domingo, mayo 31, 2020

Guido Puletti: un militante asesinado hace 17 años por los fascistas en Yugoslavia



Infobae revisitó en un artículo reciente la historia de quien fuera miembro del PO, secuestrado por la dictadura y luego activista contra la barbarie imperialista en los Balcanes.

Una emotiva nota, titulada “La increíble historia del periodista argentino fusilado por un criminal de guerra bosnio”, fue publicada este sábado 30 en Infobae.
Se trata de Guido Puletti, un militante de Política Obrera –el nombre anterior del Partido Obrero.
Puletti había pasado por las filas de la JP, pero rompió con esta y se incorporó al PO después de la masacre de Ezeiza en la vuelta de Perón, acontecida el 20 de junio de 1973. Muy estudioso de la realidad política y del marxismo, sacó conclusiones correctas sobre el papel reaccionario que estaba jugando el peronismo (nacionalismo burgués) con la presencia del propio Perón en la Argentina. Y de la impasse en la que se encontraba la JP, que insistía en romper el ‘cerco’ de influencias negativas en torno al caudillo –un trágico camino.
Puletti trabajaba en el Ministerio de Bienestar Social que fue copado por José López Rega, jefe de la parapolicial Triple A que perseguía y asesinaba (por órdenes de Perón) a la vanguardia obrera y luchadora que resistía la aplicación del Pacto Social contra los trabajadores. Estaba afiliado a ATE y en ese frente tuvo su actividad militante.
A mediados de 1977 fue secuestrado bajo la ‘jurisdicción’ del 1° Cuerpo de Ejército. Sometido a varias semanas de fuertes torturas, logró finalmente salir del campo de concentración. Nunca pudo determinar cuál era. Y consiguió luego salir al exilio, aprovechando el origen italiano de su familia.
Se radicó en París, donde después de un tiempo se alejó del PO. Finalmente se radicó en su pueblo natal (Brescia, Italia). Aun así, siempre mantuvo una actividad comprometida y militante en diversas organizaciones italianas y con el movimiento por la defensa de los derechos democráticos en la Argentina, contra la dictadura.
Con las Madres de Plaza de Mayo en Brescia. Foto de Mónica Hasenberg (Fuente: Socompa)
Su inteligencia y cultura le permitieron conseguir un trabajo de periodista sobre cuestiones internacionales, donde logró tener un importante renombre. En esa condición viajó varias veces a la vecina Yugoslavia, que estaba sumergida en una feroz guerra civil, promovida por las burocracias restauracionistas y los diversos imperialismos. Una experiencia que volvió a evidenciar a Guido el barbarismo de un capitalismo en descomposición, con bombardeos de la OTAN sobre aldeas y ciudades con fuertes matanzas civiles, genocidios étnicos y racistas y otras atrocidades.
En uno de sus viajes a Yugoslavia, Puletti fue detenido por una banda paramilitar y asesinado junto a otros dos periodistas. Sobre todo esto habla en gran parte la nota de Infobae, reseñando al mismo tiempo la calidad humana y solidaria de Puletti.
Pero hay un aspecto que el periodista no reseña, seguramente por desconocimiento, ya que era parte de una faceta militante clandestina. Aprovechando su credencial de periodista internacional, Guido transportaba un paquete de ayuda a la comunidad bosnia que estaba sitiada por el terror. Estaba preocupado por el desarrollo de la guerra, que culminó la destrucción de Yugoslavia y su división en pequeñas republiquetas manejadas por diferentes grupos imperialistas. Él había escrito un trabajo que trascendía lo estrictamente periodístico: “Yugoslavia, una guerra contra los pueblos y las masas”. El periodista de Infobae no deja, con todo, de reflejar su comprometida actividad militante: “Entre julio de 1991 y mayo de 1993, Puletti realizó varios viajes por Croacia, Serbia y Bosnia, desde donde enviaba regularmente sus crónicas. A fines de 1992 participó también de la llamada ‘Caravana de los 500’, organizada por la ONG humanitaria Beati i Costruttori di Pace, que llegó hasta Sarajevo, en momentos en que la ciudad estaba siendo asediada por tropas serbias”.
El compañero que nos envió desde Italia en 1993 la información sobre la muerte de Guido Puletti le rendía homenaje en su carta: “por su gran generosidad y, permítanme, bondad humana, que lo han llevado a marchar a Bosnia junto con personas distantes de sus ideas políticas para llevar una ayuda concreta a la población martirizada por esta guerra absurda”.
Muy querido, en su Brescia, le pusieron su nombre a una calle. No solo a una víctima, sino a un militante.
La carta recibida con la trágica noticia, nos consolaba: “Su formación polí­tica y su imaginación, sin embargo, per­manecían ligadas a vuestro partido y no es casual que haya sido recordado así por la prensa italiana”.
En su libro de Poemas editado en Buenos Aires, Itinerario, Guido escribió:

TRASCENDER

No quiero que mis palabras

se pierdan

que no lleguen al otro

que no alcancen para la libertad.

6 de enero 1974

Rafael Santos

Pueblada nacional en Estados Unidos



Las revueltas contra los asesinatos policiales son el emergente de una enorme crisis política y social.

Desde el jueves a la noche las protestas desencadenadas por el asesinato de George Floyd han tomado una escala nacional amplia y masiva, con choques en por lo menos 30 ciudades. En Minneapolis, los manifestantes incendiaron esa noche la central policial donde revistaban los asesinos de Floyd, enviando un símbolo de la rebelión que se replicó en el mundo entero. En Louisville, Kentucky, donde las protestas están centradas en reclamar por el asesinato de la trabajadora de salud Breonna Taylor, la represión policial dejó siete heridos de bala. Hubo 70 arrestados en las protestas de Nueva York el jueves.
También desde el jueves se suceden protestas en la Casa Blanca y choques con las fuerzas de seguridad; el sábado se repitieron forcejeos con las vallas en la casa de gobierno. En Atlanta, una enorme manifestación tenía virtualmente ocupada a la central de la cadena de noticias CNN. Las movilizaciones enfrentaron enérgicamente a la represión policial. Las imágenes de patrulleros destruidos se repetían en todo el país desde Brooklyn a Houston Texas. En Oakland, la ciudad de fuerte población negra vecina a San Francisco, un policía fue muerto y otro herido de bala (New York Post, 30/5).
La demora de cinco días en detener al policía asesino, que no se detuviera a los tres policías que lo acompañaban y que los cargos presentados fueran por una figura menor (tercer grado de asesinato, equivalente a homicidio culposo), cebaron la bronca por el crimen y catalizaron una irrupción de masas, en un caldo social que venía acumulando temperatura muy fuertemente.
La imposibilidad de controlar la verdadera rebelión en Minneapolis con la policía local y los 500 efectivos de la Guardia Nacional de Minnesota que estuvieron apostados toda la semana, más los 1.200 desplegados el sábado, ha llevado a la Casa Blanca a resolver que se alisten para ser convocadas unidades de policía militar. Esta medida requiere tipificar a las protestas como una insurrección, algo que no se hacía desde las revueltas raciales de 1992 en Los Angeles, tras la absolución de los policías que habían sido filmados dando una golpiza brutal al afroamericano Rodney King. Texas, Colorado y Utah también movilizaron sus delegaciones de la Guardia Nacional contra las protestas.
Por lo pronto, el sábado a la noche las muchedumbres en Minneapolis y en todo el país fueron enormes y desbordaron a la represión policial.
La apuesta a quebrar la movilización con el despliegue militar no ha cejado. El domingo 31 se veían imágenes de tanques encabezando patrullas militares por barrios de Minneapolis.

Trump rocía el fuego con nafta

Muchos comentaristas llaman la atención de que la conducta de Trump, más que intentar apaciguar los choques, ha querido montar una mayor polarización. En distintos tuits llamó a los manifestantes “matones” y dijo que “cuando empiezan a saquear, se va a disparar”, citando a un sheriff racista que reprimió revueltas negras en los años ‘60. El sábado emitió una serie de mensajes, entre ellos afirmando que si los manifestantes hubieran logrado cruzar las vallas de la Casa Blanca habrían sido “recibidos por los perros más violentos y las armas más impresionantes que yo haya visto en mi vida”, y denunciando una falta de despliegue de la policía local que reprochó a la alcaldesa demócrata. El sábado, en un discurso en la plataforma de despegue del cohete de SpaceX, después de fingir dolor por el asesinato de Floyd, siguió arengando sobre la necesidad de imponer el “dominio de la ley” en las calles y adjudicando las manifestaciones a izquierdistas, anarquistas y saqueadores.
El discurso incendiario, de respaldo a las fuerzas represivas cuestionadas por la pueblada nacional, es un intento de movilizar a su base social, de pequeño burguesía derechista, contra las protestas. El viernes, con la Casa Blanca sitiada por protestas, tuiteaba que era “noche de MAGA (Make America Great Again, su movimiento electoral que reagrupa a la extrema derecha racista y muchos sectores de las fuerzas represivas) en la Casa Blanca”, pero nunca llegaron sus manifestaciones de apoyo. Por el momento, las acciones de la derecha racista que se conocen son ir a incendiar edificios en los barrios negros, lejos de animarse a enfrentar a las movilizaciones masivas.
Los periodistas han sido un objetivo de la represión en todo el país. Las imágenes del arresto de periodista de CNN en Minneapolis, Omar Jiménez, recorrieron el mundo. A periodistas de la cadena NBC la policía les tiró con algún tipo de granada de gas. Linda Tirado, fotógrafa de The Guardian, recibió una bala de goma en el ojo en las protestas en la ciudad.
Esto se inscribe en un mar de fondo. La crisis enorme sobre la que surfea Trump incluye choques con un sector de los medios y las empresas tecnológicas, que han llegado al rojo vivo en estos días, tanto respecto al manejo de la pandemia como en la relativo a la disputa sobre las condiciones de la elección nacional y –ahora- las rebeliones por la represión policial. La CNN, uno de los blancos favoritos de Trump, ha hecho una cobertura extensiva de las revueltas y tiene en su portada el análisis de las que considera 654 mentiras de Trump sobre la pandemia en el curso de 14 semanas, desmentidas una por una.
Twitter marcó el mensaje de Trump sobre los tiros como un contenido inapropiado por incitar o glorificar la violencia. Venían de un choque anterior, cuando habían marcado un mensaje del presidente contra el uso del voto por correo como “información falaz”. Trump respondió con un polémico decreto que deroga la protección legal de las redes sociales, limitando su posibilidad de no tomar responsabilidad por el contenido que postean sus usuarios. El resto de las empresas tecnológicas, que habían respondido con virulencia la ofensiva antimigratoria cuando asumió Trump ahora guardan silencio.

