domingo, enero 20, 2019

Nuevo crimen social en el Mediterráneo: 53 inmigrantes mueren en el Mar de Alborán



La ONG Caminando Fronteras denunciaba esta semana la primera tragedia migratoria del estrecho en 2019. 54 inmigrantes mueren en el naufragio de una patera en el Mar de Alborán.

La embarcación se encontraba perdida desde hacía 6 días. Según informó Caminando Fronteras las personas a bordo de la embarcación se pusieron en contacto con la propia ONG de madrugada para alertar de su situación de riesgo en alta mar. Eran cincuenta y cuatro personas las que se encontraban en la ambarcación en el momento de la comunicación, la mayoría de nacionalidad mauritana. Seguidamente la organización trasladó la información de esa situación a los servicios de rescate.
También fueron algunos familiares de los desaparecidos quienes desde el día 12 contactaron con la ONG para buscar la embarcación ya que no recibían noticias de sus familiares desde hacía días.
En los seis días posteriores la búsqueda de esta patera por parte de los servicios de rescate no dio resultado. La patera no ha sido localizada, pero el día 17 Caminando Fronteras localizó al único superviviente de la embarcación que se encontraba hospitalizado en Marruecos.
El superviviente explicó que “hubo un accidente, algo nos arrolló y acabó haciendo que todos se ahogasen”, y detalló como quedó solo en el agua flotando durante al menos un día hasta ser rescatado por un barco de pescadores.
El Mediterráneo continúa siendo un cementerio a cielo abierto. El año pasado solo en el estrecho se contabilizaron 769 muertes, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Una cifra tres veces superior a la registrada en 2017, año en que se registraron 223 personas fallecidas en el estrecho. Si nos acercamos a las cifras de todo el Mediterráneo en octubre de 2018 ya habían perdido la vida casi 2000 personas. Y la mayoría de ONG advierten que cruzar el Mediterráneo es hoy más peligroso que nunca, siendo la ruta del Mediterráneo Central, la que llega hasta Italia, la más preocupante. Algo que en gran medida puede atribuirse a la reducción de la capacidad de búsqueda y rescate.
La crisis migratoria abierta en el verano de 2018 a raíz de la decisión del gobierno xenófobo de Salvini de cerrar los puertos italianos para el Aquarius, con más de 600 inmigrantes a bordo, puso sobre la mesa la actitud de los estados europeos ante la situación en el Mediterráneo.
Tras el escándalo de la posición obiertamente xenófoba del gobierno Italiano, otros gobiernos vieron la oportunidad de dar una imagen de "acogida". Sin embargo no podemos olvidar que las políticas de racismo institucional han sido promovidas todos estos años por el conjunto de la UE. Mientras con una mano da acogida a miles de refugiados, con la otra acelera los mecanismos para expulsar a decenas de miles de inmigrantes sin papeles o encarcelarlos en los CIEs.
En el Estado español, la decisión de Pedro Sánchez −quien estrenaba su gobierno con una gran política de gestos− de recibir a los refugiados fue rápidamente celebrada como un gesto que lo diferencia de las posiciones sostenidas por la derecha. Aún así, la propuesta de Sánchez no cambiaba el hecho de que los gobiernos del PSOE han implementado gran parte de las medidas xenófobas del Estado español contra los inmigrantes, empezando por la creación de los CIEs, la utilización de concertinas en las vallas y las restrictivas leyes de extranjería, políticas que Pedro Sánchez no estába dispuesto a cambiar.
La crisis migratoria continúa agravándose año a año con nuevos y brutales crimenes sociales como el del Mar de Alborán. Ante esto, la UE sólo toma medidas expulsivas y cada vez más restrictivas contra la inmigración, a la que se ven obligadas miles de personas que escapan de la miseria y la guerra en sus países de origen. El fortalecimiento de los discursos (y prácticas) racistas y xenófobas, a la orden del día.

Clara Mallo
Madrid | @ClaraMallo

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