Milei no dejó presentarse a la empresa china.
Mientras Patricia Bullrich pretende mostrarse como la abanderada de la lucha contra el narcotráfico, el gobierno del cual forma parte está a punto de restituirle la concesión de la Hidrovía a la empresa belga Jan de Nul, responsable de haber convertido el río Paraná en una ruta privilegiada para la exportación de cocaína a Europa.
Resulta que Milei impulsó una licitación para volver a concesionar las tareas de dragado y balizamiento de la Hidrovía del Paraná, por donde circula el 80% del comercio exterior argentino. La subasta está hecha a la medida de la multinacional Jan de Nul, la cual tuvo a su cargo esa función desde 1995 hasta 2021. Entre otros requisitos restrictivos, se prohíbe la participación de empresas estatales, dejando por fuera automáticamente a la compañía dragadora china, Shanghai Dredging Un experto en “eliminar zurdos” dio una charla en TucumánCo. Un gesto del gobierno para congraciarse con Estados Unidos, que busca limitar la injerencia del gigante asiático en América Latina.
De este modo, la ruta fluvial volvería a manos de quienes hicieron de ella un emblema del contrabando de granos y tráfico de drogas. Esto, sin contar que los directores de Jan de Nul, los hermanos Pieter y Dirk, tienen antecedentes de condenas judiciales por coimas en su país. Como vemos, el gobierno que se rasga las vestiduras contra la corrupción, les devuelve el negocio de la Hidrovía a aquellos que la transformaron en un “colador”.
Bullrich pretende hacernos creer que está combatiendo el narcotráfico cuando Gendarmería asesina a un pasador de hojas de coca, o cuando encarcela a una pasajero por tener talco en su equipaje; o bien, cuando ella misma hace la pantomima de inaugurar una cárcel en Santa Fe que aún no está habilitada. Sin embargo, exponentes internacionales del crimen organizado como la mafia calabresa (N’drangheta), el Comando Vermelho y el Primer Comando Capital de Brasil, hace décadas vienen utilizando la Hidrovía para trasladar cocaína desde los países productores (Colombia, Perú y Bolivia) hacia Europa y, sobre eso, la ministra no dice nada. Sucede que ningún gobierno capitalista está dispuesto a alterar un negocio de esa magnitud: según los datos de la ONU, por la cuenca del Plata circulan entre 20 mil y 60 mil millones de dólares en cocaína por año.
La “contaminación” de contenedores con droga no sería posible sin complicidades en el puerto de origen. Esta práctica se ve favorecida por el esquema de puertos privados emplazados en la ribera del Paraná, muchos de los cuales pertenecen a los monopolios cerealeros que dominan el complejo agroexportador, como Cargill, Cofco y Dreyfus. Jan de Nul, en tanto consorcio encargado de señalizar la vía navegable y cobrar peaje durante casi treinta años, también forma parte de la trama de complicidades alrededor de esta actividad ilícita. Además de haber dado vía libre al permanente contrabando y subfacturación de exportaciones agrícolas, en desmedro de las arcas del Estado.
Por otra parte, la empresa belga, ahora favorecida por Milei, es responsable de la emergencia hídrica que azota a la ciudad entrerriana de Victoria. Fruto del dragado excesivo del Río Paraná para la navegación, se fueron depositando sedimentos en el nacimiento de los arroyos afluentes, impidiendo que el agua ingrese a los humedales, y, en este caso, obstruyendo la boca que abastece de agua a la planta potabilizadora de la ciudad. Así las cosas, el control privado de la Hidrovía significa ganancias siderales para los pulpos granarios y los narcos, y penurias para el pueblo.
Es necesario poner fin a este esquema de saqueo y narcocriminalidad por medio de la nacionalización bajo control obrero de la Hidrovía del Paraná, de los puertos, de la flota mercante y del comercio exterior en su conjunto.
Sofía Hart
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