domingo, mayo 15, 2011

Las potencias capitalistas violan el derecho internacional con total impunidad


Osama Bin Laden y Adolf Eichmann tenían muchos puntos en común: guiados por el fanatismo, fueron los cerebros de matanzas que marcaron la historia, el Holocausto y el 11-S. Fueron acorra-lados hasta la muerte, sin que importara mucho el valor de la ley: Estados Unidos violó la soberanía de Pakistán para acabar con su enemigo número uno, e Israel hizo lo mismo en Argentina con el responsable de la Solución Final.
Incumplir con total impunidad el derecho internacional es la especialidad de potencias que, en nombre de sus intereses políticos y económicos, se aferran a argumentos bélicos por ejemplo el de legítima defensa, presente en la Carta de Naciones Unidas y defendido por el presidente Barack Obama para no respetar tratados internacionales o los derechos humanos. Otro ejemplo reciente: según The Guardian, navíos de guerra de la OTAN desplegados para la guerra de Libia abandonaron a su suerte en el Mediterráneo a inmigrantes africanos y 61 de ellos perecieron de hambre y sed. Se violaron las normas marítimas internacionales.
Pequeña lección de derecho internacional público: no hay nada más sagrado que la soberanía de los estados, pero cuando ratifican un tratado, están obligados a cumplir sus obligaciones y el derecho interno no puede servir de excusa.Tras la desintegración de la URSS, en 1991, el mundo no se convirtió ni en unipolar, bajo el mando de EEUU, ni en multipolar. "Volvimos al viejo sistema de la oligarquía, de unas pocas potencias que se protegen, defienden sus intereses y se aseguran de que nada cambie", analiza Bertrand Badie, catedrático de Relaciones Internacionales en París y autor deLa diplomatie de conni-vence (La diplomacia de connivencia; sin traducir al castellano). Consecuencia: "Esta situación genera problemas para aplicar el derecho internacional, porque las potencias, en vez de preocuparse por el bien común de la humanidad, sólo quieren defender su lógica de potencia. Esta lógica bloquea la aplicación de grandes convenciones".
El problema es cuando hay una guerra. ¿Los tratados que defienden los derechos humanos se siguen aplicando? En principio sí; así lo estipulan las Convenciones de Ginebra y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, cuando dice: "El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley. Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente".
Y eso es otro punto en común entre Bin Laden y Eichmann: fueron perseguidos por dos potencias de la oligarquía mundial, Estados Unidos e Israel, y principales violadores del derecho internacional del planeta. Mientras Washington ni ha firmado ni ratificado grandes tratados, como el de Roma, que engendró la Corte Penal Internacional, Israel ha incumplido, desde 1968, 34 resoluciones del Consejo de Seguridad. De cerca le siguen Turquía en Chipre (24 resoluciones) y Marruecos en el Sáhara Occidental (17). Turquía es aliado de Washington y Marruecos de Francia, ambos con derecho a veto en la ONU.Pero en tiempos de guerra, los estados suelen olvidarse de sus obligaciones: Rusia en Chechenia, China en Tíbet, Israel en los Territorios Palestinos; en las recientes matanzas en Costa de Marfil, dividida entre dos presidentes; en las prisiones ilegales de Guantánamo y de Bagram (Afganistán)...

Intereses políticos

Para Marta Abegón Novella, de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, hay una "carencia en derecho internacional: no existe ninguna norma que diga claramente qué pasa con los tratados cuando hay un conflicto y los estados hacen un poco lo que quieren". El único consenso que existe es la aplicación, en todo momento, de los tratados de derechos humanos, pero "por intereses políticos o económicos, no se cumplen", lamenta la investigadora.
Legalmente, los familiares de las víctimas y los supervivientes del barco hundido pueden exigir responsabilidades ante, por ejemplo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos; o un país magrebí podría demandar a los estados que participan en la misión contra Muamar Gadafi ante la Corte Internacional de Justicia, principal órgano judicial de la ONU.¿Qué pasa con esos inmigrantes que la OTAN supuestamente dejó ahogarse? Guerraen Libia o no, "el deber de auxilio en el mar es obligatorio. Si de verdad el portaaviones no respondió al aviso de rescate, se violó claramente el derecho internacional y se pueden exigir responsabilidades", explica Carlos Espósito, catedrático de derecho internacional público en la Universidad Autónoma de Madrid. "Sí, pero una vez que se haya producido el incumplimiento, el problema es saber si se puede condenar o no, penalizar o no, porque los estados suelen argumentar con la legítima defensa, la fuerza mayor o el estado de necesidad para justificarse", responde Abegón Novella.
Sin embargo, aferrarse al derecho existente tiene un límite: la buena voluntad de la oligarquía mundial. "Antes de hablar de aplicar el derecho, hay que producir derecho", insiste el francés Badie. "El derecho internacional público está atrasado, precisamente a causa de los bloqueos de las grandes potencias, como EEUU, que ni siquiera reconoce la Corte Penal Internacional. El Congreso siempre argumenta que lo que no vota no tiene valor de ley". "Y cuando una gran potencia no participa, para qué sirve..."

¿Juzgar a Bin Laden?

Lo que nos lleva a otro problema y, esta vez, a una gran diferencia entre Osama Bin Laden y Adolf Eichmann. Mientras el primero fue liquidado y su cadáver arrojado al mar, el nazi fue juzgado y condenado. Además, Argentina llevó a Israel ante el Consejo de Seguridad para exigir disculpas. ¿Quién se atrevería a acusar a la Casa Blanca, la mayor potencia mundial, de violar el derecho internacional? Pakistán sólo se quejó de la violación de su soberanía.
"No estoy de acuerdo con quienes sostienen que tal juicio hubiera equivalido a dar a Bin Laden un estrado para vociferar sus maldades. Al contrario, con base en la experiencia de los grandes juicios penales del siglo pasado, se podría decir que quizá esa exposición pública hubiese supuesto una mejor muerte para la odiosa soflama de Bin Laden", según el catedrático Espósito. "¡Se debía haber planteado este Núremberg de Al Qaeda!", opina Abegón Novella. "El caso aún es confuso y faltan elementos sobre lo que ocurrió, pero si se hubiera detenido a Bin Laden, se habría tenido que formar un tribunal de excepción con las garantías judiciales y la participación de la comunidad internacional".¿Era posible detener y juzgar a Bin Laden? ¿Celebrar un Núremberg de Al Qaeda?
El mundo sigue los intereses de una oligarquía, sostiene Badie, quien subraya que defender esos intereses debe pasar por un verdadero multilateralismo. "Mostrar su potencia es costoso, como en Vietnam o en Irak, y llamar a más multilateralismo no es idealista, porque es bueno para los intereses de todo el mundo. ¿Problema? Eso pasa por la reforma del Consejo de Seguridad, algo muy complicado, porque es el símbolo de esa oligarquía que no renunciará a sus derechos de veto".

Guillaume Fourmont

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