domingo, septiembre 30, 2018

La llama estudiantil de 1968



Hace 50 años, la represión encendió la chispa de un movimiento estudiantil que cuestionó al régimen del PRI y buscó sus aliados en la clase obrera y el pueblo. Un legado para las generaciones actuales, que merece recrearse en la lucha contra el orden establecido.
A cinco décadas del 68, hay un intento de reapropiación del movimiento que pretende suprimir sus aspectos más disruptivos y cuestionadores, para presentarlo como limitado a la búsqueda de la democracia y la libertad. El 68 sería el inicio de un proceso que tiene distintos “hitos” –como la emergencia de la Corriente Democrática del PRI en 1987, su posterior ruptura que originó al PRD, o la llamada alternancia democrática en el 2000– en los pasos hacia la búsqueda de la “verdadera democracia en México”. El reciente triunfo de AMLO es, para algunos, el punto de llegada de este proceso.(1) En contraposición a esta operación política e ideológica, en este artículo resaltamos el legado del movimiento del 68, uno de los momentos más altos, durante las últimas décadas en México, en el cuestionamiento al orden establecido.

El autoritario bonapartismo

La llama del 68 cimbró los cimientos de la sociedad mexicana y, en particular, al régimen que la disidencia política había definido como “el PRI-gobierno” o de “partido único”. Mostró el inicio del agotamiento del priato, que se presentaba como continuador y expresión del legado de la Revolución mexicana.
Desde sus orígenes, el régimen posrevolucionario descansó en el control de las masas campesinas y de los grandes sindicatos, combinando la acción represiva sobre la disidencia con el otorgamiento de concesiones para cooptar a las grandes mayorías.
El presidencialismo mexicano, marcadamente bonapartista, devino en un giro conservador a partir de los gobiernos de Manuel Ávila Camacho –designado por el mismo Lázaro Cárdenas– y Miguel Alemán. Éste reorganizaría al “partido de la revolución” (su lema era “democracia y justicia social”) con la finalidad de eliminar, progresivamente, las concesiones otorgadas por el cardenismo e impulsar al charrismo desde el Estado para buscar el control absoluto sobre los sindicatos críticos de la CTM oficialista.
Posteriormente, el combativo ascenso obrero del 58-59 desafió a esa “democracia y justicia social”. A partir del aplastamiento del movimiento ferrocarrilero, se volvió moneda corriente, para mantener y salvaguardar la hegemonía del PRI, el uso de la fuerza pública.
En 1964, Gustavo Díaz Ordaz, un abogado anticomunista, católico y obsesionado con mantener el papel de un dirigente autoritario que manda y todos lo obedecen –quien además mostró su carácter represivo como secretario de Gobernación– llegó al poder con el apoyo de la cúpula de las organizaciones obreras y campesinas, bajo la coalición Paz social a cualquier precio. Dichas organizaciones corporativizadas llamaron a votarlo exclamando que “el sector popular, la columna de la revolución” y “el proletariado de México” estaban con su candidatura.

La represión enciende el 68 mexicano

La emergencia estudiantil y su pliego petitorio desafiaron, frontalmente, al autoritarismo del priato. La chispa que encendió la llama del 68 fue la represión exacerbada ante los sucesos de la Ciudadela y las posteriores manifestaciones —en particular la del 26 de julio, donde confluyen dos marchas sobre Av. Juárez—así como el bazucazo contra la puerta de la Preparatoria N°1 en San Ildefonso.
En el movimiento estudiantil, el hartazgo con el régimen priísta se articuló con una radicalización en las concepciones políticas de sus franjas de vanguardia. La lucha ferrocarrilera del 58-59 y la combatividad de distintos sectores obreros durante esos años fueron punto de referencia para la juventud que incorporó en sus demandas la libertad de los presos políticos obreros. (2)
Impactados por sucesos como la Revolución cubana o la Guerra de Vietnam, los jóvenes mexicanos se sincronizaron con una oleada revolucionaria que ese año recorrió las calles de París, Alemania, Tokio, Praga y decenas de ciudades en Estados Unidos. De modo tal que empezó a crecer el internacionalismo en sus sectores más avanzados, de una “minoría [que] acata[ba] con gusto mimético el espíritu de los tiempos, tal y como se manifiesta por ejemplo en el movimiento de los derechos civiles o la protesta estudiantil acata[ba] con gusto mimético el espíritu de los tiempos, tal y como se manifiesta por ejemplo en el movimiento de los derechos civiles o la protesta estudiantil en Norteamérica, […] en la Revolución Cubana (en especial el Che Guevara) como la aventura implacable de una generación”. (3)
La década de los 60 en México sucedió en el contexto de la Guerra Fría y, por tanto, de una fuerte injerencia del imperialismo estadounidense en la política interior de América Latina. Esto no fue sólo un telón de fondo, sino que marcó el ritmo de la política del PRI, lo que explica el accionar de Díaz Ordaz como informante de la CIA, su estrecha relación con la embajada estadounidense y sus acusaciones de agitadores comunistas contra el movimiento.

Entre la marea olímpica y la calle estudiantil

En el desarrollo del movimiento estudiantil fue fundamental el rol del Consejo Nacional de Huelga (CNH), que surgió como un organismo de democracia directa de las masas estudiantiles en lucha. El CNH se basaba en comités por escuela con mandato de base y delegados revocables en todo momento; tenía tres principios básicos:
1. Sólo estarán representadas las escuelas en huelga, no en paro activo.
2. Habrá tres representantes por escuela elegidos en asamblea.
3. No se admite la representación de federaciones, confederaciones, partidos o ligas, sólo de escuelas. (4)
En el CNH llegaron a estar representadas 75 escuelas en huelga, dando un total de 255 delegados y contando, además, con enlaces a comités de lucha de otros estados. Al momento en que se constituye, el movimiento ya había escalado nacionalmente. El 4 de agosto, el CNH publicó el pliego petitorio de seis puntos:
«1. Libertad de los presos políticos.
2. Destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea Cerecero, así como también del teniente coronel Armando Frías. (5)
3. Extinción del Cuerpo de Granaderos, instrumento directo en la
represión y no creación de cuerpos semejantes.
4. Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal (delito de disolución social), instrumentos jurídicos de la agresión.
5. Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos que fueron víctimas de la agresión desde el viernes 26 de julio en adelante.
6. Deslindamiento de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo por parte de las autoridades a través de policía, granaderos y ejército.»
Las demandas se centraban en el desmantelamiento del aparato represivo del gobierno y la legislación que atentaba contra el derecho de manifestación. Al orientarse contra el autoritarismo y la represión diazordacista, el movimiento estudiantil y su pliego petitorio despertaron la simpatía de amplios sectores de la población.
La dimensión que alcanzó en tan poco tiempo –el movimiento entre julio a octubre apenas pasó de los dos meses– se explica también por la fortaleza que le dio la organización democrática. Ésta permitía que las diferencias se saldasen de acuerdo con la decisión de las bases y que se debatiera la estrategia más conveniente a seguir. Esto no exentaba al CNH de errores, pero sí lo dotaba de una organización superior y bases firmes en el movimiento estudiantil para enfrentar al gobierno de Díaz Ordaz, y buscar el acercamiento y la unidad con otros sectores obreros y populares. (6)
Sergio Zermeño, quien participó en el movimiento del 68, apunta a la importancia que asume el CNH como dirección y define que “poco a poco el Consejo Nacional de Huelga parece convertirse en el órgano dirigente de un partido político: define funciones, promueve subcomités, comités de base, órganos de información y difusión, una escuela de activistas”. (7)
Al interior del CNH se expresaban distintas tendencias dando origen a dos alas cuyas posturas apuntaban en un sentido cada vez más contrapuesto. Manuel Aguilar Mora, en una entrevista publicada en esta revista, plantea que el ala más radicalizada, a la cual llama el “ala plebeya”, acrecentaba su influencia ante los sectores políticamente más moderados. Como muestra de estas discusiones y los ricos debates políticos, programáticos y estratégicos, José Revueltas describe que la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (8) planteaba:
«[…] la inutilidad de la desaparición del cuerpo de granaderos; lo que debe hacerse es destruir [el] aparato del Estado (¿a largo o corto plazo?, no lo dicen [ndJR]). Derogado el artículo 145, “el carácter reaccionario del Estado se recrudecerá bajo nuevas formas” (9).»
Por otra parte, la Liga Comunista Espartaco (10) afirmaba que:
«[…] la marcha [del 1o./agt./1968] fue “la borregada del jueves” y un “gran golpe al movimiento”. Conclusiones: Incorporar a la clase obrera al movimiento “como ocurrió en 1959”, existe una “fuerza emergente” de los obreros, derrocamiento del Estado burgués, la lucha no podrá ser sino violenta, una lucha armada; asedio y aislamiento del Estado burgués. (11)»
El desarrollo político de esta juventud, y su subsecuente radicalización, tuvo su máxima expresión en el “Proyecto de programa del CNH”, que también publicamos en esta edición de Ideas de Izquierda Mx. Esta radicalización se combinó con cientos de brigadas que asistían por medio de los camiones de la Ciudad –recordemos que era un DF sin red de Metro– a los centros de trabajo, mercados, plazas y que también debían responder defensivamente a los ataques de la policía, incendiando autobuses para usarlos de barricadas, sobre todo en septiembre cuando la represión arreció.
La continuidad del movimiento, su radicalización y su intención de incorporar sectores obreros, campesinos y populares a la lucha, le dejó en claro al gobierno y la embajada estadounidense que sólo podrían frenarlo con la acción del ejército. El nivel exacerbado de represión que vivió la juventud mexicana desde julio del 68 fue una experiencia que no se tuvo en Francia o EE. UU. Expresó el carácter autoritario del priato, así como la fortaleza que aún conservaba, basado en índices relativamente altos de crecimiento económico, bajo el llamado “estado de bienestar”. Era el Ogro Filantrópico, como lo denominó Octavio Paz.
En ese contexto, los centros de estudio, se convirtieron en el centro de operaciones del movimiento desde donde se conquistó una alianza con los vecinos de los barrios cercanos. (12) Los estudiantes se concentraron en defender esos barrios del asedio de los granaderos y soldados. Lo último que quería ver Díaz Ordaz, a meses de los Juegos Olímpicos, era que la juventud le disputase el control de las calles decoradas con la parafernalia deportiva.
El peligro de esto –y es lo que señalan los propios periodistas extranjeros– (13) era que el movimiento usase de altavoz las olimpiadas para denunciar la falta de libertades democráticas y dirigirse al conjunto de los sectores explotados y oprimidos por el régimen. Como empezó a suceder al incorporar en las movilizaciones las demandas de los sectores que habían sido objeto de la represión gubernamental años atrás, así como la exigencia de la excarcelación de los líderes ferrocarrileros Demetrio Vallejo y Valentín Campa. Del mismo modo, también se expresó en las movilizaciones donde participaban sectores de trabajadores y del pueblo pobre.
Así, el movimiento estudiantil cumplió el papel que describía León Trotsky en 1930:
«Cuando la burguesía renuncia consciente y obstinadamente a resolver los problemas que se derivan de la crisis de la sociedad burguesa, cuando el proletariado no está aún presto para asumir esta tarea, son los estudiantes los que ocupan el proscenio.» (14)
La juventud mexicana había ocupado el proscenio y se enfrentaba con heroísmo (y vivacidad) a un régimen que no dudaría en usar todo su aparato y su poder para frenar, a como diera lugar, una posible marea de masas. Los sucesos del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas fueron un crudo testimonio de ello.

