viernes, julio 31, 2020

Chile: los portuarios y las mujeres marcan el camino



Vamos por la expropiación de las AFP, por el fuera Piñera y por una constituyente libre y soberana

Las movilizaciones que han surgido las últimas semanas en Chile retoman el hilo de la rebelión popular de octubre. Desde el paro de los portuarios y diferentes sectores productivos, los caceroleos del 2 y 3 de julio, las manifestaciones por el retiro del 10% de los fondos de pensión hasta la enorme lucha de las mujeres por el juicio y castigo de Martín Pradenas, son demostraciones de todo un descontento y oposición a un Estado que garantiza miseria, hambre e impunidad de los violentos y el consecuente abandono a las mujeres a su suerte.

Los acicates de la rebelión: el movimiento de mujeres y el paro activo portuario

Tal como caracterizamos en marzo, el movimiento de mujeres y diversidades sexuales y de género en Chile es la punta de lanza en la movilización popular. Así quedó demostrado en el último 8M, donde las mujeres tomaron masivamente las calles. Tanto por sus métodos como por los planteos políticos levantados, este movimiento ha mostrado una sagacidad implacable: en el congreso plurinacional de mujeres que se llevó a cabo entre el 10 y 12 de enero, se definió a la huelga general como el principal método de lucha para llevar adelante la consigna del Fuera Piñera y la constituyente libre y soberana, perfilándose así como la vanguardia objetiva de la movilización popular. En los últimos días, gracias a la presión de enormes movilizaciones se logró la prisión preventiva a Martín Pradenas, torciéndole el brazo a la justicia que pretendió dejarlo con arresto domiciliario. El caso de Antonia Barra dejó en evidencia que la violencia hacia las mujeres crece al amparo del Estado y justamente es lo que sistemáticamente las chilenas vienen denunciando.
La conmoción provocada por el caso de Antonia, se combinó con el tratamiento en el Senado del proyecto de retiro del 10% de los fondos jubilatorios. Esto último motivó a múltiples sindicatos, de diferentes rubros, a una movilización y presión para que se aprobara la medida. La Unión Portuaria se posicionó a la cabeza con un paro activo que dejó sin actividad puertos a lo largo del país reclamando el retiro y advirtiendo con el endurecimiento de las medidas en caso de que no se apruebe el proyecto.
De esta manera, la reforma para el retiro del 10% ha servido como acicate para el movimiento obrero, que paralizó sectores estratégicos en vísperas de la votación en el parlamento. Si bien la discusión parlamentaria de esta reforma generó grandes roces, incluso en coalición gobernante, no es más que una disputa táctica entre los diferentes sectores políticos que quieren descargar la crisis sobre las y los trabajadores. A fin de cuentas, la “oposición” y el oficialismo tienen un acuerdo estratégico, esto es, obturar cualquier rebrote de la rebelión de octubre. Esto ha quedado demostrado en los sucesivos pactos para mantener a Piñera en el gobierno, la polarización que se observa es impresionista pues todos los partidos del régimen se oponen por el vértice al proceso político abierto en octubre del año pasado.
En estos días el gobierno de Piñera empezó a dar pasos acelerados hacia un desconfinamiento general cuando la situación sanitaria es aún crítica. Para ello se ha valido de cifras en cuanto a contagios y muertes que son fuertemente discutidas por amplios sectores. Es que la presión patronal para reactivar la actividad económica a costa de la salud de la población en general encuentra terreno fértil en todo el arco político desde siempre, como quedó en claro con la política negacionista al inicio de la pandemia y la reticencia a establecer una cuarentena en regla.

La rebelión a flor de piel

Con la aprobación del retiro del 10% de los fondos de pensión, toda la oposición “progresista” quedó envalentonada en una línea política populista que quieren reforzar presentando reformas que apuntarían a pilares estratégicos del modelo, pero que en forma aislada son antes que nada medidas cosméticas, como es el caso de un impuesto a los súper ricos que no plantea una salida de conjunto a la crisis monumental en la que se encuentra el país. La oposición pretende reconfigurar un nuevo frente popular incluso dándole mayor protagonismo al Partido Comunista, que se ha valido del inmovilismo de la CUT para mantener a Piñera en el gobierno. Por lo pronto ya se encuentra en campaña hacia la constituyente amañada de octubre buscando encorsetar el descontento popular.
Frente a este escenario la tarea política que se le plantea a la clase trabajadora es impulsar el desarrollo de la rebelión de octubre que en las últimas semanas demostró toda su vitalidad. La lucha para terminar con las AFP, y que se vaya Piñera es ahora y para ello necesitamos un congreso de bases del movimiento obrero que, mediante la deliberación colectiva, ponga en pie de inmediato un plan de lucha que desemboque en la huelga general, para poder llevar adelante todas las consignas gestadas en la rebelión popular, en particular la asamblea constituyente libre y soberana.
¡Justicia por Antonia y todas las víctimas! Fuera Piñera. Asamblea constituyente libre y soberana.

Fuerza 18 de Octubre

Los cuidados como fuente de conocimiento

Los mundos de los datos, los hechos y las experiencias se necesitan mutuamente y tiene que aprender a convivir sin reproches. Ninguno es más razonable o necesario.