Apretando el acelerador en el Titanic

Trump aparece manejando la crisis de manera violenta y desesperada, pero con poca competencia real en términos políticos. Sucede que el gran capital yanqui se relame con el multimillonario paquete de rescate que está deglutiendo y respalda en términos generales la agresiva política de salida de la cuarentena que encarna el presidente. Los demócratas se quejan de sus malos modales, pero votaron el mismo paquete de rescate y son partidarios de la salida de la cuarentena. Protagonizan reyertas con el gobierno nacional por todos lados a nivel local, pero no expresan otra política de conjunto, lo cual los hace aparecer con una debilidad enorme.
Si bien han emitido declaraciones de condolencia por el asesinato de Floyd, la responsabilidad de los Clinton, Obama y Biden en la expansión del aparato policial-carcelario es enorme. Trump le ha aportado, claro, un incremento al pertrecho militar de la policía y un apoyo explícito a su conducta racista y represiva.
El magnate, aun en una crisis explosiva que genera crecientes reacciones de masas, es el que tiene la iniciativa. Sigue dando manejo a los grupos fascistoides que están en una campaña contra la cuarentena. Está en una campaña para hacer valer la elección presencial estipulada para noviembre, sin permitir la ampliación de modalidades no presenciales de elección y registro de votantes que piden los demócratas. Ha planteado con total descaro que si se cambia a un sistema de voto por correo “nunca resultaría electo otro republicano”, jugándose a limitar la votación por el miedo al coronavirus.
El relanzamiento de la guerra comercial y diplomática con China es un fuerte intento de fuga hacia adelante. Esto incluye la espectacular declaración de ruptura con la Organización Mundial de la Salud, declarándola absurdamente como un satélite chino. Trump va aproximándose al planteo de una salida belicista a la profunda crisis de autoridad del imperialismo yanqui.
La inmovilidad política de los demócratas se extiende a su ala izquierdista, que no ha producido ningún planteo político de conjunto frente a la crisis social y económica en la cuarentena, ni ante la pueblada nacional. Hay una contradicción enorme con su base. Los militantes de DSA, sostén de la campaña de Bernie Sanders y principal organización de la izquierda del país, están en primera línea de todos los choques. Formalmente su posición es no respaldar la campaña de Biden, pero su diputada Alexandra Ocasio-Cortez se ha integrado a los grupos de trabajo “unitarios” lanzados por Biden y Sanders. Fuera de la política electoral, DSA se escuda en su carácter “laxo” y “amplio” para no tomar iniciativa política alguna, que no podría más que llevarla a un choque con el Partido Demócrata, en cuyo interior pretende seguir escalando posiciones en el Estado. La violenta revuelta de la comunidad negra desmiente rotundamente la especie de que el apoyo electoral dado por representantes negros de la bancada demócrata a Biden exprese una tendencia moderada y conformista en su población.
La comunidad negra, como el conjunto de los explotados, enfrenta una disyuntiva violenta y evidentemente está tomando consciencia de ello. La depresión económica combinada con el parate por la cuarentena ha arrojado en unos meses al país a niveles de desocupación que superan el cuarto de la población. La crisis de 1929 tardó cuatro años en llegar a este punto de desempleo.
Trabajadores y jóvenes vienen protagonizando en estos meses una escalada de huelgas “salvajes” (sin apoyo de los sindicatos) por condiciones de salud e higiene y contra recortes salariales y despidos. Se ha montado un enorme movimiento de huelga de inquilinos e hipotecados. A la revuelta de estos días contra la represión policial se han sumado acciones de los movimientos por los derechos de los inmigrantes. Estas puebladas se enmarcan en esta crisis histórica de EEUU, que incluso cuestiona su lugar de potencia dominante en el mundo, y en un ascenso de las luchas de masas no visto por décadas. Las conclusiones de los combates en curso plantearán a miles la necesidad de una organización política propia de los trabajadores y todos los explotados, para poder darle a esta inmensa crisis una salida que garantice las condiciones de vida de las mayorías. Esto solo se podrá hacer a costa del capital, un camino vedado al sistema político que ha llevado a este desastre.

Guillermo Kane

Hong Kong, otra vez en la mira

La reunión anual de la Asamblea Popular Nacional, el órgano legislativo máximo del régimen chino, ha resuelto avanzar en una norma de seguridad nacional para Hong Kong, que refuerza las atribuciones represivas del Estado en ese territorio semi-autónomo. El régimen chino argumenta que hay un incumplimiento por parte de las autoridades locales del artículo 23 de la Ley Básica, que hace las veces de una Constitución, y que establece que la isla está obligada a adoptar una legislación contra “la secesión, la sedición y la subversión”.
La medida está dirigida, en primer lugar, contra los movimientos de protesta que desafían a Beijing desde el año pasado. En junio, más de un millón de personas se movilizaron contra un proyecto que habilitaba las extradiciones a China continental. Retirada esa iniciativa, las movilizaciones continuaron en reclamo de una mayor autonomía política y en rechazo del gobierno de Carrie Lam, considerado como una simple extensión del gobierno chino. En el pico más álgido de las manifestaciones, China llegó a amenazar con una intervención militar.
La decisión del régimen chino, de todos modos, tiene que ser analizada en términos más generales. La Asamblea Popular Nacional deliberó bajo el impacto del Covid-19, con sus repercusiones políticas, sociales y económicas. China ha decidido -por primera vez desde 1990- no fijar un objetivo de crecimiento económico. Se estima que rondará apenas el 1,2%, lejos del 6,1% del año pasado. En estas condiciones, el informe de apertura del primer ministro Li Keqiang alertó sobre el problema de la “grave recesión de la economía mundial”. Para aminorar el impacto de la crisis, se analiza relajar las metas de déficit fiscal y un endeudamiento para financiar obras de infraestructura, aunque cualquier plan de rescate estará por detrás del aplicado tras la bancarrota mundial de 2008. Un dato importante es que se fija un techo para que el desempleo urbano no alcance el 6% (actualmente está apenas debajo de esa cifra): la burocracia china teme el impacto social potencialmente incendiario de la crisis e intenta atemperarlo. Tres integrantes del Instituto de Investigaciones de Valores Zhongtai difundieron un artículo a fines de abril que afirma que el desempleo real trepa al 20% en el país, como resultado de que 70 millones de trabajadores habrían perdido sus empleos recientemente. Señalan que las cifras oficiales chinas no cuentan a un importante sector de trabajadores migrantes, que no se desempeña en las ciudades (La Gran Epoca, 3/5). Sean o no sean correctas estas cifras, los propios números oficiales reconocen un crecimiento de la desocupación. Es una bomba de tiempo, que se acentúa porque muchos trabajadores no tienen cobertura de desempleo (que es de un monto de apenas 190 dólares), ya que la legislación obliga a cotizar un año entero para acceder al beneficio, y en cambio muchos empleados dejan sus labores antes de cumplir ese período (La Nación, 24/5).
La preocupación de Beijing, a la hora de avanzar en mayores medidas represivas, no son solo las protestas en Hong Kong, sino su impacto en el continente, en momentos en que la pandemia y sus consecuencias económicas agudizan las penurias de las masas.
Otro aspecto a tener en cuenta es el cuadro internacional. Frente al debate de la ley de seguridad, Estados Unidos amenaza con quitar a Hong Kong el estatus de “nación más favorecida” (que, entre otros ítems, otorga beneficios arancelarios), apostando a golpear a la burocracia y los capitalistas chinos, que usan a la isla como intermediaria de negocios. Es un arma de doble filo, que podría lesionar intereses norteamericanos que operan en el lugar.
La tensión entre China y Estados Unidos viene en ascenso en varios terrenos. Trump ha roto con la Organización Mundial de la Salud, a la que acusa de ser una “marioneta” de Beijing. También ha reforzado lazos con el gobierno de Taiwán, donde fue reelecto un gobierno más confrontativo con Xi Jinping. Un dato menos conocido es que se han intensificado los patrullajes militares norteamericanos en el Mar de la China Meridional (CNN en Español, 15/5), fuente de disputas entre varios Estados debido a sus rutas de navegación y a sus recursos petroleros y gasíferos.
El fondo de las renovadas presiones norteamericanas es doblegar a la burocracia china y avanzar en el proceso de colonización y restauración capitalista.

El proceso de movilizaciones

El gobierno de Carrie Lam, fuertemente ligado a China, ha anunciado su disposición a cooperar en la implementación de la nueva ley. Del otro lado del tablero político, referentes de los movimientos de protesta han llamado a volver a ganar las calles. Ya han tenido lugar las primeras manifestaciones, fuertemente reprimidas, que también incluyen el rechazo a una normativa que se discute en el consejo legislativo hongkonés, que penaliza las “ofensas” contra el himno chino.
Las movilizaciones en Hong Kong, tras el retiro del proyecto de ley de extradición, se habían concentrado en reclamar la libertad de los detenidos durante las protestas, una comisión investigadora independiente de la represión policial (la oficial absolvió al cuerpo represivo), y el sufragio universal para la elección de Consejo Legislativo y de jefe de gobierno (algo que está férreamente controlado por el régimen chino). El proceso se ha caracterizado por algunas marchas multitudinarias (como la jornada de junio ya mencionada) y otras más reducidas, pero también más belicosas, donde se destaca un activismo juvenil fogueado en el combate contra las fuerzas policiales.
El movimiento obrero intervino a partir de huelgas sectoriales y de dos paros generales convocados por la HKCTU (Confederación Sindical de Hong Kong), la segunda central más importante de la isla. Esta central asume las reivindicaciones antes señaladas. En un documento a raíz del reciente 1° de mayo, denuncia la ausencia de negociaciones colectivas y el cercenamiento del derecho de huelga, pero no ha colocado esta agenda social en el proceso de rebelión.
Algunos sectores intentan llevar el movimiento al redil del imperialismo. El caso más notable es la movilización al Consulado yanqui con banderas norteamericanas, en septiembre pasado, solicitando el respaldo de Trump. Ahora, algunos activistas reclaman a EE.UU. que saquen a la isla del estatus de “nación más favorecida”, como mecanismo de presión.
Los límites del movimiento quedan más que claros cuando se analizan los resultados de las elecciones municipales de noviembre pasado, que dieron un amplio triunfo a algunos de los partidos ligados al imperialismo (y una fuerte derrota al gobierno de Lam).
Sometidas a la presión cruzada del imperialismo y de la burocracia china, las masas hongkonesas tienen el desafío de abrirse un rumbo independiente para imponer sus reivindicaciones democráticas y sociales. En este camino, es clave que procuren una confluencia con los explotados del continente.

