sábado, octubre 30, 2010

Elecciones para eternizar el poder de los ricos


El martes 2 de noviembre se efectuarán las llamadas elecciones intermedias o de mitad del período presidencial en Estados Unidos. Se elegirán un tercio de los senadores y 435 miembros de la Cámara de Representantes para un mandato de dos años, y también dirigentes de gobiernos locales y estatales.
Cada vez que algo así ocurre se hace muy claro que el sistema electoral y político de Estados Unidos, y su tan cacareada democracia, tienen una enfermedad incurable.
Culpable de ello no es el pueblo estadounidense, sino los grupos oligopólicos (multimillonarios) y sus instrumentos políticos, militares, económicos, culturales y mediáticos que no renuncian a la ambición de eternizarse con sus fortunas, acumuladas con el saqueo, la explotación y la opresión dentro de Estados Unidos y en el mundo
Como regla, lo que caracteriza los procesos electorales en Estados Unidos son acciones de corrupción, políticas de odio, discriminación y aventuras, espurios intereses, fraude, rapiña, robo, abusos públicos, ausencia de la más elemental ética y moral. Y esto no es nuevo. Viene desde hace 175 años cuando se realizó el primer proceso electoral. Nuestro José Martí analizó, en diferentes artículos de sus Escenas Norteamericanas, los procesos electorales de 1880, 1884, 1888 y 1892, y como conclusión señalaba que estaban concebidos para “eternizar en el poder a una insaciable oligarquía” y, además, sentenciaba que los políticos participantes, a los que calificaba de criminales públicos y calumniadores de oficio, “malogran y envenenan todas las banderas del espíritu”.
El proceso electoral de estos días lo confirma. Algunos ejemplos: Leemos en la prensa que David Rivera, un candidato derechista del Partido Republicano en el sur de La Florida, es cuestionado por haber recibido ingresos ilegales para su campaña como representante a la Cámara. En Las Vegas, Nevada, la candidata Sharron Anglee, favorita del Tea Party, corriente política ultraconservadora de estos tiempos, ofende con sus spots de campaña a la población inmigrante hispana considerándola “violentas pandillas” y proponiendo una agenda política de persecución contra ellos. La gobernadora de Arizona, Jan Brewer, parece encaminarse a ser electa en el cargo luego de que promulgó la ley antiinmigrante contra los mexicanos. En Madison, Wisconsin, la candidata republicana al Senado, Dan Deutsch, escribió en su cuenta de Twitter que “Hitler y Lincoln fueron líderes fuertes”.
Muchos medios norteamericanos se han hecho eco en estos días de un candidato republicano a representante, también apoyado por Tea Party y por Sarah Palin, que como infante de marina participó en el asesinato de dos civiles iraquíes en Fallujah hace solo unos años. Democracy Now resumió esa información en este despacho:
“Un candidato al Congreso respaldado por el movimiento conservador “Tea Party” de Carolina del Norte está siendo seguido de cerca por haber matado a dos iraquíes desarmados mientras servía en Iraq. Este candidato, HiIario Pantano, dijo que no se arrepiente de haber matado a balazos a estos dos hombres a quemarropa tras detenerlos cerca de Fallujah en abril de 2004. Los fiscales luego alegaron que Pantano intentó poner a estos hombres como ejemplo disparándoles 60 veces y colgando un cartel de su cuerpo que decía “No hay un mejor amigo ni un peor enemigo”. Pantano no negó haber colgado este cartel o haberle disparado a estos hombres reiteradas veces tras detener su vehículo en un puesto de control, por el contrario, admitió que vació una carga completa de municiones contra los iraquíes, luego recargó el arma y disparó 30 municiones más. A pesar de haber admitido esto, las Fuerzas Armadas lo absolvieron de todo delito en 2005. Ahora está en una competencia muy reñida con el demócrata Mike McIntyre, en el 7º distrito del Congreso de Carolina del Norte”.
¿No es un síntoma de descomposición y pudrición permitir que alguien con sus manos manchadas de sangre, que es el caso de Hilario Pantano, figure como candidato en un proceso electoral? Si se revisa lo que arguyó Pantano para prestar servicios como infante de marina en varias aventuras guerreristas de Estados Unidos en el Oriente Medio, vamos a descubrir que la motivación fundamental fue el odio hacia los musulmanes que, según él, provocaron los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. En una entrevista con la BBC, en los días en que se le acusó del crimen en Fallujah, dijo: “Soy newyorkino…y el 9/11 fue un evento significativo para mí. Nuestro deber como infante de marina es, francamente, ejercer la violencia en los cuatro rincones del mundo para asegurar que no vuelva a haber otro 9/11.”
Este Pantano, que como único “mérito” tiene haber sido un soldado invasor de Iraq y haber cometido asesinatos, ya tenía gastado en su campaña electoral en Carolina del Norte casi un millón de dólares. ¿Quién se los facilitó? Los grupos oligopólicos que reclutan y convierten en figuras políticas “servidoras de la sociedad estadounidense” a cualquier canalla o cualquier inepto, y hasta logran que no pocos de ellos lleguen al Congreso de Washington.
Con tales vientos derechistas y truenos destructivos, en medio de una situación de frustración y decepción de la población estadounidense, lo que unido a una grave crisis económica y el incumplimiento del programa de cambio del Partido Demócrata que llevó hace dos años a Obama a la Casa Blanca, Estados Unidos, la más poderosa potencia del mundo, enfrenta el futuro que no es halagüeño para él ni para el mundo.
Hoy, Estados Unidos está más enfermo que nunca antes.

Juan Marrero

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