De acuerdo con fuentes citadas por la publicación The Atlantic, el presidente venezolano estaría dispuesto a dejar el poder si Estados Unidos garantiza su seguridad personal y la de sus principales colaboradores, levanta las recompensas por su captura y facilita un destino de exilio. Otras piezas que encajan en este gran plan de preparar a la población de Venezuela para un cambio de régimen, ha sido la decisión de entregar el Nobel de la Paz a María Corina Machado, que ha alentado siempre toda forma de intervención del imperialismo para apropiarse de Venezuela.
Estos trascendidos se dan al mismo tiempo que el Senado de Estados Unidos rechazó -por 51 votos contra 49- una resolución que había sido presentada por un senador demócrata, destinada a impedir que el presidente Donald Trump emprenda acciones militares contra Venezuela sin aprobación del Congreso.
La concentración militar de Estados Unidos ha sido tan rápida y tan pública, como la autorización pública a la CIA, ventilada a cuatro vientos, para que realice operaciones de inteligencia y sabotaje en Venezuela.
De esta manera los tires y aflojes verbales de Trump -mientras sigue hundiendo barcazas indiscriminadamente y cerca de 70 asesinatos, deja en claro con que baraja un abanico de posibilidades.
No se puede soslayar -además de estos crímenes- la magnitud de la presencia militar en el Caribe y las amenazas bélicas a toda la región. La partida del portaviones Gerald R. Ford del mar Mediterráneo deja a Estados Unidos sin portaaviones operativos en Europa ni en Medio Oriente, algo inusual. Hasta ahora, la nave había encabezado los ejercicios Neptune Strike 2025 de la OTAN en el Mediterráneo y tenía previsto continuar su despliegue europeo hasta fin de año (Escenario Mundial, 10/11).
La decisión marcaría una reorientación estratégica hacia el hemisferio occidental, en línea con la doctrina de “seguridad extendida” impulsada por el secretario de Guerra Pete Hegseth, que prioriza el control de la zona de influencia cercana (ídem).
El Ford tiene una capacidad de vigilancia permanente sobre el Caribe. De todas maneras, Trump encontró un aliado para asentarse, además de sus bases militares en Puerto Rico. Trinidad y Tobago (un país insular clave que se encuentra a sólo 11 kilómetros de la costa venezolana) es el único país del Caricom que se ha puesto a disposición de Estados Unidos y que la semana pasada recibió al buque USS Gravely. Maduro anunció la suspensión de un acuerdo energético bilateral, "ante la amenaza de la primera ministra -Persad-Bissessar- de convertir a Trinidad y Tobago en el portaaviones del imperio estadounidense contra Venezuela".
La medida afecta una serie de proyectos para la explotación conjunta de los yacimientos de gas entre sus fronteras marítimas, incluyendo el llamado Campo Dragón, en el que también participa la petrolera Shell y que contempla la extracción de gas venezolano para su procesamiento en Trinidad y Tobago y su posterior exportación como gas natural licuado. Debido a la reducción de su producción local, Trinidad ha quedado con una gran capacidad ociosa para procesar gas. Esto lo va a tener que suplir con algún acuerdo con Estados Unidos. En este contexto, la primera ministra trinitense ordenó trasladar a unos 200 inmigrantes venezolanos a un centro de detención para ser deportados.
Desde finales de agosto se ha producido un aumento constante del número de soldados estadounidenses en la región. Incluso antes de la llegada del portaaviones Ford-que cuenta con 5.000 efectivos-, se apostaron unos 10.000 militares estadounidenses en el Caribe. También ha enviado bombarderos B-52 y B-1 para realizar misiones frente a la costa de Venezuela. El 160º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales del Ejército, que ejecutó extensas operaciones antiterroristas con helicópteros en Afganistán, Irak y Siria, realizó recientemente lo que el Pentágono dijo que eran ejercicios de entrenamiento frente a la costa venezolana.
En cuanto a los intereses de Chevron, Marco Rubio anuló su licencia para operar en Venezuela. Durante el verano boreal las exportaciones venezolanas a Estados Unidos se han desplomado. Pero una nueva licencia —cuyos detalles se han mantenido confidenciales— impide que la empresa envíe divisas al sistema bancario de Venezuela. Una de las formas de pago es en crudo, que luego es vendido por Venezuela a China, quien le paga con criptomonedas.
Chevron es una de las pocas empresas estadounidenses que evitaron que le confiscaran sus activos en el país sudamericano.
Trump ofrece un trato brutal a los exiliados venezolanos. Mientras María Corina Machado pide bombardeos, el dirigente opositor Henrique Capriles pidió a Estados Unidos rectificar la decisión de revocar el Estatus de Protección Temporal (TPS) para los venezolanos. Cientos de miles de venezolanos perdieron su protección frente a deportaciones en Estados Unidos por decisión del gobierno de Donald Trump y un fallo de la Corte Suprema de Justicia. Mientras, llegaron a Caracas 200 migrantes repatriados desde Estados Unidos, entre ellos trece niños.
En 2021, el gobierno de Joe Biden había designado a Venezuela en el TPS, un programa temporal que permitía a inmigrantes venezolanos vivir y trabajar temporalmente en Estados Unidos, con la excusa de la inestabilidad y la violencia en su país. Este beneficio fue extendido en 2023. Sin embargo, el gobierno de Trump consideró este año que hubo “notables mejoras en varias áreas”, mientras ejercía su deportación extrajudicial.
Los medios de comunicación han vuelto a poner en el centro de las noticias a Venezuela, en una señal de que las operaciones militares del imperialismo en el interior del país, son inminentes.
Aldana González
11/11/2025

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