Muere tras una larga enfermedad este marxista de toda la vida, cuya obra influenció a generaciones de historiadores y políticos. Traducido para Tlaxcala por Manuel Talens.
Eric Hobsbawm, uno de los historiadores más importantes del siglo XX, ha muerto.
Hobsbawm, un marxista de toda la vida cuya obra ha influenciado a generaciones de historiadores y políticos, murió tras una larga enfermedad a primera hora de la mañana del lunes en el Hospital Royal Free de Londres, ha declarado su hija Julia. Tenía 95 años.
Los cuatro volúmenes de Hobsbawm sobre la historia de los siglos XIX y XX, que abarca la historia de Europa desde la Revolución Francesa hasta la caída de la URSS, están considerados como una de las obras definitorias de este período.
Su colega Niall Ferguson, asimismo historiador, ha definido este cuarteto, desde La era de la revolución hasta La era de los extremos (publicado en 1994), como “el mejor punto de partida que conozco para cualquiera que desee empezar a estudiar la historia moderna”.
Hobsbawm recibió el sobrenombre de “gurú Neil Kinnock” en la década de 1990, tras haber criticado al Partido Laborista por no seguir el ritmo de los cambios sociales, e inspiró el nacimiento del Nuevo Laborismo, aunque más tarde se declaró decepcionado con el gobierno de Tony Blair.
El líder laborista Ed Miliband consideraba a Hobsbawm “un historiador extraordinario, un hombre apasionado por sus ideas políticas y un gran amigo de mi familia”. Tras su muerte ha declarado lo siguiente:
“Sus obras históricas aportaron cientos de años de historia británica a las vidas de cientos de miles de personas, ya que sacó a la historia de la torre de marfil en que se encontraba.
”Pero no sólo era un académico, también se preocupaba profundamente por el rumbo político del país.
”De hecho, fue uno de los primeros en destacar los retos que la cambiante naturaleza de nuestra sociedad impusieron a los laboristas a finales de los años setenta y ochenta.
”Fue también un hombre encantador, con quien tuve algunas de las conversaciones más estimulantes y desafiantes sobre la política y el mundo. Vaya desde aquí mi más sentido pésame a su esposa Marlene, a sus hijos y a toda su familia.”
Sin embargo, el compromiso que Hobsbawm observó durante toda su vida con los principios marxistas lo convirtió en una figura controvertida, en particular a causa de su pertenencia al Partido Comunista británico, que continuó incluso después de la invasión soviética de Hungría en 1956.
Muchos años después declaró que que “nunca había tratado de dulcificar las cosas terribles que sucedieron en Rusia”, pero que en los primeros tiempos del proyecto comunista había creído que “un mundo nuevo estaba naciendo en medio de lágrimas, sangre y horror: la revolución, la guerra civil, el hambre. Gracias a la ruptura de Occidente, teníamos la ilusión de que incluso aquel sistema brutal y experimental iba a funcionar mejor. Era aquello o nada.”
Hobsbawm nació en 1917 en una familia judía en Alejandría (Egipto) y creció en Viena y Berlín hasta 1933, cuando su familia se trasladó a Londres tras la subida de Hitler al poder en Alemania. Estudió en la Marylebone Grammar School y en el King’s College (Cambridge) y se convirtió en profesor en la Universidad de Birkbeck en 1947, año que fue el inicio de una asociación de por vida que culminó con su nombramiento como Presidente de la institución académica.
En 1978 se convirtió en miembro de la Academia Británica y fue galardonado con el Companion of Honour en 1998.
Lo sobreviven su esposa Marlene, su hija Julia, y sus hijos Andy y Joss, además de siete nietos y un bisnieto.
Esther Addley
The Guardian
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