Gustavo Montenegro

“Infectadura”



Sobre el documento de investigadores del Conicet e intelectuales

Un grupo de investigadores del Conicet e intelectuales (como Juan José Sebrelli, Santiago Kovadloff y Federico Andahazi) han emitido un documento crítico del gobierno de Alberto Fernández y de las medidas de cuarentena, titulado “La democracia está en peligro”, en que afirman que con el pretexto de la salud pública, el gobierno ha avanzado en una “fenomenal concentración del poder para eludir cualquier tipo de control institucional”. Critican el funcionamiento discontinuo del Congreso y la extensión de la feria judicial y hacen referencia a una “infectadura”.
El documento busca entrar en sintonía con un sector del empresariado, descontento con las medidas de aislamiento social. “El desdén por el mundo productivo no tiene antecedente y su consecuencia es la pérdida de empleos, el cierre de comercios minoristas, empresas y el aumento de la pobreza”, dice.
Que el leitmotiv del texto son las medidas de cuarentena lo demuestra la exigencia de “un plan de salida para esta situación anormal”. El documento, en cambio, no hace ninguna referencia a Villa Azul y la proliferación de los casos de coronavirus en los barrios populares. Ni siquiera alude a los cientos de miles de muertos en el mundo y la peligrosidad de la pandemia. Es lógico: si lo hiciera, quedaría en evidencia la irresponsabilidad de su solapado planteo de levantar la cuarentena, en el pico de contagios.
El documento sí se refiere a la militarización de los barrios populares y a la brutalidad policial (los casos de Magalí Morales y Luis Espinoza), pero con el único propósito de justificar su planteo contrario a la cuarentena. La alternativa al reforzamiento represivo del aparato estatal deben ser los comités de higiene y seguridad en los barrios y lugares de trabajo, no la salida del aislamiento social.
El gobierno salió a cruzar rápidamente el documento, por boca del jefe de gabinete, Santiago Cafiero. Sin embargo, es el mismo gobierno el que viene flexibilizando cada vez más la cuarentena en función de las presiones e intereses empresarios.
El documento se alarma con el reforzamiento de facultades de Fernández. Pero lo cierto es que la clase capitalista no quiere restarle hoy por hoy atribuciones al gobierno, porque quiere que éste cuente con los recursos políticos necesarios para cerrar el acuerdo de deuda y reforzar el salvataje de las empresas.
Esto explica el fracaso del macrismo al intentar montar una sesión extraordinaria en el Congreso, con el propósito de derogar el decreto que le da al jefe de gabinete una amplia potestad para reasignar partidas presupuestarias. No obtuvo quórum, al sumar solo los diputados de Juntos por el Cambio (PRO, UCR, Coalición Cívica) y un puñado de aliados. El Interbloque Federal (de Graciela Caamaño) sólo aportó 4 de 11 diputados, y del interbloque Unidad Federal para el Desarrollo solo bajó José Luis Ramón.
Frente a la flexibilización de la cuarentena por parte del gobierno y el lobby empresario es necesario plantear una agenda de los trabajadores.

Prensa Obrera

Default, lobos de Wall Street y un póker con las cartas marcadas

Argentina entró en default técnico este viernes 22 de mayo debido a que el Gobierno decidió no pagar U$S 503 millones de intereses correspondientes a un bono denominado Global.

¿A cuánto equivale ese dinero? Al pago mensual del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para 3,5 millones de personas. Hasta que llegó este viernes, Alberto Fernández sí había decidido pagar entre U$S 4.000 y U$S 5.000 millones a los especuladores, diez veces más que el impago del global: el equivalente a 35 millones de IFE está ahora en las cuentas bancarias de los miserables, solo por los vencimientos de los primeros meses del año. La deuda muestra a toda hora ese tipo de disyuntivas, atender la necesidad de millones que no tienen nada o arrodillarse ante los que les sobra todo.
Para los lobos de Wall Street (llamados así en alusión a la película de Martin Scorsese donde el desenfrenado corredor de bolsa Jordan Belfort lleva una vida de lujos y excesos) la cesación de pagos es apenas una “anécdota”, como la definió Martín Guzmán. Para el ministro de Economía se trata de un capítulo más en un tira y afloje con BlackRock, Fidelity, Templeton, Ashmore, Pimco y otros fondos de inversión que manejan recursos gigantescos. Solo BlackRock gestiona un volumen de dinero que supera en casi veinte veces la generación de riqueza anual de la economía argentina. Recientemente la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos puso en manos de BlackRock la gestión de millonarios recursos para administrar el salvataje de empresas en la tormenta económica del coronavirus. Según relata Magdalena Rua en el portal “El Cohete a la Luna”, por su propia cuenta, este fondo tiene participación accionaria en un tercio de las 205 empresas más grandes del planeta. En nuestro país, posee acciones de Pampa Energía, Globant, YPF, Grupo Galicia, Telecom y otras compañías. No es un dato menor: tiene incidencia en los núcleos estratégicos del aparato productivo.
El default rige a partir del viernes a las 18 horas de Buenos Aires o 17 horas de Nueva York. Es que, para el tramo de la deuda que ahora se está negociando (bajo ley extranjera), que es el de mayor importancia, la hora y todas las condiciones las impone el norte, allí las calificadoras de riesgo deciden si el país hace las cosas bien o mal, allí la Securities and Exchange Commission (SEC) regula las emisiones de bonos argentinos, allí nuestro país deposita los dólares para que bancos yanquis paguen a los bonistas y allí los jueces se preparan ante eventuales juicios.
¿Por qué es así? Entre muchas cuestiones, porque en gran parte de las emisiones de deuda en moneda extranjera los gobiernos argentinos aceptan la prórroga de jurisdicción, esto significa que frente a cualquier litigio se concede que quien dirima sea un juez de Nueva York o, eventualmente, de Londres. En febrero de este año el Congreso dio el aval a Guzmán para que establezca la prórroga de jurisdicción en la oferta en curso para reestructurar la deuda. Lo mismo hicieron Néstor Kirchner y Roberto Lavagna con el canje 2005, lo cual habilitó al fallecido juez neoyorquino, Thomas Griesa, para trabar los fondos argentinos en 2014. La prórroga de jurisdicción es un requisito que ponen los fondos especulativos, una práctica que se extendió durante el neoliberalismo y que Argentina incorporó en su legislación a partir de las dictaduras de Juan Carlos Onganía y la última dictadura genocida. Hay abogados que la consideran inconstitucional. Se trata lisa y llanamente de una cesión de soberanía. No cabe duda, la deuda es un mecanismo de dominación de los centros financieros imperialistas sobre las economías dependientes y atrasadas, como la de estas pampas.
Cuando en 2014 Griesa condujo al país a la enésima crisis de deuda, Axel Kicillof trajinó nervioso las calles neoyorquina, ofrecía 300 % de ganancias a los buitres. Como en el canje de Néstor, les decía. Los buitres prefirieron esperar un gobierno más dócil. En otro andarivel, la situación social era tensa. La economía llevaba meses de recesión. La multinacional estadounidense Donnelley abandonó el país con una quiebra fraudulenta, la mañana del 12 de agosto dejó un cartelito en la puerta de su imprenta de Garín con un número de teléfono para que los trabajadores reclamasen su indemnización. La maniobra de Donnelley fue denunciada no solo por los trabajadores. En un acto público en Casa Rosada, Cristina Fernández afirmó que Donnelley había sido transferida desde NML (el fondo buitre propiedad Paul Singer, el beneficiario del fallo de Griesa) a BlackRock. La conclusión era contundente, señaló que quieren una “situación de zozobra en un país al que quieren ver de rodillas”. Y anunció que el Gobierno iba a denunciar a la empresa por “alteración del orden económico y financiero”, utilizando por primera vez la Ley Antiterrorista.
En aquel 2014, un tiempo después de esta denuncia, se supo que BlackRock, además, poseía acciones de YPF, una empresa con mayoría accionaria estatal ¿No estaba informada Cristina de que los terroristas eran socios de YPF? Parece que no. En la última semana, en el tiempo actual, ahora en 2020, abundan las crónicas periodísticas que indican que la negociación de Guzmán tiene perspectivas de destrabarse gracias a la gestión de Miguel Galuccio, ex-CEO de YPF durante el Gobierno de Cristina. ¿Qué pasó? La expresidenta le habría encomendado una gestión ante Laurence “Larry” Fink, el magnate dueño de BlackRock, para acercar posiciones.
El 31 de julio es la fecha en que los bonistas podrían tener más posibilidades de establecer una acción colectiva contra el país en los juzgados de Nueva York, es que en ese momento entraría en default un segundo bono, el Discount, emitido en el canje de 2005. Si no se precipita un acuerdo antes, el juego de póker de Alberto Fernández y Martín Guzmán con los lobos de Wall Street seguirá al menos hasta ese momento. Pero, a decir verdad, las cartas están marcadas.

Mucha información para llenarse de guita

Finalmente, con Mauricio Macri en el poder, los buitres consiguieron lo que quisieron. En marzo de 2016 la Cámara de Diputados aprobó una ley para habilitar el pago. Esa ley contó con los votos del macrismo, Sergio Massa, Diego Bossio –elegido diputado en las listas del Frente para la Victoria–, el GEN de Margarita Stolbizer, los “socialistas” santafecinos y al Movimiento Popular Neuquino (MPN). En la otra Cámara 54 senadores votaron a favor de los buitres, no solo los macristas, que eran minoría, no solo los del Frente Renovador de “ventajita” Massa, que eran poquitos, sino también más de la mitad de la bancada del Frente para la Victoria, que en diputados había votado en contra, pero que en senadores aportaron la mayoría. Macri lo hizo, casi todos lo votaron.
En un contexto mundial ya por entonces caracterizado por tasas de interés cercanas a cero o negativas, luego de quince años de litigio los fondos buitre obtuvieron, dependiendo el momento en el que habían adquirido los bonos a precios de remate, más de 1.000 % de rentabilidad o un exorbitante 38 % anual. Los datos los ofrece el ministro de Economía, Martín Guzmán, en un artículo de hace tres años titulado “Reestructuración de deuda soberana en una arquitectura financiera-legal con huecos” [1]. Las tasas que obtuvieron los buitres dejarían pasmado a Shylock, el usurero de la obra teatral El Mercader de Venecia, que exigía a Antonio, su deudor, una libra de su propia carne si no pagaba.
Para Macri constituyó “un hito importante, el cierre de una etapa”. Para ser precisos se reabría otra, la del megaendeudamiento, la de la “bicicleta financiera”. En abril de 2016, para cancelar la deuda con los buitres, se realizó una de las más grandes colocaciones de bonos en moneda extranjera de la historia para un país emergente (dependiente, con rasgos semicoloniales, según los marxistas). La gestión de esa colocación estuvo en manos de Deutsche Bank, HSBC, J.P. Morgan, Santander, BBVA, Citigroup y UBS. Los dos primeros bancos habían sido los jefes de Alfonso Prat Gay y Luis Caputo. O, visto de otra forma, estos eran sus exempleados. Pero en ese entonces, dirigían el Ministerio de Hacienda. Los bancos estaban de los dos lados del mostrador.
Todo el endeudamiento macrista es una estafa. El ejemplo más notable es la emisión de un bono a 100 años, que fue realizada por el “Messi” (perdón Lio) de las finanzas Luis Caputo, de manera secreta y en beneficio de bancos internacionales (los sospechosos de siempre) y de un fondo de inversión del que él había sido el gestor, Noctua. En una de las pocas reuniones que tuvo la Comisión Bicameral de Seguimiento de la Deuda, en abril de 2018, Axel Kicillof cuestionó a Caputo: “usted tiene mucha información confidencial, mucha información clasificada, mucha información central, para llenarse de guita”, lanzó el entonces diputado nacional.
La política de endeudarnos hasta que duela se derrumbó por esos días debido a las turbulencias internacionales y a que los especuladores exigían más ajuste, a pesar de los despidos de miles de estatales, los tarifazos, el robo a los jubilados con el cambio en la movilidad jubilatoria votado, represión mediante, en un Congreso militarizado en diciembre de 2017, el capital financiero quería más sangre. A fines de abril de 2018 J.P. Morgan decide retirar un volumen importante de recursos del país. Significó una salida abrupta que desató una corrida cambiaria, un rebrote inflacionario y la caída del salario real. Otra vez quedaban en evidencia los lazos entre deuda, ajuste y condiciones de vida, como en el hecho de Donnelley en Garín.
Macri corrió a los brazos del FMI, que otorgó su mayor préstamo de la historia sin atender un detalle, el acuerdo no pasó por el Congreso. No solo eso, el Fondo autorizó desde abril de 2019 al Banco Central a financiar la fuga de capitales, algo que prohíbe sus propios estatutos.
Ahora el Gobierno de Alberto Fernández está en medio de una compleja negociación de deuda sin establecer una investigación de lo actuado por el macrismo. Aun cuando días atrás el Banco Central comprobó que la mayor parte del endeudamiento macrista financió la fuga de capitales, no se tomó ninguna vía de acción para reparar esa situación. Ni siquiera se dieron a conocer los nombres de las 10.000 personas y empresas que realizaron la mitad de toda esa fuga. Solo a partir de información develada por Horacio Verbitsky se supo que el Grupo Clarín, Techint, Arcor, Pampa Energía y Aceitera General Deheza figuran en el listado de vaciadores del país. No hay que ser Sherlock Holmes para asegurar que la mayor parte de esos dólares terminaron en paraísos fiscales, las guaridas donde ocultan sus patrimonios para evitar pagar impuestos.
Los dueños de la Argentina tienen fugados U$S 400.000 millones en el exterior, es el equivalente a lo que produce el país durante un año. El equivalente a un PBI. Si esos recursos no se hubieran fugado, sin caer en la simplificación de soluciones mágicas, no es exagerado decir que la realidad sería distinta. El circuito de endeudamiento y fuga es una constante desde la última dictadura. Es una marca característica de la asociación entre la burguesía local y el capital extranjero. El atraso productivo, la escasez de inversiones, la “restricción externa” (es decir, la falta de dólares para sostener el crecimiento), el débil desarrollo de las fuerzas productivas, no emergen de la naturaleza, sino de una clase social parasitaria.

