes 27. La isla continúa totalmente paralizada por la crisis de desabastecimiento de combustible. Los colegios, hospitales, comercios y pequeñas fábricas funcionan de manera intermitente desde hace cinco semanas. Este lunes se retomaban las protestas.
En ningún momento el gobierno ofrece garantías mínimas a la población. Como la comida no llega a los supermercados, pequeñas comunidades se organizan para autoabastecerse de agua potable y alimentos. Además de esto, el lunes pasado un hecho peculiar copó los medios internacionales: la imagen del senador Ralph Fethiye (perteneciente a la banca oficialista) disparando contra manifestantes, que obstruyeron, por segunda vez, la asunción del nuevo primer ministro, Fritz William Michel (elegido para el cargo por el presidente Jovenal Moïse), que está acusado de corrupción y contrabando cuando se desenvolvía como funcionario en el Ministro de Hacienda.
Moïse, luego de un largo silencio, reapareció en cadena nacional el jueves para ratificar que no dimitirá de su cargo. Allí también imploró por “una tregua del pueblo” para “convocar a un diálogo nacional”, arbitrado por la Iglesia, junto a representantes de la oposición (Resumen Latinoamericano, 26/9). Esta maniobra para disipar la bronca popular expresada en las calles ya la practicó ante las movilizaciones anteriores, cuando convocó a mesas de diálogo que luego no se concretaban.
El pueblo hizo caso omiso al planteo, demostrando la escasa legitimidad que tiene Moïse. Desde la madrugada del viernes, se pronunciaron en las calles con cese total de tareas laborales y de transportes públicos y cierre de todos los colegios y comercios. Las barricadas se propagaron en todas las ciudades, pero tuvieron su epicentro en Puerto Príncipe, donde la brutal represión policial dejó un saldo de tres muertos. Horas después, viéndose superadas en número, las fuerzas armadas desaparecieron de la manifestación. En tanto, el gobierno de la vecina República Dominicana reforzó militarmente la frontera.
Las movilizaciones exigen la renuncia inmediata de Moïse. También manifiestan a viva voz contra el aumento de la pobreza, producto de la inflación que deprecia el poder adquisitivo de salarios ya de por sí mínimos. Además, el desabastecimiento de combustibles tuvo un impacto directo en el precio de los productos básicos, aumentados hasta tres veces en algunos casos. Un descalabro para el país más pobre del continente.
Ante este panorama, Moïse anunció también que no participará de la Asamblea General de Naciones Unidas en Estados Unidos, donde se afinarán los últimos aspectos de la nueva misión de paz que operará en Haití desde el próximo 16 de octubre. La MINUJUTUSH será reemplazada por la BINUH, un nuevo nudo para la misma atadura: el objetivo menester sigue siendo la intervención imperialista en la isla para salvaguardar los intereses geopolíticos del imperialismo en el Caribe.
Que viva la lucha del pueblo haitiano.

Álvaro Chust

La pobreza explota y Stanley y Sica fingen demencia

El Indec puso en cifras la masacre social del FMI, mientras Macri y Alberto Fernández prometen honrar los compromisos.

Los índices de pobreza e indigencia correspondientes al primer semestre, publicados hoy por el Indec, muestran la masacre social a la que han llevado las políticas de ajuste acordadas con el FMI. La pobreza subió 8,1 puntos en el último año, llegando a abarcar en junio/julio al 35,4% de la población: casi 16 millones de personas. De estas, 3,4 millones (un 7,7% de la población) en la indigencia. La demolición alcanza con particular dureza a las mujeres y a los niños y adolescentes –la pobreza en este último grupo alcanza el 52%.
Frente a este escenario, los ministros Carolina Stanley (Desarrollo Social) y Dante Sica brindaron una conferencia de prensa vergonzosa, en la que no anunciaron literalmente nada ni ofrecieron respuesta alguna a los interrogantes de los periodistas.
Los funcionarios buscaron diluir la responsabilidad de esta miseria en “las situaciones económicas (sic) que vienen sufriendo las familias”, como si fuesen algo disociado de las políticas de ajuste del gobierno de turno y sus cómplices en el parlamento y los gobiernos provinciales. Pero la causa fundamental de este acrecentamiento de la miseria responde a la destrucción salarial, resultante de paritarias a la baja promovidas por el Ejecutivo y rubricadas por la burocracia sindical; y al ascenso imparable de la desocupación, subocupación y precarización laboral, en la medida en que los capitalistas vuelcan, con el respaldo de su gobierno, la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, mediante despidos, suspensiones y convenios a la baja. El Estado da la pauta, con el achique de las plantas y el escalonamiento de los salarios (¡Chubut!).
Stanley no le rehuyó a los papelones cuando, consultada por si tenían previstas medidas extraordinarias a partir del conocimiento de estos números, señaló que “estos índices responden al primer semestre de 2019” y, en la medida en que habían tomado algunas medidas asistenciales durante este año, “no hay hoy una medida concreta”. Es evidente para cualquier hijo de vecino que la inflación derivada del golpe devaluatorio de agosto se llevó puestos los escuálidos incrementos en la Asignación Universal por Hijo y las medidas de emergencia poselectorales –IVA, bonos que ahora salen en cuotas- y que el informe sobre el segundo semestre será peor que el primero.
Tengamos en cuenta también que el primer semestre quedó muy lejos. La devaluación post paso dejo mucho más que 35,4% de pobres y 7,7% de indigentes. Y todavía algunos piden dólar más alto
La ministra machacó en la idea de que “más allá de la pobreza por ingresos, hay medidas de fondo que venimos trabajando y permiten reducir la pobreza estructural y para siempre (…) cloacas, asfalto y transporte, todo lo que hace a las posibilidades de que las familias vivan mejor, con todos los servicios”. La mentira no podría ser mayor. Cifras del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) de meses atrás mostraban que los niños en estado de pobreza estructural –que “no tienen ingresos suficientes para vivir, están mal alimentados, duermen en casas sin agua potable o cloacas, tienen problemas para acceder a la educación y escaso nivel de atención sanitaria”– ascendieron de 37,1% en 2017 a 41,2% en 2018 (y que el 63,4% estaba privado de al menos un derecho) (Infobae, 29/4). En materia de “vivir con todos los servicios”, los tarifazos han llevado a masivas desconexiones de las familias a las redes de gas natural y hasta a la introducción de medidores prepagos de la electricidad.
Macri prometió pobreza 0 pero se va a ir con casi 40%. Es el resultado de haberle entregado el país al FMI. La pobreza no va a bajar si seguimos siendo una colonia del capital financiero.
La ministra celebró a su vez la “desintermediación” en la entrega de planes sociales, cuando no ha cesado de reforzar el manejo discrecional de estos con el Triunvirato Cayetano, y de negar la reapertura y el aumento de programas reclamado por el movimiento piquetero independiente.
Sica, por su parte, se “lamentó” por el no avance del proyecto de “blanqueo laboral” oficialista, ocultando que el objetivo del mismo era bloquear los juicios por fraude laboral, reventar las indemnizaciones y facilitar los despidos y la flexibilización, algo que viene ocurriendo por la vía de los hechos y que se procura profundizar en los planes de reforma laboral que comparten el macrismo y los Fernández-Fernández, en distintos formatos.
Desde ya, no faltaron los recuerdos de “desaceleraciones” de la crisis (un término repetidamente de uso, del mismo diccionario que el “reperfilamiento”).
El bochorno de la conferencia oficial pinta de cuerpo entero la debacle del gobierno.
La situación acuciante de la pobreza y la indigencia no tiene salida de la mano de los acuerdos con el FMI, que tanto Macri como Alberto Fernández han prometido respetar y que preparan mayores ajustes. Es preciso ganar las calles por el salario, el trabajo y todas las reivindicaciones populares, por la ruptura con el Fondo y una salida de los trabajadores a la crisis nacional.

Tomás Eps

Los argentinos y el anticapitalismo



La coyuntura política está en una especie de impasse con un Gobierno en retirada que pega los últimos manotazos de ahogado y una virtual administración entrante que está muy preocupada por dar señales de gobernabilidad. Los próximos domingos tendrán lugar los debates de candidatos a presidente y, quizá, surjan discusiones para abordar. Mientras tanto, es una buena oportunidad para hablar de una cuestión más general.
El diario Ámbito Financiero publicó hace unos días un artículo titulado “La contradicción argentina”, firmado por Iván Carrino. Este hombre se quejaba de la mentalidad promedio de los argentinos que están entre los más “anticapitalistas” de la región. El autor de la nota es un economista, evidentemente, ultraneoliberal. Uno de sus últimos tuits de ayer tarde contiene la famosa sentencia de Nicolás Avellaneda que dijo: "La República puede estar dividida hondamente pero tiene un honor y un crédito... 2 millones de argentinos economizarán hasta sobre su hambre para responder a los compromisos de nuestra fe pública en los mercados extranjeros". A todas luces, muy de izquierda no es.
Para argumentar esta cuestión de la mentalidad de los argentinos cita una encuesta realizada por el profesor Carlos Newland de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas, una institución educativa de nuestro país.
- En ese estudio, Newland mide el apoyo al sistema de mercado tomando como referencia la “Encuesta Mundial de Valores” y extrayendo de allí tres afirmaciones clave que los encuestados tienen que valorar. Tienen que ponerle un puntaje que va de 1 a 10.
Las proposiciones son:
1) La riqueza genera crecimiento para todos.
2) La competencia empresarial es buena.
3) Debe incrementarse el rol del sector privado a costa del sector público.
Los encuestados en nuestro país le otorgaron puntajes muy bajos a esos principios o valores, el promedio dio 3.6.
Este trabajo es congruente con uno que realizaron en común hace un par de años Flacso e Ibarómetro y era sobre las orientaciones ideológicas de los argentinos: una mayoría se manifestaba a favor de una intervención activa del Estado en la economía (61,8 %), prefería las alianzas con los países de la región antes que con las potencias del primer mundo (53,6) y aseguraba que la búsqueda de la igualdad debe ser, más que de la libertad, el principal objetivo de un Gobierno.
Por esa misma época, se realizó también una encuesta de Management & Fit, donde se medía la imagen de los empresarios entre la población y quedaba constatado que, en tiempos de crisis, su imagen acompaña la caída en la consideración popular que sufre la casta política. Eso llevó al editorialista del diario La Nación, Carlos Pagni, a escribir un pequeño artículo cuyo título era “Los argentinos versus el capitalismo”.
Estos índices muestran una crisis de la ideología neoliberal, luego de décadas en las que ese paradigma provocó desastres económicos y sociales en el mundo. Y es muy probable que se haya reforzado en nuestro país luego de cuatro años de una administración claramente pro-empresaria contra la que se pronunció con fuerza gran parte de la sociedad en las últimas elecciones.
Seguramente, es un poco exagerado catalogar a esa ideología promedio como radicalmente “anticapitalista”, eso debe responder más al temor o la exageración liberal, pero algo de verdad encierra.
Con sus ambivalencias muestran que hay un fuerte rechazo a algunos principios básicos del capitalismo. También van en ese sentido los planteos que hacen los “Jóvenes por el Clima” que, a diferencia de otros movimientos ecologistas del pasado, tienden a unir y la lucha ambiental con la perspectiva anticapitalista.
Estos síntomas demuestran que es falaz el argumento que esgrimen aquellos que dicen que hay que moderarse porque hay una “hegemonía” neoliberal reinante, que la gente no quiere cuestionar el sistema de conjunto y que hay que resignarse a lo que hay. Evidentemente esas posiciones están motorizadas más por deseos o intereses propios antes que por un “reflejo” de lo que piensa la sociedad.
A veces la derecha percibe con más claridad cosas como que: pulsiones o reflejos -más o menos espontáneos (que no dejan de ser la forma embrionaria de lo consciente)- para cuestionar al capitalismo sobran, lo que falta es voluntad política para luchar contra él.

