jueves, septiembre 24, 2009

La resistencia hondureña en pie de lucha


Informe desde Tegucigalpa: a pesar de la brutal represión y del toque de queda

Ante el arribo del depuesto presidente Manuel Zelaya a Honduras, el gobierno golpista endurece su política represiva en todo el país, se mantiene el toque de queda desde el 21 de septiembre, hay dos centros de detención ilegales instalados con cientos de detenidos, hay cortes permanentes de luz y de teléfono, se han saboteado los medios alternativos, canales y radios antigolpistas como Cholusat y Radio Globo están fuera del aire, y Radio Progreso se mantiene por Internet transmitiendo clandestinamente.
El 21/9, tras anunciarse la presencia de Zelaya en la sede de la ONU en Tegucigalpa, cientos de miles de personas en todo el país comenzaron a llegar al lugar para confirmar la noticia. En un par de horas la manifestación rodeada de júbilo era de decenas de miles, que coreaban cánticos y consigas contra los golpistas y en repudio al Ejército, que se encontraba custodiando la protesta.
Al anunciarse que Zelaya se encontraba en la Embajada de Brasil, la multitud se trasladó hacia allá, a unas calles de la sede local de la ONU, con la disposición de respaldarlo y al mismo tiempo se comenzaron a organizar de forma independiente cordones de seguridad con cientos de personas, que hicieron retroceder al Ejército y tomaron el control de la Embajada a 3 calles a la redonda, mientras tanto comenzaban su ruta grandes caravanas desde el interior del país hacia la capital.
Durante el primer día se dieron pocos enfrentamientos en la Embajada y parecía que el régimen golpista discutía qué hacer, hasta que súbitamente se anuncia el toque de queda desde las 4 de la tarde, a partir de lo cual comenzó la represión en masa. Se instalaron en algunas horas cordones policiales para revisar documentación y se dio tiempo a que la población llegara a sus casas en medio de un congestionamiento vial que no terminó hasta la medianoche. Se instalaron retenes militares en las carreteras y accesos a la capital, y fueron detenidos los autobuses y caravanas de la resistencia que pretendían llegar a la embajada de Brasil.
La resistencia de miles de personas mantuvo el control de la Embajada aún con toque de queda durante todo el día y la noche del 21/9, se levantaron carpas y se hicieron fogatas, cantando y coreando consignas, hasta que empezó el desalojo a las 5 de la madrugada del día siguiente.
Durante todo el primer día, la dirección del Frente Nacional de Resistencia tuvo como única política la de llamar a la gente a la Embajada para defender el arribo de Zelaya, y con ello presionar a los golpistas para que le restituyan la presidencia. Asimismo las organizaciones como la Unión Democrática, que desde el interior del Frente mantienen sus candidaturas independientes, veían la llegada de Zelaya como la posibilidad abierta de llegar a las elecciones sin golpe de Estado, pues durante todo el conflicto no han querido plantear el boicot a las elecciones, a la espera de que a última hora volviera Zelaya y éstas se pudiesen realizar. Esta política puso un enorme freno a las acciones de autodefensa contra el toque de queda de la resistencia en la zona para intentar mantener el control de la Embajada, así como en todo el país. Pues ante la posibilidad abierta de que el régimen golpista caiga con la movilización y acción organizada del movimiento de masas, se mantiene como salida la política “de negociación y no violencia”, que “desarma” a la resistencia que se enfrenta heroicamente al Ejército con sus manos y piedras. Recordemos que los llamados a la negociación y al diálogo, como el Plan Arias y las negociaciones respaldadas por Estados Unidos sólo han permitido ganar tiempo a los golpistas para fortalecer su régimen.