Una historia oscura

La utilización del mecanismo del endeudamiento para ejercer el dominio sobre estas pampas no es, obvio, ninguna novedad, reconoce su origen en el primer empréstito de Baring Brothers a Bernardino Rivadavia en 1824. No obstante, es claro que durante la dictadura, pega un salto de cantidad y calidad, dio inicio a una etapa más agresiva del capital financiero internacional y al despliegue de las políticas neoliberales. Los países latinoamericanos experimentaron un incremento exponencial de su endeudamiento, una política impuesta por los centros imperialistas frente a la ausencia de salida rentable para capitales acumulados. La deuda también se acrecentó por la nacionalización de deudas privadas. Los últimos años de la dictadura, Domingo Cavallo, entonces al frente del Banco Central, nacionalizó deudas de Techint, Renault, Pérez Companc, Bridas de la familia Bulgheroni, Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa), Ford y los Macri, entre otras nobles familias. Si se tira del hilo, esa deuda la sigue pagando hasta hoy el pueblo trabajador. En el año 2000, el juez Jorge Ballestero dictaminó en un fallo 477 ilícitos en la constitución de la deuda durante la dictadura. El Congreso nunca trató ese fallo, pero sí votó, como se mencionó, pagar a los fondos buitres lo que decía un fallo de un juez de Nueva York.
La deuda se recicló en diferentes etapas hasta el día de hoy. El Gobierno de Raúl Alfonsín terminó de convalidar la nacionalización de deudas privadas bajo la impronta de José Luis Machinea, que como Cavallo volvería a ser funcionario con Fernando de la Rúa. En los 80 y 90, primero con el Plan Baker y luego con el Plan Brady (ambos nombres de titulares del Tesoro de los Estados Unidos para que no queden dudas de quién manda), las renegociaciones de la deuda facilitaron las políticas neoliberales y el despojo de las empresas de servicios públicos a través de privatizaciones a “precios cuidados”. El “blindaje” a cargo de Machinea en el 2000 y el “megacanje” de Domingo Cavallo de 2001 son sospechosos de fraudes con la colaboración del FMI, el Banco Mundial y bancos privados (los de siempre). En 2001, el desembolso del FMI que siguió al “déficit cero” de Cavallo (para que no queden dudas de una “conducta intachable” fue votado por el peronismo en el Senado) se evaporó prácticamente todo en la fuga de capitales. Existen investigaciones que indican que en los últimos meses con De la Rúa al mando del Titanic, el 80 % de la fuga fue organizada por el Citibank, Bank Boston, Banco Galicia, Banco General de Negocios y BBVA. Mientras vaciaban el país, al pequeño ahorrista lo encerraron en el “corralito”.
El canje de 2005 es caracterizado por Claudio Lozano, actual funcionario del Banco Nación, como el megacanje de Kirchner – Duhalde – Lavagna – Prat Gay (quien hasta 2004 fue presidente del Banco Central). El mismo Lozano señala que es un canje inconstitucional e ilegal. Es que cada reestructuración de deuda convalidó la estafa previa. En 2005, lo que se buscaba era reestablecer el pago de los compromisos asumidos con el “blindaje” y el “megacanje”, que habían sido «defaulteados» en 2001, con todo el régimen político capitalista aplaudiendo de pie la decisión de Adolfo Rodríguez Saá en el Congreso de la Nación.

Desconocimiento soberano

Sobran los motivos para establecer un desconocimiento soberano (no pago) de la deuda odiosa ¿Por qué es una deuda odiosa? Porque fue contraída contra los intereses del pueblo trabajador. La prueba más evidente es el incremento de la pobreza en el largo plazo, menos del 5 % de los hogares era pobre en 1975; en el segundo semestre de 2019 casi el 26 %. Macri puso en funcionamiento la “máquina de la pobreza”, pero todos los gobiernos desde la dictadura a esta parte son corresponsables. No solo eso. Siempre, pero en particular en el último ciclo de endeudamiento, los fondos especulativos actúan bajo plena conciencia de que en las altas tasas de interés que perciben gracias al afamado “riesgo país” está implícita la posibilidad de una cesación de pagos. Justamente ese es el “riesgo país” que asumen. Además, las altas tasas de interés contribuyen a generar el ahogo de las cuentas públicas, en 2019, el 20 % del presupuesto fue destinado a los servicios de deuda. La contrapartida fue el ajuste fiscal. A los bonos que emitía Caputo se los llama delivery porque en varias ocasiones contrajo deuda a pedido de los fondos de inversión repitiendo el esquema de la dictadura, en algunas colocaciones se endeudó al país por necesidad de los centros financieros de canalizar excedentes de capital sin posibilidad de realizar en otros lugares del mundo ganancias equivalentes a las que obtenían en Argentina.
Sin embargo, el gobierno de Alberto Fernández se apresta a pagar sin investigar la estafa de Cambiemos. Un desconocimiento soberano, como plantea la izquierda, no es lo mismo que la aventura de un default, como el de Argentina en 2001 o el que puede ampliarse en los próximos meses si las negociaciones se van de cauce. El default es una medida a la que recurren los estados capitalistas cuando se quedan sin recursos. No comprende una acción soberana, sino la expresión de una quiebra económica y social, la crisis del 2001 condujo a niveles históricos de pobreza y desocupación.
Un default en los términos capitalistas es una aventura porque constituye una medida aislada y circunstancial que solo ocurre cuando como en 2001 los gobiernos hacen hasta lo imposible por pagar con el hambre y la sed del pueblo trabajador. Es una aventura porque se libra a los capitalistas para hacer lo que quieran, como hacen ahora fondos de inversión y grandes empresarios, que vacían al país fugando capitales con operaciones como el “contado con liqui” o con el “dólar bolsa”, que el Gobierno no logra detener debido a las tibias medidas que toma. O como hacen las multinacionales agroexportadoras (que comercian soja, maíz, trigo y otros productos agropecuarios al mundo) y los grandes productores sojeros, que retienen las ventas al exterior para limitar el ingreso de dólares al país, presionar a que suba su cotización y luego facturar más. Se sabe que cuando aumenta el dólar aumenta la inflación y el poder de compra del salario se derrumba. Lejos de la aventura de un default, un desconocimiento soberano impulsado mediante la movilización popular debe ser acompañado con medidas que impidan la fuga de capitales y eviten el caos económico ¿Cuáles son esas medidas? Entre otras, la nacionalización de la banca y el comercio exterior. También la expulsión del FMI del país.

Una salida de fondo

El sistema bancario privado es una asociación ilícita que roba con los intereses que cobra en las tarjetas de crédito y préstamos personales, con los créditos UVA tiene con la soga al cuello a miles de deudores hipotecarios. Privilegia hacer ganancias prestando al Estado (Tesoro y Banco Central) y sus rendimientos se multiplican a la par del descalabro económico. En 2019, mientras se hundía la economía y aumentaba la pobreza, los bancos privados vieron incrementar 160 % sus beneficios. En la actualidad incluso boicotean (con la complicidad del Banco Central) la política oficial que busca canalizar créditos baratos a las empresas para contrarrestar los efectos del coronavirus. A la vez que existe un “cepo” de U$S 200 para la compra de divisas del pequeño ahorrista, los grandes pulpos financieros (bancos, fondos de inversión, grandes empresas) son los que especulan, se llevan los dólares al exterior y hacen subir la cotización. No es nuevo en la historia que los bancos comprenden una asociación ilícita. En 1989 con el Plan Bonex o en 2001 con el “corralito” confiscaron, en complicidad con los gobiernos de Carlos Menem y De la Rúa, a los pequeños ahorristas.
Como se mencionó, está comprobado que HSBC, J.P. Morgan, BBVA, Citibank, Banco Galicia y otros bancos organizaron la fuga de capitales de los empresarios más ricos del país a paraísos fiscales. En el caso de J.P. Morgan y del HSBC fueron exempleados que develaron la “banca paralela” que tienen esos bancos para evadir impuestos y fugar capitales, no solo de Argentina, sino en todo el mundo. Pero eso no importa. El HSBC fue premiado por el Gobierno, Guzmán lo eligió, junto al Bank of America, como agente colocador en la reestructuración de deuda en curso. Van a ganar generosas comisiones si se cierra un acuerdo. La expropiación de los bancos privados y la conformación de una banca pública única, bajo gestión de los trabajadores, es una necesidad para preservar el ahorro nacional, canalizar recursos a la actividad económica, otorgar créditos hipotecarios y personales baratos, asistir al pequeño comerciante y productor fundido por la crisis. Pero también para cortar de raíz con la especulación y terminar con el vaciamiento del país vía la fuga de capitales.
La nacionalización del comercio exterior también es una necesidad imperiosa, en un país donde se privatizaron hasta los puertos y los agroexportadores “monopolizan” los dólares que la economía necesita para atender necesidades sociales. Lo mismo rige para los servicios públicos, no pueden seguir siendo un negocio. Deben ser un derecho elemental de toda la población. Entre los ganadores de la era macrista se encuentran Marcelo Mindlin de Pampa Energía (la compañía donde BlackRock es accionista) y Nicolás Caputo, dueños de Edenor y Edesur. Ambos son amigos del expresidente Macri. Las privatizaciones de las empresas públicas son una herencia noventista que en lo esencial no es cuestionada por el régimen político capitalista. Es necesaria la creación de una empresa pública única que gestione todo el sistema energético nacional, es decir de todas las etapas productivas, desde la extracción de los recursos, la generación eléctrica, el transporte y distribución a los usuarios, que sea administrada por los propios trabajadores y que sea controlada por usuarios populares. El oficialismo habla desde el inicio de la cuarentena acerca de un proyecto de impuesto a las grandes fortunas. Pero el proyecto no aparece. El Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad presentó el único proyecto a las grandes fortunas que existe hoy en el Congreso. Ahora es cuando se tiene que imponer un impuesto a los ricos. Lo contrario es dejar que los miserables se salgan con las suyas.
La izquierda realiza un planteo de conjunto para cortar la dependencia del capital financiero internacional, atacar los intereses de los capitalistas, terminar con la decadencia nacional y reorganizar la economía, mediante la planificación democrática de trabajadoras y trabajadores, para orientar todos los recursos al desarrollo y la atención de las necesidades sociales más urgentes. Es un programa que solo puede ser conquistado mediante la transferencia del poder a la clase trabajadora.