La claudicación del estalinismo mexicano

El Partido Comunista Mexicano (PCM), de raigambre estalinista, tenía una larga trayectoria en el movimiento estudiantil, así como una influencia relativa en sectores del movimiento obrero. Distintos autores y participantes en el movimiento afirman que no fue una corriente hegemónica en el CNH de julio a octubre y su brazo estudiantil quedó rebasado, aunque después del 2 de octubre ocupó un lugar preponderante. Su perspectiva estratégica era que la tarea planteada en México era “profundizar la revolución democrático-burguesa”. Eso implicaba aliarse con sectores supuestamente nacionales, democráticos o antiimperialistas de la burguesía en tanto se renunciaba, explícitamente, a la lucha por la revolución socialista, bajo el argumento de la inmadurez del país. El resultado era la subordinación del movimiento obrero a la burguesía, cuyos intereses defendía el régimen priísta.
En términos de su acción política, esto implicaba renunciar a que movimientos como el que encabezó el CNH empalmasen con el descontento obrero y popular y avanzaran en una perspectiva de lucha frontal contra el régimen. Contra la postura estalinista, el movimiento estudiantil podía abrir el camino para la irrupción de los trabajadores, a lo cual había que apostar con una perspectiva anticapitalista, socialista y revolucionaria.
Por eso, en lugar de impulsar la extensión del movimiento a las fábricas y apuntalar la unidad obrero-estudiantil contra el régimen priísta, el PCM concentró sus esfuerzos en la negociación con el gobierno. (15)
Como describe Jimena Vergara:
«Para 1968, [el desprestigio del PCM] se vio atizado por la irrupción del movimiento estudiantil que de forma espontánea rebasó por izquierda la política conciliadora de [éste]. [...] De ahí que tanto la juventud comunista como el PCM hayan tenido un rol secundario en la dirección del CNH, lo cual no impidió que la dirección del partido bregara para intentar convencer a su juventud de contener la radicalización del movimiento, como muestran los testimonios de los mismos militantes comunistas, o que algunos de éstos buscaran negociar a espaldas del movimiento, como ha sido denunciado por muchos de los participantes. Esto era la consecuencia de una estrategia política y no de una acción aislada. (16)»
Después de la matanza de Tlatelolco, el PCM, por medio de sus cuadros en el movimiento estudiantil, levantó unilateralmente la huelga en diciembre de ese año y asestó el golpe de muerte al CNH. Varios militantes presos renunciaron a su militancia en noviembre de 1968 declarando:
Después del 2 de octubre, sólo el PC y la JC tenían suficientes cuadros políticos en el CNH para tomar su dirección. Estas organizaciones, al final de cuentas, son responsables de los errores. Los comunistas, a los que les correspondía la tarea de llevar al movimiento al triunfo, aun pasando por las direcciones burocráticas de sus organizaciones, han fallado ante su base y gran responsabilidad cae sobre ellos. (17)
La claudicación del estalinismo no sólo la manifestó el PCM, sino también su otra vertiente: Vicente Lombardo Toledano, quien fuera un agente del régimen en el seno de las organizaciones obreras y principal líder del PPS (18) sostuvo hasta su muerte en noviembre de ese año, que el movimiento estudiantil estaba siendo impulsado por la CIA y el imperialismo para desestabilizar al gobierno “antiimperialista” de México (19) y, por esa vía, avaló la represión del 2 de octubre.

Reflexiones finales

El movimiento del 68 no se limitó a perseguir una “democratización” del priato. Enfrentó, con sus métodos de lucha basados en la organización democrática y desde las bases, a un régimen profundamente autoritario enarbolando un pliego petitorio que representó las aspiraciones democráticas de gran parte de la sociedad. Buscó la unidad con los trabajadores y otros sectores populares en la acción; además, avanzó en definiciones políticas y programáticas que mostraban esa búsqueda.
Tuvo en contra el férreo control que el charrismo priísta ejercía sobre los sindicatos. A pesar de eso, se dieron acontecimientos como los ocurridos el 28 de agosto en el acto de desagravio a la bandera nacional, donde los trabajadores de dependencias del gobierno abuchearon a los charros cetemistas y de la FSTSE, que los obligaron a asistir a ese acto en el Zócalo.
Esto no fue suficiente para que ese descontento, que empezaba a aparecer en la clase trabajadora, se extendiera. Se hizo notar la falta de una organización socialista desarrollada e inserta en el proletariado mexicano, que levantara una estrategia revolucionaria para enfrentar y derrotar al capitalismo y sus instituciones de dominio. Sobre esa debilidad política actuó, finalmente, la represión del Estado. A pesar de la simpatía que los estudiantes generaron en la población, las instituciones del régimen político perpetraron la Masacre de Tlatelolco.
El movimiento del 68, aún en su derrota, abrió nuevos procesos en el seno de la juventud y el movimiento obrero mexicano. La emergencia de una generación militante en la década siguiente, la llamada insurgencia obrera de los 70, y distintos fenómenos democráticos frente a la CTM –que tuvo como mayor expresión la lucha de la tendencia democrática del SUTERM junto al proceso de formación de sindicatos independientes en la misma década–, dan cuenta de ese proceso que ha querido invisibilizarse.
Mantener vivo este recuerdo pasa por incorporar, en nuestra práctica cotidiana, esa experiencia para retomar esos hilos de continuidad y que la juventud se apropie de las lecciones que, a 50 años, siguen tan frescas como entonces.

Óscar Fernández
@OscarFdz94

Notas

1 En ese sentido se enmarcan, por ejemplo, las afirmaciones del exrector de la UNAM Juan Ramón De la Fuente: “Hablar del 68 desde el 2018 es considerar de manera muy clara que el triunfo contundente de Andrés Manuel López Obrador es resultado del movimiento del 68 [...] Sería muy difícil que hubiera sido posible el triunfo de Morena y Andrés Manuel si no hubiera existido un antecedente como el 68.”, en http://www.eluniversal.com.mx/nacion/sociedad/triunfo-de-amlo-resultado-del-movimiento-de-1968-de-lafuente (consultado el 15/8/2018).
2 Para profundizar, ver “Preludios del 68” en este mismo número.
3 Monsiváis, C. en Zermeño, S. México, una democracia utópica: el movimiento estudiantil del 68, México: Siglo XXI, p. XVI.
4 Las organizaciones políticas que participaban del movimiento no tenían, como tales, representación en el CNH. Sus militantes eran delegados en la medida que fueran electos como parte de los comités de lucha de las escuelas.
5 Luis Cueto en 1968 era jefe de la Policía del Distrito Federal, Raúl Mendiolea era subjefe y Armando Frías era el jefe del Cuerpo de Granaderos.
6 La experiencia del CNH es poco conocida por el activismo estudiantil de la última década. Su experiencia como organismo de autoorganización estudiantil fue retomada, en los hechos, por el movimiento estudiantil de la UNAM de 1999-2000, que se dotó de un organismo similar: el Consejo General de Huelga.
7 Zermeño, S. México, una democracia utópica: el movimiento estudiantil del 68. Op. cit.
8 En aquel entonces el comité de lucha de la FCPyS de la UNAM se encontraba encabezada por el trotskismo.
9 Revueltas, J. (1978) México 68: Juventud y Revolución, México: Ediciones Era, p. 43.
10 La LCE era una liga compuesta por expulsados del PCM, entre ellos Revueltas (que sería expulsado de la LCE poco tiempo después), que terminaron acercándose a las concepciones maoístas.
11 Revueltas, op. cit., p. 44.
12 Las preparatorias en 1968 se encontraban ligadas a barrios aledaños del Distrito Federal: Prepas 1, 2 y 3 en el Zócalo, Prepa 4 en Tacubaya, Prepa 5 en Coapa, Prepa 6 en Coyoacán, Prepa 7 en la Viga, Prepa 8 en Plateros y Prepa 9 cerca de La Villa; del otro lado, las vocacionales del Politécnico estaban: la 5 en la Ciudadela, la 7 nada menos que en Tlatelolco, así como el Casco de Santo Tomás.
13 Ver revista Proceso, Edición Especial 1, Testimonios de Tlatelolco: 30 años después, 1998.
14 León Trotsky, “Carta a la redacción de Contra la Corriente” (1930).
15 En una entrevista a la revista Proceso en 1978, Arnoldo Martínez Verdugo, dirigente del PCM, admitía haberse reunido con el entonces presidente del PRI y posterior regente del DF, Alfonso Martínez Domínguez (apodado “Halconso” tras la Masacre del Jueves de Corpus).
16 Vergara, J. en #JuventudEnLasCalles, México: Armas de la Crítica, p. 151.
17 Cazés, D. Crónica 1968, México: Plaza y Valdés Editores, p. 337.
18 El Partido Popular Socialista (PPS) era un partido que se decía de izquierda, a veces incluso marxista, dirigido por Lombardo Toledano. El PPS contendió la mayor parte de su historia como partido de coalición con el PRI, apoyando la candidatura de Díaz Ordaz en su momento. Perderían el registro como partido en 1997.
19 En apoyo a esta tesis estaba el hecho de que, en aquella época, México era prácticamente el único país en América que mantenía relaciones diplomáticas fraternas con Cuba.