Apenas 5 minutos después de la brutal represión en la Embajada, que dejó a decenas de personas desmayadas en la calle en la madrugada, Manuel Zelaya estaba llamando a Roberto Micheletti a sentarse a negociar.
La heroica defensa de la población y la resistencia contra la represión y el toque de queda
A las 4 de la mañana del 22/9 en la Embajada de Brasil se dio un brutal desalojo de la manifestación que pasaba allí la noche. El enorme contingente de más de 30.000 personas resistió durante casi dos horas, mientras policías y militares los atacaban con bombas de gas que desmayaban a la gente, con disparos de bala y de goma y tanquetas con pintura con el objetivo de tomar control de la sede diplomática. Decenas de personas quedaron desmayadas en el piso y los militares pasaron sobre ellas.
Desde ese momento se siguieron lanzando una cantidad impresionante de bombas de gas por las ventanas de la Embajada para obligar a Zelaya a salir de la misma, estando tomadas las casas de alrededor y el control de la zona mantenido por policías y militares especializados. Zelaya tuvo que interrumpir una entrevista para resguardarse en la parte de atrás y respirar por una ventana. Desde la sede se escuchan gritos de ayuda a la población para repeler al Ejército, pero al mismo tiempo Zelaya media hora más tarde de la violenta represión siguió llamando al diálogo a los golpistas. Una centena de personas que resistieron la represión hasta el final en la puerta de la Embajada, hasta el momento de cierre de este artículo se encuentran dentro de la misma, poniendo el cuerpo para proteger a los funcionarios y a Zelaya.
No cesa la ola de denuncias por Internet y a Radio Progreso, que transmite clandestinamente, donde dan cuenta de los heridos, detenidos, desaparecidos. Se han denunciado al menos una decena de personas muertas, una de ellas el dirigente de Sindicato de Trabajadores del Instituto Nacional Agrario.
Pese a la permanencia del toque de queda, han salido a las calles de todas partes del país miles de personas, en una franca rebelión a esta medida y ante el llamado de la resistencia a seguir en pie de lucha. Durante dos noches se han dado duros enfrentamientos, instalando barricadas en muchas colonias. Se han abierto dos centros de detención clandestinos, donde hay cientos de detenidos, muchos de ellos sacados de las casas y de los hospitales, éstos son el Estadio de béisbol Chochi Sosa y el Estadio de fútbol. A éstos no se ha permitido la entrada de abogados ni el paso de alimentos. Entre los detenidos hay mujeres embarazadas y niños. Hombres encapuchados están “cazando” a la gente en las avenidas y alrededores de la Embajada con armas de fuego. En el Hospital Escuela se han presentado al menos 1.000 heridos de bala, muchos de ellos con quemaduras de cigarro. Se han allanado los domicilios en muchas colonias, en el centro y los alrededores, principalmente colonias magisteriales, las más populares y en aquellas donde se resguarda la gente de la resistencia que salió huyendo de la Embajada de Brasil. Los militares entran directamente por la gente o llenan de humo las casas para obligarlos a salir. También se entró al local del Comité de Familiares de Desaparecidos de Honduras, COFADEH, pues este lugar permanecía con las puertas abiertas ofreciendo refugio a la gente. Al ingreso de los militares se destruyó el equipo de radio y se detuvo a decenas de personas, entre ellas a la “abuela de la resistencia”, una mujer de más de 80 años que es una emblemática figura de la resistencia hondureña por haber estado al frente en todas las marchas desde hace 88 días, quien hoy fue liberada.