Pablo Anino

Nota

[1] Guzmán, Martín (2017). Reestructuración de deuda soberana en una arquitectura financiera-legal con huecos. Buenos Aires. Disponible en: http://cdi.mecon.gov.ar/bases/docelec/ed1047.pdf

Pablo Anino es licenciado en Economía con Maestría en Historia Económica. Es docente en la UBA (Universidad de Buenos Aires). Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Es columnista de economía en el programa de radio El Círculo Rojo y en La Izquierda Diario.

Libertad a Sebastián Romero



Por la mañana del sábado 30, fue detenido en la ciudad uruguaya de Chuy Sebastián Romero, el militante del PSTU perseguido desde el 18 de diciembre de 2017, cuando participó de la movilización al Congreso para rechazar el robo a los jubilados. Ahora se aguarda su extradición al país.
El exdelegado de la planta de General Motors de Santa Fe estaba prófugo y con pedido de captura nacional e internacional por los delitos de intimidación pública y resistencia a la autoridad, tras haber sido filmado tirando fuegos de artificio de venta libre mientras la Policía Metropolitana reprimía a mansalva contra los manifestantes, dejando decenas de heridos, para garantizar la sanción de la reforma antijubilatoria impulsada por el gobierno de Mauricio Macri y pactada con los gobernadores del PJ.
En un operativo comandado por Patricia Bullrich y el gobierno porteño, la policía no solo hirió a quienes se habían concentrado frente al Congreso, hiriendo gravemente y hasta haciendo perder el ojo a varias personas, sino que además desplegó una verdadera cacería y brutal represión contra transeúntes. La ferocidad del accionar policial y la tenacidad de la persecución contra Romero buscaban ser aleccionadoras contra el movimiento obrero y popular que rechazó aquel robo de 100.000 millones de pesos contra los jubilados. Fue también la función de las detenciones y las cusas contra César Arakaki, Dimas Ponce y Daniel Ruiz (quien permaneció más de un año preso).
Sin embargo, la multitud de cacerolazos que se replicaron en todo el país por la noche de ese 18 de diciembre mostró que el pueblo argentino respaldaba a los manifestantes y repudiaba la represión. De hecho, el gobierno de Macri debió, tras esas jornadas, mandar al freezer su proyecto de reforma anitlaboral que había pactado ya con la burocracia de la CGT.
El hecho de que la causa contra Sebastián Romero siga en pie debe llamar la atención de los trabajadores. Su función sigue siendo la misma, amedrentar al movimiento obrero cuando se está perpetrando un nuevo robo a los jubilados, imponiendo ajustes por debajo de la movilidad establecida por esa ley de diciembre de 2017. El gobierno de Alberto Fernández busca curarse en salud.
Romero debe quedar en libertad y poder reencontrarse con su familia. Son Bullrich y los efectivos de la brutal represión quienes deberían ser investigados y juzgados por sus atropellos contra el pueblo. Vamos por su desprocesamiento, y el de Arakaki y Ruiz. Basta de presos por luchar.

Prensa Obrera

sábado, mayo 30, 2020

Che Guevara: Ser político y técnico a la vez



Actualidad del pensamiento del Che

Covid-19: Secretos cubanos

Cuba posee varios medicamentos únicos en el mundo por su efectividad en la sobrevivencia de los pacientes graves y críticos de la covid-19. Mientras a escala internacional solo se salva alrededor del 20 por ciento de los contagiados en esas categorías, en Cuba sobrevive el 80 por ciento aproximadamente.
En cuanto a la tasa de mortalidad sobre el total de contagiados, la isla exhibe el 4,2 por ciento, menor que el 11,5 de España, el 5,9 de Estados Unidos y el 5,5 de Irlanda. Con 82 fallecidos hasta la fecha, cuando ya transcurren varios días sin que se reporten defunciones o una diaria cuando más, la mortalidad por 100.000 habitantes es 0,72, entre las más bajas. Hasta el 27 de mayo solo cinco países de América Latina y el Caribe han logrado recuperar más del 50 por ciento de sus contagiados detectados: Cuba, con 78,4, Uruguay (75,5), México (66,7), Panamá (65,6) y Costa Rica (64,3).
Los fármacos con los que la isla combate al covid existían antes del surgimiento de la enfermedad para tratar patologías virales u otras como artritis y psoriasis; no fueron diseñados expresamente para ese propósito. Pero poseen cualidades fundamentales para fortalecer el sistema inmune, lo que se llama inmunidad no específica o innata, un escudo contra la entrada al aparato respiratorio del nuevo coronavirus. Tienen también otras virtudes que les han permitido evitar el fallecimiento de la mayoría de pacientes cubanos en estado grave o crítico. En el caso del interferón Alfa 2b humano recombinante, reseñado en este espacio anteriormente, existen nueve países que lo utilizan, entre ellos China y España. Sin embargo, los hospitales de Estados Unidos no pueden acceder a él, ni a ningún remedio cubano, debido al bloqueo contra Cuba. “A mí me han llamado médicos desesperados de hospitales en Nueva York para preguntarme cómo pueden conseguir el Interferón (INF) Alfa 2B”, dice Helen Yaffe, académica latinoamericanista de la Universidad de Glasgow y autora del libro We are Cuba. No va a ser posible, añade.
Pero además del INF alfa 2b, Cuba dispone del CIGB 258, gestado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, y del Itolizumab, desarrollado por el Centro de Inmunoensayo. De ambos, fue presentada la solicitud al Centro Estatal para el Control de los Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), para su uso en pacientes confirmados de la COVID-19 en los estadios grave y crítico, la que fue aprobada. Estos fármacos han sido muy efectivos para tratar la famosa “tormenta de citosinas”, con ostensible reacción favorable de una mayoría de pacientes en el curso de 72 horas. Estas medicinas, junto a otras, han formado parte del coctel con que se ha tratado a los contagiados por covid. También se han aplicado con carácter preventivo a toda la población las gotas homeopáticas sublinguales PrevengHo Vir, y a pacientes confirmados o sospechosos con factores de riesgo, la Biomodulina T, ambos para reforzar el sistema inmune.
Pero ello no explicaría por sí solo el enorme éxito alcanzado por la isla en el enfrentamiento a la enfermedad. Existen esos medicamentos porque, desde hace décadas, Fidel Castro impulsó con gran energía y previsión la creación de un verdadero sistema de centros de investigación, al que dedicó innumerables jornadas de trabajo y al que acicateó con ambiciosas metas. No me refiero solo a la biomedicina, con todo y su principal protagonismo en el combate al covid, pues también han tomado parte en él científicos de la matemática, la informática y las ciencias sociales.
Cuba previó un cuidadoso y detallado plan de combate al covid-19 desde enero, con activa participación de la comunidad científica, tanto de los centros de investigación como del Ministerio de Salud Pública y otras dependencias y sigue una política muy agresiva para acorralar al patógeno. Miles de médicos de familia y estudiantes de medicina y estomatología recorren diariamente decenas de miles de hogares en la vigilancia epidemiológica. No se ha esperado por los contagiados, se les ha ido a buscar, además de establecer rigurosas medidas de aislamiento de los enfermos o de vigilancia en casa de los casos leves. Se acondicionaron suficientes camas y equipos para los pacientes sospechosos, los sin complicaciones y los graves. Las medidas de confinamiento y distancia social, las cuarentenas en zonas, municipios y provincias han permitido romper la cadena de contagios y que los hospitales no se hayan visto presionados por la demanda de enfermos.
Pese al asfixiante y criminal bloqueo de Estados Unidos, ahora recrudecido hasta el delirio, Cuba tiene un robusto sistema de salud pública totalmente gratuito. Atención primaria en las cuadras, policlínicos, hospitales generales y de especialidades, con el apoyo de una población consciente, organizada y disciplinada.
El país al que Washington despojó de miles de médicos, hoy es el que más galenos por habitante tiene en el mundo. Además de poder enviar personal sanitario a 23 países para combatir la pandemia.