El coronavirus nos ha enseñado muchas cosas. Pocas, sin embargo, son tan inesperadas como el acercamiento entre la cultura crítica y la cultura de los cuidados. Parecían pertenecer a planetas diferentes: una, vinculada a la búsqueda de certezas, metodologías contrastadas y gestos públicos; la otra, vecina del dolor, afecta a lo tácito y recluida en lo privado. Ambas muy seguras de su relevancia, pero muy distintas en sus reconocimientos.
Para el espíritu crítico siempre hay un puesto de honor entre los inteligentes, los poderosos y los administradores. Ser crítico es la cualidad de quienes ven por detrás de las apariencias, los que saben leer entre líneas y los que no se dejan llevar por el estribillo.
Quien no es crítico corre el riesgo de ser adocenado, manipulado y ninguneado. Y como no falta quien quiere sacar provecho de nuestra ingenuidad, desconocimiento o incapacidad, hacemos muy bien en confiar en la nobleza de quienes se nos ofrecen para depurar las ideas, contrastar afirmaciones y deslindar planteamientos. Los debates públicos se nos presentan muchas veces como un duelo de espadachines, como un ejercicio de virtuosismo retórico, como una muestra de dandismo entre hijosdalgo, tan inútil como despreciable. Eso no es la crítica, sino más bien fruto de una vanidad pretenciosa: una impostura entre bobos. La crítica es necesaria y urgente. Sin la crítica no habría civilización.
Los cuidados se mueven en otro tipo de abundancias invisibles. Tienen que ver con todas las prácticas que conducen a la reparación o mantenimiento de la vida. Tienen relación con lo más ordinario: dar de comer, crear un clima, producir bienestar, mantener la charla, escuchar lo inaudito, sentir lo por venir, ofrecer esmero, experimentar con otros, hacer cosas juntos, gozar los matices, acompañar procesos y crear espacios seguros. Nada es más abundante en el mundo que el dolor, el desconsuelo o el descarrilamiento.
Nada es más necesario que dar confianza, paz o tiempo. Ya sea que descubras tus (nuevas) vulnerabilidades, ya sea que te encuentres (nuevamente) atascado, lo que querrías tener cerca no es un cerebro privilegiado capaz de desplegar una impecable capacidad de análisis. Para esos momentos se necesita otro tipo de talento: alguien que sepa ponerse en tu situación, contener el ansia de aconsejar, saber escuchar, dejar fluir y acompañar mientras suavemente te reencuentras con la vida que mereces o la respuesta que buscas.
No es que quienes piensan no cuidan, ni que quienes cuidan no piensan. Eso sería una simplificación inaceptable y ofensiva. Todos podemos jugar en ambos mundos. Podemos usar la crítica para reparar lo que escuchamos y hacerlo crecer. Podemos renunciar a usar nuestras habilidades para quedar por encima y competir mejor.
La ciencia es uno de los espacios de la crítica. No es el único, ni el más visible. Quienes presumen de ser (re)críticos son las gentes de la literatura, las artes, las humanidades y, desde luego, las ciencia sociales. Lo que ellos llaman tener espíritu crítico, muchas veces es percibido como pedantería banal. Y por eso desconfiamos de esa manera de desengañarnos que, desde el otro lado del espejo, es percibida como una forma de desnudarnos. Justo lo contrario de lo que esperamos: alguien que nos ayude a encontrar la ropa y no a dejarnos en la intemperie.
La cultura de los cuidados no solo es compasiva. También la necesitamos para crear otros mundos posibles y dar una oportunidad a distintas prácticas cognitivas. Si el crítico es el que ve más y mejor, el que cuida tiene en el tacto su herramienta de trabajo fundamental. Si la simbólica reservó para los inteligentes el búho, el libro y las gafas de pasta oscura, los que cuidan son mostrados como gente que acaricia. Las manos llegan donde la vista no puede ni imaginar. El tacto es la llave que abre la puerta a imaginar otros mundos posibles, basados en la complicidad, la empatía y la vulnerabilidad. En los cuidados se explora sin propósito y sin condiciones, se avanza entre sospechas y barruntos, hasta que llegamos al lugar donde experimentamos la compañía como una bendición. O una epifanía. Si la vista crea la distancia entre el sujeto y el objeto, el tacto mezcla esos mundos. Todo se interconecta y se vuelve cercano. La vista hace del mundo un objeto, mientras que el tacto hace mundano el objeto. Mundano quiere decir ordinario, cotidiano y próximo. Y, quizás también, barato, jovial y compartido.
Si la vista crea la distancia entre el sujeto y el objeto, el tacto mezcla esos mundos
La crisis de coronavirus acercó, como decíamos, esos dos mundos para ayudar a entenderlos mejor, para descubrir que ambos son imprescindibles y de este planeta. Que los dos pertenecen al ámbito de lo público y son potencias cognitivas que deberían de dejar de luchar y fundirse en un largo abrazo. Sí, eso es, un abrazo en tiempos del coronavirus puede parecer una transgresión, pero no lo es, no es una travesura: esperamos mucho de ese roce, pues no nos conformamos con sobrevivir que es la promesa que nos hacen los científicos y sus portavoces. No nos conformamos con seguir vivos, queremos imaginar mundos más audaces. La pandemia ha mostrado que en términos cognitivos es imprescindible que se vertebren adecuadamente tres epistemes diferenciadas: el mundo de los datos, los modelos predictivos y la inteligencia artificial; el mundo de la virología, la epidemiología, las vacunas y el laboratorio; y, no en último lugar, los espacios de la clínica, los empleados sanitarios y las prácticas del cuidado.
La crisis de coronavirus acercó, como decíamos, esos dos mundos para ayudar a entenderlos mejor, para descubrir que ambos son imprescindibles y de este planeta. Que los dos pertenecen al ámbito de lo público y son potencias cognitivas que deberían de dejar de luchar y fundirse en un largo abrazo. Sí, eso es, un abrazo en tiempos del coronavirus puede parecer una transgresión, pero no lo es, no es una travesura: esperamos mucho de ese roce, pues no nos conformamos con sobrevivir que es la promesa que nos hacen los científicos y sus portavoces. No nos conformamos con seguir vivos, queremos imaginar mundos más audaces. La pandemia ha mostrado que en términos cognitivos es imprescindible que se vertebren adecuadamente tres epistemes diferenciadas: el mundo de los datos, los modelos predictivos y la inteligencia artificial; el mundo de la virología, la epidemiología, las vacunas y el laboratorio; y, no en último lugar, los espacios de la clínica, los empleados sanitarios y las prácticas del cuidado.
Curar cuerpos nos ha obligado a cuidar mundos. De pronto hemos descubierto que las inconsistencias estadísticas, producidas por una mala recolección de datos, podían propiciar medidas que nos amenazaran a todos. Los datos no son cifras, son cosas que hay que producir. Los datos tienen que ser interoperables. Hay que diseñarlos con precisión, recabarlos con cuidado y transmitirlos con puntualidad. Podemos tener a los mejores matemáticos, construyendo los modelos más sofisticados y, sin embargo, haciendo propuestas fallidas porque los recolectores de datos se desentendieron, se desmotivaron o se deprimieron. Quizás nadie les hizo creer en la importancia de lo que hacían. Quizás se cansaron de ser invisibles o tal vez les convencieron de que eran prescindibles.
La relación que mantienen los científicos con su objeto es menos objetiva, distante y abstracta de lo que se nos cuenta
Hacer vacunas o, en general, diseñar y realizar experimentos no es tampoco una tarea mecánica. Quien hace experimentos se ve obligado a improvisar todo el tiempo. Experimentar es una actividad que tiene muchos parecidos con lo que hacen los artesanos. Todos los científicos experimentales son unos manitas, gente que sabe arreglar cosas, personas que encuentran soluciones: son unos bricoleurs. O, en otras palabras, personas que saben trabajar sin manual de instrucciones y que, sobre todo, se han hecho muy tolerantes a la incertidumbre. No es que estén observando su objeto, sino que tienen que estar abiertos a dejarse afectar por cualquier signo que venga del mismo o de su entorno para, sobre la marcha, decidir si esa cosa, todavía sin nombre, significa algo o contiene algún mensaje. La relación que mantienen los científicos con su objeto es menos objetiva, distante y abstracta de lo que se nos cuenta. Es una relación menos crítica que afectiva, y tiene más que ver con las virtudes de quien cuida que con los estereotipos de quien observa, apunta y dispara, es decir con las cualidades de un buen crítico.
Al hablar de la clínica todo parece más fácil, porque casi nadie estuvo en un laboratorio ni quizás haya oído hablar de la nueva profesión de curador de datos. Todos hemos cuidado o hemos sido cuidados. En su sencillez reside, sin embargo, la mayor dificultad porque corremos el riesgo de psicologizar los cuidados y de convertirlos en habilidades mentales desprovistas de materialidad. No hará falta insistir ahora en la importancia de las mascarillas, los test, los termómetros, los jabones, la historia clínica y los aplausos. La mayor parte del trabajo tiene que ver con gestionar espacios, decidir dosis, administrar comidas, conocer lamentos, identificar signos, comparar respuestas, contrastar experiencias, aprender de errores, rectificar protocolos, saltarse normas y, en fin, improvisar, corregir, afectarse, escuchar y, desde luego, todo sin manual.
Cada habitación hospitalaria contiene un mundo: todos los días se recorren todos los climas: el de los chulos, el de los listos, el de los exigentes, el de los egoístas, el de los intrigantes, el de los desconfiados, el de los pesimistas, el de los amorosos… Hay un fuerte desgaste emocional cuyo origen cambia. La tele, siempre con prisas y siempre pintando con brocha gorda, habla del impacto que causa a los empleados sanitarios tanto dolor en el ambiente. Es cierto, pero no es todo: esa solo es la parte más mediática. Hay más. Está la voluntad de aprender, el deseo de entender, la necesidad de corregir y la obligación de curar; todo eso junto y con prisas, representa un esfuerzo de intelección agotador e infinito porque los cuerpos son todos diferentes y lo que vale para uno puede ser contraproducente para otro.
Cuidar es una forma de conocer, implica movilizar saberes que llamamos tácitos y afectivos
Así funciona el saber experiencial: está en los cuerpos y no en los libros. Se puede aprender pero no en una clase. Es un saber contrastado, eficiente, tácito e imprescindible. La clínica es la interfaz entre esos dos mundos que, con frecuencia se niegan a entenderse: el mundo de la crítica y el mundo de los cuidados. Es una interfaz y también es una frontera que tenemos que aprender a contrabandear todos los días. En esa frontera todos somos pares, no hay reglas claras, ni puede haberlas. En las fronteras siempre hay conflictos que a largo plazo se resuelven con las herramientas de la diplomacia.
A veces no necesitamos una demostración, sino una conversación. Los diplomáticos lo saben mejor que nadie, como en general saben quienes están en el mundo de los cuidados. El diplomático comprende que no podrá convencer a su interlocutor. Y por tanto tiene que renunciar a las herramientas de la crítica. La conversación entre diplomáticos tiene por finalidad encontrar un espacio de convivencia más complejo que el precedente donde quepan en paridad los dos puntos de vista, aún cuando estén enfrentados. La cosa es evitar la guerra, y reiniciar la convivencia. Y eso es lo que necesitamos ahora: una negociación que no sólo haga posible la coexistencia de epistemes. Los mundos de los datos, los hechos y las experiencias se necesitan mutuamente y tiene que aprender a convivir sin reproches. Ninguno es más razonable o necesario.
Mucho se está hablando de abrir la ciencia. Pero no está claro a qué nos estamos refiriendo. Por supuesto que abrir la ciencia significa abrir los contenidos y los datos: dar acceso al conocimiento disponible, mucho más cuando la mayor parte se ha producido con dinero público. También nos parece obvio que las infraestructuras que los sostienen y hacen operativo deberían estar en manos de los propios científicos lo que es tanto como reclamar soberanía para el hardware y el software que sustentan todo el edificio de la ciencia abierta. Si la práctica de la ciencia depende de decisiones políticas, parece imprescindible que estas sean transparentes y abiertas. Lo hasta aquí dicho no es muy novedoso y está ya en la agenda de muchas organizaciones nacionales e internacionales. Ojalá el coronavirus acelere los procesos en curso.
Abrir la ciencia, además, implica también abrir sus ontologías. No se trata solo de hacer más operativas las prácticas o, en otros términos, los cómos, las epistemes. Tenemos que aprender a escuchar a quienes hablan desde otras formas de acercarse a la realidad. Por supuesto que sigue vigente el respeto hacia las metodologías acreditadas. Nadie habla de hacer tabula rasa. Al contrario, lo que demandan los tiempos del coronavirus es que no se desperdicie ningún conocimiento y que a todos les demos la visibilidad y el mérito que merecen y necesitamos. Cuidar es una forma de conocer, implica movilizar saberes que llamamos tácitos y afectivos: saberes que, en consecuencia, no se pueden codificar. Saberes que no pueden ser desanclados y que están estrechamente vinculados a la circunstancia concreta en la que se producen. Son saberes de los que la modernidad nos ha enseñado (y, a veces, hasta obligado) a desconfiar. El conocimiento experiencial era despreciado por su alta contaminación por todo tipo de adherencias locales, corporales y culturales. Ni siquiera ha sido considerado un patrimonio para poner en valor. Tenemos museos de etnografía, donde lo local es mostrado como parte de un exotismo turistificable y, ahora ya, identitario. Justo lo contrario de lo que aquí consideramos necesario. Nos interesa lo común e indisciplinar como formas de conocimiento contrastado y no como curiosidades excéntricas y arbitrarias. No son fruto del capricho, sino consecuencia de una adaptación secular. Que estén devaluadas, solo habla de nuestra insensibilidad y, desde luego, facilidad para despreciar lo que ignoramos. Que sea incodificable, tácito, significa que estamos ante un saber que no puede ser cosificado, alienado y mercantilizado. Pero eso no quiere decir que sea inútil. Quizás por ello la inmensa mayoría de las personas que trabajan en la enfermería y los servicios sociales son mujeres. No porque les falte talento, sino porque lo tienen puesto en otras cosas. Y a veces, lo sabemos, son las más importantes. Pero nuestro interés no era poner a competir la cultura crítica con la cultura de los cuidados, sino tratar de suscitar una conversación, más ontológica que epistémica, que abriera el mundo del conocimiento a nuevas preguntas, distintas soluciones y otras formas de convivialidad. No es que necesitemos menos ciencia, sino más actores: abrir la ciencia a conversaciones difíciles, pero urgentes. El coronavirus nos reclama una cura de humildad.

Antonio Lafuente

La crisis de la estrategia del gobierno para el canje de la deuda externa



El abroquelamiento de los bonistas y el apriete del FMI.

La estrategia del gobierno para concretar la reestructuración de la deuda externa, tras mejorar por tercera vez la propuesta de canje a los bonistas, era aislar a los fondos de posiciones más duras como BlackRock para reunir el mínimo de adherentes necesarios para activar las cláusulas de acción colectiva. El tiro le salió por la culata.
Resulta que luego de hacer pública la nueva propuesta, que implica desembolsos por 16.000 millones de dólares más que la primera oferta “sostenible” anunciada por Martín Guzmán, lo que se dividió es el comité de acreedores más cercano a arreglar con el gobierno. Los “duros” aglutinaron tras de sí a una masa crítica de bonistas que, según afirma un comunicado firmado por 30 fondos de inversión, reúne a más de la mitad de las tenencias de los bonos que están siendo renegociados, es decir, tendrían el poder de bloquear el canje si no se satisfacen sus exigencias.
En resumidas cuentas, el apriete busca mayores intereses y plazos más cortos, sobre todo para comprometer al gobierno de Alberto Fernández a pagar 1.000 millones más antes de terminar su mandato. Es evidente que su mayor preocupación es contar con garantías de que se implementará el “plan económico” necesario para el repago de la deuda, cuando según las cuentas oficiales se cerrará el 2020 con un déficit fiscal superior al 10% del PBI.
En total, la contrapropuesta que hizo el grupo de acreedores implica mayores vencimientos entre 2020 y 2028, un terreno en el cual el gobierno ya cedió bastante, contando que desde la primera oferta de abril los pagos en ese período crecieron unos 10.000 millones de dólares (de 16.000 a 26.000). Un problema adicional para la estrategia oficial es que –según el proyecto que presentó en el Congreso- todo lo que recule en la reestructuración de la deuda externa se aplica luego al canje de la deuda en dólares bajo ley local; si se suman ambos rubros lo que piden los bonistas asciende a 6.000 millones de dólares más en los próximos ocho años.
En el gobierno vuelven a simular que esta sí sería la última oferta, aunque deslizaron que están abiertos a seguir discutiendo los términos legales, es decir, atender el reclamo de los BlackRock para endurecer las cláusulas en caso de futuros canjes. Es una soga al cuello de la Nación, porque haría más gravoso un eventual nuevo default y refuerza la subordinación jurídica ante el capital financiero.
Mención aparte merece la declaración de Alberto Fernández, que en un acto oficial sostuvo que los bonistas “deben saber que no vamos a postergar a ningún argentino para pagar una deuda que no podemos pagar”. Es un insulto a las familias trabajadoras que están padeciendo los despidos, el robo de la movilidad jubilatoria, los recortes salariales y la liquidación del aguinaldo, mientras se rescata una hipoteca usuraria que incluso en los términos que ofrece el gobierno costará al país más de 90.000 millones de dólares de deuda externa en las próximas dos décadas. Sin ir más lejos, la cuarta parte del déficit fiscal de este año se explica por pagos de deuda.
A eso hay que sumar el resto del endeudamiento, empezando por el préstamo del Fondo Monetario que se pagará íntegro y que asciende a 50.000 millones de dólares (cuando se cuentan los intereses). Una señal de lo gravoso de todo este rescate es la iniciativa oficial –que ya recogió la aprobación parlamentaria- para canjear los títulos en pesos en manos de gigantes como Pimco y Templeton por bonos en dólares, que les permitiría realizar sus ganancias por haber apostado a la bicicleta financiera durante el macrismo. Toda la misión de Guzmán es concretar un salvataje de la tan cuestionada “emisión descontrolada”, motivo por el cual la última oferta de canje fue celebrada por uno de los artífices de la “timba financiera” del gobierno anterior, Nicolás Caputo.
El otro aspecto de crisis de la estrategia oficial es que sus presuntos aliados forman parte del apriete, empezando por el FMI, con el que ya empezaron las conversaciones para ir definiendo un nuevo programa. De hecho, antes de presentar el proyecto de ley de ampliación del Presupuesto en el Congreso, este fue supervisado por funcionarios del organismo multilateral en una reunión virtual con Guzmán y compañía. Hasta agentes del gobierno de Trump expresaron su “apoyo” a las gestiones por sellar un acuerdo. El “plan económico” de Alberto Fernández será dictado por el imperialismo.
El resto de las presiones vienen desde adentro. “Los privados vamos a necesitar tener una Argentina que tenga la deuda arreglada para poder invertir, porque no lo vamos a poder hacer con el capital propio”, sostuvo el presidente de la UIA, Miguel Acevedo. Por lo demás, el comunicado de los bonistas recuerda que “los titulares de fondos incluyen algunos de los mayores inversores en Argentina”. En conclusión, todo el proceso revela el profundo sometimiento de la economía nacional al capital financiero internacional.
Para “poner al país de pie” hace falta romper con el FMI y el imperialismo, y desconocer la deuda fraudulenta que es el fruto de sucesivas estafas contra la nación.

