Con un trabajo de compilación a cargo del periodista Germán Romano, el Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino publicó este mes el libro “Mario Montoto. El negocio del encierro, control y punitivismo en Argentina”, que fue presentado el miércoles 11 en la sede de la CTA Autónoma. Se trata del tercer trabajo editado por este Comité, antecedido por “El militarismo israelí en América Latina” (de 2018, disponible en forma digital) y un primer material acerca de Montoto (2019), del que el actual es una versión más desarrollada. Los fondos que se recauden por las ventas serán destinados a apoyar las actividades políticas del Comité.
En medio del genocidio sionista contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza, el libro tiene el mérito de desnudar los negocios e influencia del Estado de Israel en Argentina a través de la figura de Mario Montoto, un personaje que comenzó su trayectoria política en los ’70 en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y Montoneros –donde fungió como secretario de Mario Firmenich-, hasta ser en la actualidad el titular de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí (CCAI) y comandar un imperio empresario dedicado a la venta de materiales y servicios de seguridad. Hace pocas semanas, fue el anfitrión del presidente Javier Milei en un encuentro en que el mandatario anticipó la firma de un memorándum para afianzar lazos con Tel Aviv. Su trayectoria política, por tanto, describe una parábola semejante a la de la ministra Patricia Bullrich, que en los ’70 también pasó por la “izquierda peronista” y hoy es una abanderada de las políticas de mano dura y alineamiento con la Casa Blanca e Israel.
“Muy pro estadounidense y hace negocios con Israel”
El libro cita un revelador cable de 2008 de la embajada norteamericana conocido gracias a las filtraciones de Wikileaks: “Mario Montoto está involucrado en las industrias de defensa y seguridad. Publica una revista internacional sobre defensa y relaciones internacionales, llamada DEF, y es un ex asesor del jefe de la guerrilla Montoneros. Ahora es muy pro estadounidense y hace negocios con Israel” (p.20). Se trata de un buen resumen para empezar a conocer al protagonista de esta historia, quien goza de un blindaje mediático que le ha permitido pasar relativamente inadvertido a pesar de su enorme poder y de sus conexiones con el poder político.
Antes de dedicarse de lleno al negocio de la seguridad, Montoto fue presidente de Metropolitano, empresa del vaciador Sergio Taselli, favorecida por la privatización menemista de los ferrocarriles en los ’90. Durante fines de los ’80, antes de su retiro de la política, Montoto había participado del Peronismo Revolucionario y apoyó la candidatura del riojano, con quien negoció los indultos.
Como empresario de seguridad, Montoto fundó en 2003 Codesur (Corporación para la Defensa del Sur), que representa o se encuentra enlazada –según señala el trabajo- con las israelíes IAI, Azimut, Saymar, Metax y Soltam. La mencionada IAI (Israel Aircraft Industries) firmó en 2018 un convenio con la Fábrica Argentina de Aviones (FadeA) por 100 millones de pesos para venderle a esta última aeropartes y servicios (p.69). Codesur, a su vez, suscribió en 2012 un acuerdo con la sudafricana Paramount Group para comercializar en la región vehículos blindados (p.70). Y estuvo a cargo, también, de tareas de mantenimiento de los submarinos ARA Salta y ARA San Juan, hundido en 2017.
En 2008, además, Montoto formó junto al empresario de medios Daniel Hadad (actual dueño del portal Infobae) otra firma, Global View, que obtuvo numerosos contratos con gobiernos municipales y provinciales para la provisión de cámaras de seguridad. En 2012, la japonesa NEC se quedó con el 85% de dicha compañía por alrededor de 30 millones de dólares, manteniéndose Montoto como socio minoritario por exigencia expresa de NEC, que probablemente valoró las buenas conexiones del empresario (p.27).
Pero ya desde 2006, Montoto estaba abocado al negocio de las cámaras de seguridad en la ciudad de Buenos Aires a través de una de sus empresas insignes. “Entre abril de 2009 y enero de 2010, el gobierno de Mauricio Macri contrató en forma directa a Codesur siete veces”, señala el libro (p.28). Además, se convirtió en proveedor de múltiples municipios bonaerenses durante la gestión de Daniel Scioli, con quien viajó a Israel en 2010 en una gira oficial. En 2012, por su parte, Global View firmó un contrato para la instalación y mantenimiento de cámaras con la intendencia de Rosario, a cargo, por entonces, de Mónica Fein, del Partido Socialista (p.33). La conexión con los distintos partidos del régimen es una de las claves del poder de Montoto.
Cuando se toma nota del alcance y la concentración del negocio de la seguridad, la situación asume ribetes asombrosos y alarmantes. Montoto no solo se ha encargado de la instalación de cámaras en las calles y el transporte público (bajo la gestión del jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta, se encargó de colocar 1.510 en el subte, 7.882 en colectivos y 2.100 en la vía pública) (p.35), sino que también vende (a través de la firma Danaide S.A.) sistemas de vigilancia de vehículos, que son usados por los gobiernos para monitorear el paso de autos y registrar patentes. Danaide S.A., además, obtuvo en 2021 “una licitación por análisis de video y gestión de imágenes por 300 millones de pesos”, siendo jefe de gobierno el ya mencionado Rodríguez Larreta (pp. 35-36). El negocio se extiende a la vigilancia de cárceles y detenidos, por medio de Surely, que importa materiales de Israel y comercializa pulseras electrónicas, botones antipánico y tobilleras con GPS. “Tiene contratos con la mayoría de las provincias”, asegura el trabajo (p.37).
