lunes, abril 29, 2013

Hay que romper con la Unión Europea y con el euro cuanto antes



Ya nadie puede albergar dudas de que la Unión Europea (UE) es una máquina de guerra contra los trabajadores y un instrumento de saqueo y devastación de la periferia europea.
El "rescate" de Chipre (con el trasfondo de una pugna entre la banca europea y los oligarcas rusos por el blanqueo de dinero y el control del gas) ha sido resuelta condenando al pueblo chipriota a caer, a velocidad de vértigo, en el mismo abismo de miseria al que han sometido ya a Grecia.
La acusación de blanqueo de capitales en boca de la Troika es puro cinismo cuando Chipre es un aprendiz de los grandes paraísos fiscales de Suiza, Luxemburgo, Austria o la propia City.
La crisis de Chipre ha servido, además, para poner en evidencia que la Troika no tiene reparo alguno en saltarse su propia legalidad. Es así como acordaron confiscar inicialmente los depósitos de menos de 100.000 euros, impusieron el "corralito" y prohibieron los movimientos de capital. Merkel y el Eurogrupo ya han dicho que volverán a hacerlo en las siguientes crisis.

El abismo griego

Pero el episodio de Chipre es una tenue sombra de lo que ocurre en Grecia, que en sólo tres años desde su "rescate", ha sido sometida a tal grado de pillaje y destrucción que su estado es sólo comparable al de un país arrasado por la guerra. En la página contigua, el economista griego Varoufakis ofrece una crónica descarnada de la "entrega sin condiciones de la soberanía de Grecia en manos de bancos y empresas extranjeras, del paulatino y sistemático desmantelamiento del Estado, de la usurpación de sus recursos naturales, de sus industrias, de lo más necesario para la supervivencia".
Grecia ha sido reducida a un país semicolonial y convertida en "Zona Económica Especial" sin regulación laboral.

El drama de Portugal

Portugal recorre a pasos agigantados el camino griego. Tras la reciente sentencia del Tribunal Constitucional declarando ilegal el recorte de la paga extra a los funcionarios, el gobierno ha congelado los pagos del estado y lanza un paquete de urgencia para tapar los 1350 millones que debe devolver: más bajadas de sueldos y prestaciones, más despidos masivos de funcionarios, la jubilación de 65 a 67 años, más recortes y copagos en educación y sanidad, precios del transporte...
El primer ministro Pasos Coelho, virrey de la troika, ha dicho que "cumplirá sus compromisos" a cualquier precio, que todo debe ser sacrificado al pago de la deuda. Las ganancias de los banqueros de Alemania, Francia y Estados Unidos son sagradas y el país seguirá siendo saqueado y desmantelado para asegurarlas. Es el precio "para quedarse en el euro", es decir, para que un puñado de banqueros locales, ya simples lacayos del capital alemán, se apropien de las migajas del pillaje. El PIB per cápita ya ha retrocedido 20 años y el paro en 2013 llegará al 19%.

¿Adónde va el capitalismo español?

Este 26 de abril el gobierno Rajoy debe presentar en Bruselas un nuevo "paquete de reformas" que incluirá pensiones, más reforma laboral, atraco en la factura de la luz, más impuestos (ahora o en 2014)... Y mientras Guindos habla de recuperación, el FMI ha presentado unas previsiones económicas demoledoras.
Pero, ¿a dónde va el capitalismo español? Para entenderlo hay que ver su lugar en la cadena imperialista: un capitalismo que ejerce como imperialismo de tercera división en Latinoamérica y que, al mismo tiempo, tiene rasgos de un país semicolonial por su extremo sometimiento al imperialismo alemán y la troika.
En la economía y en el Estado mandan un reducto de grandes bancos (Santander, BBVA y, a distancia, La Caixa), junto a las multinacionales asociadas (las antiguas empresas públicas privatizadas) y las grandes constructoras ligadas a ellos y a los contratos de estado. Este núcleo duro sólo puede ejercer como imperialista de tercera en tanto que socio menor de los grandes imperialismos europeos de la UE. La contrapartida es el sometimiento industrial al capitalismo alemán, la conversión del país en un mercado de importación de sus productos industriales, la transformación de la industria española en auxiliar de las multinacionales y la desaparición de aquellos sectores que les resulten competitivos.
Cuando la crisis financiera mundial colapsó el crédito y estalló la gran burbuja inmobiliaria (financiada por la banca alemana y francesa), las ensoñaciones imperiales españolas se vinieron abajo, la deuda privada se transformó en pública, la crisis se convirtió en crisis de deuda y ésta en instrumento de saqueo y empobrecimiento del país. La gran beneficiaria es la banca alemana y europea, siendo el capital financiero español el cómplice necesario, el ave carroñera que vive de los despojos de los grandes predadores.

El terrible precio de la permanencia en la UE y el euro

La pertenencia a la UE y al euro es absolutamente vital para que nuestros carroñeros sigan medrando en Latinoamérica y continúen ejerciendo aquí de subalternos del capitalismo alemán. El precio es la imposición de un nuevo patrón de explotación, con salarios inferiores en un 30% o más, empleos precarizados y desmantelamiento de los servicios públicos. Es la prosecución de la desindustrialización: desde 2008 se ha perdido el 30% del empleo industrial. Es abandonar toda esperanza de que una futura recuperación económica absorba el paro masivo: el propio FMI prevé que en 2018 el paro estará en el 23%, ¡5,3 millones de personas! Es la perspectiva de un país con grandes áreas de pobreza y miseria, junto a enclaves industriales al servicio de las multinacionales y oferta turística para el Norte.

Salir de la UE y el euro, luchar por una Europa socialista de los trabajadores y los pueblos

Los discursos de los Rajoy y Hollande sobre "combinar austeridad y crecimiento”, que sólo encubren maniobras negociadoras con Merkel, son cinismo puro cuando ninguno cuestiona los dictados de la UE.
Las propuestas de "negociar con la UE" (reestructurando la deuda y las condiciones del pago) que hacen Izquierda Unida, Siryza (Grecia) o el Bloco de Esquerda (Portugal) solo sirven para fomentar falsas ilusiones. No hay negociación que haga retroceder a la Troika en sus planes de saqueo de la periferia. Y aún así, nos siguen diciendo que fuera de la UE y del euro no hay alternativa.
Pero la verdad es que no hay ninguna posibilidad de parar los recortes y revertir la catástrofe si no se deja de pagar la deuda y se expropia a la banca. Y esto implica, por fuerza, la ruptura con la UE y el euro. Una ruptura que no sólo exigirá reorganizar la economía bajo control de la mayoría trabajadora sino luchar con los trabajadores europeos, comenzando por los de la periferia, para acabar con la UE y levantar una Europa socialista de los trabajadores y los pueblos.
Construir la unidad, preparar una huelga ibérica para echar a los gobiernos, exigir la convocatoria de un referéndum para salir de la UE y del euro son tareas urgentes.

Felipe Alegría

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