Iván Hirsch

Quién es Mario Ishii: el prontuario de un barón del conurbano


Manejos punteriles, ataques al pueblo y apoyos desde arriba.

Las polémicas declaraciones del intendente de José C. Paz mientras presionaba a un grupo de trabajadores de la salud que le reclamaban mejores condiciones laborales, y el respaldo posterior que salió a darle el aparato del PJ, han puesto la mira sobre Mario Ishii, que ha gobernado el distrito durante casi todas las últimas dos décadas.
José C. Paz es un caso extremo de la precariedad, miseria y desocupación que existe en el conurbano bonaerense. La cantidad de planes sociales es masiva -una fuente local recogida por La Nación (27/7) señala que “es el segundo distrito con más planes, detrás de La Matanza”-; por lo tanto, buena parte de su población depende necesariamente de las asignaciones estatales, lo cual es aprovechado para el desarrollo de una estructura política completamente punteril (que el aparato del PJ sale a proteger, en defensa de las propias). La dependencia económica de los paceños al gobierno de Ishii no se limita a los planes sociales: más de 5.500 son los empleados municipales que, con salarios básicos de miseria, solo pueden completar un ingreso medianamente digno entregándose a la sobreexplotación horaria, como se evidenció en el reclamo de los ambulancieros.
A su vez, presenta niveles bajísimos de cobertura de agua potable (20%) y cloacas (30%), mientras que se estima que aún faltan asfaltar 65% de las calles. Barrios como “Sol y Verde”, entre otros, dan muestra a las claras de las condiciones deplorables a las que se ven sometidos los paceños. Las denuncias y reclamos por los basurales a cielo abierto, como en barrio San Atilio, recorren todo el municipio. El déficit habitacional es harto conocido por los vecinos, que continuamente son violentados y desalojados por las fuerzas represivas bonaerenses.
La pobreza está a la orden del día en el municipio: según los últimos registros del Indec más del 40% de los vecinos paceños se encuentra por debajo de la línea de pobreza, más del 10% bajo indigencia y la desocupación supera el 20%. Estos números son previos a la llegada del Covid-19 a la Argentina, que claramente agudizó la crisis socioeconómica, la precarización laboral y la desocupación.

La controvertida trayectoria del último “barón del conurbano”

Cabe recordar que el peronismo ganó todas las elecciones que se llevaron a cabo desde la autonomía del municipio en 1995, tras la división del partido General Sarmiento.
La disputa interna del PJ en el distrito, dirimida a los tiros, lo dio a Ishii entonces perdedor para la intendencia. No obstante, fue presidente del Concejo Deliberante hasta que tuvo su oportunidad de alcanzar el Poder Ejecutivo del distrito en 1999, de la mano de Aldo Rico y Eduardo Duhalde.
“Bien democrático”, Ishii desde entonces se alineó a todos los ganadores electorales.
En 2003, se reconvierte en “nac&pop” y se hace kirchnerista, motivado por su ángel de la guarda, Eduardo Duhalde. Su relación pasional duró poco: en 2005 le suelta la mano a este y se alinea tras CFK, tras ganarle las legislativas a Chiche Duhalde.
Desde entonces quiso ganarse el cariño de Cristina, a su manera… en 2009, tras la derrota del kirchnerismo en las elecciones de medio término, Mario Ishii amenazó con “salir a cazar traidores”.
Tras 12 años al mando del municipio, Ishii decidió aspirar más alto. En 2011, suelta la intendencia para presentarse como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires. La derrota contra Daniel Scioli fue fulminante: Ishii sacó solo el 2,5%; sin embargo, ocupó una banca en el Senado durante los siguientes cuatro años. Durante ese período, su lazarillo Carlos Urquiaga quedó a cargo de la intendencia. De este sucesor no se supo más nada: serrucharle el piso a Mario no es moco de pavo.
En 2015, Ishii vuelve a la intendencia del municipio de la mano de CFK, con la que también tuvo sus roces. Durante el macrismo se mostró como un “opositor responsable” (como todo el peronismo, que le votó más de 100 leyes de ajuste a Macri) y hasta coqueteó con la exgobernadora María Eugenia Vidal. No obstante, el intendente “hospedó” con cargos a amigos y colaboradores del actual gobernador, Axel Kicillof, durante aquellos años.
Y así, ya son más de 20 años que Ishii acumula poder y dominio sobre el territorio paceño.

Controversias y golpes al pueblo

Innumerables son los episodios donde el mandatario hizo y deshizo lo que quiso a su antojo, golpeando con total virulencia a los habitantes del distrito más postergado del conurbano bonaerense. Desde poner a cargo del municipio a su madre durante un viaje personal, hasta tener de asesor a un reconocido narcotraficante, el caudillo hizo de todo, siempre bancado por el PJ.
A mediados del 2010 saltó al público la noticia de que Ishii había dirigido a dedo, entre amigos y socios, la adjudicación de viviendas del Plan Federal. La bronca de los vecinos los impulsó a organizarse, y tras la toma del municipio durante más de un día, consiguieron recuperar dichas viviendas. Sin embargo, al día de hoy no solo las mismas no fueron terminadas, sino que para mantener el control sobre la población, el intendente nunca entregó las escrituras, en otro claro ejemplo del manejo punteril del municipio.
En el ámbito de la salud las estafas a la población no cesan: incontables intentos por cerrar las “salitas de primeros auxilios” constantemente defendidas por los vecinos, mientras construye supuestos hospitales de alta complejidad que no son más que cascarones vacíos por falta de profesionales e insumos hace la vista gorda a las problemáticas del hospital Hospital Mercante que asiste la mayor demanda de la zona, la inauguración junto a Kicillof de un centro de atención Covid-19 que colapsó ante los primeros casos -tras haberse filtrado un video en que Ishii decía que en José C. Paz “podrían morir entre 4.000 y 5.000 personas por coronavirus”. Y ahora, la persecución y apriete a los ambulancieros municipales que reclaman por sus condiciones de trabajo.

Lo bancan desde arriba

El mismo PJ que hace meses atrás respaldaba al exgobernador tucumano José Alperovich denunciado por violación, hoy le da apoyo político al intendente que afirma cubrir a quienes venden “falopa” en su municipio. A los dichos del ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, quien aseguró que “fue una mala expresión”, se le sumaron las declaraciones del jefe de gabinete provincial, Carlos Bianco, quien sostuvo que las palabras del barón bonaerense “fueron sacadas de contexto en una situación de mucho estrés, donde él trataba de que los trabajadores hagan un esfuerzo adicional”. Por su parte, el albertismo dice mucho con su silencio, avalando las acciones y dichos del intendente.
Por abajo, su aparato punteril y las bases peronistas del municipio ni miras de señalarlo. Desde la oposición derechista no hubo más que denuncias públicas y, para cumplir con su público, un pedido de comisión investigadora desde su banca en el Consejo Deliberante, sin hacer demasiado revuelo y sin impulsar ninguna campaña fuerte en el distrito para desplazar al actual intendente.
Las muestras de apoyo, los silencios y las miradas para otro lado, ponen de manifiesto que ni dentro del oficialismo ni de la oposición derechista van a tomar cartas en el asunto.
Este nuevo golpe al régimen local con el escándalo produce desgaste en un gobierno que lleva el mando del distrito hace más de 20 años. Somos los vecinos paceños los que debemos aprovechar la herida para organizarnos a fin de expulsar del mismo todo lazo con el narcotráfico y el crimen que atentan contra los intereses de la población. La organización independiente del Estado es la única herramienta que da cuenta de ser útil, como lo demostraron los vecinos en lucha por sus viviendas en 2010 -que junto al Polo Obrero siguen luchando y arracándonle al Estado avances de las obras en los barrios- o ahora con la recuperación de los puestos de trabajo de los músicos de la Orquesta Municipal.
Debemos darnos a la tarea de una fuerte deliberación, barrio por barrio, para derrotar al “barón del conurbano” que a fuerza de presión, represión y hostigamiento amedrenta a los trabajadores ocupados y desocupados del distrito que peleamos por nuestras necesidades.

Santiago DS, Sergio Gafa

jueves, julio 30, 2020

El plan de recuperación de la UE: un rescate masivo a la clase capitalista



La antesala de mayores ajustes y crisis políticas.

El anuncio de un plan europeo de reconstrucción económica por un monto de 750 mil millones de euros fue celebrado por un amplio espectro político, desde la centroizquierda a la derecha continental, como una refundación “solidaria” de Europa. Por primera vez, la Unión Europea (UE) emitirá deuda de manera unitaria, actuando como un solo Estado en el mercado financiero y siendo la Unión misma la garante del endeudamiento. Lo que ha llevado a los 27 estados miembros a tomar este curso de acción es la calamitosa situación económica provocada por la crisis capitalista y su profundización por la pandemia. Con esta inyección económica buscarían revitalizar una economía europea cuyo PBI caerá en promedio un 9 por ciento en 2020 (DW 7/7).