Sobre la Táctica del Frente Único

En la actual situación de crisis económica, política, social, ética e institucional que atraviesa Argentina, nos parece de suma importancia abordar las mejores tácticas para acercarnos a las masas y su vanguardia en un momento en que se ha agudizado la lucha de clases y la lucha de masas ha dado un salto cuantitativo y cualitativo.
Los clásicos dotaron al movimiento revolucionario de un bagaje teórico probado en la práctica revolucionaria. Se trata para nuestro grupo, de seguir contribuyendo al debate con el conjunto de la vanguardia que se ubica en el terreno de la izquierda revolucionaria. Vaya nuestro aporte.
En oportunidad de las elecciones legislativas de noviembre de 2017 y los resultados obtenidos por el FIT (Frente de Izquierda de los Trabajadores), el compañero Marcelo Ramal, en la Editorial Las elecciones del 22 de Octubre, Prensa Obrera #1479, señala en el punto Crisis de Dirección: “Pero ninguna determinación puramente económica explica esta aceptación electoral. La cuestión central pasa por la crisis de dirección del movimiento obrero. En estos dos años de macrismo, la clase obrera desplegó enormes esfuerzos para rechazar la política de cierres de fábricas, despidos y paritarias con cepo” y luego sigue diciendo en el punto El Frente de Izquierda: “La campaña electoral ha demostrado de un modo todavía más agudo que en el pasado, que el Frente de Izquierda, siendo indudablemente referencia electoral, está lejos de constituir un polo político capaz de vertebrar cotidianamente a la clase obrera en la lucha contra el Estado y los partidos capitalistas”.
Compartimos que el-FIT se ha transformado en una referencia electoral pero que se encuentra lejos de vertebrar cotidianamente a la clase obrera en la lucha contra el Estado y esta afirmación nos parece un buen comienzo para debatir la táctica del Frente Único y la independencia de la clase frente al Estado capitalista.
Trotsky explica en su informe sobre la cuestión de los comunistas franceses (Moscú, marzo de 1922) en el punto Las tácticas del Frente Único que “En estos choques, que envuelven ya sea a los intereses del conjunto del proletariado, o de su mayoría, o a este u otro sector, las masas obreras sienten la necesidad de la unidad de acción: de unidad para resistir el ataque del capitalismo, o de unidad para tomar la ofensiva en su contra. Todo Partido que se oponga mecánicamente a esta necesidad del proletariado de unidad en la acción, será condenado infaliblemente por los obreros”. Y luego sigue diciendo “Por otra parte, la cuestión del Frente Único no es, ni en su origen ni en su esencia, una cuestión de relaciones mutuas entre la fracción parlamentaria comunista y la socialista, o entre los Comités Centrales de ambos Partidos, o entre “L’ Humanité” y “Le Populaire”. El problema del Frente Único- a pesar del hecho de que es inevitable una escisión en esta época entre las organizaciones políticas que se basan en el voto- surge de la urgente necesidad de asegurarle a la clase obrera la posibilidad de un Frente Único en la lucha contra el capitalismo”.
Si acordamos con Trotsky en la necesidad de la clase obrera de forjar la unidad de acción, nos preguntamos, ¿por qué teniendo la oportunidad de dar un salto cualitativo como dirección los dirigentes del FIT persisten en una línea política que separa a los cientos de militantes que abrazan las ideas de la revolución del resto de la inmensa mayoría obrera y popular y de sus cuadros medios? Esta línea política muestra la ceguera hacia esa inmensa mayoría que abraza las ideas “nacional y popular” y educa a los militantes de izquierda en métodos y políticas hostiles a la mayoría. Guste o no, un amplio abanico de masas y sus dirigentes siguen ilusionados en la dirección kirchnerista ya que les resulta una alternativa viable ante la embestida del gran capital.
Pero esta ceguera, se basa en un supuesto que Jorge Altamira, dirigente del FIT, sostiene de tiempo y es que el nacionalismo de contenido burgués se encuentra agotado.
Pero esta sentencia se ve negada ante la crisis de dirección donde el nacionalismo de contenido burgués viene a ocupar el lugar de oposición al capitalismo “salvaje”. Podemos acordar que su programa está agotado en tanto no puede dar cuenta de las necesidades de las masas, pero ante la crisis de dirección se muestra como viable ante los ojos de millones de trabajadores.
No podemos soslayar que la viabilidad del kirchnerismo se dio en un contexto de boom tras una severa recesión y es lo que persiste en el imaginario de un sector de las masas. Por eso, decir que el kirchnerismo es igual a Macri o a Menen es un error que deja tranquilos con su conciencia a aquellos que lo sostienen, tan solo eso; y muy lejos de construir un verdadero Partido de la clase obrera imbuido en las mejores tradiciones del marxismo revolucionario.
Entonces, nos preguntamos, ¿cómo hacemos los revolucionarios para demostrar que esta dirección burguesa que levanta un programa de conciliación de clases no puede dar ninguna solución a los grandes problemas nacionales que padecemos?
Sostenemos que la izquierda debe ubicarse en la trinchera junto a los millones de explotados, acompañando su experiencia ante los embates de los capitalistas, presentando el programa revolucionario ante la crisis, que ofrezca a la clase obrera y sectores populares una solución a los problemas de salud, empleo, salarios, jubilación, educación, ligándola a la necesaria construcción de un gobierno propio.
Veamos un poco de historia reciente.
En el año 2001, en aquellos momentos tan excepcionales para las masas, donde entraban en un proceso de aprendizaje a saltos y la historia no se encontraba en manos de los escribas a sueldo, sino que la escribían con sus manos, con su acción y cabezas en el calor del debate, millones de hombres y mujeres tomaron en sus manos su propio destino. Se organizaron en asambleas para definir los pasos a seguir, buscando clarificar lo que se debía hacer; sabían lo que no querían al grito “que se vayan todos”.
En ese contexto, la izquierda no ayudó en desenvolver hasta lo más profundo la situación revolucionaria. Priorizaron sus intereses de tienda en vez de los intereses generales de los explotados que intentaban organizarse en las asambleas populares.
No se trata de hacer especulación histórica de las jornadas de diciembre y el desenvolvimiento ulterior. Pero sí podemos aseverar que, si la izquierda no hubiera recaído en viejos vicios sectarios tal vez la conciencia y, por lo tanto, la situación política, hubiera avanzado más lejos de lo que llegó.
Este comportamiento en 2001, privó a la izquierda de potenciarse como un partido revolucionario de masas.
Producto de la crisis de dirección, en 2003 el kirchnerismo capitalizó ese descontento y a modo de ejemplo, tomaremos algunos momentos puntuales de la década del 2000 donde la izquierda volvió a equivocar su táctica.
Durante el paro agropecuario, lock out patronal y bloqueo de rutas en 2008, sostenido por las cuatro organizaciones del sector empresario de la producción agro-ganadera en la Argentina (Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas, CONINAGRO y Federación Agraria Argentina), contra la Resolución nº 125/2008 que establecía un sistema móvil para las retenciones impositivas a la soja, el trigo y el maíz, la izquierda nuevamente se privó de tender los puentes hacia la mayoría que se encolumnaba tras el gobierno kirchnerista y contra la vieja y rancia oligarquía. En lugar de golpear juntos y marchar separados, la izquierda mostró su incomprensión de la táctica de Frente Único, hasta llegar al absurdo de que algunas tiendas políticas del llamado “trotskismo” marcharan junto a la Sociedad Rural en Parque Norte.
¿Expresaba esta lucha un avance sobre los sectores más rancios de la economía y puntualmente sobre los grandes pools de siembra y el gran latifundio? Sí compañeros, estamos convencidos. Una intervención correcta de Frente Único, hubiera ubicado a la izquierda revolucionaria en el mismo campo, la misma trinchera de clase con las masas que apoyaban estas medidas contra la oligarquía terrateniente y nos hubiera habilitado mantener un diálogo para explicar pacientemente la necesidad de llevar adelante la expropiación de los grandes terratenientes y por esta vía la necesidad de derrotar al capitalismo sobre la base la organización y acción directa, haciendo avanzar al movimiento de conjunto, captando su atención y acercando a parte de la vanguardia más radicalizada a las genuinas ideas del Socialismo Revolucionario.
Pero sigamos un poco más. 2015: Cristina Fernandez entrega el mando a Macri y advierte ante un acto multitudinario de despedida, del 11 de diciembre que entregaba un país “normal”, dirigiéndose claramente a la burguesía. La misma burguesía que acompaña a Macri en el timón del Estado y que en tan solo 30 meses arrasó al país “normal”, mostrando la precariedad de las reformas país y el empeoramiento de las condiciones de vida de las masas.
Ahora bien, en estos treinta meses, el kirchnerismo a través de múltiples ocasiones y por varios caminos le ha dado gobernabilidad al macrismo. Ante el proceso de deterioro gradual y sostenido de las condiciones de vida y de trabajo, la clase obrera y los sectores populares dieron batalla, desplegando sus músculos y diciendo a su manera no al avance capitalista. Esto sucedió sin el apoyo de la dirección K a las movilizaciones, paros y luchas.
En este contexto, la izquierda tuvo oportunidades para demostrar el papel de la dirección K y la inviabilidad del capitalismo y aplicar la táctica del Frente Único, en movilizaciones y demás expresiones de lucha.
Veamos algunos ejemplos. El 24 de marzo que representa una fecha emblemática para el campo popular en nuestro país, en general la izquierda tiene el hábito de marchar separada de las decenas de miles de personas que año tras año se encolumna en el acto “oficial”.
Veamos otro ejemplo. Las innumerables movilizaciones convocadas por los “gremios kirchnerisas”, como la del 18 de diciembre y luego el 21F. En ambas oportunidades la izquierda, optó por marchar al margen de las inmensas columnas, privándose de dar una lucha política y ofrecer una programa de izquierda alternativo a la dirección de estas movilizaciones. Conformaron una raquítica columna, que lejos de mostrar una alternativa clasista, hizo más visible las posiciones intransigentes.
O la movilización en repudio a la política del gobierno que habilita a las FFAA a intervenir en conflictos internos y mantener presencia en las calles. Mientras una manifestaban de cuadras y cuadras de jóvenes que repudiaban esta decisión del gobierno y el sometimiento al imperialismo y al FMI, se movilizaba frente al Ministerio de Defensa, la izquierda apenas juntó 1000 asistentes en Plaza de Mayo.
Eso demuestra que las ilusiones son aún fuertes en las direcciones K. Entonces nos preguntamos, ¿por qué regalar a este gran movimiento a los cantos de sirena de direcciones “nacionalistas” que pretenden regular y controlar al capitalismo?
¿Acaso no nos deberíamos debatir contra el argumento de aquellos que sostienen que se puede controlar el capitalismo y que es lo único posible de hacer? ¿No deberíamos plantear claramente que en épocas de crisis estructural, de crisis de sobreproducción, la única alternativa es el socialismo?
Otra vez, la sombra que no permite ver, la ceguera que impide percibir lo obvio. Nuevamente decimos con León Trotsky, “El Frente Único, ¿comprende solo a las masas trabajadoras o incluye también a sus dirigentes oportunistas? El solo hecho de hacer esta pregunta demuestra incomprensión del problema.
Si pudiésemos simplemente unir al proletariado en torno a nuestra bandera o alrededor de nuestras consignas prácticas, y saltar por encima de las organizaciones reformistas, ya fuesen partidos o sindicatos, lógicamente, esto sería lo mejor del mundo. En este caso, el problema del Frente Único no existiría en su forma actual.” (Trotsky, Sobre el Frente Único).
No solo hay una discrepancia con el FIT sobre la “aplicación” de la táctica del Frente Único, sino además sobre la evaluación que hacen de las masas al sostener que “las masas no han comprendido los planteos del FIT”. En en realidad, los trabajadores y los jóvenes están rechazando su conducta sectaria. No se trata de la conciencia de las masas sino de una dirección que respuestas en este período de inestabilidad creciente.
El Frente Único que sostuvieron Lenin y Trotsky, expresaba antes que nada la debilidad del Partido Revolucionario, y la necesidad de potenciar el programa revolucionario entre las masas y con su experiencia en la lucha de clases avancen en la comprensión de los programas y herramientas que posibiliten una victoria segura y duradera.
Otra vez la pluma del viejo revolucionario “el partido comunista muestra en los hechos a las masas y a sus organizaciones que está dispuesto a luchar con ellas incluso por los objetivos más modestos, a condición de que vayan en el sentido del desarrollo histórico del proletariado; el partido comunista tiene en cuenta durante esta lucha, en cada momento, el estado de ánimo real de la clase; no solamente se dirige a las masas, sino también a las organizaciones cuya dirección es reconocida por las masas; ante las masas, obliga a las organizaciones reformistas a tomar posición públicamente sobre las tareas reales de la lucha de clases.
La política de frente único acelera la toma de conciencia revolucionaria de la clase, desvelando en la práctica que no es la voluntad escisionista de los comunistas, sino el sabotaje consciente de los jefes de la socialdemocracia, lo que impide la lucha común.” (Trotsky, ¿Y ahora? Problemas vitales para el proletariado alemán).
Hegel decía que la naturaleza aborrece el vacío. Ante la crisis de dirección que señala León Trotsky, sostenemos que el nacionalismo de contenido burgués solo va ser superado a condición de que exista un poderoso Partido Revolucionario de masas y para que esto suceda la táctica de Frente Único es indispensable. De lo contrario, el nacionalismo de contenido burgués no desaparecerá de la escena política y por lo tanto se reciclará.
Marx, Engels, Lenin y Trotsky “sí entendían perfectamente el papel de las organizaciones políticas de masas. Y él [Trotsky] explica que la creación del partido tiene dos partes, si quieres, la primera parte es la elaboración del programa, de las ideas, la teoría, sin la cual obviamente un partido revolucionario jamás puede existir. Sí, pero eso solo es la primera parte, la formación de los cuadros revolucionarios. Y el mismo Trotsky explica que hay una segunda parte, que es cómo vincular estas pequeñas fuerzas marxistas con las masas, y ahí entramos en el tema de las organizaciones reformistas, como puede ser el Partido Laborista en Gran Bretaña, incluso el kirchnerismo en Argentina, el peronismo antes, Podemos en España, o incluso, como no, el movimiento bolivariano en Venezuela. Es muy fácil criticar a estos movimientos, sus dirigentes, a la carencia en sus programas e ideas, es muy fácil de hacerlo pero no cambia el tema de que son movimientos que agrupan a millones de trabajadores. Y la primera tarea nuestra no es la conquista del poder, es precisamente la conquista de las masas, llegar a las masas, establecer lazos profundos con las masas, establecer un idioma común con las masas, porque sin eso, francamente, no vamos a ninguna parte.” Alan Woods Entrevista realizada por Sociedad Futura Noviembre 2017.
Si sostenemos de manera sistemática, tenaz una propaganda de las ideas revolucionarias hacia la vanguardia, explicando pacientemente, con método. Si explicamos las tendencias depredadoras del capitalismo, la ruptura del equilibrio capitalista no solo se produce en Argentina sino en el mundo. Si explicamos que Macri solo aceleró un proceso que ya venía de mucho antes. Si explicamos que la crisis que se instaló en 2008, lejos de resolverse, después de 10 años, se ha exacerbado de manera violenta en el planeta. Si explicamos que no se puede controlar lo que no se tiene, y que solo es posible en la medida que avancemos en la expropiación de los grandes capitalistas. Si explicamos que a pesar de que se inyectaron billones de dólares al sistema capitalista nada ha mejorado y todo ha empeorado. Si explicamos que la tribuna Parlamentaria es tan solo eso, una tribuna de denuncia y que resulta un ambiente hostil para los trabajadores y sectores populares y que no resulta el mejor ambiente para los tribunos obreros. Si explicamos que solo confiando en nuestras fuerzas, en el vigor de las asambleas de base, en la lucha callejera, en la movilización y en la construcción de una nueva legalidad alternativa al sistema capitalista. Si vinculamos estas ideas con las demandas de las masas, no estaremos destinados a transitar tan solo los márgenes del movimiento. Se trata, entonces, de análisis, pronóstico y propaganda; línea política, agitación y organización, y sobre todo cómo este conjunto se hace fuerza material.
El movimiento revolucionario necesita de un fraternal debate y en especial con los compañeros del FIT sobre los puntos que abordamos en este artículo. Llamamos al conjunto de la vanguardia revolucionaria a debatir en momentos tan especiales para las masas y generar una verdadera alternativa revolucionaria.

