Reabrió el gobierno esta mañana, después de un cierre que duró sólo horas, luego de que el Congreso y la Casa Blanca aprobaron un acuerdo de gasto federal que otorga un incremento masivo para las fuerzas armadas y sacrifica a los dreamers.
Pero el caos que imperó en el Congreso anoche, llevando a un segundo cierre de operaciones del gobierno en las pasadas tres semanas, fue acompañado por otro en la Casa Blanca, donde estalló un nuevo escándalo que no sólo ha llevado a la expulsión de un asesor íntimo del presidente esta semana, sino amenaza al hasta ahora intocable jefe del gabinete, quien supuestamente había llegado para poner orden.
El acuerdo eleva los niveles de gasto federal para diversos programas, incluyendo suficientes fondos para incrementar el presupuesto militar a 700 mil millones de dólares para el año fiscal 2018 –alza de 10 por ciento– y una medida temporal para extender el financiamiento del gobierno hasta el 23 de marzo. Pero todo lo referente al tema de la migración y una solución para los dreamers quedó fuera.
Trump festeja
Ambas cámaras del Congreso aprobaron el acuerdo la madrugada de ayer y el presidente Donald Trump lo promulgó por la mañana festejando que “nuestros militares ahora serán más fuertes que nunca. Amamos y necesitamos a nuestros militares, y les dimos todo –y más”. A la vez, celebró en otro tuit: “Afortunadamente, DACA (programa de protección de dreamers) no está incluido en este proyecto de ley. Las negociaciones arrancan ahora”.
Para los líderes del movimiento de los dreamers (soñadores) el resultado fue una pesadilla. Anoche la juventud migrante fue traicionada, declaró Greisa Martínez Rosas, directora de abogacía de United We Dream, la organización de jóvenes migrantes más grande del país. Señaló en particular que 73 representantes demócratas votaron en favor del acuerdo, e indicó en conferencia con periodistas que tanto demócratas como republicanos moderados que habían hablado con palabras bonitas para afirmar que lograrían una solución para los dreamers hoy son cómplices de la máquina de deportación de Trump.
Karina Ruiz, de la Coalición de la Ley Dream de Arizona, expresó que después de visitar las oficinas de cientos de legisladores nos fallaron y estamos cansados de palabras, necesitamos acción. Kica Matos, del Center for Community Change/FIRM, declaró: Estamos enojados, horrorizados e indignados por la falta de responsabilidad de los legisladores al no insistir en una solución y con ello permitir la promoción de una agenda racista para “hacer a América blanca de nuevo. Están sacrificando a toda una generación”.
Los dreamers, jóvenes indocumentados que llegaron al país cuando eran menores de edad, han sido la vanguardia del movimiento por los derechos de los migrantes en años recientes. En 2012, ante el fracaso de una reforma migratoria, lograron que el entonces presidente Barack Obama, con una orden ejecutiva, impulsara el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), que llegó a beneficiar a más de 700 mil –la mayoría, de origen mexicano–, desde entonces al protegerlos de la deportación y otorgarles un tipo de legalización temporal que les permite trabajar y estudiar. En septiembre Trump ordenó anular el programa a partir del 5 de marzo e invitó al Congreso a buscar una solución permanente.
Líderes demócratas se habían comprometido a usar las negociaciones sobre el gasto y el presupuesto federal para obligar a que el tema fuera parte de cualquier convenio. Como minoría en el Congreso, casi la única palanca que se tiene para extraer concesiones de la mayoría es el momento en que se requieren los votos demócratas para aprobar proyectos de ley como éste. Por ello todo el enfoque había sido asegurar que los demócratas condicionaran su apoyo a ese acuerdo en torno a una solución para los dreamers. Por eso la denuncia de traición.
La aprobación de este paquete legislativo representa un triunfo casi total para Trump, aunque los demócratas insisten en que también lograron elevar gastos para programas sociales, mientras los defensores de los dreamers acaban de perder esta palanca.
No somos fichas de una negociación, insistió Martínez Rosas al indicar que aunque los líderes republicanos aceptaron la demanda demócrata de permitir un debate y voto en el Senado sobre el asunto migratorio a cambio del sufragio de los demócratas para el acuerdo fiscal, lo cual está programado para empezar este lunes, eso no es igual a una solución.
Pero el triunfo que surgió del caos en el Capitolio fue recibido en la Casa Blanca enfrentando nuevamente otra consecuencia de su desorden ya casi normal. Con la sorpresiva renuncia de Rob Porter, entre los asistentes más cercanos del presidente, esta semana, al revelarse acusaciones de sus dos ex esposas de que padecieron abuso físico y verbal, ahora se dieron a conocer esfuerzos para encubrir a quien y cuando se enteró en la Casa Blanca del comportamiento de ese asesor.
David Brooks
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