domingo, enero 05, 2025

Con los de arriba nerviosos


45.000 personas mueren cada año a causa de la industria de seguros médicos privados en Estados Unidos.

 Cuando en diciembre de 2024 se informó del asesinato del CEO de UnitedHealthcare en una calle de Nueva York, camino a una convención de inversores, los medios comentaron sin cesar sobre el brutal crimen de una persona importante. Poco después, ocurrió un fenómeno que puso nervioso a los millonarios CEOs como Brian Thompson y desconcertó al resto. El asesino se convirtió en una especie de Zorro justiciero. Cuando se supo que la bala que lo había matado tenía la inscripción Delay, Deny, Defend (Retrasar, Negar, Defender) ya no quedaron dudas. El asesino había actuado por venganza contra la práctica más conocida y odiada de las mafias de los lobbies de la salud que se presentan como “industria de seguros de salud”, un oxímoron triple. 
 Solo UnitedHealth Group está valuado en 500 billones de dólares, más que toda la economía de Colombia. Su récord en salud es cuestionable. Ya en 2009, un estudio de la Universidad de Harvard había concluido que “45.000 personas mueren cada año a causa de la industria de seguros médicos privados”. Eso pasa cuando una necesidad básica deja de ser un derecho para convertirse en un negocio, una mercancía que empobrece a todo un pueblo al tiempo que enriquece a menos del uno por ciento. 
 La imprevista reacción popular, que tiene un antecedente en otro período de obscenas diferencias sociales (la Edad de Oro antes de la Gran Recesión de finales del siglo XIX) puso nerviosos a muchos. La justicia reaccionó de la misma forma que entonces: acusó a Luigi Mangione no de asesinato, sino de terrorismo. Todas los períodos de orgías de millonarios fueron acompañadas con este tipo de violencia y terminaron en quiebres sociales. 
 Ninguna de las orgías anteriores compite con la actual. A pesar de que Elon Musk no fue elegido nunca por nadie, su fortuna no sólo ha comprado medios de manipulación masiva, como Twitter, sino presidentes como Trump, a quien le donó 250 millones de dólares para su campaña electoral. Trump le retribuyó con un cargo gubernamental de poder político y social extremo, aparte del que ya tenía con su compañía de satélites, apoyada por la CIA. Desde las alturas de ese poder (y desde sus noches bajo los efectos de las drogas) Musk, el hijo del apartheid de Sud África, el inmigrante más peligroso de Estados Unidos, ahora nombrado como Jefe del Department of Government Efficiency en el próximo gobierno, ha mencionado dos medidas para solucionar los problemas del país: deportar a los inmigrantes pobres (no blancos) y recortar los seguros sociales para la clase trabajadora. 
 Un paso más hacia el Gran Quiebre. Las crisis económicas son un invento del capitalismo (antes eran producidas por factores externos a la economía), pero es lícito sospechar que también son parte del plan de saqueo a las clases trabajadoras. Las crisis económicas son grandes inversiones para los millonarios (los únicos capitalistas), por las cuales siempre compran todo a precio de necesidad y eso explica por qué, luego de una pérdida inicial, en menos de diez años multiplican sus capitales y su poder político. Hasta que se les va la mano, como en 1929, y más que una crisis producen una depresión, la que suele levantar a los de abajo y forzar cambios políticos e ideológicos que luego llaman radicales. 
 ¿Radicales? Un trabajador de la construcción en Estados Unidos, trabajando cinco días a la semana, bajo el sol en verano y sobre la nieve en invierno, necesitaría 45 millones de años para ahorrar la fortuna que Elon Musk amasó en menos de veinte años. Eso si no se endeuda antes. Hace 45 millones de años, los Himalayas todavía no existían. El actual territorio de India comenzaba a colisionar con Asia y todavía faltaban más de 44 millones de años para que los Homo sapiens comenzaran a caminar por el continente africano. 
 El sistema que produce toda esta pornografía ideológica no es nuevo. Es el mismo que existía hace exactamente cien años en Europa y Estados Unidos: una persecución feroz de la maquinaria propagandística de la oligarquía contra las tradicionales organizaciones de trabajadores y los reclamos de seguridad social. En Estados Unidos, hace cien años, sindicatos obreros y hasta parte de la iglesia católica (irlandesa) habían ganado la opinión pública sobre la necesidad de un salario mínimo, de un seguro de desempleo y de la prohibición del trabajo infantil. 
 Hace cien años las diferencias sociales promovidas desde Wall Street (el mayor centro de acumulación de capitales desde la esclavitud) comenzaban a alcanzar máximos históricos. En ambas márgenes del Atlántico Norte, el fascismo comenzó a seducir a las masas insatisfechas que sentían el problema y sus frustraciones, pero no las comprendía. Todo terminó de la forma más conocida por la historia. Un quiebre radical. En este caso fue una catástrofe económica que agravó la situación de miseria y de injusticia social. 
 Hasta que F. D. Roosevelt echó mano a lo que se supone es la primer forma de prevenir estos problemas: la implementación de políticas sociales (socialistas, según críticos de entonces), como la creación del Seguro Social, de subsidios para los de abajo, del reconocimiento al derecho a huelga y de la intervención feroz del Estado en la economía a través de obras públicas. Funcionó, aunque el sistema que había provocado la catástrofe sobrevivió. Todo lo contrario a las recomendaciones neocoloniales de austeridad (“sinceramiento”) prescritas por el FMI. 
 Europa procedió de forma similar, con fuertes intervenciones de los estados, desde la Alemania nazi hasta la comunista Unión Soviética. En ambos casos, resultó en un abrumador éxito económico, aunque el resto de la historia no fue igualmente brillante. Estados Unidos e Inglaterra debieron tragarse sus simpatías por Hitler y aliarse a Stalin, sobre todo cuando la Unión soviética comenzó a mostrar signos de una fulminante contraofensiva a la invasión alemana.
 Las obsesiones del sistema capitalista, ahora desenfrenado, se vuelven a repetir con las mismas características de hace un siglo. Pero como somos cavernícolas con mayor poder tecnológico, no aprendemos nada de las historia ni de nuestros propios monstruos porque cada generación tiende a olvidar, no sólo la historia sino el dolor de los abuelos que debieron atravesar por traumas nacionales y globales. Cada generación se cree en la cúspide del entendimiento y subestima a las anteriores sin siquiera considerar que no sólo nuestra super tecnología ha sido inventada casi toda por las generaciones anteriores sino que las nuevas generaciones tienden a ser insensibles a las tragedias de los abuelos. Más aún si el desprecio a la educación, al conocimiento, a la cultura y al pensamiento crítico están de moda. 
 ¿Será que el péndulo de la historia cambia de dirección cada tres generaciones? ¿Será que cada generación que aprecia la civilidad, el valor de la solidaridad y la empatía, es precedida por una que sufrió su destrucción, precedida a su vez de otra que la despreció? 
 Al parecer estamos en esta generación del desprecio, orgullosa del mito más perverso de la historia del capitalismo: “el desenfrenado egoísmo del individuo es beneficioso para la sociedad”. La sociedad-archipiélago de islas alienadas. Generación que será seguida por la crisis, el fascismo y la rebelión de los de abajo.
 ¿Cómo es posible que la mayoría de las personas adopten, con tanta pasión y convicción, las ideas de una minoría? La respuesta la dio Karl Marx en el siglo XIX: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes de cada época”. La clase dominante, aunque no sume ni el uno por ciento de la sociedad, como es el caso actual, no sólo posee (se ha apropiado) de los medios de producción, de todas las invenciones de la Humanidad a lo largo de siglos, sino que también posee los medios de financiación, los medios políticos y los medios de comunicación. Así ha sido desde la Antigua Roma, desde los sermones de los sacerdotes que interpretaban la Biblia para una congregación de analfabetos en las ricas catedrales financiadas por los señores feudales, hasta sus herederos, los liberales, en posesión de la imprenta, luego de la radio, luego de la televisión, luego de Internet, luego de las redes sociales, luego de la inteligencia artificial… 
 Si algo está claro es que este sistema no tiene futuro. Su estrategia es prolongar la agonía de los de abajo y el champagne de los de arriba hasta donde sea posible.