Fernando Rosso
@RossoFer
Domingo 29 de septiembre | 23:30

Extractivismo: ficciones del “modelo” de Alberto Fernández

Vaca Muerta y minería, los motores con que sueña el equipo económico albertista para conseguir dólares. Especialistas le bajan la fiebre. Reestructuración de la deuda sin quita y con mucho ajuste.

Este viernes concluyó la semana de la tercera huelga global por la crisis climática. Durante una semana millones de jóvenes salieron a las calles para denunciar el envenenamiento del planeta por parte de las grandes multinacionales. Hubo movilizaciones en todo el mundo, incluidos varios puntos de nuestro país, entre ellos la Ciudad de Buenos Aires.
En la city porteña, a pocas cuadras de donde se desarrolló la movilización en Buenos Aires, a nadie le preocupa el cambio climático: el mismo viernes, aún en medio de la crisis económica que atraviesa el país, las acciones de las empresas energéticas exhibieron un alza en su cotización, lo cual empujó a la bolsa hacia arriba.
Los motivos tal vez haya que rastrearlos en los mensajes que los referentes económicos de Alberto Fernández hacen llegar al mundo empresario. El mensaje más reciente de Guillermo Nielsen consiste en una promesa de garantizar los negocios petroleros a través de una ley que se vote en el Congreso. El objetivo: seguir fracturando Vaca Muerta.
Matías Kulfas –otro de los voceros económicos de Fernández– expresó en varias exposiciones públicas la idea de apostar a Vaca Muerta y a la megaminería como fuentes de divisas. ¿Para que los argentinos vivan mejor? ¿Para lograr un cambio en la estructura económica con mayor industrialización? No necesariamente. El fin más urgente es obtener dólares para pagar la deuda pública.
Kulfas, que construyó su carrera profesional como un industrialista, devino en un propagandista de un “modelo” que comprende primarización económica, daño al medio ambiente y mayor extranjerización. Están actuando pragmáticamente y viendo cómo apagan el fuego, señalan quienes conocen de cerca al futuro equipo económico.

Los números no cierran

En el equipo económico de Fernández dicen que se proponen el objetivo de duplicar el nivel de las exportaciones actuales del país, alcanzando unos U$S 50 mil millones de ventas externas extras hacia 2023: unos U$S 40 mil millones adicionales aportarían los hidrocarburos (petróleo y gas) y otros U$S 10 mil millones los minerales.
Ideas de Izquierda conversó con dos especialistas: uno dedicado al estudio del sector hidrocarburífero y la otra una analista con larga trayectoria en la investigación de la cadena de valor minera. Para evitar su exposición profesional, se optó por mantener en reserva su identidad a los fines de este artículo.
No hay dudas que Vaca Muerta es uno de los escasos nichos económicos donde efectivamente hubo inversiones. Y es probable que se sigan desarrollando. No obstante, en cuanto a la producción de hidrocarburos, el analista indicó que las proyecciones volcadas en el informe titulado “Escenarios Energéticos 2030”, realizadas en diciembre de 2017 por el entonces Ministerio de Energía y Minería (actualmente reducido a Secretaría), no están en sintonía con la visión optimista de lograr exportaciones adicionales por U$S 40 mil millones hacia 2023.
Para el caso del gas, fundamentalmente no convencional de Vaca Muerta, el estudio de Energía y Minería comprende varios supuestos: “Se trabajó bajo la premisa de que se generarán condiciones favorables para el crecimiento de la inversión, desarrollo de la logística e infraestructura necesaria, mejora de la eficiencia y de los tiempos de los procesos de perforación (y por ende reducción de los costos por pozo) y a su vez un uso de tecnología más avanzada, principalmente vinculado a la actividad no convencional”, señala el informe de Energía y Minería.
Bajo estos supuestos, hasta 2030 la producción de gas podría crecer a una tasa de entre 2,5 % anual en el peor escenario o 3,5 % en el mejor. Por su parte, la producción de petróleo crecería entre 1,8 % y 2,5 % anual en el mejor de los escenarios. El especialista consultado señaló que incluso las proyecciones planteadas en ese informe resultan algo optimistas. Pero aún considerando que se cumplen a rajatabla, se observa un contraste importante con lo planteado por el equipo económico de Fernández en cuanto a manantial de divisas.
Las exportaciones de hidrocarburos entre 2005 y 2018 promediaron U$S 5.759 millones, de modo que para alcanzar los U$S 40 mil millones deberían aumentar a un ritmo de 62 % anual en los próximos cuatro años. Un milagro que no se consigue en estas tierras. Algunos actores del sector plantean objetivos más discretos, tal como alcanzar exportaciones de U$S 20 mil millones, lo cual también llevaría varios años. Quienes siguen de cerca la evolución de Vaca Muerta indican que, en las condiciones actuales, es un negocio de unos U$S 7 mil millones anuales. Y que para lograr esos U$S 40 mil millones extras -bajo el supuesto que fueran mitad de petróleo y mitad de gas- se requiere un aumento de 400 % en la extracción de gas y de 900 % en la de petróleo.
Un informe del Ministerio de Hacienda del año 2018 indica que YPF lideró la producción en Vaca Muerta logrando la reducción de los costos de perforación en un 50 %. En los años recientes, también sobresale la evolución de Tecpetrol de Techint. Las empresas que lideraron el proceso inversor lo hicieron alimentadas por los subsidios estatales, que bajo la lupa del FMI no será fácil sostener, o al menos seguir expandiendo. Recientemente han aparecido otros inconvenientes con el congelamiento de las tarifas energéticas y las naftas. El Gobierno trató de salir de esa "encrucijada" autorizando un aumento que es considerado insuficiente por las empresas petroleras.
Mauricio Macri hizo su aporte a la causa extractivista con el convenio de trabajo flexibilizador, bajo el cual se produjeron ocho muertes obreras en la Cuenca Neuquina. Pero el impulso original a Vaca Muerta lo dio Cristina Fernández con el acuerdo secreto entre Chevron e YPF, aprobado, represión mediante, en la legislatura neuquina. La develación de ese acuerdo dejó expuesto un complejo entramado de empresas "off shore" localizadas en paraísos fiscales para que la empresa yanqui pueda extraer ganancias casi sin control.
Un mes previo a establecer el acuerdo con Chevron, Cristina Fernández firmó el Decreto 929/2013 a medida de la petrolera yanqui. Se trata “Régimen de promoción” de la inversión en hidrocarburos, que entre otras cosas establece "el derecho a comercializar libremente en el mercado externo el veinte por ciento (20%) de la producción de hidrocarburos líquidos y gaseosos producidos en dichos Proyectos, con una alícuota del cero por ciento (0%) de derechos de exportación".
Al año siguiente, en el 2014, el Congreso votaría la Ley 27.007, en la que se generalizan los beneficios otorgados a Chevron e incorpora otros nuevos. Esa ley mantiene en un 12% las regalías y permite que se reduzcan a un 5%. Los litigios en caso de conflicto se resuelven en tribunales internacionales, en los centros financieros imperialistas.
Una ley, como la que indican los trascendidos que impulsaría Alberto Fernández ¿qué tipo de concesiones leoninas adicionales realizará al capital extranjero?
La idea del fracking contaminante no reconoce grietas, por lo cual es muy probable que se sostenga la dinámica de intenso crecimiento. La producción de los pozos al principio de la explotación es generosa, pero a medida que se desarrolla la extracción va reduciendo drásticamente el rendimiento lo cual requiere fracturas cada vez mayores: queda todo agujereado. ¿Cual será el costo ambiental que dejará en la Cuenca Neuquina? Seguramente, enorme.

Megacontaminación

Sobre la megaminería aparecen muchas más dudas que certezas. La especialista consultada destacó que cualquier proyecto minero comprende pensar en el mediano y largo plazo, en tanto poner en actividad una mina lleva entre tres y seis años. En la actualidad, no existe ningún proyecto nuevo que haya superado su etapa de factibilidad (es decir, en el mejor de los casos, están muy en el inicio).
Incluso, Bajo La Alumbrera en Catamarca, el mayor proyecto minero de la historia argentina, agotó su ciclo vital este año. En el camino dejó derrames contaminantes por pérdidas en su mineraloducto sin que quede claro si alguien va a pagar por los pasivos ambientales. De un máximo de casi 2.000 empleos en la minería metalífera catamarqueña en 2013, en la actualidad quedan menos de 200 puestos.
La analista indicó que para incrementar sustancialmente las exportaciones es necesario avanzar en la cadena de valor, como lo hace, por ejemplo, Australia, que desarrolló servicios mineros y software para la actividad. No es lo que ocurre en nuestro país, donde los escasos proyectos en marcha están en manos de multinacionales que mayormente exportan los minerales extraídos prácticamente sin agregación de valor.
Al igual que las proyecciones hidrocarburíferas, los números que hace el equipo de Fernández sobre las futuras exportaciones mineras no cierran. Argentina logró un máximo de casi U$S 5 mil millones de ventas externas en 2011 y 2012, cuando los precios estaban por el cielo. Si en 2019 se alcanzara un nivel de exportaciones de acuerdo al promedio del período 2005-2018 –que se ubicó en U$S 3.379 millones–, para lograr el objetivo de ventas externas de U$S 10 mil millones debería producirse un crecimiento a una tasa anual acumulativa del 31 % desde 2020 a 2023.
La especialista en minería advirtió que sería raro que Argentina alcance rápidamente un cuarto de las exportaciones de Chile, que tiene una gran tradición minera y realizó en varios años ventas externas por encima de los U$S 40 mil millones. Codelco, la principal empresa minera chilena, es estatal. Paradojas de la vida: no obstante muchas empresas extranjeras actúan en Chile, el país modelo para los liberales argentinos tiene como motor una empresa pública que realiza gran parte de la inversión minera y cumple un rol central en el agregado de valor dentro de sus fronteras, indicó la especialista.
Existen otros “detalles”. El actual no es un momento de auge de la minería mundial, como lo fue hasta 2012, gracias a la tracción de los altos precios de las materias primas. No solo eso, con el impulso de la agenda ambientalista cualquier proyecto enfrentará límites para obtener la licencia social. Los derrames de la Barrick Gold en Veladero y Pascua Lama están guardados en la memoria.