Corriente Socialista Militante

7 años en el Tíbet

El 9 de enero de 2006, a los 93 años de edad, falleció el alpinista austríaco Heinrich Harrer, campeón olímpico de su especialidad en 1936.
El nombre de Harrer apenas hubiera recordado absolutamente nada de no ser por el estreno en 1997 de la película 7 años en el Tibet, protagonizada por el famoso Brad Pitt, basada en el libro autobiográfico de Harrer. Pero ni en el libro, publicado en 1953, ni en la película, casi medio siglo más tarde, la expedición de Harrer al Himalaya se relaciona con los nazis y la II Guerra Mundial.
Cuando la revista Stern develó el pasado nazi de Harrer, éste lo negó todo rotundamente; lo suyo era sólo deporte.
Harrer nació en Austria en 1912, en los Alpes de Carintia. Estudió geografía y educación física en la Universidad de Graz, mientras se ganaba algún dinero como guía montañero y entrenador de esquí alpino.
Tras la llegada de Hitler al poder en 1933, Harrer se afilió a las juventudes hitlerianas. Luego él lo justificó diciendo que era para poder competir y realizar sus famosas expediciones montañeras en Asia.

Mentira.

Lo cierto es que desde 1933 Harrer era miembro de las SA y más tarde de las SS, pero no en Alemania sino en Austria, que era peor todavía. En 1933 el partido nazi era ilegal en Austria, que no fue anexionada hasta cinco años después en el ya famoso Anschluss. Al pertenecer a las SA desde 1933, es evidente que Harrer era un traidor a su propio país.
En 1936 Harrer participó en los Juegos Olímpicos en el equipo de esquí austriaco. Dos años después fue pionero en escalar la cara norte del Eiger, hazaña por la que fue llamado por Hitler, que lo recibió personalmente.
Tras la anexión de Austria a Alemania, Harrer se convirtió en entrenador del equipo alemán de esquí femenino de descenso y eslalon.
Al año siguiente Harrer viaja al Himalaya no por razones deportivas sino estratégicas, enviado por la Alemania nazi para preparar el ataque al Imperio británico en sus posesiones coloniales de la India. En el festival de Breslatt, Himmler en persona había invitado a Harrer a participar en una expedición de reconocimiento del Nanga Parbat. Varios años antes Himmler ya había enviado a Lasha, capital del Tibet, un equipo de reconocimiento.
Uno de los hombres de aquella primera expedición, Bruno Beger, era un nazi, luego oficial de las SS que se destacó asesinando y mutilando a varios prisioneros del campo de concentración de Auschwitz. Beger permaneció varios meses en Lasha, donde logró hacerse con el apoyo de Tsarong, el mismo tibetano que luego ayudó a Harrer y a Aufschnaiter a entrar en la ciudad prohibida. Tsarong era uno de los caciques más ricos de Lasha. En el relato 7 años en el Tíbet, Harrer describe con grandes muestras de cariño a Tsarong que se convirtió en protector y amigo íntimo de los dos alpinistas nazis austriacos.
De acuerdo con la estrategia trazada por Himmler, el arquitecto del genocidio de Hitler, con la excusa de eliminar a los judíos del continente asiático, los nazis se proponían aliarse con los tibetanos, a quienes Himmler consideraba descendientes de los arios, para destruir las fuerzas británicas desplegadas en la India.
En 1939 comienza la expedición al Nanga Parbat para exploarar el Diamir, pero la coartada alpinista de Harrer no engañó a los británicos, que le internaron en un campo de prisioneros en la India, donde aprendió tibetano e hindi. En 1944 consiguió escapar y llegar a Lasha, donde conoció a Tsarong, que a su vez le presentó al Dalai Lama (Jamyang Wangchuck), de quien llegó a ser maestro personal así como asesor de ministros y funcionarios en la gestión de un Estado teocrático y esclavista, muy lejano del país idílico y bucólico, lleno de esos hipócritas santurrones que se empeñan en presentarnos los imperialistas.
Las cosas se complican en 1949: los comunistas chinos liberan al país de canallas como aquellos monjes que vivían del comercio y la explotación salvaje de los esclavos que trabajaban las tierras de los monasterios y templos.
El nazi Harrer está en la primera línea de defensa de Lasha frente al Ejército Popular de Liberación. Los monjes no oponen precisamente rezos y plegarias a las tropas revolucionarias y la lucha es muy larga en el techo del mundo. Finalmente la derrota le obliga a Harrer a huir del país en 1951. Dos años después escribe su libro, presentado como una aventura personal y casi mística. Desde los países imperialistas el nazi se convierte en el mayor defensor del independentismo tibetano frente a la invasión de los bárbaros comunistas chinos que habían quemado los templos y santuarios lamaístas.
Tras la victoria revolucionaria la amistad con el Dalai Lama no se interrumpe: Harrer fue condecorado por el Gobierno tibetano en el exilio con la Luz de la Verdad por su apoyo al Tíbet independiente.
Harrer también fue autor de Mi vida en la corte del Dalai Lama del que se vendieron 50 millones de ejemplares. El mito se seguía explotando con buenos beneficios.
Pero los imperialistas tienen que invertir mucho dinero para seguir promocionando la causa del Dalai Lama y las calumnias contra el comunismo. Con 70 millones de dólares (10.000 millones de pesetas) de presupuesto, el director de cine francés Jean Jacques Annaud emprende el rodaje de 7 años en el Tibet en 1997. Desde el principio Harrer en persona fue un colaborador entusiasta de la película, que no se pudo realizar en la India como estaba previsto y se tuvo que desplazar a Argentina y a las montañas Rocosas.
Pero Hitler había muerto hacía mucho tiempo y el Dalai Lama tuvo que buscarse otros patrocinadores para su causa. Nada mejor que Estados Unidos.
... Pero este es otro capítulo de la misma historia.

La CIA y el Dalai Lama

El 14 de agosto de 1999, el Dalai Lama, un figurón religioso del budismo tibetano, se presentó en el Parque Central de Nueva York. Mientras estuvo en esa ciudad, hizo tres presentaciones en el Teatro Beacon y otros eventos en los cuales la gente rica llegó a pagar hasta mil dolares para oirlo hablar. Recibió apoyo oficial, incluyendo importantes artículos de prensa en cada uno de los tres principales diarios y afiches en el Metro con indicaciones para asistir al parque, cortesía de la Autoridad de Tránsito de la Ciudad de Nueva York.
Según el New York Times, cada movimiento del Dalai Lama fue planeado por el Departamento de Estado de EEUU. La policía local bloqueó varias calles. Equipos de television de todo el mundo lo siguieron. Y en cada artículo o nota de televisión se planteó el asunto de la independencia de Tíbet de China Popular.
Puerto Rico tiene casi la misma población de Tíbet, y ha sido una colonia gringa desde hace más de cien años. Ha contado con muchos líderes importantes y dinámicos. ¿Por qué no hay peliculas, afiches y conciertos similares que financien a los líderes independentistas, sólo para dar un ejemplo?
Bandas de rock, estrellas de cine y políticos honran al Dalai Lama y alzan su voz por un Tíbet libre. Esta campaña del Departamento de Estado ha confundido a mucha gente que está profundamente interesada en la libertad para los prisioneros políticos o en asuntos ambientales. Pero bajo una cubierta brillante, esta campaña esconde un tenaz ataque contra la República Popular China y los logros de la revolución china.
El Dalai Lama, con ayuda considerable de los principales medios de comunicación multinacionales, se ha convertido en una figura de culto. Basta preguntarle a cualquier persona informada. Incluso sin saber casi nada de política, dirá que el Dalai Lama es una persona buena, un santo, una fuerza espiritual. Su libro El Arte de la Felicidad, escrito junto a Howard C. Cutler, fue promovido hasta llegar a la lista de más vendidos durante 29 semanas.
¿Pero el Dalai Lama es realmente apolítico? Si es así, ¿por qué este santo, que supuestamente no mataría ni a un insecto, apoya el bombardeo de la OTAN a Yugoslavia?
La gente interesada por los asuntos sociales debe saber que, al igual que el Papa Wojtyla (alias Juan Pablo II) y otros líderes religiosos conservadores, el Dalai Lama se opone al aborto, a toda forma de control de la natalidad y a la homosexualidad.
El imperialismo gringo tiene mucha experiencia en el uso del sentimiento religioso de millones de personas. La CIA se alió con el Papa, a quien obedecen cientos de millones de católicos romanos, para derrocar el socialismo en Polonia. No debería sorprendernos que el Dalai Lama también sea utilizado por la CIA.
Por otro lado, las figuras religiosas que se oponen a la política de los EEUU son satanizadas o se convierten en blanco de asesinatos, desde el Obispo Romero de El Salvador hasta los musulmanes en Líbano y Palestina.
En 1998, Hollywood hizo dos películas importantes sobre el Tíbet. Los estudios de Hollywood aman al Dalai Lama, de quien se nos dice, personifica el espíritu y las aspiraciones del pueblo tibetano. Los ricos conglomerados que ahora controlan Hollywood (Disney y TriStar) apoyan a la organización Tibet Libre.
Hollywood glorifica a la minúscula clase dominante tibetana y su presunto pasado idílico de la misma forma en que la película Lo que el viento se llevó glorificaba la esclavitud y la clase dominante racista en el antiguo sur de los EEUU.
Una de esas películas, Siete Años en el Tíbet, estaba basada en un libro escrito por un nazi austríaco, Heinrich Harrer, quien estuvo involucrado en algunos de los crímenes más brutales de los fascistas en Austria. Harrer llegó al Tíbet durante la Segunda Guerra Mundial en una misión secreta para el imperialismo alemán, que trataba de competir con el imperialismo británico en Asia. Fue aceptado en el círculo de la corte entre la nobleza tibetana.

El imperialismo contra las culturas indígenas

Las sociedades indígenas de Norteamérica, Latinoamérica, África y Australia han sido diezmadas. La rica variedad de sus culturas, música y creencias religiosas ha sido rota, pisoteada y ridiculizada. Los pueblos nativos han sido aplastados por las mismas fuerzas que hoy parecen ser tan respetuosas y reverentes frente a la cultura tibetana.
Tíbet y el budismo tibetano serían de poco interés para el imperialismo gringo o británico si no hubiera sido por la gran revolución china, que barrió con la vieja y corrupta sociedad feudal.
Fue una revolución que incluyó movimientos de masas de millones de campesinos pobres organizados para distribuir la tierra y expulsar a los antiguos terratenientes. Este gran levantamiento social desencadenó la energía creativa y la participación de una cuarta parte de la humanidad. Pero los medios de comunicacion occidentales glorifican en cambio al viejo Tíbet.