 Jorge Majfud | 20/12/2024

El canal de Panamá y los tratados maltratados


Imagen: Canal de Panamá (1914), Foto del Museo del Historia del Canal de Panamá

 El 18 de noviembre de 1903 durante el gobierno de Roosevelt (y siguiendo órdenes del presidente demócrata), se firma en Washington el tratado Hay-Bunau-Varilla, por el cual “Estados Unidos garantiza la libertad de Panamá” a cambio de que Panamá le ceda a Estados Unidos todos los derechos sobre el canal y las zonas contiguas, libre de cualquier impuesto.
El 22 de diciembre de 2024, el presidente electo de Estados Unidos Donald Trump anunció que le exigirá a Panamá «que le devuelvan el canal». El imperialismo es una enfermedad que no solo mata a quienes lo resisten sino que tampoco deja vivir a quienes lo llevan dentro. 
 Washington DC. 22 de enero de 1903 – El secretario de Estado John Hay y el agregado comercial de Colombia en Estados Unidos, Tomás Herrán, firman el tratado que le daría a Estados Unidos el derecho a retomar las construcciones del canal de Panamá que los franceses habían abandonado cuando llevaban casi la mitad de la obra. Por este tratado, Colombia se comprometería a ceder a Estados Unidos y por cien años una franja en su apéndice norte a cambio de diez millones en un solo pago y 250 mil dólares por año. A pocas millas de las costas de Panamá, el buque de guerra Wisconsin permanece varado para dar apoyo moral a las negociaciones. 
 El Congreso en Washington aprueba el tratado de inmediato, pero rebota en Bogotá. Hay dudas sobre las consecuencias sobre la soberanía del país y sobre los beneficios derivados de este acuerdo. Por si fuese poco, las matemáticas, que también se practican en aquel país, dicen que al pueblo colombiano le llevaría 120 años recibir la misma compensación que se le había ofrecido pagar de una sola vez a la New Panamá Canal Company. 
 El Congreso colombiano no es el único obstáculo. El 15 de abril, el enviado de Estados Unidos Mr. Arthur Beaupre le envía un telegrama al Secretario de Estado sobre el ánimo de sospecha creciente en el pueblo colombiano. “Hay por lo menos un hecho que es claro”, escribe Mr. Beaupre. “Si el tratado se pusiera a la libre consideración del pueblo, no sería aprobado”. Atendiendo a la fuerte opinión pública en contra del tratado Hay-Herrán, el Senado colombiano vota por unanimidad en contra de su ratificación. 
 Sin haber puesto nunca un pie fuera de su país, el 27 de agosto Roosevelt escribe tres cartas describiendo a los colombianos como “ignorantes”, “avaros”, “hombrecitos despreciables”, “corruptores idiotas y homicidas”. El desprecio por los pueblos de raza inferior no es nuevo ni será nunca superado. “Nunca podría respetar un país lleno de ese tipo de gente”, escribe Roosevelt. “Intentar relacionarse con Colombia como quien trata con Suiza, Bélgica u Holanda es simplemente un absurdo”.
 Ya en 1849, a un año de haber terminado la guerra en México y probablemente informado de los planes de Francia para un nuevo canal en Suez, el presidente Zachary Taylor todavía era de la misma opinión. Ante el Congreso había insistido en la necesidad de la construcción de un canal, tal vez en Nicaragua, y había advertido que “una obra de esa envergadura debe ser realizada bajo la supervisión y protección de todas las naciones para un beneficio equitativo”.
 Ahora, en plena hegemonía naval de la raza nórdica en los trópicos, no hay acuerdo y el presidente Theodore Roosevelt no duda: una república de América del Sur no va a interferir con sus planes. Inmediatamente envía algunos paquetes con dólares para organizar una revuelta que se llamará Revolución. El problema dura menos que lluvia de verano. El 18 de noviembre, se firma en Washington el tratado Hay-Bunau-Varilla, por el cual “Estados Unidos garantiza la libertad de Panamá” a cambio de que Panamá le ceda autoridad y todos los derechos a Estados Unidos sobre el canal y las zonas contiguas en carácter de monopolio y libre de cualquier impuesto. Como es costumbre, los panameños no son invitados a la firma del nuevo tratado. 
 El nuevo tratado establece que los 250 mil dólares anuales ofrecidos antes a Colombia ahora no serían pagados sino hasta una década después de la apertura del canal. No hay nada como tener una armada poderosa para hacer buenos negocios. También viola el anterior Tratado de Paz y Comercio, conocido como Tratado Bidlack, firmado por Colombia y Estados Unidos en 1846 por el cual Colombia le garantizaba a Estados Unidos el derecho a transitar por el istmo a cambio de proteger la provincia de Panamá de cualquier revuelta o intento de separación. Como en Cuba, como en Puerto Rico, ahora el artículo 136 del tratado de 1903 le asegura a Washington la potestad de intervenir y resolver lo que mejor le parezca ante cualquier situación inconveniente. Cuando algunos panameños protestan, Roosevelt los amenaza con entregarlos a la justicia de Colombia. La práctica es vieja: las leyes están hechas por los poderosos para que los débiles las cumplan. Si un país más débil viola un acuerdo, el poder imperial de turno lo invade; si el país más débil reclama que se cumplan los tratados firmados, es invadido para que se firme uno mejor. 
 A poco de firmado el nuevo tratado, en el Congreso de Estados Unidos se levantan voces contra lo que varios congresistas llaman deshonestidad e imperialismo. El senador Edward Carmak protesta: “la idea de una revolución en Panamá es una burda mentira; el único hombre levantado en armas fue nuestro presidente”. El senador George Frisbie Hoar, miembro de la comisión que investiga los crímenes de guerra que quedarán impunes en Filipinas, rechaza las versiones sobre la Revolución en Panamá y agrega: “espero no vivir lo suficiente para ver el día en que los intereses de mi país sean puestos por encima de su honor”. 
 Claro que eso del honor tiene arreglo. El presidente echa mano al viejo recurso de “fuimos atacados primero”. Como hiciera James Polk para justificar la invasión de México en 1846 o McKinley para ocupar Cuba en 1898, Roosevelt inventa una historia sobre ciertas amenazas a la seguridad de ciertos ciudadanos estadounidenses en la zona. Como lo hará Henry Kissinger cuando niegue frente a las cámaras de televisión cualquier intervención en el golpe militar de Chile en 1973, Roosevelt asegura ante el Congreso y la opinión pública que, de todas formas, Washington no ha tenido ninguna participación en la Revolución en Panamá. Lo cual no quita que sea una buena idea. El 6 de diciembre de 1904, Roosevelt dará su discurso anual ante el Congreso sobre la necesidad de expandir, una vez más, la Doctrina Monroe de 1823 “para ver a nuestros vecinos estables, ordenados y prósperos”. De otra forma “será necesaria la intervención de parte de una nación civilizada… En dicho caso, los Estados Unidos deberán, aunque no lo quieran, intervenir para solucionar cualquier grave problema ejercitando el poder de la policía internacional”. Si lo vamos a hacer, que sea todo de forma legal. 
 En 1906 Roosevelt visitará las obras en Panamá. Será el primer presidente estadounidense en toda su historia que se atreva a salir de su país. Las rebeliones son más bien inocuas porque Washington ha decretado que los ciudadanos de ese país no pueden adquirir armas, lo que también afecta a la policía panameña que debe recurrir a los marines cada vez que las cosas se salen de sus manos. A bordo del USS Luisiana, el 20 de noviembre Roosevelt le escribe a su hijo Kermit: “con admirable energía, hombres y máquinas trabajan juntos; los blancos supervisan las obras y operan las máquinas mientras decenas de miles de negros hacen el trabajo duro donde no vale la pena usar maquinas”. A pesar del trabajo duro de los panameños, por alguna razón es necesario representarlos como haraganes. El periodista Richard Harding Davis, como cualquier periodista razonable y correcto, ya se había hecho eco del sentimiento de la época: “[Panamá] tiene tierras fértiles, hierro y oro, pero ha sido maldecida por Dios con gente haragana y por hombres corruptos que la gobiernan… Esta gente es una amenaza y un insulto para la civilización”. 
 El 26 de enero de 1909, el comité de Asuntos Internacionales del Senado de Estados Unidos, en base a las declaraciones jactanciosas de Roosevelt ante una clase llena de estudiantes en una universidad de California, investigará “la decisión unilateral de un ex presidente de tomar Panamá de la República de Colombia sin consultar al Congreso”. Considerando las insistentes peticiones de Colombia ante el Tribunal de la Haya, la comisión interrogará a diferentes protagonistas de la época. Según estas declaraciones, el 6 de noviembre de 1903, tres días después de la Revolución de Independencia de Panamá, el Departamento de Estado le había enviado un cable al cónsul de Estados Unidos en Colombia informando que “el pueblo de Panamá, aparentemente por unanimidad, ha resuelto disolver sus lazos con la República de Colombia…”
 El representante Henry Thomas Rainey lee en el parlamento un cable de Washington: “El pueblo de Panamá, aparentemente por unanimidad, ha resuelto disolver sus lazos con la República de Colombia retomando su independencia…”. El mismo Rainey aclara: “No creo que nada de esto sea cierto. El pueblo de Panamá no logró nada por sí solo… Cuando ocurrió la Revolución, apenas diez o doce rebeldes sabían de los planes, aparte de los gerentes de la Panama Railroad and Steamship Co.” 
 Será necesario esperar hasta 1977 cuando el gobierno de Jimmy Carter firme un acuerdo según el cual Estados Unidos devolvería el canal al país centroamericano el último día de 1999, tres años antes de que se venza el plazo de alquiler obligatorio. Un año antes, en un evento en Texas, el ex gobernador de California y futuro candidato a la presidencia, Ronald Reagan, afirmará: “No importa qué dictador carnero esté en el poder en Panamá. ¡Nosotros lo construimos! ¡Nosotros pagamos por el canal! Es nuestro y nos vamos a quedar con él”. 
 Omar Torrijos será el dictador aludido por Reagan. Torrijos reclamará la soberanía del Canal y morirá, como otros líderes rebeldes del sur, en un accidente aéreo.
 El imperialismo es una enfermedad que no solo mata a quienes lo resisten sino que tampoco deja vivir a quienes lo llevan dentro. 

Jorge Majfud | 26/12/2024 
 Fragmento del libro La frontera salvaje: 200 años de fanatismo anglosajón en América latina, de Jorge Majfud.

El Trotsky del Bronx


Imagen: Trotsky en la portada del periódico socialista en idish "Forward", publicado en Nueva York. 

