jueves, abril 06, 2017

Los bolcheviques y las elecciones



Una experiencia poco abordada

El bolchevismo refutó la convicción, presente en su época, de que el partido obrero solo se construye en la legalidad, pero no dejó de considerar nunca a la conquista de la libertad política –e incluso de las oportunidades de legalidad que brinda el régimen, que no es lo mismo– como un factor fundamental, y probablemente decisivo, para la educación en gran escala de los obreros y los explotados. No copió linealmente al proletariado avanzado y sí tuvo en cuenta todas las etapas que este tuvo que recorrer y entroncar la experiencia internacional con las características del Estado ruso y las características del desarrollo de su clase obrera.
En la Rusia zarista, marcada además por la experiencia de la revolución de 1905, el parlamentarismo ocupó un lugar particular: respondió a un intento del régimen de estabilizar la situación política integrando parcialmente a la burguesía liberal al régimen político, luego de la tormenta revolucionaria de 1905. Esto dio origen a instituciones parlamentarias sumamente restrictivas, cuya limitadísima autoridad nunca podía cuestionar el poder despótico del zar. Incluso en estas condiciones, la intervención electoral y parlamentaria (y también la anti electoral: el boicot) de la socialdemocracia fue un terreno de lucha y clarificación política insustituible.

El boicot

Las primeras convocatorias electorales a la Duma fueron una respuesta a la revolución de 1905, el primer gran desafío al zarismo por parte de las masas. La revolución de 1905 comenzó con la jornada de movilización del 9 de enero, cuando 140.000 obreros y campesinos se movilizaron en Petersburgo abriendo un escenario revolucionario en la Rusia zarista. La movilización fue encabezada por el cura Gapón, y llevaba un petitorio dirigido al zar. Fue brutalmente reprimida por la policía dejando como saldo miles de muertos en las calles. Se trató del primer acto de la gran revolución rusa, por así decirlo, su bautismo de fuego. Durante ese año, la movilización fue creciendo, en un cuadro de crisis del gobierno, que se fue agudizando con las derrotas en la guerra ruso japonesa.
En este contexto, el Gobierno lanzó la convocatoria a la Duma (la llamada “Duma de Bullyng”). Todas las corrientes de la socialdemocracia boicotearon la convocatoria. El boicot tenía motivos precisos: el gobierno convocaba a elecciones a una institución antidemocrática, de voto censitario, sin garantía a la participación popular, y que sería una figurita pintada sin atribuciones frente a la autocracia. El alza revolucionaria dictaba la necesidad de luchar por el derrocamiento de la autocracia. En el mejor de los casos –planteaba Lenin– se trataría de un terreno de acuerdos entre la burguesía liberal y el zar.
La unanimidad en cuanto al boicot se produjo en el marco de un debate estratégico entre los socialistas sobre las perspectivas de la revolución. Lenin oponía a la participación electoral el llamado a la clase obrera a la insurrección, con el objetivo de conformar un gobierno provisional revolucionario, del cual debía participar la clase obrera, la clase más resueltamente revolucionaria, junto al campesinado revolucionario (dictadura democrática de obreros y campesinos). Este Gobierno debería llevar adelante las tareas de la revolución burguesa. Los mencheviques sostenían, en cambio, que la clase obrera no debía acceder al Gobierno, dado que, por ser una revolución burguesa, la propia burguesía debía llevarla adelante.
El boicot a la convocatoria electoral del zar, al empalmar con la movilización política de las masas, contribuyó a crear las condiciones para la revolución de octubre de 1905. La insurrección de octubre barrió con los intentos de una salida negociada entre la burguesía liberal y el zar. En el cuadro revolucionario, la clase obrera creó sus propios organismos de deliberación, los soviets de diputados obreros, campesinos y soldados, que actuaron como un “centro político” de la insurrección, al agrupar al conjunto de los partidos y tendencias revolucionarias en las principales ciudades.
La huelga general de octubre obtuvo un compromiso escrito del zar de garantizar la libertad de reunión, de asociación y de prensa y la convocatoria a elecciones libres, y de satisfacer un conjunto de reclamos de la revolución. Ese mismo mes, el zar se comprometió –luego del fracaso de la de Bullyng– a convocar a la Duma de Estado.
El movimiento revolucionario, sin fuerza suficiente para imponer una salida política propia, se fue desgastando y dando la ocasión a la autocracia de volver a tomar la iniciativa. En diciembre, una nueva insurrección, la insurrección de Moscú, bajo dirección bolchevique, fue derrotada. En forma posterior a la derrota de la revolución, en un marco represivo, se convocaron las elecciones a la primera Duma del Estado.