La era de la división para vencer a China

Durante más de cien años, las potencias imperialistas de Europa Occidental y Japón se repartieron China en esferas de influencia, así como Europa dividió África en colonias. Washington se opuso a esas áreas especiales de concesión sólo porque quería el acceso a toda China sin restricciones para el comercio gringo.
En el siglo XIX, Gran Bretaña, la potencia dominante, luchó en dos guerras contra la Dinastía Manchú por el derecho a imponer la venta del opio en China. En 1904, Gran Bretaña hizo una invasión militar de gran escala en Tíbet. En el tratado de Lhasa, China fue obligada a garantizarle dos áreas de comercio a Gran Bretaña y a pagar grandes reparaciones militares para cubrir el costo de la guerra británica.
En 1949 el Ejército Rojo estaba acercándose a la derrota final del ejército del Kuomintang, apoyado por los EEUU y dirigido por el general Chiang Kai-shek. Entonces Washington maquinó para que Tíbet se uniera a las nuevas Naciones Unidas como país independiente. El esfuerzo fracasó porque el Tíbet había sido considerado como una provincia china por más de 700 años, e incluso el Kuomintang reconoció que China siempre había incluido al Tíbet y la isla de Taiwan.
Hoy día, mientras el imperialismo gringo se vuelve aún más agresivo, se mueve en varios frentes para presionar por la separación del Tíbet, Taiwan y la provincia occidental de Xinjiang de China.
Así como en los Balcanes y en las repúblicas de la antigua Unión Soviética, las fuerzas de las corporaciones gringas apoyan y animan a los movimientos separatistas para dividir y controlar grandes áreas del mundo que antes se habían liberado de la dominación imperialista.

La vida en el viejo Tibet

El Tíbet prerrevolucionario era una región completamente subdesarrollada. No tenía ningún sistema de carreteras. Las únicas ruedas eran las de la oración. Era una teocracia feudal agrícola basada en la servidumbre y la esclavitud.
Más del 90 por ciento de la población eran siervos sin tierra. Estaban atados a la tierra pero no poseían nada. Sus hijos eran registrados en los libros de propiedad del terrateniente.
No había escuelas, aparte de los monasterios feudales donde un puñado de jovenes estudiaban cantos. La matrícula total en las escuelas privadas antiguas era de 600 estudiantes. No se oyó nunca hablar de educación para las mujeres. No había servicio de salud. No había ni un solo hospital en todo el Tíbet.
Cien familias nobles y los superiores de 100 monasterios grandes, también de las familias gobernantes, eran dueños de todo. El Dalai Lama vivia en el Palacio Potala, de mil habitaciones y 14 pisos. Tradicionalmente era escogido en su juventud de fuera de los círculos gobernantes. Seguía siendo un peón bajo el control de los consejeros de la nobleza.
Para el campesino común, la vida era corta y miserable. Tíbet tenía una de las más altas tasas de tuberculosis y mortalidad infantil en el mundo.
Hoy Tíbet tiene 2.380 escuelas primarias, junto a varias escuelas profesionales, donde la educación se dicta en lenguaje tibetano. Tíbet tiene ahora 2.623 médicos, 95 hospitales municipales y 770 clínicas.

Lucha de clases en el Tíbet

En 1949 la revolución china estableció por primera vez al Tíbet como una región autónoma con muchos más derechos que los que tuvo bajo cualquier gobierno chino anterior. La política del Partido Comunista Chino era esperar a que las condiciones de las clases oprimidas de la población tibetana se desarrollaran para levantarse y derrocar la servidumbre.
La servidumbre sólo fue prohibida en 1959, diez años despues de la revolución china. Esto pasó tras un movimiento de masas que aisló a todo el entorno del Dalai Lama.
Es verdad, sin embargo, que los comunistas chinos se opusieron a las costumbres ancestrales del Tíbet.
En primer lugar, el gobierno chino le pagaba sueldos a los tibetanos que trabajaban en un gran programa nacional de construcción de carreteras. Esto desbarató completamente la costumbre de la servidumbre. Antes de eso, un siervo sólo podía sobrevivir trabajando para un terrateniente, no por un sueldo sino por comida.
Incluso aún más revolucionaria fue la política del PCCh de pagar sueldos a los hijos de los siervos y de los antiguos esclavos para que asistieran a la escuela y entregarles libros, comida y vivienda. En las familias desesperadamente pobres, aún los niños pequeños habían tenido que trabajar para la supervivencia de sus familias. Esta política revolucionaria dio ventajas económicas por primera vez a las capas oprimidas de esta sociedad de clases en decadencia.

La CIA moviliza la resistencia de la clase dominante

A comienzos de 1955 la CIA empezó a construir un ejército contrarrevolucionario en el Tíbet, muy parecido a los contras en Nicaragua y, más recientemente, la financiación y entrenamiento del UÇK en Kosovo.
Un artículo de la revista Newsweek del 16 de agosto de 1999, titulado La guerra secreta en el techo del mundo. Fantasmas, monjes y el juego secreto de la CIA en el Tíbet describe detalles de la operación de la CIA entre 1957 y 1965.
De forma parecida, un artículo importante del Chicago Tribune el 25 de enero de 1997 describía el entrenamiento especial de los mercenarios tibetanos en el Campo Hale en las Montañas Rocosas en Colorado en los años 50.
Estos mercenarios eran entonces enviados en paracaídas al Tíbet. Según los famosos Papeles del Pentágono, hubo al menos 700 de esos vuelos en los años 50. Aviones C-130 de la Fuerza Aerea eran usados para enviar municiones y subametralladoras, como ocurrió después en Vietnam. También hubo bases especiales en Guam y Okinawa para entrenar soldados tibetanos.
Gyalo Thundup, el hermano del Dalai Lama, dirigía la operación. Esto difícilmente era un secreto, pues así se hizo famoso.
El artículo del Chicago Tribune se titula La guerra secreta de la CIA en el Tíbet. Pero, como el artículo dice, poco acerca de las artimañas de la CIA en los Himalayas es realmente secreto, excepto quizás para los contribuyentes de EEUU que la financiaron.
La CIA le dio una asignación especial al Dalai Lama en los años 60 de 180.000 dólares anuales, una pequeña fortuna en Nepal, donde había organizado un ejército y su gobierno virtual en el exilio. Washington también montó emisoras especiales dirigidas al Tíbet y presentando al Dalai Lama como un dios-rey.
Ralph McGehee, que ha escrito varios informes sobre las operaciones de la CIA y tiene un sitio web, describió con algún detalle como la compañía promovió al Dalai Lama. La Fundación Nacional para la Democracia, de la CIA, aportó dinero para el Fondo Tíbet, Voz del Tíbet y la Campaña Internacional por el Tíbet.

Sara Flounders

James Baldwin, orgullo negro y marxismo



Como no podía ser menos en una época en la que las voces antisistema se están haciendo un lugar creciente, cuando el movimiento del “orgullo negro” se está desarrollando de una manera segura y firme, que personajes tan emblemáticos como James Baldwin (Nueva York, 1924 – París, 1987), regresa a nuestras librerías, periódicos e incluso el cine. Narrador, ensayista y comediógrafo estadounidense de raza negra cuya obra, sobre todo en las décadas de 1950 y 1960, James tuvo gran repercusión literaria y política por el análisis del problema racial en Estados Unidos y sobresalió por su audacia y la profundidad de un pensamiento que encontró en el marxismo el alimento intelectual que necesitaba.
Hijo de un predicador de Harlem, James fue el mayor de nueve hermanos, a los catorce años Baldwin atravesó una profunda crisis religiosa que le llevó a convertirse en predicador, donde habría que haberlo visto. Esta experiencia está narrada con vigor, lucidez y perfecto dominio lingüístico del material tratado, en su primera y probablemente mejor novela Ve y dilo en la montaña (1953) sobre cuto trasfondo, la conversión del protagonista, John Grimes, se dibuja la compleja trama de las relaciones familiares, cargadas de tensiones y frustraciones en la que se perciben jirones de su propia vida, tan negra como su reputación.
Asfixiado por agobio de un racismo despiadado, Jmes Baldwin se trasladó en 1948 a Francia (donde permanecerá hasta 1957), siguiendo su propio camino de una búsqueda de su identidad como negro y como artista, lejos de las heridas producidas por el racismo norteamericano contra el que nunca dejó de combatir. La experiencia de la adolescencia ligada a la religión es también la base de The Amen Corner, representada por primera vez en 1955 en una universidad negra norteamericana y sólo publicada en 1968. De trazos suaves, pero construida singularmente sobre el ritmo de un ritual afroamericano, el drama, al tiempo que expone con sarcasmo la iglesia negra y sus -con frecuencia- hipócritas fieles, a través del sufrimiento interior de la protagonista, Margaret, afirma la necesidad de compasión y del amor más allá de todo conformismo y por supuesto de unas leyes supremacistas.
En su primera colección de ensayos (Notes of a Native Son, 1955), Baldwin se sitúa inmediatamente como uno de los mejores prosistas norteamericanos en este género después de Emerson. Lúcido y apasionado en el análisis, Baldwin traza a partir de experiencias propias el estado tortuoso de las relaciones entre negros y blancos en EE.UU., envueltos en una espiral de odio y miedo, de una contradicción brutal que sin embargo solamente encuentra salida en la superación común. Desde el plano literario, Baldwin ataca resueltamente la novela de protesta, patrocinada por su ex padre espiritual, el exmilitante comunista expulsado por antiestalinista, Richard Wright, cuyo periplo también psa por el marxismo y por París. La Habitación de Giovanni (Giovanni’s Room, 1956) es una novela en parte no lograda, donde Baldwin afronta el tema de la relación homosexual entre dos blancos y que culmina trágicamente con la ejecución de Giovanni, condenado por homicidio después de haber sido abandonado por su amante, una obra que significa un retroceso.
Tras su regreso a los USA, Baldwin publica Nobody Knows My Name (1961), magníficos ensayos en los que afronta más directamente los problemas raciales de EE.UU. Otro país (Another Country, 1962, Versla, Barcelona, 1984, una magnífica edición) parece confirmar su involución como narrador: ambientada en un Greenwich Village multirracial, la novela narra un complejo de relaciones, básicamente eróticas, de un grupo de personajes a la búsqueda del equilibrio y la salvación en un mundo caótico. La próxima vez, el fuego (The Fire Next Time, 1963) reafirma una vez más que su mejor terreno es el ensayo: los análisis amargos de las heridas psíquicas que padece su país se acompañan con una vibrante llamada para que blancos y negros consigan integrarse en un plano de igualdad.
En 1964 publica y pone en escena Blues para Mr. Charlie (Blues for Mister Charlie, editada igualmente por Versal en una colección dirigida por el chileno Mauricio Wazquez con el que el que esribe colaboró estrechamente como lector), drama fuertemente expresionista centrado en el linchamiento de un joven negro, donde Baldwin no desdeña hacer propaganda de las ideas del Black Power, entonces en alza. En Going to Meet the Man (1965), colección de cuentos de valor desigual, el ritual de la música negra permitirá a dos hermanos reencontrar una identidad común. Tell Me How Long the Train’s Been Gone (1968) cuenta la historia de amor de un actor y una actriz negros hasta el desarrollo de la conciencia política del actor.
Sobre mi cabeza (1979) se centra en la carrera de un cantante de soul y sus amores homosexuales, contada por el hermano, y que culmina trágicamente. En Blues de la calle Beale (1974), la violencia de un joven negro encarcelado injustamente aparece en contraposición al sentimiento de solidaridad que une a la familia negra. Por el mismo tiempo publica ensayos: No Name in the Street (1972), The Devil Finds Work (1976). En 1985 aparece la colección completa de sus ensayos: The Price of the Ticket: Collected non-fiction 1948-85. El silencio de sus últimos años quizá fue indicativo de las mayores dificultades que su talento provocador pudo tener para hallar nuevas inflexiones dentro de su tono ardientemente profético.
En fechas recientes nos ha llegado el impresionante documental de Raoul Peck, candidato al Oscar en este género y un documento que penetra sobre el tema racial con un dolor y una lucidez impresionantes. El guión está fundamentado en las palabras dell activista y escritor James Baldwin, autor de Go Tell It on the Mountain y The Fire Next Time. Peck escenifica Remember This House, manuscrito inacabado de Baldwin y su memoria personal de Malcolm X, Martin Luther King Jr y Medgar Evers, activista de derechos civiles asesinado por un segregacionista en 1963. Baldwin resurge como un orador e intelectual público demoledoramente elocuente, una figura que merece un lugar propio junto a Edward Said, Frantz Fanon o Gore Vidal y otros que alumbran las tinieblas del mal social extremo. La narración coloca la acerada narración de las palabras de Baldwin a cargo de Samuel L. Jackson contra un incisivo montaje de filmaciones de las épocas que van de Jim Crow a Ferguson, y una feroz banda sonora (a propósito, se utiliza estupendamente Damn Right I´ve Got the Blues, de Buddy Guy, que nunca había sonado tan airada o tan política). Hay una maravillosa filmación de Baldwin hablando en la Cambridge Union Society y otra del “show” de Dick Cavett, con un anfitrión que parece estar de los nervios, quizás porque estaba a punto de hacer aparecer a un intelectual conservador, buscando un equilibrio, a quien Baldwin haría educadamente trizas. Baldwin lleva a cabo un persuasivo análisis de la traumatizada “fase de espejo” de la cultura por la que pasó la gente negra en la Norteamérica del siglo XX. De niños, aclamaban y se identificaban con los héroes y heroínas blancas de la cultura de Hollywood; luego se miraban al espejo y se daban cuenta de que eran distintos de las estrellas blancas y se parecían más, de hecho, a los malos y los “indios” a los que habían abucheado. El documental detalla cómo el sonriente James se negó a dejarse enredar en las diferencias de opinión sobre violencia/no violencia entre King y Malcolm X que aprovechaban los comentaristas convencionales, y mantuvo constantemente una crítica propia, aunque tengo la impresión de que la yuxtaposición que hace Peck del tonteo y tarareo melódicos de Doris Day con una víctima de linchamiento es un floreo que se aproxima a la cólera de Baldwin, pero no a su elegancia. Hay una parte sobre la discusión de Baldwin de la dramaturga Lorraine Hansberry, autora de A Raisin in the Sun. Detalles como los referidos al bueno de Sidney Poitier y a películas como la muy emblemática Adivina quién viene esta noche (1967), dirigida por el “rojo” liberal Stanley Kramer (autor del alegato Fugitivos y de Vencedores o vencidos), con íconos tan potentes como la pareja formado por Spencer Tracy y Katherine Hepburn, nos arrastra al torrente crítico y nos lleva a preguntarnos sobre hasta qué punto hemos sido antirracistas consecuentes.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

