domingo, noviembre 06, 2011

No cesa la lucha con la muerte de Alfonso Cano porque la raíz de la guerra es injusticia social y la ocupación de EEUU


El asesinato del comandante de las FARC-EP, Alfonso Cano, en nada ha cambiado la situación del país. Salvo las grandilocuentes expresiones de júbilo de la oligarquía colombiana, ¿alguien del pueblo salió a ”festejar” la muerte del jefe guerrillero? No. Nadie. ¿Qué ganaron? Nada, salvo que el presidente Santos se presente como el ”chacho de la película” que no quiso dialogar con Cano. Lo que demuestra que es una victoria pírrica. Es la más evidente muestra de la incapacidad de la oligarquía para solucionar los problemas del país, problemas por ellos mismos causados.
Nada ha cambiado con el asesinato de Alfonso Cano, sino para peor. Porque hirieron de muerte la esperanza de Paz que todavía tenía el pueblo. Ese pueblo que, a pesar de haber muerto el jefe guerrillero, sigue sufriendo las políticas adelantadas desde el estado. Todo sigue igual, o peor. Ya no hay interlocutor para un eventual proceso de paz, error tremendo cometido por la oligarquía cuyas consecuencias se verán en el futuro. Alfonso Cano había reiterado en los dos últimos años la voluntad indeclinable de paz de la organización que él comandaba junto con el Secretariado Nacional. Su propuesta había caído en el vacío de los oídos sordos oligárquicos. A los ricos, a los oligarcas, no les interesa la Paz. Solo la explotación y la guerra.
Todo sigue igual, o peor. Los estudiantes universitarios, movilizados contra una reforma elitista y neoliberal, no han sido escuchados porque ”el estado es sordo”. Solo escuchan lo que la oligarquía dice, con toda la parafernalia de sus medios de comunicación. Los estudiantes solo reciben desplantes de los círculos de poder, los todopoderosos que ”saben qué les conviene a los estudiantes”. Los todopoderosos que por estar apoltronados en el poder tienen el poder sobre el bien y el mal de los estudiantes. No saben que en la democracia las mayorías se construyen por el diálogo y el disenso.

Nada ha cambiado con el asesinato de Cano, sino para peor. Las poblaciones siguen sufriendo eldesempleo y el subempleo, así se desgañiten desde Bogotá. Siguen padeciendo el hambre que muerde sus estómagos. Sufren la falta de salud y educación, y servicios públicos. Los niños se siguen muriendo a una tasa del 15 por 1.000 nacidos vivos, sin que sepan por qué. Colombia, a pesar de la muerte del comandante Cano, sigue ostentando el ”deshonroso lugar de ser el país de América Latina con la peor distribución del ingreso: en índice GINI es 0,58”. Tampoco Colombia ha alcanzado ninguna de las Metas del Milenio, a las cuales se comprometió.
El invierno sigue azotando las poblaciones ribereñas y no llega la ”ayuda” prometida por el propio presidente, a quien ayer lo vimos exultante por haber matado a un ser humano. Los daminficados del anterior invierno y de este, están sufiendo lo indecible, pero a él eso no lo conmueve, ni siquiera los muertos por el invierno. A él lo mueve es la muerte del mejor guerrillero y del más dispuesto a la Paz. Quizá ayer festejó con whiskey 30 años, jugó una partida de póker, acarició a sus hijos y se acostó con su mujer. Pero no sintió nada de amor. Su sentimiento es el odio.
Los corrompidos politiqueros, uno de los sostenes del presidente, acaban de salir de las elecciones de mitaca. Las mismas vagabunderías en las mismas regiones. Ahí está el partido santista-uribista con 7 parlamentarios en investigaciones por narco-para-política, ahí siga contando ya que llegan al 35% -por lo menos- los parlamentarios comprometidos hasta los tuétanos con el narco-para-militarismo. Delitos de fraude electoral, para hacerse elegir y continuar disfrutando de la ”marrana” estatal. Bandidos que son sostén de otro.
Nada ha cambiado con el asesinato del comandante de las FARC-EP, sino para peor. Nada cambiará. El pueblo sigue y seguirá sufriendo las políticas que dictan los amos yanquis de la oligarquía, ya que hasta allá llega la indignidad de ellos. Nos queda solamente seguir luchando por la Nueva Colombia, para construir una Colombia en paz con justicia social, democracia, libertad, independencia y soberanía nacional. Sabemos que para hacerlo caerán muchísimos más. Guerrilleros y civiles desarmados, sindicalistas, líderes populares. La bestia todavía no está satisfecha. Por ello con ella nadie puede dialogar. Tocará reducirla.
Es con el pueblo con quien construiremos la paz, desechando a los sectores guerreristas que siempre han impuesto la guerra a nuestro pueblo y se la impondremos con todo el derecho que nos da el tener la Razón. NotiColombia Press, desde nuestra civilidad, aportará su granito de arena.

Azalea Robles

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