En 1916 el buque ruso Askold amarró en el puerto de Marsella. Poco después, un motín a bordo terminó con el asesinato de un oficial, lo que obligó a las autoridades francesas a intervenir. En la inspección, se encontraron algunos ejemplares del periódico ruso Nashe Slovo (Nuestra Palabra), publicado por Trotsky y considerado literatura «antirrusa» por el régimen de Nicolás II. Interrogado por las autoridades francesas, Trotsky argumentó que los ejemplares habían sido plantados por los oficiales rusos. 
 En octubre, sin explicación alguna, las autoridades francesas entraron a su apartamento del 31 de la calle Pompe de París y se lo llevaron, dejando a su esposa Natalya y a sus dos hijos librados a su propia suerte. El detenido era sospechoso de estar contra la guerra. Lo llevaron a la frontera española y lo dejaron del otro lado, en el País Vasco. En San Sebastián fue detenido, otra vez sin una razón legal, y llevado a Madrid, donde pocos días después luego de una visita al Museo del Prado fue encarcelado y luego trasladado a Cádiz con el propósito de enviarlo a Cuba. 
 Para Trotsky no había dudas: las autoridades españolas respondían a las órdenes de las autoridades francesas que respondían a las órdenes de las autoridades rusas que respondían a órdenes de los bancos franceses que ya habían invertido demasiado en la dictadura de Nicolás II. En la cárcel, comenzó a estudiar inglés, a la espera de las gestiones de sus amigos (entre republicanos españoles y socialistas estadounidenses) que no veían otra solución a su carrera de exilios que el Nuevo Mundo. Finalmente, las gestiones dieron resultado y las autoridades aprobaron su viaje a Estados Unidos. 
 En el interrogatorio de rigor antes de abordar, respondió que no era anarquista, ni polígamo ni alcohólico ni retardado mental y que nunca había vivido en una casa de beneficencia. Condiciones necesarias, aparte de ser blanco, para las autoridades de inmigración de la época. Incluso mintió al decir que nunca había estado preso. Trotsky había estado en prisión muchas veces en la Rusia zarista, por escribir, por organizar sindicatos de obreros y por organizar la protesta contra la masacre de mil manifestantes en San Petersburgo en 1905. 
 También Natalya le mintió al oficial de inmigración: había estado presa por haber participado en una reunión de obreros en San Petersburgo para conmemorar el Primero de Mayo, la masacre de trabajadores en Chicago. Por entonces, la brutal dictadura del zar Nicolás II (emperador de Rusia, Rey de Polinia y duque de Finlandia) no sólo había perseguido todo tipo de disidentes sino que había dejado casi medio millón de muertos en la hambruna de 1891-92. Nicolás II, reconocido nacionalista y antisemita como sus antecesores, hubiese sido el principal aliado de Hitler, de no ser destronado por la Revolución de Octubre―o de Noviembre, según el calendario que se use. Probablemente fue este factor histórico lo que contradijo el pronóstico de Karl Marx: no sería una sociedad industrializada la que vería la toma del poder del proletariado sino una sociedad agrícola y medieval, como la rusa. El padre de Nicholas II había ejecutado en la horca al hermano mayor de Lenin y la Revolución de Octubre, liderada por Lenin, ejecutó a Nicolás II. Un siglo más tarde el zar y su familia serían canonizados por la Iglesia Ortodoxa de Rusia como santos mártires.
 Trotsky había adoptado ese nombre de su carcelero en Siberia, en 1902, pero en 1917 logró viajar a Nueva York con su apellido original, Bronstein. Luego de 17 días de viaje, el vapor anunció la llegada a Nueva York a las 3:00 de la madrugada. Se detuvo en Ellis Island, parada obligada de los inmigrantes donde, bajo la mirada de la Estatua de la Libertad, los inmigrantes debían demostrar que eran sanos, que no disfrutaban del alcohol y, de ser posible, que eran blancos. Si además viajaban en primera clase, ni siquiera debían bajar a la isla porque los oficiales subían a sus camarotes. Fue el caso de la familia Trotsky. Aparte de Inmigración, la familia fue bien recibida por varios editores y miembros del Partido Socialista. El abogado del partido y teórico marxista, Louis Boudin, los llevó a cenar. 
 Mientras, Lenin seguía su exilio en los periódicos desde el suyo propio, en Suiza. Trotsky se había separado de Lenin en 1902 por razones ideológicas y personales. Según Trotsky, Lenin era un “terrible egocéntrico”. Según Lenin, Trotsky era un “judas”, un “tramposo evasivo”. Para Lenin no podía haber una revolución proletaria sin una vanguardia revolucionaria y un Estado centralizado que liderase una profunda reforma de la sociedad antes de ascender a niveles superiores de justicia social. Trotsky, menos pragmático, se aproximaba más a los anarquistas, rechazando una estructura vertical en favor de organizaciones populares de base, como los sindicatos y las asambleas populares―los soviets. Para Trotsky, la idea de Lenin sobre una “dictadura del proletariado y de los campesinos” más bien se trataba de una “dictadura sobre el proletariado y los campesinos”.
 La idea o el principio que los unía era simple: las guerras son productos de las burguesías nacionales (como en la Edad Media eran productos de la nobleza, no de los campesinos, los peones del ajedrez) y son promovidas por los nacionalismos, como antes lo eran por otro elemento aglutinante: la religión. Por entonces, muchos socialistas y anarquistas entendían que la unión de los obreros del mundo anularía la principal causa de las mayores injusticias y tragedias del mundo donde los trabajadores y sus hijos marchaban para matar a otros trabajadores en nombre de una nación y en beneficio de las clases dominantes. La Primera Guerra solo fue una comprobación de esta tesis: los obreros de unos países se unieron contra los obreros de sus países vecinos gracias a un fanatismo nacionalista que no les produjo ningún beneficio sino muerte, destrucción y pobreza. 
 En 1917, Nueva York todavía era una especie de República anarquista. Se publicaban diarios y libros en decenas de idiomas, desde el español hasta el ruso. Las obras de teatro eran representadas con actores de varios países y para diferentes comunidades. El Novy Mir (Mundo Nuevo), semanario publicado en ruso en un modesto taller de 77 Saint Marks Place en Staten Island, era al mismo tiempo bolchevique y menchevique. Lenin solía leer el Novy Mir en su exilio de Suiza, por lo que supo del recibimiento de Trotsky en América. “De haber sido el rey de Inglaterra no me habrían tratado mejor”, comentó Trotsky. 
 Diferentes diarios anunciaron su llegada a Nueva York a bordo del Monserrat. La familia Trotsky había sido expulsada de Rusia, Austria, Alemania, Francia y, finalmente, de España a pedido de la red diplomática rusa y los diarios tomaron este dato anecdótico como titular. “Expulsado de cuatro países”, tituló el New York Times el 15 de enero en su segunda página. Por sus prédica antibelicista y antinacionalista, el mayor diario del país lo definió como socialista, marxista y “pacifista ruso” arribado con su esposa y sus dos hijos, Leon de 11 y Serge de 9 años. En la misma página, el New York Times informaba de una limpieza de progresistas en el gobierno ruso del zar, reemplazados por partidarios de la extrema derecha. El diario socialista publicado en idish, The Jewish Daily Forward, con un tiraje de más de 200 mil ejemplares por día, anunció a Trotsky en la portada del martes 16 de enero. 
 Trotsky se alojó dos meses en un apartamento de Wise Avenue, en el Bronx. El 4 de noviembre, cuando ya había retornado a Rusia, The Sun de Baltimore, describía a Trotsky como anarcosocialista y la segunda figura más importante de la Revolución rusa, después de Lenin. Unos meses después, en setiembre, el Bronx Home News titulará: “Un hombre del Bronx lidera la Revolución Rusa”. 
 En Nueva York, las tertulias eran el refugio de socialistas y anarquistas expulsados de Europa y, no pocas veces, juzgados y condenados en América. Por alguna razón, la derecha racista del Ku Klux Klan y de los poderosos empresarios de entonces (pocos años más tarde, nazis y fascistas; pocas décadas después, neoliberales; un siglo más tarde, libertarios) eran rara avis en estos ambientes de gente culta. La raza, la patria y el dinero fueron siempre bastiones de la derecha. La cultura y el pensamiento no comercial no. De ahí su tradicional obsesión con demonizar o eliminar las artes, las humanidades, las ciencias y las universidades sin fines de lucro.
 Theodore Roosevelt fue de la creencia de que los anarquistas (extranjeros) estaban tomando el poder del país, o quiso que se creyera en esta teoría como clásica estrategia electoral, por lo cual ordenó un control cercano de todo sospechoso de ser anarquista. En 1908 se creó el Bureau of Investigation con el disimulado propósito de ser una policía ideológica antes que una policía federal de investigación del crimen. En 1924, Edgard Hoover se convirtió en el director del Bureau of Investigation, el que nueve años después se convertirá en el FBI. Hoover no dejará su puesto ni la obsesión de perseguir a todo tipo de individuos con ideas o sentimientos fuera del dogma nacional (socialistas y lesbianas por igual) hasta su muerte en 1972, casi medio siglo después. 
 En Nueva York, Trotsky descubrió su popularidad del otro lado del Atlántico. El diario socialista publicado en alemán desde 1878, el New Yorker Volkszeitung, recogió expresiones de Trotsky como: “Soy un apátrida y me alegro de haber encontrado un país que me ha aceptado dentro de sus fronteras”. De hecho, Trotsky se sorprendió de encontrar un ambiente político e intelectual abierto, sin censura y sin persecución. Es decir, las antípodas de lo que sería Estados Unidos unas décadas más tarde, colonizado por el fanatismo religioso y la obsesión protestante sobre la fe, la que se traduciría en el macartismo en los años 50 y en todo tipo de persecución ideológica por parte de los medios, del FBI de Edgard Hoover, de la CIA de Allen W. Dulles y otros, perfectos representantes de la policía ideológica de Estados Unidos. 
 La Revolución Rusa no hizo algo muy diferente con la libertad de presa. El mismo Trotsky que había reconocido este tipo de libertad en Nueva York, unos meses después fue el segundo líder más importante de la nueva URSS, después de Lenin. Fue Ministro de Asuntos Exteriores de un gobierno que prohibió periódicos no sólo conservadores sino, incluso, socialistas. 
 Siempre habrá excusas para limitar la libertad de expresión, pero la historia demuestra que es un lujo de los regímenes dominantes, aquellos contra la cual la crítica no tiene ninguna posibilidad de cambios efectivos, como fue el caso de los imperios británico y estadounidense, y como lo prueba su protección constitucional aún durante la esclavitud y la crítica antiimperialista dentro de estos imperios, como John Hobson en Inglaterra y Mark Twain en Estados Unidos, por citar solo dos.

 Jorge Majfud | 11/12/2024
 (Capítulo del libro Historia de la izquierda estadounidense a publicarse en 2025)

La región, presa de Estados Unidos


La crisis o las situaciones excepcionales son una constante en América Latina y el Caribe (ALC), no una alteración de una supuesta normalidad que jamás conocimos en este, el continente más injusto del mundo. Y, para más datos, el más cercano a «la Roma Americana», como Martí llamara al imperialismo estadounidense. Nuestra América es por lo tanto presa favorita de Washington, aquella sobre la cual sus garras llegan más lejos y se hunden más profundamente. A veces se nos dice que en este continente son muy extrañas las guerras, y es cierto que no hay guerra entre las naciones como las vemos en África, Europa o Asia, para ni hablar de Medio Oriente.
 La última de este tipo entre países de la región fue la «Guerra del Fútbol» de 1969, entre Salvador y Honduras, un incidente menor. Una pelea de fanáticos futboleros que dio origen a una guerra de dos días y con un número mínimo de víctimas. Una escaramuza armada más que una guerra. El otro caso, y el más grave, fue la que libraron Perú y Ecuador en 1995, la llamada Guerra del Río Cenepa, cuyo saldo se estima en poco más de cien muertos en combate. Sobreviven todavía algunas disputas territoriales como las que hay entre Venezuela y Guyana por el Esequibo, el conflicto marítimo entre Nicaragua y Colombia, o el que enfrenta diplomáticamente a Belice contra Guatemala. 
 La inserción de Latinoamérica y el Caribe en el Hemisferio Occidental nos convierte en una región signada por una especie de «fatalidad histórica y geográfica». Somos, para los sectores supremacistas y racistas, el «patio trasero de EE.UU.». A fines del año pasado, diciembre del 2023, se cumplieron doscientos años de vigencia de la Doctrina Monroe. No es un dato menor que fue esta la primera doctrina de política exterior elaborada por el Gobierno de Estados Unidos y que antecedió casi en un siglo a la Doctrina Wilson, concebida en el marco de la Primera Guerra Mundial para establecer parámetros orientadores de las relaciones de Washington con Europa. Pero, insisto, la primera definición en materia de política exterior fue para nosotros (ALC). El hecho de ser parte del llamado Hemisferio Occidental –una expresión amable pero mentirosa, que utilizan los gobernantes en Washington para hablar de esta parte del mundo y evitar decir que somos la periferia del imperio– nos otorgó ese dudoso privilegio. 
 Esta situación tan especial de ALC solo puede explicarse porque al ser esta región un verdadero emporio de recursos naturales –petróleo, gas, agua, minerales varios, litio, biodiversidad, etcétera– y más encima muy próximo a las costas de Estados Unidos se comprende que concite el interés prioritario de Washington. Pero además, y este no es un dato menor, ALC es la frontera de Estados Unidos con el turbulento mundo del subdesarrollo y la pobreza. Asegurar la estabilidad de esa región, contar con «gobiernos amigos» que eviten relacionarse con países enemigos de Estados Unidos (antes la Unión Soviética, ahora China, Rusia, Irán, entre los principales) y que favorezcan a las empresas estadounidenses y contengan el flujo migratorio hacia el norte son prioridades de enorme importancia para Washington, aunque sus funcionarios siempre han procurado negociar con los países del área «ninguneando» su importancia. Pero esta subestimación es desmentida por los datos duros de la política exterior de Estados Unidos. Preocupado por contener la expansión del «comunismo soviético»Washington en abril de 1949 crea la OTAN; pero casi dos años antes en septiembre de 1947, había creado el TIAR, Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, que es el modelo que luego se aplicaría en Europa con la OTAN. Y en 1948 crea la OEA, una organización regional que mucho más tarde tendría su contraparte en Europa. 
 En suma: primero lo primero, como dice un conocido adagio estadounidense, y a la hora de resguardar regiones Washington no tuvo dudas. Primero poner a salvo del expansionismo soviético a ALC, luego nos ocuparemos de los europeos. El mismo razonamiento cabe en relación con la creación de los comandos de las fuerzas armadas de Estados Unidos en distintas partes del mundo. El Comando Sur, con jurisdicción sobre toda Latinoamérica y el Caribe, a excepción de México (incorporado al Comando Central de Estados Unidos) fue creado en 1963; veinte años más tarde, en 1983, se crea un comando para monitorear y resguardar los intereses de Estados Unidos en Oriente Medio y el Comando para África recién ve la luz en 2007. 
 Para concluir, por algo ya en 1783 John Adams, a la sazón embajador de la joven república norteamericana en Londres, propuso al nuevo Gobierno de las Trece Colonias que consumara cuanto antes la anexión de las islas de Cuba y Puerto Rico a la jurisdicción estadounidense. La razón: la independencia de Estados Unidos podría originar algún conflicto en el futuro con el Reino Unido y la corona británica mantiene muchas posesiones en las islas del Mar Caribe.
 «Asegurarnos el control de Cuba y Puerto Rico…», continuaba diciendo Adams, «es esencial para la seguridad nacional de Estados Unidos en caso de un futuro enfrentamiento con el Reino Unido», este de hecho estalló en 1812. Huelga subrayar la asombrosa actualidad de esas palabras en las vísperas del ascenso de Donald Trump a la presidencia de ese país. Como dijera el gran filósofo e historiador italiano Giambattista Vico (1668-1744), la historia es una sucesión interminable de «corsi e ricorsi», de ciclos que con ropajes y apariencias distintas se repiten a lo largo del tiempo.