La autoorganización de la resistencia nos muestra el camino para acabar con los golpistas

Si bien la escalada represiva ha sido impresionante, también lo ha sido la respuesta del movimiento de masas. Se mantienen barricadas en distintos puntos de la ciudad y el día de ayer el repudio al toque de queda en los mismos medios golpistas fue impresionante, que fueron inundados por miles de mensajes rechazando esta medida. Sectores de la población, tras quedarse sin comida en sus casas, saquearon centros comerciales por la noche y se enfrentaron al Ejército con piedras y palos.
La disposición del movimiento de masas a defenderse, la radicalización de la vanguardia, las barricadas, los desafíos al toque de queda, la permanencia del paro magisterial por casi 3 meses y la extensión nacional de la resistencia a pesar de la represión, son los elementos que plantean la posibilidad de que los trabajadores y el pueblo hondureño se planteen la caída de los golpistas desarrollando sus propios métodos de lucha, mediante una huelga general insurreccional que termine con el régimen. Y es que la vía de negociación buscada por Arias y la OEA, así como los llamados a aguantar hacia una solución electoral, sólo han permitido el posicionamiento de los golpistas y su fortalecimiento con sectores de la burguesía nacional. A pesar de esta política, el movimiento de masas tras estos días de movilización y resistencia ha decidido mantenerse en las calles.
El 23/9 el gobierno de Micheletti tuvo que levantar el toque de queda desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde para evitar que continúen los saqueos y relajar un poco la situación. Al mismo tiempo la resistencia convocó a una manifestación que arrancó de la Universidad de Pedagogía con unas 10.000 personas a las 10 de la mañana y fue fuertemente reprimida. La ruta de la marcha pasó por varias colonias que son bastiones de la resistencia y cerca de la Embajada de Brasil, para moralizar y llamar a no rendirse, mucha gente recibía a los manifestantes con gritos y consignas, hasta que pasando por el centro de Tegucigalpa y a unas calles de la Embajada de Brasil fueron reprimidos, el grueso de la manifestación corrió para alejarse del Ejército, mientras aguantaron con palos y piedras cientos de jóvenes intentando repeler las bombas de humo y disparos de bala. Muchos manifestantes se reagruparon en el Parque Central y llegaron camiones de granaderos que los detuvieron, en este momento no se conoce el destino ni la cantidad de detenidos.
Las Fuerzas Armadas han sacado un comunicado diciendo que el Ejército usará las armas y la fuerza extrema en caso de ser necesario. Ante ello es necesario que la resistencia centralice las acciones que hoy ya lleva adelante, las acciones de defensa deben ser coordinadas, planificadas y extendidas en todo el país para frenar la represión con el menor número de muertos posible. La represión de los golpistas exige la formación urgente de comités de autodefensa, en la perspectiva de organizar las milicias obreras, campesinas y populares, fortaleciendo los comités que se han formado ya en casi todos los barrios. Ya algunas colonias han dado el ejemplo de cómo con organización se puede enfrentar a las fuerzas represivas e impedir que el Ejército ingrese a las barriadas populares. El gobierno de facto encabezado por Micheletti se encuentra muy debilitado y desgastado a pesar de que aún sigue apoyándose en las Fuerzas Armadas y es respaldado por el grueso de la burguesía local y las multinacionales imperialistas. Por su parte, la OEA con Insulza a la cabeza, siguiendo la política norteamericana, junto con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, intentarán mediar en la crisis para evitar la caída revolucionaria del régimen golpista. A esto ya está dispuesto el propio Zelaya, que se declaró abierto al diálogo y a la salida “pacífica”. Para la resistencia, la tarea urgente del momento es organizar la autodefensa contra la represión y una huelga general insurreccional, que divida el Ejército y destruya los pilares del régimen golpista. Los trabajadores, los campesinos, los jóvenes y los sectores populares hondureños son los únicos que pueden derrotar a los golpistas e imponer un gobierno provisional de las organizaciones obreras y populares que vienen luchando contra el golpe que convoque a una Asamblea Constituyente Revolucionaria donde se discutan los grandes problemas de las masas obreras y populares hondureñas, como la dominación imperialista y el problema de la tierra y que sea un paso adelante para luchar por un gobierno obrero, campesino y popular basado en organismos de autodeterminación de masas.
En estas horas decisivas, más que nunca es necesaria la más amplia movilización en toda América Latina en solidaridad con el pueblo hondureño y por la derrota de los golpistas.

Sandra Fuentes

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