miércoles, diciembre 23, 2009

El Neoliberalismo y nuestros recursos; debemos hacer algo de inmediato


El capitalismo como sistema ha exacerbado en los últimos dos siglos los aspectos mas negativos de la humanidad. En su etapa imperialista ha aportado una cantidad interminable de tecnología que mas se dirige a la guerra que a la preservación de nuestra especie. Basta ver que la mayor parte de artefactos domésticos que se utilizan hoy tienen origen en laboratorios de desarrollo militar.
Al mismo tiempo, se ha llevado adelante una explotación de los recursos naturales, perdiendo el equilibrio entre los que es manejable y la satisfacción general de nuestras necesidades. El nivel de vida de los países industrializados es insostenible si no destruyen cantidades monumentales de nuestros recursos.
La cantidad de hectáreas de bosque que se destruyen, aunque muchas veces ni se utiliza la madera, es monstruosa, mientras que los bosques bajo manejo se producen mas en los países industrializados mismos. El manejo sostenible es una utopía, porque el neoliberalismo deja todo a las fuerzas del mercado, ignorando por completo el hecho de que los recursos, al igual que todo en la naturaleza, son finitos.
Los mas putrefactos vicios se satisfacen a costa de la virtual destrucción de lo que nos queda de planeta. Los tiburones por ejemplo, son pescados en el tercer mundo con brutalidad porque sus aletas poseen un gran “valor comercial”. Taiwán es un importador gigantesco de aletas de tiburón, dizque por sus cualidades afrodisiacas. Una sopa de aletas de tiburón (en realidad es de otra cosa, la aleta es solo un ingrediente), llega a venderse hasta noventa dólares el plato
Por este comercio, llevado a cabo casi por medio de mafias, este pequeño “benefactor” (Taiwán) de los países pobres, presiona económicamente a países en desarrollo, violando sus propios intereses. Hay ejemplos de todo esto en el pacifico centroamericano, en especial en Costa Rica, donde se secan miles de aletas de tiburón al aire libre sin el menor control de las autoridades. Escenarios iguales existen en los otros países del istmo, aunque no existen datos claros sobre la actividad, es posible que esta actividad sea aun peor.
La pesca de tiburón es ilegal, excepto en Honduras, pero las reglas de mercado promueven la captura ilimitada de uno de los depredadores mas altos en la cadena alimenticia provocando daños irreversibles en los ecosistemas marinos del mundo, otra vez, por satisfacer la necesidad de una sopa exótica!
La madera es otro ejemplo claro. Los países pobres “bailan” al son del mercado. Mientras en Honduras los bosques de hoja ancha y las coníferas se dan naturalmente con mucha facilidad, en otros países como Uruguay, Chile, etc. el uso tradicional del suelo ha estado dirigido a otros rubros, generalmente relacionados con la seguridad alimentaria de los pueblos. La dimensión del fenómeno es increíble.
En Honduras se han destruido miles de hectáreas reduciendo la cobertura de bosques a la mitad de su condición en 1970. La reforestación ha quedado reducida a unas pequeñas iniciativas experimentales. Producimos y exportamos productos de madera, sin que esto impacte el empleo y el bienestar de los hondureños, a pesar de que el 79% del suelo es de vocación forestal. Mientras tanto, Chile, sin vocación forestal alguna hasta finales de los setenta fue plantado con coníferas y otras especies por la dictadura pinochetista como parte del proyecto neoliberal para el desarrollo económico, y la forestería se convirtió en uno de los rubros principales de la economía chilena. Otra vez, por su naturaleza, esto no trajo beneficios notables a la población vinculada con estos nuevos bosques, otra vez el neoliberalismo cambiaba la faz de la tierra.
En Uruguay a finales de los ochenta el suelo era primordialmente dedicado al pastoreo de ganado, el 85% de la tierra disponible se dedicaba a alimentar ganado, en un país de gran producción de carne y leche. En los noventa se comenzó un proceso de transformación en el uso del suelo, siguiendo el modelo chileno, y ahora hay bosques donde antes comían las vacas. Ahora se ha puesto una planta de pulpa que ha generado controversia con su vecino y hermano argentino. Los uruguayos no obtuvieron mejoras significativas por este cambio.