 Atilio A. Boron | 04/01/2025 

 Fuente: https://accion.coop/opinion/la-region-presa-de-estados-unidos/

Cuba: 66 años de revolución


Este 1 de enero se cumplieron 66 años de la revolución que tuvo un impacto mucho más grande que el pequeño tamaño de la isla del Caribe. La invadieron y bloquearon. Y sigue viva. 
 Desde ya que Cuba no es el paraíso. Imposible serlo en un mar capitalista y amenazada por la primera potencia mundial que no abandona su intento de destruirla. Tampoco se trata de hacer un balance de 66 años, sino de marcar algunas cuestiones para tratar de comprender aspectos generales y puntuales de una revolución que desata polémicas pasionales y parte aguas en nuestra región y en todo el mundo. Nadie es indiferente a lo que sucede en la isla. 
 Estados Unidos no quiere destruir la revolución cubana porque sea crea que es una dictadura. Republicanos y demócratas han sostenido -y sostienen- dictaduras o grupos que asesinan y desaparecen a miles de personas. Vaya coincidencia, el mismo día del aniversario 66 de la revolución el New York Times difundió una serie de crónicas sobre Afganistán. 
 Entre ellas se destaca la titulada “El monstruo americano: Cómo Estados Unidos apoyó secuestros, torturas y asesinatos en Afganistán”. Y no es una metáfora. 
 La Casa Blanca está empecinada en destruir la revolución por lo que todavía significa: la posibilidad de transitar un camino para intentar la construcción de una sociedad con valores diferentes. Y amenaza directa y constante para quienes se atrevan a desafiar a los Estados Unidos. 
 Por eso hay un antes y un después del 1 de enero de 1959.
 ¿Desde qué lugar mirar a Cuba? Tal vez ésta sea la pregunta a formular cada vez que se analiza la revolución año tras año. En lo ideológico es muy sencillo: hay quienes la defienden y quienes la defenestran. 
 Más allá de lo ideológico es posible afirmar que las miradas diferentes son producto de las experiencias personales, el estrato social al que se pertenezca, y la influencia que tengan los medios masivos de comunicación al momento de imponer miradas. 
 Las voces dominantes en los medios son de periodistas que -por lo general- pertenecen a las clases medias, más o menos ilustradas, que reflejan sus intereses y preocupaciones sobre cualquier tema, incluyendo Cuba. No hay duda de que su visión sobre la vida en Cuba está influenciada por su experiencia personal y su nivel de vida, que difícilmente podrían mantener si fueran a vivir a la isla. 
 Sin embargo, hay otras miradas, que no suelen tener presencia en los grandes medios. La de los pobres. Según la CEPAL en América Latina y el Caribe como mínimo hay unos 180 millones de pobres. Sería interesante saber cómo mirarían éstos a Cuba si se los consultara y se les planteara comparar cómo viven y cómo serían sus vidas si estuvieran en la isla. 
 Esos pobres comen cuando pueden, no tienen un techo, duermen en las calles, abandonan la escuela en su infancia, nunca vieron un médico generalista y mucho menos un dentista. En sus penurias tampoco les interesa demasiado el debate sobre lo que se llama democracia ni los convoca ir a votar para que nada cambie. Para estas personas, vivir en Cuba -con todos sus problemas- sería un notable salto de calidad. 
 También es verdad que muchos cubanos y cubanas abandonan la isla. Desde una mirada absolutamente ideologizada se sostiene que es porque no toleran la “dictadura”. En realidad, como sucede en todo el mundo, las personas se van del país donde nacieron y crecieron por múltiples motivos.
 Hoy más de 40 millones de personas de origen mexicano cruzaron el río Bravo para radicarse en los Estados Unidos, un 10 por ciento de la población uruguaya vive fuera del paisito, y otro tanto dejó el Ecuador. La lista es larguísima. Según Naciones Unidas 1 persona entre 30 es considerada migrante que abandona su lugar de nacimiento por múltiples motivos. Cuba no es la excepción. 
 Quienes están en la isla quieren vivir mejor. Protestan y salen a las calles cuando tienen problemas concretos, como la falta de energía eléctrica. No son extraterrestres y protestan. Es lógico que lo hagan e interpelen a sus autoridades. La gran diferencia con otros países de la región es que no hay cientos o miles de muertos por la represión. 
 En Cuba, desde 1959 no hubo nada parecido a la matanza de estudiantes en Tlatelolco (México) en 1968, o los asesinatos en las cárceles de Ecuador que se cobraron cientos de vidas en los últimos años. Y ni que hablar de las masacres cometidas por las dictaduras argentinas, chilenas, guatemaltecas o salvadoreñas en el pasado reciente, para nombrar solo alguna de ellas. 
 Es más, Cuba probablemente sea el país más seguro para caminar por las calles a cualquier hora. El tema de la “inseguridad” -esto es, el peligro de ser asaltado y asesinado en las calles- no es una de las principales preocupaciones diarias como sí lo es en la mayoría de los países de América. De toda América. 
 No es el paraíso, pero no viven con el corazón en la boca cada vez que salen a las calles como sucede en San Pablo, Bogotá o Quito. Cualquiera que haya visitado la isla sabe que la comparación es válida. 
 A pesar de los incontables estímulos del consumismo y la habitual voracidad individual por hacerse rico en el capitalismo, en los 66 años de revolución se han dado pasos gigantescos en la educación hacia la solidaridad. Lo que no es poco. Tal vez el ejemplo más notable sea el de sus médicos y médicas trabajando en decenas de países. A veces llegan a los lugares más recónditos, a aquellos que los médicos locales no quieren ir, sea porque no son rentables o porque no están dispuestos a ensuciarse en el barro.
 La disposición a ayudar a otras personas existe, y no es “propaganda” porque es el único país que lo sostiene hace décadas. 
 Cuba está muy lejos de ser el paraíso. La desilusión de muchos es haber anhelado y/o creído que lo fuera. Apenas comenzaron un largo camino lleno de piedras. El gran caricaturista cubano René de la Nuez describe muy bien en su libro “La piedra en el camino” las dudas que se tiene cuando una persona se encuentra frente a una gran piedra que le obstaculiza el paso. 
 Una piedra es un problema. Por eso, dice Nuez, que hay quienes la evaden, quienes se achican, y quienes se atreven a atravesarla a cómo sea. Toda una metáfora para los 66 años de esta Cuba. 

 Observatorio en Comunicación y Democracia (OCD) - Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) | 04/01/2025

Cine: 105 años de “Juan sin ropa”


El cine silente es una parte fundamental de los orígenes y del ulterior desarrollo del séptimo arte. Popularmente, a ese período que va de 1895 a 1928, se lo conoce como cine mudo. Sin embargo, no era “mudo”, porque los personajes en esos filmes expresaban sus mensajes a través de placas de texto distribuidas cada cierta cantidad de fotogramas. Simplemente, era cine “silente”, por el hecho de que esas películas carecían de banda sonora, debido a que aún no se habían desarrollado los medios técnicos para que el público disfrutara de un relato con imagen y sonido. 
 Con los hermanos Lumière como los mayores exponentes del cine documental (que fue la primera expresión cinematográfica, con “La llegada de un tren a la estación de La Ciotat”, de 1895) y Georges Méliès, como el “maestro” del cine ficcional y de efectos especiales, con “Viaje a la Luna”, de 1902, como ejemplo de ello, se puede observar aquel “big bang” del séptimo arte. Fue recién en 1927, con el filme “El cantante de jazz”, que se pudo apreciar el primer largometraje con sonido sincronizado. Y a su vez, la primera vez que se proyectó un film completo en color fue en 1929, con la película “On with the show”. 
 Tomando todos los elementos previos como contexto, podemos ver que “Juan sin ropa”, una película argentina de 1919 de la etapa del cine silente, en la que se puede apreciar un relato que amerita difundirse y conocerse. A principios del siglo pasado, un peón rural se conchaba, mediante una carta que le llega a su casa, en la que alguien conocido le informa de un puesto de trabajo vacante, en un frigorífico para trabajar en la faena vacuna. Antes de partir, se despide de sus padres, en escenas cargadas de dramatismo. Posteriormente, se exhibe el trabajo de los laburantes (Juan incluido) en las distintas partes del circuito productivo que le corresponden a un matarife, en un frigorífico. 
 Luego y fuera del lugar de trabajo, se suceden imágenes de una asamblea en la que Juan interviene, como uno de los oradores. Todo marcha relativamente normal, hasta que una nueva placa de intertítulos, anuncia algo, para espectadores y personajes, que comunica la patronal. “Aviso: debido a la falta de medios de transporte, se suspenden las faenas y se liquidarán los salarios pendientes, con un 20% de rebaja”. Esto da pie a una asamblea masiva del frigorífico, en la que Juan tiene la voz más consciente, resolutiva y organizada, en comparación con otro orador que mocionará dialogar con los patrones, medida que se ve infructuosa. La respuesta insurrecta de los trabajadores, que apedrean las oficinas de los patrones, redunda en el llamado a los aparatos represivos, con quienes los peones llegan a tener enfrentamientos cuerpo a cuerpo. 
 La mayor virtud técnica de esta película es indudablemente su uso del montaje, algo vanguardista para esa época. Esto alcanza su máxima expresión en la escena en que el patrón más joven, en su casa, pisotea hormigas -cuestión ligada a la opresión que realiza sobre los derechos y conquistas de los trabajadores del frigorífico. En el uso del montaje, con contenido obrero, por esos años, se mostró como un maestro Serguéi Eisenstein, con películas como “Octubre”, “El acorazado Potemkin” (en la que destaca la escena de la escalinata, con el cochecito cayendo) o “La huelga” (que es cinco años posterior a “Juan sin ropa” y en la que se ven escenas de faena de vacas y luego, a trabajadores moviéndose con todo hacia la rebelión).
 Esta película está protagonizada por Camila Quiroga, Héctor Quiroga, Julio Escarsela, José De Ángel y José Rubens. En 1927, para su reposición en las salas, se escribió un tango -con música de Antonio Cipolla y letras de Francisco Bastardi- que permitió que nuevos títulos fueron recreados para que el público pueda apreciar el conjunto de la trama que relata la película. Apenas comenzada la exhibición, el filme presenta una placa de texto que describe a “Juan sin ropa” como la “simbolización simbólica del vencedor de Santos Vega”. Esta referencia literaria alude al poema “Santos Vega”, una de las obras cumbres de la literatura argentina, escrito por Rafael Obligado, en 1885.
 De hecho, existe un famoso payador criollo del cual se desconocía casi todo, excepto una leyenda que dio origen a uno de los duelos poéticos y musicales más famosos de la historia argentina. Ese gaucho popular, e idolatrado en “tuitas” las pulperías bonaerenses, era Santos Vega, quien fuera derrotado por un desconocido forastero. Un tal “Juan Sin Ropa”, oriundo de Mendoza, y cuyo verdadero nombre fue: Juan Gualberto Godoy (1793-1864); un enviado del mismísimo “Mandinga” (el diablo) según lo relata la mítica tradición campera nacional.
 Tomando en cuenta estos elementos telúricos, la película “Juan sin ropa” tiene un desenlace con escenas campestres, con bailes folclóricos y otros elementos nacionales, sin ser por ello, un mensaje nacionalista, conservador, ni reaccionario. Esto, por todo el desarrollo centrado en las insurrecciones campesinas, obreras, rebeliones y de enfrentamiento abierto con la patronal, que fueron previas a la última parte ya mencionada. Juan, también tiene un romance con una mujer con conciencia de clase, amante de los animales, hija del patrón de mayor edad, con quien, posteriormente, quedarán interrumpidos los afectos. Ella tiene una mirada proletaria e intercede por los oprimidos, ante su padre y patrón, para apaciguar los ánimos de su afán represivo. Es una mujer “empoderada”, a principios del S. XX, con cierta perspectiva socialista (aun estando comprometida con el patrón más joven), matizada por el melodrama que anuda el hilo del relato. 
 Los contenidos folletinescos son elementos frecuentemente desarrollados en el relato del filme. Sobre ellos, diversas críticas que tuvo “Juan sin ropa” enfatizaron sus cuestionamientos en el melodrama, y hasta hubo alguna que lo hizo desde el ultraizquierdismo, mientras que otras la ensalzan, remarcando su “epicidad proletaria”. A 105 años del estreno de “Juan sin ropa”, dirigida por Georges Benoît, vale la pena verla, disfrutarla, para pasar a la acción revolucionaria. 