Izquierda Socialista contra el nuevo pacto Macri-FMI

28S: Día de Lucha por el Derecho al Aborto en América Latina y el Caribe

Macri, el nuevo Bolsonaro argentino

En la semana del peor acuerdo con el FMI en la historia, el Presidente fue actor principal de un guión que incluyó a un parrillero, a dos pizzeros y exageró agresiones que no superaron la histeria habitual en las redes. El uso oficial de Antonia.

En su peor momento político, Mauricio Macri encontró un modelo en Brasil. Ahora imita a Jair Bolsonaro, el candidato de la ultraderecha que busca ganar las elecciones sembrando el odio. Justo mientras firmaba un cinturón de castidad para el crecimiento de la economía argentina en los próximos años, el Gobierno fabricó dos situaciones públicas utilizando la desesperación de un parrillero y la ilusión de dos pizzeros. La desesperación por generar alguna noticia que no sea la miseria y la ilusión de ascender en las encuestas deben haber llegado también a la Casa Rosada: el Presidente sacó de la intimidad a su hija Antonia y la usó como personaje publicitario.
Es la primera vez que la chiquita, a punto de cumplir siete años el 12 de octubre, dejó de ser solo una simpática referencia familiar. La maquinaria de propaganda oficial la incluyó en una pieza de publicidad política que gira alrededor del eje de la nueva estrategia PRO. También su imagen quedó asociada –de manera involuntaria, naturalmente, porque es una nena– a una polémica que abarcó incluso el uso de un helicóptero del Ministerio de Seguridad.

Sin closet

Jair Bolsonaro es el capitán del Ejército brasileño que según las encuestas está primero en intención de voto para las presidenciales del 7 de octubre. Lo sigue el dirigente del Partido de los Trabajadores y ex ministro de Educación Fernando Haddad, el elegido del proscripto y encarcelado Luiz Inácio Lula da Silva. Si nada cambia a último momento, el próximo domingo los dos pasarán al ballotage del 28 de octubre.
El costado de odio que Bolsonaro está explotando remite sobre todo a la misoginia. A la ex ministra de Derechos Humanos y actual diputada del PT María do Rosario llegó a decirle: “Me llamaste violador, y te dije que no te violaría porque no lo merecés”. Después procuró aclarar su frase: “Ella no merece ser violada porque es muy mala y muy fea. No me gusta. Jamás la violaría. No soy un violador, pero si lo fuera no la violaría porque no lo merece”.
En 2017 la diputada ya logró una condena judicial contra Bolsonaro por declaraciones de 2014, cuando el militar dijo que “algunas mujeres merecen ser violadas”.
El ex paracaidista militar fue repudiado en Brasil y en decenas de ciudades del mundo con manifestaciones multitudinarias bajo la consigna “Èl no”, Ele nao,tal como se informa en las páginas 24 y 25.
Bolsonaro ya debió indemnizar a la comunidad de afrodescendientes porque dijo que los negros de Brasil “no sirven ni para procrear”.
En los actos de campaña promovió la pena de muerte para los delitos graves. Preocupado por ser ilustrativo, no dudó en tomar un trípode de filmación y hacer una barrida desde un escenario como si fuera una ametralladora.
La investigadora Esther Solano, autora de un libro llamado “El odio como política”, dijo a la revista “Carta Capital” de Brasil que Bolsonaro refuerza la imagen que el electorado más duro tiene de sí mismo. “Al tener por primera vez un candidato que se coloca como antisistema, un discurso de odio que antes era visto como malvado, que estaba mucho más escondido, quedó totalmente al desnudo.”
“La extrema derecha salió del closet y puede hacer circular libremente su odio”, dijo Solano. “A muchos ya no les parecerá incorrecto decir esas barbaridades.” Con un agravante, según la investigadora: “Los neofascistas europeos usan el fantasma del extranjero y del inmigrante, mientras que en Brasil el enemigo es interno: por ejemplo el negro pobre de la periferia”.

Hombro

En Macri, la bolsonarización no está ligada a la misoginia ni al racismo explícito. Más bien parece basarse en la invención de un chivo expiatorio que merece todo el odio. A veces aparece en sus mensajes como “los patoteros”. A veces como “los piqueteros”. Macri posteó una filmación en página de Facebook y escribió: “Danilo es el parrillero de San Nicolás que en este video discute angustiado con un grupo inflexible de piqueteros que corta la ruta justo donde él tiene su local de comidas. El martes los argentinos nos conmocionamos al verlo llorar. El es un trabajador como tantos otros que la está peleando en este momento difícil y que sólo pide que lo dejen trabajar”. Otro párrafo del posteo: “En el video impresiona ver a Danilo enfrentando él sólo a un grupo organizado que intenta llevárselo por delante.Ayer lo llamé por teléfono para decirle que no está sólo en esta pelea. Somos millones de argentinos los que estamos con él”.
El posteo es del jueves 27 de septiembre. Sin embargo, el montaje oficial del video muestra solamente una mujer que habla con el parrillero y trata de contener su desesperación ante lo que, dice él, es la pérdida de un día de trabajo. Pero ahí mismo se corta la escena. Aparece Macri dialogando por teléfono con un Danilo que, no se sabe por qué, le cuenta al Presidente la inquietud que sentía al imaginar que quizás recibiría esa llamada.
“¿Cómo no te voy a llamar si sos el ejemplo que queremos en este país, poniendo el hombro y queriendo trabajar?”, le dice Macri.
El martes, cuando el Presidente afirmó haberse conmocionado, ya había concluido la seguidilla en Nueva York. Ya había bailado con la millonaria Adrianne Arsht. Y ya había lanzado su piropo a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde: “Debo confesar que con Christine hemos empezado una gran relación, que espero que funcione muy bien y que termine con toda la Argentina enamorada de Christine”.
Fue el halago que prologó el acuerdo con el FMI anunciado por Nicolás Dujovne el mismo jueves 27 del posteo presidencial. El pobre parrillero quizás deba enfrentar un obstáculo más difícil que el corte de un día: el Gobierno se comprometió al déficit primario cero (solo habrá déficit tolerado cuando se produzca por pagar intereses de la deuda) y a no emitir moneda. El amor tiene la cara fría.

Semanita

El escenario de recesión actual y futuro es tan evidente que el mismo Macri se encargó de naturalizarlo. Lo mencionó como si fuera uno más de los fenómenos meteorológicos que padece la Argentina.
El miércoles 26 visitó Il Calzone della Nonna, una pizzería en Ingeniero Maschwitz, 35 kilómetros al norte de la Casa Rosada, y destacó el detalle curioso de que los dueños, Verónica Krieger y Federico Nicotra, justo se hicieron emprendedores en un entorno recesivo.
Cualquiera podría pensar que fue una torpeza. No hay por qué descartarlo. Tampoco habría que descartar el mensaje oficial sergún el que, incluso en medio de la recesión, se puede. Sí se puede.
“¿Arrancaron hace poco, no?”, pregunta Macri.
“Hace una semanita”, contestan los dueños. “Pero le ponemos muchas ganas, de verdad.”
Y Macri: “Abrieron en un momento en que vamos a tener una recesión de unos meses”.
“Si solo criticamos es muy difícil salir adelante”, dice Verónica.
“Por eso confiamos en tu gestión”, dice Federico.
Mientras, Antonia juega y hasta muestra un movimiento de taekwondo que una cámara oficial tomó y un editor oficial seleccionó de entre 45 minutos de imágenes.
La presencia de la nena fue planificada. El miércoles 26 Macri la buscó en el Liceo Jean Mermoz de Belgrano, donde estudia primer grado, y se la llevó en el helicóptero Eurocopter H155 recién comprado por el Ministerio de Seguridad a cambio de 10 millones de dólares. El escándalo inicial derivó hacia la discusión de si era lícito que el Presidente buscase a su hija en helicóptero. “Si es para una actividad oficial puede ser discutible usarlo pero no estaría tan mal”, fue el argumento de los más condescendientes. Quienes tratan a Macri con simpatía señalaron también ese mismo día que la actividad oficial del Presidente sería desplegada en Maschwitz. No sabían, aún, que se trataba de una visita de Estado a “Il calzone della nonna”.
El mismo día, a la noche, posteó el Presidente: “EN EL LOCAL DE VERONICA Y FEDERICO EN ESCOBAR. Verónica y Federico inauguraron Il Calzone de la Nonna, un local de comidas que se dedica a los calzones artesanales. Hace un tiempo me escribieron por Facebook y hoy fui con Antonia a conocerlos en su nuevo emprendimiento”.
Puso un video que terminaba con la leyenda “Presidencia de la Nación” debajo de un agujero. Dentro, un par de manos amasaban una pizza calzone.
Algo parece seguro: a tal punto Macri estaba cumpliendo con un guión que ni él ni su equipo le dieron importancia alguna a que alguien filmaría al helicóptero decolando del pasto en Belgrano.
Trolls propios o irritados ajenos, vaya a saber, cumplieron después su parte, insultando a los pizzeros en las redes. Entonces Macri pudo desplegar cómodamente su nueva línea. Se traduce en combinar la recesión inducida con la profundización de la grieta social entre la clase media y los sectores más humildes. Krieger le explicó por radio a la periodista Nancy Pazos que ella y Nicotra trabajaban en la Superintendencia de Riesgos del Trabajo desde hacía 10 y 17 años. Dijo que en agosto los dos se acogieron al retiro voluntario y empezaron a montar el negocio. Consultada ayer por este diario a su celular, la pizzera que en el video luce embelesada dijo que ya se sentía “muy expuesta” y que no contestaría más preguntas.