Un plan de rescate a los capitalistas

Para hacerse de esos recursos, la UE emitirá bonos en el mercado de deuda y luego el monto de 750 mil millones de euros que buscan obtener será distribuido entre los países miembros de la siguiente manera: 390 mil millones serán repartidos entre los distintos estados de acuerdo a distintas variables como la población y el impacto que la crisis tenga en cada uno de ellos. Esta parte del paquete de rescate será dado en forma de subvención, es decir que no tendrá que ser devuelto por cada país de manera individual. La Unión deberá afrontar esa deuda haciendo uso de su presupuesto común. Los 360 mil millones restantes tendrán la forma de préstamos a los países que los soliciten y tendrán que ser afrontados por cada Estado. La entrega de estos montos será en cuotas hasta el 2023 y tendrá como fecha límite de devolución el año 2058.
Sin embargo, estos fondos, lejos de destinarse a paliar las urgentes problemáticas que recorren el continente, como el precario sistema de salud de numerosos países o a paliar las consecuencias más gravosas de la crisis, como el crecimiento de la miseria, serán destinados a “financiar inversiones y reformas” (Ambito, 26/7), es decir serán el lubricante de un intento de relanzar los negocios de la burguesía europea. De hecho, el plan presupuestario europeo incluiría rebajas en partidas como investigaciones en salud y en el fomento a tecnologías amigables con el medio ambiente con recortes de un 60% en ambos casos (La Vanguardia, 24/7). El afluente dinerario estará a disposición de asegurar el pago de los vencimientos de la deuda externa previa de cada país, así como para inyectar recursos en cada economía tanto para que las empresas puedan invertir, como para que los estados procedan al rescate de elementos centrales de cada burguesía nacional.
La contraparte del endeudamiento será un control aún mayor de los presupuestos nacionales de parte de la Comisión Europea y el compromiso por parte de cada país de alcanzar los recursos necesarios, mediante ajustes, para afrontar los pagos. Un episodio central de este plan de ajuste venidero será la aplicación masiva de reformas laborales y previsionales, lo que fue solicitado en la Comisión Europea por los países más sólidos económicamente. Detrás de una pantalla keynesiana, el conjunto de Europa atravesará una experiencia a la griega, con una pérdida de independencia y medidas de ajuste draconianas en todo el continente.
A pesar de todo, lejos de poder resolver la crisis económica, este paquete de rescate profundizará las contradicciones preexistentes. Los golpes contra los ingresos de las masas que supone la aplicación de reformas ajustadoras pondrán aun más de manifiesto la crisis de sobreproducción que está detrás de la crisis capitalista mundial y la necesidad de liquidar a los capitales sobrantes. En el mismo sentido, las deudas externas de los países alcanzarán niveles históricos, condicionando cualquier perspectiva de recuperación a largo plazo, por ejemplo, España recibirá 70 mil millones en concepto de préstamos, cuando su deuda ya representa el 100 por ciento del PBI.

Crisis política

El acuerdo al que se arribó para proceder a este endeudamiento fue presentado por los medios como un ejemplo de la vigencia de la Unión Europea. Sin embargo, las negociaciones sirvieron para expresar y profundizar las divergencias y bloques que atraviesan a la UE. Alemania y Francia junto con los países más necesitados de ayuda económica (España, Italia, Grecia, Portugal), fueron los principales impulsores del acuerdo. Berlín necesita mantener un cierto grado de cohesión en la Unión en tanto es la plataforma sobre la que se apoya el capital alemán para disputar en la guerra comercial que se desarrolla a escala internacional. Sabe que, por las condiciones del acuerdo, su consecuencia será una mayor dependencia de los países más débiles respecto a Alemania, así como una mayor penetración de los capitales germanos en esos países.
La concreción del plan de rescate debió enfrentar al bloque de los llamados “países frugales” (Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Austria) que se encuentran entre los que más aportan al presupuesto común de la UE en relación a lo que recibirán del paquete de ayuda. Estos países pugnaron para que el conjunto del paquete se limite a préstamos y no a subvenciones, al mismo tiempo que reclamaban mayores ajustes y un poder de veto en los organismos europeos a los presupuestos presentados por cada país. Si bien no consiguieron todos sus reclamos, lograron que todos los países puedan realizar una “alerta” ante la Comisión Europea si ven que alguno de los miembros no cumple con las medidas para hacer frente a los pagos, lo que suspende la entrega de fondos hasta la verificación o no de la denuncia. Los presupuestos nacionales pasarán a ser auditados por la Comisión Europea que podrá desaprobarlos con una mayoría especial de un 55% por ciento de los países, si llegan a representar el 65% de la población de la eurozona.
Este tipo de mecanismos recrudecerán los choques políticos entre los miembros de la Unión, al mismo tiempo que garantizará los ajustes. A la vez, sienta las bases de la profundización de las tendencias centrífugas en la UE. Los “frugales” le echan la culpa de la crisis económica a las economías sureñas que serían derrochadoras e improductivas, a la vez, los sectores políticos anti europeístas de los países que deberán proceder a mayores ajustes como Italia o España verán reforzadas sus posiciones al ser la UE y sus instituciones las responsables de la penuria de las masas.
Los gobiernos ultraderechistas de Polonia y Hungría, por su parte, lograron salirse con la suya, al evitar que las llamadas violaciones al “estado de derecho” que le imputan los mandamases de la Unión sean consideradas un impedimento para recibir estos fondos de reconstrucción económica. Tanto por esta última cuestión, como por el reclamo de que no se recorten fondos a ciertas áreas (salud, ecología), el parlamento europeo amenaza con bloquear la aprobación del acuerdo.

Por una intervención obrera independiente

El plan de reconstrucción económica, finalmente, será un intento de rescatar a los capitalistas europeos y de asegurar su lugar en la guerra comercial a costa de un mayor ajuste contra los trabajadores. La pandemia de Covid-19 (de la que se están produciendo rebrotes en toda Europa) expuso la fragilidad de los sistemas de salud y de las condiciones de vida de las masas, lo que se cobró la vida de decenas de miles de personas en todo el continente, junto con un crecimiento abismal del desempleo y de la pobreza. El plan de rescate viene a asegurar y a profundizar este rumbo de ataque a los trabajadores y de sujeción nacional, mediante la extensión de los métodos de la ‘troika’ a escala continental.
El enorme plan de rescate, sin embargo, no cancela las tendencias a la disgregación de la UE, que tienen al Brexit como mayor exponente. La crisis capitalista replanteará estas tentativas nacionalistas, que de todos modos para los trabajadores significan también un horizonte de ajuste.
Es necesario, por lo tanto, que la clase obrera intervenga en este panorama con una política independiente de las variantes “europeístas” y nacionalistas, partiendo de sus demandas elementales frente a la crisis económica y sanitaria, rechazando las medidas de ajuste y levantando la bandera de la federación socialista de Europa.

Leandro Morgan

“Reforma judicial”, las bases para un encubrimiento a dos bandas

El anuncio de la reforma judicial le ha servido al gobierno para correr de la agenda diaria al progreso de la pandemia, la incertidumbre en la negociación de deuda y el derrumbe económico. Pero en lo que tiene que ver con la Justicia, los anuncios dicen muy poco. Todo indica que el gobierno se ha comprado un nuevo impasse.
Fernández sólo anunció la duplicación de los juzgados penales, y la unificación de sus anteriores jurisdicciones – correccional y económica. Luego, informó que estudiarán una ampliación de la Corte Suprema, la estructura del Consejo de la Magistratura y la modalidad del juicio por jurados. Pero para resolver sobre todo esto, presentó a una comisión de ´juristas notables´, que se pondrán a “estudiar” esos cambios en un plazo que podría extenderse hasta seis meses.
La oposición presenta a una ampliación de la Corte y la diseminación de juzgados penales como una tentativa de impunidad para Cristina Kirchner.
Los anuncios de hoy, sin embargo, no allanan ese camino, y tampoco la impunidad para el “otro” procesado, Mauricio Macri. La cuestión de la Corte, que aparecía estratégica en la “reforma”, ha sido dejada para el ´comité de expertos´. La designación de nuevos miembros deberá pasar por el filtro del Senado y de una mayoría especial de dos tercios, o sea, por el voto de macristas y radicales.
Por lo tanto, la cuestión crucial de las causas que involucran a Cristina Kirchner y sus funcionarios de un lado, y a Mauricio Macri del otro, no parecen tener una salida o respuesta definida en estos anuncios de ´reforma´.
En la conferencia de prensa de hoy, Fernández repitió hasta el cansancio que quiere una “justicia independiente del poder político”. Esto, después de refrendar a un régimen de selección de jueces que surge como resultado de componendas entre los partidos del régimen en el Consejo de la Magistratura. Las palabras de Fernández deben entenderse de otro modo: el único “equilibrio judicial” que puede esperarse de ese régimen es el de un pacto que exonere del banquillo a los principales jefes de esos partidos, y otorgue la impunidad definitiva que reclaman Roggio, Techint, Calcaterra y otros grupos capitalistas, en las numerosas causas por sobreprecios y otros hechos de corrupción.
Ese pacto político tiene varios otros componentes, que están tan “en veremos” como la propia reforma judicial: la negociación de la deuda, que ya se encuentra en un default parcial; el manejo de la pandemia, que el trío Fernández-Larreta-Kicillof ha convertido en desmanejo; y el derrumbe industrial, cuyas consecuencias también se dirimirán en otro fuero – el de los juzgados comerciales que dictaminan sobre concursos y quiebras.
El régimen político y económico de Argentina, que se encuentra “procesado”, no tiene condiciones para hacer justicia.
Un gobierno de trabajadores impondrá la elección de jueces y fiscales por el voto popular.

Marcelo Ramal
30/07/2020

Pandemia de agrotóxicos

Vecinos bonaerenses denuncian que en plena pandemia se sigue fumigando con agrotóxicos en cercanías de las viviendas. En Mar Chiquita se desoyó un fallo judicial y se habilitaron venenos a solo 150 metros de hogares y escuelas.

Ciudades y pueblos de casas bajas, con ritmo distinto a las grandes urbes y rodeadas de naturaleza. Ideales para vivir, aún más en tiempos de coronavirus. Pero las fumigaciones con agrotóxicos alteraron la tranquilidad de las familias. Así lo testimonian en Mar Chiquita y General Las Heras, partidos bonaerenses que denuncian los problemas que sufren por el avance del agronegocio transgénico. Aún con un fallo que establece distancias de protección de 1500 metros, las autoridades de Mar Chiquita autorizaron fumigaciones a solo 150 metros de las casas. Los vecinos señalan la contradicción de las políticas públicas de cuidado ante la Covid-19, pero al mismo tiempo permiten los agrotóxicos.
El partido de Mar Chiquita cuenta con 30.000 habitantes. Es conocida por su importancia en biodiversidad a partir de la Reserva de Biósfera Parque Atlántico (reconocida en 1996 por la Unesco). Las autoridades locales suelen publicitar el cuidado del ambiente: la primera semana de julio la Municipalidad difundió que retomaba la separación de residuos en los hogares.
Los vecinos, agrupados en la Asamblea Paremos el Desierto Verde, habían presentado en 2018 al poder político local decenas de estudios científicos de universidades públicas para alejar las fumigaciones de las casas, pero no tuvieron respuesta.
El 12 de diciembre de 2019, el juez Héctor Casas (del Juzgado en lo Civil 15 de Mar del Plata), emitió una medida cautelar para prohibir las fumigaciones a menos de 1500 metros de viviendas, escuelas y cursos de agua.
La sorpresa sobrevino el 13 de mayo pasado, en plena cuarentena. El Concejo Deliberante aprobó de imprevisto una ordenanza que contradice el pedido de los vecinos y va a contramano del fallo judicial: establece distancias mínimas de protección para la viviendas, escuelas y cursos de agua (de 150 a 25 metros). Fue votada por concejales de la Coalición Cívica, Frente de Todos y Cambiemos.
El repudio se incrementó cuando autoridades de la Sociedad Rural de Mar Chiquita señalaron que ellos fueron parte de la redacción de la ordenanza. En forma de rechazo se organizó una marcha de más de tres kilómetros de autos sobre la Ruta 11. Exigieron que el intendente Jorge Paredi (Frente de Todos) derogue la ordenanza y priorice la salud de la población.
Verónica Taglioretti, de la Asamblea Paremos el Desierto Verde, explicó que además de la toxicidad, los agroquímicos son inmunosupresores (debilitan el sistema inmunológico), “cuestión que agrava y deja aún más vulnerable a la población ante la pandemia del Covid-19”. La Asamblea emitió un comunicado en el que resaltó la contradicción gubernamental: “Resulta llamativo que los mismos funcionarios que nos protegen de manera extrema y rigurosa ante los efectos del Covid-19, nos exponen a las fumigaciones con agrotóxicos a distancias irrisorias”.
El partido de General Las Heras está ubicada ubicada en el noroeste bonaerense, a 70 kilómetros de Capital Federal. Viven 15.000 personas y una de sus localidades es General Hornos, cuya tranquilidad fue sacudida en marzo de 2019 cuando productores agropecuarios fumigaron en cercanías de la escuela y viviendas. Comenzó un proceso de diálogo con la Intendencia y el Concejo Deliberante, impulsado por el espacio Vecinos/as Autoconvocados/as por la Salud y el Medio Ambiente de Las Heras.
Realizaron charlas informativas sobre las consecuencias de los agrotóxicos, fueron visitados por afectados de localidades vecinas, agrónomos, abogados y médicos. Los vecinos llamaron la atención sobre la ordenanza 69/2010, que establece 2000 metros de protección para las viviendas pero solo 200 para las escuelas.
Propusieron una serie de medidas: que el Municipio realice un convenio con la Red Nacional de Municipios Agroecológicos (Renama) para comenzar una transición hacia un modelo agropecuario sin venenos, creación de un registro de aplicadores de agroquímicos e implementar un protocolo de denuncia de fumigaciones, entre otras propuestas. El reclamo recibió la adhesión y apoyo del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), que reclamó 2000 metros de protección para alumnos y docentes.
El gobierno municipal (a cargo de Javier Osuna hasta inicios de 2020 y en la actualidad por Marcelo Sartori) no aplicó ninguna de las medidas.
El 19 de abril y el 7 de mayo, en plena pandemia, las familias de Hornos volvieron a sufrir los agrotóxicos. “Se fumigó a escasos metros de las viviendas, incluso de noche, incumpliendo con la ordenanza vigente”, denunciaron los Vecinos Autoconvocados en un comunicado. Gisela Fredes, habitante de Hornos y parte de la organización, explicó que hubo familias afectadas con “las reacciones típicas de esos venenos”, problemas para respirar, inflación de garganta y ojos, picazón. “Tenemos que encerrarnos en las casas. No podemos abrir ventanas porque el veneno ingresa y queda adentro. El padecimiento es mucho, nos afectan la salud”, afirmó.
Los Vecinos Autoconvocados por la Salud y el Ambiente de General Las Heras dirigieron los reclamos a funcionarios de los tres niveles: Municipio, Provincia y Nación. Remarcan que no están contra la actividades agropecuaria ni contra ningún sector político, reclaman diálogo para obtener “acciones urgentes y concretas” con un objetivo fundamental: “Generar alternativas donde el negocio no se imponga por sobre la salud de toda la comunidad”.
Fredes resaltó que los productores no respetan los 2000 metros establecidos en la ordenanza y que fumigan con viento (hace más descontrolable los venenos), e incluso de noche, para eludir las posibles denuncias.