Así cierra

Los últimos datos del Ministerio de Hacienda indican que los compromisos de deuda (intereses más capital) para el período 2020-2023 promedian los U$S 51 mil millones –“curiosamemente” un número similar a las exportaciones extras que proyectan en el futuro equipo económico–.
Pero, como se mencionó, las proyecciones del albertismo son afiebradas. En las condiciones actuales, en todo caso mayores exportaciones hidrocarburíferas permitirán aliviar levemente la escasez estructural de dólares, pero resultarán insuficientes para abordar el pago de una deuda imposible de pagar. Por eso, ya se barajan todo tipo de apuestas sobre las características de la futura reestructuración.
En la suba de la bolsa porteña de este viernes, además de la mejora en la cotización de las compañías energéticas, impactaron las declaraciones de Alberto Fernández en la neoliberal Fundación Mediterránea: allí confesó que se encuentra en conversaciones con los buitres acreedores para realizar una reestructuración de deuda a la uruguaya.
¿De qué se trata? De un canje de bonos sin quita de capital ni intereses, pero con extensión de los plazos. Significa patear la pelota hacia adelante. El exministro de Economía uruguayo, Isaac Alfie, en declaraciones a Bae Negocios indicó que “nuestra reestructuración es cierto que compró tiempo pero a la vez se hicieron una gran cantidad de reformas estructurales". ¿Cuáles fueron? Apertura comercial, acuerdos de inversión con Estados Unidos y México, políticas de cielos abiertos y baja en la presión impositiva.
No solo eso, también “se realizó una política fiscal y monetaria muy ortodoxa. La inflación se redujo de 25 % a 2 % en dos años. El déficit fiscal, que era de 4 % del PBI, se redujo, mientras que el gasto público se disminuyó entre 4 % y 5 % en tres años”, señaló Alfie. ¿Alberto se aproxima al precipicio de tomar parte del programa de Macri? Esperar y ver.

Pablo Anino

Greta, los efectos y sus causas



La conmovedora defensa del medio ambiente y la denuncia de los estragos producidos por el cambio climático hecha por Greta Thunberg así como su durísima crítica a la dirigencia política mundial, esa que por su ineptitud, inconsciencia o corrupción ha defraudado a los niños y jóvenes al dejar como herencia un medio ambiente contaminado, semidestruido (y, para muchas especies, invivible), adquirió en tiempos recientes una resonancia verdaderamente excepcional. Esto provocó la respuesta o la repulsa de personajes tan siniestros como Donald Trump o Jair Bolsonaro, para mencionar apenas a los más notorios, así como de otros bufones y paniaguados de la derecha y el imperialismo cuyo oficio es reproducir las barbaridades de sus jefes y alabarlos sin cesar. Pero las burlas y los sarcasmos de aquellos homínidos lejos de desmerecer la crítica de la jovencita sueca no hicieron sino ratificar la verdad y la justicia de la causa que Greta defiende con tanto ardor.
Claro está que sus planteamientos serían mucho más sólidos si tomaran en cuenta lo que una vez sentenciara Chico Mendes -el recolector de caucho, ambientalista y sindicalista brasileño asesinado en 1988 por quienes hoy incendian la Amazonía- cuando dijo que “la ecología sin lucha social, es solo jardinería.” En otras palabras, la defensa del medio ambiente y la denuncia del cambio climático y sus estragos requiere atacar las causas del holocausto ecológico en marcha. El origen de esta tragedia no puede atribuirse a “los hombres” o al “género humano” y su maldad o inconsciencia sino que se encuentra en la esencia misma del capitalismo, un régimen de producción que incesante e inexorablemente trata a mujeres, hombres y la naturaleza como simples mercancías sólo merecedoras de ser cuidadas y preservadas en la medida en que sean fuentes de ganancias. Por consiguiente, sería importantísimo que los jóvenes que se nuclean tras el liderazgo de Greta sepan que su lucha estará destinada al fracaso en la medida en que se limiten a combatir los efectos predatorios del capitalismo en el medio ambiente (y en la sociedad) y no se lancen, con el mismo ardor, a luchar contra el origen o las causas del desastre ambiental que no es otro que el capitalismo. Mientras este subsista, mientras la dinámica de la acumulación siga su carrera hacia el abismo y la barbarie, el deterioro ecológico seguirá su marcha hasta su cataclísmico final. Por eso hay que acabar con el capitalismo antes de que éste haga lo propio con la naturaleza y la humanidad. Ojalá Greta y los millones de jóvenes que la siguen en todo el mundo comprendan este mensaje.

Atilio Borón

Lo que Uribe niega

Uribe niega su pasado, él y sus seguidores niegan la historia y la memoria para que Colombia no salga de la guerra .

Cuando faltan 2 semanas para que el expresidente Uribe comparezca ante las Cortes para responder por sus deudas con la justicia, crece el cúmulo de negaciones que hacen él y sus seguidores.
La semana anterior en el debate público con el ex paramilitar Sierra, uno de sus antiguos subordinados, Uribe niega que se asocio con él para delinquir.
Lo mismo hace Acevedo su designado para dirigir el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), cuando dice que el anterior informe ¡Basta Ya! del CNMH es unilateral, porque fue elaborado por un “pequeño grupo de intelectuales que no representan el amplio espectro de investigadores nacionales”.
Es una buena paradoja la que formula Acevedo al decir que él si va a representar la memoria de los 8 millones de víctimas que deja hasta ahora el conflicto interno, cuando su jefe político encabeza la lista de los victimarios.
Sólo basta con imaginar cuáles temas de investigación histórica seleccionará Acevedo como Director del CNMH, decisión que es de su exclusiva competencia.
Hasta aquí las negaciones son leves, porque se desprenden de un tronco negacionista de suma gravedad, ya que Uribe sigue obsesionado en sostener que en Colombia no existe conflicto interno, que las guerrillas revolucionarias no existen, y que por tanto no es necesario emprender un camino de solución política; con lo que el único camino que le deja al país es el de la guerra perpetua de Trump.
La rama más letal del negacionisno es aquella que dice que los líderes sociales y opositores de la izquierda legal por ser “afines ideológicamente a la subversión”, también son un blanco legítimo de la guerra contrainsurgente; asimilación con la que borra el Principio de Distinción entre combatientes y no combatientes, sobre el que está construido el Derecho Internacional Humanitario (DIH).
La última rama que le brotó al árbol del negacionismo es la del Plan 002811 de las Fuerzas Militares que les ordena elaborar una narrativa propia del conflicto armado, que al decir del anterior Director del CNMH, “convierte de un plumazo en víctimas a una de las partes de la guerra”.
Revisando el estado de la estrategia negacionista de Uribe quedan evidentes sus propósitos: demostrar que él no tiene deudas con la justicia, que las Fuerzas Armadas y sus paramilitares de extrema derecha actúan legítimamente en defensa de las instituciones, y que el exterminio de líderes sociales apenas es un daño colateral de la guerra contrainsurgente.
Un observador agudo de la realidad colombiana, el maestro del periodismo Javier Darío Restrepo afirma que:
“Los que tienen mucho que ocultar se protegen detrás de los muros del secreto, a los criminales les convienen los olvidos y los desnuda la memoria”
Queda en manos de las mayorías nacionales no dejar torcer la historia y proseguir la lucha por la verdad y la memoria, como base indispensable para que haya justicia, reparación y garantías de no repetición para las víctimas.

COCE-ELN

domingo, septiembre 29, 2019

Trump analiza expulsar a las empresas chinas de las Bolsas estadounidenses



El presidente de Estados Unidos estudia limitar las inversiones en China. Las acciones de Alibaba y Baidu cayeron un 5 % y un 4 %, respectivamente.

Donald Trump estudia expulsar a todas las empresas chinas de las Bolsas de valores de Estados Unidos. La medida sería parte de un paquete más amplio que podría impulsar la Casa Blanca para limitar las inversiones norteamericanas en China, según publicó la agencia Bloomberg.
Según informaron fuentes cercanas a la Casa Blanca, el estudio está en su fase preliminar y aún no tiene fechas de aplicación. La medida tendría fuerte repercusiones. Más de 150 empresas del gigante asiático cotizan en Wall Street, con un valor conjunto mayor al billón de dólares. Las empresa más importante es el gigante chino de comercio electrónico Alibaba, que en la actualidad se valora por encima de los U$S 400.000 millones.
Trump también estaría analizando disminuir la exposición de los fondos de pensiones al mercado chino en un intento de obstaculizar el flujo de capitales.
Los rumores de las medidas se dieron a conocer justo en el día que se confirmó que ambos países reanudarán las negociaciones en materia comercial en 10 de octubre. Puede tratarse de una nueva amenaza de Trump, golpear para negociar.
El jueves, China expresó la disposición de comprar una mayor cantidad de bienes de Estados Unidos después de que Washington excluyera de aranceles a ciertos productos del gigante asiático.
Las acciones de la empresa Alibaba cayeron un 5 % en la Bolsa de Nueva York luego de conocerse esta información. En el caso de JD.com, las bajas fueron del 6 % en el Nasdaq. En el caso del Dow Jones y el SP 500, los descensos rondaron el 0,25 % y el 0,55 %, respectivamente.

LID
Sábado 28 de septiembre

La Internacional de Karl Marx



El 28 de septiembre de 1864 se fundó la Asociación Internacional de Trabajadores, conocida como la Primera Internacional. El movimiento obrero daba sus primeros pasos de organización mundial para derrotar los planes de la burguesía que sólo significaban miseria para las mayorías. Los mismos objetivos de aquellos obreros, hoy continúan vigentes.

La Revolución Industrial marchaba a todo vapor. El Capitalismo se extendía por el mundo y con él la clase obrera.
Inglaterra, cuna de la industria, el país más avanzado del siglo XIX, fue el lugar donde primero comenzaron a manifestarse y desarrollarse los antagonismos de clase modernos, la lucha de clases entre burgueses y proletarios. Cerca de 1840, el Movimiento Cartista [1] se consagraba como la primer movilización política de los trabajadores como clase.
Al calor de esas primeras demostraciones de la clase obrera europea, Carlos Marx y Federico Engels escribían el Manifiesto Comunista por encargo de la Liga de los Comunistas, que saldría en 1848, donde pronosticaban que el espectro del comunismo recorría el viejo continente ya que los objetivos de los obreros eran comunes y, por eso mismo, que la lucha de clases era nacional en su forma pero que tenía un contenido internacional.
También en Inglaterra, al calor de las primeras huelgas de finales de la siguiente década, la clase obrera se organizó por primera vez en trade-unions (sindicatos), tomando en sus manos tanto demandas sindicales como políticas de los trabajadores. Y fue en este país donde el proletariado antes tuvo un sentido de solidaridad internacional y tuvo la necesidad de luchar contra el capitalismo basándose en esa solidaridad.

