Según el Ministerio de Desregulación, en 11 meses el gobierno nacional despidió a casi 35.000 empleados públicos. El 90% de ellos estaba encuadrado bajo contratos por tiempo determinado y bajo contratos de Locación de Obras y Servicios. Milei se valió de la precarización laboral imperante en el Estado, que fue sostenida por los sucesivos gobiernos, para avanzar en su ataque contra los trabajadores.
El ajustazo que aplicó Milei en el sector devino en una reducción del 7% del personal. Entre diciembre de 2023 y octubre de este año, la cantidad de empleados de planta permanente y transitoria cayó un 3,6%. En contraste, la de trabajadores contratados por tiempo determinado bajó un 17,8% y la de trabajadores con contratos de Locación de Obras y Servicios (monotributistas) un 51,9%.
A lo largo del 2024, el gobierno dejó de renovar contratos, promovió retiros voluntarios (despidos encubiertos), cerró empresas y dependencias públicas y redujo la cantidad de ministerios. Milei ha venido ejecutando esta política en nombre de un supuesto combate contra la casta. Pero sus víctimas fueron trabajadores que cobraban salarios de pobreza y carecían de estabilidad laboral. Y se valió del estado de cosas configurado (precarización laboral a gran escala) por la casta peronista-macrista para arremeter contra ellos.
El impulso a la precarización laboral en el ámbito estatal es otro de los instrumentos que usan los gobiernos capitalistas para hacer caja y destinar dinero al pago de la deuda externa. Además, supone un aval desde el poder político para que los capitalistas hagan lo propio en sus empresas. Los patrones contratan trabajadores por tiempo determinado, bajo la modalidad del monotributo o directamente en negro. De esta forma, aumentan sus ganancias de manera considerable (evitando encuadrar a sus trabajadores bajo los convenios que les corresponden, evadiendo el pago de impuestos y de aportes patronales, etc.). Casi la mitad de los asalariados en Argentina sufre la informalidad laboral.
Según sus voceros, con el despido de empleados públicos, el gobierno logró ahorrar aproximadamente 3.800 millones de dólares. Pero ese dinero ya se gastó en satisfacer las necesidades del máximo organismo buitre, el FMI, al que el elenco libertario pagó en lo que va del año unos 7.695 millones de dólares (4.537 millones de capital y 3.158 millones de intereses). Y ni siquiera alcanzaba para afrontar los vencimientos de deuda pública previstos para enero, que ascienden a 4.000 millones de dólares.
Como se ve, el ajuste que está llevando adelante Milei no soluciona los problemas de fondo que tiene la economía argentina. Es solo una vía para cumplir con el pago de la deuda externa fraudulenta y beneficiar a un sector de la clase capitalista que la está levantando en pala. Con todo, el plan Milei no despeja el fantasma del default; es el futuro que tienen asegurado los pagadores seriales de deuda.
Este 20 de diciembre copemos las calles contra el gobierno antiobrero. Fuera Milei.
Nazareno Suozzi
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