Darío Aranda

La “nueva normalidad” de las patronales y la de los trabajadores



El crecimiento de los contagios escala cada día a nuevos récords y el colapso del sistema sanitario es una amenaza cercana. El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, afirmó que a este ritmo el 15 de agosto estarán todas las camas de terapia intensiva ocupadas y el Pami de la Ciudad de Buenos Aires ya está derivando pacientes a la provincia. Por otra parte el gobierno de Larreta apeló un fallo judicial que obliga a testear semanalmente a residentes y trabajadores de geriátricos. Nos están empujando a la crisis tan temida, la de tener que elegir a quién otorgar una cama, algo que denuncian muy cercano médicos de Cicop en la Provincia.
Sin embargo, las patronales redoblan la presión por una apertura mayor de la cuarentena y diseñan la salida. El panorama de la “poscuarentena” que se vislumbra es igualmente sombrío.
Los 300 mil puestos de trabajo perdidos en los últimos meses son solo la punta del iceberg. El DNU de prohibición de despidos y suspensiones que el gobierno prorrogó hasta el 30 de setiembre es papel mojado. Desde que empezó el aislamiento obligatorio, en el Ministerio de Trabajo se formalizaron “272 solicitudes de Procedimientos Preventivos de Crisis”, que se suman a otras 30 del primer trimestre. Como referencia, en todo 2019 se presentaron 120 empresas. El PPC es un mecanismo que permite suspender o despedir a menor costo y ha precedido a varios cierres.
El número está lejos de describir la situación ya que “solo en la última semana pasaron por mesa de entradas 2.895 empresas” más. Por otro lado, si bien el paso administrativo es obligatorio bajo ciertas circunstancias, muchas – muchísimas- patronales simplemente lo omiten. Y, como las suspensiones que se ejecutaron lo hicieron en los marcos el artículo 223 de la Ley de Contrato de Trabajo y el pacto CGT-UIA, no cabe duda que la finalidad de esos expedientes son los despidos.
Las patronales han puesto en marcha “una descomunal reestructuración” industrial que se basa en una reducción drástica de los planteles y, bajo esa presión, en la imposición de nuevas condiciones laborales. La unificación de los reclamos de los trabajadores ocupados y desocupados adquiere un carácter estratégico. La lucha por el puesto de trabajo y el salario se enlaza con la lucha contra la reforma laboral.

Los planes patronales

La modificación de la ley de concursos y quiebras que está en discusión en el Congreso apunta a suspender los procesos hasta fin de año para evitar que “ni bien se reabran los tribunales comerciales haya miles de cierres” y el otorgamiento de créditos bancarios a las empresas concursadas. Solo un amortiguador para evitar una reacción de conjunto ante una avalancha de quiebras.
Junto a esto se debate el proyecto de una moratoria impositiva de amplio alcance que, para la UIA, sería solo un paso “para poder avanzar hacia una presión tributaria abordable (reclama ‘revisar más de 160 impuestos’)… se tienen que generar más incentivos para que los argentinos inviertan y es el sector privado el que será el protagonista de la recuperación”.
En esa dirección se ubica la extensión del Presupuesto 2020 que implica un aumento estimado de 1,8 billones de pesos en diversas partidas. Se calcula que “unos 407.000 millones de pesos se irán en transferencias directas a empresas privadas hasta fin de año”. Otra enorme tajada se va en los intereses de la deuda.

2001 a la vista

Los proyectos son parte de la batería de iniciativas que promueven o apoyan las patronales del “comercio, la industria y la construcción” para enfrentar “una crisis que –según José Urtubey de la UIA- será superior a la de 2001″. En esto coincide con un reciente artículo del The New York Times según el cual “todas las condiciones parecen dadas para que vuelva el pasado”. Recordemos que desde el corazón pobre del conurbano, el desbocado y encubridor de narcos, el intendente de José C. Paz, Mario Ishii, pronosticó un 2001 a fin de agosto en un reportaje al diario Perfil.
La pregunta del millón es cómo se financiará el déficit que el gobierno proyecta en 3 billones de pesos, es decir, 10,5% del PBI. El recurso de la emisión llega a niveles explosivos. Según analistas “habría que emitir entre 1 y 1,5 billones adicionales para financiar el déficit del segundo semestre, que difícilmente puedan ser absorbidos por el Banco Central, puesto que eso lo obligaría a subir las tasas de interés, algo que sería suicida en plena recuperación”. Ahí es donde el arreglo con los acreedores se vuelve vital para la burguesía: “una resolución favorable sobre la deuda –declaró un vocero de los industriales- podría generar el margen necesario para un paquete fiscal más agresivo”. La esperanza sería financiarse en los mercados o una nueva asistencia del FMI. O sea, más endeudamiento, cuando no hemos salido del default.
Luego del mensaje que enviaron los grandes tenedores de bonos rechazando la última oferta argentina, las negociaciones se extenderían, ahora, hasta el 28 de agosto, lo que supone preparar nuevas concesiones; podría reflotarse el bono atado al PBI o a las exportaciones para compensar los tres dólares de diferencia que reclaman los fondos además de aceptar modificaciones legales a los contratos; un tema que importa por el antecedente que representa para otras renegociaciones de deuda en marcha, como la de Ecuador.
Lo más importante es lo que el ministro Martín Guzmán declaró en una entrevista a Bloomberg: “después del proceso de reestructuración de deuda con los acreedores privados esperamos solicitar un nuevo programa al FMI que reemplace al que teníamos previamente y que no funcionó”. Con tono firme agregó “esto ocurrirá con o sin acuerdo con los bonistas” (¡agarráme que le pago!).
Es decir, del monitoreo de las cuentas que reclaman los especuladores pasamos a un plan elaborado directamente por el FMI. No hace falta leer muchos diarios para saber en qué consisten esencialmente los planes que le reclaman a Guzmán: reformas estructurales (laboral y previsional entre ellas) y austeridad fiscal; esto entraría en colisión con la expectativa de las patronales de mayores subsidios. En esto radica el callejón sin salida de la crisis capitalista. No hay para todos, por lo tanto los choques serán del capital contra las masas y entre los propios capitalistas.

La reforma laboral en marcha

Como desarrolló el artículo de Néstor Pitrola de la semana pasada la reforma laboral ya empezó. Todos los “borradores” elaborados por las patronales para salir de la cuarentena se reducen a paquetes de subsidios, exenciones impositivas y “regulaciones laborales” a la baja para cada actividad: el modelo Vaca Muerta que tanto elogió “el candidato” Alberto Fernández.
La línea maestra no es una ley única de reforma laboral, que podría ofrecer un eje de resistencia común a los trabajadores (una gran lección que los capitalistas sacaron de las jornadas de diciembre de 2017 contra el proyecto previsional), sino las mesas sectoriales con la burocracia sindical como partenaire. A través de ella, las patronales intentarán alinear a la clase obrera tras sus reclamos.
Ese es el lugar que las direcciones sindicales reclaman para sí en el escenario de la “nueva normalidad”: garantes de la contención a las luchas y coejecutores de la poscuarentena. Los acuerdos sectoriales son bien vistos por el gobierno en la medida que pavimentan el camino al Pacto Económico y Social que será el soporte político de la “poscuarentena”.
Esto incluye la firma de paritarias que consoliden la rebaja salarial. En esa línea coinciden todas las fracciones, desde Los Gordos a la Corriente Federal. Su vocero Sergio Pallazo, que acaba de hacer punta con un acuerdo salarial varios puntos debajo de la inflación, le pidió “a la central obrera anticipar la elección” para tener este año “una CGT unificada, que pueda darle al Presidente la legitimidad de la representación del movimiento obrero en todo su contexto a la hora de tomar las medidas de la pospandemia”.

Una situación precaria que cruje por las luchas

El derrumbe industrial con su secuela de despidos en masa, cierres, aumento de la desocupación y la pobreza es leña al fuego de la crisis social que se agrava al ritmo de los contagios y las muertes y el latente colapso del sistema de salud.
La lucha “de vida o muerte” por los protocolos de seguridad, que cobrará cada vez más relevancia, se superpone con la defensa de los puestos de trabajo y del salario. El ejemplo del Sutna, defendiendo la salud obrera y las condiciones de trabajo, con métodos de acción directa y democracia sindical, es una guía para todos los trabajadores. Otras batallas tenaces como la de los textiles de Algodonera Avellaneda de Vicentin, la de los choferes cordobeses, la de numerosos municipales en distintas provincias, la de los desocupados del Frente de Lucha Piquetero, la juventud repartidora o el vasto movimiento en la salud, marcan el potencial de nuestra clase obrera a partir de una política para romper la cooptación de la burocracia sindical.
La “nueva normalidad” que pretenden inaugurar las patronales viene preñada de conflictos con reforzamiento del aparato represivo y choques de todo tipo, en los que se forjará una vanguardia combativa. Las iniciativas votadas por el Plenario del Sindicalismo Combativo contribuirán a agruparla en torno a un programa anticapitalista.