De la solidaridad entre obreros de distintos países a una organización internacional

En el marco de la crisis económica europea que había estallado en 1846, el Manifiesto adelantaba lo que se conoció como “la primavera de los pueblos” [2]. En 1848 la revolución se extendió por gran parte de los países del continente europeo, pero fueron derrotadas. Luego de estas oleadas, el capitalismo tuvo un importante desarrollo durante la década de 1850, provocando inmovilismo y depresión en el movimiento obrero. Fenómenos políticos enormes conmovían a la clase trabajadora.
Además de la gran crisis económica de 1857, Estados Unidos se encontraba inmerso en una guerra civil (1861-1865) donde los capitalistas del Sur del país luchaban contra el Norte para que se mantuviese la esclavitud. La causa de la liberación de los esclavos despertaba la solidaridad internacional de los trabajadores de Europa. En Francia se obtuvieron conquistas económicas y políticas, como poder votar en las elecciones y el rechazo de las leyes que prohibían las organizaciones sindicales. En Inglaterra, el derecho a sindicalizarse se había obtenido en 1825, pero las masas no tenían derecho a votar. A su vez, el desarrollo del capitalismo en el continente europeo había creado una competencia peligrosa para los obreros ingleses en forma de trabajo sobreexplotado y la burguesía británica amenazaba con importar fuerza de trabajo de otros países. Estas circunstancias hicieron manifiesta la necesidad de la lucha y organización a nivel internacional. En 1863 las trade-unions de Inglaterra harían un llamamiento a sus hermanos de clase de otras naciones para organizarse contra esta competencia entre obreros que quería imponerle la burguesía.
Pero además de la lucha de clases a escala internacional, fueron también las propias condiciones económicas y políticas del capitalismo, el carácter mundial de la economía y el desarrollo de las fuerzas productivas las que abonaron el terreno para el internacionalismo de la clase obrera. El proletariado luchó contra el capitalismo desde que nació como clase social hace más de doscientos años. La Primera Internacional será la culminación organizativa de ese período inicial de lucha y resistencia contra las condiciones de explotación capitalista.
Ese despertar de la clase obrera inglesa y francesa revivió la idea del internacionalismo. Un 28 de septiembre de 1864, en Londres, se reunían en el St. Martin’s Hall los representantes de obreros franceses e ingleses. Pero a dicha convocatoria, también concurrieron obreros alemanes, belgas, polacos, italianos y suizos. Así se fundaba la Asociación Internacional de Trabajadores, más conocida como la Primera Internacional. Marx fue el encargado de escribir el Manifiesto Inaugural, que al igual que en el Manifiesto Comunista hace una aguda denuncia al capitalismo y deja delineadas los objetivos de la clase obrera. Si bien no fue el fundador de la Primera Internacional, rápidamente se transformó en su principal dirigente y organizador. No era producto de la casualidad. Junto con Engels, ya eran veteranos revolucionarios y en el exilio habían cultivado una estrecha relación con los círculos obreros de Londres. Además, sus tesis expresaban las conclusiones más avanzadas del movimiento obrero de la época y se imponía a otras corrientes luego superadas por la misma experiencia histórica, como los socialistas utópicos, los sindicalistas ingleses, los anarquistas, entre otras.
En el discurso inaugural, Marx parte del hecho fundamental del desarrollo político de la lucha de clases, que no empieza con frases generales, con objetivos elevados, sino con los hechos que caracterizan la situación de la clase obrera. Plantea que entre los años 1848 y 1864, a pesar del desarrollo industrial y comercial, la miseria de las masas obreras no había disminuido. Basándose en los documentos de las comisiones parlamentarias, demuestra que la mayoría de los trabajadores se alimenta de forma insuficiente y sufre enfermedades producto de la miseria, mientras la burguesía incrementa sus riquezas insaciablemente. Remarca también que en esos años los trabajadores han obtenido importantes conquistas. La ley de la jornada de diez horas producto de la lucha del proletariado inglés. Además de las fábricas cooperativas, que demostraron en la práctica que los trabajadores pueden organizar la producción y sus intercambios sin necesidad de empresarios. Sin embargo, mientras la sociedad se mantenga sobre las mismas bases, los antagonismos de clases continuarán agudizándose. Por ello Marx deja claro en este texto que la gran tarea de los trabajadores es tomar el poder político. Los obreros “poseen un elemento para el éxito, su número. Pero el número pesa en la balanza sólo cuando está unido en una organización y dirigido hacia un fin consiente”. [3]

“¡Proletarios de todos los países, uníos!”

Con este grito profundamente internacionalista culmina el Manifiesto Inaugural, al igual que 16 años antes había sonado en el Manifiesto Comunista.
Si bien el movimiento obrero surge y se desarrolla dentro de cada nación, si quiere triunfar, no puede quedar restringido dentro sus fronteras. Una vez que se organiza tiende, por necesidad, a forjar lazos internacionales. Así como los gobiernos burgueses establecen relaciones internacionales contra los trabajadores, estos en contraposición para defenderse estrechan vínculos con sus hermanos de clase de otras tierras.
El internacionalismo es una necesidad estratégica, ignorar la solidaridad y organización que debe existir entre los trabajadores de todos los países, termina llevando a un fracaso general de todos los esfuerzos. El movimiento obrero tiene que seguir con atención la política exterior. La liberación de la clase obrera no puede realizarse si las clases que dirigen la política exterior aprovechan los prejuicios nacionales para enfrentar a los obreros de los distintos países, derramar la sangre de los pueblos en las guerras y despilfarrar sus riquezas. Marx aseguraba en el Manifiesto Inaugural que: “No ha sido la prudencia de las clases dominantes, sino la heroica resistencia de la clase obrera de Inglaterra a la criminal locura de aquéllas, la que ha evitado a la Europa Occidental el verse precipitada a una infame cruzada para perpetuar y propagar la esclavitud más allá del océano Atlántico. La aprobación impúdica, la falsa simpatía o la indiferencia idiota con que las clases superiores de Europa han visto a Rusia apoderarse del baluarte montañoso del Cáucaso y asesinar a la heroica Polonia (…) han enseñado a los trabajadores el deber de iniciarse en los misterios de la política internacional, de vigilar la actividad diplomática de sus gobiernos respectivos, de combatirla, en caso necesario, por todos los medios de que dispongan; y cuando no se pueda impedir, unirse para lanzar una protesta común y reivindicar que las sencillas leyes de la moral y de la justicia, que deben presidir las relaciones entre los individuos, sean las leyes supremas de las relaciones entre las naciones. La lucha por una política exterior de este género forma parte de la lucha general por la emancipación de la clase obrera. ¡Proletarios de todos los países, uníos!”.
El capitalismo, en su voraz competencia, ha dado muestras notorias de su barbarie desde su propia existencia. No ha dudado en invadir territorios, llevar a cabo genocidios, dos guerras mundiales con sus campos de concentración y sus bombas atómicas. La llamada crisis de los inmigrantes africanos en Europa a la que se asiste en estos días, que genera odio por ver morir a miles y a millones de hombres, mujeres y niños huyendo de terribles sufrimientos, es el subproducto de los planes imperialistas y sus políticas de hambre, guerras y destrucción para las poblaciones de los países que supieron ser antiguas colonias.
Como en 1864, cuando en la primera etapa del proletariado industrial, los obreros más conscientes sacaban la conclusión de que el peor enemigo era el patriotismo; que había que unirse internacionalmente, dado que tenían los mismos objetivos que sus hermanos de clases de todo el mundo: la abolición de las condiciones existentes El marxismo ha demostrado que esto sólo es posible con la abolición del capitalismo. La clase obrera tiene una rica historia, que nos ha dejado importantes enseñanzas. La AIT fue la primera de cuatro internacionales que pusieron en pie grandes revolucionarios, que enfrentaron no sólo a los capitalistas sino también la traición en sus propias filas. Hoy, 155 años después, ese gran objetivo de refundar una internacional continúa vigente.

Emilio Salgado
Delegado ATE-INDEC @EmilioSalgadoQ
Jazmín Jimenez
Lic. en Sociología / @JazminesRoja
Sábado 28 de septiembre | 10:00

[1] Cartismo: Se inicia en Gran Bretaña en 1837. El Cartismo fue el primer gran movimiento político de los trabajadores, en su primera etapa del movimiento obrero. Su nombre viene de “la Carta del Pueblo”, que era el documento que sintetizaba su programa que exigía una serie de derechos políticos como el sufragio universal masculino (el sufragio universal femenino recién se conquistó por primera vez en con la Revolución Rusa de 1917), el voto secreto, la posibilidad que los obreros puedan ser candidatos, que los diputados cobren un salario para que todo trabajador pueda ejercer esta función, etc.
[2] Primavera de los pueblos: última oleada revolucionaria de “las revoluciones burguesas” contra la dominación aristocrática, que comenzó en Francia en febrero de 1848 y rápidamente se extendió a numerosas regiones de Alemania, a Hungría, Polonia, Italia y otros pueblos de Europa central. El proletariado, aunque al lado de la burguesía que peleaba por la República y después lo traicionaría, aparece con grados avanzados de organización en estos procesos.
[3] Marx, Karl, Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores

Esa vieja tradición nacional llamada izquierda



El tiempo y la distancia. El pasado y el presente. Buenos Aires, 1919; New York, 1932; México, 1938; Buenos Aires, 2017. Cuatro historias y una revolución, la más grande de todos los tiempos.
Tras más de 3 años de trabajo, Violeta Bruck y Javier Gabino nos presentan La Internacional del fin del mundo, un extenso y hermoso recorrido por las trayectorias de Pedro Milesi, Mika Etchebéhère, Mateo Fossa y Liborio Justo. De fondo, el rugido eterno de la lucha de clases.