 Sergio Escalas
 17/12/2024

Causa Correo Argentino: un fallo a la medida del Grupo Macri


Maqueda, “hoy te convertís en héroe”. 

 Mauricio Macri, el “guardián” de la República, ha sido beneficiado por un fallo de la Corte Suprema de Justicia al traspasarle al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Ciudad de Buenos Aires la revisión de sentencias de la Justicia Nacional. 
 El fallo de la Corte Suprema, rubricado por Rosatti, Lorenzetti y el saliente por jubilación, Maqueda, toma como base la causa que los familiares del artista plástico León Ferrari mantiene con Levinas, que sienta precedente doctrinal, lo que puede y va a ser aprovechado por Macri en la causa Correo Argentino, al poder trasladarla al Poder Judicial de la Ciudad, que está copado por un lobby que le responde políticamente. 
 El último viernes, entre gallos y medianoche, ante la inminente jubilación de Maqueda y con la necesidad de contar con mayoría en la votación, que terminó 3 a 1, el supremo tribunal apresuró la resolución para favorecer al Grupo Macri.

 Antecedente 

El artista plástico León Ferrari, fallecido en 2013, antes de morir le había iniciado una querella penal al periodista y marchand Gabriel Levinas. Ferrari “le había entregado una quincena de obras para que se las exhibiese y a cambio solo fueron devueltas cuatro. Las otras once, se esfumaron.” (Agencia Paco Urondo 13/2/2013) La demanda de los familiares y herederos de Ferrari comenzó por la venta en Francia de once dibujos del artista, que al día de la fecha no han sido abonados por Levinas, quien en el juicio penal declaró que las obras fueron adquiridas, en negro, por “un tal Grumberg” y debido a las irregularidades en la venta no hay más datos del comprador. En su testimonio Levinas aseveró que se gastó el monto recibido por las obras por cuestiones de urgencia relacionados a su salud. En primera y segunda instancias, Levinas recibió espaldarazos que lo hicieron recurrir a una apelación al TSJ “bajo la figura del recurso de inconstitucionalidad, una herramienta diseñada por Raúl Zaffaroni cuando ocupaba una banca como legislador porteño.” (LPO 27/12/24) 

 La Causa Correo Argentino y el enroque del macrismo

 La resolución de caso Ferrari–Levinas le habilita una fuga hacia adelante a Macri en la causa Correo Argentino, por la que debería pagar una deuda millonaria que mantiene desde 2001 con el Estado argentino. La CSJ cierra el año y despide a Maqueda, con una ofrenda a Macri, ya que el fallo habilita a que el expediente por la causa Correo, que se tramita actualmente en el fuero comercial nacional, sea investigada por el TSJ, donde el macrismo hace sentir su influencia. La causa está caratulada como SOCMA AMERICANA S.A., empresa matriz del grupo Macri, que tenía bajo su égida al Correo Argentino y es la que debe hacerse cargo de la quiebra en el caso de que quede firme la resolución. Dos décadas después de que se dé inicio al expediente (2001), la jueza Marta Cirulli realizó la declaración de quiebra que, por apelación, fue suspendida. En 2017, cuando Macri era presidente, la fiscal Gabriela Boquin presentó en la Cámara Comercial las pruebas del entramado con el Estado para licuarle el 98,87 por ciento de la deuda. (Página 12 27/12/2024) La familia Macri, además de no tener intenciones de pagar la millonaria deuda, quiere sacarse de encima las irregularidades que se dieron en el concurso de acreedores, denunciado por la fiscal Boquin, que expuso los mecanismos de vaciamiento que se ejercieron en el Correo Argentino. “Son aspectos determinantes en cuanto a las consecuencias económicas para la extensión de la quiebra a SOCMA. Pero, además, el grupo empresario aspira en otro fuero, si sale ganador, conseguir alguna clase de resarcimiento por la expropiación de la empresa.” (Ídem)
 Macri en el TSJ de CABA juega de local. La pléyade por la que está compuesto el tribunal responde en casi su totalidad al macrismo. El TSJ está integrado por Inés Weinberg, candidata de Macri a la Procuración General, Vivian De Langhe, que se desempeñó como directora del Instituto Superior de Seguridad Pública de la Ciudad, Santiago Otamendi, ex viceministro durante la gestión de Garavano y al staff lo completan el juez Luis Lozano, afín al macrismo, y la jueza Alicia Ruiz, la única no alineada. 
 El escandaloso fallo regalado por la Corte Suprema no fue avalado con su firma por Carlos Rosenkrants, cercano a Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, hasta hace poco prófugo de la justicia e ideólogo de los decretos que impusieron a los integrantes de la Corte Suprema durante el gobierno de Macri. Para Rosenkrantz “el TSJ de la Ciudad no tiene competencia para revisar una sentencia dictada por la Cámara de Apelaciones en lo Civil, ni la Comercial, ni otra del fuero ordinario nacional.” (Idem) El enroque del macrismo implicaría, según Rosenkrantz, un cambio institucional de gran envergadura del sistema federal de justicia, ya que “ningún tribunal tiene la facultad de asignar de manera directa, ni siquiera de modo transitorio, las competencias propias de un tribunal nacional a uno local, alterando las disposiciones procesales.” (Ídem) En síntesis, para Rosenkrantz, en esta causa los movimientos judiciales rozan la inconstitucionalidad. 
 Así las cosas, la Corte Suprema de Justicia se erige como árbitro de la crisis de régimen. Una caída en desgracia en términos económicos del Grupo Macri, se traduciría en un desplome político del ya resquebrajado macrismo, que está siendo torpedeado por Milei en todas sus líneas. 

 Lucas Giannetti 
 30/12/2024

sábado, enero 04, 2025

2025: los desafíos de Milei y los de la clase obrera


Ataques de fondo contra la clase trabajadora. 

Que Milei ha ganado el centro de la escena política nacional no caben dudas. Que se inscribe en la saga internacional de ultraderechas de Trump, Meloni, Bolsonaro o Le Penn, menos. Que todos ellos se basan o intentan basarse en regímenes fuertes, de poder personal y atropello de las instituciones de la democracia formal capitalista, tampoco. Sin dudas, la crisis mundial los engendra para mejor descargarla sobre las masas. Milei no es la excepción, pero su proyecto bonapartista de derecha es sui generis y caracterizar sus rasgos y contradicciones importa mucho para quienes construimos una corriente obrera y socialista llamada a ser su enemiga mortal. Por lo pronto, Milei mismo entiende que somos ese tipo de enemigo si observamos que ha puesto al Polo Obrero y una docena de sus militantes y dirigentes en la primera línea de su política de represión y persecución política y judicial. 
 Nos adelantamos a cualquier debate sobre su bonapartismo, muy diferente al de Perón del ’45 que pendulaba entre dos gigantes, el imperialismo y la clase obrera, con concesiones a una y otra orilla, típico de los movimientos nacionalistas de la época. Este bonapartismo o semibonapartismo de derecha se eleva por encima de las fracciones capitalistas para acometer tareas de fondo contra la clase trabajadora, sus condiciones sociales y conquistas democráticas, mientras gobierna por encima de las distintas fracciones capitalistas con claro predominio de los intereses del capital financiero, lo cual inevitablemente acumulará contradicciones más o menos explosivas en su propio frente de clase.

 Fortalezas y debilidades 

El relativo fortalecimiento con el que terminó su primer año de mandato no proviene de las fuerzas del cielo sino de haber logrado asestar fuertes golpes a las masas trabajadoras aplicando un ajuste criminal. Y eso fue posible ante todo por el cerrado apoyo del imperialismo y el “tout” de la burguesía nacional; en segundo lugar, por el default completo de la oposición política tradicional; y en tercer lugar, lo más relevante, porque las luchas de los trabajadores, habiendo sido importantes, no estuvieron a la altura de superar los bloqueos de la burocracia sindical y social. 
 Milei está buscando formatear una nueva versión de la democracia argentina que a su turno significará una reforma constitucional, si antes las cosas no vuelan por los aires. Ha gobernado con los decretazos y los vetos, por la Ley Bases que le aprobó la oposición más próxima y le hizo pasar el peronismo, al tiempo que le permiten gobernar sin presupuesto: la ley de leyes es el dedo de Milei. Pero aún en los peores momentos no se animó a convocar un plebiscito por miedo a perdelo. Entonces ahora, trabajosamente, busca una reforma política y electoral de tipo completamente reaccionaria, que privatiza del todo la política haciéndola más casta de lo que fue nunca, busca borrar a la izquierda del mapa político con pisos y requisitos, y mediante la eliminación de las Paso pondría muy incómoda a la fragmentada representación política patronal. Ya logró meter la boleta única de papel para debilitar a los aparatos, que Milei no tiene. Pero como parche que es tiene el efecto no deseado de separar todas las elecciones en la medida que en cada provincia rige un sistema electoral distinto, desdoblen o no las fechas. Ese escenario transicional complica el arrastre nacional del “bonaparte” en construcción, más aún en elecciones intermedias. 
 Por otro lado Milei ha destruido al macrismo más que a nadie, aunque peronistas y radicales se dividan en pedacitos. Todos se han adaptado a su agenda y los más próximos tienen la disolución más acentuada: Milei se está quedando con la base de la centroderecha macrista. Hasta se especula que Bullrich pudiera ser su candidata a senadora por la capital. Resulta difícil pensar que los carpetazos de alto voltaje contra Ritondo y Santilli y sus propiedades en el exterior mediante sociedades off shore no provengan del manejo de los aparatos de inteligencia, a los que además sumaron a Kravetz, figura del gabinete de Jorge Macri. La compra del senador Kueider, como antes de la senadora Crexell, son testimonio de la inescrupulosidad y corruptela del propio régimen de Milei. Muy ilustrativo para los trabajadores, porque la corrupción es inherente a un sistema social que no reconoce “ética” alguna en ninguna de sus fuerzas políticas, algo que no pudo o no quiso comprender el desaparecido periodista Jorge Lanata que hizo su fama con los casos más sonados. No hay Estado barato y sin coimas que no sea el de los trabajadores, bajo control de los propios trabajadores. Como lo demuestra la “limitación” de las dietas de los senadores a 7,8 millones de pesos. Las debilidades del discurso de Milei surgen de su arma más preciada: de la denunciada casta que tiene metida hasta la médula, al punto que acusa de agente de la casta a su segunda, Villarruel. 
 Por ahora no pudo llamar a extraordinarias para aprobar las reformas electorales. Probablemente nombre como jueces de la Corte a Lijo y Mansilla “en comisión”, por decreto. Todo está políticamente atado con alambre lo que hace al régimen político más dependiente de los “éxitos macroeconómicos”, que por ahora no pasaron por los domicilios “microeconómicos” de por lo menos 40 millones de argentinos. Conviene ver cómo andan esos éxitos. 