Miguel Bravetti

miércoles, julio 29, 2020

Hace 82 años terminaba la Guerra del Chaco, esa “guerra de la sed”



En 1932, paraguayos y bolivianos se enfrentaron en el inhóspito Chaco Boreal. La falta de agua y comida causó miles de bajas. El acuerdo final de paz se celebró el el 21 de julio de 1938. ¿Por qué pelearon los dos países más pobres de Sudamérica?

ni una gota de agua
para perder en lágrimas

Agua, petróleo y sangre

Entre 1932 y 1935, 120 mil paraguayos y 250 mil bolivianos libraron la contienda sudamericana más cruenta del siglo XX. Estaba en disputa el Chaco Boreal, un área de 650 mil km2 al norte del río Pilcomayo, al cual llamarían “infierno verde” por sus condiciones inhóspitas: escasez de agua, temperaturas de casi 50° en verano y menos de 0° en invierno, presencia de ofidios venenosos y de insectos portadores de enfermedades.
Para la Royal Dutch Shell y la Standard Oil, el Chaco representaba un paraíso verde y negro, una fuente inexplorada de dólares y petróleo. Su cercanía al río Paraguay constituía una vía de acceso al océano Atlántico, que lo tornaba ideal para la colocación de oleoductos; y se sospechaba que debajo de esas tierras áridas había importantes yacimientos. También tenían intereses en la región las empresas forestales, como la Carlos Casado S.A., que en 1925 gestionó el ingreso de las Colonias Menonitas del Chaco Paraguayo.
De acuerdo con el historiador Maximiliano Zuccarino, hubo otro factor en juego: “las inversiones argentinas en Paraguay, que la administración justista se empeñaba en proteger”. Muchas de ellas, estaban enlazadas a capitales británicos que operaban en Buenos Aires y databan del siglo XIX. Era el caso de The Argentine Quebracho Co.; The Argentine Land & Investment Co. Ld.; la Santa Fe & Córdoba Great Southern Land Co. Ld.; y The Forestal Land, Timber & Hailways Co. Ld.
Luego de la Guerra de la Triple Alianza, las zonas vírgenes de la frontera habían asegurado a los inversores británicos propiedades a precios muy bajos. En el nodo del asunto, no solo estaban la comercialización, el transporte y el precio de los hidrocarburos, sino los títulos de líneas férreas y de transporte marítimo, así como la instalación de frigoríficos y obrajes. En resumen, las posiciones estratégicas para la producción y circulación de bienes exportables: tierras baratas y cursos fluviales.
Dentro de ese marco, los magnates del negocio hicieron lo que saben hacer mejor. Con una crisis económica mundial sin precedentes como telón de fondo, pertrecharon a los dos países más pobres de la región y se lanzaron a la competencia por el crudo. Explotaron las largas disputas territoriales que existían los dos pueblos. Ni Paraguay, ni Bolivia habían aceptado ninguno de los cuatro tratados de límites fronterizos presentados entre 1878 y 1907. Esta fue la casus belli. Los capitales anglo-holandeses (que tejían lazos con la oligarquía argentina) financiaron al Paraguay, mientras que los norteamericanos realizaron empréstitos a Bolivia.
Para los hombres movilizados de uno y otro bando, aquélla fue la guerra de la sed. Un cuarto de ellos perdería la vida principalmente por deshidratación –junto con la inanición y la disentería-, decenas de miles acabarían mutilados y muchos desaparecerían por siempre, entre el polvo.
El escritor Augusto Roa Bastos, quien sirvió como enfermero, volcó sus experiencias en la novela Hijo de hombre. Allí hablaba de pozos secos que se convertían en fosas, de hombres sin gotas para desperdiciar en lágrimas, moviéndose como borrachos quienes han olvidado el camino a casa. El escritor paraguayo Julio Correa, el poeta y representante de la polka y exsoldado Emiliano R. Fernández, al igual que un sinfín de excombatientes y cuentistas bolivianos retrataron en sus obras esos duros días.
La conflagración consumió los ya escasos recursos de ambos países. Uno y otro tenían heridas frescas. Bolivia había peleado la Guerra del Pacífico entre 1879 y 1883, que la despojó de su litoral sobre el Pacífico. Paraguay no se había recuperado del exterminio ocurrido entre 1864 y 1870, por el cual fue asesinada el 90% de su población masculina adulta.

Los bandos

El crack de 1929 había tenido un fuerte impacto sobre el país andino. A lo largo de solo tres años, la denominada “oligarquía del estaño” había visto caer sus exportaciones casi en un 80%. Si en 1927 conseguía 289 libras por tonelada de mineral, para 1929 esta cifra había pasado a 202 libras. En 1939, a 141. Como contracara, el endeudamiento externo ahogaba al país y no había perspectiva de conseguir créditos internacionales. Con la creciente socialización del proceso de trabajo en las grandes empresas mineras, aparecían las primeras luchas obreras por organización sindical. En este contexto, las clases gobernantes se embarcaron en la guerra.
Si bien el ejército boliviano fue superior al paraguayo en una relación de 3 a 1, era una fuerza donde primaba el racismo, sin apoyo popular y dedicada a la represión interna. El propio Joaquín Espada Antezana, ministro de Guerra, decía que ésta era una de las principales debilidades en el campo de batalla. La masacre ejercida sobre los campesinos de Pucarani para obligarlos a pelear fue ilustrativa, en este sentido.
El Paraguay, por su parte, venía de años de hegemonía del Partido Liberal (PLRA) y primaba la inestabilidad política. La clase obrera daba sus primeros grandes pasos de organización: entre 1923 y 1931, se habían conformado las principales centrales sindicales, que libraron un total de 43 huelgas. A diferencia de lo ocurrido en el país vecino, los liberales sí lograron un apoyo importante de trabajadores y campesinos para la contienda, impulsándola como una “causa nacional”. Pero ésta no estaba destinada a perdurar. El reclamo por tierras y por derechos para los trabajadores pronto volvería a escena.

El desenlace (abierto)

El 12 de junio de 1935, se acordó el cese de hostilidades; y, el 21 de julio de 1938, se firmó un tratado en Buenos Aires donde se fijaron los límites definitivos. Finalmente, se estableció la soberanía paraguaya sobre tres cuartas partes del territorio y Bolivia obtuvo una zona a orillas del río Paraguay. En 2009, los presidentes Evo Morales y Fernando Lugo firmaron –otra vez, en Buenos Aires- un acuerdo definitivo. Habían pasado 74 años del conflicto que se llevó la vida de 50 mil bolivianos y 40 mil paraguayos.
La Guerra del Chaco significó un punto de quiebre, que terminaría por hundir tanto a la “oligarquía del estaño”, como al Partido Liberal. En ambos países se desataron importantes procesos signados por golpes militares, reconfiguraciones políticas y, sobre todo, por la insurgencia obrera y campesina.
La Standard Oil fue una de las grandes victoriosas. Una vez que cesó el fuego, se comprobó que ésta venía contrabandeando una porción de producción a través de un oleoducto clandestino, con el beneplácito de funcionarios argentinos y bolivianos, vinculados a la firma norteamericana. Por otra parte, en la “Historia empresarial” reflejada en la página oficial de Shell, puede leerse: “Los años 30 fueron difíciles”.
Muchos excombatientes vinieron a países como Argentina escapando del hambre o la persecución. Gumersindo, veterano paraguayo, fue uno de ellos. Él solía relatar cómo se le hinchaban la lengua y las extremidades durante la guerra, por la falta de agua; recordaba que sus compañeros enloquecían y bebían el combustible de los tanques, solo para morir intoxicados a los pocos minutos. Había aprendido que la industria del petróleo está manchada con sangre trabajadora.

Jazmín Bazán
Martes 21 de julio

La proscripción de Correa y la situación política ecuatoriana



La Corte Nacional de Justicia ecuatoriana ha ratificado la sentencia de 8 años de prisión y 25 años de inhabilitación política para el ex presidente Rafael Correa, quien es acusado del delito de cohecho al formar parte del caso de corrupción “Sobornos 2012-2016”. Junto con él, han quedado bajo la órbita del fallo judicial otros 17 acusados, entre ellos ex funcionarios como Jorge Glas (exvicepresidente de Correa y Lenín Moreno) y diez empresarios. Además, se obliga a los imputados a abonar una suma de 778.224 dólares cada uno, mientras que los cómplices deberán pagar 368.632 dólares como resarcimiento por los “daños” ocasionados al Estado.
El famoso “Caso Sobornos” intenta dar cuenta de un presunto entramado de negocios realizados entre el Estado y diversas empresas, entre ellas, la constructora brasileña Odebrecht. Según la justicia, los grupos capitalistas implicados en el affaire financiaban al movimiento político Alianza País (en ese momento, la fuerza política de Correa) a cambio de contratos millonarios con el Estado. La Fiscalía judicial carece de pruebas concretas que puedan atestiguar la participación de Rafael Correa en dichas tramas, solo cuentan con movimientos bancarios practicados por el exmandatario donde lo incriminan por recibir 6.000 dólares (El Espectador 22/7). Se trata de una operación completamente direccionada toda vez que Odebrecht no es juzgada por el aparato judicial.

Proscripción

Estamos ante un nuevo capítulo de las proscripciones políticas que han tenido lugar este último tiempo en América Latina, como fue el caso de Lula en Brasil y de Evo Morales en Bolivia.
Es indudable que los negociados alrededor de la obra pública existen. Los sobornos de Ecuador forman parte de una trama más general que quedó al desnudo con el estallido del Lava Jato. Este mostró una red de coimas y sobrefacturación que envolvía a los grupos contratistas y el poder político de casi todos los países latinoamericanos. Fue impulsado por el imperialismo norteamericano con el propósito de desplazar de los negocios a capitalistas nativos.
Pero los procesos judiciales se han caracterizado por la más completa discrecionalidad y por todo tipo de maniobras, con la condena de algunos imputados y la impunidad de otros, en función de cálculos políticos y económicos.
Correa se encuentra exiliado en Bélgica desde 2017 y si concurriera a Ecuador para blanquear su candidatura corre peligro de ser detenido, pues existe “una orden de prisión preventiva por el denominado caso Balda” (El Universo 23/7), un proceso judicial impulsado por la Fiscalía General del Estado. Correa no ha descartado recurrir a instancias internacionales ante su proscripción.
La embestida proscriptiva en Ecuador no se termina en la figura de Correa. Su partido, Fuerza Compromiso Social, ha sido suspendido –junto a otras tres fuerzas políticas- por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que respondió en última instancia a la presión ejercida por la Contraloría General del Estado (CGE), aduciendo a supuestas “irregularidades” en la inscripción partidaria. El reglamento de Democracia Interna aprobado por el CNE establece que los afectados tienen un límite de “10 días para presentar descargos y pruebas de que han cumplido con todos los requisitos formales para ser un partido” (Voz de América 22/7). La naturaleza fraudulenta de esta maniobra reside en el hecho de que la CGE es un organismo controlado por Lenín Moreno, quien a través del referéndum constitucional llevado a cabo en 2018 logró reformar la constitución de tal manera que le permitió copar dicho organismo (Página 12, 5/7).