Un motor siempre encendido

La historia, sentenció Marx, tiene un motor potente: la lucha de clases. En la Argentina del siglo XX, los bordes de la narrativa nacional se erigieron en las calles y sus manifestaciones, en las fábricas y sus huelgas, en los combates y sus barricadas.
La Internacional del fin del mundo nos invita a ese recorrido. Las cuatro trayectorias que nos presenta están unidas a uno de los hechos más vibrantes del siglo que pasó: la revolución rusa de 1917. A su manera, con sus palabras y sus acciones, Pedro, Mika, Mateo y Liborio son testigos y voceros de un tiempo donde las callen guían la mano de los cronistas.
Esos fantasmas son los que las clases dominantes pretenden conjurar, llamar al silencio, borrar. Ahí está la saña represiva del régimen dirigido por la oligarquía con olor a bosta, al decir de Sarmiento. Con las plazas y los parques porteños de fondo, la clase dominante descarga su furia contra quiénes rechazan su (nada) natural dominación.
Y entre esas calles cubiertas de barricadas encontramos a nuestros protagonistas. A quienes nos hablan desde un pasado que es, a la vez, presente y futuro. Como en un caleidoscopio, La Internacional del fin del mundo presenta a sus personajes confundidos en aquel universo que los rodea. Donde hay cuatro historias hay, en realidad, miles. O millones.
El lector o la lectora pueden despreocuparse. No hay, en las líneas que siguen, nada parecido al spoiler. Lo atrapante de La Internacional... está, y mucho, en quienes la protagonizan.

El viejo Pedro

Pedro Milesi es testigo de grandes gestas y movilizaciones obreras. Desde la Semana Trágica de 1919, pasando por el 17 de octubre de 1945, llegando a los convulsivos años 70, en la Córdoba del clasismo. Su huella, imborrable, está en los recuerdos de Susana Fiorito: “Él escribió toda su vida. Tenía unos dedos gordos de metalúrgico, de haber pavimentado calles. Tenía una máquina portátil. Y sin embargo, se las arreglaba”.
Confinado en el penal de Ushuaia, un infierno en el fin del mundo, el “viejo” se erige como educador de sus compañeros de lucha y presidio. “Comenzamos un curso sobre organización sindical, siguiendo con otro sobre el rol de la mujer obrera en las luchas revolucionarias. Días después, a pedido de los compañeros, dí un curso sobre materialismo histórico y economía política”, rememora en la voz de Susana.

Capitana y mujer, mujer y capitana

“La pasión que sentían por las revolución los llevó a irse a Europa”, dice Andrea D’Atri.
Mika e Hipólito huyeron de las comodidades de una vida tranquila en el sur argentino. Aquella pasión se había tejido en los años previos, al calor de la hoguera revolucionaria que ardía en el viejo continente. Hoguera que quemaba más allá de las fronteras rusas, con tizones regando el mundo entero, incluida la Argentina granero del mundo.
Su destino es la convulsionada Alemania. La fecha no tiene nada de anodina: finales de 1932. Hitler se encamina al poder. Poco después, en 1936, España les hace un llamado urgente. Se enlistan en las milicias del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Parten al frente, combaten. Hipólito es asesinado por las balas fascistas.
Mika se convierte en capitana. La única mujer capitana de aquella indómita revolución en tierras españolas.

El hombre que desafió a Roosevelt

El 1° de diciembre de 1936, ante el Congreso de la Nación y ante los ojos del mundo, Franklin Delano Roosevelt fue increpado por un joven de 34 años.
“Abajo el imperialismo”, grita Liborio Justo desde los balcones internos que dan al recinto. De pie, junto al líder de la mayor potencia mundial, está Agustín Pedro Justo, presidente de la nación... y su padre.
“Es un personaje muy fuera de serie”. Desde las entrañas de esa inmensidad arquitectónica que es el Palacio Barolo, Mónica Justo habla de su padre: “Hubiera tenido un lugar al lado del establishment, que es lo que le correspondía. Pero él eligió ser la oveja negra y enfrentar a todo el mundo”.
Aquella oveja negra, bajo múltiples pseudónimos, tejió una vasta obra. Los seis tomos de Nuestra patria vasalla constituyen un aporte sustancial a la comprensión de la historia nacional.

El carpintero que entrevistó a Trotsky

Buenos Aires, finales de 1935. Otra escala de viaje en el tiempo. “Se derrumba la patronal”, reza el encabezado de un boletín de huelga. La clase trabajadora hace sentir se fuerza. Los obreros de la construcción sacuden al país.
En ese torbellino de la lucha de clases, el nombre de Mateo Fossa gana un lugar destacado. Dirigente del gremio de los madereros, se convierte en activo impulsor de la solidaridad con los obreros en huelga. “Utilizar todos los medios al alcance, de tal manera que la huelga general penetre hasta el último rincón de la clase obrera”, reza el comunicado que Alicia Rojo lee ocho décadas más tarde.
La potencia de aquella gran huelga lo llevará a México. A miles de kilómetros de su país, conocerá al hombre más perseguido del planeta. El impacto personal se fundirá con el interés político. En aquel viaje, Mateo Fossa hará las veces de periodista y entrevistará a León Trotsky.

Continuidades

Ficción y realidad se entrecruzan en La Internacional… Se unen, amalgaman y multiplican. Sus protagonistas no viven solo en el pasado. Están aquí, ahora, en el presente de esta moderna Buenos Aires. Buceando entre viejas fotos, leyendo viejos diarios, subiendo en viejos ascensores.
En ese cruce de dimensiones, las calles son –una vez más– el campo de (múltiples) batallas. Las imágenes de un Congreso militarizado llegan a las retinas. Los pañuelos verdes invaden la pantalla. La clase trabajadora resiste, enfrenta despidos y represiones. Cae y se vuelve a levantar. El motor sigue encendido.
El guion de la historia se reescribe. Los protagonistas, con sus rostros cambiados, son los mismos. La izquierda está ahí, en las calles. Las banderas rojas flamean detrás de la densa cortina montada por los gases lacrimógenos. Jóvenes, estudiantes, mujeres y trabajadores combaten. Del otro lado, llueven balas de goma. De fondo, macizo, emerge el Congreso Nacional.
Pedro, Mika, Liborio y Mateo siguen allí. En cada bandera, en cada cántico, en cada hecho de resistencia y lucha.
La Internacional… nos presenta la Buenos Aires de dos comienzos de siglo: el XX y el XXI. Esa presentación está fuertemente documentada. Fotos, escritos, filmaciones, grabaciones. Todo está ahí para dar cuenta de los pasos que siguieron realmente los acontecimientos.
En el mismo registro, a lo largo de 90 minutos, nos encontramos con historiadores como Hernán Camarero, Roberto Pittaluga y Alicia Rojo; investigadoras militantes como Andrea D’Atri y Susana Fiorito. O con la misma Mónica Justo. Ellos y ellas también le ponen voz a la historia viva de la lucha de clases en nuestro país.

Eduardo Castilla

El autor de esta nota está muy lejos de ser un especialista en cine. Opina, reseña, como espectador y militante político. En ese marco, no puede más que recomendar La Internacional del fin del mundo, que se estrena en muy pocos días en el Cine Gaumont.
A los argumentos antes vertidos súmese una excelente presentación visual, que incluye, entre otras cosas, múltiples tomas áreas de Buenos Aires. Vista desde el cielo, la ciudad donde ardieron barricadas tiene una notoria belleza.
ESTRENO: 12 de septiembre, Cine Gaumont

Investigaciones sobre la corrupción menemista que involucran a Fernández



El candidato a presidente Alberto Fernández, cuando le hablan de corrupción, no duda en afirmar “nunca fui acusado en hechos de esta naturaleza”. El periodista Santiago O’Donnell desmiente esta afirmación, y saca a la luz viejas investigaciones.

Hace algunas semanas el periodista publicó una nota que tituló “Alberto Fernández y la mafia del INdeR”. Santiago O’Donnell dirige el sitio Medioextremo.com, allí publicó las principales denuncias que realizaron Roberto Guzmán -quien falleció en el 2004-, y que continuó el periodista Julio Nudler, ex jefe de Economía de Página/12, hasta que falleció en 2005.
O’Donnell sostiene que cada vez que escucha a Alberto Fernández decir que nunca fue acusado de corrupción, “no puedo dejar de pensar que es un hombre con suerte, ya que sus dos principales denunciantes están muertos”.
La historia de Alberto Fernández con la corrupción menemista, es denunciada tanto por Guzmán como por Nudler. Lo acusan, dice O’Donnell, “de ser el responsable político y jurídico de un saqueo, el saqueo que las empresas aseguradoras hicieron de las arcas del Estado, durante la larga década menemista, a través del Instituto del Reaseguro (INdeR), una caja estatal creada durante el segundo gobierno de Perón para asegurar a las aseguradoras. Y también, de que, a cambio de hacer la vista gorda en uno de los mayores desfalcos de la historia argentina, las aseguradoras y los bancos a las que pertenecen han financiado y apoyado desde entonces la ascendente carrera política del amplio favorito para suceder a Macri”.
Alberto Fernández fue titular de la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) durante la primera mitad del gobierno de Carlos Menem. En el cargo lo sucedió Claudio Moroni, un hombre de confianza de Fernández y número dos en la SSN.
Durante la gestión Fernández-Moroni, dice O’Donnell, “el INdeR era un barril sin fondo de pagos inflados por siniestros apenas comprobados, o ni siquiera, reconocen hoy prácticamente todos los actores con conocimiento del tema. Basta decir que desde el retorno de la democracia hasta entonces los montos de los reclamos de las aseguradoras se multiplicaban año a año y los pagos se hacían a las empresas favorecidas con total discrecionalidad mientras los precios de las pólizas de reaseguro permanecían congeladas y la deuda del instituto se disparaba sin control”.
El libro que escribió Guzmán, “Saqueo asegurado”, relata los escandalosos negociados que entonces ocurrían en el INdeR, “desde pagos millonarios a empresas en bancarrota que acumulaban deudas igualmente millonarias con el fisco, hasta la creación de un fondo especial financiado por las aseguradoras para recompensar a inspectores, empleados y funcionarios del instituto, pasando por la política de pagar sin comprobante alguno cualquier siniestro valuado en menos de diez mil dólares”.
Además, según Guzmán, Fernández arregló con las aseguradoras pagarles 1.200 millones de dólares para saldar la deuda del Estado, pero según había calculado el liquidador esa deuda era de menos de 500 millones. Para Guzmán, si se tomaran en cuenta las acreencias del Estado con respecto a estas aseguradoras es muy probable que ni siquiera se le debiera plata.
“Debido a que estuvo al frente de la Superintendencia desde el 89, Fernández fue uno de los funcionarios con mayor continuidad como autoridad del INdeR (según la ley, quien se desempeña como superintendente es además miembro del directorio del instituto). Así, en tanto miembro del órgano directivo del INdeR y autoridad de control del mercado asegurador, puede decirse que le correspondió una alta cuota de responsabilidad respecto de las políticas aplicadas durante los 90 en el ámbito del seguro y las reaseguradoras,” denunció en su libro Guzmán.
Por su parte, el periodista Nudler, que escribió varias columnas de denuncias por los negociados en el INdeR, escribe otro artículo contra Fernández cuando este es ascendido a jefe de Gabinete -en la presidencia de Néstor Kirchner-, y nombra a su fiel amigo Moroni en la Sigen. Un órgano de control estatal que debería vigilar la corrupción, y que terminó blindando la corrupción kirchnerista que empezaba a asomar por entonces.
Alberto Fernández puede seguir negando que está en contra de la corrupción y que él no esta acusado en ningún caso de esta naturaleza, sin embargo formó parte de gobiernos, que no solo eran corruptos, sino que liquidaron, todo lo que pudieron, los derechos de las grandes mayorías. Durante el menemismo remataron las empresas estatales, dejando a miles de trabajadores en la calle.
Esta política contó con la complicidad de Alberto Fernández. Las consecuencias de la privatización de estas empresas de recursos esenciales, que ni los gobiernos kirchneristas revirtieron, las paga el pueblo trabajador. Tarifas altísimas, y quienes en el mejor de los casos pueden pagar, reciben a cambio un pésimo servicio. Una verdadera estafa.