El fantasma de la devaluación 

La gran victoria mileísta de moderar la inflación se consiguió con una caída del PBI en 2024 del 6%, si descontamos la sequía del 2023. A su vez el gasto público fue reducido en un 27% real, de lo cual jubilaciones es la cuarta parte, le siguen la suspensión de la obra pública, la pérdida del 59% del poder adquisitivo del ex Potenciar Trabajo, la caída del 16% real de los salarios estatales, la rebaja de subsidios debido a los tarifazos de servicios y transporte, y así de corrido. O sea, se moderaron los precios demoliendo el mercado interno; veremos en otro contexto qué pasa. Porque la recaudación cayó como consecuencia de la recesión y el endeudamiento creció en 100.000 millones de dólares, desnudando la maniobra del despeje “mágico” del pasivo del Banco Central y poniendo un interrogante en la sostenibilidad del superávit fiscal primario. Si sumamos las deudas provinciales y las privadas, el cuadro de endeudamiento es crítico. 
 Aún así la miradas críticas del propio FMI y otros popes de la economía capitalista, como Cavallo o Melconián, están en la apreciación del peso que crece día a día. En un contexto en el que Brasil, el gran socio comercial, devaluó más de un 25% en 2024; en el que la asunción del proteccionista Trump, decidido a fortalecer el dólar, puede disparar inflación y proceder a un aumento de la tasa de interés norteamericana para contenerla. Eso puede acelerar el fin de la jugosísima bicicleta financiera de Caputo –carry trade- que rindió hasta un 60% entre noviembre 2023 y diciembre 2024. Algunos como Toyota se empezaron a ir y produjeron una minicorrida cambiaria la semana de Navidad. 
 En estos días tres pulpos del agro -Surcos, Los Grobo y Agrofina- defaultearon obligaciones de deuda. Por cifras menores, pero que podrían ser la punta de un iceberg en la medida que los precios internacionales se derrumbaron, no hubo la proclamada baja de retenciones y el dólar se retrasa. Primero la deuda, contesta Milei. Un CEO de Techint se quejó por el precio del dólar. El fantasma de la devaluación produce sudor frío, que disimulan Caputo y compañía, por eso en medio de reservas fuertemente negativas han encanutado 6.000 millones de dólares para asegurar el pago de capital e intereses al menos hasta julio, buscando tirar hasta las elecciones. ¿Llegan? ¿Y después? Las importaciones del dólar barato están agravando la crisis industrial, y la balanza turística se dio vuelta. La crisis mundial, su guerra comercial y de monedas –y las guerras- operan en la vulnerabilidad total del esquema adoptado. Suplican fondos al FMI y a la banca para que les financien, ya no digamos la salida del cepo sino al menos cierto bimonetarismo y llegar a octubre. 
 Hay que llevar a los trabajadores la compresión de las contradicciones de Milei y su régimen, porque la salida capitalista a todas ellas es ir por reformas antiobreras más profundas en lo laboral, en lo previsional, en el esquema tarifario e impositivo, y por ello mismo contra los derechos democráticos conquistados.

 El desafío de los trabajadores

 La “sabia” dirigencia sindical peronista, “astuta negociadora” con todos los gobiernos según el periodismo vulgar, no pega una. Milei y su régimen de extorsión se los está llevando puestos, aunque los más perjudicados sean los trabajadores que dicen representar, por supuesto. Camioneros acaba de hocicar sin lucha en una paritaria de 5% de diciembre a febrero, contra el 15% que pedía. La bonificación anual de $600 mil se cobrará en cuatro cuotas, lo cual sólo disimula la pequeñez de los aumentos. A la obra social le irán $16.000 mensuales por trabajador, que indudablemente las patronales descontaron del salario. O sea que el moyanismo que marcaba los topes salariales no escritos con Cristina, con Macri y con Alberto, los marca también con Milei. Entre los movimientos sociales, el Evita se borró de toda lucha hacia el fin de año, y la CCC y otros levantaron el corte previsto en La Matanza que sólo sostuvo el Frente de Lucha Piquetero. En ese cuadro la movida del 5 de diciembre de las CTAs y pocos más fue para cerrar el año marcando el paso, no para canalizar la enorme bronca que recorre a la abrumadora mayoría de los trabajadores contra Milei. 
 Las grandes luchas de 2024, la huelga docente neuquina, el misionerazo, el levantamiento universitario, las luchas piqueteras y otras más puntuales como el Garrahan, los jubilados o las batallas del Neumático, han sido aisladas por la burocracia sindical. El peronismo sindical, de los Daer hasta las CTAs, como las direcciones de los movimientos sociales integradas a UxP, han sido finos actores para evitar un curso ascendente que pusiera en debate la huelga general contra las medidas del gobierno. Ellos ponen por delante una “democracia”, que hoy es de infantería, y la recomposición de un peronismo que comparte agenda capitalista de fondo. 
 El empeño del Partido Obrero se expresa en la consigna “Fuera Milei” porque es un grito de lucha en la calles, de organización en los lugares de trabajo y estudio, en los barrios. Es un llamado a reagrupar a la vanguardia obrera para abrir un curso de lucha y debatir un programa de salida de los trabajadores. Por ello insistiremos en este 2025 en la realización de un congreso del Frente de Izquierda, más que nunca. Cualquier progreso -incluso electoral- será posible si contribuimos a enfrentar al régimen en todos los planos de la lucha de clases. Es Milei o los trabajadores. Tenemos que estar a la altura. 

 Néstor Pitrola

Año nuevo, ¿bici nueva?


Toyota, Los Grobo y el carry trade. 

 Los últimos días de 2024 mostraron que los “grandes éxitos” del gobierno en la estabilización de la inflación y la economía tienen unos cimientos un poco precarios. La suba de los dólares paralelos, unos defaults de empresas de agronegocios y sobre todo la pérdida de reservas del Banco Central hicieron que se colara en los brindis de fin de año de los hombres de negocios una inquietud sobre la capacidad de Milei y Caputo de mantener el veranito cambiario a fuerza de bicicleta financiera.
 Un episodio en particular ganó la atención del mercado. El mismo día en que el Banco Central comunicaba sus planes para avanzar este 2025 hacia la prometida “competencia de monedas” y los pasos necesarios para remover el cepo cambiario, tuvo que vender nada menos que 600 millones de dólares de sus reservas. Fue para satisfacer la demanda de divisas generada por el desarme de posiciones de algunos de los grandes capitalistas que se bajaron del carry trade.
 El carry trade es la bicicleta financiera que, gracias a la apreciación de peso, ofrece ganancias en dólares difíciles de igualar en el mundo. Los problemas que eso genera los analizamos en un artículo reciente. Para lo que vamos a ver ahora, el punto es el siguiente: como eso se sostiene exclusivamente porque el cepo cambiario permite al gobierno fijar una tasa de devaluación menor a la inflación, la suba de los dólares paralelos en las semanas previas ya había encendido alertas y el gobierno venía rifando bonos para contener la brecha cambiaria. Pero la cosa se puso más peluda, y en total en la semana navideña perdió 800 millones de dólares, además de rematar 870 millones en bonos para contener las cotizaciones financieras.
 Los ruidos empezaron cuando el gobierno anunció una baja de las tasas de interés, que ocasionó un alza del dólar blue. Sumado a la presión devaluatoria que genera la caída del real en Brasil y la perspectiva de mayor encarecimiento de la moneda norteamericana a nivel internacional, hizo que algunos desarmen sus posiciones para evitar pérdidas. Las malas lenguas señalaron a Toyota y otras automotrices. 

 Como pompas de jabón 

Hay en juego una burbuja gigantesca. Es que el veranito financiero se sostiene porque crece la oferta de dólares en el mercado cambiario. Además del blanqueo, esos billetes vienen de las empresas que venden dólares para ponerse a lucrar con la tasa en pesos: los exportadores anticipan la liquidación, los importadores demoran los pagos, las empresas que pueden se endeudan con los bancos en moneda extranjera y las que no -porque no exportan- emiten obligaciones negociables en dólares. Detrás del festejo por las bajas tasas de interés que están consiguiendo se evidencia que es solamente para meter la guita en el carry trade, no para inversión (que acumuló entre enero y noviembre una caída del 17,1%, según la consultora Orlando Ferreres). 
 Que la versión que circuló haya responsabilizado a Toyota por la corrida es indicativo de un problema que puede volverse bastante grande. Es que en un año, entre mediados de 2023 y de 2024 (último informe disponible del BCRA), las automotrices duplicaron su deuda externa privada hasta superar los 10.000 millones de dólares. Son multinacionales que se endeudan con sus casas matrices en el extranjero solo para ponerse a facturar con la timba financiera, como se ve si comparamos los datos de Adefa (la cámara patronal de fabricantes de automóviles) que muestran que la producción cayó 17% de un año a otro y apenas se utiliza poco más de la mitad de la capacidad instalada de la industria. 
 Lo dicho prueba de que nada de lo que ganaron las automotrices con los Bopreales, la remoción del impuesto País, o la baja en los derechos de exportación tuvo como destino una reactivación productiva. Para 2025 Toyota espera incrementar la cantidad de unidades fabricadas… pero con 180 operarios menos. Ni las exenciones impositivas al capital ni la reforma laboral derraman ventajas para los trabajadores. Lo que atenta contra la competitividad de la industria argentina es el “costo empresario” de este régimen de saqueo. 
 Para dimensionar, la deuda externa privada supera ya los 100.000 millones de dólares y más de la mitad corresponde a préstamos entre empresas del mismo grupo. Este endeudamiento en moneda dura por parte de las multinacionales es uno de los pasivos del Banco Central que traba la posibilidad de levantar el cepo cambiario sin provocar una estampida al dólar, ante la demanda para girar al exterior dividendos “adeudados” (que se estiman en más de 8.000 millones de dólares) y cancelar estas deudas intragrupo cuando el tipo de cambio todavía está barato. 