Ajuste y deuda externa

Por medio de estas maniobras, Lenín Moreno busca avanzar hacia su reelección. La conspiración contra la oposición política obedece en buena medida al cuadro de derrumbe económico y sanitario que caracteriza la situación política ecuatoriana en el marco de la pandemia y en un panorama internacional dominado por las tendencias a la depresión y a la guerra comercial. El gobierno de Ecuador ha reforzado su carácter proimperialista y ajustador (en junio, el parlamento aprobó una reforma laboral) para hacer buena letra ante el conjunto de los acreedores internacionales que arbitran el escenario político local, a saber, colosos de los fondos de inversión como BlackRock y Ashmore. El tópico concerniente a la renegociación de la deuda en Ecuador es clave en la agenda política del gobierno. El ministro de Finanzas, Richard Martínez, quien fue puesto en la mira por el movimiento popular tras haber sido artífice de los recientes recortes en el presupuesto educativo, se encuentra en la recta final de las negociaciones con los bonistas. Los últimos intercambios con el capital internacional han sido saludados por los mercados con un alza en los precios de los bonos, cuyos valores se han duplicado entre junio y julio en relación a los precios registrados en marzo de este año (El Comercio 21/7). Al gobierno le resta dirimir una contraoferta presentada por un grupo minoritario de bonistas, quienes reclaman una supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre las finanzas nacionales (reformas estructurales) y en ciertos casos una suba de las tasas de interés, cuyo estado actual, de acuerdo a las ofertas propuestas por el gobierno, se encuentran por encima de la media internacional.

La lucha es ahora

Mientras Lenín Moreno desenvuelve un ajuste brutal contra los trabajadores, la estrategia correísta siempre fue volcar sus energías a la contienda electoral. Pero además, su “lucha” contra la derecha es una impostura repleta de contradicciones, toda vez que pretende desplazar a Lenín Moreno del poder armando un frente electoral con fuerzas derechistas, como el Movimiento Centro Democrático, que en las elecciones legislativas de 2017 puso como cabeza de lista al empresario Jorge Norero.
Otro campo que merece atención es el de la izquierda y las organizaciones campesinas. Este bloque rechaza a Lenín Moreno pero también a Correa, con quien confrontó durante su administración. Pachakutik (brazo político de la Conaie) se encuentra seleccionando a sus precandidatos presidenciales, entre ellos Leonidas Iza (presidente de Cotopaxi, movimiento indígena y campesino) y Jaime Vargas (presidente de la Conaie), quienes formaron parte del ala más radical de la Conaie en el marco de la rebelión popular de 2019. La Conaie, liderada por Vargas, acaba de presentar un programa para “enfrentar la crisis”, cuya viga maestra es la aplicación de un impuesto a las grandes fortunas y la suspensión del pago de la deuda externa (junto con una auditoría que investigue la deuda tomada desde 2014 hasta la fecha). Leonidas Iza se referencia en el nacionalismo indigenista de Evo Morales y ha planteado “políticas de beneficio para pequeños y medianos productores”.
Los límites políticos de este espacio quedaron de manifiesto durante la rebelión de octubre, ya que el planteo de la Conaie se restringió al reclamo de la anulación de la quita al subsidio a los combustibles, evitando una lucha por la caída del gobierno ajustador. Otra expresión de las contradicciones que posee el espacio se puede ver en el apoyo de algunos dirigentes de la Conaie al banquero Guillermo Lasso en el balotaje ecuatoriano de 2017, con el argumento de vencer a Lenín Moreno (entonces candidato de Correa).

Conclusiones

Sin negar el carácter antiobrero que tuvo su gobierno e incluso la corrupción que hubo durante su administración, es preciso rechazar la tentativa de proscripción de Correa y su espacio político, toda vez que su consumación no haría más que fortalecer al gobierno ajustador y su avance sobre las libertades democráticas.
Al mismo tiempo, el desafío inmediato que tiene por delante la gran masa de obreros y campesinos ecuatorianos es derrotar la política ajustadora de Lenín Moreno. Esto plantea la necesidad de un congreso de bases de las organizaciones obreras y campesinas para votar un plan de lucha.

Nazareno Kotzev

El futurista Elon Musk muestra sus cartas: con el golpismo y contra los trabajadores



Se confirma el interés en el litio en la trama del golpe en Bolivia.

El director ejecutivo de Tesla y Space X, Elon Musk, generó polémica en Twitter por un intercambio con un usuario sobre el golpe de estado en Bolivia.
El billonario opinó en la red social que “otro paquete de estímulos (económicos) no es lo mejor para los intereses del pueblo”. Este tuit recibió la respuesta de otro usuario “¿Sabe qué no era lo mejor para la gente? Que el gobierno de EEUU organice un golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia para que ud. pueda obtener litio allí”. La polémica estalla con la respuesta, posteriormente borrada, de Musk: “¡Daremos un golpe a quien queramos! Lidia con ello”.
De esta manera se coloca, con la pedantería que lo caracteriza, del lado de la masacre y la violación de los derechos democráticos más elementales perpetrados por el gobierno de Añez en Bolivia. A su turno Evo Morales contestó al empresario vinculando su comentario con el que considera el motivo de fondo del tuit: Tesla Motors es la empresa de automóviles eléctricos más grande del mundo y por lo tanto tiene un interés en el Litio boliviano.

Nada nuevo bajo el sol

El historial más reciente del billonario lo coloca claramente del lado opuesto de los “intereses del pueblo”. Al desatarse la pandemia de Covid-19 en EEUU, Elon quiso hacer pasar el funcionamiento de su fábrica Tesla en Fremont, California, como “esencial”. El establecimiento luego fue cerrado por las autoridades y volvió a abrir contra las normas sanitarias recomendadas. A principio de Marzo, Musk llegó a tuitear que “el pánico por el coronarvirus es tonto” bajo la línea marcada por Trump de “apertura de la economía” y la defensa de la “libertad”. No debe sorprender este alineamiento ya que fue asesor del presidente norteamericano al principio de su mandato y además se ve beneficiado por los subsidios millonarios ganados por su trabajo con la NASA a través de su empresa SpaceX.
Pesan sobre él denuncias de despidos y presión dentro de sus empresas para detener los procesos de sindicalización. Asímismo, la planta de Tesla en California tiene una alta tasa de accidentes laborales, que ha evitado que sean denunciados legalmente para no afectar el prestigio de su planta “de avanzada”. La política de seguridad e higiene contrasta con la tecnología aplicada a la línea de producción, mostrando un desprecio por la salud y vida de su fuerza de trabajo. Según Justine White, exlíder de seguridad de la planta, “el estilo y la velocidad superan a la seguridad.”
Yendo aun mas lejos en sus “declaraciones” polémicas en el libro “Elon Musk: Tesla, SpaceX y la búsqueda de un futuro fantástico” de Ashlee Vance, el CEO ha declarado su preocupación por que las personas “inteligentes” tengan más hijos. Aunque no refiere la relación de la “inteligencia” demostrada con las condiciones económicas y sociales en las que las personas nazcan, el planteo se parece como dos gotas de agua al de los supremacistas blancos preocupados por las tasas de natalidad de los inmigrantes.

¿El futuro?

Las 2 empresas de las cuales Musk es CEO, desarrollan temas sensibles para la humanidad en la etapa actual de crisis. Por un lado, la producción y extensión de vehículos eléctricos, y por otro, la exploración espacial.
En la prensa especializada en tecnología, multimillonarios extravagantes como Jeff Bezos (Amazon– Blue Origin) y el propio Musk parecen estar moldeando un futuro maravilloso. Nada más alejado de la realidad.
Si tomamos el caso de SpaceX, podemos ver como Musk planea para el futuro solo la expansión de sus negocios. Según declaraciones del propio Elon, el pasaje a sus colonias en Marte saldrá alrededor de 1 millón de dólares y se podrán sacar prestamos para pagarlo ya que “en Marte habrá mucho trabajo”. ¡Vaya oportunidad!
La exploración de nuestro sistema solar y la creación de alternativas a combustibles fósiles solo va a estar dirigida a los “intereses del pueblo” (trabajador) si es tomado en manos de ellos mismos en pos de la transformación social de fondo: el fin del régimen social que encabezan personajes como Musk.

Domingo Díaz

La memoria (también) es un campo de batalla simbólico



Memorándum sobre los olvidos funcionales

Entre los planes de toda dominación, económico-cultural, ocupa un lugar de privilegio la usurpación simbólica incluso en los campos de la identidad y de la memoria. Nunca será fácil someter a un pueblo que tenga “fresco” en su recuerdo, el bagaje histórico de las luchas con sus derrotas y sus victorias. No es que sólo de recuerdos viva la especie humana y tampoco que los archivos mnemotécnicos, por sí solos, salven a los pueblos de las tragedias opresoras. Pero es seguro que las batallas en los campos simbólicos de la memoria son decisivos no sólo por la cantidad sino por su calidad movilizante y su oportunidad coyuntural. Es urgente re-politizar a la memoria.
También es preciso emancipar a la memoria de todas las emboscadas ideológicas que pretenden reducirla a sólo “archivo muerto”, “ocioso” y “estorboso”, capricho de la imaginación “solipsista”. No es suficiente la “memoria activa” si no es, específicamente, memoria crítica y descolonizadora. Recordar por recordar comporta el peligro de las nostalgia boba. Recordar es una parte de la producción de sentido donde entran en juego todas las formas de la memoria que no sólo es repertorio de “retratos mentales” quietos. La memoria opera en toda la red de los sentidos, objetivos y subjetivos. Umberto Eco, en algunos temas desmemoriado, entendía que uno recuerda rostros, aromas, fechas, frases, gestos, afectos, texturas… pero, por más que se las ingenien para que así parezca, ninguna memoria es puramente individual. El recuerdo expresa al conjunto de las relaciones sociales y en ellas los modos y los medios de la producción económica e ideológica.
Nada tiene la memoria de “enciclopédica” per se, no es un plan armado por coleccionistas organizadores de saberes. Es mucho más parecida a un “collage” (no caprichoso) que cobra sentido sólo en el sentido de la dialéctica social desde el epicentro de esas contradicciones internas que la convierten en “cultura de masas”, “comics”, letras de canciones, mitos cinematográficos, éxitos de propaganda, obsesiones de educación religiosa… a fuerza de emociones que dan adherencia a los fanatismos. Tales contradicciones internas son la presión sanguínea de un cierto metabolismo ideológico, siempre con pronóstico reservado, según la trama en que se activan o manipulan los recuerdos. Sólo con luchas emancipadoras a conciencia, se recupera la memoria crítica de sí y del contexto, porque sin cuerpo político, sin poder social emancipador, pensamientos y recuerdos se quedan en la infancia o la adolescencia de tipo museísticos y contemplativos. Ésta es quizás la parte más revolucionaria de una semiótica emancipadora de la memoria, donde las fuerzas del recuerdo se vuelven movilizadores y marcan la vida simbólica de los pueblos que, al final, se revitaliza en clave abolicionista contra toda manipulación, usurpación o degeneración de la memoria.
A la burguesía le gusta jugar con la memoria para homenajearse a sí misma, convirtiéndose en añoranza profunda que se nos inserta como “recuerdo del futuro” inexistente. Inventaron “épocas de oro” para inocularnos ensoñaciones e ilusionismos nostálgicos, para hacernos sentir que perdimos esa “tierra prometida” que nunca tuvimos. Nos hacen sentir tristeza y ansias para rescatar, compulsivamente, la época en que todo fue “prospero”, abundante y feliz… con una especie de memoria taxi que nos lleva hacia lo que nunca existió pero que está ahí, motorizado por películas, cancioneros, museos y baratijas ideológicas de moda. Si “todo tiempo pasado fue mejor” estamos fritos. Lo peor no ha “pasado”, lo “mejor” no ha existido (más que para unos cuantos) y la memoria es, en manos de la ideología dominante, mercancía del capricho hegemónico. La realidad de los seres humanos simplemente empeora: más hambrunas, más desempleo, más inflación, más pobreza… menos futuro bajo el capitalismo. ¿Alguien lo recuerda?
Un lugar específico (no exento de necesidad crítica y autocrítica) ocupa el estudio científico de las patologías de la memoria. El repertorio es muy amplio, y con excepciones, estudiado bajo muchas limitaciones, voluntarias e involuntarias. No será aquí donde se pueda profundizar con solvencia esa revisión. Lo que sucede en el campo de las “enfermedades de la memoria” contiene desorientación, dudas y cuestionamientos que debemos elaborar y profundizar como contribución teórica en un área tan sensible que, más de una vez, ha sido estancia de los peores experimentos en la guerra psicológica orquestada por el imperio. Recordemos Hiroshima y Nagasaki y la manipulación “clásica” sobre cuánto de nosotros es “propio” y cuánto producto de la manipulación simbólica fabricado por la cultura dominante aunque, a veces, lo “olvidemos”. Algunos sueñan con que el único sentido de nuestras vidas opere como respuesta a una suma de “recuerdos” inducidos por cierta capacidad de compra. Memoria del consumismo fabricada en laboratorios de semiótica burguesa.
Dicen algunos que la memoria es un “género de ficción”. Eso supondría que hay un “autor”, demiurgo de memorias al antojo de las circunstancias o las conveniencias. Como los publicistas. Pero eso sería cierto en una definición del individualismo que ignorara el peso de la Historia sobre la memoria con los lenguajes, las arquitecturas, los modos de producción y las relaciones de producción. Al otro lado del conflicto, en el campo de Batalla que, también, es la Memoria, está el bastión del amor (única fuerza capaz de reconciliarnos con nosotros mismos decía Breton) y todas sus expresiones. En el amor no mercantil, que genera tantas memorias, está la fuente de lo mejor de nosotros mismos, la base de toda idea de futuro, la clave de un humanismo de lo concreto y de nuevo género. Algo que está muy presente en nuestras vidas, que lucha contra las tinieblas ideológicas (falsa consciencia) imperantes. Principio fundamental y programa de lucha emancipador para recuperar a la memoria y ponerla a salvo de nuestro propio olvido.
Mucho cuidado. En memoria de “grandes luchas” y “grandes luchadores” se han cometido equivocaciones inmensas. Bajo la cualidad aparente del “homenaje” memorioso a personas o eventos, puede habitar una no poco tendenciosa usurpación simbólica que termine desplazando a los hechos concretos y los convierta en despojos anecdóticos para condimentar discursos ampulosos o charlas en cocteles diplomáticos. Un día, por fin, las fuerzas de la epistemología y la pedagogía comprometidas con la multidisciplina y la política emancipadoras, resarcirán el papel de la memoria en la construcción del sujeto social crítico hoy cercenado de los modelos educativos. Harán lugar a una Semiótica para la Emancipación inserta, también, en la revolución de las consciencias. Y eso es urgente, no lo olvidemos.