La Izquierda Diario
Sábado 28 de septiembre | 00:44

Salvador Allende o la recuperación del socialismo democrático



La historia sigue su curso, Salvador Allende (Valparaíso, 1908-Santiago de Chile, 1973) sigue presente como símbolo de otro mundo que parecía posible y necesario y como el último socialismo democrático coherente con sus principios. Sabemos quefue cofundador del partido socialista chileno en 1933 (el anterior creado por Recaberren se convirtió en el partido comunista), partido que dirigió durante varias décadas, siempre situado a la izquierda de la Internacional Socialista, y en cuyo nombre encabezó la experiencia de la Unidad Popular, una vía parlamentaria y constitucional al socialismo que concluyó trágicamente con el golpe militar de Pinochet bajo los auspicios del fascismo exterior norteamericano y que acabaría con su propia vida mientras defendía el Palacio presidencial de la Moneda. Debray hace de él «la encarnación» del partido, «doctor» y «compañero»; masón y marxista; expresidente del Senado y de la República, y militante socialista sin tacha; de formación burguesa y de convicción revolucionaria; enraizado en la realidad provincial de su país (más todavía en la capital), e internacionalista voluntarioso, Allende era, efectivamente, como le gustaba proclamar «criollo chileno hasta la médula». Durante varios años ejerció la medicina en su ciudad natal, pero su vía política transcurre fundamentalmente en la capital donde inició su militancia socialista a principios de los años treinta, en la Federación de Estudiantes que contribuyó en 1931 a derrocar la dictadura. Familiar de Grove, tomó parte muy activa en la tentativa de República socialista que éste instauró durante 12 días en 1932. Por todo ello sufrió cinco procesos en la corte marcial. También militó en el Grupo de Estudiantes Revolucionarios donde jugó un papel de centro aglutinador frente a las diferencias creadas entre la derecha estalinista y la izquierda trotskista. Secretario regional del partidos socialista, Allende será más tarde diputado, luego el ministro más joven de la República chilena ocupando la cartera de Salubridad en el primer gobierno del Frente Popular en 1938 que fue presidido por el «radical» Aguirre Cerdá, quien poco más tarde se deshizo de la coalición cuando lo necesitó.
Durante esta época, SA asciende a la cúspide socialista llegando al senado. Y en IXº Congreso del partido (1943) será elegido para la secretaría general. Su candidatura representaba al «centro ortodoxo» (kautskyano al decir de algunos especialistas), frente a la derecha socialdemócrata y a una izquierda influenciada por los sectores trotskistas. Durante cierto tiempo, el PS osciló entre ambos polos, y en ocasiones la estrella de Allende pareció declinar, pero termino imponiendo su propia línea, teóricamente tan alejada de la moderación como del radicalismo.
En este sentido, se puede decir que Allende sobresalió por una virtud característica suya, la tenacidad. Sobre esta virtud escribiría un discípulo suyo: «Otra enseñanza que nos dejó el camarada A con su quehacer político es la necesaria tenacidad que deben tener los revolucionarios. Todos sabemos de las campañas electorales y las derrotas de 1952, 1958 y 1964. Todos recordamos como el compañero A, sobreponiéndose a esas derrotas, reemprendía la lucha nuevamente, demasiado comprometido con el pueblo para abandonarlo en esos momentos duros. Esa tenacidad, ese constante recorrer infatigablemente nuestro Chile, entregando su mensaje, el mensaje unitario de los partidos populares, iba dejando la semilla necesaria, ayudaba a elevar la conciencia de nuestro partido». Durante estas campañas, Allende pasó a ser el líder indiscutido de toda la izquierda, incluyendo dentro de ésta al poderoso PC de Corvalán, así como diversos grupos desprendidos de la Democracia Cristiana y del radicalismo liberal. Paulatinamente fueron disminuyendo las diferencias porcentuales que separaban de la derecha, hasta que en 1964 quedó muy próximo al democristiano Eduardo Frei que pretendía, verbalmente, realizar una «revolución en la libertad» y «humanizar el capitalismo», aunque una cosa y otra fueron desmentidas en su actuación ulterior. El fracaso de la Democracia Cristiana allanó finalmente el camino de SA que en las elecciones de 1970, después de una intensa campaña movilizadora y gracias a las esperanzas de cambio suscitado en el pueblo, consiguió una victoria exigua pero suficiente para poder gobernar. La coalición de Unidad Popular en el gobierno –el Estado seguía en manos de los de siempre–, no tenía un programa de ruptura con el capitalismo.
Preveía una primera etapa democrática-nacional basada en la nacionalización del cobre y de otros sectores en manos del imperialismo, y de la modernización del país llevando a cabo entre otras cosas la propia reforma agraria prometida por Frei. Para conseguirlo se movilizaron millones de trabajadores que impusieron un curso más radical al gobierno y plantearon las expectativas de un curso inmediato hacia el socialismo. SA procuró mantener esta presión obrera al tiempo que respetaba los requisitos constitucionales. Llegó incluso a oponerse a las tentativas militantes de introducir la democracia en el ejército, desautorizando diversas iniciativas de base. Pronto se encontró ante un triple cerco contra su gobernó, compuesto, a) por el imperialismo norteamericano que a través del boicot económico, el sabotaje y la conspiración, mostró que seguía la línea trazada por la Trilateral que prefería, los «gorilas» a los marxistas; b) la oligarquía criolla que mediante su ala fascista –Alessandrini–, y su ala liberal –Frei–, movilizó todos sus recursos para sesgar la hierba bajo los pies del gobierno; c) unos y otros comenzaron a preparar el terreno para una intervención militar, con manifestaciones que gritaban la consigna «!Yakarta¡» (en referencia al golpe indonesio de Suharto que significó la muerte de medio millón de comunistas)…. Allende creyó que el ejército chileno seguía fiel a su tradición no golpista, y subestimó la posibilidad de un 18 de julio.
Cuando el 11 de septiembre de 1973 tuvo lugar un levantamiento que era un secreto a voces, Allende que había tratado hasta el último momento neutralizar al ladino Pinochet acercándolo al poder, se sorprendió ingenuamente cuando lo encontró al frente de un golpe contra el cual no había organizada ninguna resistencia. Entonces optó por el enfrentamiento personal, negándose a huir como pretendía los golpistas (para derribar el avión luego), y murió heroicamente, consecuentemente con su trayectoria, proclamando: «No voy a rendirme. Es la hora de reafirmar todo lo que fui a lo largo de mi vida. Un luchador social por Chile. Desde mi juventud lo fui. Todo lo que soy se lo debo al pueblo chileno, y este pueblo espera de mí una actitud consecuente. Las conquistas de los trabajadores de nuestro pueblo han sido muy costosas y no voy a sucumbir en una rendición».
Su «revolución sin fusiles» murió brutalmente acribillada. Las conquistas democráticas y sociales del pueblo chilena fueron arrancadas en estrecha colaboración con los «laboratorios neoliberales» de la Escuela de Chicago, presidida por Milton Friedman, cuyas recetas harían suyas Reagan y Thatcher. La represión que siguió demostró todo lo que las clases dominantes están dispuestas a hacer para mantener su dominio. Una selección de sus artículos y discursos se encuentran en La vía chilena al socialismo (Fundamentos, Madrid, 1971); y un registro de sus opiniones en la entrevista con Regís Debray, Conversaciones con A. ((Siglo XXI, Madrid, 1981), y después de su muerte en la recopilación El más alto ejemplo de heroísmo (Ciencias Sociales, La Habana, 1973), con discursos de Fidel Castro y de su compañera Beatriz Allende…
La lista sigue pero también está el cine. Podemos debatir sobre esta historia desde el cine. «Salvador Allende marcó mi vida. No sería el que soy, si él no hubiera encarnado aquella utopía de un mundo más justo y más libre que recorría mi país en esos tiempos». Así comienza el documental que Patricio Guzmán a Salvador Allende que supone sin duda la más fascinante y riguroso aproximación a este socialista 2de los de antes”, expresando en primera persona lo que fue para él, como testigo ilusionado de la victoria y el inicio del gobierno de la Unidad Popular, la aparición de un presidente con un mensaje diferente, socialista, de igualdad y justicia social. Una victoria conseguida pueblo a pueblo y persona a persona, como se observa en la película, que permitió a Salvador Allende conocer la realidad de su país y de los chilenos. Escuchar sus deseos y necesidades. Esa cercanía hizo confiar a muchos de ellos en un político que, por primera vez, les miraba a la cara.
Qué fue lo que llevo a Allende a luchar por los ideales socialistas, que luego intentó convertir en su proyecto político como Presidente de Chile, esta es la cuestión que Guzmán intenta descifrar en este documental. Desde su infancia, con la influencia de su abuelo y el amor por su madre de leche, Mama Rosa, cuya hija Anita nos recuerda la niñez junto a Chicho (el apodo que le pusieron), hasta sus cuatro intentos para intentar llegar a la presidencia, que logró al fin en 1970. Tras repasar los tres años de un gobierno sacudido por las huelgas organizadas por la patronal y las amenazas constantes de un golpe de Estado, la cinta muestra cómo se fraguó el fin de Salvador Allende. Queda perfectamente claro en la entrevista que realiza Guzmán al embajador estadounidense de aquella época. De igual manera, la forma en que Allende gestionó el bombardeo a La Moneda, con su trágico fin, da una muestra del concepto de responsabilidad política que tenía y que le hizo ganarse el favor de la mayoría de chilenos.
Con Salvador Allende, Guzmán consiguió uno de sus mayores éxitos. El documental recorrió varios de los festivales más importantes del panorama cinematográfico, como Cannes (Sección Oficial Fuera de Competición) o San Sebastián (Perlas de otros festivales). También compitió en los Goya de 2005 como Mejor Documental. Fue vista por 75.000 espectadores en las salas de Chile, lo que es una cifra muy alta. Para que te hagas una idea, las películas de Michael Moore han alcanzado 13.000 espectadores. Fue un estreno positivo. Se proyectó en 22 salas del país. Otro de mis documentales, en especial “La batalla de Chile”, que igual que Salvador Allende nunca se ha pasado por la televisión pública porque los canales son todavía muy conservadores y temen cualquier problema político, tuvo una buena repercusión. Se puede encontrar en DVD y en youtube, y resulta un material inexcusable para dar a conocer a Allande al ámbito del activismo cultural y por supuesto, en los colegios.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

¿Los soviets en Hollywood?



