El presidente Javier Milei reivindicó en cadena nacional que su gobierno habría procedido a una recuperación del poder adquisitivo de los salarios, señalando que el promedio de los salarios formales (Ripte) se encontraría alrededor de los 1.100 dólares, duplicando su valor nominal en moneda extranjera respecto a noviembre del 2023: sin embargo los salarios vienen perdiendo poder de compra contra bienes y servicios dolarizados, en un país donde se paga el “agua” más cara de América Latina.
La comparación de Milei, como suele suceder, incorpora un elemento fuerte de engaño, al “celebrar” el tipo de cambio alcanzado –a fuerza de especulación, lavado de dinero y bicicleta financiera (carry trade)- oculta la disparada de los precios de bienes y servicios en dólares, incluso comparados con el promedio de los salarios formales que no representa al conjunto de los asalariados.
Es el caso de lo que ocurre con el precio del agua, donde el impacto de la inflación en dólares hace de este bien indispensable un de los más caros en comparación a países europeos y América Latina, encontrándose un 203,8% más cara que Brasil, 703,8% más cara que Francia, 335,4% más cara que Italia y con un promedio de 257,9% más costosa que los países analizados (Ámbito, 15/12).
Algo similar ocurre con otros productos alimenticios fundamentales, como el arroz, con una suba promedio en dólares del 59,3%, o la leche, donde el litro en la Argentina cuesta en promedio 31,5% más (medido en dólares) que en los países de la región y un 77% más que la vecina Brasil. Otros productos como el aceite subió 180% medido en dólares, y la manteca 150%.
Otro indicador de la farsa gubernamental es la disparada de la Canasta de Servicios Públicos, cuyas tarifas se encuentran dolarizadas y con sucesivos aumentos, que desde diciembre de 2023 subió 369%, con un salto en las facturas de gas natural del orden del 715%. Lo mismo ocurre con los precios de los alquileres, que desde asumido el gobierno de Milei aumentaron 213% en promedio hasta septiembre.
La medición del poder adquisitivo de los salarios respecto a la capacidad de adquirir moneda extranjera implica una estafa intencionada: toda la política del gobierno se sostiene sobre la base de la licuación salarial, con salarios pisados que se encuentran devaluados en relación al costo de vida. Las patronales locales aumentan los precios de bienes y servicios según sus expectativas de ganancias. Comprar en la Argentina es más caro que hacerlo en los Estados Unidos o en Europa.
Esto también se expresa en el derrumbe del consumo que se manifiesta en todos los indicadores económicas, sumado al dato que gracias al empleo no registrado y al crecimiento del fraude laboral por vía de encuadres en el monotributo y otras formas, tenemos que el promedio de los asalariados del país percibe un salario inferior al del Ripte que, a su vez, apenas empareja una Canasta Básica Total subvaluada que no tiene a consideración alquiler y vivienda.
La patronales presionan por una nueva devaluación que vuelva a enterrar los precios comparativos de los salarios en moneda extranjera, aumentando la “competitividad” local, algo que agravaría todos los indicadores sociales para mejor las ganancias de los capitalistas.
El gobierno de Milei vino a destruir los salarios y el trabajo, garantizando los negocios capitalistas, y a un año de asumir prometió profundizar aún más esta línea. Hay que derrotarlo y expulsar a Milei para abrir paso a las reivindicaciones salariales y obreras.
Marcelo Mache
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