 Pagadiós 

Otro incidente que captó las miradas fue la decisión de Los Grobo y otras firmas de los agronegocios de incumplir el pago de algunos vencimientos en dólares. No son sumas importantes, pero revelan la intención de reestructurar sus deudas ante situaciones de “iliquidez”. Si bien no estamos ante una oleada de quebrantos, en el sector aseguran que es el retrato de un cuadro más general. 
 Empresas del grupo Grobocopatel y la compañía de agroquímicos Surcos defaultearon el pago de pagarés bursátiles, que son un mecanismo de endeudamiento prácticamente sin control alguno ni relación con la capitalización real de las compañías. Una consultora especializada en el mundo de los pooles de siembra afirmó que estos incumplimientos son la punta de un iceberg, porque “muchas empresas tomaron estrategias de expansión basándose en el apalancamiento” pero ahora vinieron “tiempos de bajos márgenes, tasas positivas y costos en dólares crecientes”, debido a la apreciación del peso y la caída en los precios internacionales de las comoditties (La Nación, 29/12). 
 Si el endeudamiento intragrupo fue uno de los mecanismos de las multinacionales para burlar el cepo, los pagarés bursátiles fueron una forma fácil de financiamiento en dólares para las firmas locales. Según estimaciones privadas, lo que los fondos comunes de inversión tienen colocado en estos instrumentos supera los 830.000 millones de pesos (El Cronista, 2/1). La Comisión Nacional de Valores “libertaria” se apuró a emitir nuevas regulaciones para aminorar la inquietud del mercado. 
 Estos defaults sirvieron también para que muchos sojeros renovaran sus reclamos al gobierno para que avance en la prometida rebaja en los impuestos a la exportación, ante el rechazo oficial a proceder a una nueva devaluación. Hasta el momento, Milei y Caputo siguen haciendo oídos sordos. Esto desnuda que el cepo cambiario y las retenciones no eran una ceguera distorsiva del intervencionismo kichnerista, sino una necesidad para honrar el pago de la deuda externa impagable. El Estado argentino, en última instancia, actúa como el garante último de todo este ciclo de saqueo por el capital imperialista. 

 Una más, y no jodemos más 

En el gobierno descuentan que la bicicleta financiera puede seguir girando, aunque sea hasta las elecciones legislativas. Es probable, pero incluso si lo logra los costos serán cada vez mayores. Las Lecaps emitidas por el Tesoro y que sustentaron el carry trade, ofreciendo un rendimiento del 70% en dólares, acumularon en medio año 16 billones de pesos en intereses capitalizados (unas siete veces el superávit financiero de 2024 tan celebrado por Milei). 
 A favor del entusiasmo libertario tenemos que los capitalistas siguen pedaleando. Tanto es así que, para ampliar las posibilidades de la timba, los bancos privados de capitales nacionales nucleados en Adeba salieron a pedir un cambio en la normativa que les permita reducir los encajes bancarios (porción de los depósitos que queda inmovilizada en el BCRA como garantía a los ahorristas) y agrandar así los fondos que pueden prestar a sus clientes. También reclaman que se los habilite a prestar dólares a empresas que solo facturan en pesos, es decir que no exportan. 
 Los bancos extranjeros no se solidarizaron con estos pedidos. Son partidarios de sostener las regulaciones preventivas -instauradas después del recordado corralito de 2001-, y evitar así modificaciones perjudiciales en la calificación de las aseguradoras internacionales por un mayor riesgo para los inversionistas. 
 En el gobierno los desestimaron, como era cantado: los encajes son una parte sustancial de las reservas brutas del Banco Central, de las que echan mano para intervenir en el mercado cambiario. Es que las reservas netas siguen en terreno negativo, lo que explica que el riesgo país siga siendo alto incluso a pesar que el Tesoro haya anunciado que ya compró las divisas necesarias para pagar buena parte de los vencimientos del año. 
 Este tironeo da la pauta de los riesgos ocultos de todo el esquema. Si efectivamente se desarma la bicicleta y se genera una corrida, los alcances pueden ser más profundos que una devaluación forzada y un nuevo shock inflacionario. Los fondos del blanqueo pueden retirarse con un simple clic, y de hecho ya salieron casi 3.000 millones de dólares. A eso se agrega que los bancos pueden sacarse de encima las Lefi en cualquier momento y el BCRA está obligado a comprarlas (son las letras emitidas en reemplazo de las Leliq, que como vemos no desarmaron el pasivo). En conclusión: el “ajuste más grande de la historia” no despejó las posibilidades de que terminemos otra vez en una hiperinflación y a las puertas de un default. 
 Con este panorama, ¿cuál es la apuesta del gobierno y los capitalistas? Un nuevo préstamo del FMI o de fondos de inversión. Eso puede inyectar sobrevida para sostener la rueda girando, pero no resuelve ningún problema de fondo. Milei lo sabe, si recordamos que en campaña electoral acusaba a Caputo de haberse “fumado” 15.000 millones de dólares del BCRA financiando el desarme de posiciones de los que se bajaban del carry trade durante el mandato de Macri. El megacrédito del Fondo Monetario se fue así en financiar la fuga de los capitalistas, mientras nosotros seguimos pagando la cuenta. 
 Como en una espiral descendente, si se vuelve a repetir una estampida cambiaria nos dejaría ahora en peores condiciones que la crisis anterior. Solo si derrotamos el plan de guerra de Milei contra los trabajadores podemos salir de este laberinto, poniendo fin a todo este régimen de saqueo capitalista de la Argentina mediante la nacionalización de la banca y del comercio exterior bajo control obrero. 

 Iván Hirsch

Qué vivan los militantes


Acerca de una Cruzada de Jorge Lanata 

 En un artículo para Clarín (7/2), el periodista Jorge Lanata aprovecha la construcción paraestatal de las agrupaciones kirchneristas, para emprender un ataque contra la militancia ‘tout court’. Es así que, luego de zamarrearlas, sorprende con el dislate de que “a lo largo de los últimos cien años, el ‘pensamiento’ de los ‘cuadros’ no ha variado”, como si desde el siglo que va de la Revolución del ’90, Argentina no hubiera asistido a transformaciones enormes impulsadas por partidos y militantes de las más diversas corrientes del pensamiento político. La militancia ha sido la levadura de las transformaciones históricas que protagonizaron las grandes masas desde el fondo de la historia. En los pupitres de la primaria, cualquier argentinito aprendió que French y Beruti agitaban al pobrerío en mayo de 1810 para voltear al virrey, o sea que pensaban y actuaban como militantes, y que Moreno era un militante como Castelli (conspirador nato), además de fundador de La Gazeta -una prensa militante. La prensa militante o de partido fue la primera forma del periodismo, mucho antes de que se transformara en un medio de comunicación mediocre, manejado por corporaciones capitalistas. Hasta el día de hoy, nadie ha logrado superar la calidad de la Neue Rheinische Zeitung (Nueva Gaceta Renana), que dirigía Karl Marx. Ni la de sus artículos militantes en el New York Tribune. ¿Puede alguien disputar que León Trotsky fue el mejor corresponsal en la cobertura de la guerra de los Balcanes de 1912/3? Rodolfo Walsh no fue un escritor excelente “a pesar” de ser un militante, como alega Lanata -su labor en el periódico de la CGT de los Argentinos, en 1967, demuestra lo contrario. Lo mismo vale para Jorge Masetti y Rogelio García Lupo en la dirección de la agencia cubana Prensa Latina -antes de que cayera bajo el control del stalinismo. 
 Lanata ironiza con indisimulada satisfacción cuando interroga al lector: “¿se imaginan un ‘modo de pensar militante’”? Es cierto, se necesita desarrollar algún grado de imaginación para desarrollar un pensamiento político de ese nivel; no podría lograrse desde el sentido común. Marx usaba un vocablo griego para designar ese “modo de pensar”: praxis -la unión de la teoría y la práctica. Es un método que no emana de la rutina cotidiana, que es repetitiva. Es que no se trata de interpretar el mundo, decía el renano comunista, sino de transformarlo. El pensamiento militante funda la práctica en la teoría y ésta en el estudio de la experiencia histórica, y la somete a los resultados de la acción. Es la forma más elevada del desarrollo de la dialéctica desde los griegos -mucho antes de que apareciera la obsesión ‘sui generis’ de Lanata por La Cámpora. 
 Ignorando a Marx, Mariano Moreno, León Trotsky, al francés Marat, Sarmiento, Walsh, García Márquez, Lanata asegura que “el periodista tiene preguntas y el militante respuestas”. ¿Será por eso que los periodistas entrevistan a los militantes? “El periodista duda -se exalta Lanata- y el militante mantiene su fe”. Pero The New York Times, el emblema del “periodismo democrático”, no vaciló en avalar las mentiras de Bush para invadir Irak (disimulando sus certezas en contrario) y terminar provocando la mayor catástrofe humana desde la segunda guerra. “No questions”. 
 ¿Qué pregunta se hizo el mismo Lanata para mofarse de la afirmación militante de que “el gobierno mundial está manejado por una pequeña camarilla que sólo representa sus propios intereses”, justo ahora cuando emerge a la luz que los cinco bancos que establecen la tasa de interés de referencia internacional (Libor), la manipularon en su beneficio durante toda la incubación de la crisis hipotecaria que desató la bancarrota capitalista que está en curso? 
 Lanata está ostensiblemente confundido. El periodista de investigación duda de sus fuentes, verifica la información, hace controles cruzados. No es, sin embargo, lo que hacen las grandes corporaciones, como la de Rupert Murdoch, ni la prensa empresarial de Argentina -y esto no solamente bajo la dictadura. Cuando los medios de comunicación presentan una lucha por la democracia en los sindicatos como una “pelea intergremial”, ¿no son acaso conscientes de que falsifican la realidad para desprestigiar a los militantes obreros -quienes, de paso, no viven del dinero de los sindicatos? ¿O cuando intoxican a los usuarios con interminables culebrones, pero no tienen el menor espacio para informar sobre la realidad en las fábricas o las barriadas obreras? Ahora mismo hay una cacofonía universal para defender la inevitabilidad del tarifazo y la devaluación, pero ningún reclamo para investigar y llevar a los tribunales y a la cárcel a los acaparadores de soja y a los operadores del mercado de futuro de divisas, que han operado contra la moneda nacional juntamente con el gobierno K y se van a embolsar ahora decenas de miles de millones de pesos, que pagará el denostado ‘pueblo’ argentino. 
 La duda del militante se distingue, sin embargo, de la del periodista que no es militante en que no se trata solamente del procedimiento empírico de cotejo de datos y fuentes, pues va más allá: es un método aplicado a la historia, que se interroga, a través del estudio y la práctica, acerca de la validez y la pertinencia de sus propias premisas. La duda se integra como parte del método de la crítica. No debe confundirse con autocrítica, que identifica al error con la culpa y por eso es una creación de la Inquisición española refinada por el stalinismo.
 Lanata roza la justificación de la dictadura militar cuando avala a un búlgaro que funge de sociólogo, el cual finge interrogarse por los males que nos hubieran asolado si ganaba Montoneros. El búlgaro elige el enemigo que le conviene, esto porque la dictadura se sirvió de la llamada guerrilla como pretexto: en realidad, vino para aplastar a un enorme movimiento de lucha de masas que es anterior a los Montoneros, los cuales no existían cuando irrumpió el Cordobazo con el reclamo de “Un gobierno obrero y popular”. La dictadura de Onganía derrocó al Arturo Illía, no a una formación de combatientes. La cúpula de Montoneros trenzó con los milicos más de una vez, desde el operativo Dorrego, en 1974. Por otro lado, La Cámpora no es la primera creación paraestatal; ¿Lanata se olvidó de la Junta Coordinadora de Alfonsín? Claro que, en aquellos años, el periodismo ‘dubitativo’ apoyaba al gobierno radical. “Coti” Nosiglia, el jefe de aquella banda, siguió operando bajo todos los gobiernos subsiguientes -incluso K. Lanata debería dedicarle un párrafo. En toda su construcción prejuiciosa, Lanata olvida al principal aparato paraestatal -la burocracia de los sindicatos. También relega al olvido a las barras bravas de Macri, Angelici, Santilli, Ritondo y al apaleamiento a los trabajadores del Borda, donde el presidente pretende desarrollar un proyecto inmobiliario con su amigo de toda la vida. 
 Lanata le enchufa a la militancia la masacre de Camboya, cuando fue la militancia revolucionaria la que denunció esa masacre en tiempo real, del mismo modo que lo hizo con las del stalinismo. Lanata no ignora que las condiciones para esa masacre fueron preparadas por la “democracia americana”, que mandó 500.000 soldados a Indochina y roció con napalm a sus pueblos durante cerca de una década. 
 ¿Qué finalidad persigue Lanata cuando amalgama a los luchadores con los verdugos? ¿Cree que la lucha de clases no es un proceso histórico positivo, que despierta a la actividad histórica a las masas mantenidas en la ignorancia y la explotación, e incluso la esclavitud? ¿Está realmente convencido de que no hay mejor cosa que endeudarse por partida doble, so pretexto de la necesidad de arreglar con los buitres, una por 20.000 millones de dólares para pagarles a esos parásitos, y otra por otros 20.000 millones para ‘aprovechar’ las ventajas que supondría esa sangría para ‘retornar’ a los ‘mercados internacionales? La cruzada de Lanata contra la militancia está privada de cualquier fundamento, solamente traduce un prejuicio -precisamente, porque el cruzado y el militante son figuras históricas antagónicas. Lanata se ha destacado, de un modo incuestionable, como el intérprete de una clase media que cree que se encuentra de vuelta de su protagonismo en el Argentinazo. A propósito, fue el mismo Lanata quien dio la pitada inicial de aquellas jornadas, luego de pelearse con D’Elía y Verbitsky, en su programa de 8 a 9, el miércoles 19 de diciembre. Es una clase media fatigada por la crisis y los conflictos, y por la ‘emergencia’ de los doce años que siguieron a aquellos hechos. Macri, de cualquier modo, no le promete un lecho de rosas, a partir del Rodrigazo que ha emprendido. En oposición a la lucha contra esta confiscación, Lanata pretende que pejotistas, burócratas y toda una laya de aprovechados le tienda una mano a Macri, sin importar que haya formado un gobierno integrado por operadores financieros internacionales, especializados, por la profesión, en organizar lavados de dinero, fuga de capitales y evasión impositiva. Repite un discurso de pseudopacificación que es clásico en la historia, desde Platón, luego de la guerra del Peloponeso. Reclama que se vote a favor la derogación de la ley cerrojo y que los sindicatos se comporten en ‘forma razonable’.
 ‘L’esprit du temps’ (macrista) -¿eso es lo que quiere expresar Lanata con su ataque a la militancia y a la revolución? El fracaso de los regímenes bolivarianos, ahora que se cayeron los precios de las materias primas, no habilita, sin embargo, un pronóstico de sosiego. ‘Vide’ la crisis de China y las sospechas de quiebra del Deutsche Bank; el ascenso de la izquierda en las nuevas generaciones. El viejo orden ha caducado, y por eso siembra de cadáveres los mares Egeo y Mediterráneo, y erige muros en las fronteras que la Unión Europea había declarado definitivamente abolidas. 
 Es la hora de la militancia. Independiente, teórico-práctica, consciente y organizada. La política, la forma misma de participación en el interés colectivo, postula a la militancia como su expresión más consecuente y transformadora. 