Seguramente la primera y última vez que los llamados “procesos de Moscú” fue en 1943, cuando el propio presidente Roosevelt pidió a Hollywood a que llevara a la pantalla el testimonio de de su embajador en la URSS en vista a un acuerdo político con el país que había comenzado a derrotar la expansión nazi…La película se llamó “Misión en Moscú” y fue dirigida por Michel Curtiz y buena parte del equipo técnico de “Casablanca”, que también abogaba por otro acuerdo, esta vez con la Francia no colaboracionista. El embajador Joseph H. Davies interpretó los “procesos” tal como lo habían explicado los propios estalinistas, los que quería o necesitaban creer que en Moscú se estaba construyendo…el socialismo.
Ha pasado mucho tiempo, hasta que finalmente ha llegado una nueva versión fílmica estrenada en la 75ª Mostra de Venecia, la misma que ha concedido el León de oro por toda su carrera a la “trotskista” Vanessa Redgrave, que ha vuelto a demostrar que no tiene pelos en la lengua. Se trata del documental “Proceso”, obra de director ucraniano Sergei Loznitsa, una noticia que en las páginas de “El País” se anuncia como una farsa contra los “disidentes”, una manera oblicua de designar a la vieja guardia bolchevique con León Trotsky a la cabeza, el principal acusado junto con su hijo León Sedov, muerto poco después en una oscura clínica de París. Según Loznitsa, estas farsas judiciales constituyeron “uno de los primeros intentos de usar a los medios” con finalidad política. “Está muy cerca de lo que observamos hoy, a través de otras tecnologías como la televisión o Facebook. Existen otras posibilidades de afectar al cerebro y organizar estas escenificaciones a una escala todavía mayor”, agregó el cineasta. Loznitsa también aprovechó para denunciar términos tan en boga como posverdad, noticias falsas o hechos alternativos. “Nos equivocamos cuando mezclamos los conceptos de verdad y mentira. Para mí, lo cierto es cierto y lo falso es falso”, expresó el director. Su documental está pensado como una advertencia contra los abusos de poder. “Parte de lo que describe todavía existe”, denunció Loznitsa, recordando el caso del cineasta disidente Oleg Sentsov, condenado en 2015 a 20 años de cárcel por actos de “terrorismo” en Crimea y que mantiene una huelga de hambre desde el mes de mayo. Loznitsa volvió a reclamar ayer su liberación…
Habrá que esperar su estreno entre nosotros para hablar más reposadamente de este “momento estelar” en la historia de la humanidad, un episodio que podíamos comparar con el del tren que llevó a Lenin a la Estación de Finlandia, solamente que en dirección inversa. Aunque Mission to Moscow es el más categórico ejemplo de película pro-soviética del momento -prueba del sincero apoyo de Warner Bros, al esfuerzo bélico estadounidense-, conviene reseñar que cada estudio tenía «su» film ruso. Metro-Goldyn-Mayer produjo SongofRussia (Gregory Ratoff, 1943) -protagonizado por Robert Taylor, años más tarde testigo «amistoso» en el Comité de Actividades Antiamericanasy United Artists, Three Russían Girís (Henry S. Kesler & Fyodor Otsep, 1943); Columbia alumbró Boy from Stalingrad (Sidney Salkow, 1943) y RKO la muy inquietante Days of Glory (Jacques Tourneur, 1944); asimismo, Columbia cierra el «ciclo» con The North Star (Lewis Milestone, 1945). Curiosamente, fue Lewis Milestone quien en 1934, con notable clarividencia política, quiso hacer un film de tema soviético a la vista de los acontecimientos u en Europa, titulado Red Square. Sin embargo, su proyecto se desestimó porque «no había mercado para las películas de Hollywood en la URSS» (sic).
A fínales de abril de 1943, cerca de cuatro mil personas se reunieron en Washington DC para la premiére de Mission to Moscow, una producción de la que Warner Bros, se sentía especialmente orgullosa. La muchedumbre, integrada básicamente por políticos, plutócratas, estrellas del espectáculo, militares y periodistas, aclamaron estusiásticamente la película. A semejante evento, unos días más tarde, se sumó el pase privado en la Casa Blanca para el Presidente Franklin D. Roosevelt y su círculo de familiares y colaboradores. Combinando hábilmente ficción, medias verdades, pura propaganda y técnicas documentales, Mission to Moscow ilustraba el libro homónimo de Joseph E. Davis, embajador estadounidense en Moscú entre 1936 y 1938. En la primavera de 1943, la amistad entre americanos y soviéticos se hallaba en su punto álgido: pocos meses antes, febrero de 1943, había concluido la Batalla de Stalingrado con la rendición del 6° Ejército nazi, iniciándose la feroz contraofensiva del Ejército Rojo hacia el Oeste que culminaría con la toma de Berlín en 1945; el apoyo británico y norteamericano a lósif Stalin se visualizó en la Conferencia de Teherán de diciembre de 1943, a la que asistieron Roosevelt y el primer ministro británico Winston Churchill. En consecuencia, Mission to Moscow satisfacía la curiosidad de los ciudadanos de los Estados Unidos -y de sus aliados- a la hora de «mostrarles» cómo eran tan desconocidos (e incómodos) aliados. De hecho, la administración Roosevelt había estado involucrada intensamente en la producción del film, un favor personal de Jack L. Warner, fervoroso admirador del Presidente.
Más allá de ganarse el favor del país por su alianza con los soviéticos, Roosevelt quería asegurarse que no tendría problemas a la hora de utilizarlos como fuerza de desgaste contra Hitler y sus huestes. Los historiadores suelen reconocer el papel crucial desempeñado por la URSS durante la Segunda Guerra Mundial, pagando un precio por la victoria más elevado que cualquier otro país en liza. El Ejército Rojo perdió 8.860.400 soldados en su inhumana pelea con los nazis -nada que ver con los 220.000 hombres de EE.UU. caídos en Europa y el Pacífico-, a los que hay añadir entre 100.000 y 150.000 militares fusilados por desertar o cometer diversos delitos -algunos fueron ejecutados por robar tan solo comida-, y varios millones de ciudadanos soviéticos no combatientes. El total de bajas ascendió a 26.700.000 personas, lo cual dice mucho sobre la brutalidad que ejercieron los nazis contra la URSS…
Desde su publicación, el libro de Joseph E. Davies -del que se vendieron 700.000 ejemplares en Estados Unidos- fue objeto de controversia, por lo que su traslación al cine fue igualmente polémica. Por ejemplo, el film comienza con el propio Mr. Davies presentándose a sí mismo y explicándonos -nos mira desde la pantalla- por qué escribió su li bro. Acto seguido, una reunión de la sociedad de Naciones (SDN) en Ginebra -un infructuoso intento de cooperación internacional, arbitraje de los conflictos y seguridad colectiva, espoleado por el presidente Woodrow Wilson- nos descubre a Haile Selassie, emperador de Etiopía, explicando a los delegados la brutalidad del fascio italiano al invadir de su país. Solamente Maxim Litvínov (Oskar Homolka), representante de la URSS, denuncia el peligro que se avecina si no se ayuda a Etiopía 1/ y se condenan las agresiones de este tipo. Es decir, que los líderes de la URSS vieron, antes que los dirigentes de otras naciones, que los nazis eran una amenaza para el mundo, lo cual incluye una bochornosa escena en que Davis y lósif Stalin (Manart Kippen) hablan del peligro que supone Alemania… significativamente, no hay mención alguna en toda la película del Pacto Ribbentrop-Mólotov, firmado entre la Alemania nazi y la Unión Soviética en Moscú el 23 de agosto de 1939, en el que se fijaban los límites de la influencia alemana y soviética en Europa del este, determinando que Polonia quedaría como «zona de influencia» que se repartirían entre ambos, mientras que la URSS lograba que Alemania reconociese a Finlandia, Estonia y Letonia -y, más tarde, también Lituania- como «zonas de interés soviético».
Al mismo que se critica sin embages la política a apaciguamiento de los británicos y el aislacionismo de los norteamericanos, Mission to Moscow frivoliza sobre las condiciones de vida de la URSS en esos tiempos, y ofrece una risible mirada sobre el poder bélico del país 3/. La visita de la Sra. Davies (Ann Harding) y Mme. Molotov (Frieda Inescort) -esposa de Viacheslav Molotov (1890- 1986), destacado diplomático soviético en tiempos de Stalin- a una fábrica de cosméticos (¡), les hace descubrir que «las mujeres son iguales en todo el mundo. Buscan agradar a sus hombres». Minutos más tarde, ambas asisten bien acicaladas junto a sus esposos al aparatoso desfile de las tropas soviéticas en la Plaza Roja de Moscú…
En realidad, los procesos de Moscú tenían un doble objetivo. El primero era liquidar toda oposición a la persona de Stalin, pero el segundo era demostrar que en la URSS ya que no quedaba nadie que de verdad defendiera los ideales de 1917.