Dr. Fernando Buen Abad Domínguez, Director del Instituto de Cultura y Comunicación y Centro Sean MacBride, Universidad Nacional de Lanús

Bolivia: la lucha debe avanzar hacia la huelga general



Para terminar con el gobierno golpista que proscribe elecciones y hunde al pueblo

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) acató el pedido de la golpista presidenta Jeanine Añez, del alto mando militar y los partidos de derecha, de postergar, nuevamente, por quinta vez, las elecciones convocadas: del 6 de septiembre al 18 de octubre.
Pero… partidos de la derecha (el fascista Luis Fernando Camacho, etc.) y funcionarios oficialistas se han opuesto a esta “resolución” reclamando que las elecciones se posterguen sin fecha, “hasta que se resuelva el contagio de la pandemia”.
Dicen estar preocupados por la salud del pueblo, cuando han llevado a Bolivia a una situación catastrófica en materia de salud pública, con sus políticas negligentes, corruptas y propatronales. Defender al pueblo contra el coronavirus plantea sacarse de encima al virus antipopular del golpismo derechista.

No movilizar alienta el continuismo del golpismo…

Nuestro Partido Obrero planteó mil veces que no enfrentar al golpismo con la movilización de masas, pondrá no solo al pueblo bajo la catástrofe económico-social y sanitaria, sino también inviabilizará la realización de elecciones mínimamente democráticas, dando curso al continuismo golpista.
Criticamos, oportunamente, la renuncia no solo del presidente Evo Morales, sino de todos los funcionarios que lo continuaban constitucionalmente, hasta habilitar la ‘elección’ de Añez como presidenta.
Evo Morales y la cúpula del MAS, en cambio, armaron los términos del llamado “acuerdo de pacificación” con la ‘elite’ reaccionaria, represora y racista de Añez, Camacho y Cía. Buscando “la pacificación” se desmovilizó al pueblo que había salido a resistir y se entregó el poder político a los golpistas.
A partir de esta ‘estrategia’ la dirección del MAS se fue tragando todos los sapos reaccionarios. Aceptó la proscripción de Evo Morales de cualquier cargo electivo y de otros candidatos del MAS. Fue corrido Andrónico (Rodríguez Ledezma, de las combativas organizaciones del trópico de Cochabamba) para ser reemplazado como candidato presidencial por Luis Arce, de buena relación con el capital financiero imperialista con el que supo trabajar, como ministro de economía, durante el gobierno de Evo, garantizando la propiedad de aquel sobre las palancas claves de la economía.
Una y otra vez, se fue postergando la convocatoria electoral. El compromiso era que Añez las convocaría en 90 días luego de su asunción presidencial. Pero en febrero se ‘arribó’ a un acuerdo para postergarla y hacerla el 3 de mayo. Iniciada la pandemia, Añez postergó sin fecha las elecciones de mayo. El Congreso con mayoría masista, las convocó entonces para agosto. Pero la presidencia se negó a avalarlas. Finalmente, en un acuerdo entre el Tribunal Supremo Electoral y algunos partidos, se las convocó para el 6 de septiembre. El Parlamento ratificó la fecha, pero el Poder Ejecutivo se negó a promulgar la convocatoria electoral, durante varios días. Finalmente y bajo protesta, se allanó al mandato del Congreso. Pero siguió mascullando que era un genocidio hacerlas en esa fecha y que tenían que postergarse. Ahora ha sido el TSE el que levantó la convocatoria del 6 de septiembre citándolas para 45 días después: para el 18 de octubre. Es el cuento de nunca acabar. El TSE, un organismo no elegido por la soberanía popular, sino creado por el Congreso, se atribuye el derecho a levantar y convocar elecciones, en contra del voto del Parlamento. El gobierno golpista que se definió como provisional, para llamar en tres meses a elecciones seguirá instaurado más de un año…

…y lo envalentona

El gobierno golpista no se mantiene en el poder como un objetivo en sí mismo. Está actuando permanentemente para modificar la realidad en un sentido reaccionario y proimperialista. Aunque el Parlamento no ha sido disuelto por el golpe, el Poder Ejecutivo hace caso omiso del mismo. Añez anunció el pedido de un préstamo (1500 millones de dólares) al FMI para enfrentar la pandemia. Como las condiciones no estaban claras (tasas de interés, etc.) el Parlamento se negó a aprobarlo hasta que llegaran las informaciones pedidas. El gobierno lo resolvió por decreto. Los comandantes de las Fuerzas Armadas enviaron una lista de ascensos que privilegiaba a los mandos golpistas. Como el parlamento la dejó en suspenso, el gobierno de Añez la aprobó por decreto. Igual en política internacional (incorporación al Grupo de Lima con Trump y Bolsonaro, etc.), etc. Los parlamentarios del MAS que cuentan con mayoría en ambas cámaras tampoco han presentado y menos tratado proyectos de defensa del pueblo, frente a la pandemia y la crisis social, en el medio de la catástrofe que se está descargando.

Una estrategia desmoralizante

El golpe cívico-militar contra Evo Morales fue enfrentado por este con una… estrategia electoral. Pero las movilizaciones fascistoides, golpistas y derechistas deben ser derrotadas en las calles. “Pacificar” a las masas a la espera de una convocatoria electoral envalentona a la derecha. Esta no ha dado un golpe provocando una crisis mayúscula y una movilización de masas para entregar el poder 9 meses después, acatando el resultado de las urnas. La derecha no reconoció la amplia mayoría electoral que obtuvo el MAS en octubre pasado. ¿Por qué la reconocería en caso de un nuevo triunfo de esta coalición nacionalista-indigenista?
Justamente, es la disgregación que la crisis ha acentuado en la derecha, impidiéndole presentar una candidatura única, la que hace que una y otra vez se posterguen las elecciones. Ahora el gobierno ha salido a pedir internacionalmente la captura de Evo Morales por terrorista. Y presentó escritos pidiendo la proscripción del candidato presidencial del MAS, Arce, por ‘revelar’ una encuesta que le daba ganador el 6 de septiembre. Las elecciones bajo este gobierno golpista o no se harán (las versiones de nuevo golpe circulan por varias fuentes) o serán proscriptivas y fraudulentas.
La táctica de Evo Morales y la conducción del MAS es la misma que usó Lula y el PT en Brasil. Permitieron que una cincuentena de senadores destituyeran a la presidenta Dilma Rousseff, que había sido elegida por 50 millones de brasileros. No hicieron nada frente a este golpe pseudo parlamentario, en realidad instrumentado por las Fuerzas Armadas, a pesar de contar con la central obrera (CUT) y las centrales estudiantiles, campesinas y otras organizaciones de masas. Luego dejaron que se sacara una reforma laboral rabiosamente antiobrera y reaccionaria, también sin organizar la huelga general. Y así, paso a paso, con el planteo de que había elecciones en el 2018 y entonces el PT volvería al poder. Finalmente se lo proscribió y encarceló a Lula, el candidato presidencial del PT, en forma arbitraria. Se fue paralizando y desmoralizando al pueblo trabajador, se lo fue atomizando y se abrió el camino al ascenso de la derecha fascistizante de Bolsonaro.
Evo Morales está aplicando la misma estrategia errada de desmovilización. Hay elecciones –dice-, ganamos y volveremos al gobierno. Así se van tragando sapos de todo tipo. El pueblo está sufriendo una fenomenal pandemia de coronavirus y la crisis capitalista: la crisis la están pagando las masas explotadas.
No se debe esperar. Es necesario un plan de lucha para acabar con el gobierno golpista y satisfacer las urgencias de las masas trabajadoras.
La Central Obrera (COB), con la adhesión de diversas entidades campesinas y ciudadanas han convocado a una jornada nacional de lucha contra la postergación de las elecciones, para este martes 28 de julio en toda Bolivia.

¿Será este el inicio de un plan de lucha creciente hasta terminar con el golpe derechista?

No parece ser la intención. Hay sectores del MAS que son partidarios de aceptar la nueva postergación. “El MAS Tarija dice estar de acuerdo con la postergación de las elecciones”, tituló Página Siete (24/7). La presidenta masista del Senado, Eva Copa, también ha tenido declaraciones confusas en las que planteó que si el TSE envía un proyecto de ley postergando las elecciones lo trataría, porque no está para “obstruir el funcionamiento de las instituciones”.
Lo que se impone es un plan de lucha para hacer realidad el Fuera Añez y el régimen golpista. Es necesario que en la COB –que en el momento del golpe se plegó a este pidiéndole la renuncia a Evo Morales y ahora ha vuelto al campo de la oposición- se convoque a un congreso nacional y regionales de bases del movimiento obrero, campesino y los movimientos de lucha de las masas para elaborar un programa obrero y un plan de acción hacia la huelga general con cortes y piquetes para derribar a un gobierno en crisis, pero peligroso en sus ataques contra el pueblo.

Rafael Santos