El boicot a la Duma de Witte

En la socialdemocracia, se produjo un debate: los bolcheviques proponían boicotear las elecciones, en tanto los mencheviques propusieron presentarse –aunque solo para la primera fase de las elecciones, en las que se elegían delegados, y no para la segunda, donde se elegían electores a la Duma. Los mencheviques apuntaban a formar una autoorganización e incluso gobiernos locales, en cada uno de los distritos. Esta táctica fue siempre combatida por Lenin, quien la consideraba distraccionista respecto del objetivo de la formación de un Gobierno Provisional y utópica. La base de la táctica bolchevique del boicot era la idea de que la revolución no había concluido. El boicot era una parte de la lucha por una nueva insurrección. A partir de la intervención menchevique, se formó un bloque parlamentario en la primera Duma del Estado.
El partido Cadete fue el gran ganador en las elecciones de la I Duma del estado, triunfando sobre las variantes monárquicas. Como resultado, se formó una Duma con mayoría Cadete. Los Cadetes eran el partido de la burguesía liberal por excelencia: sus representantes eran abogados, intelectuales o periodistas. Los diputados socialdemócratas resultaron electos sobre la base de acuerdos con los Cadetes, en contra de los representantes directos de la autocracia en las asambleas de electores.
La Duma comenzó pronto a chocar con el zar respecto a diferentes problemas. El período de sesiones coincidió con una reanimación de la lucha de clases, especialmente en las provincias. Los Cadetes desarrollaron la exigencia al gobierno de la formación de un gabinete electo por la propia Duma. Lenin denunciaba este intento como una transacción con el zarismo para formar un cogobierno. Dentro del propio bloque socialista, se dio un importante debate respecto de la posición a adoptar frente a esta exigencia, dado que la fracción parlamentaria apoyaba mayoritariamente la posición Cadete.
Lenin era, en cambio, partidario de la acción común de la socialdemocracia con el llamado grupo “trudovique”, representante del campesinado. La experiencia de la Duma mostró la disposición del campesinado, incluso de su grupo de diputados, a enfrentar al zarismo –a diferencia de la burguesía liberal, partidaria de una transacción.
Las posiciones de los Cadetes sobre la formación de un gabinete surgido de la Duma no llegaron a prosperar. Nuevamente, la autocracia pegó un golpe de mano y disolvió la asamblea legislativa. Para el Gobierno, un Gabinete surgido de allí implicaba hacer concesiones que no estaba dispuesto a hacer, porque consideraba que una ampliación de las libertades democráticas condicionaba su propia supervivencia.