Pepe Gutierrez-Álvarez

Notas

1/ Maxim Maximovich Litvinov (1876 -1 SSr/, revolucionario ruso y destacado diplomático soviético de origen judío que sirvió como ministro de exteriores de la Unión Soviética durante gran parte de lósanos treinta del siglo XX. Su firme oposición al Pacto Ribbentrop-Mólotov le valió ser purgado por Stalin. En febrero de 1941 dejó de pertenecer al Comité Central del Partido Comunista de la URSS. Su nieto Pavel Litvinov, físico y escritor ruso, fue un disidente durante el periodo soviético.
3/ Antes de 1941, la mayoria de los 20.000 tanques del Ejército Rojo eran de blindaje ligero y tenían más de 10 años, ventajas aprovechadas por los nazis. Además, la ausencia de aparatos de radio eficaces en los tanques dificultaba las complejas maniobras ofensivas en las operaciones de guerra. Las purgas políticas entre 1937 y 1939 habían acabado con los oficiales mejor preparados y las tropas carecían de las armas y equipos adecuados para el combate. En cuanto a la aviación, el caza
Polikarpov 1-16 se reveló ineficaz ante sus homólogos alemanes, y sus pilotos, debido a la necedad del mando, carecían de la instrucción pertinente. USA, 1943. T.O.: «Mission to Moscow». Director: Michael
Curtiz. Productor: Robert Buckner. Producción: Warner Bros. Guión: Howard Koch, según el libro de Joseph E. Davies. Fotografía: Bert Glennon. Dirección artística: Cari Julos Weyl. Música: Max Steiner, dirigida por Leo F. Forbstein. Montaje: Owen Marks. Duración: 124 minutos. Intérpretes: Walter Huston (Joseph E. Davies), Ann Harding
(Marjorie Davies), Oskar Homolka (Maxim Litvinov), George Tobías (Freddie), Gene Lockhart (Viacheslav Molotov), Eleanor Parker (Emlen Davies), Richard Travis (Paul), Helmut Tirar los dados requiere minuciosidad, elegir muy bien los tiempos y anticiparse al enemigo para llevar ventaja en el envite. En agosto de 1939 Adolf Hitler contempló todos estos elementos y añadió otro para controlar aún mejor la ejecución de su plan para invadir Polonia.
Si uno quiere ganar, debe tener atados todos los cabos. Se habían producido demasiados avances como para malbaratarlos en un mal movimiento. Desde 1933, la Alemania Nazi había sido un vendaval sin precedentes. Primero reordenó su territorio y, tras haber consolidado sus premisas, viró hacia la expansión exterior como precedente para la promesa del Lebensraum, el ansiado espacio vital tan bien resumido por Timothy Snyder en ‘Tierras de Sangre’ a partir de ese sueño macabro de ocupar todo el territorio al este de Germania para aniquilar a eslavos y plantar la simiente para una inmensa colonia rural en beneficio del Reich.
Antes de alcanzar este escalón, en el camino hacia la cúspide, se coronaron otros en una pletórica senda de victorias más bien pacíficas entre el miedo ajeno y la intimidación diplomática. De este modo, el Gobierno alemán se anexionó el Sarre mediante un referéndum, la desmilitarizada Renania sin pegar un solo tiro y en 1938 pasó a proyectos más ambiciosos como elAnchsluss austríaco, primera piedra para las siguientes campañas reivindicativas, verdaderas piedras de toque para calibrar el potencial de los oponentes.
Mientras todo esto acaecía, no está de más recordar la experiencia en laGuerra Civil española como campo de pruebas de los totalitarismos. En otoño de 1938, Hitler reclamó los Sudetes, pertenecientes a Checoslovaquia y con un ingente grueso de población de origen alemán. Para evitar una colisión con las democracias, se convocaron varios cónclaves, entre ellos el célebre de Múnich, con los primeros ministros franco-británicos bajándose los pantalones ante el Führer y el Duce mientras prometían a sus conciudadanos llevar la paz para su tiempo. La siguiente afrenta coincidió casi con el final del conflicto en la Península Ibérica. Los idus de marzo de 1939 culminaron la eliminación checa a través del Protectorado de Bohemia y Moravia. La tenaza sobre el resto del este se estrechaba poco a poco, con Polonia como principal damnificada desde las peticiones teutonas para tender una línea férrea y una carretera sobre el corredor de Danzig desde la extraterritorialidad mientras solicitaban el retorno de la ciudad portuaria, amparada bajo el manto de la endeble Sociedad de Naciones, a su antigua pertenencia. Al ser desatendidas estas demandas, el camino hacia la Segunda Guerra Mundial quedaba expedito y, desde mayo, el Reino Unido se comprometió a defender la causa polaca con castillos en el aire y una retahíla de promesas incumplibles. La Unión Soviética, la clave En una ilustración de la época Joseph Stalin se mesa el bigote ante los cuatro de Múnich y se sorprende al no tener una silla en esa conferencia. Todos lo tenían muy presente, y cuando la cuestión polaca se acercó su desenlace, volvió a los titulares desde un cierto secretismo.
En agosto de 1939, una delegación franco-británica recaló en Moscú para negociar una hipotética alianza militar con la Unión Soviética para asegurar el típico doble frente en pos de contener las embestidas de la Wehrmacht. Cerrar un acuerdo entre las dos únicas democracias supervivientes del Viejo Mundo y el Imperio Comunista no era ni mucho menos coser y cantar. Los rusos preguntaron sobre el número de divisiones disponibles y quedaron estupefactos ante la respuesta británica: cinco regulares y una motorizada. Con esos números, el triunvirato adolecía de una evidente desigualdad de contingentes. La otra gran pregunta era si el Gobierno polaco permitiría el ingreso del ejército Rojo, sobre todo considerándose el precedente de la no tan lejana guerra entre ambos de 1919-1920 y los antecedentes históricos, nada halagüeños por la abrumadora superioridad de la Tercera Roma. Hitler tenía el 26 de agosto como fecha marcada en el calendario paradesencadenar su tormenta contra Varsovia. Suele definirse la política como el arte de lo imposible, y en esa máxima también flota un componente de realismo. Desde principios de mes, tanto nazis como soviéticos habían desplegado con mucha cautela una serie de contactos para alcanzar un pacto beneficioso para ambas partes. El 12 de agosto Hitler, sin confesar nada a su invitado Galeazzo Ciano, ministro de Exteriores de la Italia Fascista, recibió un telegrama proveniente de Moscú para clarificar y acelerar un giro copernicano en las relaciones con Berlín. En su monumental ‘Auge y caída del Tercer Reich‘ (Booket), William L. Shirer afirma no haber encontrado rastro de este despacho en los archivos alemanes, pero aun así, la nota fue la chispa para el debut de una entente favorable para los interlocutores. La Unión Soviética desconfiaba del Nacionalsocialismo por el pacto Antikomintern de 1936, rubricado junto a Japón para aplacar al Comunismo. Sin embargo, ello no fue óbice para aceptar gustosamente la visita del embajador Von der Schelenburg el 15 de agosto para declarar al ministro Molotov de la intención de su homólogo germánico, el excéntrico Joachim Von Ribbentrop, de acudir a Moscú para apuntalar el acuerdo. Las sugerencias de Molotov, clave en todo el asunto al haber sustituido al judío Livitnov en puesto tan trascendente y así suprimir las reticencias germánicas, estribaron en la ayuda nazi para limar las asperezas con los nipones, abrazar una concordia común en la esfera de influencia para con las repúblicas bálticas y formular un acuerdo de no agresión entre las dos potencias. Estas propuestas colmaron de satisfacción a Hitler al facilitarle la operación polaca sin preocuparse por una reacción de Stalin. Las aceptó sin condiciones, sugirió que el pacto de no agresión fuera de veinticinco años y mostró a las claras su impaciencia por refrendar estas resoluciones. Las comunicaciones entre ambas capitales eran más bien lentas y eso creó un ambiente histérico, sobre todo en el bando germánico. Ribbentrop y el dictador atendían las respuestas con mucho nerviosismo. Desde Rusia, Stalin y Molotov sabían que tenían la sartén por el mango y manejaron los hilos con calculado esmero. Pusieron sobre la mesa un acuerdo comercial como preludio para certificar lo comentado hasta entonces, a complementar con un protocolo secreto. No ponían pegas a un concilio junto a Ribbentrop, pero antes debía corroborarse lo previo, y una vez esto sucediera debería transcurrir una semana para el apretón de manos y la fotografía surrealista para tantos creyentes en la enemistad entre esas antípodas ideológicas. El domingo 20 de agosto, con el tratado comercial ratificado, Hitler rubricó un telegrama personal a Stalin donde ya fijaba el miércoles 23 de agosto como día del encuentro. El dictador georgiano consintió con suma rapidez, y el 21 a los once de la mañana la radio alemana interrumpió su programación musical para proclamar a los cuatro vientos que “el gobierno y los soviets se han puesto de acuerdo para concluir un pacto de no agresión. El ministro de Asuntos Exteriores del Reich irá a Moscú el miércoles 23 de agosto para conclusión de las negociaciones”. El shock en toda Europa fue inmediato. La foto inverosímil y el protocolo secreto Joachin von Ribbentrop era algo similar a la voz de su amo. Este comerciante de vinos se iluminó con las revelaciones nazis e hizo todo lo posible por formar parte del selecto grupo de incondicionales recibidos por Hitler en cualquier circunstancia. Goebbels, Goering y el resto de la vieja guardia lo juzgaron siempre con desdén, como una marioneta o un pelele en manos del líder, y razón no les faltaba, pero ese 23 de agosto el Ministro de Asuntos Exteriores del Reich tuvo sus quince minutos de gloria y, según testimonios de los allí presentes, estuvo en plena forma en el cara a cara con Stalin y Molotov, con quienes, tras comer en la embajada, debatió en dos turnos de tres horas y alcanzó con pasmosa celeridad una serie de compromisos entre sonrisas y brindis, con el sucesor de Lenin atiborrándose de agua mientras los demás le secundaban al ignorar la desigualdad de los contenidos etílicos. El pacto de no agresión de cinco años dio la vuelta al mundo, no así el fundamental Protocolo Adicional Secreto, desgranado en los dos siguientes puntos. 1.- En la eventualidad de una modificación territorial y política de los territorios pertenecientes a los Estados Bálticos (Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania), la frontera septentrional de Lituania representará el límite de las zonas de influencia de Alemania y la Unión Soviética. 2.- En la eventualidad de una modificación de los territorios pertenecientes al Estado polaco, las zonas de influencia de Alemania y de la Unión Soviética estarán aproximadamente limitadas por la línea constituida por los ríos Narew, Vístula y San. Alea Jacta Est. El reparto de Polonia era un hecho. Los emisarios franco-británicos no cejaron en su empeño y solicitaron una aclaración al Mariscal Voroshílov. Su respuesta fue prístina: Debido a la modificación de la situación política la continuación de las conversaciones resulta inútil y sin objeto. El protocolo no se desveló hasta la finalización de la guerra, cuando fueron capturados los archivos alemanas. En 1942, en un insólito alarde de sinceridad, Stalin confesó a Churchill que la adopción de esas medidas, donde los nazis dieron carta blanca a los soviéticos con relación a Besarabia, fue una apuesta de realismo y la única opción viable durante ese verano. El primero de septiembre de 1939 la Wehrmacht lanzó su Blitzkrieg contra Polonia. El 17 el Ejército Rojo completó la escabechina y el 22 las tropas de los vencedores desfilaron conjuntamente en Brest para estupor de una gran mayoría, entre ellos los militantes comunistas de Europa Occidental, incapaces de comprender esa perversión estival. A partir del acuerdo Hitler pudo despreocuparse de Oriente y extender su Reich hasta los Pirineos y el Canal de la Mancha. La ruptura de la amistad el 22 de junio de 1941 con la Operación Barbarroja supuso el desmorone de todo su castillo de naipes. Una jugada maestra no da boletos para repetir fortuna en las siguientes.