Veneno

El viernes 28 a las 11.38 Macri posteó un texto con título de guerra:“Estamos juntos. No nos van a amedrentar”. Contaba: “Luego de publicar el video de mi visita en Facebook comenzaron a recibir agresiones en su página. Aparecieron mensajes con lenguaje de odio deseándoles que les vaya mal, insultos, y textos humillantes dirigidos a esta pareja que sólo quiere trabajar y crecer con su propio negocio”. Y seguía así: “El único antídoto ante este veneno social que persigue inocentes es mantenerse unidos. Tenemos que aislar a las personas envilecidas que buscan el fracaso de los demás. Ante la agresión y la persecución, los argentinos pacíficos tenemos que estar más juntos que nunca, tener templanza, esperanza y coraje. Somos muchos más los que queremos que a la Argentina le vaya bien que los que desean que les vaya mal. No nos van a amedrentar ni a hacer retroceder hacia el pasado. Cambiamos”.
Como publicó ayer este diario, las expresiones “veneno social” y “personas envilecidas” solo figuran en el mismo párrafo en un tramo de “Mi lucha” de Adolf Hitler, cuando Hitler alude a Carlos Marx. Es posible que algún escriba de la Casa Rosada, sección redes, haya quedado tan impresionado por la fuerza de los dos conceptos que un día terminó usándolos. Si así fuera, quizás el Gobierno opte por tener más cuidado en el futuro. Salvo que, precisamente, su opción haya sido no tener cuidado alguno. Sería la forma de de cumplir con el objetivo supremo de alimentar un enemigo interno ficticio al que, en medio de la recesión voraz, los ciudadanos de bien deberían odiar con todas sus fuerzas.

Martín Granovsky

sábado, septiembre 29, 2018

El "meme" que entregó Piñera a Trump: Chile, una estrella más de los Estados Unidos



Tras la reunión de Piñera con Trump en la Casa Blanca, una imagen llamó la atención: el "meme" con la bandera estadounidense grande y en su interior la bandera chilena.

Este viernes se llevó a cabo la reunión bilateral de Chile y Estado Unidos. Trump elogió a Chile y aseguró que “es un país muy especial, si uno ve lo que ha hecho, lo lejos que ha llegado, cuando uno ve lo bien que se administra el país, es un honor estar con usted (Piñera)”.
Esta cita estuvo marcada por le cuestionamiento a nivel internacional por los dichos de Trump al asegurar que podría haber una intervención militar en el país caribeño y que el propio Piñera tomó distancia. Además, Piñera durante su intervención en la ONU manifestó que “la defensa y el fortalecimiento del multilateralismo y del libre comercio, al que muchos han aludido esta semana, hoy día enfrenta grandes amenazas, incluyendo guerras comerciales, guerras tarifarias”, sin aludir a Estados Unidos.

Piñera defendiendo el imperialismo norteamericano

“Con un pequeño cambio, uno puede decir que Chile está en el corazón de EE.UU”, fue la declaración de Piñera a la prensa internacional tras la reunión con el presidente estadounidense.
Durante la reunión Piñera exhibió un polémico papel a Trump, en él se aprecia una bandera estadounidense grande, y una chilena pequeña, formada con la última de las 50 estrellas en la parte de la derecha y abajo del emblema patrio norteamericano, y dos de sus 13 bandas: una blanca y una roja.
En su defensa, Piñera justificó la imagen como una "humorada" del meme que circula en las redes sociales, el cual explica cómo se construye una bandera chilena con la bandera norteamericana.
Sin embargo, la imagen contenía un error: los colores rojo y blanco estaban invertidos.

LID

Guerra vaticana: nueva carta "venenosa" del exnuncio Viganò contra Bergoglio



Una nueva carta del exnuncio Carlo Maria Viganò vuelve a atacar al Papa a días de que el Vaticano anunciara un histórico acuerdo con el gobierno chino.

Los casos de abusos sexuales que involucran directamente a sacerdotes católicos en todo el mundo se han transformado en una de las mayores crisis para la Iglesia católica. Mientras desde el Vaticano buscan mostrarse activos ante las denuncias, aunque son pocas las medidas efectivas contra los culpables, el Papa intentó justificar la complicidad de las autoridades eclesiásticas diciendo que “en los tiempos antiguos estas cosas se cubrían. Pero también en casa”.
La brutal justificación de Bergoglio, dicha en una entrevista con el diario español El País, es también un mensaje interno para la propia curia, preocupada por los alcances de las medidas papales.
En julio pasado el excardenal McCarrrick fue apartado del colegio cardenalicio y se "dispuso su suspensión en el ejercicio de cualquier ministerio público, así como la obligación de que permanezca en una casa que le será asignada para una vida de oración y penitencia". Este jueves el Vaticano informó mediante un comunicado que “ha dimitido del estado clerical a Fernando Karadima Fariña, de la Archidiócesis de Santiago de Chile”, por los abusos sexuales a menores de edad.
Pero los intentos del Vaticano por encausar la crisis vuelven a verse cuestionados por la “guerra interna”. Nuevamente el exnuncio en Estados Unidos, Carlo Maria Viganò, atacó al papa Francisco y los altos cargos en Roma. Un mes después de acusarlos por encubrir las acusaciones por abusos sexuales que pesaban sobre el excardenal Theodore McCarrick, ahora ha vuelto a criticar al pontífice, esta vez por no responder a la acusación que hizo.
"Ni el papa ni ninguno de los cardenales en Roma han negado los hechos que afirmé en mi testimonio. ’Qui tacet consentit’ (quien calla otorga) seguramente se aplica aquí, ya que si niegan mi testimonio, solo tienen que decirlo y proporcionar documentación para respaldar esa negación", dice Viganò en su nueva carta reproducida este jueves en portales relacionados con sectores ultraconservadores de la Iglesia, como el estadounidense National Catholic Register o el español InfoVaticana.
"¿Cómo se puede evitar concluir que la razón por la que no proporcionan la documentación es porque saben que confirma mi testimonio?" añadió Viganò que, vale aclarar, tampoco aportó documentos o información que confirme sus acusaciones pero se apoya en que su relato suena verídico producto de la red de encubrimiento que desde hace años existe en la Iglesia.
En su nueva carta el exnuncio decide atacar directamente el intento del Vaticano de mostrarse activo ante las denuncias de abusos. En la misiva sostiene que "la falta de voluntad del Papa para responder" a sus acusaciones "difícilmente concuerdan con sus llamadas a la transparencia y la construcción de puentes".

Algo más que curas preocupados “solo por el bien de la Iglesia”

El exnuncio en Washington asegura que ofrece su testimonio “solo por el bien de la Iglesia”, pero la realidad muestra que está lejos de esas supuestas intenciones altruistas.
Como aseguramos en otros artículos, de este diario, el exnuncio y el sector de la curia al que pertenece tienen relaciones con organizaciones de la ultraderecha estadounidense. El diario The New York Times fue uno de los medios que los ligó directamente con el exjefe de consejeros del presidente Trump, Steve Bannon, que buscaba organizar a los prelados ultraconservadores contrarios a las posiciones de Francisco.
No es casual que las denuncias de Viganò, que suenan verosímiles, sean replicadas por sitios web ligados sectores de la Iglesia fundamentalistas que apoyan políticas islamofóbicas de Trump y la ultraderecha europea, además de coincidir en el repudio a los homosexuales, el derecho al aborto legal, y defienden la familia tradicional como uno de los valores más altos.
Tampoco es casual que la nueva carta del exnuncio salga a la luz a pocos días de que Bergoglio sellara un acuerdo para normalizar las relaciones entre el Vaticano y el gobierno chino. La Santa Sede y Pekín consensuarán la forma del nombramiento de obispos y unificarán la Iglesia, abriendo así la puerta a la restitución de las relaciones diplomáticas, rotas hace casi 70 años cuando Mao Zedong expulsó del país al Nuncio del Vaticano y a sus misioneros católicos.
El anuncio del acuerdo despertó fuertes críticas de sectores de la Iglesia. Uno de los primeros en hablar fue el cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, advirtiendo que el acuerdo podría provocar la eliminación de la llamada iglesia clandestina en el país asiático, lo que supondría "una traición" a los fieles chinos. "El Gobierno chino acabará eliminando a la iglesia clandestina -la que es fiel al Vaticano- con la ayuda de la Santa Sede" aseguro Zen.
En los sitios web que publican la carta de Viganò contra Bergoglio y el Vaticano se pueden leer notas que titulan “Desconfío de los marxistas chinos… y de los ingenuos…” atacando el acuerdo que el propio Papa reivindica.
Para Bergoglio y un sector del Vaticano la recuperación de las relaciones con China no se trata de un asunto menor. El papa ha buscado avanzar en la influencia de la Iglesia en el “lejano oriente” desde los primeros años de su mandato como un punto de apoyo estratégico. En esos primeros años contó con el visto bueno de la administración de Barack Obama, que veía en el Vaticano un mediador confiable en su relación con China, en especial luego de los servicios brindados por Bergoglio en el intento de recomposición de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
Pero ese visto bueno para la política de la Santa sede por parte del gobierno de Estados Unidos ya no existe. La actual administración Trump está en un enfrentamiento comercial abierto con China, a quién considera uno de sus principales adversarios. Seguramente el acuerdo entre el Vaticano y Pekín no debe ser bien visto en Washington.
Mientras en los edificios cercanos a la plaza de San Pedro todavía se celebraba ese primer éxito en tierras asiáticas, los ruidos de los nuevos ataques advierten que la guerra interna en la Iglesia continúa. El objetivo inmediato es minar la autoridad papal y fortalecer al bloque que lo enfrenta. Para eso el sector ultraconservador de la curia utiliza inescrupulosamente como arma, y lejos de cualquier objetivo real por encontrar a los culpables, las denuncias por los abusos clericales.

Diego Sacchi
@sac_diego

El “veneno” de Macri: usó una frase de Hitler para atacar a quienes lo critican



Tras las críticas a los comerciantes que lo recibieron en una pizzería, el presidente dijo que existe “agresión y persecución”, pidió “aislar a las personas envilecidas” y habló de “veneno social”. Un mensaje que alienta el odio y contrasta con su silencio ante las amenazas a opositores y el ataque a la docente de Moreno.