Ángel Guerra Cabrera
@aguerraguera

Cuba y sus dos pandemias: el coronavirus y el bloqueo



La isla sufre el impacto que provoca el Covid-19 en el turismo, su principal fuente de ingresos. Pero además es azotada por las políticas de Washington que acusa a La Habana de no cooperar en la lucha contra el terrorismo. Un contrasentido: el último atentado a balazos contra la embajada cubana en la capital de EE.UU no fue esclarecido del todo ni repudiado por el gobierno de Trump.
El gobierno de Donald Trump encontró un socio ideal en el coronavirus para intentar postrar a Cuba por todos los medios posibles. Al combo de sanciones económico-jurídicas que Estados Unidos le aplica hace 60 años se agregan las consecuencias de la pandemia. No tanto las sanitarias – que en la isla están más que controladas – pero sí el estrago que causa el Covid-19 sobre el turismo, su principal fuente de ingresos. No conforme con eso, la Casa Blanca incluyó nuevamente a su vecino en la lista de naciones que “no cooperan” en la lucha contra el terrorismo. Se arroga la función de patrullar el planeta donde no responden a su política. En una conferencia de prensa que dio el viernes último, Carlos Fernández de Cossio, director general para EEUU del Ministerio de Relaciones Exteriores cubano, señaló: “Es un listado ilegítimo que no tiene reconocimiento absoluto por ningún foro internacional u órgano colegiado autorizado en temas de lucha contra el terrorismo, y que busca desacreditar a Cuba y presionar a terceros países en sus relaciones con la isla”.
La semana que pasó fue bastante movida porque Trump aprovechó el 20 de mayo – el día de 1902 que se firmó la primera y formal independencia de la isla – para enviarle un mensaje a la diáspora, básicamente de Miami: “Cubanoamericanos, estamos extremadamente orgullosos de ustedes, y estoy feliz de que están de mi lado” aseguró como si eso fuera comprobable y ya lanzado hacia las elecciones del 3 de noviembre. Fernández de Cossio le respondió dos días después desde La Habana: “Es difícil pensar que la mayoría de los cubanos respalde una campaña comprometida con entorpecer las relaciones con sus familiares, lo que nos hace pensar que la maquinaria política, sobre todo del Partido Republicano en la Florida, no toma demasiado en cuenta el criterio o la opinión de los cubanos, sino que los utiliza”.
La crecida de los ataques a Cuba no es nueva en tiempos preelectorales de EEUU como ya quedó revelado varias veces en el pasado. El 30 de abril ocurrió el más grave – el tiroteo a la embajada de la isla en Washington – y aunque La Habana no lo atribuye de manera directa al gobierno de Trump, al menos señaló que guarda un silencio “cómplice”. El canciller Bruno Rodríguez Parrilla comentó: “Tenemos la esperanza de que el gobierno de Estados Unidos intente por lo menos hacer coincidir su retórica contra el terrorismo y su política de lucha contra el terrorismo internacional con sus responsabilidades ante este ataque”.
Que el Departamento de Estado incluyera el 13 de mayo a Cuba en la nómina de países que no cooperaron en 2019 contra lo que llama terrorismo – completan la lista Irán, Corea del Norte, Siria y Venezuela – significa que se les prohíbe comprar u obtener la licencia para procurarse armas o servicios militares de producción estadounidense. Por la vigencia del bloqueo, la isla ya estaba afectada por la medida. Aunque desde 2015 – cuando empezó el período de distensión que llevaron adelante los ex presidentes Barack Obama y Raúl Castro – La Habana no integraba el listado al que Trump echó mano de nuevo. El argumento que utilizó es que ampara en su territorio a integrantes del ELN colombiano y a prófugos de la justicia estadounidenses como la militante del Ejército Negro de Liberación, Joanne Chesimard, acusada de matar a un policía en Nueva Yersey en 1973.
Rodríguez Parrilla ya respondió en 2017 sobre lo que piensa su país de casos como el de Chesimard: “En uso de la ley nacional, el derecho internacional y la tradición latinoamericana, Cuba ha concedido asilo político o refugio a luchadores por los derechos civiles de EEUU. Por supuesto que estas personas no serán retornadas”.
La lista que renueva todos los años el Departamento de Estado no contabiliza los atentados que tienen como blanco a Cuba hace décadas. Son más de quinientos, en la mayoría con financiamiento estadounidense, y perpetrados por cubanoamericanos que residen o residían en EEUU. “No estoy contando aquí el terrorismo de Estado practicado por el gobierno estadounidense, específicamente por la Agencia Central de Inteligencia contra el pueblo de Cuba”, completó Fernández de Cossio en su conferencia de prensa el viernes 22.
La escalada de denuncias que parte de Washington no sería más que pura retórica si no se sumara al bloqueo y las consecuencias que está provocando la pandemia sobre el turismo en la mayor de las Antillas. El alto funcionario de la cancillería dio un par de ejemplos sobre el cerco económico que le impone EEUU a Cuba. Su país quiso contratar en 2019 varios equipos de ventilación mecánica para terapia intensiva. No pudo. Hoy serían indispensables para enfrentar al coronavirus. Tampoco logró que arribara en marzo pasado una ayuda de insumos médicos desde China. La empresa aérea de carga se negó a hacer el viaje temiendo una fuerte multa económica de Estados Unidos en el marco de su ley extraterritorial Helms-Burton.
En el saludo a los cubanoamericanos a los que intenta seducir camino a los comicios – aunque tienen un peso simbólico en el padrón, no todos votan y menos cuando la elección se hace en día laborable -, el presidente Trump destacó porque reforzó las sanciones contra la isla apenas asumió el gobierno: “tomé medidas al principio de mi administración para implementar una política fuerte hacia Cuba que promueva el respeto por los derechos humanos, los mercados libres y una transición a la democracia”.
A Cuba el bloqueo le cuesta 4 mil millones de dólares anuales por las prohibiciones para adquirir cualquier tipo de insumos en un mercado tan próximo a su costa y medidas coercitivas contra su principal industria: el turismo. Su ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz, le agregó el covid-19 a fines de abril: “La pandemia causará efectos negativos en la economía cubana, sumado a los daños del bloqueo impuesto por Estados Unidos, pero trabajamos con seriedad y dedicación para paliarlos”.
Aunque se murió en 1994 y Lester D. Mallory era subsecretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos en 1960, su receta se sigue aplicando sesenta años después. En un memorándum secreto del Departamento de Estado escribió por entonces: “hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba. Una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.
La fórmula sigue vigente, la soberanía de Cuba también.

Gustavo Veiga

Entrevista a Silvio Schachter del Consejo Editor de la revista 'Herramienta'

«Haroldo Conti sabía que estaba amenazado y era probable que lo mataran, pero siguió peleando acá porque este era su lugar»

M.H.: Silvio tuvo el privilegio de tener como profesor a Haroldo Conti. Desaparecido el 5 de mayo de 1976, se cumplieron 44 años. ¿Qué recuerdos tenés de Haroldo?
S.S.: Yo lo conocí cuando cursaba el segundo año del colegio secundario, en el Nacional Nº 5, Bartolomé Mitre, en el Abasto, cuando todavía era un mercado y no un shopping, y le daba toda una impronta al barrio.
Para mí el encuentro con Haroldo en esa instancia, como profesor, fue una epifanía, una iluminación. Imaginate que era un colegio de varones, con una cantidad de docentes aferrados a códigos estrictos de disciplina y textos anquilosados. Recordarás que en esa época los libros duraban 10 o 15 años porque no cambiaban nunca la historia. Muy apegados a la nota, al programa, poco innovadores y de golpe encontrarse con un personaje como Haroldo fue muy impactante.
Éramos muy jóvenes, teníamos 14/15 años. De entrada cambió los códigos para todos nosotros, dijo ‘acá no hay textos, no hay notas, los que cumplan con ciertas pautas tienen la nota puesta. Lo único que pido es que presten voluntaria atención y participación’.
El trabajo consistía básicamente en recortar artículos de los diarios y revistas que nos parecieran interesantes de la situación sociocultural y política del mundo, y él aleatoriamente llamaba a alguno de los alumnos y le empezaba a preguntar cosas sobre lo que había recortado. Eso era un disparador de debate impresionante.
M.H.: ¿En qué año?
S.S.: En el 1966. Mi madre tenía una gran militancia, mi tía, la hermana mayor de mi madre estaba en Santiago de Cuba como médica apoyando la revolución, había un clima en mi casa muy favorable y que me influyó para ser muy receptivo de lo que Haroldo planteaba en ese momento. Nos hablaba de los trabajadores, de la gente más humilde, de la guerra de Vietnam, la Revolución Cubana. Eso en un colegio con formas envejecidas de educación era revolucionario, esperábamos la clase con él.
Un colegio secundario que como el resto, salvo excepciones como el Nacional Buenos Aires, todavía vivía en el Siglo XIX. En ese año se dio la particularidad que Haroldo recibe el premio en Veracruz por su novela Alrededor de la jaula. Ese viaje coincide con las vacaciones de invierno del colegio, se despide de nosotros hasta después de las vacaciones y en ese receso se da el golpe de Estado de Onganía que un mes después pasó por la famosa y siniestra “Noche de los bastones largos” y que hizo mucho hincapié en todo el tema cultural y educativo, con la censura, con un perfil clerical, corporativo y fascista, generaba una política de mucho control y vigilancia a lo cultural.
Nosotros estábamos a la expectativa de qué iba a hacer Haroldo. Vuelve a clases sorprendentemente igual que antes, siguió manejando esos temas a pesar de que en el colegio ya se sentía mucho el rigor disciplinario, un nuevo enfoque de muchos profesores, la rectora del colegio que era más abierta había sido reemplazada por un interventor de corte clerical, etc.
Rescato esa actitud de Haroldo de seguir sosteniendo su postura ética frente a lo que tenía que ser la enseñanza y la educación, saber de la influencia que eso tenía en nosotros. Una influencia que para mí y para muchos de mis compañeros duró a lo largo de todo el secundario y mucho más. Un dato interesante es que no hizo ninguna mención del premio que había recibido, solo dijo que tenía que viajar a México. Eso da también una pauta de dónde ponía el acento, su humildad.
Así que ese fue mi primer contacto, después seguí leyendo sus libros, poemas, cuentos, en alguna oportunidad lo crucé en alguna actividad y después quiso la vida, que cuando lo secuestran en la calle Fitz Roy al 1205, esquina Castillo, yo estaba viviendo en Fitz Roy y Paraguay a unas 8 cuadras. Una coincidencia fortuita.
M.H.: Llama la atención que en aquella reunión convocada por el dictador Videla, a la que asisten Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato el único que se preocupara por la situación de Haroldo Conti fuera el padre Castellani que estaba en sus antípodas ideológicas.
S.S.: Es conocido que él nació en Chacabuco, allí adquirió parte de su pasión por la literatura porque su padre, que era un vendedor ambulante, cuando encaraba a algún cliente acostumbraba contar cuentos. Él lo acompañaba y empezó a tener esa pasión.
La segunda es que cuando viene a un colegio religioso en Ramos Mejía, como era un internado, no tenían televisión ni cine, entonces para entretenerse los fines de semana hacían funciones de títeres para los chicos y él era el encargado de hacer los libretos.
Esas son dos experiencias que lo formaron y ahí es a donde conoció al padre Castellani, que a pesar de estar en las antípodas, hubo una relación personal de afecto, por eso Castellani plantea el tema. No lo plantearon Sábato ni Borges. Sí Ratti que también estuvo en esa reunión, y era el Presidente de la SADE, reclamó por su caso y después siguió reclamando por los casos de “Paco” Urondo, Rodolfo Walsh, etc.
Son conocidas las circunstancias en las que lo secuestran, él volvía del cine, había ido a ver “El padrino II”, era un amante del cine, de hecho había sido crítico cinematográfico en un momento de su vida, había participado de la fundación del Cine Club Buenos Aires, en un guión de una película, era muy afecto al cine. Vuelven a su casa y a la media noche lo estaba esperando una patota que lo golpeó, le destruye la casa, le saquean los sueldos que había cobrado en esos días, destruyeron todos los originales de su obra.
M.H.: Pero no estamos hablando solamente de un escritor, hablamos de un militante comprometido.
S.S.: Sí. Él tuvo un viaje clave para su militancia que fue cuando lo invitaron a Cuba de La Casa de las Américas a ser jurado en 1971. Después en 1975 le premian su libro Mascaró. El cazador americano y a partir de esa relación con Cuba mantiene una relación de enorme afecto con la revolución cubana. Y él mismo dice que fue en ese viaje de 1971 cuando su perspectiva de América Latina cambió y decide no solo militar con la pluma sino incorporarse a una fuerza política, el PRT, al cual él aporta más desde la lógica y su actividad intelectual. No formó parte de ninguna organización armada concreta, pero sí siguiendo mucho el concepto de la lucha guerrillera.
Había recibido amenazas de la Triple A por su propia militancia, que ignoró. Hay una carta que le escribe a García Márquez pocos meses antes de que lo secuestren. Había conocido a García Márquez porque fue parte de un jurado que premia uno de sus textos y a partir de ahí mantiene un vínculo epistolar bastante constante y le cuenta que sabía que estaba amenazado y que era probable que lo mataran, pero que este era su lugar y que iba a seguir peleando acá. A pesar de que García Márquez le plantea que se vaya, conociendo los peligros que corría.
M.H.: Una relación muy especial con el Tigre y también Rodolfo Walsh. De alguna manera me ubica mucho porque mi compañera tiene una casa en el Tigre a la que vamos desde hace muchos años. Vi en estos días “Homo Viator”, la película sobre Haroldo Conti donde está muy presente el Tigre.
S.S.: Él era piloto civil y en uno de sus viajes recorre el Tigre con el avión que piloteaba y queda fascinado. Decide a partir de ese momento conocer más sobre la situación del Tigre y compra su casa en el Arroyo Gambado, muy cerca de la estación terminal, es un desvío del Sarmiento.
Yo también tengo casa en el Tigre, sobre el Arroyo Espera, un desvío del Carapachay. Estoy perdiéndome el otoño ahí, hay una paleta de colores fantástica en esta época. Se llena de ocres, marrones. Yo llegué al Tigre mucho tiempo después, cuando él ya estaba secuestrado y desaparecido y viviendo ahí entendí mucho mejor su pasión por las islas, entendí mucho mejor su novela Sudeste que ocurre más en la zona de San Fernando, en Las Anguilas, en su cruce con el San Antonio, una zona que él mismo decía que estaba igual que hace 300 años. Lamentablemente hoy ya no es así porque el negocio inmobiliario está arrasando con esa zona, ya los vecinos de la zona han hecho acciones para enfrentar la poda indiscriminada, etc.
Pero sí, él era un hombre apasionado por el río y en esa novela lo expresa muy bien, si bien el Boga es el personaje principal, para mí el personaje principal es el río y la isla.
Esa es su primer novela, que para muchos es la mejor, a mí me gusta más Mascaró pero Sudeste me parece una gran novela.
M.H.: ¿Querés agregar algo más?
S.S.: Se podrían decir muchas cosas de la vida de Haroldo, hay dos datos que me parecen fundamentales, primero que una de las personas que dirigió todo el operativo de su secuestro fue un infiltrado del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército, que se presentó varias veces en su casa como un militante del PRT que necesitaba refugio y Haroldo en su actitud solidaria y hasta ingenua, lo recibió en su casa mucho tiempo.
Este personaje que luego dirigió el operativo, fue reconocido por la mujer de Haroldo, lo detuvieron en Suiza porque tenía pedido de captura. Los hijos mayores también reconocen haberlo visto muchas veces en su casa. Lamentablemente este personaje en 2015 fue absuelto junto con otros agentes de Inteligencia, por un tribunal en lo criminal.
Un dato que por ahí no todo el mundo conoce pero hay que saberlo porque este hombre creó una empresa de seguridad privada en San Juan que se encargó de la seguridad privada de la Barrick Gold a partir de 2006 hasta el 2013 que estuvo en San Juan.
M.H.: ¿Tenés el nombre?
S.S.: Se llama Rubén Orlando Bufano. El otro dato que pinta mucho la personalidad de Haroldo y los intelectuales de la Revista Contorno, los hermanos Viñas, Rozitchner, etc., es que cuando sus novelas empiezan a ser premiadas le ofrecen la beca Guggenheim y la rechaza y en la carta explica que esa institución es parte de un sistema de colonialismo mediante el cual EE UU ha manipulado a toda América Latina.
No se me ocurre pensar en ningún artista ni intelectual que hoy en día estuviera dispuesto a rechazar una beca así. Lo toman como un lugar de prestigio, a pesar que la función de esa beca sigue siendo la misma. Pero él tuvo esa actitud que para mí pinta la personalidad de los intelectuales y militantes de esa época.
M.H.: “Paco” Urondo, Rodolfo Walsh, Haroldo Conti. Alguna vez en este programa Héctor Freire dijo que si hubieran nacido en EE UU estarían vivos. Porque no solamente fueron militantes revolucionarios sino grandes intelectuales que lamentablemente no supimos preservar.
S.S.: Coincido, por eso creo que es muy importante no solo recordarlo como víctima por todo lo que fue, por su significado y su trayectoria.
M.H.: No solo fueron grandes intelectuales sino que también fueron grandes militantes revolucionarios.