La convocatoria a la II Duma y el debate sobre el frente electoral

La experiencia de la I Duma hacía necesario revisar la táctica del boicot electoral. Las elecciones, la formación de la Duma, y el debate en su interior produjeron una clarificación de posiciones y una tribuna parlamentaria a la cual la clase obrera no podía renunciar. En este cuadro, los bolcheviques resolvieron presentarse nuevamente a elecciones en el caso de una nueva convocatoria. ¿Debían los socialdemócratas formar un bloque común con los Cadetes contra los partidarios de la monarquía, o presentar listas propias?
Los argumentos en pos de la primera opción, presentados fundamentalmente por Pléjanov al interior del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) Unificado, pasaban fundamentalmente por la necesidad de enfrentar un posible triunfo electoral de los partidos zaristas si se presentaban dos listas separadas de oposición: socialdemócratas y liberales. Los mencheviques proponían reemplazar la consigna central del POSDR –la Asamblea Constituyente convocada por un Gobierno Provisional- por el de la “Duma con plenitud de poderes”.
Lenin defendió la necesidad de presentar candidaturas propias. La política electoral, sostenía, tiene que ser una continuación de la política general de un partido. De lo que se trataba era de desarrollar la conciencia de clase en el curso de la campaña electoral.
Para enfrentar el peligro de la derecha, la clase obrera debía tener las manos libres de compromisos y asumir los métodos de movilización revolucionarios adoptados en 1905. Las candidaturas comunes con los Cadetes eran contrarias a esta posición, dado que los Cadetes eran enemigos de las formas de lucha más avanzadas del movimiento obrero.
Lenin defendió en cambio la conformación de un bloque único del conjunto de la izquierda, incluidos socialrrevolucionarios y trudoviques, para enfrentar a los Cadetes. Se trataba de atraer a los partidos de la pequeña burguesía y el campesinado a un campo revolucionario común junto a los socialdemócratas: una expresión electoral de la alianza obrera y campesina.
Luego de sucesivas crisis, en el marco de las cuales los mencheviques negociaron hasta último momento una integración común con los Cadetes, los bolcheviques concertaron un bloque con los socialrrevolucionarios en las elecciones en Petersburgo. El balance de las elecciones en Petersburgo confirmó las previsiones del bolchevismo. La derecha zarista obtuvo una votación marginal. La izquierda progresó en votos sobre elecciones anteriores (por ejemplo, las de Moscú, realizadas previamente) y obtuvo el 25%, a pesar de las condiciones proscriptivas hacia sus organizaciones. Para Lenin, un resultado importante fue el progreso electoral de la izquierda entre los trabajadores de cuello blanco y la pequeña burguesía.
Como resultado de las elecciones se formó nuevamente un bloque socialdemócrata para la segunda Duma, que tuvo vida efímera porque fue disuelta por el zar en junio de 1907.

1907 – El golpe

El golpe del 3 de junio de 1907, que disolvió la Duma, representó el punto final del proceso revolucionario iniciado en 1905. La disolución del organismo dio por tierra con las ilusiones de que se podría reformar por vía parlamentaria al zarismo, y puso de relieve nuevamente la necesidad de una derrota de la autocracia por vía revolucionaria para abrir un curso democrático real. La ilusión (liberal) de una apertura gradual del zarismo a un régimen de monarquía parlamentaria mostró sus límites, que en última instancia estaban determinados por la debilidad de la burguesía rusa y su inevitable tendencia a la capitulación frente al zarismo.
El golpe también afectó al ala menchevique de la socialdemocracia, que había desarrollado toda una línea parlamentaria de apoyo a esta posición liberal (Cadete). Por ejemplo, los mencheviques apoyaron, en la primera Duma, la idea de un ministerio Cadete responsable frente a la Duma. Lenin denunció estas tentativas sosteniendo que, de tener éxito, conducirían a una política de compromisos con el zar, integrando a la socialdemocracia como socio menor de un entuerto entre la legislatura liberal y la autocracia.
El golpe del 3 de junio profundizó hasta el paroxismo el proceso represivo que ya se venía llevando adelante desde 1906. La socialdemocracia –especialmente los bolcheviques, sólidamente implantados en el movimiento obrero– sufrieron especialmente la represión. Toda la dirigencia bolchevique pasó a la clandestinidad y el exilio; miles de activistas obreros –socialdemócratas y de todas las tendencias– fueron encarcelados y enviados a campos de concentración en Siberia u otros puntos al norte del círculo polar. El zarismo desarrolló técnicas refinadas y precisas de infiltración en los partidos de oposición: los infiltrados iban eliminando “oponentes” dentro de los comités hasta llegar a los círculos de dirección.
La convocatoria a una nueva Duma, en estas condiciones, se adaptó al cuadro de reacción vigente. El régimen electoral estaba hecho a medida del triunfo de las "centurias negras", el partido monárquico-zarista. Las clases propietarias, la nobleza ligada a la autocracia y el clero elegían la mayoría de los representantes. La curia obrera solamente votaba representantes en las ciudades más importantes. La pequeña burguesía votaba en una curia separada. Los trabajadores, para poder votar, tenían que tener 6 meses de antigüedad en la empresa, lo cual habilitaba a las patronales a proscribir candidatos por medio del despido.
En estas condiciones, la elección de la tercera Duma del Estado consagró la mayoría de las “centurias negras” y de los octubristas –el ala derecha de la burguesía, la mas colaboracionista con el zarismo. El liberalismo Cadete se adaptó crecientemente al rol de “oposición responsable” a este régimen. La socialdemocracia logró colar una cantidad de diputados –que jugaron un rol limitado por la represión y el reflujo político de las masas–, el único punto de apoyo en el cual podían apoyarse los revolucionarios en el parlamento zarista.