Mauricio Macri, su hija Antonia, dos comerciantes y una nueva puesta en escena de Cambiemos. Con una cámara que registró cada segundo desde antes que el presidente ingresara al negocio “por sorpresa”, Macri visitó el local “Il Calzone della Nonna” que la pareja abrió en la localidad de Escobar para repetir el discurso duranbarbista de que, a pesar de la crisis, “sí se puede”.
Pero pasaron cosas. La puesta en escena resultó tan evidente que las redes sociales se llenaron de comentarios criticando el spot de Presidencia, cargado de cinismo, en medio de la crisis nacional que golpea cada vez con más dureza a la gran mayoría de la población. Y ante la catarata de mensajes criticando el video ficcionado del gobierno, llegó lo inesperado: un móvil de A24 en vivo desde el local y el mensaje por redes sociales del mismo Mauricio Macri hablando de “agresión y persecución”.
“No nos van a amedrentar” señalaba el provocador título de la publicación oficial del presidente en Facebook y también en Twitter. “Luego de publicar el video de mi visita en Facebook comenzaron a recibir agresiones en su página: mensajes con lenguaje de odio deseándoles que les vaya mal, insultos, y textos humillantes dirigidos a esta pareja que sólo quiere trabajar y crecer con su propio negocio. El único antídoto ante este veneno social que persigue inocentes es mantenerse unidos. Tenemos que aislar a las personas envilecidas que buscan el fracaso de los demás. Ante la agresión y la persecución, los argentinos pacíficos tenemos que estar más juntos que nunca, tener templanza, esperanza y coraje. Somos muchos más los que queremos que a la Argentina le vaya bien que los que desean que les vaya mal. No nos van a amedrentar ni a hacer retroceder hacia el pasado. Cambiamos” escribió Macri.
Rápidamente el mensaje se viralizó y generó un enorme revuelo en las redes sociales. Es que el mensaje se da apenas días después de las amenazas de muerte que recibieron los diputados Nicolás del Caño y Myriam Bregman del PTS-FIT (con mensajes que llevaban la cara del genocida Rafael Videla y fotos de un Falcon verde) y que fueron repudiadas por un amplísimo arco de referentes políticos, sociales, sindicales y de derechos humanos, mientras el oficialismo guardó un silencio abrumador. Incluso en la legislatura porteña el tema fue tratado y repudiado por unanimidad, pero ningún funcionario del Gobierno se solidarizó con los diputados agredidos. “La solidaridad que recibimos por las amenazas contrasta con el silencio oficial” había señalado Bregman en el recinto, situación que no se modificó.
Los ataques se dieron en el contexto del paro nacional impulsado por la CGT, alentados por un clima reaccionario que el Gobierno alimenta demonizando la protesta social.
A su vez, apenas diez días antes había ocurrido en Moreno un hecho brutal, cuando la docente Corina De Bonis fue secuestrada frente a la escuela donde realizaba una olla popular para sus alumnos. Recordando los métodos de bandas paraestatales como la Triple A, Corina fue subida a un vehículo, encapuchada y torturada. En su abdómen le grabaron con un punzón la leyenda “ollas no”, como forma de intimidar y amedrentar a quienes todos los días pelean por defender la educación pública y buscan, aunque sea, paliar el hambre de los pibes que asisten a sus aulas. Hasta el momento, ni el ministerio de Seguridad de la Nación ni el de la Provincia de Buenos Aires dieron un sólo dato que permita saber quienes fueron los atacantes de De Bonis, ni cómo pudieron actuar tan impunemente.
A pesar de su gravedad, ninguno de todos estos hechos de agresión y persecución mereció una declaración del presidente. Ni una sola palabra, ni un solo tuit. Sólo silencio.

El recuerdo de Adolf Hitler

La victimización de Macri, hablando de “agresión y persecución” mientras deja correr ataques y amenazas de sectores derechistas y reaccionarios, no fue lo único que hizo estallar las redes sociales. Es que las palabras elegidas para su publicación trajeron a la memoria un pasaje de Mi lucha, la obra más conocida de Adolf Hitler, en donde se refiere a Carlos Marx como “el único que con visión de profeta descubriera en el fango de una humanidad paulatinamente envilecida, los gérmenes del veneno social, agrupándolos, cual un genio de la magia negra, en una solución concentrada para poder destruir así, con mayor celeridad, la vida independiente de las naciones del orbe”.
Difícilmente se trate de una casualidad, teniendo en cuenta la importancia que la tropa de Durán Barba le da a la comunicación. Precisamente, fue el asesor ecuatoriano quien cinco años atrás había asegurado en una entrevista que “Hitler era un tipo espectacular”.
Lo que está claro es que en un contexto de crisis que se agrava más con el nuevo acuerdo firmado a los pies del FMI, la devaluación de la moneda, el crecimiento de la inflación, el desempleo y la pobreza, el macrismo agita un discurso de odio contra quienes repudian el saqueo y el ajuste, buscando imponer un nuevo sentido común que legitime el ataque a enormes sectores de la población trabajadora y a quienes luchan para enfrentarlo.

Juan Manuel Astiazarán
@juanmastiazaran

Macri se apoya en Trump para afrontar el ajuste con represión, pero la resistencia crece



La injerencia imperialista en los planes económicos, de Seguridad, Defensa y Justicia. Para el cuarto saqueo Cambiemos refuerza la agenda represiva, mientras los trabajadores vuelven a mostrar su fuerza en el último paro general.

En el último año el Gobierno de Cambiemos viene reforzando una política en Seguridad y Defensa acordada con el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Fue en febrero de este año cuando los ministros de Seguridad y Defensa viajaron a Estados Unidos para reunirse con los jefes de las principales agencias de seguridad. Allí Patricia Bullrich anunció la instalación de una base militar en Misiones, donde además firmó un acuerdo de cooperación con el FBI para capacitar a los agentes de la Policía Federal; y Oscar Aguad acordó con el jefe del Comando Sur la creación de una Fuerza de Despliegue Rápido, compuesta por miembros del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, para que cooperen con las fuerzas de seguridad interior.
Durante la gira por el país del norte, Bullrich y Aguad cerraron otros acuerdos. Estados Unidos se comprometía a prestar “ayuda” en seguridad e inteligencia durante la realización de la Cumbre del G-20, a realizarse en el país a finales de año; el Comando Sur cubrirá desde asistencia técnica por parte de especialistas hasta apoyo aéreo, pasando por capacitaciones, entrenamiento con fuerzas especiales y asuntos de comunicaciones, inteligencia y equipamiento.
Pero Estado Unidos no es el único que ofrece “colaboración”. Allí están Rusia e Israel pujando por venderle a Argentina ciberseguridad para el G-20.
Las relaciones carnales que construye Cambiemos con el amo yanqui también se expresaron en la Embajada de Estados Unidos en el tradicional cóctel del 4 de Julio. Este año el Palacio Bosch volvió a ser la sede del festejo del Día de la Independencia, donde asistieron los principales funcionarios de Cambiemos y uno de los jueces del momento, Claudio Bonadio, para que no queden dudas de con quién están alineados.
Luego, a mediados de agosto, llegó a Buenos Aires el secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, y se reunió con Oscar Aguad. Quince días después el jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, visitó el país para reunirse con el ministro de Defensa. El G20 volvió a ser la excusa de estas "amigables" visitas.
Las carteras de Seguridad y Defensa no son las únicas que habilita la injerencia Yanqui. El proyecto del nuevo Código Penal, redactado junto a la embajada de Estados Unidos y el Departamento de Estado. Luego, a principio de este mes, el camarista de Casación Penal, Mariano Borinsky, presidente de la Comisión de Reforma del Código viajó a Estados Unidos para presentar el borrador final. A su vuelta Borinsky destacó la “buena recepción” que tuvo el proyecto de reforma en “los Departamentos de Estado y de Justicia de Estados Unidos”. La ley antiterrorista, promulgada bajo el gobierno kirchnerista, será ampliada en el nuevo código a pedido de las Oficinas de Contraterrorismo y Narcotráfico del Departamento de Estado.

Ciudad de Buenos Aires

El jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta también esta actualizando la agenda represiva. Acaba de enviar un proyecto a la Legislatura para reformar el Código Procesal Penal porteño. Uno de los puntos más reaccionarios es el referido a las modificaciones de las “medidas especiales de investigación”.
En rigor, lo que pretende el macrismo porteño es que jueces y fiscales (a través de las fuerzas de seguridad) tengan plena libertad de acción para el ingreso remoto, el registro y el almacenamiento de la información que hay en dispositivos electrónicos como teléfonos celulares y computadoras.
El espionaje electrónico ilegal es una práctica común de parte de fuerzas como Gendarmería, Prefectura, la Policía Federal y la misma Policía de la Ciudad y otras fuerzas provinciales. El intento de Rodríguez Larreta no es otra cosa que legalizarlo y permitir que quienes lo hacen cuenten con total impunidad.

Provincia de Buenos Aires

En cambio la gobernadora María Eugenia Vidal volvió con una agenda vieja, pero siempre efectiva para los gobernantes.junto a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich y su par de la Provincia, Cristian Ritondo, lanzaron el plan federal. Se trata de un programa que permitirá un nuevo despliegue de 1.500 efectivos en diversos puntos de la Provincia. Gendarmería, Policía Federal, Prefectura Naval y Policía de Seguridad Aeroportuaria se desplazarán por territorio bonaerense, en una escala superior a la que lo vienen haciendo desde hace varios años.
Las consecuencias de cuando estas fuerzas se ponen en acción, la vivieron los vecinos de Lanús. Veinticinco familias fueron echadas este martes por la noche, durante un violento operativo en el que Policías y gendarmes dispararon balas de goma y gases lacrimógenos, contra familias con niños pequeños.

Jornadas de diciembre

El juez Sergio Torres se expidió sobre la situación procesal de los 69 manifestantes que fueron detenidos en las jornadas de diciembre pasado. Llama a indagatoria a once manifestantes imputados por atentados y resistencia a la autoridad, en base a informes presentados por la Policía de la Ciudad, los mismos que causaron heridas graves a manifestantes. Previamente, desde el mismo juzgado de Comodoro Py, se había ordenado la detención de Daniel Ruiz, militante del PSTU y obrero petrolero, que se había movilizado el 18 de diciembre.

Amenazas contra diputados del PTS-FIT

Este lunes y martes, durante la jornada de lucha y el paro nacional, los diputados Nicolás del Caño y Myriam Bregman recibieron amenazas intimidatorias, cuando se encontraban acompañando las movilizaciones y cortes en rechazo al ajuste en curso.
No es casual que estos mensajes intimidatorios llegaran en el marco de la protesta social que repudia los acuerdos con el FMI, porque el discurso del Gobierno, que ataca la protesta social y a quienes se manifiestan, alienta a que sectores más de derecha sientan que pueden actuar de este modo. Estos sectores reaccionarios amenazaron a la docente de Moreno Corina de Bonnis. Aun no se conoce quiénes fueron sus atacantes, pero si se sabe que el discurso contra la lucha docente de María Eugenia Vidal, genera un clima reaccionario. Lo que le ocurrió a Corina fue repudiado ampliamente. Mientras que desde el gobierno hasta ahora no hicieron nada para averiguar quiénes fueron los responsables.
Los referentes del FIT, Nicolás del Caño y Myriam Bregman, también recibieron una enorme muestra de solidaridad por parte de diversos sectores políticos, sindicales, sociales y de organismos de derechos humanos. Sin embargo nadie del Gobierno se pronunció por esto, lo que contrasta con la celeridad con la que actuó el Ministerio de Seguridad cuando un joven tuitero “amenazó” a Macri. El adolescente fue detenido y su madre tuvo que luchar por su libertad.
En este contexto Macri, a la vuelta de su viaje donde acordó con la titular del FMI mayor ajuste, promovió un spot con una pareja de jóvenes pizzeros de la localidad de Escobar, donde impulsó el ‘sí se puede’. Tan falso resultó la puesta en escena, que los jóvenes recibieron criticas y burlas en sus cuenta de Twitter. Macri respondió estás criticas apelando a frases de Hitler para cerrar filas con su núcleo duro. El presidente dijo que existe “agresión y persecución”, pidió “aislar a las personas envilecidas” y habló de “veneno social”. Un mensaje que alienta el odio y contrasta con su silencio ante las amenazas a opositores y el ataque a la docente de Moreno. El odio presidencial esta dirigido a imponer una relación de fuerza a su favor, que aún no logra conquistar.
Desde La Izquierda Diario venimos denunciando que los acuerdos con el FMI no cierran sin represión, porque estos son enfrentados en las calles y en los lugares de trabajo y casas de estudios. Así lo están demostrando los y las trabajadoras del Astillero Río Santiago, del Hospital Posadas, de Télam, los docentes y estudiantes, entre tantos otros. Hay fuerza para parar el ataque, así lo demostró el último paro general, las centrales sindicales son responsables de que esa fuerza no se organice para impedir el cuarto saqueo.

Rosa D'Alesio
@rosaquiara