Mario Hernandez

La des-sino-mundialización

Como consecuencia de la política de reforma y apertura iniciada a partir de 1978 y, sobre todo, tras su ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, China se convirtió en la “fábrica del mundo”, pasando a desempeñar un papel clave en el impulso a la mundialización que siguió al final de la guerra fría. Esa etapa parece haber llegado a su fin. Y por dos razones principales. Primero, porque China ambiciona transformar su modelo de desarrollo para convertirse en la vanguardia tecnológica mundial, aspecto clave de su modernización y también de su afán de afirmación de soberanía; segundo, porque dicho objetivo rivaliza con los propósitos de las principales economías desarrolladas lideradas por EEUU.
Washington accedió a colocar a China en el centro de las cadenas mundiales de valor implementadas por sus propias multinacionales y por otras en el convencimiento de que facilitaría la convergencia de modelos y la plena integración en sus redes de dependencia, pero no ha sido así. Es más, se diría que el divorcio es un hecho, manifiesto tras el viraje estratégico hacia la confrontación operado por la Administración Trump. En 2019, China pasó de primero a tercer importador de EEUU. La inversión directa china bajó de 5.400 millones de dólares en 2018 a 5.000 millones en 2019. Este es el nivel más bajo en más de una década, subraya el informe publicado por el Comité Nacional de Relaciones entre EEUU y China y la consultora Rhodium Group. En contraste, la inversión estadounidense en el país asiático aumentó al pasar de 13.000 millones de dólares en 2018 a 14.000 millones en 2019. Ese incremento se produjo en gran medida debido a los proyectos que habían sido anunciados previamente, incluida la apertura de una fábrica de Tesla en Shanghái.
En la misma línea, para reducir la dependencia, EEUU presiona a sus propias empresas para que salgan cuanto antes de China. Y no solo a las propias. Es el caso, por ejemplo, de la taiwanesa TSMC, apremiada a construir nuevas fábricas en territorio estadounidense con el objetivo de garantizar su autosuficiencia en la producción de chips. O intenta estimular la industria asociada al procesamiento de tierras raras, de las que China tiene las mayores reservas mundiales. Pero no está claro que dichas decisiones, marcadas por la lógica política y estratégica, puedan implementarse adecuadamente. Una inversión de Foxconn en Wisconsin, anunciada a bombo y platillo en 2017, está prácticamente paralizada y, en general, la restauración de ciertas industrias no es posible a corto plazo ni rentable desde el punto de vista económico ni empresarial.
El desacoplamiento es una variable más del proceso de alejamiento y auge de la rivalidad sino-estadounidense, pero no el único. Washington, por ejemplo, amparándose en razones de seguridad nacional, sigue poniendo obstáculos a Huawei, presionando a gobiernos de todo el mundo o imponiendo un veto a los proveedores mundiales del fabricante chino porque va por delante de EEUU en el desarrollo del 5G, verdadera razón de la pugna. El objetivo último es quitarse a China de en medio, malogrando sus planes tecnológicos y reduciendo su influencia global ya que representa el principal peligro para preservar su hegemonía. Si para defenderla es necesario poner patas arriba las cadenas de suministro globales o liquidar de facto la antes glorificada OMC, se hace y punto. America First.
Las trabas dispuestas para que Beijing no pudiera desempeñar el papel que le corresponde en función del tamaño de su economía en el seno de instituciones lideradas por Occidente como el FMI o el Banco Mundial sirvieron de bien poco. Al final, derivaron en la fundación del BAII-Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (que EEUU boicoteó desde el primer momento) o el nuevo Banco de los BRICS, que darán sustento a su proyecto. China, el mayor socio comercial de más de una centena de economías de todo el mundo, ha dejado en claro que apuesta por una globalización de nuevo signo que además del comercio pueda incorporar otras variables, especialmente las infraestructuras o el medio ambiente, claves esenciales también en su “nueva normalidad” interna. La Franja y la Ruta, igualmente demonizada por EEUU, es el estandarte de su apuesta y refleja ese propósito histórico de nunca más cerrar su economía al resto del mundo.
La guerra comercial o el desacoplamiento, sin duda, crearán importantes dificultades a la economía de Beijing. Otra cosa es que logren erosionar significativamente el papel de China en la globalización corregida que nos espera. Y también habrá costes para la economía estadounidense. Se aventura un pulso relativamente largo y generoso en complejidades y peligros, retroalimentándose en diversas áreas, desde la economía a la defensa, de la ideología a la geopolítica. ¿Nueva guerra fría? Quizá le gustaría a EEUU, confiando en repetir victoria, pero la bipolaridad mira al pasado.

Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China

Chile, camino a la catástrofe


Organizar la lucha en defensa de la salud, el trabajo y el seguro al parado contra el nuevo “acuerdo nacional”.

Como todo el mundo previó, la política del gobierno de Sebastián Piñera llevó al colapso al sistema sanitario chileno. La situación se torna dramática.
El viernes 29 Chile tuvo un pico de fallecidos y de nuevos infectados de coronavirus en 24 horas. Acumula 86.000 contagiados y ya supera, en términos absolutos, la cantidad de contagios registrados en China. La situación es aún peor si se contempla la cantidad de infectados por habitantes, índice que ubica al país trasandino entre los diez países más golpeados por la propagación del virus.
En estos días, el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington proyectó que Chile acumulará, para principios de agosto, 12.000 víctimas fatales por Covid-19 (La Tercera 26/5). Esta nueva proyección es una variación notable respecto de su proyección previa, publicada a principios de mayo, donde estimaba menos de 700 muertes por coronavirus para principios de agosto. Ahora, el IHME prevé que Chile será el país latinoamericano con más víctimas fatales por Covid-19 cada 100.000 habitantes, superando incluso a Brasil.
A esta altura, la situación se ha tornado especialmente grave en la Región Metropolitana, dado que uno de cada diez pacientes necesitados de ventiladores mecánicos se encuentra fuera de las camas de cuidados intensivos (UCI) por falta de disponibilidad (El Mercurio 28/5). Esta situación es la que ha llevado a que se realicen más de cien traslados desde Santiago a distintas regiones del país, con el objetivo de habilitar camas UCI para los nuevos infectados en situación crítica. Asimismo, la falta de camas comunes para poder aislar a los infectados con Covid-19 que no se encuentran en estado de gravedad pero que no pueden realizar el aislamiento correspondiente en sus propias viviendas, ha puesto en evidencia el flagelo del déficit habitacional y los niveles de hacinamiento que padecen las familias trabajadoras chilenas.
Es claro que Chile ingresa a esta situación como resultado de la política de Piñera y todo su gobierno, que rechazaron implementar la cuarentena en aras de “proteger la economía” capitalista, y solo la decretaron luego de que el virus se propagara profusamente. Pero también es claro que el coronavirus encuentra al sistema sanitario público chileno golpeado por décadas de vaciamiento, que el gobierno no ha tratado de revertir ni siquiera ante la emergencia pandémica. La falta de instrumentos e insumos en los hospitales ha llevado a que en los últimos 40 días se quintupliquen la cantidad de trabajadores de la salud contagiados.

La otra pandemia

El progreso de la catástrofe sanitaria se entrecruza con la otra pandemia, la de la crisis capitalista y sus consecuencias sociales. La desocupación en el Gran Santiago alcanzó el 15,6% de la población económicamente activa, y se proyecta que llegue al 20% en junio. La ministra de Trabajo, María José Zaldívar, señaló que los índices de desempleo que se harán públicos este viernes “serán muy duros” y que en todo Chile la cifra de desocupados llegará al millón. Se trata de los índices de desempleo más altos de los últimos 30 años. Naturalmente, de la mano del crecimiento de la desocupación ha crecido la carestía y la hambruna, que están motivando importantes movilizaciones y jornadas de protestas de parte de los pobladores y trabajadores.
En este escenario, las medidas de contención social impulsadas por el gobierno y el parlamento han sido completamente irrisorias. El Ingreso Familiar de Emergencia representa un subsidio que apenas cubre el 20% del costo de la canasta básica; y el ingreso mínimo garantizado, que recibirán cerca de 700.000 trabajadores, es apenas un subsidio para llevar los salarios mínimos al 75% de la canasta básica. El escamoteo del gobierno a la hora de dar respuesta a las necesidades más apremiantes de los trabajadores chilenos contrasta con su voluntad de avanzar en un rescate a Latam, la principal empresa aérea de América Latina. Latam acaba de despedir a casi 2.000 trabajadores en el subcontinente, de los cuales 290 son de Chile.