El imperio hace cambios a su gusto en el perfil del planeta. Un dato interesante es que una conífera en los países norteños tarda en llegar a su punto de explotación unos 120 años; en Honduras ese tiempo se reduce a 20 años. ¿Porque cambiar lo que naturalmente está diseñado de una manera muy distinta a los intereses del mercado?
La acuicultura es otro de los cambios drásticos en los perfiles de la tierra como la conocemos. Las granjas camaroneras destruyen los ecosistemas que dan lugar a una enorme biodiversidad. Estas empresas en Honduras, por ejemplo, tienen sus cuotas fijas por hasta 10 años, entrando básicamente a mercados cautivos; en esos mismos periodos de 10 años las poblaciones reducen drásticamente sus medios de vida, y aceleran su empobrecimiento.
El caso aquí es bastante simple; ellos destruyen manglares; los manglares son criaderos de peces, moluscos y otras especies; sin su lugar natural de crecimiento, los inventarios se reducen por debajo de sus límites naturales de mortalidad y los pescadores dejan de pescar. Lo peor aun, los patrones de mercado a los que están sujetos los ponen en condiciones de empobrecimiento galopante. Increíble lo que hace el capital, gente que tiene la comida en el mar padece hambre!!!
Se introducen especies extrañas, sin considerar el impacto de estos movimientos. La tilapia es el caso mas claro. La especie se reproduce con rapidez, se alimenta con facilidad y se exporta intensivamente. Pero esta especie es de origen africana, y hoy le quita espacio vital a especies nativas que corren hacia la extinción. Todavía no se ven proyectos acuícolas con especies nativas. ¿Quién toma estas decisiones tan absurdas? ¿Porque? Bueno pues porque el neoliberalismo determina lo que el mercado quiere, y lo saca de donde mas le conviene.
Las autoridades locales pasan a jugar el papel de súbditos de los intereses transnacionales. Se convierten en cajas de resonancia de los discursos de los depredadores. Nos cuentan historias de grandes enriquecimientos en sociedades lejanas gracias a la voluntad de sus gobernantes de aceptar las apocalípticas formulas que les hacen llegar los encargados de negocios de algunas embajadas.
Nos han introducido mitos que rápidamente destruyen nuestras expectativas de alcanzar un mundo mejor. Nos venden al turismo como solución, nos venden la exportación como solución. Ni uno ni otro han traído beneficios directos a los indicadores sensibles de las porciones mas vulnerables de la población, y aun así se invierten cantidades monumentales en Hoteles y en grandes extensiones de productos no tradicionales para la exportación.
Y es que el patrón neoliberal tiene al dinero como un fin, no como un medio. Así la gente que tiene acceso a la tierra enajena la misma para cumplir con la tarea de satisfacer las necesidades de las poblaciones de los países ricos, al tiempo que se elimina del panorama la seguridad alimentaria. Tenemos tanto disponible, pero nuestra ingesta diaria de proteínas, vitaminas, minerales es ultra deficiente.
¿Como podemos seguir en esta vorágine de imposiciones, arbitrariedades y desenfreno neoliberales que nos empobrecen a niveles dramáticos? Esta claro que los recursos disponibles no son correspondientes con las necesidades de los países neoliberales que están obligados a reducir su obsceno nivel de consumismo para que el planeta sea sostenible.
Por nuestra parte surge la necesidad de explicar a los compañeros en las zonas mas recónditas la necesidad de priorizar, dándole preponderancia a la vida misma, y con ello a una convivencia armónica entre los ecosistemas y nosotros. Estas cosas que determinan la ruta de la pobreza que hemos seguido deben ser desenmascaradas a diario y parte de la refundación de nuestras sociedades.
A esta altura muchas especies que nosotros pudimos ver, no podrán ser apreciadas por nuestros hijos y nietos. Debemos evitar que esto siga sucediendo; entender que estos problemas tienen repercusiones en todos los ámbitos de nuestras vidas. El calentamiento global, producido por grandes corporaciones, requiere de medidas importantes, de una cultura diferente.
El consumismo no es el camino del enriquecimiento humano; pensemos en enriquecer nuestro espíritu, y en defender lo que nos pertenece.
Una reflexión a propósito de lo que el neoliberalismo significa para nosotros, esperemos que muchos leamos y propongamos ideas para rectificar el camino. Hoy eso es fundamental.

Ricardo Salgado

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