domingo, abril 28, 2013

La señora María Dolores de Cospedal y la derecha civilizada



Hace mucho tiempo que la derecha utiliza a Hitler para señalar con el dedo a quienes trata de quitarse del medio. Incluso lo hacen barones socialistas. Se trata de un método patentado que no solamente demoniza la discrepancia, también menosprecia lo que realmente significó el nazismo.…
Lo que ha hecho la Cospedal no es nuevo ni es personal.
Lo vienen haciendo desde hace mucho tiempo la derecha de todas las latitudes, lo hace de acuerdo con sus pares partidarios. Y lo que es todavía peor, lo han hecho algunos de los barones como el ultraliberal José Bono, Marcelino Iglesias, Francisco Vázquez, exalcalde socialista de A Coruña, Carlos Rodríguez Ibarra, algunos de esos señores que controlan la empresa socialista. Tampoco en este caso se han ofrecido disculpas ni distanciamientos por parte de las siglas que hace casi siglo y medio fundaron Pablo Iglesias, José Mesa, Jaime Vera y otros grandes militantes que se fueron al otro mundo con los bolsillos vacíos.
No se trata pues de una mera salida de tono, se trata de todo un método. Responde a toda una estrategia de demonización del adversario, sobre el que tiende la sospecha o la acusación de “totalitarismo”. Lejos de su acepción original acuñado por la izquierda antifascista y antiestalinista, tal concepto ha resultado secuestrado por el Pentágono para distinguir entre amigos y adversarios. De esta manera, dictaduras como las de Franco o la Suharto, son tratadas de simplemente “autoritarias”, en tanto que Cuba, Venezuela o Bolivia, representan variantes “totalitarias”. En realidad, un saco en el que también los ideólogos de CiU meten en el mismo saco al fascismo y al marxismo. Esto se ha podido ver en el curso de un pequeño rifirrafe entre su portavoz Ramón Camps y el ministro de asuntos exteriores del PP, García Margallo que tildaba al nacionalismo catalán de “totalitario” el señor ministro proviene de una familia de abolengo franquista, como la mayor parte de las familias que componen el PP.
Para imponer estos criterios no necesitan muchas aportaciones intelectuales, aunque sí hacen falta se pagan las que sean, ahí tienen ustedes a Mario Vargas Llosa, seguramente el más emblemático de los talentos sueldo, capaz de hacer cualquier filigrana política convertir a la señora Thatcher en una combatiente por libertad contra el “caduco socialismo”, o sea contra las conquistas sociales de un siglo de luchas obreras.
En realidad no se trata de ninguna argumentación sino de un instrumento de eficacia probada, de ahí que lo utilicen tanto en Washington como en Madrid, el PP como lo peor del PSOE. Se acusa al enemigo a abatir, sea el PAH sea el independentismo catalán, y toda la maquinaria comienza funcionar. Los medios orgánicos ya experimentados en estos quehaceres, hacen lo siguiente. Esto llega de mil maneras a la gente, por ejemplo, en Andalucía es difícil encontrar un bar sin el ABC, o en Cataluña otro sin La Vanguardia. Sería un error subestimar su alcance. No solamente llega al personal adicto, se cuela entre la gente más sumisa, pero también llega a personas que nos puede costar creerlo. Por ejemplo, son muchas las veces que me he encontrado amistades más o menos cercanas, gente con inquietudes y con un cierto nivel, que en un momento dado se te descuelga hablando de la falta de democracia en Venezuela, o aceptando que “el comunismo” no ha sido muy diferente que el fascismo.
No se trata de argumentaciones serias, ni nada parecido. Se trata de las consecuencias de réplicas, entre otras cosas porque la izquierda realmente existente, o sea el PSOE que durante muchos años se postuló como la “casa común” de toda la izquierda, también cae en lo mismo y eso por más que el Brúñete mediático no duda en emplear las misma descalificaciones contra ellos. Todo esto no es más que una demostración más del grado de miseria moral y cultural a la que ha conducido la hegemonía neoliberal y el desplome de la izquierda tradicional. No es solamente que ellos han ganado imponiendo a la población su latifundio mediático. Dicho latifundio se encontraba en plena descomposición en la fase final del franquismo, y sí lo han rehecho en las nuevas condiciones es porque la izquierda mayoritaria renunció a plantear oposición, de manera que el periodismo combativo acabó desintegrándose.
Ahora se trata de recomponer esto, y de convertir declaraciones como las de la señora Cos pedal o de José bono, en un boomerang. Estamos en ello, pero el día en el que existe una izquierda digna de este nombre, estas acusaciones serán denunciadas por todos los medios posibles, En actos públicos cine-forum, octavillas repartidas en los colegios y en las puertas del metro. Porque esa es la gran cuestión, que unas palabras tan podridas tienen que servir para denunciar y desenmascarar a sus autores.
Unas palabras que nos demuestra una vez más que aquello que nos vendieron sobre “la derecha civilizada”, resultó ser tan falso como lo de la monarquía democrática. Si existe una derecha civilizada, tendría que esta del lado de las víctimas de la barbarie bancaria.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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