Los debates

Este cuadro tuvo su impacto al interior del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR). La socialdemocracia se había unificado en el congreso de 1906. Los progresos en la acción común de los socialdemocratas se dieron en el cuadro de alza revolucionaria de 1905. Sin embargo, la unificación nunca implicó una real homogeneización de posiciones. En los hechos, bolcheviques y mencheviques, como tendencias partidarias, continuaron actuando en forma independiente. Tampoco se concretó una unidad de acción con los partidos socialistas “nacionales” (los polacos, los letones y el Bund).
El reflujo y la represión posterior al golpe de Estado profundizaron estas divergencias. Se desarrollaron cuatro alas al interior del partido. El menchevismo se fracturó con la emergencia de una fracción de derecha, el liquidacionismo, que planteaba la liquidación del funcionamiento clandestino del partido para adaptarlo a los marcos legales que permitía el zarismo. Alimentaba la expectativa en la participación en una apertura democrática gradual de la autocracia. Contra esta tendencia, surgió una reacción entre los mencheviques encabezada por Plejánov: el menchevismo pro partido, que defendía la vigencia de la construcción de un partido revolucionario –sin sobrepasar los límites políticos del menchevismo en general, que se guiaba por el planteo de que la burguesía debía encabezar la lucha contra el zarismo.
Entre los bolcheviques, surgió un ala izquierda: el otzovismo. Los otzovistas, encabezados por Bogdanov, defendían el retiro de la fracción bolchevique de la Duma. Sostenían la idea de que no existían condiciones para una intervención legal, por lo cual el partido debía hacer un trabajo de propaganda para preparar la insurrección contra el zarismo. Lenin combatió firmemente al otzovismo, defendiendo la necesidad, especialmente en un cuadro de reacción, de explotar en función de una agitación revolucionaria los resquicios legales dejados por el zarismo. Las posiciones reformistas, que los otzovistas soñaban con hacer desaparecer retirándose del parlamento, no se manifestaban solo en el parlamento sino en todo el funcionamiento partidario, por lo cual debían ser enfrentadas por medio de una lucha política en todos los planos. Finalmente, Lenin impulsó la ruptura entre el bolchevismo y los otzovistas, frente a las diferencias estratégicas insalvables y al hecho de que los otzovistas, en los hechos, formaron un nuevo centro, concentrando su actividad en escuelas de cuadros en el extranjero.
Trotsky se caracterizó, frente a esta enorme dispersión política, por defender un planteo de unidad de toda la socialdemocracia sobre la base de acuerdos mínimos. Los mencheviques liquidacionistas, los otzovistas, y los mencheviques pro partido apoyaron esta posición. Lenin, que consideraba que conducía a la confusión y la parálisis, realizó igualmente enormes concesiones en aras de agotar la experiencia, frente al hecho de que el conciliacionismo era mayoritario incluso entre los bolcheviques.
En el pleno de enero de 1910, los bolcheviques accedieron a dejar de publicar su periódico, incorporarse a una redacción común en minoría, e incluso cedieron enormes sumas de dinero a un fideicomiso del POSDR unificado, que sería manejado por la socialdemocracia alemana. Los acuerdos a los que se llegó en dicha conferencia fueron, sin embargo, sistemáticamente incumplidos por el resto de las tendencias. Frente a esta situación, Lenin consideró agotada la experiencia común y se volcó a la convocatoria de una conferencia de organizaciones socialdemócratas de Rusia, sobre la base de la delimitación del liquidacionismo. La conferencia de Praga (enero de 1912) tuvo mayoría bolchevique. Agrupó a mencheviques pro partido de Rusia -aunque no participó en ella Plejánov-, y sentó las bases de la intervención bolchevique en el período posterior.

