Como no podía ser de otra manera, Cuba también resiente los efectos de la crisis económica capitalista que, por su carácter global, causa perturbaciones en los precios de materias primas a la vez que contrae el consumo en el mundo desarrollado y daña con ello las exportaciones de los países pobres.
Durante la clausura del tercer período de sesiones del Parlamento Nacional, donde fue tema de los debates el crítico panorama mundial, el presidente Raúl Castro puso dos ejemplos muy claros de esta situación.
El precio del níquel cubano, explicó, fue de 21 mil 100 dólares por tonelada el pasado año, pero en el primer semestre de 2009 bajó casi el 50 por ciento al ubicarse en 11 mil 700 dólares.
Se trata de uno de los principales rubros de exportaciones de la nación caribeña y que, a pesar de los intentos de Estados Unidos por impedirlo, se ha posicionado de manera estable en el mercado internacional.
Otra fuente de ingresos para el país, el turismo, tuvo un comportamiento paradójico pues pese a crecer en dos coma nueve por ciento en lo que va de año, la captación de divisas disminuyó.
La causa de este fenómeno está en las turbulencias financieras ocasionadas por el deterioro de la tasa de cambio de las principales monedas frente al dólar estadounidense.
Pero Cuba no sólo debe enfrentar los efectos de la crisis global. La naturaleza también ha causado daños enormes en el país con el inédito paso de tres huracanes de gran potencia entre el 30 de agosto y el 9 de noviembre de 2008.
En esos 72 días se perdió el 20 por ciento del Producto Interno Bruto nacional, es decir, unos 10 mil millones de dólares.
Raúl Castro aseguró que por tales razones el crecimiento de la economía este año será del entorno del uno coma siete por ciento, en lugar del seis por ciento calculado inicialmente.
Frente a estas realidades, una primera medida es armonizar los gastos con las disponibilidades y por ello se hizo un segundo ajuste en el programa anual, el cual debe de ser apuntalado por el ahorro, el aumento de la producción y un riguroso control en todas las estructuras del Estado.
Este último papel lo jugará la recién creada Contraloría General de la República, que sustituirá al ministerio de Auditoría y Control.
El panorama, sin embargo, no es sombrío ni pesimista. Gracias al sistema socialista vigente, aquí no se han producido las tragedias humanas que resultan cotidianas en otras latitudes.
Ni un solo trabajador ha sido despedido como consecuencia de la crisis y, por el contrario, más personas se han incorporado al trabajo. Los precios se mantienen estables, hay mejorías en varios servicios, como el transporte público y se incrementan las producciones agropecuarias e industrial, señaló Raúl Castro.
Cuba demostró su capacidad para enfrentar la pandemia de gripe A H1N1 y de 242 casos reportados sólo 10 continúan en tratamiento con una evolución positiva y no se ha lamentado ningún fallecimiento.
Son innegables los efectos de la crisis, así como la urgencia del ahorro, la austeridad y el incremento de la productividad. Pero no hay desamparo ni desesperanza.
Este verano millones de personas disfrutan a plenitud de las actividades culturales, artísticas y recreativas y ni uno sólo de los programas solidarios con pueblos hermanos se ha cerrado como consecuencia de los apuros económicos y financieros.
Es verdad que hay dificultades, pero también existe la firme voluntad de mantener el rumbo de los últimos 50 años y de perfeccionar el socialismo que, libre y soberanamente, este pueblo escogió para regir su vida y su destino.
Radio Habana
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