Contactos
Montoto posee también la editorial Tadea, que financió, por ejemplo, el libro de Sergio Massa “Así lo hicimos” que versa en torno a la experiencia en materia de seguridad del municipio de Tigre (donde hay gran cantidad de cámaras de vigilancia instaladas) y que cuenta con un prólogo del ex alcalde Nueva York y abogado de Donald Trump, Rudolph Giuliani (p.64).
El libro repasa también los vínculos del empresario con el fiscal Carlos Stornelli (al que, según Montoto, lo une una amistad personal), con represores de la dictadura (Daniel Karlsson, teniente del Regimiento de Infantería N°9 de Corrientes en esa época, es el director de Codesur –p.55), y su declaración en la causa judicial por las actividades extorsivas del falso abogado Marcelo D’Alessio, quien le habría anticipado a través de una comunicación de Whatsapp una de esas maniobras. Consultado al respecto, Montoto dijo a la justicia que “soy una persona vinculada, porque tengo compañías que se dedican a temas de seguridad ciudadana, y era una forma, supongo, de acercarse a mi persona o demostrar que él tenía capacidades o conocimientos a los cuales a mí me podían ser de interés” (p.47).
El libro incluye también un capítulo acerca de la formación de las fuerzas de seguridad argentinas en Israel. Por ejemplo, el grupo Halcón, en 2017, bajo la gestión de María Eugenia Vidal (p.77). A esto se suma la participación de empresas israelíes en el control fronterizo (p.78), la compra de cuatro lanchas militares, en 2018, bajo la gestión Bullrich, el abastecimiento de armas a los kelpers, y la adquisición del sistema de espionaje Pegasus en el curso de la visita del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu al país en 2017. En este viaje jugó un rol clave, como parte de la comitiva, el empresario Guillermo Yanco, esposo Patricia Bullrich (p.18).
Más allá de la grieta
Una de las principales conclusiones del libro es que “la denominada grieta, es decir lo que divide políticamente a la población o partidos políticos no lo es en todos los temas. En el caso de los vínculos con el Estado de Israel los últimos gobiernos, de diferentes colores políticos, han profundizado la relación. Algo que el actual gobierno de Javier Milei está ahondando mucho más” (p.110).
A contramano de esta valiosa conclusión, sin embargo, el libro tiende a presentar a Néstor y Cristina Kirchner como enfrentados a Montoto, a raíz de algunos choques que tuvieron con él. En el libro se menciona, por ejemplo, que Néstor quitó la concesión del ferrocarril San Martín a Taselli (en 2004), el socio de Montoto, y que amagó, luego, con quitar al empresario de seguridad las tareas de mantenimiento del avión presidencial Tango 01 (pp. 40-41). Pero nada de eso impidió que el titular de la CCAI desarrollara fabulosos negocios bajo todo el período kirchnerista y, de hecho, el gran salto de Montoto se da en 2003, con la fundación de Codesur. El empresario, que supo acomodarse a todas las administraciones, decía en declaraciones a La Nación del 14 de mayo de 2006: “me siento totalmente identificado con las políticas que el Presidente [Néstor Kirchner] planteó públicamente para la Defensa nacional, especialmente para recuperar nuestra capacidad de producción para la Defensa”.
Con respecto a Cristina, se cita una grave denuncia de la expresidenta en sus redes sociales, en 2018, cuando advirtió la instalación de cámaras de video cerca de su departamento en la Capital Federal, aparentemente a instancias del Ministerio de Seguridad porteño, y en la que habrían intervenido empleados de una de las firmas de Montoto (p.48). De cualquier manera, uno de los principales alfiles de la expresidenta, Eduardo “Wado” de Pedro, quien llegó a sonar como candidato a presidente de ese espacio para 2023, fue, durante su gestión como ministro del Interior de Alberto Fernández, el principal promotor de la llegada a la Argentina de la firma israelí de aguas Mekorot, gracias precisamente al cabildeo de Montoto, como bien destaca uno de los capítulos finales del libro. Por todo esto, la conclusión es que los popes del kirchnerismo también integran la agenda de contactos de Montoto y se han esforzado por cultivar buenos vínculos con Israel.
Los tiempos de Milei
Con gran ironía, el libro señala que “en las elecciones presidenciales de 2023 hubo un nítido ganador: Mario Montoto, quien tiene fuertes vínculos con la y los candidatos con mayor caudal de votos: Milei, Massa y Bullrich” (p.129). A modo de apéndice, se ofrece un texto acerca de la relación de Montoto y Milei, y cómo se han acentuado los vínculos con Tel Aviv desde que el mandatario “libertario” llegó al poder.
“Mario Montoto. El negocio del encierro, control y punitivismo en Argentina”, en definitiva, muestra que es posible combinar en una obra la rigurosidad y seriedad en el abordaje informativo con su carácter militante. Sus casi 200 referencias bibliográficas lo comprueban. Es, también, un modo muy distinto de proceder que el del gobierno y los grandes medios de comunicación que apelan a la calumnia y la persecución para desacreditar a quienes se solidarizan con el pueblo palestino y se pronuncian contra los crímenes del Estado de Israel.
Gustavo Montenegro
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