1912

Este proceso de clarificación y lucha política al interior de la socialdemocracia tuvo una enorme importancia en la preparación de la intervención política en la nueva ola de alza de la lucha de clases. Si en el período de reacción los debates habían estado confinados a los círculos de exiliados y a pequeños grupos clandestinos, la nueva oleada de la lucha de clases los colocó en las calles y fábricas. Una oleada de huelgas, primero económicas y luego con reclamos políticos, comenzó a sacudir Rusia a partir de 1910.
En estas condiciones se produjo la convocatoria a la cuarta Duma del Estado.
Una pelea política fundamental para la socialdemocracia en las elecciones de la Duma fue por obtener la mayoría en la curia obrera. La conferencia de Praga determinó que no se harían bloques en las elecciones de la Curia obrera, ni siquiera con los liquidacionistas. El programa de la campaña se apoyaba en tres puntos muy sencillos: 1) República democrática, 2) Jornada de ocho horas, 3) Confiscación de todas las tierras a los terratenientes. (1)
En cambio, en el resto de las curias, se promovía un frente con los partidos campesinos, representando un bloque “democrático consecuente” contra los liberales. El concepto de la dictadura democrática de obreros y campesinos guiaba esta política electoral.
Los mencheviques liquidacionistas concurrían a elecciones con una ventaja: la adaptación a los marcos legales permitía una mayor libertad de acción en la campaña electoral. Los bolcheviques reorganizaron sus filas en torno al periódico Pravda –que heredó el nombre del anterior periódico homónimo editado por Trotsky–, que fue ganando una enorme popularidad. Lenin tuvo que llevar adelante una batalla política frente a la dirección de Pravda –a cuyo frente estaba Stalin–, para que se pusiera a tono con la ruptura y accediera a denunciar frontalmente la estrategia liquidacionista.
La campaña electoral se desarrolló en un marco fuertemente represivo. Por sus métodos, fue una campaña electoral en una virtual clandestinidad. ¡Los candidatos no podían ser proclamados mas que días antes de las elecciones porque podían ser encarcelados! Recordemos que el solo despido patronal inhabilitaba una candidatura. La fecha de elecciones no se sabía hasta pocos días antes. Los socialdemócratas adaptaron todos los métodos de agitación electoral a estas condiciones: el hecho de haber podido llevar adelante esta hazaña solo se logró por el apoyo activo y masivo de la socialdemocracia entre los trabajadores.
El resultado arrojó una victoria del bolchevismo en la curia obrera de casi todas las grandes ciudades. En Petersburgo, la asamblea de delegados votados por los trabajadores adoptó un llamamiento bolchevique, que convocaba a la acción revolucionaria contra el gobierno. Los mencheviques, sin embargo, llegaron a la Duma con un delegado más, producto del ingreso de sus diputados por las curias de la pequeña burguesía.
El triunfo bolchevique de 1912 fue una muestra importante de la recomposición de la clase obrera revolucionaria luego de la derrota de 1906-07. Saldó la polémica con los legalistas, derrotándolos en su terreno, con métodos clandestinos aplicados incluso a la campaña electoral. Sentó las bases para un bloque bolchevique en la Duma y liquidó asimismo las tendencias otzovistas, mostrando la potencialidad de la agitación electoral para un desarrollo revolucionario.

Juan García

(1) Lenin: “Resoluciones de la VI Conferencia del POSDR (enero 1912)”, en el Tomo XVII de las Obras Completas, Cartago, 1960.

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