 Jorge Altamira
 31/12/2024
 Nota publicada en 2016 en www.facebook.com/jorge.altamira.ok/posts/524920817688784:0.

Campaña internacional por la libertad inmediata del pediatra Abu Safiya, director del hospital Kamal Adwan


Israel ejecuta el mayor infanticidio del siglo 

 El viernes pasado el ejército israelí dio el asalto final al hospital Kamal Adwan, de Beit Lahia, en el norte de Gaza, donde se encontraban cientos de personas entre el personal, pacientes y refugiados en el momento del ataque. 
 Entre los detenidos se cuenta el director del hospital, el pediatra Hussam Abu Safiya, una autoridad científica y símbolo de la resistencia palestina contra la brutalidad sionista, a quien Israel acusa de ser “un terrorista de Hamas”. La Organización Mundial de la Salud y una campaña internacional de médicos y trabajadores de salud en todo el mundo reclama su urgente liberación. 
 El hospital, que lleva el nombre de un dirigente de Al Fatah asesinado en 1973, era el único gran centro médico que aún operaba parcialmente en el norte de Gaza. Antes de la invasión sionista, atendía a más de 400.000 personas. 
 Un editorial del diario israelí Haaretz calificó el asalto y destrucción de los hospitales en el norte de Gaza como una parte fundamental de la "limpieza étnica" contra los palestinos y se burló de los intentos del gobierno de Benjamín Netanyahu de justificar la masacre con fotos de dos pistolas y un cuchillo supuestamente encontrados en Kamal Adwan. 
 Hace ya más de 80 días, los médicos del hospital lanzaron un dramático llamamiento a la comunidad internacional para que actuara. Manifestaron un compromiso heroico: ningún médico iba a abandonar el hospital hasta que estuviera garantizado el traslado del último de sus pacientes. 
 Kamal Adwan se ha convertido en un símbolo de resistencia ante la brutalidad de la ofensiva israelí. Durante 80 días, drones, tanques y francotiradores fueron arrasando con servicios enteros, incluida la terapia intensiva y quemaron exprofeso los archivos médicos. 
 “Estamos siendo asesinados a diario en el hospital y enfrentamos bombardeos directos sin previo aviso. No tenemos electricidad, agua ni oxígeno”, dijo el 15 de diciembre Abu Safiya. Además, informó haber visto "cientos de cuerpos" esparcidos justo más allá de los terrenos del hospital, con decenas de nuevos heridos que abruman al ya devastado equipo médico. 
 El 23 de diciembre, NBC News volvió a citarlo: "Las balas han penetrado en la unidad de cuidados intensivos, el departamento de maternidad y la sección de cirugía especializada. Utilizan todo tipo de armas, incluyendo disparos de francotiradores, proyectiles de tanques y drones para atacar la sala de neonatología, la maternidad y otros departamentos." 
 El jueves, Safiya publicó en X un doloroso mensaje: “Hay aproximadamente 50 mártires, entre ellos tres miembros del personal médico, bajo los escombros de un edificio frente al hospital tras el bombardeo de aviones de guerra”. Y siguió: “Ahmad Samour, pediatra, trabajaba en el hospital y salió a la torre donde vive con su familia. El ejército bombardeó la torre. En cuanto a Israa, la técnica de laboratorio, fue a llevar comida a su padre y a su hermano que viven en el mismo edificio. Cuando Fares, el técnico de mantenimiento, vio la escena, corrió a intentar ayudarla. Los aviones también le apuntaron a él, lo que provocó el martirio de los tres, junto con más de 50 miembros de nuestro personal bajo los escombros”, describió. 
 El viernes, los israelíes incendiaron múltiples secciones del hospital, ubicado en el norte de Gaza, mientras evacuaban por la fuerza las instalaciones. 
 El domingo, un comunicado del ejército sionista informó que de los 940 palestinos que pasaron por un puesto de control del ejército frente al hospital, 240 fueron detenidos por ser presuntos miembros de grupos terroristas. En total, unos 600 civiles y otros 95 pacientes, cuidadores y varias decenas de médicos habrían sido evacuados con destino desconocido. 
 Las trabajadoras del hospital denunciaron que los soldados las obligaron a desnudarse y que las golpearon si se negaban.
 Recién el lunes, la CNN informó que Abu Safiya y medio centenar de médicos “habían sido trasladado a la tristemente célebre prisión de Sde Teiman”, conocida por someter a sus prisioneros a todo tipo de torturas con el beneplácito del gabinete de Netanyahu, que llamó héroes nacionales a los asesinos y a los torturadores.
 “Los hospitales de Gaza se han convertido de nuevo en campos de batalla y el sistema de salud está gravemente amenazado”, escribió en X el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Y agregó que los pacientes en estado crítico de Kamal Adwan habían sido trasladados al Hospital Indonesio, “que a su vez está fuera de servicio”. 
 El asedio a Kamal Adwan fue sistemático. El 25 de octubre, el ejército israelí bombardearon el tercer piso del hospital, destruyendo el generador de oxígeno, lo que provocó la muerte de dos recién nacidos en la unidad de cuidados intensivos. Poco después, las tropas israelíes invadieron el hospital, sacaron a los pacientes de sus camas y los concentraron en el patio central, mientras arrestaban a cientos de personas, incluidos casi todos los médicos. 
 Abu Safiya fue detenido e interrogado, pero se plantó ante los invasores y se negó a evacuar a los pacientes. En represalia, Israel asesinó con un dron a su hijo de 15 años, quien, junto con su familia, se refugiaba en las instalaciones del hospital, como cientos de otros palestinos desplazados.
 “Me negué a abandonar el hospital y a sacrificar a mis pacientes, así que el ejército me castigó matando a mi hijo. Lo vi morir en la puerta de entrada, fue un gran shock. Le encontré una tumba cerca de uno de los muros del hospital, para que pudiera estar cerca de mí”, dijo entonces.
 Israel está ejecutando el infanticidio más brutal del siglo. Abu Safiya es un pediatra que se levantó contra los asesinos de niños. A los miles de niños asesinados y mutilados por las bombas sionistas. A las decenas de niños que han muerto de hambre, se suman ahora las lluvias y el frío. Solo ayer murieron congelados tres bebés. El hermano gemelo de uno de ellos tiene daños cerebrales irreversible por el frío. Su madre “dijo que había hecho todo lo posible, pero que necesitaba más ayuda”. “Lo envolví en muchas capas, pero fue en vano. No hay ningún lugar protegido. No hay calefacción. No hay ropa ni mantas suficientes” (NYT 31/12). 
 La Oxford Union, una reconocida sociedad de debate estudiantil de Oxford, celebró el jueves 28 de noviembre un acalorado debate que resultó en la aprobación de la moción que considera a Israel como un Estado de apartheid responsable de genocidio, con una abrumadora mayoría de 278 votos a favor y de 59 en contra.
 La poeta palestina Susan Abulhawa fue una de las oradoras. Terminó su alegato con las siguientes palabras: “Algún día, su impunidad y arrogancia terminarán. Palestina será libre; recuperará su gloria pluralista, multirreligiosa y multiétnica; restauraremos y ampliaremos los trenes que van de El Cairo a Gaza, a Jerusalén, Haifa, Trípoli, Beirut, Damasco, Ammán, Kuwait, Saná, etc.; acabaremos con la máquina de guerra sionista estadounidense de dominación, expansión, extracción, contaminación y saqueo. …y o bien te irás, o bien finalmente aprenderás a vivir con los demás como iguales”. Más temprano que tarde la clase obrera pedirá cuentas a los infanticidas. 
 Libertad inmediata a Abu Safiya y todos los presos políticos palestinos. 

 Olga Cristóbal 
 31/12/2024

 Notas:

 https://contrahegemoniaweb.com.ar/2024/12/04/palabras-de-susan-abulhawa-en-el-debate-de-oxford-union/