jueves, agosto 20, 2009

Federico García Lorca: el cantor de sueños


García Lorca, Lorca, o simplemente Federico, recogió como nadie las pasiones, dolores y alegrías de los pueblos de España. Los siempre postergados, los despreciados, los siempre reprimidos se reconocen en la obra de este hombre, que convierte al pueblo en protagonista del arte mayor.
García Lorca era también compositor, dramaturgo, pintor, diseñador de vestuario, e incluso incursionó en el cine. Todo esto además de haberse graduado como abogado, profesión que sin embargo jamás ejerció.
Federico apoyó la República que surgió el 14 de abril de 1931 y al gobierno del Frente Popular, integrado por el Partido Comunista de España (PCE), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), Izquierda Republicana y Unión Republicana, entre otras organizaciones políticas, sindicales y sociales.
Comprometido con los cambios que este Gobierno revolucionario impulsaba en España -particularmente en el ámbito de la cultura, que hacía efervescencia por toda la península y en todas sus lenguas y dialectos-, García Lorca fue designado director del grupo de teatro La Barraca, cuyo objetivo era producir, dirigir y adaptar obras teatrales representativas del teatro clásico español, con el objetivo de presentarlas en zonas rurales.
Las modernas adaptaciones de La Barraca fueron presenciadas por cientos de miles de personas en más de setenta localidades españolas y las presentaciones que se realizaron en el extranjero de éstas y de las obras de Federico, lograron conmover a los públicos del mundo entero.

“Cuando escucho la palabra cultura, llevo mi mano a la pistola”

Estas palabras atribuidas a Joseph Goebbels, ministro de Información del régimen nazi del Tercer Reich alemán, bien podrían endilgársele al propio Francisco Franco y a toda la estructura de poder franquista que se alzara el 18 de julio de 1936 contra el legítimo Gobierno republicano.
Junto con la intención de restaurar la monarquía y eliminar todo lo que pareciera “rojo”, se hizo explícita la intención de eliminar esa explosión cultural que simbolizaba, entre otros, Federico García Lorca.
El 16 de agosto, Federico fue arrestado en Granada, en casa del también poeta Luis Rosales. Varios amigos le habían pedido que saliera de España, ya que su vida corría peligro.
“Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política”, dijo en entrevista al diario madrileño El Sol pocos días antes de morir.
Entre las razones por las cuales fue fusilado al costado de un camino, algunos historiadores especulan con un crimen de odio por su opción sexual, con una supuesta venganza contra su padre, e incluso con una serie de confusiones y malos entendidos protagonizados por la “benemérita” Guardia Civil, a quien tantas veces cuestionó Federico por su represión hacia los gitanos.
El crimen contra Federico sólo se puede comprender en ese período de oscurantismo que se inició en España en 1936 y del que aún ésta no se ha repuesto del todo. El franquismo fascista que también mató de hambre y enfermedad al poeta Miguel Hernández en la cárcel. Que mató a decenas de miles. Que exilió a millones. El mismo que asesinó los sueños de un pueblo. Los sueños que cantaba Federico.
El 18 de agosto de 1936 murió asesinado por soldados franquistas Federico García Lorca, el poeta gitano, el poeta de España.

Pablo Siris.-
Caracas, 18 ago. 2009, Tribuna Popular TP

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