Estrategias en danza

Consciente de la profunda crisis que atraviesa el país, y más aun de la que le depara, Piñera ha lanzado una campaña para poner en pie un nuevo “acuerdo nacional”. El trasfondo de la iniciativa apunta a que los partidos del régimen cierren filas contra un potencial nuevo alzamiento generalizado de las masas. Sucede que todas las contradicciones sociales que dieron lugar a la rebelión popular iniciada en octubre de 2019 no se han resuelto y, por el contrario, se han agudizado sensiblemente. La oposición ya ha dado señales de que se allanaría a esta nueva convocatoria, ratificando la orientación plasmada en el “acuerdo por la paz social y la nueva constitución” de noviembre del año pasado. El PC, que ha pretendido colocarse distante de la iniciativa de Piñera, se ha limitado a un cretinismo parlamentario y ha colocado a la CUT en una completa parálisis.
En oposición a toda esta orientación, se impone la necesidad de organizar la lucha por las reivindicaciones más inmediatas del pueblo chileno: en defensa de la salud, de los puestos de trabajo y por el seguro al parado. El crecimiento exponencial del desempleo plantea la necesidad de avanzar en la organización independiente de los trabajadores desocupados, recogiendo la experiencia y enseñanzas que arroja el movimiento piquetero argentino. La pelea por estas reivindicaciones será un motor fundamental para lograr echar a Piñera y dar lugar a una Asamblea Constituyente libre y soberana.

Pablo Giachello

No al ingreso de Costa Rica a la OCDE



En los últimos días, todos los voceros de la burguesía se pasearon envalentonados en los medios de comunicación costarricenses por un hecho que sólo deparará más hambre para los trabajadores: el avance en las negociaciones con el imperialismo por el ingreso de Costa Rica a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

Pero, ¿de qué se trata?

El ingreso a la OCDE, que es presentado interesadamente como una posibilidad de “progreso” para el país, es, en verdad, un nuevo episodio de sometimiento al capital financiero internacional. Se inscribe en la larga saga que tiene como principal episodio la firma del tratado de libre comercio, pero también incluye el establecimiento de zonas francas y la “apertura” al mundo -que trajo despidos y nuevos golpes al salario-, las concesiones privadas de puertos, servicios y entidades del Estado, el vaciamiento de la Caja jubilatoria, la destrucción del sistema de salud y educación público, la flexibilización del empleo.
La OCDE es una organización que promueve políticas antiobreras globalmente, a partir de todo tipo de reformas y “recomendaciones” que son dictadas por el imperialismo. Con la excusa del ajuste fiscal, el gobierno de Carlos Alvarado (Partido de Acción Ciudadana, PAC) prepara un nuevo combo de medidas que atacan directamente las condiciones materiales de la clase trabajadora, como bienvenida al organismo internacional. Quieren que sea el pueblo y los trabajadores quienes paguemos la crisis que ellos mismos han generado.
Sorpresivamente, estos anuncios se realizan en medio de una gigantesca catástrofe humanitaria, social, sanitaria y, por supuesto, económica. Aunque el gobierno insista en la supuesta eficacia del combate al “enemigo invisible”, la pandemia puso de relieve la precariedad del sistema de salud y la vulnerabilidad estructural de los sectores más empobrecidos de trabajadores y campesinos. Se estima que 200 mil trabajadores se verían afectados por la pérdida de su empleo o modificaciones de contratación sólo en el sector turismo. El gobierno retacea ayuda social y despliega las fuerzas policiales, mientras que aumenta los subsidios para el rescate de las empresas.

Por lo que vienen

Como condición para la admisión plena de Costa Rica, la OCDE promueve recuperar la sostenibilidad de la financiación pública, en pos de una mayor “eficiencia”.
Bajo esta misma premisa, el Partido de Acción Ciudadana (PAC) sostuvo la necesidad de aprobar el Proyecto de Ley Marco del Empleo Público, en plena coyuntura de despidos y pandemia. Dicha ley fomenta la supresión de las anualidades en el sector público, el impulso del proyecto Pagar (que implica la quita del superávit de las instituciones públicas para pagar la deuda), y la eliminación del Fondo Nacional de Becas que implica una considerable cantidad de despidos.
Esta ley fue consensuada por todo tipo de actores políticos que van desde organizaciones sindicales, la Contraloría General de la República, la Defensoría de los Habitantes, organismos multilaterales como el BID o la OCDE, la Comisión de Gobierno y Administración, el Poder judicial y las cámaras empresariales. A su vez, la propuesta cuenta con el apoyo y la redacción de diputados de todos los cuadros políticos que tienen espacio y voto en el parlamento. Esto denota, sin dudas, una complicidad en torno a la orientación general en la que se dirige el país, y un pacto político hecho entre la totalidad de los partidos patronales costarricenses.
Las medidas apuntan a tapar el gigantesco agujero de déficit fiscal, que se prevé que este año escale al 8,6% PBI. El déficit continúa subiendo, a pesar de los recortes al sector público, a la salud, a las universidades, a la ayuda social. La razón es que esos fondos se utilizan para subsidiar a los empresarios y su fuga de capitales, y para pagar la deuda externa. En vez de cortar con la permisividad hacia el empresariado y romper con el sometimiento del FMI, el gobierno está metiendo la mano en los fondos previsionales de la Caja de Seguros de Costa Rica, y hasta baraja la amenaza de aumentar los impuestos al consumo. No podemos permitirlo.

Perspectiva

La perspectiva de que Costa Rica sería el primer Estado centroamericano en ingresar a la OCDE encubre un hecho de máxima importancia: en Chile y Colombia, los otros dos países americanos miembros del organismo, los trabajadores y el pueblo oprimido vienen de ser protagonistas de gigantescas movilizaciones contra todo el régimen político y, especialmente, contra el ajuste recetado por la OCDE.
Este futuro -de rebeliones populares y levantamientos obreros- es el que le espera indefectiblemente a Costa Rica.
No al ingreso a la OCDE. Ruptura de los tratados de libre comercio y con el FMI.
¡Que la crisis la paguen los capitalistas!

Roberto Sanchez Moreno
Juventud Obrera

“No puedo respirar”, el coronavirus racial del capitalismo en Estados Unidos

En 2015, la revista Time publicaba en su portada la fecha de 1968 tachada -año en el que tuvieron lugar las protestas luego de la muerte de Martin Luther King Jr.-, y encima de ella colocó "2015". En 2015 lugar, de nuevo, una protesta en Baltimore por el asesinato de un afroamericano por parte de la policía. La revista pretendía con ello remarcar que el parásito social del racismo no había sido extirpado de EE.UU. Hoy, podríamos volver a tachar aquella fecha y reemplazarla por 2020. El racismo pervive, mientras las bases sociales capitalistas se encuentran en una crisis terminal.

La chispa

La protesta local contra el asesinato de George Floyd por parte de la policía, el lunes pasado, ya tiene el alcance de un levantamiento popular. La manifestación pegó un giro, un día después, cuando uno de los manifestantes destruyó el vidrio de un patrullero. En ese instante, la marcha, que se dirigía a una comisaría cercana, se transformó en una sublevación.
La ciudad fue tomada. Las comisarías, comercios y supermercados fueron incendiados y destruidos. La lucha contra la represión en las calles se desarrolló con barricadas. La bronca subió cuando el fiscal del condado de Hennepin -con jurisdicción sobre Minneapolis-, Mike Freeman, compareció el jueves para anunciar que no tiene intención, de momento, de imputar cargos ni de detener al agente responsable de la muerte de Floyd, Derek Chauvin (DW, 29/05).

Racismo

Tim Walz, gobernador de Minnesota, calificó de "repugnante" el crimen racista. Sin embargo, decretó el estado de emergencia y envió a la Guardia Nacional a las calles de Minneapolis para "reconstruir la ciudad, reconstruir nuestro sistema de justicia, y reconstruir la relación entre las fuerzas del orden y aquellos a los que se les encarga proteger". El sistema de justicia y las fuerzas del orden son los engranajes sociales que sostienen la violencia racial. Han perdido toda confianza en el orden social en el que viven. La rebelión ha empujado al Departamento de Justicia a otorgar nivel de "máxima prioridad" a la investigación sobre la muerte de Floyd (Infobae, 28/05).
Las manifestaciones se replicaron en el corazón político del país, Nueva York. La policía se desplegó hasta el Union Square y detuvo a cinco manifestantes. "I Can't breathe" (“No puedo respirar”, la frase que repetía Floyd bajo la bota del policía que lo mató) se esparce en todo el país, que con la pandemia en el medio denuncia la asfixia de la sociedad racial del capitalismo.

Lucas Noguera
29/05/2020

Los cerrojos al dólar no detienen la fuga



La corrida al dólar venía acrecentándose durante el último mes. De hecho, las reservas internacionales del Banco Central cayeron en mayo 1.120 millones de dólares por las ventas efectuadas para contener el alza de la divisa norteamericana. Para intentar frenar esta fuga y la suba de los tipos de cambio alternativos, el gobierno dio un salto en las restricciones a las operaciones en dólares, interviniendo ahora sobre las comerciales.

El Banco Central publicó una resolución en la que establece que las empresas que hayan realizado operaciones con los llamados dólares financieros (el contado con liqui o el dólar bolsa -MEP-) estarán inhabilitados por 90 días para recurrir al mercado oficial de cambios, y viceversa. Esto, días después de haber restringido el acceso de las empresas a la compra de dólares del Central para cancelar sus obligaciones con el exterior o para importaciones, para obligarlas a utilizar lo que tienen atesorado o disponible en el extranjero.
Estas disposiciones marcan un salto en la intervención, que ya excede al mercado financiero y pasa ahora a limitar el dólar comercial. Pero la importación es fundamental para el funcionamiento de la industria argentina, y con esta restricción del acceso a divisas las empresas recurrirán al blue que cotiza a $125 –y que pasará a ser tomado como referencia para las operaciones comerciales- lo cual encarecerá todos los costos y hasta podría quebrar la cadena de abastecimiento. Para las familias trabajadores equivale a una devaluación de hecho, porque esos mayores costos serán transferidos a los precios.
Con estas medidas no se detendrá la fuga, pero sí aumentarán las presiones devaluatorias. Una muestra de las expectativas en una devaluación es que en el curso de mayo los contratos de dólar futuro crecieron de unos 1.600 a 3.500 millones de dólares. Por eso el gobierno, buscando contener los ahorros en pesos, incrementó la tasa mínima que deben pagar los bancos por plazos fijos al 30%, y para tentar a las patronales agrarias a liquidar los dólares de sus cosechas habilitó el llamado dollar-linked, es decir la posibilidad de efectuar depósitos a tasa variable atados a la cotización del dólar. Esto evidencia la desesperación ante la incapacidad de dirigir la economía hacia otro lugar que no sea la corrida al dólar.
De fondo, el asunto es que el gobierno está en la palma de la mano del capital financiero, que es quien dirige la batuta. La caída de las reservas del Central y la depreciación de la moneda son indicios de la precariedad de la economía argentina, utilizadas para tensar aún más las exigencias de los BlackRock justo cuando Fernández y Guzmán ceden en buena parte de su oferta de canje para intentar llegar a un acuerdo.

Iván Hirsch